Por Gerson de la Rosa

Los Acuerdos de Cartagena aseguraron el retorno de Zelaya a Honduras y contribuyeron, bajo la venía del propio Coordinador General y de la dirección política del FNRP, a  estabilizar la situación de gran ascenso revolucionario de las masas, abierta con la lucha contra el golpe de Estado. Esta política conciliadora y de estrechas alianzas con el régimen de Porfirio Lobo, permitió  la estabilización del gobierno y a blanquear el golpe de Estado. Esta es una verdad incuestionable.

Antes del retorno de Zelaya, la burguesía y la oligarquía nacional habían logrado derrotar  de forma pacifica a  las masas en resistencia  e imponer y consolidar al gobierno de Lobo Sosa, tras un fraudulento y espurio proceso electoral. Evidentemente, la colaboración de Zelaya y de la dirección del FNRP al privilegiar el proceso de negociación política en las alturas por encima de la lucha y la movilización, determinó el proceso de dejar como única opción la participación electoral.

Las intenciones de Zelaya siempre fueron claras:  presionar para después negociar. Tras el exilio mantuvo posiciones críticas y de un profundo cuestionamiento con el gobierno de Porfirio Lobo, sin embargo a su retorno ha bajado la intensidad de su discurso y ha abogado para lograr la reconciliación para la unidad nacional.

Paladín de la reconciliación

En carta enviada a Porfirio Lobo, Zelaya dijo: “He visto con simpatía y solidaridad los esfuerzos que Usted ha hecho en pro de la reconciliación nacional, y además, reconozco el acompañamiento de amigos de Honduras plasmados en diversos y valiosos esfuerzos de dialogo, el ultimo de los cuales es el Acuerdo de Reconciliación, suscrito en Cartagena, que debe culminar en que Honduras alcance la reconciliación, factor esencial para el ejercicio pleno de su soberanía en sus asuntos internos.

Usted, Presidente y yo, ex Presidente, hemos militado en partidos políticos distintos , históricamente diferentes, pero ambos tenemos el honor de ser hondureños y olanchanos; somos herederos de una larga tradición democrática que nos legaron patriotas como Alfonso Guillén Zelaya, Manuel Cálix Herrera, Froylan Turcios, Medardo Mejía y muchos otros que, incluso hoy, nos siguen dando muestras de lo que significan la dignidad y el orgullo nacional. Si bien las discrepancias políticas son saludables para el sistema democrático, la reconciliación es un imperativo supremo para la unidad nacional, la convivencia armónica y el progreso de nuestro pueblo.”

Con esas palabras, el Coordinador General -defenestrado del poder a través de un golpe de Estado, por cierto, donde Porfirio Lobo actuó de forma directa y su participación fue decisiva para mantener el statu quo incólume- se dirige al espurio gobernante. Resulta evidente, que estas palabras de elogio, son congruentes con el giro político del Ex Presidente y de su proyecto electoral, donde de ninguna manera, pretende alterar el orden de lo establecido, o la miseria imperante en nuestro país, siempre en aras de asegurar su participación  en el próximo proceso electoral.

El desmembramiento del FNRP y el reacomodo ante las elecciones

José Manuel Zelaya ha apostado con todo a la participación de su nuevo partido político en el terreno electoral, claro, asegurando una parte del caudal del Partido Liberal y  de las bases obreras y populares del FNRP. Para ello ha modificado el nombre de la organización política, esto por diversas razones, pero la más importante a nuestro juicio, es la de modificar la naturaleza combativa y subversiva del FNRP por algo menos incitador meno ofensivo, por ello ha inventado el nombre de LIBRE (Libertad y Refundación).

Estaba muy claro que las corrientes burguesas que acompañan a Zelaya no pretenden apostarle a un proyecto electoral que diluya su propia naturaleza de clase, y que les de un tinte de izquierdistas subversivos. Por eso nunca quisieron salir con las siglas del FNRP, además que había resistencia de las bases a semejante manipulación.

Aunque debemos decirlo, el cambio de nombre tiene que ver con esa imperiosa necesidad de vincular amplias corrientes del liberalismo, y de esa manera generar una fuerza aglutinante en el próximo proceso electoral, es poco probable que la candidata presidencial Xiomara Castro pueda hacerle frente a las candidaturas de los partidos tradicionales, y otras nuevas alternativas que se están fabricando a última hora como la candidatura de Nasralla.

Evidentemente, la jugada de Zelaya es introducir diputados al Congreso Nacional y desde allí emprender el proceso de reforma constitucional, o de convocatoria a una Asamblea Constituyente amarrada y negociada desde las alturas, para echar correr su candidatura.

Ahora el FNRP es como un gigante con dos cabezas: una oportunista y electorera llamada LIBRE y otra de lucha en las calles que se llama propiamente FNRP. Esta dicotomía puede atentar contra el futuro del propio FNRP.

¿Qué es Libertad y Refundación?

Sí hay una manera de sintetizar una definición que nos acerque a una caracterización precisa de este partido político, tendríamos que decir: el partido político Libertad y Refundación (LIBRE), es un poco más de lo mismo. Es cierto, que algunos intelectuales y corrientes vanguardistas ven con optimismo al nuevo partido político, pero en realidad el nuevo partido  no representa los intereses políticos de las grandes capas de oprimidos y explotados del país. Una cosa es luchar contra el golpe de Estado y otra es constituir una alternativa de gobierno, que debe tener un claro programa de reivindicaciones sociales.

