Por Ramón Sibaja

La provincia de Costa Rica fue prácticamente la ultima en pronunciarse a favor del acta de independencia del 15 de septiembre de 1821, manifestando su anuencia a la anexión al imperio de Iturbide, y aprobando en diciembre de ese mismo año, el Pacto de la Concordia que, en realidad, muchos de sus planteamientos estaban basados en la Constitución de Cádiz

La crisis del imperio español

El colapso del imperio colonial español comenzó cuando Napoleon Bonaparte incumplió con el Tratado de Fontaineblue (1807), por medio del cual Francia y España invadirían y se repartirían Portugal, en ese momento aliado de Inglaterra. Una vez cumplido el objetivo militar, Napoleon se volteó contra su aliado en 1808, el rey Carlos IV abdicó a favor de Fernando VII, y las tropas francesas se apoderaron de España.

Para justificar la invasión como una extensión deformada del republicanismo de la revolución francesa, Napoleón hizo aprobar en 1808 la Constitución de Bayona, que instauraba una monarquía parlamentaria, pero a favor de su hermano José Bonaparte. La invasión francesa a España dividió a los españoles entre “afrancesados” y quienes permanecieron leales a Fernando VII. Estos acontecimientos alimentaron el fuego de la independencia en las colonias de América.

Las rebeliones independentistas de 1811

Para contrarrestar el efecto de la Constitución de Bayona, los leales a Fernando VII convocaron en Cádiz, en 1810, a las Cortes Generales y Extraordinarias de España. Ese mismo año, en México, se produjo el grito de independencia el 16 de septiembre de 1810.

A pesar que los diputados en Cádiz discutían el establecimiento de una monarquía constitucional, y el otorgamiento de una relativa autonomía a las colonias, una oleada de rebeliones independentistas se produjo en Centroamérica. En noviembre de 1811, se produjo la primera gran rebelión en la ciudad de San Salvador, encabezados por el sacerdote Jose Matías Delgado, y Manuel Jose Arce. En diciembre de ese mismo año, se produjeron otros levantamientos armados en las ciudades de Leon y Granada, provincia de Nicaragua. En enero de 1812, hubo un levantamiento en Tegucigalpa, Honduras, encabezado por Julian Romero y fray Jose Antonio Rojas. Todos estos primeros movimientos independentistas fueron violentamente reprimidos por tropas al mando de José de Bustamante y Guerra, Capitán General.

La Constitución de Cádiz

El 19 de marzo de 1812 fue publicada la Constitución de Cádiz, creando una nueva división político-administrativa basada en diputaciones. En Centroamérica, desapareció la Capitanía General de Guatemala, o “Reino de Guatemala”, y fueron creadas las diputaciones provinciales de Chiapas, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Cada diputación estaba conformada por siete miembros electos popularmente y tres suplentes. Retomando las tradiciones del municipalismo español, las diputaciones provinciales eran autónomas. Este fue el principal legado de la Constitución de Cádiz. Al recuperar el trono Fernando VII en 1814, disolvió las Cortes y abolió las instituciones creadas por la Constitución de Cádiz, entre ellas las diputaciones provinciales. Un nuevo periodo de reacción se produjo en Centroamérica.

Aislamiento y autonomía de Costa Rica

El 23 de marzo de 1814, dos meses antes que Fernando VII disolviera las Cortes y aboliera la Constitución de Cádiz, la diputación provincial de Costa Rica había propuesto que las provincias de Nicaragua y la propia Costa Rica, constituyeran una Capitanía General, independiente de Guatemala, con sede en León, Nicaragua, y una intendencia en Costa Rica, pero la propuesta no progresó porque el 4 de mayo de ese mismo año Fernando VII disolvió las Cortes y abolió la Constitución de Cádiz.

Para septiembre de 1821, la provincia de Costa Rica respondía a la Capitanía General de Guatemala en asuntos relacionados con la Guerra, Justicia y Hacienda, pero dependía de León, en asuntos políticos, económicos y de policía. La relación entre Nicaragua y Costa Rica era muy profunda.

