Por Orson Mojica

El inicio del año nuevo en Cuba, no solo fue motivo de celebración del 62 aniversario del triunfo de la revolución, sino también el inicio de un riguroso plan de ajuste económico y de conversión monetaria. En realidad, había más preocupaciones que motivos de celebración.

Hasta inicios de enero del 2021 había dos monedas en circulación: el peso cubano y el peso convertible cubano (CUC), equivalente a un dólar norteamericano. En adelante, solo habrá una sola moneda, el peso cubano con una tasa de cambio de 24 pesos cubanos por un dólar norteamericano. Detrás de la unificación monetaria se escondió una enorme devaluación, que golpea fundamentalmente a los trabajadores. El salario mínimo en Cuba es de un dólar diario.

Un nuevo “periodo especial” impuesto por Trump

El bloqueo imperialista de Estados Unidos contra la revolución cubana, ha mantenido a la economía de la isla en niveles precarios. El subsidio de la URSS durante más de tres décadas fue trascendental. No obstante, el derrumbe de la URSS en 1991 significó un duro golpe para la economía “socialista” de sobrevivencia. Entonces Fidel Castro decretó un “periodo especial” e inició una gradual apertura hacia el capitalismo a través de la inversión extranjera en turismo, pero manteniendo el régimen totalitario y el control del Partido Comunista, lo que evitó el colapso económico de Cuba.

Entre 1995 y 2004 el dólar circuló libremente por el auge del turismo. El subsidio petrolero de Venezuela, a partir del ascenso de Hugo Chávez al poder en 1999, bajo la forma de créditos o intercambio de servicios médicos, permitió mantener la economía en niveles de supervivencia, pero con un creciente empobrecimiento de la población.

Un colapso de la economía en Cuba, se transformaría en un éxodo masivo de balseros hacia Estados Unidos. Por ello, en julio del 2016, en el último año de su administración, Barack Obama restableció las relaciones diplomáticas con Cuba, para acelerar ese proceso de tránsito hacia el capitalismo.

La política conciliadora de Estados Unidos cambió con el ascenso de Donald Trump a la presidencia en enero del 2017, quien intensificó el aislamiento y presiones económicas sobre la asfixiada economía cubana, volviendo a un nuevo “periodo especial”, con el agravante que el subsidio petrolero venezolano está en su nivel más bajo, por el desplome económico de Venezuela, que también ha sufrido los efectos del bloqueo imperialista decretado por Trump. En 2020 la economía cubana se contrajo un 10%, una caída significativa. Para rematar, Trump colocó  Cuba en la lista de Estados que promueven el terrorismo, apretando más la clavijas de la asfixia financiera.

Nuevo impulso hacia el capitalismo

La devaluación y unificación monetaria otros cambios económicos. Ante la incapacidad del Estado “socialista” de brindar algunos servicios, la dirección castrista optó por una nueva y ambiciosa apertura hacia el capitalismo.

En última década, se han producido reformas graduales que han disminuido el número de empleados públicos, y han aumentado en 600,000 los trabajadores por cuenta propia (13% de la población económicamente activa).

A inicios de febrero del 2021, como complemento de la devaluación y unificación monetaria, el castrismo amplió la autorización de actividades o profesiones privadas de 127 a 2000, casi siempre relacionadas con el turismo, pero se reservó el monopolio sobre los servicios mejor calificados, aunque peor pagados, como medicina, salud, educación, energía, comunicaciones y todos los oficios relacionados con la construcción.

Bajo un barril de explosivos

Este giro hacia el capitalismo se produce en un momento crítico. La economía está colapsada, el descontento social ha crecido, y el ajuste se produce casi inmediatamente después de la rebelión de los intelectuales organizados en el movimiento San Isidro. La dictadura castrista está montada sobre un barril de explosivos que en cualquier momento puede detonar.

Por ello, la administración Biden ha sido muy cuidadosa en no continuar asfixiando a Cuba, aunque el viraje en relación a las políticas agresivas de Trump se produce a un ritmo mucho más lento.

¿A dónde va Cuba?

El futuro de la revolución cubana dependerá, en los próximos años, del surgimiento de una nueva conducción revolucionaria, que rescate las banderas de la independencia política y que defienda las conquistas sociales de la revolución de 1959, que se están extinguiendo rápidamente por la crisis económica y el aislamiento de Cuba.

En cualquier coyuntura, sea en el ascenso de la revolución o en su retroceso, el deber de los revolucionarios es luchar junto a las masas trabajadoras para impedir que el peso de la crisis económica recaiga sobre estas. Esta es la clave para luchar contra la restauración capitalista que puede hacer retroceder rápidamente a Cuba el status de semicolonia del imperialismo norteamericano.


