Por José René Tamariz

El Actual Conflicto entre China y Estados Unidos

Cuando China y Estados Unidos reestablecen sus relaciones el comercio entre ambos países era minúsculo. Es así que “En la época de la muerte del dirigente comunista, el comercio de Estados Unidos con China sumaba 336 millones de dólares, cifra ligeramente inferior a la del comercio de Estados Unidos con Honduras y una décima parte de la de este país con Taiwan, que contaba aproximadamente con 1,6 por ciento de la población de China”. (Kissinger, 2017: 348). Producto de la apertura y reforma de Deng y de la política de los Estados Unidos de explotar un nuevo y grandísimo gran mercado, tanto por su gigantesca mano de obra barata y otras ventajas, al fin de la década de los años 90 “… el comercio entre los Estados Unidos y China se había cuadruplicado, y las exportaciones de este país a Estados Unidos se habían multiplicado por siete. Las multinacionales estadounidenses consideraban que China era un elemento básico para sus estrategias comerciales, tanto como lugar de producción como, cada vez más, mercado monetario a título propio. China, por su parte, invertía reservas en efectivo, que crecían día a día, en bonos del Tesoro estadounidense (en 2008 iba a convertirse en el principal titular extranjero de deuda de los Estados Unidos)”. (Ídem)

El desarrollo vertiginoso de China en diferentes ámbitos, pero especialmente en tecnología avanzada, ha creado un creciente y fuerte conflicto con los Estados Unidos. Actualmente “La escalada de la tensión entre los Estados Unidos y China es una realidad. Washington y Pekín se encuentran involucrados en una guerra comercial cuyo epicentro reside entre los sectores económicos, tecnológicos y de defensa. Desde el veto de Huawei impulsado por el expresidente Donal Trump, los ataques y represalias n han dejado de surgir desde ambos bandos”. (xataca.com, 20 de julio de 2023). Asimismo, los Estados Unidos, desde la administración Trump, ha sancionado muchas empresas de diversos sectores a las cuales se le ha impuesto la prohibición de inversión en ese país, así como también se les ha aumentado los aranceles.

Más recientemente, la administración Biden, ha avanzado mucho más en las sanciones contra China, pero principalmente, en el sector de alta y avanzada tecnología como los semiconductores, inteligencia artificial y ordenadores cuánticos. Según el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos la prohibición de invertir, ya sea por parte de sus empresas y de países aliados, en esas ramas tecnológicas en “países de interés” (China, Hong Kong, Macao) tiene como objetivo “defender la seguridad nacional estadounidense protegiendo tecnologías críticas para la próxima generación de innovaciones militares”. (www.ambito.com, 9 de agosto de 2023).

Por su parte, China como respuesta a esas prohibiciones y sanciones de los Estados Unidos prohibió “Las exportaciones chinas de dos minerales raros esenciales para la fabricación de semiconductores se redujeron a cero en agosto, un mes después de que Beijing impusiera restricciones a las ventas al exterior alegando motivos de seguridad nacional”. (CNN, 22 de septiembre de 2023). Es importante destacar que China produce el 80% y 60% del galio y germanio en el mundo, respectivamente. Los golpes y contragolpes están en curso y desarrollo entre los Estados Unidos y China.

Sin duda algunas, toda esa política de prohibiciones y sanciones contra China por parte de los Estados Unidos tiene el objetivo de contención del avance y desarrollo y, eventual primacía y hegemonía mundial, de China respecto a ese imperio en proceso de decadencia. En su Estrategia de Seguridad Nacional el gobierno de los Estados Unidos plantea que “Nos proponemos competir de manera eficaz con la República Popular China, que representa el único competidor que tiene la intención y, cada vez más la capacidad de redefinir el orden internacional, y al mismo tiempo contener a una Rusia peligrosa”. (U.S. DEPARTMENT of STATE. Ficha informativa: Estrategia de Seguridad Nacional del gobierno Biden-Harris. 12 de octubre de 2022). 

