Mao Tse Tung saluda al presidente Richard Nixon en Pekin, 1972

Por José René Tamariz

La Revolución China de 1949

China era gran un país por su extensión territorial y su gran población, pero era una nación semicolonial y semifeudal, en donde los diversos imperialismos, imponían sus tratados onerosos, y, los terratenientes en conjunto con la burguesía controlaban la mayor parte de la tierra, la economía y la política, mientras la mayoría de la población padecía de terribles hambrunas, epidemias y pobreza. De acuerdo con diferentes fuentes documentales “Hasta 1949 China fue un país atrasado: el problema alimentario no estaba resuelto, y las epidemias (cólera, peste, paludismo, etc era muy frecuentes. El 75% de las tierras estaba en manos de una oligarquía de grandes terratenientes, no existían comunicaciones modernas y la subordinación al capital extranjero era absoluta. La base de la economía consistía en una agricultura arcaica, totalmente insuficiente para cubrir las necesidades alimenticias mínimas de la población. Esa era la causa de las frecuentes epidemias y de un malestar que, a veces, se traducía en estallidos revolucionarios. Según cálculos de la ONU, la renta per cápita era 5% de la de Francia y la mitad de la de la India. La industria concentrada en las grandes ciudades, pesaba muy poco en el conjunto nacional. En las fábricas, en 1941, la jornada laboral era de 12 horas y el trabajo de las mujeres y niños legal”. (La Enciclopedia, volumen 4, página 3108 y 3109).

Esas condiciones miserables de la población de china y de semi colonización de China, fueron los factores que posibilitaron la realización de la revolución de 1949, acaudillada por el partido comunista chino, bajo la dirección del “gran timonel” Mao Tse-Tung. La revolución china fue, esencialmente, campesina no obrera, dado que el peso mayoritario era de los campesinos. Es importante señalar que dicha revolución se hizo en contra de la burocracia stalinista. De acuerdo con el historiador Hobsbawn “Así, por ejemplo, la URSS no sentía grandes deseos de que los comunistas tomaran el poder en China, pero eso fue lo que sucedió a pesar de todo”. (Hobsbawn, 2022: 231). En los informes de la Internacional Comunista no aparecía China y el colmo fue que el embajador soviético huyó con los nacionalistas hacia Cantón. Según el historiador en mención “… “…Todavía en abril de 1949, al abandonar Chiang Kai-shek su capital, Nanking, el embajador soviético -el único entre todo el cuerpo diplomático- se unió a él en su retirada hacia Cantón. Seis meses más tarde, Mao proclamaba la República Popular”. (Ídem).

La revolución china fue un grandísimo paso y avance del movimiento revolucionario y popular a nivel mundial, ya que se derrotó a las fuerzas nacionalistas de la derecha, encabezada por Chiang Kai-shek, y del imperialismo en una gran nación y en el país más poblado de la Tierra. El triunfo revolucionario en China se realiza a pesar y en contra de las desastrosas políticas de Stalin y su camarilla, unas veces oportunistas y otras ultraizquierdistas. Mao Tse-Tung, dirigente indiscutible de la revolución china, reivindicaba a Stalin y, por ende, era un stalinista que no conocía el marxismo, además era un provinciano que nunca había salido de China, excepto después del triunfo revolucionario cuando viajó a la exURSS. El mismo Mao así lo reconoce cuando escribía que “Fue a través de los rusos que los chinos encontraron el marxismo. Antes de la Revolución de Octubre, los chinos no sólo desconocían a Lenin y Stalin, sino que ni siquiera conocían a Marx y Engels…”. (Tse-Tung, Mao: Sobre la dictadura democrática popular. Página 439). Por tanto, Mao era un “comunista” nacionalistas que, lejos de apoyarse en el marxismo, se nutría de eruditos chinos, tales como Sun Tzu, incluso Confucio y otros intelectuales caseros.