Por Orson Mojica

La detención el 9 de noviembre del rapero y activista opositor, Denis Solís, su rápido enjuiciamiento y condena por el delito de desacato, provocó el surgimiento del Movimiento San Isidro (MSI). Este nombre no viene de ningún santo, ni el movimiento es religioso, sino que fue relacionado con el barrio en donde surgió la sorpresiva protesta pacífica con simbólica huelga de hambre y acuartelamiento.

Indudablemente, que la derecha y el imperialismo mundial se rasgaron las vestiduras, declarando sus hipócritas simpatías por el movimiento democratizador. El gobierno de la burocracia castrista reaccionó como siempre, acusando a los huelguistas de ser mercenario del imperialismo norteamericano, pero la repuesta inmediata no fue la cárcel, sino que se produjo una extraña tolerancia.

La solidaridad en torno al MSI dio origen al plantón y vigilia del 27 de noviembre (27-N). Como una bola de nieve que no se derretía con el calor de La Habana, el movimiento fue creciendo y los intelectuales demandaron un dialogo con las autoridades.

Un inusual pero corto Dialogo

La demanda central fue un juicio justo para el rapero y opositor Denis Solís, pero rápidamente se fue llenando el papel con mas reivindicaciones democráticas: libertad de pensamiento y de creación artística, fin de la censura, cese a la represión, etc.

Mientras el dialogo se producía, el aparato de propaganda del castrismo ataca al MSI pero mantuvo un criminal silencio sobre el dialogo que se produjo por un corto periodo. Este fue un hecho trascendental, porque en Cuba no existen antecedentes de dialogo con las protestas democráticas. Al contrario, la más mínima protesta ha sido catalogada como contrarrevolucionaria, y los acusados han terminado casi siempre en las cárceles o en el paredón.

La ruptura del Diálogo

En la reunión del 27 de noviembre en la sede del MINCULT, después de varias horas de negociaciones, se llegó a los siguientes acuerdos: “El viceministro se interesaría por los casos de Luis Manuel Otero Alcántara y Denis Solis. El MINCULT va a organizar agendas de debate, de encuentros con artistas para negociar sus exigencias. El MINCULT organizaría sesiones de debate sobre la aplicación de las leyes y el papel del Ministerio del Interior (MININT), esto referido a la represión a los artistas por parte de la Seguridad del Estado. La Asociación Hermanos Saíz (AHS) revisaría su declaración y, si se aceptaba por el Consejo Nacional de la organización, se retractarían. TREGUA: Los artistas van a poder reunirse, incluso en los espacios independientes, sin ser hostigados, para debatir temas relacionados con sus exigencias”.

Estos acuerdos mínimos dieron la impresión del inicio de una enclenque perestroika cubana, pero el 4 de diciembre la burocracia castrista rompió el dialogo, desconoció los acuerdos e inicio una campaña represiva, pero no a los niveles tradicionales.

¿Un tímido intento de Perestroika?

Desde el derrumbe de la URSS en 1990, el principal proveedor de Cuba, la economía de ese país sufre una larga agonía que somete al pueblo cubano a una decadencia permanente. Atrás quedaron los años en que la revolución cubana dio a su pueblo un aceptable nivel de vida, educación y salud.

El surgimiento de movimientos democráticos son una expresión directa de la bancarrota económica de Cuba. Desde 1990, la burocracia castrista ha intentado restaurar parcialmente el capitalismo en Cuba, impulsando su propia perestroika, intentando copiar vanamente el modelo de China y Vietnam, girando hacia un capitalismo de Estado bajo el control del Partido Comunista de Cuba (PCC), pero la cercanía con el imperialismo norteamericano se lo ha impedido.

A pesar de que la administración Obama restableció las relaciones diplomáticas con Cuba, con la estrategia de alentar la gradual restauración capitalista, la administración Trump volvió a la vieja política de bloqueo y sanciones económicas, que son una especie de bloqueo especifico a las empresas estatales o mixtas cubanas que han logrado sobrevivir al bloqueo tradicional.

La inusual tolerancia de las autoridades cubanas se debe precisamente a la necesidad que tienen de abrir el país a las inversiones extranjeras, y al mismo tiempo tiene también la necesidad de mantenerse en el poder. Son dos tendencias contradictorias, pero hasta el momento han procurado mantener un frágil equilibro.

A la espera de Biden

Debido a que en la campaña electoral el candidato Joe Biden, anunció que restablecería las negociaciones con Cuba (política que le costó la perdida del Estado de la Florida, donde habita la comunidad cubana en el exilio), la burocracia castrista ha enviado un mensaje dual a Washington: probablemente las cosas pueden mejorar, siempre y cuando les permitan impulsar su proyecto de reconstrucción capitalista, pero bajo la hegemonía del PCC. De lo contrario, se mantendrán las restricciones a las libertades democráticas.