De esa “estrategia de seguridad” y, por ende, de la caracterización de China (único competidor con intención y capacidad de redefinir el orden internacional) que hace los Estados Unidos se han derivado todas las políticas de prohibiciones y sanciones contra el emergente imperio chino, sus empresas, diversos sectores y funcionarios. En realidad, el imperio estadounidense no se propone “competir” de forma “leal y sana” o de tú a tú con China, sino que lo hace violando todas las normas del mercado, imponiendo medidas punitivas y represivas contra el mercado, avance y desarrollo de del emergente imperio chino. Esa política de “contención” hacia China por parte de los Estados Unidos tiene como uno de los trasfondos tratar de impedir la utilización de las tecnologías avanzadas en China para usos militares, ya que teme quedar rezagado en uno de los sectores estratégicos en donde tiene supremacía y hegemonía mundial.

Al respecto de la cuestión militar, los Estados Unidos invierten masivamente en “Un sector militar estadounidense poderoso… haciendo frente a las agresiones, disuadiendo los conflictos, proyectando fortaleza y protegiendo al pueblo estadounidense y sus intereses económicos. Estamos modernizando nuestras fuerzas militares, promoviendo tecnologías avanzadas e invirtiendo en nuestro personal de defensa para que Estados Unidos esté en mejores condiciones de defender nuestra patria, nuestros aliados, nuestros socios e intereses en el extranjero, así como nuestros valores en el mundo”. (Ídem).

Por otra parte, el conflicto y roces entre los Estados y China se manifiesta y produce en la denominada región Indo-Pacífico. El objetivo del imperio yanqui es contrarrestar y reducir la influencia de China en esa estratégica región del mundo. Ese conflicto se extiende también en relación al proyecto estratégico de China conocido como “franja y ruta de la seda” lanzada en el año 2013. Recientemente, frente a ese gran proyecto chino los “Estados Unidos y la UE han anunciado … la puesta en marcha de dos nuevos proyectos, el Corredor Económico India-Oriente Próximo-Europa y el Corredor Transafricano, ambos enmarcados dentro de la Asociación para la Infraestructura y la Inversión Globales puesta en marcha hace dos años”. (elEconomista.es. 9 de septiembre de 2023). 

El primer gran proyecto conjunto imperialista es la conexión por tierra y mar de Europa con Oriente Medio Próximo e India. El segundo proyecto público-privado interimperialista será la construcción de una nueva línea férrea desde el puerto occidental de Angola, República Democrática del Congo, Zambia y hasta el océano Índico. No se conocen los detalles de inversión de esos dos megaproyectos de los Estados Unidos y la Unión Europea, ni las fechas de inicio. En todo caso, lo que se puede señalar es que están muy rezagados respecto al gran megaproyecto de la “nueva ruta de la seda” chino que inicio desde el año 2013 y lleva 10 años de avances y en proceso de ejecución.   

De otro lado, es importante y necesario mencionar el rol de liderazgo a nivel mundial que ha venido jugando y ejerciendo Cina, como un fuerte contrapeso al poder de los Estados Unidos. Por ejemplo, mediante el rol de mediador jugado por el gobierno de China para el restablecimiento de las relaciones entre Irán y Arabia Saudita. Algunos analistas, referente a ese papel de China sostienen que “… Lo relevante, sin embargo, es que retrata la consolidación de China como mediadora en asuntos globales y subraya la pérdida de peso de los Estados Unidos en la región”. (La Nación, 27 de abril de 2023). 

Los chinos, retomando de forma simultánea la concepción de “sistema-mundo” (núcleo-periferia) de Immanuel Wallerstein y de los “tres mundos” de Mao, los readaptan y reactualizan, planteando que “El surgimiento de un nuevo sistema-mundo y la profundización de la cooperación Sur-Sur permitirá a China: entrar en la vanguardia de la economía y la política mundiales; reunir recursos globales para construir un sistema internacional de “tres anillos”; aliviar las presiones internacionales; y romper los cercos. Tras más de cuarenta años de Reforma y Apertura, China debe ajustar su comprensión de la “Apertura” y lograr un nuevo avance en su pensamiento sobre las relaciones exteriores. Por supuesto, siempre que sea posible, China debe esforzarse por mantener la cooperación con Occidente. Mientras éste no opte por enemistarse completamente con China, no debemos renunciar a encontrarnos con ellos a mitad de camino”. (Yawen, Cheng: Construyendo los “nuevos tres anillos: la opción de China ante un posible desacoplamiento total. 22 de mayo de 2023. Tomado de ESPALMARX. Investigador y director de doctorado en la Escuela de Relaciones Internacionales y Asuntos Públicos de la Universidad de Estudios Internacionales de Shanghái).

