Por Melchor Benavente
Poco a poco, el reanimamiento económico está produciendo un efecto moralizante entre los trabajadores. En Nicaragua, se producen constantes estallido de descontento social de los sectores que trabajan por cuenta propia: taxistas, transportistas, desmovilizados, etc.
Durante mucho tiempo, los elevados índices de desempleo debilitaron los sindicatos, provocando la desaparición de las luchas de los trabajadores, pero ahora le ha tocado el turno nuevamente a los trabajadores.
El pasado 11 de Octubre los docentes y el personal administrativo de la Universidad Nacional Agraria (UNA), decidieron suspender labores, en protesta por la forma en que se iba a distribuir el aumento presupuestario, producto de la última reforma al presupuesto general de la Republica.
El aumento presupuestario para las universidades, y que toca repartirlo al Consejo Nacional de Universidades (CNU), fue raquítico, unos 104.88 millones de córdobas, pero al menos daba para aumentar mínimamente los miserables salarios. De esa cantidad, le correspondían a la UNA unos 9.8 millones de córdobas
El problema de la falta de presupuesto para las universidades se agrava por le hecho que, desde que fue creado el CNU en 1990 y en 1995 se logró incluir el 6% del presupuesto nacional para las universidades, este presupuesto se reparte no solo entre las universidades del Estado, sino también alcanzan las universidades privadas y religiosas, como la Universidad Centroamericana (UCA), la Universidad Católica (UNICA), la Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI), la Universidad Evangélica de Nicaragua (UEE), y muchas otras pequeñas universidades de garaje que reciben apoyo estatal.
En relación al tema de como  utilizar el dinero, los sindicatos se dividieron: El Sindicato de Trabajadores Administrativos propuso que a los trabajadores permanentes y temporales se les entregara un bono único de 7,574 córdobas y 3,574 para los instructores. En cambio, el Sindicato de Profesionales Docentes, propugnaban por un  bono único equivalente al 63.31% del salario básico de cada trabajador.
Evidentemente, la propuesta de los profesores encerraba una desigualdad, ya que estos tienen salarios muchos más elevados que el personal administrativo.
Durante las negociaciones, la Rectoría representada por Telémaco Talavera, presentó una propuesta intermedia de entregar un bono único sobre el 45% del salario básico y otro por C$2,500. Pero esta propuesta era similar a la de los profesores, por que su salario básico es mucho mayor que el del personal administrativo, aunque existe un reducido grupo en la administración que gana mucho más que los profesores.
Telemaco Talavera defendió los salarios de los altos cargos de la administración: “Hay estructuras de cargo, y el que tiene cargo, sea docente o administrativo, en toda institución de Nicaragua y el mundo, tiene un salario superior”. (Nuevo Diario, 16/10/2012)
Mientras se produjeron las negociaciones, la rectoría fue categórica: “no es posible otorgar un reajuste salarial, porque esto compromete el presupuesto 2013”, por eso idearon la forma de entregar el dinero extra como bono.
Inicialmente, la Rectoría presentó la propuesta de entregar un bono único sobre el 45% del salario básico y otro por C$2,500, pero la presión de las bases sindicales se hizo sentir, al final se entregó un bono único en base al 34% sobre el salario básico y otro por C$3,873.
Los dos sindicatos se pusieron de acuerdo, y aunque el reparto siempre fue desigual, la huelga se suspendió y los bonos fueron entregados. La lección más importante es que lo que se logró fue producto de la lucha, la propuesta inicial de rectoría fue derrotada.
Los trabajadores de las universidades estatales deben convertirse en los abanderados de que el presupuesto del 6% pase integro a las universidades estatales, excluyendo a las universidades privadas, así se obtendrían mas recursos para mejorar la educación superior y aumentar el salario de profesores y personal administrativo.

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