Por tanto, Mao y la dirección del Partido Comunista Chino (PCCh), seguía a pie juntillas la línea de la Internacional Comunista (IC), liderada por Stalin. Hasta el último momento, Mao intentó aplicar la política stalinista de formar gobierno conjunto con sectores de la “burguesía nacional”, pero la realidad es que esa burguesía, con el triunfo de la revolución, había huido con los nacionalistas a Taiwán. Fue tan profundo el triunfo de la revolución china que el ejército nacionalista, derrotado, huyó a esa isla junto a los restos de la burguesía y demás clases reaccionarias. Entonces, Mao y el PCCh, tuvo que proclamar la República Democrática Popular China el 1 de octubre de 1949. Posteriormente, Mao y el PCCH, en los años 50 se vio obligado a profundizar la reforma agraria, iniciada en ciertas zonas en 1947, así como realizar la nacionalización de los medios de producción, establecer el monopolio del comercio exterior y establecer un conjunto de medidas progresivas que condujeron a China hacia una sociedad post capitalista. Siguiendo el modelo de la antigua ex URSS, en China se planificaron y realizaron los denominados planes quinquenales.

Relaciones y Conflicto con la ex URSS

La URSS, después del triunfo de la revolución china en 1949, le dio asistencia material, militar, financiera y asesoría en diversos campos a China. Sin embargo, las relaciones amistosas entre ambos gobiernos duro muy pocos años. “… A partir de 1956, el rápido deterioro de las relaciones con la Unión Soviética, que concluyó con la ruptura entre ambas potencias comunistas en el año 1960, condujo a la retirada de la importante ayuda técnica y material de Moscú…”. (Hobsbawn, 2022: 464). Las causas de la ruptura entre esas dos potencias se producen por diversas razones.

Mao visitó Moscú en diciembre de 1949, es decir, a dos meses de haber tomado el poder en China. Su intención de viajar a la ex URSS era establecer una alianza con la Unión Soviética. Inicialmente, Stalin no quería realizar dicha alianza con Mao, ya que planteaba que bastaba el contenido de la antigua alianza que había establecido con Chiang Kai-shek, derrotado por la revolución china. Sin embargo “Después de un mes de negociaciones, Stalin cedió y aceptó un tratado de alianza. Así y todo, insistió en que Dalian y Lushun tenían que seguir como bases soviéticas hasta que se firmara un tratado de paz con Japón. Moscú y Pekín acordaron finalmente un Tratado de Amistad, Alianza y Asistencia Mutua el 14 de febrero de 1950. En él se estipulaba lo que buscaba Mao y lo que Stalin había querido evitar: un compromiso de asistencia mutua en caso de conflicto con una tercera potencia. En teoría, el pacto obligaba a China a ayudar globalmente a la Unión Soviética. En la práctica, proporcionaba a Mao protección en caso de que se agravaran una serie de problemas en ciernes”. (Kissinger, 2017: 135). Más adelante, Kissinger plantea que “China tenía que pagar un precio muy alto: la minería, el ferrocarril y otras concesiones en Manchuria y en Xiajiang; el reconocimiento de la independencia de Mongolia Exterior; la utilización por parte de la Unión Soviética del puerto Dalian y el uso, hasta 1952, de la base naval de Lushun. Unos años después, Mao seguía quejándose con amargura a Jruschov sobre el intento de Stalin de establecer “semicolonias” en China a través de estas concesiones”. (Ídem).

Entre los años 1956 hasta 1963 se produjeron diferencias entre Moscú y Pekín por diferentes temas tanto nacionales como internacionales. No obstante “En este estado de cosas, en 1963 se puede considerar producida la ruptura de las relaciones entre el PCCh y el PCUS, tras la firma de un tratado entre la URSS y Estados Unidos sobre pruebas nucleares y la Conferencia de los partidos comunistas en Moscú, en la que ambos partidos se intercambiaron duras acusaciones. Mao llegó incluso a afirmar que “en la URSS había sido restaurado el capitalismo” y que ésta se había tornado en “social-imperialista”. (Sierra, Ander: La ruptura de las relaciones sino-soviéticas: causas y consecuencias. Diciembre 7, 2021).

