reforma

Por Gerson de la Rosa

El día miércoles 12 de enero del presente año, los diputados del Congreso Nacional han aprobado reformas al artículo 5 de la Constitución de Honduras. La acción emprendida por el gobierno ilegitimo de Porfirio Lobo Sosa ha levantado una serie de reacciones dentro de la sociedad hondureña; como habría de esperarse los sectores más conservadores se han pronunciado en contra de la misma, por otra parte, sectores más progresistas observan la acción como positiva para abrirle paso a nuevas reformas o a una nueva Constitución. Precisamente esas son las reacciones que esperan los golpistas, pero no debemos olvidar que las reformas maquilladas son una de las tantas trampas impuestas por la oligarquía y la burguesía que emprendió el golpe de Estado a una sociedad que ha reclamado la refundación nacional a través de la instalación de una asamblea nacional Constituyente.

Pretenden robarnos las banderas de lucha

En diversas ocasiones hemos manifestado que una de las causas fundamentales del golpe de Estado en contra del gobierno de José Manuel Zelaya Rosales era prevenir la reforma a la Constitución para su posterior reelección, es decir, que el golpe era de carácter preventivo para evitar la reformas emprendidas por Zelaya y de esa manera asegurar el estatus quo y la alternabilidad en el ejercicio del poder por parte del partido liberal y su contraparte el partido nacional.

Las intensas movilizaciones y la destabilización del régimen han sido una de las principales preocupaciones de los sectores oligárquicos, por lo que emprender reformas desde la cúpula sin el consentimiento del pueblo ha sido una de sus orientaciones políticas. Los ejes principales de la población en resistencia era la refundación a través de una nueva Constitución, sin embargo, no es lo mismo lograr una modificación radical del régimen a través de un proceso de movilización permanente y de insurrección popular que introducir algunas modificaciones emprendidas y diseñadas por los mismos golpistas al régimen democrático burgués.

Existen diferencias diametralmente opuestas, la primera es modificar las estructuras del sistema político por un sistema diseñado por las mayorías, en una palabra: es cambiar las estructuras actuales por un modelo político incluyente y participativo. Lo otro, es introducir algunos cambios para logar la existencia del actual sistema. Algunos pueden decir, los cambios son buenos y necesarios, y es cierto, no nos oponemos, pero cuando los cambios no significan una mejoría para las mayorías debemos alertar sobre la trampa impuesta.

La reforma al artículo 5 no es un hecho aislado, responde a una estrategia muy bien diseñada por la oligarquía y la burguesía nacional. Al retomar las banderas de la resistencia ganan en imagen y recuperan la credibilidad perdida tras el golpe de Estado y las intensas violaciones a los derechos humanos. El régimen ilegitimo de Porfirio Lobo requiere maquillar y darle otra cara a su gobierno, es por ello que se publicita como el gobierno de unidad y de reconciliación nacional, el que impulsa el fortalecimiento a la institucionalidad democrática y el respeto a los derechos humanos, él que aboga por el retorno de Zelaya y la convivencia de clases. No obstante, no debemos olvidar que Porfirio Lobo fue el que junto a su bancada avalo el golpe de Estado, esto más, que ha estado detrás de los secuestros y asesinatos de líderes gremiales y sindicales. Sin dejar a un lado el presente inmediato, el que asesta golpes contra los trabajadores, medidas fiscales contra el pueblo e introduce la desindexación del salario mínimo en contra de los trabajadores de la educación y la salud. Lo cierto es, que las reformas no aseguran un cambio radical en el régimen y mucho menos en la realidad social del pueblo de Honduras.

Un pequeño análisis de la reforma

El ARTÍCULO 5 reformado manifiesta lo siguiente: El gobierno del Estado debe sustentarse en los principios de la soberanía popular, la autodeterminación de los pueblos y la democracia participativa, de los cuales se deriva la integración nacional, la estabilidad política y la paz social.

Para fortalecer la democracia participativa se instituyen como mecanismos de participación popular, el referéndum y el plebiscito. El referéndum y el plebiscito podrán hacerse a nivel municipal, subregional, regional, departamental y nacional.

Tienen iniciativa para convocar a plebiscito o referéndum:

1)Al menos diez 10 Diputados del Congreso Nacional. 2)  El Presidente de la República en resolución de Consejo de Secretarios de Estado, y; 3)  Al menos el dos por ciento (2%) de los ciudadanos, inscritos en el Censo Nacional Electoral.

Corresponde únicamente al Tribunal Supremo Electoral dirigir las consultas a los ciudadanos.

