Por Armando Tezucún

El 15 de diciembre de 2021 los responsables de la Junta Monetaria (JM) y del Banco de Guatemala (Banguat, la banca central del país) dieron a conocer la evaluación del comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB) durante el año. Luego de anunciar en septiembre un crecimiento de la economía del cinco por ciento, las autoridades en materia económica hicieron un nuevo cálculo, situándolo en un 7.5%. El gobierno y el empresariado anunciaron con bombos y platillos que este es el mayor incremento del PIB en 40 años, proclamándolo como un éxito de las políticas implementadas por la administración de Giammattei y del empuje de los empresarios.

El gobierno y la burguesía magnifican el crecimiento del PIB

Sergio Recinos, presidente de la JM y del Banguat, explicó que el buen desempeño se debió al papel de las remesas familiares enviadas por los trabajadores guatemaltecos en Estado Unidos, el consumo interno, las exportaciones y la adaptación de los agentes económicos.

Aunque Recinos reconoció que se viene de un crecimiento negativo de -1.5% en 2020, mencionó que ese retroceso fue bajo en comparación con el de otras economías de Latinoamérica, atribuyéndolo a las políticas económicas del gobierno, y a una política fiscal anticíclica que redujo el déficit fiscal. En términos de política monetaria, el Banguat mantuvo la baja en la tasa líder decretada en 2020, que evitó un impacto significativo de la crisis en el sistema financiero. Y se prevé que la inflación cierre en 3.25%, por debajo de la meta establecida por la JM. El funcionario elogió la respuesta del empresariado ante la crisis, calificándola de dinámica y flexible, con una buena reacción a las nuevas exigencias del mercado. En cuanto a los factores externos, reconoció que Estados Unidos, principal socio comercial de Guatemala, adoptó políticas de estímulos fiscales y de empleo que beneficiaron el desempeño de las exportaciones y el envío de remesas familiares (entrevista con el diario Prensa Libre 16/12/2021).

Las organizaciones de la burguesía adoptaron un tono triunfalista al comentar el crecimiento de la economía. La Cámara de Industria de Guatemala lo proclamó como un crecimiento histórico, “Esto evidencia lo que los guatemaltecos somos capaces de lograr cuando trabajamos unidos como una gran nación” … “un crecimiento económico alto con una inflación baja. Un pueblo que destaca en todo el mundo por su fuerza de trabajo y ánimo de emprendimiento, sumado el dinamismo de su iniciativa privada y el liderazgo del sector industrial en el mercado interno”, y elogió el trabajo del presidente Giammattei y su liderazgo al trabajar con el sector privado (la Hora 18/12/2021).

Un representante empresarial destacó que influyó también la aprobación de leyes que benefician a la burguesía por parte del Congreso, como las reformas a la Ley de Zonas Francas, la Ley de Leasing, la Ley de Simplificación de Trámites Administrativos, y el infame reglamento del Convenio 175 de la OIT (contratos de trabajo a tiempo parcial); además de ello, la simplificación de trámites aduaneros y el mecanismo de devolución del IVA a los exportadores.

¿Cuál es la realidad detrás de este crecimiento del PIB?

Tal como ya mencionamos en un artículo publicado en El Socialista Centroamericano No. 338, debemos ser muy prudentes en el análisis de los alcances del desempeño del PIB 2021. En primer lugar, debemos dimensionar correctamente el hecho de que el país viene de un retroceso económico del -1.5% como resultado de las necesarias medidas anti pandemia tomadas por el gobierno en 2020, por lo que el crecimiento real es del 6%, lo cual es todavía relevante, pues no se veía desde 2007. Aún así, si promediamos el crecimiento en los dos años, tendremos que es de un 3%, inferior al promedio de crecimiento desde 2008, que es de un 3.13%.  Además, este crecimiento ha sido resultado no solo de factores internos, sino también de la recuperación de la economía a nivel mundial, que incluye la demanda de bienes y servicios, las exportaciones e importaciones y las remesas. Lo esencial es determinar cómo afectó o benefició el crecimiento del año pasado a los trabajadores y a la población pobre del país.

Tanto Recinos como la burguesía industrial han reconocido el extraordinario papel desempeñado por el dinero enviado por los trabajadores guatemaltecos en el extranjero a sus familias. Este fue el rubro con un mayor crecimiento entre los que componen el PIB, 34.9%; los demás rubros a duras penas pasan de un crecimiento del 20%, siendo los más elevados las exportaciones, con un crecimiento del 15.4% y alojamiento y restaurantes, con 20.4%. En total, por concepto de remesas ingresaron al país US$ 15 mil 295.7 millones, la cantidad más alta de la historia. Esta enorme cantidad de dinero constituye un factor que dinamiza la economía, principalmente el consumo y la construcción de viviendas. Las y los trabajadores en el extranjero, más de 3 millones, sostienen a alrededor del 37% de los 16.3 millones de guatemaltecos. A todas luces resulta paradójico que sean los trabajadores que abandonan el país huyendo del desempleo, la pobreza y la violencia los que están apuntalando la economía guatemalteca; y los males de los que huyen casi 300 mil guatemaltecos al año son precisamente provocados por una situación estructural disfuncional creada para beneficiar a los grupos oligárquicos que controlan las riquezas del país, y que son los que ahora se regocijan con la recuperación de sus niveles de negocios en 2021.