Mao no aceptó ser miembro del pacto de Varsovia creado en el año 1955 por la Unión Soviética como una contraparte de la OTAN. China, más bien se incorporó al denominado Movimiento de Países No Alineados (MPNA). Al final, después de múltiples diferencias entre la dirigencia china y soviética, se produce la ruptura entre ambos. La realidad es que Mao nunca aceptó estar bajo el control y órbita de la Unión Soviética, mantuvo su independencia, ya que él y el PCCh habían realizado la revolución china contra las orientaciones de la burocracia stalinista. Además, que dirigía un gran país con la población más grande de la Tierra y, por ende, era demasiado grande para dejarse controlar por la ex URSS tal como hacía ésta con los demás países del bloque socialista.

En una versión dada por Deng Xiaoping a unos estudiantes de Estados Unidos al respecto de su ruptura con la ex URSS señala que “Otro aspecto de autosuficiencia es depender de nuestros ahorros y no pedir prestado dinero a tercero. En una ocasión tuvimos que pedir prestado mucho dinero a la Unión Soviética, y fuimos acumulando una deuda con ellos. Después, la Unión Soviética trató de controlarnos a través de la deuda. Querían convertirnos en un país satélite de Europa del Este. Así que rompimos con ellos”. (Lampton, David: Adónde va China. Editorial Stella Maris S.., 2015, España. Página 71). 

Relaciones de China y los Estados Unidos

En julio de 1971 una delegación de los Estados Unidos, encabezada por Henry Kissinger, visitó China en total secreto para iniciar las conversaciones con Mao y Zhou, presidente de la República Popular China y primer ministro, respectivamente, para establecer relaciones entre ambas naciones después de más de 20 años de interrupción. Posteriormente, siete meses después, en el año 1972, Richard Nixon, presidente de la República de Estados Unidos, visita China para negociar con Mao el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y demás entre los dos gobiernos.

El producto final de esa visita a China y de las negociaciones de Nixon con Mao fue el denominado “Comunicado de Shanghái” en el que se abordaron diversos temas y en él se plantea el reconocimiento, por parte de Estados Unidos, de la “política de una sola China”. En ese comunicado se señala que “La parte de Estados Unidos declara: Estados Unidos reconoce que todos los chinos de un lado y otro del estrecho de Taiwan afirma n que no hay más que una China y que Taiwan forma parte de ella. El gobierno de Estados Unidos no discute esta postura. Reafirma su interés en un acuerdo pacífico sobre la cuestión de Taiwan llevado a cabo por los propios chinos. Teniendo en cuenta esta perspectiva, ratifica el objetivo final de la retirada de todas las fuerzas e instalaciones militares estadounidenses de Taiwan. Mientras tanto, irá reduciendo las fuerzas e instalaciones militares de Taiwan a medida que disminuya la tensión en la zona”. (Kissinger, 2017: 288). A su vez con ese reconocimiento, los Estados Unidos abandonan su posición de más de veinte años de reconocer a al gobierno de Taiwan como el “legítimo” gobierno de toda China.

