Por José Ángel Troglio

El conflicto que vive hoy en día la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), producto del autoritarismo, intolerancia e intransigencia de las autoridades universitarias, ha llevado el problema al extremo: no existe consenso entre los mandos y estudiantado. La rectora Julieta Castellanos, acostumbrada a imponer y hacer cumplir sus caprichos, ha procedido de manera vertical desde que inició su administración, a tal grado de instaurar una cultura del miedo y del terror junto con sus más cercanos colaboradores en Ciudad Universitaria y todos sus centros regionales. Esta medida aberrante y antidemocrática ha mantenido a docentes y demás empleados en constante silencio, replegados y humillados ante cualquier atropello de las autoridades; aquel o aquellos que se han atrevido a cuestionar o denunciar la violación de sus derechos, han sido despedidos, castigados con penas administrativas severas, hostigados y hasta con persecución laboral, como ejemplo concreto tenemos la desarticulación y debilitamiento de instituciones insignes como IMPREUNAH y ADUNAH.

Julieta Castellanos encuentra la horma de su zapato

La aplicación de la nueva Ley Orgánica de la UNAH, aprobada en diciembre del 2014, contempla en sus preceptos más básicos lo siguiente: terminar con la paridad estudiantil, controlar el SITRAUNAH, controlar el ingreso a la UNAH por medio de examen de admisión y la privatización de los servicios de la UNAH. El origen de la lucha de los estudiantes lo ha provocado la aplicación de estas reformas académicas. En el 2015 se luchó por la derogación de la tabla de unidades valorativas; éstas afectaron a los estudiantes a la hora de matricularse, normas que condicionaron al alumno a matricular sus asignaturas por el índice académico, medida que limitó la cantidad de clases que los estudiantes querían cursar, otros se quedaron fuera del sistema sin opción alguna, lo cual provocó retraso para aquellos que sí lograron permanecer en el sistema a partir de la fecha, alargando los años para poder graduarse. La presente lucha es por la derogación de todas las normas académicas; una de sus reglas contempla elevar al 70% el índice académico, esto afectaría y excluiría a miles de estudiantes, estas normas no fueron consensuadas ni socializadas con los alumnos, padres de familia y docentes para su aplicación, los estudiantes exigen que se les dé mayor participación en las decisiones que tomen las autoridades.

Por otro lado, la rectora pensó que su autoritarismo aplicado a docentes y trabajadores iba a funcionar de la misma manera con el sector estudiantil. La petición de los estudiantes de exigir que se deroguen estas normas utilizando métodos de lucha tradicionales, obligó a la rectora a buscar salidas totalmente irracionales para dirimir el conflicto; toda autoridad que dirige una institución de educación superior aboga por una salida donde impere la razón, todo académico, dentro de la academia utiliza las herramientas del diálogo, la sabiduría y el consenso, herramientas que al parecer desconoce la rectora. Castellanos aplica los instrumentos típicos de los sin razón: procedimientos judiciales, desalojos violentos que permiten la clara violación de la autonomía universitaria al permitir la incursión de ejército y policía a los predios universitarios, requerimientos fiscales contra estudiantes y una serie de medidas que van desde la cancelación de los períodos académicos; esto denota la intransigencia y la inocultable venganza en contra del movimiento estudiantil, con ello demuestra que no lo ha podido controlar y es un hueso duro de roer.

Histórica lucha estudiantil

A pesar de todas las medidas represivas y la criminalización de la lucha estudiantil, estos compañeros nos han dado la enorme lección de coraje, empuje, organización y espíritu de lucha que no los hace doblegarse ante nada. El fenómeno de los centros regionales es digno mencionarlo, la mayoría de estos centros no han tenido la experiencia en procesos de lucha estudiantil como UNAH-CU y UNAH-VS. Esta vez, en los centros regionales la lucha tomó otras dimensiones; ante la custodia de los centros por militares y policías en la que se encontraba el CURC (Comayagua), CURLA (La Ceiba), CURVA (Olanchito) y el CURLP (Choluteca), los estudiantes convocaron a exitosas huelgas de brazos caídos: método de lucha que consiste en no asistir a clases, sin tomar los edificios ni cerrar las entradas a los distintos campus, dejando las aulas vacías. Además, se realizan asambleas, marchas por las principales vías de acceso tanto fuera como dentro de los centros y otras actividades para protestar pacíficamente.

El Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llama a toda la comunidad estudiantil a mantenerse en la lucha por la democratización y rescate de la autonomía en la UNAH

¡Abajo Julieta Castellanos! ¡Arriba la lucha estudiantil!

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