Europa


Por Armando Sosa

Después de unas elecciones amañadas que dieron un nuevo mandato al dictador Alexander Lukashenko, las movilizaciones no han dejado de producirse en este país, a lo largo y ancho del territorio.

"Las protestas no tienen precedentes en su escala, ya que la gente en decenas de ciudades, pueblos e incluso aldeas se ha levantado y pide que Tikhanovskaya, quien tuvo que huir al exilio, sea reconocida como la ganadora de las elecciones presidenciales del domingo (9 de agosto NDLR)". www.bbc.com 9/08/2020

De hecho, estas elecciones, la sexta desde la caída de la URRS y de la independencia en 1991, no han sido sorpresivas desde el punto de vista de los resultados. El denominado “último dictador de Europa” se mueve a manera de equilibrista en el plano internacional, donde hace malabares entre el campo del presidente ruso Vladimir Putin, las potencias de la UE y los E.E.U.U.

A lo interno, una férrea dictadura ha impedido hasta entonces la más mínima disensión. Las purgas, desapariciones, torturas de miembros de la oposición han sido la moneda corriente de este régimen.

La caída de la URSS y ascenso de Lukashenko

El joven Alexander Lukashenko logra tomar el poder en 1994, luego de unas elecciones en las cuales la crisis marcada por la salvaje terapia de shock implementada por los restos de la burocracia estalinista para restaurar el capitalismo en los antiguos estados obreros.

El sector neo burgués liderado por Lukashenko, hizo que de nuevo se nacionalizaran sectores importantes de la economía como la banca y la industria, además de reintroducir el salario mínimo y otras series de medidas. Esto no suponía una vuelta atrás en el sentido que la propiedad volvía a ser parte de la colectividad, si no como en otros países capitalistas en los cuales las empresas estatales permiten a sectores de la burguesía enriquecerse a su costa, fraguando en la mayoría de los casos, negocios que les permiten enriquecerse rápidamente y de esta manera acumular capital.

“El modelo económico único ha podido perdurar gracias a varios factores. Para empezar, la ausencia de privatizaciones masivas y el mantenimiento de métodos organizativos heredados de la época soviética que fueron menos ineficientes de lo esperado han preservado a Bielorrusia de la trampa de los oligarcas que aparecieron en otros países de la CEI. A pesar de un proceso de reforma gradual, el estado sigue controlando la economía, ya sea en términos de empleo o propiedad (49,9% de la economía y 65,7% del sistema bancario en 2014 contra 58, 6% y 78% respectivamente en 2009). Contra todas las expectativas, este control no sofocó toda la competitividad (producción de tractores o camiones) e incluso permitió que floreciera un cierto espíritu empresarial (en el sector de las tecnologías de la información en particular). El modelo económico bielorruso, finalmente, también y sobre todo ha podido mantenerse gracias al alquiler ruso pagado a cambio del apoyo leal de Minsk. Bielorrusia se beneficia de los ingresos relacionados con el tránsito de productos energéticos rusos. También ha negociado acuerdos bilaterales que le permiten importar gas y petróleo de Rusia a precios significativamente más bajos que el mercado y se encarga de su transformación o refinación antes de exportarlos a precios internacionales, liberando así un margen importante. »www.vie-publique.fr 30/06/2019

Este modelo tiene sus límites. Desde el punto de vista económico, las crisis del 2008 como la provocada por la pandemia de la Covid19 han hecho mella en el país. Sumado a esto, el conflicto en Ucrania tampoco ha favorecido la estabilidad del régimen.

“Sin embargo, este modelo bielorruso parece estar llegando a sus límites. El deterioro de las relaciones entre Rusia y Bielorrusia desde la anexión de Crimea, que Minsk se niega a reconocer, ha provocado un descenso significativo del comercio entre los dos países (-62,7% entre 2015 y 2016). , luego un cuestionamiento, por parte de Moscú, de la renta energética. Sin embargo, esto representa casi un tercio de los ingresos presupuestarios del estado bielorruso, lo que resulta en un aumento sin precedentes de la deuda, lo que debilita todo el sistema. Así, la deuda externa de Bielorrusia ha caído del 8% del PIB en 2007 al 38% en 2018. Este deterioro de las cuentas públicas ya ha tenido consecuencias sociales: una serie de subvenciones en beneficio de la mayoría los pobres se han reducido (en cuanto al acceso a la vivienda o la educación superior); se ha aumentado la edad de jubilación; Los despidos fueron pronunciados (especialmente en el sector primario, sobre endeudado), debilitando de facto las bases del contrato social bielorruso. idem

La situación geo política hace que el país ocupe un lugar estratégico en concierto de naciones que se encuentran en el límite de la Europa central y el este del continente.

Esto ha provocado que las potencias imperialistas, tanto de la UE como los Estados Unidos hayan adaptado su política exterior en función de esta situación. Lukashenko ha sido un socio indiscutible de Damas, como lo  fue de Bagdad durante la época de Hussein. Como un equilibrista, el régimen dictatorial busca mantenerse a flote utilizando esta situación como moneda de cambio.