El concepto de Mao de los “tres mundos”, año 1974, incluía a Estados Unidos y la Unión Soviética en el primer mundo; Europa y Japón, en el segundo mundo y los países subdesarrollados en el tercer mundo. Ahora, los denominados “tres anillos” están conformados de la siguiente manera. El “primer anillo” está formado por Oriente Medio, Asia Central y Oriental (conectada con recursos financieros del mundo y China y la división internacional del trabajo con los países de esa región); el “segundo anillo” está conformado por Asia, África y América Latina (materias primas, bienes industriales y la ayuda de China debe dirigirse preferentemente a esos países) y el “tercer anillo” corresponde a los países desarrollados o industrializados (comercio de bienes industriales, tecnología y conocimientos). El planteamiento de “un nuevo sistema internacional de “tres anillos” de China es congruente con todas sus políticas audaces de iniciativas, megaproyectos, inversiones y relaciones, en todos los ámbitos, con los países de diferentes continentes, principalmente, con los del “anillo” uno y dos.

Como se puede observar, el orden de los “tres mundos” y “tres anillos” se invirtieron, exceptuando a la extinta Unión Soviética. Los chinos, al restablecer sus relaciones con los Estados Unidos, utilizando sus contradicciones y conflicto con el ex URSS, priorizaron y aprovecharon muy hábilmente sus vínculos con el “primer mundo” para su gran crecimiento económico, industrial, tecnológico, social e incluso militar. Es cierto que esa priorización le costo realizar ingentes concesiones materiales a Estados Unidos y occidente. Actualmente y desde hace algún tiempo, China, debido a su gran capacidad económica y sed de materias primas para su desarrollo y expansión, ha privilegiado y priorizado sus vínculos, a todos los niveles, con los países del primer y segundo “anillos”.

China, como parte de su planteamiento y estrategia de los “tres anillos” ha venido construyendo una serie de proyectos, iniciativas y alianzas. Dentro de ese marco se inscribe la construcción del bloque o grupo BRICS y su reciente ampliación a Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Irán, Etiopía, Egipto y Argentina. Dentro de ese marco también se encuentran las denominadas “Iniciativa de Seguridad Global” y la “Iniciativa para el Desarrollo Global” y el Acuerdo Integral de Asociación Económica Regional (RCEP). Asimismo, se encuentra la fundación y operación del Banco Asiático de Infraestructura e Inversiones y el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), como contraparte del Banco Mundial (BM), con sede en el centro económico de China, Shanghái, así como otras iniciativas de mediación y demás. Ha creado swaps de divisas con diversos países y acordado el pago entre países en yuanes como mecanismo de prescindir del dólar como moneda de intercambio comercial, en la búsqueda de su sustitución en la medida de sus alcances. La visión estratégica de parte de China en la construcción de un “nuevo orden internacional”, convirtiéndose como actor principal, basado en la conformación de los “tres nuevos anillos” está orientado y direccionado por el eventual total “desacoplamiento” de los Estados Unidos y los países occidentales de China. De cara a ese eventual acontecimiento, también China ha reforzados sus vínculos económicos y alianza militar con Rusia. La alianza de China con Rusia obedece a que los chinos temen que, en algún momento, de su conflicto con los Estados Unidos se vea sometido a las sanciones a que está siendo sometida Rusia por la guerra contra Ucrania.

Las Diferencias de la Guerra Fría entre los EEUU y la ex URSS y entre los EEUU y China

Sin duda alguna, las contradicciones y conflicto actuales con las consecuencias de “guerra comercial, tecnológica y la lucha por el dominio en Asia” nos llevan a plantear que existe una reedición, pero en otros planos, de una nueva “guerra fría” entre los Estados Unidos y China. Sin embargo, existen claras diferencias entre la primera guerra fría (Estados Unidos y Unión Soviética) y esta segunda versión (Estados Unidos y China). Veamos.