Como podemos observar, se introduce la figura del plebiscito y el referéndum como mecanismos de consulta, sin embargo la institución encargada del mismo es el Tribunal Supremo Electoral. Es decir, son los mismos golpistas que introducirán las modificaciones, dado que al final ellos imponen la manera y la forma en que se desarrollarán las consultas. Por otro lado, nadie puede asegurar procesos transparentes, si se atrevieron a violentar el modelo democrático y ultrajar la misma Constitución que ellos mismo edificaron, como asegurar honestidad y procesos transparentes. De igual forma, son los mismos diputados golpistas junto al Presidente de la República los que pueden proponer la consulta, resulta evidente que un gran porcentaje de la población hondureña no impondrá ninguna agenda, habrá que ver cuales son las trabas que impone el Tribunal Supremo Electoral para la convocatoria del Plebiscito o referéndum.

Fracciones y pugnas interburguesas

Como podemos observar, las reformas fueron aprobadas con algunas contradicciones entre las distintas fracciones o tendencias del partido nacional y liberal. El ex presidente del Congreso Nacional durante el gobierno ilegitimo de Roberto Michelleti, “…José Alfredo Saavedra, reiteró que la bancada del Partido Liberal, a excepción de tres diputados, votarán contra las reformas a la Constitución de Honduras que pretendan trastocar los artículos pétreos.”[1] De igual manera señalo: “..estamos con un sí a la reforma del contenido del artículo 5 para volver flexible el plebiscito y referéndum en contra total de atentar contra los artículos pétreos, sobre todo en función del tema de la reelección presidencial porque consideramos(...) que en definitiva, los temas nacionales que necesitan la atención de todos, es la extrema pobreza, la inseguridad, problemas educativos, problemas migratorios y sobre todo la falta de generación de empleo".[2]

En esa dirección, dentro del mismo partido nacional, por cierto quien ha impulsado la reforma ha mostrado desacuerdos y diferencias en cuanto a la reforma. Las diferencias en el nacionalismo frente a la reforma del artículo 5 de la Constitución son cada vez más evidentes, según revelaciones del presidente del Comité Central del Partido Nacional el Alcalde golpista Ricardo Álvarez. “En la moción del Partido Nacional se manifiesta un irrestricto apoyo a la reforma del artículo 5 para que el plebiscito y el referéndum sean convertidos en figuras más fuertes para que la gente tenga oportunidad de opinar sobre más temas. Pero según Álvarez, la base del nacionalismo no respalda que esas figuras permitan modificar artículos pétreos para aprobar la reelección presidencial.”[3]

Para evidenciar las diferencias y las contradicciones entre los distintos grupos de poder el Presidente del Congreso Nacional Juan Orlando Hernández “…aseveró que en el Congreso "no hay voluntad" para aprobar la reelección, según consultas que ha hecho con parlamentarios de los diferentes partidos que componen el Legislativo.”[4]

La reforma al artículo Nº 5 de la Constitución de la República generó una serie de opiniones, algunas individuales y otras de carácter institucional. Varios diputados del Congreso Nacional expusieron su posición, que no precisamente coincidió con la línea política del partido al cual pertenecen. Lo anterior evidencia la necesidad de no modificar el artículo 374 de la Constitución, el cual aprobaría  la reelección presidencial. La avaricia de poder y de control económico de la burguesía se manifiesta en las distintas reacciones de sus distintos agentes; tanto Juan Orlando Hernández como Ricardo Álvarez tienen aspiraciones de ser Presidentes de la nación, o las distintas reacciones de los diputados liberales es congruente con la forma de gobierno impuesta por la Constituyente de 1982, ya que una posible reelección suprimiría la alternabilidad en el ejercicio del poder político y del control económico del erario público. No es casual que Germán Leitzelar haya manifestado que los pétreos son intocables y que cualquier reforma al artículo 5 en ningún momento implica una reforma al artículo 374.

La movilización el camino de la refundación

Este panorama de contradicciones  ha generado mucha confusión, es muy probable que diversos sectores de la sociedad hondureña miren de buena manera la reforma, sin embargo es nuestra obligación manifestarles que las acciones emprendidas son una de las tantas trampas tendidas por los golpistas. El régimen de Porfirio Lobo no es progresista ni de naturaleza distinta que al de Michelleti. Los mecanismos emprendidos buscan confundir y tender una cortina de humo sobre su verdadera esencia; solo la movilización permanente nos garantizará los verdaderos cambios, es decir las transformaciones que requiere la sociedad hondureña.



[1] http://www.elheraldo.hn/Ediciones/2011/01/12/Noticias/CN-aprobo-reformas-a-Constitucion-de-Honduras?nomobile=1 (con acceso el 13 de enero de 2011)

[2] Ibidem,

[3] http://www.elheraldo.hn/Al%20Frente/Ediciones/2011/01/13/Noticias/Juguemos-limpio-pide-Ricardo-Alvarez (con acceso el 13 de enero de 2011)

[4] http://www.elheraldo.hn/Al%20Frente/Ediciones/2011/01/11/Noticias/Reforma-no-es-para-beneficiar-a-alguien-con-la-reeleccion-Juan-Orlando-Hernandez (Con acceso el 13 de enero de 2011)

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