Por: León Castañeda

En el contexto de la toma de la Ciudad Universitaria de la zona 12, Paraninfo, MUSAC y la mayoría de sus centros regionales en los distintos departamentos del país, la ahora no tan peculiar administración de la Escuela de Ciencias de la Comunicación -ECC- del Campus Central de la Universidad de San Carlos toma una postura contra los estudiantes, el paro de labores docentes y administrativas que corresponden a una verdadera huelga universitaria.

En la página institucional de la ECC instruyeron a compañeros y catedráticos a continuar clases a través de la herramienta de Google Classroom, con la cual, desde su inicio, ha servido más como método de control hacia estudiantes y catedráticos opositores, además de ser utilizada para conseguir información personal de los mismos. Esta instrucción corresponde precisamente a dos propósitos: 1. El de probar de manera inmadura que es una ‘’plataforma’’ que sustituiría a partir del año 2020 las clases presenciales en la ECC para ser el plan piloto del ‘’primer campus virtual’’ en USAC. Una de las propuestas que conforma el humo que el actual director Sergio Morataya vende como campaña para su reelección. 2. Mantener una postura a favor de la administración del Rector Murphy Paiz y en contra de la toma iniciada por el Colectivo Estudiantil Universitario   -CEU-, demostrando una vez más que el único interés de Morataya y su séquito es mantener el statu quo en la universidad para seguir lucrando desde el poder administrativo de la ECC, quedando bien con su patrón magnífico Paiz y asegurando así el plan de privatización del cual la administración de la ECC nunca se ha pronunciado.

Docentes interinos e incluso titulares se han visto forzados y amenazados a continuar labores por medio de la herramienta virtual mencionada, violando así su libertad de cátedra al imponérselas como método para dar su clase. Ignorando a propósito el hecho de que en una universidad pública no todos los estudiantes tenemos las condiciones para recibir clases en línea. ¿A caso el parásito de Sergio Morataya nos paga el internet, nos garantiza lugares seguros para recibir las clases por un Smartphone (en caso lo tuviéramos)? ¿Qué les garantiza a los catedráticos para el mismo fin? Al parecer, ninguna pregunta figura coherencia en la mente del enemigo de la educación. Además de mantener una postura totalitaria y excluyente con estas acciones. ¿Cómo esperamos que en una universidad pública la gente tenga los suficientes recursos para satisfacer las nuevas necesidades creadas en la Escuela de Ciencias de la Comunicación?

Es fácil ver cómo todo responde al mismo plan de privatización, en el que esperan que el aspirante de la USAC no sea pobre, sino que tenga el Nivel Socioeconómico -NSE- correspondiente a una clase que pueda pagar la educación, que de derecho pasó a ser convertida en lujo.

Esta propuesta del plan piloto para ser el primer campus virtual ingresó al Consejo Superior Universitario -CSU- en 2018, pero por la urgencia del tema del déficit presupuestario y las políticas de austeridad pasó a segundo plano. La propuesta, en resumen, tenía por objetivo que el estudiante asista a la mitad de sus clases de manera presencial y la otra mitad de manera virtual. Pudiendo así duplicar la capacidad física de población estudiantil, profundizando aún más la crisis poblacional de la USAC. Crisis que sólo puede resolverse descentralizando la educación y expandiendo la educación por medio de sedes y el mismo presupuesto (como bien lo contempla la CPRG, según las necesidades universitarias). Este plan que aparentemente implementaría de ser reelecto, lo pondría en marcha con, según él, una serie de modificaciones y remodelaciones a los dos edificios de la Escuela, Bienestar Estudiantil y M2, donde de manera poco clara ha intentado fundamentar los cambios. La infraestructura y equipo serían pagados nada más y nada menos que con una fracción de la deuda pública que creó el préstamo de 120 millones de dólares del BCIE a la USAC en las negociaciones en este año de Murphy Paiz con el Congreso de la República.

¿A qué apuntan estos datos? A que parte del proceso de privatización es quebrar una entidad pública para que pueda ser ‘’rescatada y mejorada’’ por el sector privado. Si al principio de la lectura hablamos de que la Administración de la ECC no se pronuncia contra la privatización es precisamente porque busca profundizarla en alianza con la Rectoría.

¿Qué nos corresponde a Estudiantes y Docentes conscientes de este contexto histórico?

Llamar a la rebelión de nuestros compañeros estudiantes contra la administración autoritaria de Sergio Morataya y acuerpar la toma del campus central. Aunque para muchos estudiantes sea difícil llegar, periodistas, locutores, publicistas y estudiantes de licenciatura tenemos el poder de conocer los hilos mediáticos. Debemos moverlos para que la información gane la batalla contra la desinformación y manipulación mediática del Rector que trabaja en conjunto con el netcenter del director.

Alentar a los compañeros docentes a formar resistencia por la dignidad. El miedo ya no existe en la ECC, ya se rompió. El director es un don nadie que alguna vez tuvo el poder absoluto y capacidad para infundir terror, ya nadie lo respetamos y nos da risa a los estudiantes. Compañero docente, aun así, seas interino tenes dignidad y debes luchar por ella, por tu dignidad individual y la dignidad universitaria. ¡No están obligados a dar clase en paro de labores!

Unámonos por una lucha colectiva en defensa de la educación superior pública, gratuita y de calidad. Saquemos a los parásitos nefastos que solo se sirven de la universidad como plataforma de lucro y que utilizan tanto estudiantes, administrativos y catedráticos para fines oscuros y corruptos.

¡LUCHEMOS POR LA DEFENSA DE LA TRICENTENARIA UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS, REINVINDIACIÓN DE LOS DERECHOS Y DE LA DIGNIDAD HUMANA EN LA ESCUELA DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN!

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