Por Sebastián Chavarría Domínguez

Estamos a un mes de las votaciones del 6 de Noviembre y, a diferencia de la candente polarización de los años anteriores, en esta ocasión asistimos a la primera campaña electoral caracterizada por el aburrimiento y la apatía general de la población.

En términos generales, los resultados están casi definidos por el comportamiento político de los partidos en el periodo anterior, salvo las sorpresas que pueden ocurrir el día de la votación.

Oposición inepta y dividida

En Nicaragua el sentimiento general es que no hay oposición. Al recuperar el gobierno en el año 2007, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ha concentrado mayores poderes, contando con la omisiva colaboración de Partido Liberal Constitucionalista (PLC) que dirige el ex presidente Arnoldo Alemán.

El otro sector de la oposición burguesa, liderado por Eduardo Montealegre, a pesar de haber sido la segunda fuerza en las elecciones del año 2006, no tiene cuotas de poder dentro de las instituciones del Estado. Ante el hecho irreversible que Arnoldo Alemán lanzó su propia candidatura presidencial, para renegociar su relación con el FSLN, Montaleagre hizo una astuta maniobra al desistir de su candidatura presidencial, y levantar la candidatura del anodino  Fabio Gadea Mantilla, un empresario radial conocido por ser el creador de “Pancho Madrigal”, el personaje cuenta cuentos campesinos.

Para sobrevivir, ante el acoso combinado del FSLN y del PLC, la fracción de Montealegre ha tenido que manejar un discurso de confrontación con el gobierno de Daniel Ortega, aunque en el fondo aspira ocupar el mismo lugar que actualmente tiene el PLC, es decir, negociar su cuota de poder dentro de las instituciones del Estado.

Oposición sin discurso electoral

Parte del aburrimiento de la actual campaña, reside en que el FSLN ha desarmado políticamente a la oposición. En las campañas anteriores, la oposición burguesa agitaba el fantasma del fracaso de la revolución, de las filas para comprar comida, del hambre, de la guerra, del servicio militar, etc. Y el temor al pasado producía la victoria electoral de los candidatos anti sandinistas.

Durante la campaña electoral municipal del año 2008 asistimos a enfrentamientos callejeros, pedradas, a un clima electoral más agitado. Ahora la estrategia electoral del FSLN ha sido mantener la calma social, sin asustar a los electores. En la medida en que la cúpula del FSLN se ha transformado en el sector hegemónico de la burguesía nicaragüense, por una necesidad natural diseña y aplica las políticas económicas neoliberales, los planes del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Al no tener diferencias sustanciales con la política económica con el FSLN, las diferentes fracciones de la oposición burguesa se han quedado sin ejes de ataque político, ya no puede agitar el fantasma de la revolución, porque obviamente el sandinismo ha dejado de ser revolucionario, al menos así lo perciba ahora un sector importante de la población nicaragüense.

El efecto de los programas asistencialistas

Con la habilidad política que la caracteriza, la cúpula del FSLN ha utilizado los recursos del convenio petrolero con Venezuela, para implementar programas de asistencia social a los sectores en extrema pobreza. La ayuda del gobierno es muy poca (10 láminas de zinc, por ejemplo) pero tiene un efecto benéfico para la gente más necesitada que vive en la miseria.

El FSLN ha concentrado sus esfuerzos en retener el voto duro o cautivo, y ganar el voto de los jóvenes y de los sectores sociales en extrema pobreza. Aprovechando las características de la actual generación de jóvenes, que no se preocupa por los grandes problemas políticos, como ocurría en los años 70 y 80, sino que se entusiasma por los juegos de futbol, o por determinados conjuntos de rock, lo cual por cierto no es criticable, pero que es manipulado hábilmente por el FSLN para aumentar su caudal electoral.

En relación a los programas de asistencialismo social, que muchos gobiernos neoliberales aplican en América Latina, y que cuenta con la venia del Banco Mundial y del FMI, la efectividad de estos programas ya no puede ser negada. Los diversos candidatos de la oposición burguesa, se han visto obligados a incorporar como parte de su programa de gobierno el sostenimiento, mejoramiento y despartidización de estos programas sociales.

