mujeres

Por Carlos M. Licona

El 8 de marzo de 1908, 129 mujeres se convirtieron en mártires en un incendio ordenado por el patrón en la fábrica “Cotton”, de Nueva YorkEstados Unidos. Las mujeres se declararon en huelga permanente en su lugar de trabajo. Exigían la reducción de la jornada laboral a 10 horas y un salario igual al que percibían los hombres que hacían las mismas actividades. El dueño de la fábrica ordenó incendiar la misma y aquellas mujeres murieron exigiendo los derechos que les correspondían. Fue en 1910, en la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, en la capital danesa, Copenhague, que se proclamó oficialmente el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, en homenaje a las mujeres caídas en la huelga de 1908.

En Honduras, el movimiento feminista ha tenido varias décadas de exigir derechos, pero fue posteriormente a la gran huelga bananera de 1954 en que lograron mayor impulso y en 1957 a la mujer hondureña se le otorgó el derecho a ser ciudadana y por lo tanto a ejercer el sufragio. Hay que recordar que en la “Revolución Francesa” en la que se dio la “La toma de la Bastilla” los tres derechos proclamados de “Igualdad, Libertad y Fraternidad” fueron derechos proclamados exclusivamente para los hombres y no para las mujeres.

Son interminables las páginas en la historia del país sobre la lucha de la mujer hondureña, principalmente en los últimos 11 años desde el golpe de estado del 2009 en que muchas mujeres han sido asesinadas. Pero, sobre todo, hay que reconocer las heroínas de libertad en el gremio de periodistas y docentes.

Las maestras en lucha un ejemplo a seguir

En el 2009 las calles fueron inundadas por mujeres que luchaban por revertir el golpe de estado, en el 2015 nuevamente se hizo en las enormes movilizaciones de “las marchas de las antorchas”, pero fue en el 2019 en que se sintió el verdadero poder de las mujeres con la lucha en las calles del centro de Tegucigalpa, convocatorias que se hicieron bajo la conducción de la Plataforma. En aquellas calles inundadas del humo de las bombas lacrimógenas muchas maestras de diferentes edades corrían en las calles defendiéndose de las hordas asesinas del régimen.

El caso más simbólico en esta larga lista de mártires es el asesinato de la maestra Ilse Ivania Velásquez, ocurrida el 18 de marzo del 2011 en una férrea represión de la policía, hecho que quedó en la impunidad. También es doble ejemplo el de la maestra Marycruz Portillo, quien además de luchar contra el régimen asesino le ha tocado librar una dura batalla contra las instituciones represoras del estado para lograr la liberación de su hijo Rommel Herrera Portillo, injustamente preso desde el 31 de mayo del 2019 acusado de incendiar la embajada, en todo caso si había que castigar al joven docente le correspondía a su madre darle una tunda por ingenuidad.

Las docentes además de su grandioso papel contra el régimen, también deben abrirse espacios en la lucha política y gremial, es irónico que mientras las mujeres son mayoría en los colegios magisteriales son pocas las que han llegado a dirigir y conducir los mismos. Algunas mujeres que se han propuesto para conducir algún colegio magisterial han sido descalificadas por los mismos grupos que son controlados por hombres y que se les menciona en actos de corrupción, otras que son cooptadas para beneficio de esos mismos grupos que secuestran la dirección del magisterio. Los ejemplos de maestras baluartes a seguir son muchos, no obstante, de una u otra forma se les invisibiliza. El ejemplo más claro son los programas radiales de los seis colegios magisteriales en que son dirigidos y conducidos por hombres, dando poca o ninguna participación a la mujer.

Las maestras deben conducir al magisterio

Las docentes son mayoría, pero su trabajo docente aunado al de la casa les merma su participación política y gremial. Las mujeres docentes no deben permitir que grupos corruptos integrados en su mayoría por hombres les utilicen para corroer las instituciones gremiales, la mujer debe postularse para dirigir y conducir la lucha. No existe duda de que, si lo pueden hacer, las mujeres deben unirse para terminar en este narco estado barbárico con los femicidios y la violencia contra la mujer, es obligación de todo hombre que se llame luchador sumarse a exigir los derechos de la mujer.

Que el 2021 sea un año reivindicativo para los derechos de la mujer hondureña.

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