Por Unidad Socialista de Izquierda

En rigor, el gobierno está consciente que tiene el imperativo de derrotar a los petroleros para proseguir la entrega a las multinacionales y consolidar a la boliburguesía. Tiene claro que necesita derrotar a la clase obrera y al movimiento sindical, ya que es el único sector social que no controla abiertamente, como sí sucede con los Consejos Comunales y con otras organizaciones campesinas y populares. Si lo logra, enterrará la verdadera perspectiva socialista que le imprime la clase trabajadora a los procesos revolucionarios

El gobierno quiere derrotar a los petroleros como primer paso para liquidar la revolución y el verdadero socialismo

El discurso del ministro Ramírez en la Costa Oriental del Lago está directamente relacionado con las amenazas de Chávez de que militarizaría cualquier huelga reivindicativa en las empresas del Estado. Guarda relación con las amenazas a los trabajadores del Metro de Caracas y de las empresas básicas. La represión contra los trabajadores en Falcón, el mismo día que Ramírez insultaba a los trabajadores petroleros, no fue coincidencia. Con sus palabras Ramírez da continuidad al empeño del gobierno de desconocer las contrataciones colectivas ya firmadas, como ha ocurrido en El Metro o en PDVSA Gas, así como evitar la firma de contratos vencidos en el sector público. Las declaraciones de Ramírez son la última agresión, y una de las más sorprendentes, contra los trabajadores, las cuales forman parte de una política antiobrera y antisindical en el marco de la crisis capitalista, por lo que no pueden considerarse de ninguna manera una excepción en la política oficial.

Si logra aplicarle una gran derrota a los trabajadores, el sector social más dinámico hoy en el marco del proceso revolucionario, estaría sepultando la posibilidad de profundizar la revolución, y de esta forma liquidaría una verdadera perspectiva socialista, alejada de la estafa de colaboración de clases y empresas mixtas, que el gobierno nos quiere vender como socialismo.

En resumen, si Ramírez derrota a los petroleros, convirtiéndose esto en el primer paso para derrotar al conjunto de la clase trabajadores, se hundiría el proceso revolucionario, perdiéndose la perspectiva socialista, mediante la consolidación de la nueva boliburguesía junto a sus aliados gubernamentales, de la burguesía tradicional y el imperialismo.

Leyendo las guapetonerías de Ramírez en este contexto, vemos que todo el palabrerío acerca de superar el capitalismo y avanzar hacia el socialismo, es un trapo rojo que oculta los verdaderos objetivos de la burocracia y los nuevos ricos boliburgueses, cuales son la liquidación de las luchas obreras y la regimentación del movimiento obrero a organismos corporativizados al estilo fascista. Ramírez pretendió hacerle campaña a sus alicaídos candidatos patronales en las elecciones venideras de la Futpv, bajo la amenaza de que sólo negociará el contrato colectivo con sus lacayos, y no con quien él considere como un enemigo político. Como "escuálido de nuevo tipo", Ramírez desprecia la fuerza de los trabajadores, tal como hicieron los golpistas en el 2002 cuando lanzaron el sabotaje petrolero. Este contrarrevolucionario cree que a punta de avisos pagados en la prensa nacional, con propaganda de sus lacayos sindicales, va a derrotar la voluntad de los trabajadores de dotarse de una dirección sindical democrática, clasista, revolucionaria, indeclinable en su autonomía.

El ministro reculó: un triunfo de las bases petroleras

Las asambleas de base promovidas por los compañeros de la plancha 1 de CCURA, el pasado miércoles 15 en las principales áreas petroleras del país, repudiaron las palabras agresivas y autoritarias del ministro Rafael Ramírez, lo que obligó a recular. Ahora Ramírez intenta desmentirse a sí mismo, y procura “reinterpretar” lo que dijo, como si los petroleros no tuvieran criterio propio o no supieran leer. Se ve obligado a llamar a sus sindicaleros a suspender la recolección de firmas para la conformación de una comisión negociadora espuria del contrato petrolero.

La realidad es que los trabajadores desde un principio se opusieron a esta recolección de firmas impulsada por el patrono junto a sus lacayos de Voz Obrera Socialista. A pesar de las presiones y chantajes de los sindicaleros y del personal directivo de PDVSA, sabemos que sólo pudieron recoger 1.637 firmas, y 4.156 fueron falsificadas, para un total de 4.990, que no representan ni el 5% de los 100 mil petroleros.

Ante esta evidencia, y la respuesta contundente de los petroleros a sus palabras ofensivas y groseras, el Ministro quiere minimizar su derrota política, esconder la incapacidad de los mercenarios sindicales que le acompañan y negar que dijo lo que sí dijo.

Los trabajadores petroleros derrotarán a la tecno-burocracia

Si Ramírez toma la decisión de continuar involucrándose directamente en el proceso electoral de la federación sindical petrolera, es porque al sector burgués al que representa le desespera la perspectiva de que triunfen los combativos dirigentes de la Plancha 1, quienes son probados revolucionarios, protagonistas de la derrota del sabotaje petrolero, y a quienes nadie puede chantajear o extorsionar para que vendan su autonomía. En cambio Ramírez y sus secuaces tecnócratas y burócratas sindicales, tienen un abundante rabo de paja. Ellos son los que han propiciado la entrega del contrato colectivo del 2007, recurriendo a la represión contra los petroleros que se movilizaron en Anzoátegui en defensa de sus reivindicaciones. Son los burócratas traidores quienes entregaron la Faja del Orinoco a las transnacionales a través de las empresas mixtas, y quienes liquidaron miles de empleos en la Costa Oriental del Lago, manteniendo tercerizados a varios miles más de trabajadores petroleros.

Quedó quedo claro que con la movilización hicimos retroceder por ahora al ministro Ramírez, pero tenemos que seguir alertas y movlizados en todas las áreas para lograr que se llevan a cabo las elecciones de forma democrática y transparente, y para que esta dirección legitimada sea la que discuta el contrato colectivo.

Nada de nombramientos de delegados a dedo. Todos a apoyar la plancha revolucionaria, socialista, y la única verdaderamente independiente, la plancha 1. Todos a rechazar la intimidación y las medidas de terrorismo judicial en contra de los trabajadores, por medio de las cuales se pretende impedir que realicemos asambleas y visitemos las áreas.

Los contrarrevolucionarios no pudieron en el 2002 contra la clase obrera petrolera, y no podrán ahora, aunque se quede ronco el escuálido mayor Ramírez gritando insultos a los trabajadores.

Estamos seguros que todos los atropellos al proceso electoral, el desconocimiento de las organizaciones sindicales, la injerencia y violación de la autonomía y el irrespeto a los trabajadores y su contrato petrolero, serán castigados ejemplarmente por los trabajadores de base en las elecciones sindicales, repudiando a los mercenarios y apoyando al sector clasista y consecuente que defiende los intereses de los petroleros de base.

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