Por Orson Mojica

La realización de elecciones generales el 1 de Febrero de 2014, ha puesto en marcha la pesada maquinaria de la democracia burguesa costarricense. A diferencia de elecciones anteriores, esta se produce bajo la crisis del capitalismo y de una tremenda crisis fiscal que asfixia al Estado, provocando constantes luchas de los trabajadores del sector público por la defensa del salario y de las conquistas laborales.

Crisis del régimen

El régimen democrático burgués de Costa Rica, instaurado a partir de la revolución de 1948, después de varias oscilaciones, terminó asentando un sistema bipartidista, basado en el Partido Liberación Nacional (PLN) y el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC).

La crisis económica y la ofensiva neoliberal metieron en crisis al Estado benefactor, introduciendo fuertes elementos de crisis dentro del régimen político y el sistema bipartidista, golpeando a su pilar principal: el PLN.

De la crisis del PLN surgieron el Partido Acción Ciudadana (PAC), y de la crisis de éste surgieron en 2005 el Partido Unión Patriótica (UP) y el efímero Partido Unión para el Cambio (UPC). El otro pilar del bipartidismo, el PUSC, también entró en crisis, desprendiéndose un ala más derechista: el Movimiento Libertario (ML).

No obstante, en la medida en que la crisis económica y el malestar popular se acentúan, la burguesía costarricense, acostumbrada al juego político, realiza todo tipo de maniobras y abre las válvulas de la caldera, disipando el descontento, permitiendo o tolerando la creación de nuevos partidos políticos. De esta manera hace creer al pueblo que la democracia no es un mero discurso sino una realidad concreta.

Estos ciclos de proliferación de partidos están relacionados directamente con la agudización de la crisis del régimen. De esta manera, abriendo las compuestas al desahogo popular, el PLN ha logrado remontar parcialmente su tremenda crisis y erosión política, promoviendo la dispersión de las fuerzas en su contra.

Proliferación de partidos políticos

Hasta el momento existen 15 partidos inscritos a nivel nacional. De estos, 5 partidos son de reciente inscripción: Partido Centro Democrático y Social, Partido Nueva Generación, Partido Patria Nueva, Partido Avance Nacional y Partido de los Trabajadores (PT).

Este último es el único partido de izquierda de reciente inscripción. El PT tiene su origen en el antiguo Movimiento al Socialismo (MAS), que logró controlar durante varios años la Federación de Estudiantes de la Universidad de Costa Rica (FEUCR), permitiéndole fortalecerse y lanzar el proyecto del PT como partido nacional.

A escala provincial existen 13 partidos inscritos. De estos, son de reciente creación el partido Alianza Demócrata Cristiana de Cartago, el Partido de los Transportistas y el Partido Patria Igualdad y Democracia, ambos en San José. También existe el Partido Patria Igualdad en Puntarenas y Democracia y el Partido Viva Puntarenas. Y el Nuevo Partido Socialista (NPS), en Heredia, es el único nuevo partido de izquierda de los partidos provinciales. Este tiene su origen en el Partido Socialista de los Trabajadores (PST).

Existen 27 partidos cantonales que, como su nombre lo indica, solamente presentan candidatos en su cantón respectivo. Estos no competirán en las elecciones a presidente de la república y diputados el 1 de febrero de 2014. En total existen 55 partidos políticos, pero de esta amplia gama solamente dos son de izquierda: el PT y el NPS.

El Partido Vanguardia Popular (PVP) no logró renovar sus estructuras a tiempo y por ello perdió la inscripción como partido nacional. El Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), con más tres décadas de existencia, no logró su inscripción como partido provincial en San José

El fracaso de la gran coalición anti-PLN

El asunto de la dispersión de las fuerzas políticas ante la relativa fuerza del PLN, obligó durante algún tiempo a los partidos burgueses de oposición a sondear las posibilidades de una amplia alianza electoral.

Hubo un fuerte intento por crear la “Coalición Viva” en larguísimas negociaciones entre el PAC, Alianza Patriótica y Patria Nueva, pero no fue posible.

Dispersión y atomización de la izquierda

Un elemental y valioso derecho bajo el capitalismo es aquel que permite a los ciudadanos organizarse libremente en un partido u organización política. Esto es indiscutible.

La legalización de varios partidos políticos de izquierda, como el PT y NPS – a pesar del duro golpe al PRT-- es una gran conquista, y obedece al esfuerzo de su militancia para vencer los obstáculos de la Ley Electoral.

No obstante, esta conquista amenaza con convertirse en su contrario, en la medida en que el tiquete para participar en las elecciones no está utilizado para el avance del movimiento obrero, sindical y popular, sino que representa los intereses particulares de cada agrupación.

En esa medida, las dirigencias del PT y del NPS están perdiendo de vista la necesidad de unificar esfuerzos para constituir una necesaria alianza electoral, para luchar contra las tendencias a la dispersión que oxigenan al régimen político en crisis, y le permite al PLN mantener la continuidad en el poder.

La experiencia de Izquierda Unida

En el año 2005 se formó la coalición electoral denominada Izquierda Unida (UI) entre el PVP, PST, PRT, Partido del Pueblo Costarricense (PPC) y el Movimiento de Acción del Pueblo Unificado (MAPU).

Aunque IU no sacó un solo diputado en las elecciones generales del 2006, fue una correcta repuesta unitaria al tradicional proceso de desorganización y dispersión de la izquierda. Uno de los factores que más incidieron en que no se repitiese actualmente la experiencia unitaria de IU, fueron las oscuras negociaciones de cúpula, a las cuales la izquierda costarricense no es inmune.

