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La ofensiva de Trump contra México y la recolonización de América Latina

A escasa semanas de haber sentado en el despacho oval de la Casa Blanca, el presidente Donald Trump, acostumbrado a poses teatrales ante los medios de comunicación, inició una feroz ofensiva contra México y la inmigración ilegal en Estados Unidos.

Trump firmó una orden ejecutiva ordenando construir el muro en la frontera con México, abortando la reunión con Enrique Peña Nieto, el presidente de México. Hasta el momento no se sabe cuánto costará el famoso muro, ni con qué dinero se financiará. El muro físico ya existe en una parte de la frontera entre México y Estados Unidos, pero también existe un monumental muro invisible que detiene a los inmigrantes en la frontera sur de México con Centroamérica. Los gobiernos de Nicaragua y Panamá también han levantado un pequeño pero significativo muro que evita que los migrantes avancen hacia el norte.

Recientemente se ha descubierto que, desde la época de las redadas y deportaciones de Obama, son más los mexicanos que salen de Estados Unidos que los que intentan entrar de manera ilegal. Entonces, el tema de la inmigración ilegal con México es apenas una cobertura ideológica de Trump para avanzar hacia lo central: el tema económico.

El déficit comercial de Estados Unidos en relación a México aumentó de los 60.700 millones de dólares en 2015 a 63,200 millones en 2016. Por eso Trump insiste en que el tratado de libre comercio conocido como NAFTA es injusto y desventajoso para Estados Unidos.

Detrás de esta ofensiva contra la inmigración ilegal en general y contra México en particular, están las enormes presiones del imperialismo norteamericano que pretende doblegar al gobierno de México, obligarlo a renegociar el NAFTA. Canadá ya anunció que dejará a México a su suerte, y que establecerá un tratado bilateral con Estados Unidos.

Esta ofensiva de Trump se produce en momentos en que el gobierno de Peña Nieto, está aplicando planes neoliberales que lo han llevado a aprobar una contra reforma al sistema educativo, iniciar la apertura de las inversiones extranjeras en la industria estatal petrolera, y aplicar ajustes severos a la economía, como el “gasolinazo”.

El gobierno de Peña Nieto es el más neoliberal de todos los gobiernos del PRI, contrario a las tradiciones nacionalistas revolucionarias, herencia de la revolución mexicana. Peña Nieto se ha arrodillado desde el inicio, cuando Trump era aún candidato, al recibirlo como si fuese jefe de Estado.

El gobierno de Peña Nieto, tembloroso, llama a la unidad nacional, y se refugia en los grandes grupos económicos de México para resistir la embestida de Trump en la mesa de negociaciones que ya está en marcha.

Contradictoriamente, la ofensiva de Trump ha despertado el sentimiento nacionalista y antiimperialista de las masas mexicanas. Es difícil anticipar cual será el resultado de la renegociación del NAFTA, pero si el gobierno de México claudica, como lo ha venido haciendo, entonces habrá una furiosa resistencia de las masas trabajadoras, porque cualquier concesión económica al imperialismo norteamericano, saldrá a costa del hambre y la miseria de los mexicanos.

Trump ha comenzado la recolonización de América Latina, arrodillando primero a México, después avanzará con Centroamérica y así sucesivamente. Para devolver la “grandeza” a Estados Unidos, como lo prometió en la campaña electoral, Trump debe recolonizar nuevamente a América Latina, debe de garantizarse el patio trasero, para poder enfrentar posteriormente a China y la Unión Europea, especialmente a Alemania.

Se avecinan años de lucha y del resurgimiento de la lucha antiimperialista en América Latina. Debemos de prepararnos para ello.

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