El crecimiento de la economía y la consecuente alza en la recaudación de impuestos no tuvo ningún impacto en la mejora de las condiciones de vida de la población, como educación, vivienda, servicios, etc. Y no se ve que el gobierno de Giammattei tenga planes para mejorar estos aspectos durante 2022, sobre todo -y esto es importante hacerlo notar- porque este crecimiento del 7.5% no es sostenible, dado que es producto de circunstancias excepcionales; la mayoría de analistas considera que el PIB de 2022 volverá a los parámetros normales, creciendo entre un 3 o 4%.

¿Se redujo la pobreza?

La crisis económica de 2020, resultado de la pandemia, provocó que 750 mil personas pasaran a vivir en condiciones de pobreza. Según el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, la recuperación de empleos formales durante 2021 fue de alrededor de 100 mil puestos de trabajo, insuficientes para rescatar de la pobreza a la cantidad de trabajadores indicada arriba. Pero, sin una mejora en los niveles de salarios, este crecimiento del empleo no hace su parte en elevar las condiciones de vida de los trabajadores; los salarios mínimos han estado congelados desde 2018, y ha sido hasta 2022 que el gobierno decretó un incremento.

El nulo efecto del crecimiento del PIB en la reducción de la pobreza se nota en toda su crudeza en las cifras de la migración. La cantidad de migrantes retornados desde Estados Unidos y México aumentó en un 22% durante 2021 en comparación con 2020, de acuerdo al Instituto Guatemalteco de Migración; la cifra es de 58,225 (La Hora 04/01/2022). Según la Patrulla de Control de Fronteras de Estados Unidos, en el año fiscal que finalizó el 30 de septiembre de 2021, 283 mil guatemaltecos protagonizaron encuentros con las autoridades fronterizas (Prensa Libre 9/11/2021).

El poder adquisitivo de la población trabajadora también se vio afectado por el aumento de la inflación. Según las autoridades en materia económica, el nivel inflacionario fue del 3.25% en 2021, menor del esperado. Sin embargo, analistas de universidades y centros de investigación ponen en duda este cálculo. En primer lugar, en 2020 el Instituto Nacional de Estadística (INE) hizo algunos ajustes en la medición de la Canasta Básica Alimentaria que distorsionan las cifras reales. Además, el Índice de Precios Mundial de Alimentos mostró un incremento de 28%, el cual tiene un efecto global del que no se escapa Guatemala, y los principales socios comerciales del país (Centroamérica, Estados Unidos y México) tuvieron niveles de inflación del 6 o 7%. El ciudadano de a pie experimentó ya la tendencia al aumento de precios, que sin duda continuará durante el presente año. 

Clynton López, de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Francisco Marroquín señaló otro factor que pone en duda los cálculos oficiales, resultado de la baja en la tasa líder decretada en 2020, “Recordemos que venimos de una enorme generación de liquidez por parte del banco central. De hecho, las sospechas vienen porque inclusive la liquidez creada generó la expectativa de mayor inflación de la reportada y la canasta básica no es la excepción a este fenómeno (Prensa Libre 08/01/2022).

El incremento al salario mínimo

El alza de los precios incide directamente en la capacidad de compra de los salarios. Después de tres años de congelamiento, el gobierno decretó el 16 de diciembre un incremento del 4.75% en los salarios mínimos de las tres actividades contempladas, agrícolas, no agrícolas y maquila/exportación. Los nuevos sueldos mensuales ascienden a Q 3,122.55 para trabajadores agrícolas, Q 3,209.24 para trabajadores no agrícolas, y Q 2,954.35 para trabajadores de maquilas y exportadoras. En las comisiones de discusión de los salarios los representantes de los empresarios se habían opuesto a cualquier aumento, mientras que los representantes sindicales pidieron un nuevo salario unificado de Q 4,562.5 más la bonificación de Q 250.

Este incremento tardío no alcanzará a las familias trabajadoras para cubrir los gastos de las canastas básicas. Sabemos que para la mayoría de trabajadores el sueldo mínimo es un sueño, pues la mayoría de empresarios pagan menos, violando la ley mientras el Ministerio de Trabajo se hace de la vista gorda.

Las y los trabajadores, y sus organizaciones sindicales ahora tendrán la tarea de enfrentar la intención del gobierno y los empresarios de crear salarios diferenciados en el interior del país, con el propósito de legalizar los sueldos de miseria que pagan, sobre todo en el agro.

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