La razón fundamental de esta organización política llamada LIBRE es, abandonar las luchas populares en las calles, y volcarse estrictamente a la toma del poder por la “vía democrática”, como si las transformaciones profundas se realizan desde las corruptas y antidemocráticas instituciones del Estado, es decir, sin romper con la institucionalidad burguesa.

Aunque en su discurso, Zelaya menciona que LIBRE es el brazo político del FNRP, en los hechos sigue siendo el mismo Frente Amplio de resistencia Popular (FAPER). El cambio no nombre o siglas, ni las posturas moderadas, no garantizan que Zelaya pueda atraer otras corrientes políticas para lograr algún grado de incidencia en el proceso electoral.

Pero esta maniobra política de Zelaya ha arrastrado a la mayor parte de la dirigencia y organizaciones sindicales y populares a la ilusión que entre más amplias las alianzas y menos radical el programa político, mayores oportunidades de acceder al poder por la vía electoral, dejando a un lado los objetivos fundamentales por los cuales surgió el FNRP como es la lucha por la democratización de Honduras.

Otra creación: Fuerza de Refundación Popular

Recientemente, el diario La Tribuna informaba, que: El Partido Libre ya cuenta en sus filas con cinco corrientes internas para participar en las próximas elecciones internas del 2012 y posteriormente competir en las elecciones generales de noviembre del 2013. Para tomar esa determinación, ayer debió reunirse la dirigencia del FNRP a nivel nacional, donde hubo deliberación para llegar a un punto coincidente y lograr darle el nombre al nuevo movimiento como Fuerza de Refundación Popular.” (La Tribuna, 15/10/2011)

Parece que Zelaya está creando su propio laberinto, al crear nuevas siglas y proyectos que no reflejan las ansiadas alianzas electorales. La bifurcación del FNRP fue una maniobra para incursionar dentro del proceso electoral, por cierto controlado por la institucionalidad golpista. Primero creó el FAPER, después LIBRE, y recientemente ha creado una corriente interna dentro de esta última organización, como preparando la cama para la cohabitación con otras corrientes burgueses, que por cierto no aparecen ni parecen estar interesadas en una alianza con el caudillo liberal.

Lo único cierto es que estamos ante el ocaso del FNRP como organización combativa, amplia y democrática, donde miles de hondureños depositaron su confianza ante la necesidad de transformar las podridas estructuras del Estado.

¿Por qué algunos sectores de la izquierda le besan la mano a Zelaya?

Durante este proceso de estrangulamiento del proyecto original del FNRP, las voces críticas han empezado a extinguirse. Algunas organizaciones – no todos, claro está-- y compañeros del Espacio Refundacional han iniciado un proceso de acercamiento gradual, de miraditas y flirteos, de dialogo con el  ex presidente José Manuel Zelaya. Situación que observamos con profunda preocupación, dado los cantos de sirena electorales están orillando al Espacio Refundacional a tomar acuerdos electorales sin establecer un consenso sobre el Programa y los métodos de elección de los candidatos. Por cierto, el Espacio Refundacional es el único sector que ha resistido a la desviación oportunista de la dirección del FNRP.

En diversas ocasiones, el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) ha manifestado que no nos oponemos a participar en el terreno electoral, pero debemos hacerlo con un Programa de Lucha que sirva para movilizar al pueblo trabajador contra  los planes de ajuste y de miseria del gobierno. Participar en elecciones sin una clara estrategia revolucionaria es caer en la trampa de las grandes elites y de las cúpulas empresariales que controlan el Estado y que oprimen al pueblo hondureño.

Algunas organizaciones de izquierda han empezado a ceder de forma ingenua ante la seducción de la participación política electoral, ven en el proceso una increíble oportunidad de obtener una diputación o cargo de elección popular. Sin embargo, no valoran la manera antidemocrática en la que Zelaya y sus seguidores están planificando la repartición de las candidaturas. Sin duda alguna, esta escogencia de candidatos, la manzana de las futuras discordias, no se hará en Asambleas democráticas y no se otorgará a dirigentes honestos y combativos, gran parte de estas, sino que seguramente serán distribuidas entre los representantes del zelayismo.

Impulsemos candidaturas independientes

Es por todo lo anterior, que desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) hemos hecho un llamados a todos los sectores del Frente Nacional de Resistencia Popular, y al mismo Espacio Refundacional a que reeditemos la experiencia de las candidaturas independientes. Estas deben ser representadas por luchadores electos democráticamente en asambleas populares. Por otro lado, estas candidaturas deben ser impulsadas desde un Programa de Lucha que le haga frente a la embestida económica del gobierno

Entre otras cosas,  en este Programa de Lucha debemos abogar por un aumento general de salarios de acorde al alto costo de vida, defensa de la educación pública, el establecimiento de una Asamblea Nacional Constituyente que refunde el país en beneficio de las grandes mayorías, defensa de las conquistas sociales y los estatutos gremiales, realizar una reforma profunda a la antidemocrática ley electoral, y mantener el proyecto original del FNRP.

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