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¿A dónde va Centroamérica?

El mundo capitalista está en crisis y Centroamérica no es la excepción. La pandemia de coronavirus hizo saltar la crisis económica y social que permanecía oculta. Centroamérica está dividida en dos bloques: El Triángulo Norte de Centroamérica conformado por Guatemala, El Salvador y Honduras, y el Triángulo Sur conformado por Nicaragua, Costa Rica y Panamá.

El Triángulo Norte es una zona en la que los Estados se tambalean, carcomidos por la crisis económica y fiscal, por altos índices de violencia y criminalidad, y por ser el origen de un constante flujo migratorio hacia Estados Unidos. Las caravanas migrantes que salen de Honduras son verdaderas explosiones sociales que saltan hacia el exterior, y que son engrosadas en el camino por habitantes de los países vecinos.

La población de Honduras se empobrece cada vez más, y no le queda otra opción que migrar. Lo mejor del país debe salir a buscar el sustento de sus familiares en otros países, especialmente en Estados Unidos, donde existe una importante colonia de migrantes hondureños.

La situación de Honduras se agrava con la narcodictadura de Juan Orlando Hernández. Es del dominio público que las cupulas de los partidos Liberal y Nacional de Honduras, incluido algunos de sus expresidentes, como Porfirio Lobo, o como su actual presidente, están vinculados directamente a las actividades del narcotráfico y del crimen organizado. Sin lugar a dudas, a pesar de la existencia de bases militares norteamericanas en territorio de Honduras, en los últimos años este país se convirtió en un narco Estado. Muchos de sus altos funcionarios, civiles y policiales, han sido extraditados hacia Estados Unidos, bajo cargos de narcotráfico. Entre ellos un hijo del ex presidente Porfirio Lobo y Tony Hernández, hermano del actual presidente, solo para citar los casos más relevantes.

Existe una inusitada tolerancia de Estados Unidos en relación a Juan Orlando Hernández (JOH), a pesar que los medios de comunicación norteamericanos han señalado que la Fiscalía de Nueva York tiene pruebas de la colaboración de JOH con el narcotráfico. Mientras tanto, la población de Honduras, desesperada, sueña que los helicópteros norteamericanos se llevarán preso a JOH, algo que difícilmente ocurrirá. En realidad, existe una protección de Estados Unidos en los hechos, mientras JOH cumpla a pies juntillas los planes de Estados Unidos.

Una situación de declive social ocurre en El Salvador, país que sufre un estancamiento crónico de su economía. El Estado a duras penas sobrevive con endeudamiento externo. En los hechos, El Salvador es el país más golpeado de Centroamérica. El surgimiento del fenómeno populista de Nayib Bukele es una expresión directa de esta desesperación de un sector de las masas populares, que, en la búsqueda de encontrar una salida de la crisis, terminaron creyendo en el discurso populista barato de Bukele.

Guatemala, sigue siendo el país con mejor situación económica, pero el edificio comienza a agrietarse rápidamente. Guatemala, igual que el resto de países del Triángulo Norte, comienza a depender cada vez más de las remesas, es decir, de esos migrantes que se marchan, y que ahora son detenidos y apaleados por el Ejército y la Policía.

Costa Rica sufre una crisis sin precedentes. Aunque la economía todavía no ha llegado a los límites de Honduras o El Salvador, ha sufrido una caída histórica que se refleja en el deterioro del nivel de vida. La decadencia de Costa Rica se refleja en el afán del gobierno de Carlos Alvarado de reducir al mínimo las conquistas históricas de los empleados públicos, los patos de la fiesta.

Panamá vive una situación parecida, con una crisis económica que no tiene antecedentes inmediatos. Los niveles de vida han caído bruscamente, y solo el temor a la pandemia ha impedido luchas masivas contra la crisis, pero este dique no durara mucho tiempo

La dictadura nicaragüense, después de haber aplastado la rebelión popular de abril del 2018, parece la más estable, pero esto solo es apariencia. Nicaragua es gobernando con mano de hierro que mantiene a raya a las masas populares, pero en la menor oportunidad estas volverán a explotar, porque la crisis económica golpea a amplios sectores sociales.

Centroamérica acumula tensiones sociales que más temprano que tarde se reflejaran en luchas de los trabajadores y una creciente inestabilidad política.

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