El fenómeno reformista del Frente Amplio

El Frente Amplio (FA) tiene sus antecedentes en la escisión que se produjo en el Partido Vanguardia Popular en 1983 y el reagrupamiento electoral de los dirigentes de la facción Mora Valverde, seguidora de la línea reformista del PVP, alrededor del Partido Fuerza Democrática (FD), una escisión de la coalición Pueblo Unido, conformada en su momento por el PVP, el Partido Socialista Costarricense y otras fuerzas. El objetivo estratégico de FA se orientó a recuperar la fuerza electoral que tuvo la coalición Pueblo Unido entre 1978 y 1983.

FD no logró su propósito debido a diferencias internas a pesar de que obtuvo dos diputados en los comicios nacionales de 1986 y uno, en 1990. De la división surgió el Partido Frente Amplio liderado por José Merino del Rio y otros cuadros de la facción Mora Valverde del extinto PVP. El FA ha capitalizado electoralmente las simpatías que captó el desaparecido dirigente José Merino del Río en la Asamblea Legislativa, la agitación laboral derivada de la lucha contra el Combo ICE en el 2000, y la oposición a la firma de los Tratados de Libre Comercio con los Estados Unidos. Ha logrado convertirse en un polo de referencia de la “izquierda democrática”, reformista y catapultó al joven diputado y dirigente José María Villalta, adaptándose a la actual conciencia democrática de las masas costarricenses.

FD logró capitalizar electoralmente las simpatías captadas por el difunto José Merino del Rio, en la lucha contra el Combo del ICE. El FA es la continuidad de ese proceso, y ha logrado convertirse en un polo de referencia de la “izquierda democrática”, reformista, adaptada a la actual conciencia democrática de las masas costarricenses.

Sectores importantes del movimiento obrero, como la dirigencia de los sindicatos del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), los trabajadores de la salud, la APSE, el SNAA y algunos sindicatos de plantaciones bananeras, se han incorporado a las justas electorales y como candidatos a diputados en las listas del FA. En la actualidad el FA tiene alrededor de un 4% de la intención de voto, según las últimas encuestas.

La gran responsabilidad de la dirigencia del PT

Los dos nuevos partidos de izquierda inscritos, el PT y el NPS, se reclaman del trotskismo, pero aun así han sido incapaces de establecer una alianza electoral, pues los plazos del calendario electoral para el establecimiento de alianzas ya finalizaron.

En este trágico proceso, la responsabilidad de la dirigencia del PT es inmensa, porque es el único partido de izquierda, por fuera del FA, que tiene pasaporte electoral, es decir, que puede inscribir candidatos en todo el país.

Durante un largo periodo, el PT priorizó la creación de una alianza electoral con el FA, el cual nunca dio muestras de compartir su espacio electoral. En cierto sentido, tanto el FA como el nuevo PT se disputan el mismo espacio, son proyectos que chocan entre sí, por eso la alianza electoral era realmente imposible.

Al lanzar la candidatura presidencial de Héctor Monestel, en realidad el PT estaba cerrando la posibilidad de construir una alianza electoral de izquierda.

A pesar de que en los últimos años los trabajadores costarricenses han luchado para defender sus niveles salariales y sus conquistas laborales y sociales, es muy poco probable que las masas rompan con los partidos tradicionales para votar por el poco conocido PT, sobre todo teniendo un competidor mucho más moderado y con cierto prestigio como es el FA.

En las condiciones actuales, con la política electoral de pecho descubierto que implementa la dirigencia del PT, no es seguro que puedan atraer ni a sectores de la vanguardia sindical o estudiantil.

Se requiere la unidad de la izquierda en las elecciones

El 1 de agosto venció el plazo para la constitución de alianzas electorales. Pero no todo está perdido. Es posible todavía impulsar una unidad electoral a partir del registro nacional del PT, pero sin imposiciones burocráticas.

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llamamos a la realización de una Conferencia Nacional Abierta de todos los luchadores, que incluya a los más prestigiados dirigentes sindicales, cuyo boleto de entrada sea el respaldo verificable de sus bases.

En esta Conferencia Nacional deben participar todos los sectores sindicales o del movimiento campesino y popular, partidos o grupos de izquierda, especialmente aquellos que se reclaman del trotskismo, para escoger democráticamente al candidato presidencial y candidatos a diputados. Lo más conveniente es que Héctor Monestel deponga su candidatura, para iniciar la discusión y elección democrática del candidato más idóneo. Este proceso debe ser extensivo para los otros tipos de elección.

No estamos planteando que el PT renuncie a su propio perfil político, para nada, lo que estamos proponiendo es que para lograr la unidad electoral de la izquierda, se requiere que el PT, el único partido de izquierda con registro nacional, abra sus listas a todas las fuerzas del movimiento obrero y popular, y que la elección de los candidatos no sea producto de una elección de cúpulas, sino de una voluntad democrática de lo más avanzado del movimiento obrero y popular, electos en esa Conferencia Nacional. La dirigencia del PT debe respetar el resultado de esta convocatoria.

No se trata de que el PT imponga su hegemonía al resto de grupos de izquierda, sino lograr una alianza desde los sindicatos y organismos populares. La inscripción de un partido de izquierda debe servir para desarrollar las luchas y no para subordinar las luchas a los intereses sectarios. Ese es el desafío.

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