En el caso de la primera “La singularidad de la guerra fría estribaba en que, objetivamente hablando, n había ningún peligro inminente de guerra mundial. Más aún: pese a la retórica apocalíptica de ambos bandos, sobre todo del lado norteamericano, los gobiernos de ambas superpotencias aceptaron el reparto global de fuerzas establecido al final de l segunda guerra mundial, lo que suponía un equilibrio de poderes muy desiguales pero indiscutido. La URSS dominaba o ejercía una influencia preponderante en una parte del globo: la zona ocupada por el ejército rojo y otras fuerzas armadas comunistas al final de la guerra, sin intentar extender más allá su esfera de influencia por la fuerza de las armas. Estados Unidos controlaban y dominaban el resto del mundo capitalista, además del hemisferio occidental y los océanos, asumiendo los restos de la vieja hegemonía imperial de las antiguas potencias coloniales. En contrapartida, no intervenía en la zona aceptada como hegemonía soviética”. (Hobsbawn, 2022: 230 y 231). Sin embargo, las superpotencias se enfrentaron militarmente, de forma indirecta, en conflictos militares regionales como, por ejemplo, Vietnam, la crisis de los misiles soviéticos en Cuba, Nicaragua y otros lugares.

La segunda guerra fría en curso, no está basada en acuerdos formales como la primera, sino que se produce por el arrollador ascenso de China como superpotencia en abierto desafío al poder dominante y hegemónico mundial de los Estados Unidos. El imperialismo estadounidense realiza y ejecuta todas las medidas a su alcance y que su poder le brinda para la “contención” del poder de China, pero el problema es que este país y su gran desarrollo en general es demasiado grande para “contenerla” actualmente. Otro punto conflictivo entre ambas superpotencias es alrededor de Taiwán y la eventual reunificación forzosa de esa isla por parte de China. Entonces, esta nueva versión de segunda guerra fría gira alrededor de la lucha por la hegemonía mundial entre una superpotencia en ascenso y otra superpotencia aún hegemónica, pero en proceso de sostenido de declive y decadencia, tanto nacional como internacionalmente. Por ejemplo, recientemente, la agencia de calificación crediticia Fitch Ratings rebajó la calificación de EE.UU. de AAA a AA+ debido al sobreendeudamiento y enfrentamientos sobre el aumento del límite de la deuda, a pesar de haberse resuelto ese problema en el Congreso de ese país. Asimismo, es evidente que los Estados Unidos han perdido influencia entre muchos países en el mundo.

Por otra parte, debido a la guerra de Rusia contra Ucrania y la guerra fría en curso entre los Estados Unidos y China los países y bloques tienen una carrera frenética por rearmarse. Como parte de esas situaciones conflictivas los “… Estados Unidos, Europa y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se están rearmando, como casi todos en Medio Oriente y Asia, incluido Japón, que ha iniciado su mayor acumulación de fuerza militar en décadas”. (La Nación, 6 de enero de 2023). Alemania se ha rearmado de forma masiva, al grado de convertirse en la tercera y más grande potencia militar del mundo, después de China y Estados Unidos.

El rearme masivo del bloque imperialista (Estados Unidos, Unión Europea y Japón), tanto en armamento a todos los niveles (tierra, mar y aire) como en tropas, no es para tener guardado semejantes arsenales de armas sino para utilizarlos en eventuales guerras regionales que se prevén en los centros de los países imperialistas. El nivel del rearme europeo militar actual se encuentra a los mismos niveles de la guerra fría o bien los ha superado.

Por otra parte, según el documento de estrategia de la OTAN “La Federación Rusa es la amenaza más importante y directa para la seguridad de los aliados y para la paz y la estabilidad de la zona euroatlántica. Procura establecer esferas de influencia y control directo mediante la coacción, subversión, la agresión y la anexión…”. Y, más adelante, ese mismo documento señala que “Las ambiciones declaradas y las políticas coercitivas de la República Popular China (RPC) ponen en peligro nuestros intereses, nuestra seguridad y nuestros valores. La República Popular China emplea una amplia gama de instrumentos políticos, económicos y militares para ampliar su presencia en el mundo y proyectar poder, al tiempo que mantiene la opacidad sobre su estrategia, sus intenciones y su rearme militar… La RPC aspira a controlar sectores tecnológicos e industriales clave, infraestructuras esenciales y materiales y cadena de suministro estratégicos. Utiliza su ventaja económica para crear dependencias estratégicas y aumentar su influencia… La profundización de la asociación estratégica entre la República Popular China y la Federación Rusa, y sus intentos de socavar el orden internacional basado en reglas, que resultan en el reforzamiento mutuo, son contrarios a nuestros valores e intereses”. (OTAN 2022: CONCEPTO ESTRATÉGICO).

