ESCA
Los trabajadores ante  el fantasma de la crisis interminable del capitalismo

El acontecimiento más importante de la última quincena ha sido, sin lugar a dudas, el recrudecimiento de la crisis del capitalismo. Ha retornado nuevamente como una crisis financiera, que hace temblar a los especuladores Wall Street, pero esta vez con mayores y serias repercusiones en la economía.

Cada crujido en la Bolsa de Valores tiene serias consecuencias para los trabajadores del mundo: aumento del desempleo, baja de los salarios, recortes de la seguridad social, incremento de las jornadas laborales, etc. De nada han servido los miles de millones de dólares que los gobiernos imperialistas han inyectado a sus respectivos sistemas financieros,  no han terminado de tapar un hoyo cuando un nuevo boquete se abre en la podrida nave del capitalismo mundial.

 

El escándalo sobre el endeudamiento de Estados Unidos oculta el hecho de que la primera potencia imperialista del mundo tiene una enorme ventaja sobre el resto de países: financia su enorme deuda interna con los mismos dólares que emite o imprime. Mientras los Estados Unidos sigan siendo la principal economía del mundo e impriman dólares, seguirán financiando su enorme déficit con la moneda de uso internacional que ellos mismo imprimen. En pocas palabras, todos los países del mundo, de una u otra forma, están financiando la deuda interna de Estados Unidos.

Por ello, la nueva potencia capitalista emergente, China, protesta porque como primer comprador de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos, sabe que el imperialismo norteamericano se está quedando con una parte de las ganancias, que son productos de la sobre explotación de los trabajadores chinos. Pero China no tiene escapatoria: no tiene ningún otro país que le compre los bonos del Tesoro de los Estados Unidos, y si lo encuentra, desconocemos con que moneda le pagará los intereses.

Todo lo anterior pone de manifiesto las profundas contradicciones que genera la decadencia del capitalismo, y como el descarrilamiento de la locomotora norteamericana arrastraría todos los vagones al fondo del abismo.

A diferencia de la crisis hace 3 años, en donde el imperialismo norteamericano y europeo pudieron maniobrar con tranquilidad, en esta ocasión si hemos observado las primeras reacciones de la clase trabajadora en las metrópolis imperialistas, como las huelgas generales en Grecia,  las huelgas en España y el surgimiento del movimiento de los Indignados, el cual constituye el primera intento de dar una repuesta revolucionaria.

Todas estas son primeras manifestaciones de un despertar de la clase trabajadora y de los sectores populares que, a pesar de soportar el flagelo del desempleo cada vez masivo, comienza a retomar las tradiciones de lucha de las generaciones anteriores. Los acontecimientos en Londres, en donde se produjo un levantamiento de los jóvenes, los más castigados por la crisis del capitalismo, también ponen de manifiesto que el nivel de vida de las potencias imperialistas viene cayendo en picada. La quema de edificios, el saqueo de los almacenes comerciales en el centro de Londres, era algo inconcebible hasta hace poco.

La crisis tendrá profundas y serias consecuencias en Centroamérica, una región cuya industria ha sido desmantelada por las políticas neoliberales y la aplicación del CAFTA. Los países centroamericanos todavía están experimentado cierto crecimiento en la exportación de productos agrícolas, por el alza de los precios internacionales de los alimentos, pero la crisis acecha a la vuelta de la esquina.

La agudización de la crisis del sistema capitalista confirma, una vez más,  la teoría y el análisis marxista sobre la decadencia del capitalismo y del imperialismo, y como este declive amenaza con llevar a la humanidad hacia la barbarie.

La izquierda y los sindicatos en Centroamérica debemos sacar las lecciones de lo que ocurre. Debemos prepararnos para defender las conquistas más elementales: el derecho al trabajo, a la salud y la educación, etc. La crisis del capitalismo continuará cuesta abajo, debemos de prepararnos para luchar y triunfar.

Hemeroteca

Archivo