La provincia de Costa Rica, en una época en que casi no había caminos, estaba muy alejada de Ciudad Guatemala. Este alejamiento geográfico marcó profundamente la mentalidad política de sus habitantes.

Para 1821, la provincia de Costa Rica tenía escasa población asentada mayoritariamente en el llamado valle central. La costa caribe era inhóspita, los territorios de Nicoya y Guanacaste estaban bajo la jurisdicción de la provincia de Nicaragua, y hacia el sur estaban las impenetrables selvas y pantanos de la provincia de Panamá. En los hechos, aunque no administrativamente, esta provincia estaba más vinculada a la provincia de Panamá, que primero fue parte del virreinato de Nueva Granada, y después formó parte de la Gran Colombia.

La proclamación de la primera independencia

Las rebeliones independentistas continuaron produciéndose en América. El 1 de enero de 1820 las tropas destinadas a aplastar estas luchas, se amotinaron en España, bajo el mando del general Rafael del Riego y Núñez, obligando al rey Fernando VII a restablecer la Constitución de Cádiz. Estos vaivenes políticos en la metrópoli, y la extensión de la lucha por la independencia en México, tuvieron un efecto directo en Centroamérica y la agitación popular en Guatemala, incidieron decisivamente en la declaración de la independencia de las provincias de Centroamérica, el 15 de septiembre de 1821, proclamada por las mismas autoridades coloniales.

En el punto 7 del Acta de Independencia quedó establecido la vigencia de la “constitución, Decretos y leyes, hasta que el Congreso indicado determine lo que sea más justo y benéfico”. Obviamente se referían a la Constitución de Cádiz que fue restablecida en 1820. En cierto sentido, era un contrasentido histórico, porque esta consagraba una monarquía con rasgos parlamentarios, lo que indica que las elites en Centroamericana no querían una república independiente sino que se preparaban para la anexión a México.

Adhesión y rechazo al acta de la primera independencia

Después de firmar la Acta de Independencia, las nuevas autoridades mandaron copia original a todos los ayuntamientos y provincias de Centroamérica. A El Salvador, llegó a las nueve y media de la noche, del viernes 21 de septiembre de 1821, siendo recibida con alegría. Al día siguiente, el Ayuntamiento de San Salvador aprobó el acta de independencia.

En Honduras, la copia del acta de independencia llego a Tegucigalpa el día 28 de septiembre de 1821 y ese mismo día se aprobó y se hizo la juramentación de las nuevas autoridades. Las autoridades de Comayagua, no se adhirieron a la proclamación de independencia.

A Nicaragua llegó el 28 de septiembre, y fue recibida de diferente manera por las autoridades de León y Granada. Las autoridades de Leon, reunidas de emergencia, firmaron el Acta de los Nublados, resolviendo: “(1.- La absoluta y total independencia de Guatemala, que parece se ha erigido en soberana. 2.-    La independencia del gobierno español, hasta tanto que se aclaren los nublados del día (…) 3.- Que en consecuencia continúen todas las autoridades continuadas (sic) en el libre ejercicio de sus funciones con arreglo a la constitución y a las leyes”. En pocas palabras, Leon se proclamó independiente de España y de Guatemala. Esta decisión fue rectificada mediante el Acta del 12 de octubre de 1821, por medio del cual las autoridades de Leon, se pronunciaron a favor del Plan de Iguala y de la anexión a México.

En cambio, las autoridades de Granada recibieron con júbilo la proclamación de la independencia y se opusieron al Plan de Iguala.

La anexión a México

No habían terminado de aprobar las provincias el acta del 15 de septiembre de 1821, cuando las autoridades de Guatemala, temerosas de perder el control, conspiraron y mostraron simpatías por el Plan de Iguala que Austin de Iturbide, auto proclamado emperador, había aprobado desde el 24 de febrero de 1821.