Las últimas encuestas

Las encuestas provocan polémicas por los pronósticos electorales. La más seria de las últimas encuestas es la de CID-GALLUP. Todas las encuestas coinciden en dos aspectos: el primero es que Daniel Ortega ha superado el umbral del 38% del promedio de votos obtenidos en las últimas elecciones, y el segundo es que Fabio Gadea Mantilla supera ampliamente al caudillo liberal Arnoldo Alemán. Mientras Ortega supera el 41% de las intenciones, Fabio Gadea subió del 28 al 34%, liderando el segundo lugar, con un 10% de diferencia en torno al arrollador candidato Daniel Ortega. Arnoldo Alemán, en cambio, ha bajado del 14% al 10% de intención de votos.

Estos datos reflejan el derrumbe del PLC, que desde las elecciones de 1996 se había convertido en el único antagonista serio contra el FSLN. El PLC de Alemán está pagando muy caro su política colaboracionista con el FSLN. En 1996 Alemán se montó el sentimiento antisandinista para ascender al poder, por ello la mayoría de sus bases se sienten traicionadas por el caudillo, que ha pactado y colaborado con el FSLN. Ahora, al parecer, las bases liberales migran por abajo hacia el proyecto  de Montealegre.

En las actuales circunstancias, la candidatura de Alemán le garantiza al FSLN retener en una casilla amiga, la cantidad de votos que sumados a los de Gadea, superarían a los votos del FSLN. Sin temor a exagerar, la candidatura de Alemán es la que garantiza un triunfo arrollador del FSLN en las próximas elecciones.

A pesar que ese es el panorama a un mes de las elecciones, existe un voto oculto, es decir, que no manifiesta sus intenciones, de aproximadamente un 15%. Aunque la tendencia es que el voto oculto está disminuyendo, es un factor impredecible en las elecciones del 6 de Noviembre.

La observación internacional

Como era de esperarse, a última hora el gobierno sandinista cedió en el tema de los observadores internacionales. Daniel Ortega invitó a José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), a mandar una misión observadores a las elecciones del 6 de Noviembre, mientras firmaba al mismo tiempo un memorando de entendimiento para el “acompañamiento electoral”.

El sandinismo tiene un estilo muy particular de negociar, que proviene de la guerrilla: primero presiona al máximo y hasta después hace concesiones, casi siempre en el filo de la navaja. Daniel Ortega necesita que su reelección no sea cuestionada por la comunidad donante, y para ello ha tenido una estrategia en varias fases, que ha ido cumpliendo escrupulosamente. Primero fue el control del aparato electoral, después garantizar la división de la oposición burguesa, y al final dio un giro de 90 grados e invitó a los observadores internacionales a fiscalizar el proceso, cuando las encuestas indican que muy probablemente ganará las elecciones.

El régimen político

El aburrimiento de la actual campaña no es casual, tampoco la apatía generalizada: la gente está cansada de los discursos, quiere mejoría económica, y las cifras parecen darle la razón al gobierno sandinista.

Nicaragua, en medio de la tormenta de la crisis mundial del capitalismo, ha logrado mantener modestas cifras de crecimiento económico, que no significan una sustancial mejoría de los niveles de vida, pero que el contexto de la campaña electoral es utilizado por el FSLN para solicitar a los votantes un voto de confianza para continuar con el mismo rumbo.

En realidad, no hay diferencias sustanciales en el plano económico entre los candidatos Ortega, Gadea y Alemán. Quizá la única diferencia es la evolución del régimen político que se ha transformado en un régimen cada vez más bonapartista bajo la segunda presidencia de Daniel Ortega.

El sandinismo aspira a conseguir mayoría dentro de la Asamblea Nacional, para hacer un profundo cambio institucional bajo la reelección de Daniel Ortega. El Pacto con el PLC está agotado, y si Alemán cae tan bajo, como lo indican las encuestas, tendrá dos caminos: gobernar con mayoría parlamentaria, convirtiéndose en un partido hegemónico, o negociar con el partido del segundo lugar.

Pero, como se podrá observar, es más de lo mismo que ha ocurrido en los últimos 80 años en la historia de Nicaragua, es decir, no ha cambiado

No hay por quien votar

En esas condiciones, sin participación de partidos de izquierda, que planteen salidas diferentes al statu quo que promueven Ortega, Gadea y Alemán, los trabajadores no tienen alternativas.

Al igual que el año 2006, el Movimiento por el Rescate del Sandinismo (MPRS), que ahora lidera Mónica Baltodano,  ha llamado al voto protesta, es decir, a votar nulo, como rechazo al actual estado de cosas. El Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) coincide con ese punto de vista, en las actuales circunstancias no hay por quien votar, pero el rechazo no debe ser la abstención, sino una protesta activa, votando nulo.

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