De la condena a las negociaciones “adaptadas”

Bielorrusia no forma parte del Consejo de Europa debido a que en el país la pena de muerte sigue vigente. Las condenas del Consejo y de la UE no han impedido que las negociaciones y tratados con el país sigan su curso.

“En el lado europeo, finalmente, el enfoque ultra-normativo promovido por la Estrategia de Seguridad Europea de 2003 parece haber fracasado. Al fijarse el objetivo de promover la resiliencia incluso más que el de la democracia, la Estrategia global de la UE sobre política exterior y de seguridad (2016) es novedosa. Allana el camino para una cooperación nueva y más eficaz de la que Bielorrusia  podría beneficiarse, especialmente a nivel técnico. www.vie-publique.fr 30/06/2019

Por otro lado, la diplomacia francesa por ejemplo, una de las más fuertes del viejo continente, llama a repensar la nomenclatura  de los países del eje oriental, es decir Bielorrusia, Ucrania, Moldavia y Azerbaiyán.

“Estos "estados intermedios" son ni más ni menos los países socios de la política de Asociación Oriental de la UE. El documento propone que ambas partes definan un "nuevo status quo que todas las partes acuerden" . Los tres países "más avanzados" podrían forjar vínculos económicos con la UEE (y viceversa). La UE, Estados Unidos y Rusia se comprometerían, a través de "garantías de seguridad multilaterales", a renunciar a la fuerza contra estos Estados ya cualquier injerencia en sus asuntos internos. En este marco, Rusia se comprometería a "aceptar (y no socavar) las instituciones euro-atlánticas". Con Occidente, podría delinear "incentivos para 'estados intermedios'" adoptando un marco de integración no alineado www.vie-publique.fr 30/06/2019

 Este principio de “realpolitik” traduce el cinismo de las potencias agrupadas en la UE. Por un lado, denuncian, pero por el otro le abren la puerta, aun con ciertas condiciones al régimen dictatorial.

Esto queda más claro con estas declaraciones

“El principal diplomático de la UE, Josep Borell, advirtió que no se debe permitir que Bielorrusia se convierta en una "segunda Ucrania" y dijo que era necesario tratar con Lukashenko, de 65 años, el líder europeo con más años en el poder.”  www.france24.com 23/08/2020

Si bien este escenario en el cual Bielorrusia pueda convertirse en una nueva Ucrania es posible, aunque en menor grado, el principal temor es que la contestación social y política se salga de las manos y se expanda hacia los países limítrofes, incluyendo Rusia.

El gobierno de Putin ha dado un compás de espera para que su aliado logre desarmar la revuelta antes de enviar sus fuerzas represivas para aplacarla.

La movilización no cede

Luego de casi un mes de intensas movilizaciones y de una salvaje represión, las protestas no ceden ni en su cantidad ni en su intensidad. Los métodos de movilización involucran a sectores obreros, estudiantiles y populares. Los dos primeros han decretado la huelga para enfrentar el fraude electoral y pedir la salida del dictador y su régimen. Los estudiantes que empezaban los cursos el primero de septiembre han sido particularmente reprimidos. Los activistas han sido arrestados dentro de los recintos educativos.

Una de las fábricas más importantes del país, MTZ y MZKT que fabrica camiones y tractores se ha declarado también en huelga. Esto ha valido que los dirigentes hayan sufrido también la represión de la dictadura.

“Serguéi Dilevsky y Olga Kovalkova, arrestados a la entrada de la icónica fábrica de tractores de MTZ, en Minsk, según sus colegas, por haber organizado una huelga ilegal, según las autoridades. Dilevsky es también presidente del Comité de huelga de la fábrica.

Su par de otra importante fábrica, la de producción de vehículos pesados MZKT, Alexander Lavrinovich, fue arrestado este domingo por la policía en momentos en que recogía firmas a favor de una nueva interrupción laboral, informaron a la AFP trabajadores de la planta. El copresidente del Comité de huelga de Belaruskali, empresa productora de potasa, Bokun Anatoli, también fue detenido en esta jornada en Soligorsk, ciudad industrial a unos 135 km al sur de Minsk.” www.dw.com 6/09/2020

Cabe señalar que estos dos sectores, la de maquinaria pesada y agroquímicos son los estandartes de las empresas estatales.

Las dirigentes que encabezaron la papeleta electoral de la oposición han sido forzadas al exilio o bien han sido secuestradas como lo ha sido recientemente María Kolésnikova junto con otros miembros de la coordinadora de la oposición  . Cabe señalar que la política de género de Lukashenko se caracteriza por la más amplia misoginia y homofobia. 

Desde el PSOCA estamos del lado de las masas y el movimiento obrero para lograr que las libertades democráticas sean una realidad en este país agobiado por casi tres décadas de férrea dictadura, sin contar el pasado bajo el régimen estalinista.

Sin embargo, también advertimos sobre las trampas que pueden abrirse para llevar este valeroso movimiento hacia una salida que no responda a las aspiraciones de las masas. Estas no solo son de índole político, sino que también responden al deterioro del nivel de vida, ya de por si precario. Como toda burguesía, Lukashenko ha descargado el peso de la crisis sobre la espalda de los trabajadores. 

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