Como se puede observar, las posiciones de los bloques de países enfrentados por el control y hegemonía del mundo, así como el establecimiento de un nuevo orden internacional, están bien claros en los documentos de “estrategias” tanto de los Estados Unidos como de la OTAN. Por su lado, el Partido Comunista Chino (PCCh) en su 20° congreso realizado en el octubre del año 2022 delineó su política en el terreno militar al plantear que “El presidente Xi Jinping ordenó que las fuerzas armadas acabaran su proceso de modernización para 2035. Según dice, Pekín debería convertirse en una potencia militar de “clase mundial” capaz de “pelear y ganar guerras”, para 2049”. (BBC NEWS MUNDO). De acuerdo con esas informaciones, China se está preparando de forma acelerada en el terreno militar para llegar un ejército con la capacidad de luchar, realizar y ganar guerras cuando el país celebre los 100 años de revolución. Sin embargo, ese objetivo estratégico de China podría tener, en algún momento, alteraciones en caso de choques imprevistos con los Estados Unidos. El caso de Taiwan, con maniobras y contramaniobras militares de gran envergadura de los ejércitos de China y Estados Unidos en el estrecho de ese país y mar meridional, podrían derivar en enfrentamientos inesperados entre ambos países con consecuencias imprevistos.

Por otra parte, según “Los estrategas del Departamento de Defensa aseguran que China quiere transformar el Ejército de Popular de Liberación en una “herramienta militar creíble” para el año 2027. Pero en el documento de este año revela que será en 2049 cuando el gigante asiático tendrá la capacidad de intimidar y de luchar contra las Fuerzas Armadas de Estados Unidos de igual a igual. La modernización de su sistema de armas, la expansión de las bases militares y las capacidades de guerra avanzadas son el objetivo marcado por Pekín, sostiene EEUU”. (La Razón 25 Internacional, 12 de mayo de 2022). En ese mismo artículo, se plantea que el “nuevo concepto operativo central” de China es la “guerra de precisión multidominio” o “guerra híbrida”.

Más adelante se sostiene que “Los mandos militares estadounidense han asegurado que lo que más les preocupa de su rival es… que China triplicará con creces su arsenal de ojivas nucleares hasta llegar a la simbólica cifra de 1.500 unidades para 2035. Actualmente se cree que dispone de unas 400 ojivas después de haber doblado la cantidad en tan solo un año, muy por debajo de las 3.750 armas nucleares de Estados Unidos. China se ha negado hasta el momento a adherirse a las negociaciones en las que participan Rusia y China sobre el control de armas y condiciona su presencia a que las dos potencias con los arsenales más grandes del mundo reduzcan primero su inventario nuclear”. (Ídem). Es evidente que China pretende alcanzar una paridad de armas nucleares con los Estados Unidos para tener la capacidad no sólo de disuasión sino también de pelear, eventualmente, contra los Estados Unidos en condiciones de igualdad nucleares. Asimismo, China está incrementando a todos los niveles sus capacidades militares, sus lanzadores de misiles balísticos intercontinentales pasó de 100 a 300 en 2022; los lanzadores para armas de alcance intermedio pasaron de 200 a 250; sus barcos de guerra son de 340, mayor que los de EE.UU; aumento de destructores de misiles guiados Tipo-52D Luyang III; cruceros de misiles guiado tipo 055; aumento de la flota de submarinos de varios tipos a 70; incremento de la fuerza aérea con motores WS-10 y WS-20, cazas J-10 y J-20; aumento de sistemas de armas hipersónicas y la construcción de nuevas base militares en diferentes países. 

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