peten

Por Abelardo Maturana

La masacre de 27 jornaleros ocurridos en el norteño departamento de Peten, finca Los Cocos, municipio de La Libertad, cerca de la frontera con México, por supuestos miembros de la banda paramilitar Los Zetas pone en evidencia varias cosas que queremos resaltar. Dicha banda se dedica al tráfico de drogas y armas, extorsiones, secuestros, control de territorios por la fuerza para sus actividades criminales.

Los hechos ocurrieron en la finca de Otto Salguero, un ganadero de una familia sin mucho patrimonio que, metido en este negocio del narcotráfico, de la noche a la mañana acumula mucha riqueza y compra fincas en Los Amates, cerca de la frontera con Honduras, y en La Libertad, cerca de la frontera con México. Así se dedica al traslado de drogas del primer país al segundo, para el Cartel local de Los Mendoza, quienes trasladaban droga de carteles colombianos a mexicanos y estos últimos compiten con Los Zetas.

Los carteles buscan como posicionarse en un mejor lugar para poder entrar al mercado estadunidense, pues en nuestra patria centroamericana pasa el 90 % de la droga que se consume en el norte. Además en el caso de Guatemala tal situación se vuelve más complicada porque este país es bodega del narcotráfico. Los Zetas primero actuaron como un ejército para un cartel pero posteriormente se separaron, volviéndose un competidor más y como en el mercado ganan los que tiene mayor capacidad, los Zetas se transformaron en la organización más preparada, pues al tener preparación militar norteamericana, utilizan la estrategia de control territorial y al actuar con saña y terror se vuelven los más fuertes en el mercado.

El gobierno ante tal situación decretó un Estado de Sitio por 30 días en ese departamento. Colom nuevamente aplica medidas que atacan las consecuencias y que tienden a la violación de derechos constitucionales, pues se suspenden garantías tales como: la libertad de acción, detención ilegal, interrogatorios a presos o detenidos, libertad de locomoción, derecho de reunión y manifestación, portación de armas, etc. Sin embargo, tal decreto si permite la actividad proselitista para las próximas elecciones. Tan draconiana medida se sustenta en algunos artículos de la Constitución de la República que se justifica cuando “la gobernabilidad y la paz social” se ponen en peligro y en base a la represiva Ley de Orden Publico que data del tiempo de la dictadura.

Los Zetas son una agrupación que se separó del Cartel del Golfo y está compuesta por ex kaibiles de ejército guatemalteco, unidades especiales contra insurgente que fueron desmovilizadas tras los acuerdos de paz. De igual forma, según informa el periódico Siglo XXI, recogiendo un cable de Wikiliks, muchos de los actuales miembros de esa banda fueron formados por asesores militares estadunidense y británicos, que ayudaban al ejército mexicano en la creación de una unidad de lucha antinarcóticos, pero sobre todo contrainsurgente, en la década de los 90s llamado Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFES).

Se pone en evidencia el papel de los ejércitos imperialistas que como parte la estrategia de control geopolítico formaron unidades militares elites usados para fines contra insurgentes. El imperialismo usa la lucha contra el narco aplicando planes como la iniciativa Mérida, o el recién firmado acuerdo de cooperación en seguridad por los países miembros del Sistema Integración Centro Americana (SICA), para militarizar nuestros países. De hecho existe un plan de la DEA de militarizar la frontera con México, estableciendo bases militares estadounidenses en Peten y Hueheutenango.

La guerra contra el narco que ya ha demostrado su fracaso, traerá más dolor a la clase trabajadora centroamericana, tal como sucede en México, y al final es una forma de militarizar las sociedades y reprimir cualquier manifestación de protesta ante el injusto orden capitalista.

Las propuestas de los partidos políticos de derecha, y la oligarquía aglutinada en el CACIF es la misma; generalizar el estado de sitio en todo el país. Sin duda quieren volver a los regímenes represivos. La única opción contra el narcotráfico es legalización de todas las drogas y el control estatal en la producción y el consumo. Priorizar no en guerras sino en campañas de salud pública; además de prohibir la tenencia, portación y venta de armas y el control de lavado de dinero en los bancos del imperialismo. Sin duda esta situación se tiene que darse a nivel regional y son los pueblos los que tomando el poder o exigiendo a los gobiernos lograran tal situación.

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