Como resultado de esas conversaciones y de otras posteriores, surge una especie de “semialianza” entre el gobierno de Mao y el imperialismo de Estados Unidos para contrarrestar el poder de la Unión Soviética a la cual el “gran timonel” veía como un gran peligro. Referente a lo anterior, Kissinger plantea que “Tras la visita de Nixon a China, surgió una sociedad que no respondía a los compromisos que se incluían en los documentos. Aquello no fue ni siquiera una alianza táctica basada en acuerdos informales. Se trató más bien de una semialianza, nacida de los acuerdos que surgieron en las conversaciones con Mao -en febrero y noviembre de 1973- y de las largas reuniones con Zhou, tras interminables horas en 1973. A partir de entonces, Pekín ya no pretendió limitar o controlar la proyección del poder estadounidense, como había hecho antes de la visita del presidente Nixon. Por el contrario, la meta declarada por China fue la de contar con Estados Unidos como contrapeso respecto al “oso polar” por medio de un plan estratégico explícito”. (Kissinger, 2017: 293). El adjetivo “oso polar” se refiere a la ex URSS.

Sin duda alguna, las negociaciones del gobierno de los Estados con el gobierno de China y su posterior restablecimiento de relaciones diplomáticas y otras, tenían como objetivo central ganarse un gran aliado del bloque comunista para debilitar el poder soviético en el terreno internacional, y, a su vez, hacer un contrapeso y rebalanceo del poder mundial de los Estados Unidos.

El Desarrollo Económico, Social, Militar y Científico-Tecnológico de China

Aunque la revolución china de 1949 y su posterior desarrollo condujo a muchos progresos en diversos campos, tales como la unificación nacional de China; el aumento de la producción de cereales en más de un 70% entre los años 1949 y 1956; el incremento de la producción de acero de forma artesanal; el crecimiento económico en general; la creación de guarderías comunales y comedores que liberaban a las mujeres de los oficios domésticos y del cuido de sus hijos y otras medidas progresivas, sin embargo, las políticas equivocadas de Mao denominadas “gran salto adelante” (industrialización y colectivización) y la “revolución cultural” que duró diez años condujeron a terribles penalidades y grandes retrocesos de la población china, así como grandes purgas dentro del Partido Comunista Chino (PCCh). La primera política condujo a una grande y espantosa hambruna que mató a unos 40 millones de chinos. Se considera la mayor hambruna del siglo XX.

Por su parte, durante la segunda política “… Mao Tse-tung alcanzó su clímax durante la “revolución cultural” de 1966-1976, una campaña contra la cultura, la educación y la intelectualidad sin parangón en la historia del siglo XX. Cerró prácticamente la educación secundaria y universitaria durante diez años; interrumpió la práctica de la música clásica (occidental) y de otros tipos de música, destruyendo los instrumentos allí donde era necesario, redujo el repertorio nacional de cine y teatro a media docena de obras políticamente correctas (a juicio de la esposa del Gran Timonel, que había sido una actriz cinematográfica de segunda fila en Shanghái), las cuales se repetían hasta el infinito…”. (Hobsbawn, 2022: 500). Miles de intelectuales y miembros del PCCH fueron obligados a realizar trabajos físicos en el campo para ser “regenerados”. De acuerdo con estadísticas chinas, se calcula que, entre 1969 y 1970, apenas había unos 48 mil estudiantes universitarios, 23 mil en instituciones de educación técnica, 15 mil estudiantes en educación y cuatro mil estudiantes de ciencias naturales en un país que, en ese momento, tenía 830 millones de habitantes, es decir, apenas un 0,01 % de la población total.

Después de la muerte de Mao en el año 1976 y, previamente, el regreso, rehabilitación y ascenso de Deng Xiaoping, este personaje se convirtió en el artífice de las reformas económicas (liberalización y apertura) que iniciaron y desarrollaron las políticas de mercado que condujeron al actual capitalismo de Estado que existe en China. Mao, rehabilitó a Deng y, en vida aún del “gran timonel”, inició y, posteriormente, desarrolló lo que denominó “el socialismo con características chinas” o también “un país, dos sistemas” en donde pueden coexistir el “sistema socialista” y el “sistema capitalista”. Sin embargo, esa es una utopía burocrática inexistente. En realidad, China es un país con un sistema de capitalismo de Estado, dirigido por el Partido Comunista Chino (PCCh)

