Por Ramón Sibaja

El gobierno de Luis Guillermo Solís ha venido endureciendo sus posiciones contra el magisterio. Primero dio apoyo verbal, después vino la propuesta que los bancos hicieran préstamos a los docentes que no recibían salarios, posteriormente hizo la propuesta de lograr un “entendimiento nacional” para solucionar los conflictos sociales, como la huelga nacional del magisterio, y finalmente, cuando los discursos no funcionan, vinieron los ultimátum y amenazas de tomar represalias administrativas contra el magisterio.

De mentira en mentira

Las justificaciones del gobierno del PAC ante la incapacidad de resolver un problema tan sencillo, como el pago puntual de los salarios, han cambiado en el tiempo. Primero le echaron la culpa al sistema informático “Integra-2”, después a errores al momento de elaborar las planillas, aduciendo que el Ministerio de Educación Publica (MEP) ha pagado indebidamente la cantidad de ¢ 29.000 millones de colones,según informe de la Contraloría General de la República la que ha calculado el crecimiento de los pagos irregulares al ritmo del 23% anual. Y el último argumento de los funcionarios ha sido que los pagos incompletos se deben a deducciones por deudas contraídas por los docentes.El nivel de endeudamiento del magisterio es una triste realidad, y es sintomático del enorme rezago salarial.

No cabe la menor duda que estas cambiantes justificaciones sobre el origen del conflicto confirman que el gobierno está revisando con lupa los salarios y pluses de los docentes, sometiendo al magisterio a una prueba de fuerzas, para derrotarlo y doblegarlo.

La estrategia del gobierno: Ultimátum, división y desmovilización

El gobierno de Luis Guillermo Solís está politizando tras bastidores el asunto, haciendo creer que la huelga del magisterio es alentada por el defenestrado Partido Liberación Nacional (PLN), para boicotear la gestión del PAC, cuando en realidad se trata de una justa lucha gremial por encima de las ideologías o simpatías partidarias.

Elpresidente Solís ha comenzado a amenazar al magisterio: “ya no hay razón para continuar con el paro (…) Vamos a tomar las medidas que la ley señala”. Los dirigentes del Bloque Sindical del Magisterio (SEC, ANDE y APSE) elaboraron una propuesta de solución presentada al gobierno, que incluida un calendario de pago, reconocimiento de intereses y no represalias, la creación de una Comisión Bipartita, pero esta planteamiento se hizo sin consultar a las bases.

Como era de esperar, el gobierno incumplió nuevamente su promesa de pagar los salarios para el 29 de Mayo, provocando mayor malestar entre los docentes.La desconfianza de las bases estaba justificada. En asamblea general el miércoles 28 de Mayo los maestros criticaron la actuación de la dirigencia sindical, revirtiendo la situación.

Para dividir a la dirigencia, el presidente Solís ha comenzado a atacar a la dirigencia de APSE, debido a que los dirigentes de ANDE y SEC se han mostrados más conciliadores en la negociación.

La mediación de la Iglesia Católica

Todas las negociaciones han fracasado, porque el gobierno no garantiza el pago completo y puntual. La prolongación de la huelga preocupa a los obispos de la Iglesia Católica, quienes propusieron la formación de una Junta de Garantes que fiscalizara las interminables negociaciones. En la reunión del 30 de Mayo, la dirigencia sindical magisterial aceptó la mediación del obispo católico, José Rafael Quirós. Esta es un arma de doble filo, porque la Iglesia Católica casi siempre se inclina a los gobiernos de turno.

La suerte está echada

La respuesta del gobierno ha sido el ultimátum: o los docentes regresan a clases el 2 de Junio o se acaba la negociación, y viene las represalias y descuentos. El eje de ataque del gobierno consiste en dividir a la dirigencia sindical, y lograr que un sector importante de los docentes regrese a impartir clases. La huelga está en una encrucijada. Dentro de la dirigencia hay sectores que quieren darle un cheque en blanco al gobierno del PAC, mientras otros, como la dirigencia de APSE, constituyen el ala más radical y consecuente en la lucha.

El gobierno se anotaría una gran victoria si logra separar a APSE del resto de sindicatos como ANDE y SEC. Para neutralizar esta maniobra, se requiere profundizar la unidad de las bases en lucha, a través de asambleas generales conjuntas, haciéndole ver a los dirigentes vacilantes que es necesario cerrar filas hasta obligar al gobierno a que paga puntal y completamente los salarios a los maestros.

El magisterio costarricense vive una situación similar a la grandiosa huelga de 1995 contra la reforma a la Ley de Pensiones de 1958, que terminó en una derrota. Debemos evitar una situación parecida. En aquella ocasión, la división de la dirigencia posibilitó la derrota. No tenemos que pasar por experiencias cuyos nefastos resultados conocemos.

La huelga debe mantenerse hasta que haya resultados plausibles, es la única manera de obligar al gobierno del PAC a cumplir con el pago puntual y completo.

¿Y la solidaridad?

Otro aspecto crucial, es que la lucha de solidaridad activa con el magisterio debe hacerse sentir. Más de 100 organizaciones sindicales y populares, organizadas en el Bloque Unitario Sindical y Social, amenazaron con desencadenar una huelga en solidaridad con el magisterio, pero ésta todavía no se ha concretado. Es urgente convocar a una marcha nacional de solidaridad con la huelga magisterial, para que toda Costa Rica sepa que existe un apoyo total a la lucha de los maestros. Si el gobierno no cede, entonces debemos convocar a un paro nacional de 24 horas. Hoy por el magisterio, mañana por todos los trabajadores del sector público, cuyos salarios y pluses también están siendo amenazados.

Hemeroteca

Archivo