Por Armando Tezucún

El 28 de enero los médicos del Hospital San Juan de Dios (uno de los dos grandes hospitales públicos de la capital) se declararon en asamblea permanente, paralizando la atención en la consulta externa y suspendiendo las cirugías programadas. Una vez más el inoperante sistema hospitalario y la persistente resistencia de los gobiernos neoliberales a invertir los recursos necesarios y suficientes para atender la salud del pueblo, llevaron a los compañeros a tomar esta medida de presión.

En esta ocasión la causa inmediata fue la falta de 40 a 60 medicamentos básicos para atender las emergencias (antibióticos, anticoagulantes y tratamientos para mujeres con cáncer de mama) y que el equipo de tomografías de emergencias no funciona desde hace un mes, lo que provocó la muerte de 10 personas que no fueron diagnosticadas a tiempo. Los médicos continuaron la atención en las áreas de emergencias, cuidados intensivos y cuidado neonatal. El ministro de salud, Jorge Villavicencio, aceptó que el desabastecimiento de medicamentos se debe en parte a que el hospital tiene una de deuda de Q50 millones con los proveedores, quienes no abastecerán de medicinas si no se les paga (Diario La Hora 29/1/13).

El 1 de febrero el ministro Villavicencio hizo llegar a los compañeros una carta de compromisos para que cesara el paro. Prometió reparar en 15 días el equipo dañado y solventar el desabastecimiento de medicinas, así como pagar la deuda a los proveedores. La asamblea de médicos decidió aceptar la propuesta y el lunes 4 de febrero volvieron a atender la consulta externa, pero con la condición de revisar el cumplimiento de las promesas 8 días después.

Los compañeros médicos no hacen parte de los sindicatos de salud porque trabajan por contrato, no en planilla. Los compañeros sindicalistas realizaron plantones en 36 hospitales de la capital y el interior el 6 de febrero, protestando contra miles de despidos. Éstos fueron provocados por influencias de diputados y funcionarios de gobierno para colocar a sus allegados.

Los médicos y trabajadores sindicalizados enfrentan problemas en los mismos centros de trabajo. Deben hacer causa común para lograr mayor fuerza en la defensa de sus derechos laborales y el derecho del pueblo a una atención gratuita y de calidad.

Hemeroteca

Archivo