Por Leonardo Ixim

El poderoso sindicato United Auto Workers (UAW) inició el pasado 15 de septiembre una huelga en la industria automotriz norteamericana que afecta los tres principales monopolios de la fabricación de automotores, Ford, General Motor y Stellantis, amenazando con extenderse a Tesla, fabricante de autos eléctricos donde los trabajadores han estado exigiendo el derecho a la libre sindicalización.

El alto costo de la vida, producto de la escalada inflacionaria, afecta desigualmente al trabajador, pues, por ejemplo, tan solo en el primer trimestre estas empresas ganaron 20 mil millones de dólares. Esto obligó a UAW a aprobar en agosto una huelga con el 95 por ciento de apoyo de los afiliados; este sindicato tiene en su militancia a 150 mil trabajadores.

A esto se suma una serie de huelgas tan solo este año, como la de guionistas y actores de Hollywood, la primera en ese sector en más de 40 años, quienes acaban de lograr un acuerdo provisional. También está la de los mensajeros de la empresa de paquetería UPS, la de los trabajadores de la industria hotelera en Los Ángeles. Generando, según el periódico pro capital financiero Wall Street Jornal, tan solo en agosto pérdidas por 400 mil millones de dólares.

Las demandas del UAW

Estas demandas, calificadas como audaces y fundamentales para comenzar a revertir décadas de retroceso de conquistas en el sector, son las siguientes: En cuanto al salario, la exigencia es de un aumento del 40%, igualando así al aumento que han recibido los ejecutivos de las empresas durante el periodo de vigencia del último contrato; además exigen una reducción de la jornada laboral de 40 a 32 horas semanales sin reducción salarial; también revertir el retroceso sufrido por el sector con la introducción de un sistema de estamentos que hizo que los nuevos contratados tengan salarios más bajos y no tuvieran beneficios de salud y pensiones de retiro, es decir poner fin a un nivel inferior de salario y prestaciones para los trabajadores contratados desde 2007, conocido como COLA por sus siglas en inglés

Finalmente, exigen que se implemente una cláusula de ajuste salarial de acuerdo al costo de vida, pues debido a la inflación, los salarios reales han disminuido en los últimos años, incluso cuando las empresas registraron beneficios récord o casi récord, los sueldos de los directores ejecutivos de los fabricantes de automóviles aumentaron hasta un 40% y los precios de los automóviles se dispararon a máximos históricos.

A largo plazo según CNN, “uno de los principales problemas que subyacen a las negociaciones es la preocupación del sindicato por la pérdida de puestos de trabajo y el cierre de plantas. El sindicato (cita este medio) dice que han cerrado 65 plantas en lo que va del siglo, debido a una combinación de automatización, subcontratación y pérdida de cuota de mercado a favor de los fabricantes de automóviles no sindicados (…)  al sindicato le preocupa que los planes de los fabricantes de invertir decenas de miles de millones de dólares cada uno, para pasar de los coches de gasolina tradicionales a una gama de vehículos totalmente eléctricos, les cueste más puestos de trabajo en el futuro (https://cnnespanol.cnn.com/2023/09/15/huelga-general-motors-ford-stellantis-trax/)

A UAW, sigue citando este medio, le preocupa: “Que se necesitan menos horas de trabajo para ensamblar los vehículos eléctricos que los de gasolina, porque tienen menos piezas móviles. Los fabricantes de automóviles se apresuran a construir una serie de plantas para ensamblar las enormes baterías de los vehículos eléctricos que alimentarán los nuevos coches, pero tienen previsto pagar salarios significativamente más bajos que los pagados a los trabajadores de la UAW en las plantas de motores y transmisiones que estarían en peligro con el cambio a los vehículos eléctricos” (Ídem).

Las Características de esta huelga

La huelga inició en tres plantas en Wentzila, Missouri, de General Motors, en Toledo, Ohio, de Stellantis, en Wayne, Michigan, de Ford; estas se sumaron a otras huelgas que habían iniciado previamente en Tuscaloosa, Alabama, de Mercedes Benz (dedicado a la producción de autopartes) y Pottsoun Pensilvania, de la empresa Dometic, también ocupada en la fabricación de autopartes. Estas huelgas han llevado a 13 mil trabajadores a la huelga, sin embargo, los trabajadores de la planta de Ford retornaron a sus labores, ante el compromiso de la patronal de iniciar negociaciones, algo que las otras empresas no han accedido; un gesto de buena voluntad de parte del sindicato que se puede volver en una forma debilidad, si la patronal de ese monopolio lo usa como forma de retardar y no acceder a las demandas del sindicato. Por ejemplo, Ford anunció estar dispuesto a ofrecer que los trabajadores temporales se conviertan en efectivos, pero sin ofrecer eliminar las diferencias salariales

De hecho, la dirección del sindicato, presidida por Shawn Fein, que asumió el control de este, desde una plataforma denominada United All Workers for Democracy, después de años de control de una burocracia conciliadora con las patronales y ligada al Partido Demócrata, maneja en el discurso un planteamiento clasista. Ha aplicado lo que se llama una estrategia escalonada de parálisis de las fábricas mencionadas, así como de los centros de distribución de las empresas GM y Stellantis en 38 lugares de 20 estados del país, anunciando que en la medida que el conflicto evolucione, se llamaría a los distintos obreros en diferentes puntos y fábricas a iniciar una huelga de pie, es decir ir sumando plantas y puntos de distribución, hasta llegar a una huelga general del sector.