La juventud e intelectualidad cubana debe sacar las lecciones de esta primera jornada por el establecimiento de las libertades democráticas en Cuba.


Por Leonardo Ixim

El pasado 5 de diciembre se realizaron elecciones legislativas para renovar el total de la Asamblea Nacional en Venezuela; la alianza oficialista, el Gran Polo Patriótico (GPP), se impuso sobre distintas alianzas opositoras, pero bajo un alto abstencionismo, uno de los mas altos en la historia reciente del país.

En unas elecciones atípicas, marcadas por la presión imperialista, la Unión Europea (UE) pidió al gobierno de Nicolás Maduro que las pospusiera y aceptara una misión de observación, para que se permitiera algunos partidos opositores participar. 

El GPP, un armado conformado por el Partido Socialista Unido de Venezuela, el Movimiento Electoral del Pueblo de origen en la cuarta republica, una parte de Patria Para Todos (PPT) y del Movimiento Tupamaro y Somos Venezuela, logró el 69.25 por ciento de los votos, consiguiendo 198 escaños de 253.

Pero el gran ganador fue el abstencionismo. De un padrón total de un poco mas de 20 millones de votantes inscritos, participaron 6 millones 250 mil votantes, es decir el 30.5 %. Aquí se muestra un repudio, tanto al gobierno como al sistema político en general; la antigua MUD con el sector mas pro-yanqui conocidos como el G4 del autoproclamado presidente Juan Guaidó, se abstuvo y está realizando una consulta con tres preguntas de cajón, que además del repudio a Maduro, deja abierta nuevamente la salida intervencionista.

Además, participó Alianza Venezuela, ligada a Avanzada Progresista del ex gobernador del estado Lara, Henry Falcón, un ex militar aliado de Hugo Chávez y antiguo miembro del oficialismo, junto a los tradicionales partidos Acción Democrática (socialdemócrata) y COPEI (socialcristiano) que fueron parte de la extinta MUD y ahora participan con una dirección intervenida, mas proclive a negociar con el gobierno. Esta coalición logró el 18.76 % de los votos y unos 18 escaños.

Por otro lado, participó otra alianza, Venezuela Unida, ligada a los partidos Voluntad Popular y Primero Justicia, también ex integrantes de la MUD y con direcciones intervenidas, que consiguieron el 4.19 % de los votos y dos escaños. Otra participación fue la de Alternativa Popular Revolucionaria (APR) armazón ligada al Partido Comunista Venezuela (PCV), junto a una parte PPT y los Tupamaros que también fueron intervenidos, separándose de la coalición oficialista; consiguieron 2.73 % de los votos y un escaño.

Ante el gran abstencionismo, el Consejo Nacional Electoral (CNE) de mayoría oficialista retrasó el cierre de los centros de votación, mientras que las fuerzas maduristas chantajearon con negar la ayuda asistencial de alimentos y otros víveres, por los Comités Locales de Abastecimiento y Producción controlado por funcionarios gubernamentales. Estos son el reflejo, de la escasez de bienes, producto del modelo rentista que favorece a una nueva burguesía ligada a Maduro y Cabello. Así como la guerra y bloque económico impuesto por el imperialismo gringo, acompañada de amenazas militares e intentonas de levantamientos en el ejército, junto al sector de Guaidó.

Por un lado, los empresarios de la oligarquía tradicional, que poco han sido tocados, piden más medidas de liberalización y por el otro, el gobierno prioriza el pago de la deuda externa y acaba de aprobar una ley denominada contra el bloqueo. Esta abre a sectores de la producción, sobre todo estratégicos, que fueron nacionalizados durante los gobiernos de Chávez, a inversionistas extranjeros procedentes, de Rusia, China, Irán y Turquía; pero, aunque se niega, se sigue garantizando otras inversiones existentes de capitales estadounidenses y europeos, como Chevron, por ejemplo.

La otrora unidad de la oposición derechista no es mas que una quimera ya; sus intentos insurreccionales y los llamados intervencionistas no tienen eco en la población. La mayoría que consiguió en las urnas hace seis años y en algún momento en las calles, con algunos sectores desafectos al chavismo, se quedó atrás. Los imperialistas buscan lograr mas concesiones, algunos como los sectores duros del imperialismo esperando que el ejército, el verdadero sostén de Maduro, se rebele.

La izquierda continental y los movimientos sociales deben aprender de esta tragedia; cómo terminó la revolución bolivariana, con un régimen político cada vez mas autoritario y bonapartista. El hecho que la APR formada por el histórico PCV y camaradas fieles de Chávez desde sus épocas dentro del ejército, conformaran una coalición separada, es una llamado de atención. También los es la existencia de otras agrupaciones menores con presencia en sindicatos que han sido perseguidas por tener una política independiente de clase, como el Partido Socialismo y Libertad (PSL) y Marea Socialista.

