Por Victoriano Sánchez

El pasado 8 de diciembre, el Consejo Permanente (CP) de la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobó con 25 votos una resolución-ultimátum, en la que demandaba la liberación de  los presos políticos y encomendaba al secretario Luis Almagro, la realización de gestiones al más alto nivel, para convencer a la dictadura que modificara el rumbo antidemocrático.

La “prórroga”

Almagro tenía hasta el 17 de diciembre para informar sobre su gestión, pero ese mismo día envió una carta al CP de la OEA, solicitando una prórroga para extender el plazo para la rendición de su informe "hasta mediados del mes de enero". No se conoció oposición alguna a la solicitud de prorroga de Almagro.

Esta maniobra diplomática significó en los hechos el reconocimiento del nuevo periodo presidencial de la pareja Ortega-Murillo, a pesar que el mismo CP en resolución anterior había declarado la “ilegitimidad” del proceso electoral del 7 de noviembre.

El informe de Luis Almagro

Al no haber oposición dentro del CP a la solicitud de prorroga de Almagro, esta se produjo automáticamente. En la reunión del CP, el pasado 19 de enero, Almagro rindió su informe con un lenguaje sibilino, ambivalente:

(…) De las gestiones emprendidas no se ha recibido el beneplácito para el envío de una misión de buenos oficios de alto nivel tal como fue solicitado por el Consejo Permanente en su Resolución de diciembre pasado, es decir, no se ha recibido respuesta formal al respecto.

(…) Respecto a la situación institucional y de derechos humanos del país no ha habido en este tiempo avances de ningún tipo y la misma continúa revistiendo la gravedad que ha sido señalada por la Secretaría General y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) (…) lamentablemente, las versiones de liberación de presos políticos para Navidad, Año Nuevo o antes de la asunción presidencial de Daniel Ortega no se concretaron”.

En posteriores declaraciones, reconoció que "definitivamente, de las gestiones emprendidas no se ha recibido el beneplácito para el envío de una misión (...) Es decir, no se ha recibido respuesta formal al respecto", dijo Almagro al Consejo Permanente de la OEA”.

En un extraño lenguaje diplomático, Almagro dijo que " (…) Tampoco es pertinente decir que ha habido hasta ahora, hasta este Consejo Permanente, un rechazo formal o definitivo a los contactos y trabajos iniciados".

En pocas palabras: si hay gestiones, no hay avances, pero tampoco hay rechazo, por lo tanto, la OEA debe tener paciencia.

El permanente error de la UNAB

El informe de Almagro cayó como un balde de agua fría dentro de los grupos de la oposición burguesa, quienes han basado toda su estrategia en solicitar sanciones contra el circulo de hierro de la dictadura. Esta estrategia ha demostrado su fracaso, porque las sanciones impuestas son ineficaces, y crean la falsa ilusión de que Estados Unidos y sus aliados van a imponer desde afuera la democratización, cuando corresponde a la movilización popular independiente, lograr estos cambios.

En un comunicado emitido el 19 de enero, el Consejo Político de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB)expreso lo siguiente: “(…) Tomamos nota del informe verbal presentado por el secretario general Luis Almagro al Consejo Permanente en su sesión ordinaria de esta mañana. (…) Señalamos la mayor necesidad de incrementar la presión con todas las herramientas disponibles a la OEA y a sus Estados Miembros, a fin de compensar la concentración de poder que ha impuesto la dictadura Ortega-Murillo y equiparar la correlación de fuerzas con la oposición”.

Este párrafo ilustra la bancarrota política de la UNAB, porque sigue implorando que las sanciones provoquen un “equiparamiento” en la correlación de fuerzas a lo interno. Este es un error político garrafal, apostar todo a una fracasada estrategia de sanciones, porque lo único que pude cambiar la correlación de fuerzas dentro de Nicaragua, es el surgimiento de una nueva alternativa revolucionaria que oriente con claridad y firmeza los pasos necesarios para activar la organización popular contra la dictadura.

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