Esta estrategia ha sido cuestionada por algunos sectores de base, señalando que el argumento de Fein por una huelga escalonada donde éste menciona es en función de la presión en la negociación y de usar el elemento sorpresa con el llamado a la huelga de pie sin que las patronales y los gerentes de la producción sepan, en última instancia genera confusión en la militancia del UAW, donde a partir del apoyo masivo que tuvo al interior de este sindicato para la iniciar la huelga, esto garantizaría un fuerte involucramiento.

Otro hecho que genera cierta diferencia interna es la aparición de Berni Sanders y algunos congresistas demócratas en mítines junto a Fein y la dirección del sindicato, pues aunque este proviene de un sector de base alejado de la burocracia pro ese partido, recordemos que el Partido Demócrata ha sido hábil para atraer al sindicalismo y a los movimientos como el de los derechos civiles, mujeres o ambientalista, conteniendo cualquier lucha social y de clases, en el marco de la institucionalidad burguesa. Cuestión tan necesaria en un país imperialista como es Estados Unidos y que no cuestione la hegemonía del Estado Monopólico Capitalista.

De igual forma, en Canadá, el sindicato de ese sector UNUFOR, asume una línea de negociación del convenio colectivo con la patronal automotriz, sin dar a conocer públicamente el contenido de este, situación que genera suspicacia al interior de las bases de ese sindicato y que podría generar una huelga de solidaridad y reivindicación en toda Norteamérica, a la cual se podría sumar la fuerte industria mexicana.

La reacción de los políticos burgueses

Esta huelga, que según encuestas cuenta con el 70 % de apoyo de la población, en un contexto de importantes huelgas, como se dijo al inicio, genera preocupación en el establecimiento burgués imperialista.

Así, en un año preelectoral, cuando el apoyo a la aventura guerrerista de la OTAN en Ucrania ante  la también infame invasión rusa está por los suelos, así como en un estira y encoge de procesos penales contra el principal candidato republicano, el ex presidente Donald Trump, por su intento golpista al final de su mandato y los intentos de abrirle una investigación por corrupción de parte del Partido Republicano en el Congreso al hijo de Biden; la reelección de este y el intento de nominación de Trump por los republicanos, está en los principales objetivos de estos.

Si bien Biden intentó en un primer momento influir, como hizo meses atrás en la  huelga de ferroviarios deteniéndola en último momento pese a la voluntad de lucha de los trabajadores de ese sector, no lo logró esta vez; vuelve a perfilar su discurso pro sindical, exigiendo a las patronales que asuman el ejemplo de Ford, pero que a la vez dice estar dispuesto a apoyar él mismo las acciones huelguistas, eso a partir del llamado de Fein a Biden a militar en las acciones de huelga, declaraciones que desde nuestro punto de vista generan confusión en la base sindical.

Por otro lado, Trump anuncia su apoyo a las exigencias de los trabajadores automotrices,  aprovechando a cuestionar todos los planes de reconversión de sectores de la burguesía hacia la industria llamada verde, como los autos eléctricos, y a usar una demagogia nacionalista de retorno a la industria nacional, algo que los demócratas también usan, una situación a contrapelo del carácter internacional de la clase obrera y aun de las tendencias actuales del capitalismo global.

Los socialistas centroamericanos saludamos esta importante huelga en uno de los sectores claves de los mecanismos de acumulación capitalistas, por el hecho de que afecta directamente a las trasnacionales imperialistas. Consideramos de suma importancia que una tendencia del sindicalismo de base y democrático haya asumido el control de UAW, uno de los sindicatos históricos de ese país y que se retome las tradiciones del sindicalismo clasista de los años treinta y más, que durante los gobiernos neoliberales de Regan y de Clinton desactivaron la fuerza de los sindicatos. Así también alertamos de las veleidades con factores de poder ligados a los partidos burgueses que buscan mediatizar la huelga, por ende, es importante que cada paso de lucha y tomas decisiones, se de en asambleas de base en los distintos puntos y fábricas, avanzando a una huelga general de la industria automotriz en toda Norteamérica y generando huelgas de solidaridad otros países del continente como Brasil y Argentina que cuentan con esa industria.

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