Por Leonardo Ixim                                             

En los últimos días se han puesto de manifiesto las carencias del sistema de salud para afrontar la crisis provocada por virus COVID-19, con la denuncia de personal que trabaja en la salud, así como de pacientes, de las condiciones para brindar un servicio eficiente y apegado a una atención deja mucho que desear. En este ambiente la carencia de insumos se hace patente, pese a que el ministro de salud adujo que se dispondría de 7.7 millones de mascarillas N95 y 800 mil trajes de seguridad, teniendo pendiente nuevos proceso de adquisición.

Para atender esta crisis el gobierno habilitó el hospital de Villa Nueva, ubicado al sur de la capital y acomodó el Parque de la Industria –un sitio para eventos- como hospital de campaña; posteriormente empleó otro hospital en la ciudad de Quetzaltenango, la segunda más populosa del país. Sin embargo la desazón no se ha hecho esperar, pues estos hospitales se vieron prontamente rebasados en sus capacidades y el gobierno decidió descargar esta responsabilidad en el Instituto Guatemalteco del Seguro Social (IGSS), que ha cometido grandes errores a la hora de atender a pacientes con el virus, como lo denunció la Procuraduría de los Derechos Humanos. Posteriormente el gobierno también habilitó el Hospital Roosevelt ubicado en la ciudad capital para atender pacientes, pero hace unos días el colectivo de médicos de este hospital también reportó que las instalaciones para tratar a los infectados se están cubriendo rápidamente.

En ambas instituciones lo que se evidencia es negligencia a la hora de atender pacientes, violando el derecho a la salud, necesitando que se utilicen otras instalaciones estatales a cargo del ejército y de la policía, así como los hospitales privados, para que toda esta capacidad pase a servir a la atención de pacientes.

Desde los primeros días de la cuarentena los salubristas y el Sindicato de Trabajadores del San Juan de Dios, han expuesto la insuficiencia de equipos. Para atender la crisis el gobierno central contrató médicos temporales, quienes hace unas semanas mencionaron que en el Parque de la Industria  falta de equipo de protección personal e insumos para la atención de los pacientes. Faltando mascarillas quirúrgicas tres capas, mascarillas respirador N95 con válvulas, gorros para enfermería, zapatones para área quirúrgica, lentes protectores de bioseguridad no descartables, protector facial, trajes de bioseguridad, guantes descartables y batas estilo gabacha. El 24 de mayo renunciaron 26 especialistas en terapia respiratoria, que atendían en este hospital, hartos de esta situación y de que se les debe el pago de dos meses, a pesar de todo el dinero aprobado para la atención de la pandemia. 

A medida que la curva aumenta y las instalaciones del sistema público y del IGSS muestran carencias, médicos de los demás hospitales reportan tales carencias. Estos  denuncian que sus contratos no garantizan estabilidad laboral y que la mayoría no ha recibido los pagos correspondientes, una investigación de la bancada Bienestar Nacional señala que los recursos asignados para pago de salarios no han sido ejecutados aun.

A esto se agrega insuficiencia de equipo especializado para atender el proceso de curación, como ventiladores que tienen que ser importados y otros, mas la carestía de camas ante las dantescas escenas de pacientes tirados en el piso y la recurrente exigencia por realizar test hacia pacientes asintomáticos para detectar la presencia del virus.

Según la última declaración de Giammattei, en Guatemala se han hecho dos mil 376 pruebas al 24 de mayo, el gobierno en las primeras semanas realizó muy pocas pruebas aduciendo que deberían hacerse solo a los pacientes que mostraban ciertos síntomas; pero de unos días para acá ha aumentado, sin embargo la capacidad es limitada, contando con una sola instalación del Laboratorio Nacional y la de algunos hospitales públicos, mostrando el  enfoque  mas curativo y no preventivo que prima en el sistema de salud.

Los pacientes del Parque de la Industria y del hospital de Quetzaltenango denunciaron recientemente que las condiciones en que se encuentran son deplorables, con escasez de alimentos, agua y ropa. Ademas de que los resultados de  pruebas –en muchos casos esperando varios días ya- no se han recibido, para evaluar su condición.

Llamamos a la articulación de pacientes, familiares, salubristas, médicos, sindicatos de trabajadores del sistema de salud y del seguro social y al Colegio de Médicos, junto a organizaciones sociales a establecer un frente común de cara a garantizar el derecho a la salud de los pacientes y las condiciones optimas laborales para el personal de salud.

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