Por Leonardo Ixim

En los últimos días el colectivo de Estudiantes Por la Autonomía (EPA), se movilizó en función de exigir a las autoridades de la Universidad San Carlos (USAC), representadas en el Consejo Superior Universitario (CSU), la aprobación de las reformas a la ley orgánica que busca la restitución de los derechos estudiantiles perdidos tras el infame fallo de la Corte de Constitucionalidad (CC) que modifica la ley orgánica y elimina tales derechos.

La CC con su fallo impone un marco que termina por desarticular el espíritu en que fue concebida la ley orgánica promulgada en 1946. En tal coyuntura tanto docentes como estudiantes, por su vinculación académica y formadora, tenían una relación que debía estar expresada en el funcionamiento de las juntas directivas de la facultades. Pero a nuestro parecer esa vinculación que generó en buena parte de siglo pasado una universidad crítica al modelo capitalista neocolonial y que fue blanco de la represión de la dictadura,  ha muerto. En la actualidad tanto docentes como estudiantes no tienen esa visión y a los primeros no les interesa formar profesionales críticos, sólo mantener sus privilegios salariales y prebendas políticas.

Tanto los vocales I como II, que son docentes y el primero además ejerce la función de decano su ausencia, tenían que ser electos tanto por docentes como por estudiantes, pero este fallo vino a cambiar la situación. Por lo tanto el colectivo EPA se movilizó y tomó por 54 días el campus central junto a otros campus de la USAC en el país. A raíz de esto se creó un acuerdo con el CSU para hacer dos mesas de trabajo, uno que restituya los derechos estudiantiles perdidos tras el fallo de la CC y otro que elabore los lineamientos generales de bases y metodología para un proceso integral de reforma universitaria.

La primera mesa tendría que haber elaborado el documento de reforma a la ley orgánica para la restitución de los derechos estudiantiles en enero de este año, pero muchos motivos entre los que sobresale la falta de consenso en lo que respecta a las reelecciones de los decanos, retrasaron la elaboración final del documento. Sin embargo en agosto el CSU recibió el producto de la mesa. Ahí nuevamente tuvo un leve retraso, pues incumpliendo los acuerdos firmados con EPA, los miembros de este órgano empezaron a discutir artículo por artículo tal documento.

Ante eso EPA se tomó la rectoría el 13 y 14 de septiembre, realizando plantones y mítines, para exigir al CSU que no retrasara aún más la aprobación de la reforma. Un argumento demagógico y cobarde esgrimido por los miembros de ese órgano, con el fin de no asumir su responsabilidad y lavarse las manos,  fue si EPA, al presionar sabía del peligro que era enviar tal reforma al Congreso de la República “en manos de fuerzas enemigas de la universidad”, como si muchos de los actuales miembros del CSU no lo fueran.

Las presiones lograron su cometido. El CSU aprobó el texto el miércoles 21 de septiembre. Se aprobó además una reelección para los decanos y la recién creada figura del vicedecano.

El Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) saluda este pequeño pero importante triunfo de EPA en defensa de los derechos estudiantiles vulnerados por las políticas neoliberales impulsadas en la educación superior pública. Ahora es importante exigir al CSU su compromiso de enviarlo al Congreso, convocando a la comunidad universitaria para que vele por la aprobación integral del texto y que los diputados se limiten aprobar los cambios propuestos.

Desde el PSOCA creemos necesario impulsar un movimiento estudiantil y de reforma crítico del que EPA sea parte fundamental, para poner una contra tendencia a las políticas privatizadoras.  Es importante que en la otra mesa de trabajo, la comisión multisectorial para la elaboración de las bases y metodología del proceso de reforma, elabore los lineamientos generales, pero neutralizando las pretensiones de sectores docentes acomodados organizados en la Coordinadora de Claustros, el Sindicato de Docentes e Investigadores y las propias autoridades, que con su visión conservadora no quieren cambios profundos en la universidad y pretenden mantener sus privilegios.

También es necesario, antes de entrar en el congreso de reforma,  que se resuelva la participación de las unidades académicas que no tienen representación en el CSU, en la toma de decisiones políticas, administrativas y académicos de la U. Pero aún más importante es necesario involucrar a la comunidad universitaria y es tarea de las organizaciones críticas presionar a las autoridades para que pongan los recursos necesarios para tal cometido.

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