Deng Xiaoping, con su política de apertura, liberalización y desarrollo del capitalismo de Estado, haciendo grandes concesiones al capital extranjero, principalmente a empresas de los Estados Unidos, permitió el desarrollo económico, social, científico-tecnológico y militar de China. Es necesario mencionar que Deng fue dos veces purgado (1966 y 1976) (1966 y 1976) por Mao. En la segunda purga, no fue encarcelado porque fue protegido por el Ejército Popular de Liberación (EPL) en sus bases militares de Pekín y el sur del país. Tras la muerte de Mao, asume el poder, de forma temporal, Hua Guofeng, pero, poco a poco, comenzó a perder poder en la medida que ascendía Deng y en 1981 dimite de sus cargos, pasando a manos de Xiaoping. Deng en 1978, retomando la política de su predecesor, Zhou Enlai, lanzó oficialmente las denominadas “cuatro modernizaciones” en la agricultura, industria, defensa nacional, ciencia y tecnología.

En la agricultura se eliminan las comunas agrícolas y se produce la extensión de las parcelas privadas. En la industria se elimina la política de autosuficiencia económica, convirtiendo a “… China en un destino para la inversión directa extranjera (IDE) y el empleo de capital extranjero para construir plataformas manufactureras y de ensamblaje en zonas costeras elegidas por sus condiciones favorables para producir exportaciones, y, por tanto, ganar en divisa extranjera. Esto no tardaría en implicar el desarrollo de Zonas Especiales Económicas (ZEE) en las provincias de Fujian y Guangdong (Shantou, Xiamen. Shenzhen, y Zhuhai), así como el desarrollo de un interesante experimento de gobernanza (democrática) en Shekou. Las políticas económicas y administrativas relacionadas con las cuatro ZEE se difundieron en varios puntos geográficos en la década de 1980: la apertura en Shanghái a principios de los años noventa fue un paso muy notable en esa dirección”. (Lampton, 2015: 59). Al mismo tiempo, se terminó la fijación de precios; se otorgaron incentivos económicos a trabajadores; se dio libertad para la fijación de los salarios, así como para la contratación y despidos de trabajadores. En 1980 China se incorpora al FMI y al BM y, por ende, se otorgaban los préstamos extranjeros al país. En 2001 se incorpora a la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Producto de esa política aperturista y liberalización China experimenta, inicialmente, un gran cambio en su estructura económica, ya que “En cuanto a la evolución de la propiedad privada, en 1977 los campesinos seguían habitando en comunas y la actividad industrial era casi en su totalidad un sector del Estado. En cambio, en 2009, las empresas propiedad del estado (EPE) sumaban sólo un 11,5 por ciento de la producción nacional bruta, sólo un 8,1% de las ganancias y un simple 10 por ciento del empleo industrial -mientras que consumían la desproporcionada cifra de un 31 por ciento de inversión. Por otro lado, lo que el Banco Mundial llama “empresas privadas puras” sumaban el 29,6 por ciento de la producción nacional bruta, un 28 por ciento de beneficios y un 33,7 por ciento de la mano de obra industrial, mientras que obtenía sólo un 21 por ciento de la inversión total”. (Lampton, 2015: 68).

Más adelante, ese autor plantea que “Volviendo a la estructura de la economía china, en 1978, el 28 por ciento del PIB procedía de las industrias primarias (básicamente la agricultura), un 48 por ciento de la industria secundaria (manufactura) y un bajísimo 24 por ciento de empresas terciarias (servicios). En 2008, la industria primaria como porcentaje del PIB había descendido a un 11 por ciento, la industria secundaria conservaba su 48 por ciento, y la terciaria había crecido a un 40 por ciento (llegando a un 43 por ciento a mediados del año 2012)”. (Ídem). Es en ese período de tiempo que a China se le conocía como la “fábrica del mundo” y “locomotora mundial”, ya que en el país se ensamblaba y producía todo tipo de productos. Para el año 2021, la estructura económica de China era: 7,1% del PIB en agricultura, silvicultura y pesca, el 39% en industria y el 53% en servicios. Actualmente, la situación ha cambiado mucho, puesto que China se ha especializado en la elaboración de muchos productos tecnológicos y tecnología avanzada. Sobre el progreso y desarrollo de tecnología avanzada en China y el conflicto con el imperialismo estadounidense sobre ese tema nos referiremos en otro apartado, así como también sobre el tema militar.