El Plan de Iguala se basaba en la defensa de la religión católica como única, la Independencia de la Nueva España (México) de cualquier otra nación, y el establecimiento de una monarquía moderada como forma de gobierno, Esta Plan se sostendría con la formación de un ejército protector, denominado de “las tres garantías”, que velaría por la religión, la independencia y la unión íntima de americanos y europeos. Las autoridades de Guatemala se adhirieron al Plan de Iguala el 5 de Enero de 1822 y con ello anexaron a las provincias de Centroamérica al naciente imperio de Iturbide.

El Acta de Cartago

En el ínterin, las copias del acta de independencia y del Acta de los Nublados, llegaron a Costa Rica hasta en octubre de 1821. No llegaron copias de las Actas de San Salvador y Tegucigalpa.

La provincia de Costa Rica se enteró de la independencia el 13 de octubre de 1821, un día después que las autoridades de Leon se adhirieron al Plan de Iguala, por lo tanto no conocían su contenido.

El coronel Juan Manuel de Cañas convocó a los pueblos para que enviaran delegados para un cabildo abierto que se reunió el 29 de octubre en Cartago, leyendo los documentos y finalmente proclamando la independencia de la provincia de Costa Rica en relación a España.

El cabildo de Cartago, mediante Acta No 57 del 29 de octubre de 1821, resolvió: “(…) 1° Que se publique, proclame y jure solemnemente el jueves 1° de noviembre la independencia, absoluta del Gobierno español: 2° Que absolutamente se observarán la Constitución y leyes que promulgue el Imperio Mexicano, en el firme concepto de que en la adopción de este plan consiste la felicidad y verdadero intereses de estas provincia (…)”.

Cartago y la villa de Heredia se adhirieron al Plan de Iguala, es decir, fueron favorables a la anexión a México, tema que todavía se discutía en las otras provincias de Centroamérica. En sentido contrario, el cabildo de San José se declaró libre e independiente el 1 de noviembre de 1821, pero al final cedió.

El Pacto de la Concordia

A pesar que el punto dos del Acta No 57 del 29 de octubre de 1821, el cabildo de Cartago acepta el Plan de Iguala y se obliga a observar la Constitución que apruebe México, el 1 de diciembre de 1821 fue aprobado el “Pacto social fundamental interino de Costa Rica”, conocido como el Pacto de la Concordia. La mayoría de los historiadores la consideran la primera Constitución de Costa Rica, lo que otorgaría a esa provincia el status de excepción de la regla centroamericana.

En realidad, esta interpretación es demasiado generosa porque las elites de Costa Rica estaban deseosas de anexarse al imperio de Iturbide. El articulo 1 del Pacto de la Concordia estableció que la provincia de Costa Rica era libre de “(…) constituirse en una nueva forma de gobierno y será dependiente o confederada de aquel Estado o potencia a que le convenga adherirse, bajo el preciso sistema de absoluta independencia del Gobierno español y de cualquiera otro que no sea americano”. De esta manera quedaba proclamada la independencia en relación a España, pero quedaba abierta la unión o anexión a otro Estado de América.

Pero después de las discusiones, en el acápite de reformas al pacto social, se aprobó lo siguiente: “(…) 1.-  Que habiéndose formado el proyecto (de pacto social) antes que la provincia, como parte del reino de Guatemala, fuese invitada por el Excmo. señor don Agustín de Iturbide, presidente de la Serenísima Regencia de México, a unirse a aquel Imperio, y estando ahora decididos los pueblos a la unión, enviará esta provincia a las Cortes de México al diputado o diputados que se le señalen y se sujetará a la Constitución que aquel Soberano Congreso establezca: en cuyo concepto queda reformado el artículo 1o. y cumplido el final del 45”.

¿El Pacto de la Concordia fue un repudio a la Constitución de Cádiz? No fue así, porque el artículo 6 del Pacto de la Concordia estableció que “los derechos de ciudadano se suspenden o pierden por las mismas causas que expresan los artículos 24 y 25 de la Constitución española”. En realidad, era un estatuto para organizar al nuevo gobierno, pero muchos de sus estipulaciones estaban basados en la Constitución de Cádiz.


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