Por otro lado, es importante destacar que China creció, de forma sostenida, a más del 10% en tres décadas. En el decenio 1981-1990 el crecimiento del PIB chino fue del 9,36%; en la década de 1991-2000 el PIB creció el 10,54% y en el decenio 2001-2010 su crecimiento fue del 10,55%. Es decir, que desde el año 1981 al 2010 el PIB chino tuvo un crecimiento del 10,15%.  Sin embargo, ya para el período del 2011-2020 el crecimiento del PIB chino se redujo al 6,83%. La economía china, en este último decenio, experimenta un proceso de desaceleración. No obstante, a pesar de todo y de la pandemia, se crecimiento es mucho mayor que en los demás países imperialistas o desarrollados. En el año 2021 y el 2022, el PIB de China fue del 8,5% y 3%, respectivamente. Sacando un promedio de ambos años de la presente década se obtiene un promedio de 5,75%, lo cual indica una tendencia al proceso de ralentización y de agotamiento del modelo chino, ya que, tanto por las contradicciones internas de su desarrollo y crecimiento interno acumulado como por sus conflictos y contradicciones con los imperialismos estadounidense, europeo y otros, están conduciendo a ese país a sus límites de crecimiento y, eventualmente, a crisis y retrocesos.

Otros hitos logrados por China en su crecimiento económico y desarrollo se encuentran los siguientes: en el año 2009 se convierte en el principal país exportador, desplazando a Alemania; en 2010, se transformó en la segunda economía del mundo, desplazando a Japón y su PIB es 17,3 billones de dólares, sólo superado por el PIB de Estados Unidos que es de 23 billones de dólares; en el 2014, se convirtió en el más grande receptor de inversión extranjera directa (IED); en el año 2015, fue el país que más enviaba IED al extranjero.

En el terreno de la ciencia y tecnología, China, mediante el apoyo del Banco Mundial (BM), envió a miles de chinos a estudiar a las universidades de los Estados Unidos para convertirlos en ingenieros y especialistas en ciencia y tecnología. Veamos. “… En 1978 había cincuenta estudiantes chinos en el primer contingente que llegó a los EE.UU.; en 1984, esa cifra había aumentado a 14.000; en el curso académico de 2010-2011, China tenía 157.558 estudiantes matriculados en universidades y centros de educación superior en EE.UU.; y en el curso académico de 2011-2012, la cifra había aumentado otro 23% hasta alcanzar los 194.029 estudiantes”. (Lampton, 2015: 54). Por otra parte, Deng reabrió las universidades que, prácticamente, fueron cerradas durante la “revolución cultural”, pasando de 165.000 estudiantes en 1978 a 5,3 millones de estudiantes en el 2009.

Por otra parte, en el terreno social China ha logrado hitos históricos mundiales únicos en la reducción de la pobreza. Más de 850 millones de personas salieron de la pobreza, constituyendo el 70% de la disminución de la pobreza mundial, mientras que para el año 2021, el gobierno chino declaró oficialmente que se había eliminado la pobreza extrema en el país. La esperanza de vida en China pasó de 76,9 años en 2015 a 78,8 años en 2023. La tasa de mortalidad materna se redujo de un 26,1% por cada 100 mil personas al 16,1% en 2021.  La mortalidad infantil pasó de la tasa de 10,3 por cada 100 mil nacimientos al 5,0 por cada 100 mil.

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