 

Por Leonardo Ixim

El 18 de octubre se llevaron a cabo las elecciones generales en Bolivia, donde se eligió presidente, vice-presidente, diputados y senadores. Después de que se pospuso varias veces argumentando la situación provocada por la pandemia y aun año del derrocamiento de Evo Morales Ayma, asumiendo temporalmente la senadora derechista Jeanina Añez Chávez.

Resultados Electorales y contendientes

Con una participación de  un poco más de 7 millones de  aptos para votar, de un total de  11, 633,371, voto el 88.29 por ciento.   El Movimiento al Socialismo (MAS) retorno al gobierno, llevando al formula Luis Alberto Arce Catacora y  David Choquehuanca Céspedes, para presidente y vice-presidente respectivo; que logran un poco más de tres millones de votantes para su fórmula presidencial, el 54.55 % de los votos habilitados, sobre el principal contendiente, logrando además 21 senadores y 73 diputados. Manteniéndose como principal fuerza en el Poder Legislativo, aunque disminuyen 4 senadores y 15 diputados, de la legislatura saliente.

El principal contendiente fue Carlos Meza Guizbert y Gustavo Pedraza Mérida, para presidente y vice-presidente,  por la coalición Comunidad Ciudadana (CC), que logró el 1, 712,251 votos, el 23.09 % de votos; 11 senadores y 41 diputados obtenidos. Atrás quedo el ultraderechista Fernando Camacho Vaca y Marco Pumari Arriaga (candidatos a presidente y vice-presidente respectivamente) de la alianza Creemos,  logrando 845,391 votos, el 14.33 %; obteniendo 4 senadores y 16 diputados. El MAS se impone en los departamentos de La Paz, Pando, Oruro, Potosí, Chuquisaca, Cochabamba y Tarija;  CC se impone en  Beni y Tarija; mientras que la alianza Creemos gana solamente el departamento de Santa Cruz, el bastión de Camacho.

La victoria del MAS,  pese a que las encuestas lo ubicaban en un primer lugar, fue una sorpresa por la cantidad de votos obtenidos tanto para afines como para opuesto, así como el peligro a un fraude orquestado por el gobierno golpista de Añez, pesaba sobre las elecciones pospuestas varias veces. Sin embargo,  la crisis social provocada por la pandemia, el rearme de los movimientos sociales que apoyaron al MAS en un frente único y la falta de acuerdos en el bloque anti-MAS, pesaron para el retorno del MAS al gobierno.

Además participó CC de orientación liberal, conformado por Somos Todos una agrupación afín a Meza y el Frente Revolucionario de Izquierda, una escisión del maoísmo boliviano, que se fue derechizando; Meza fue vice-presidente en el gobierno Gonzalo Sánchez de Lozada y asumió la presidencia -para terminar el mandato de Lozada-  tras la llamada Guerra del Gas (una insurrección popular contra las medidas neoliberales de ese gobierno, especialmente la privatización de la distribución de la gas) de 2003 a 2005. En 2013 el gobierno de Morales,  lo nombró representante de Bolivia ante la demanda  interpuesta ante la Corte Internacional de Justicia contra Chile,  para exigir una salida de este país al mar. Además está apoyado por ex integrantes del MAS, que rompieron por derecha con este, como Soberanía y Libertad de Bolivia.

Camacho, un misógino personaje, católico ultra conservador, fue líder de la Unión Juvenil Cruceñista (UJC), es un comité cívico, fundada en 1957 por grupos neo-fascistas y que se caracteriza por posiciones racistas y autonomistas con respecto al departamento de Santa Cruz. La coalición de Camacho además incluye partidos conservadores,  como la Unión Cívica Solidaria y el Partido Demócrata Cristiano.

El Desplazamiento de Morales

Como se sabe, estas elecciones son atípicas, porque se producen después del golpe de Estado contra el gobierno de Morales en octubre de 2019. Las causas del derrocamiento se genera tras las acusaciones de fraude de parte de MAS, debido al retraso de los resultados a boca de urnas -situación que nuevamente se generó ahorita – en ese momento,  la apuesta de la oposición de derecha era lograr una segunda vuelta.

Esto genero una serie de movilizaciones de parte de sectores sociales, algunos procedentes de las capas populares descontentos con políticas impulsadas a tono con el neo-extractivismo, pero que fueron canalizado por estas fuerzas de derecha, sobre todo los comités cívicos como el de Santa Cruz y de otros departamentos. De ahí que el armazón de Camacho,  haya incluido como candidato a vice-presidente a Pumari (un ex líder sindical del Comité Cívico de Potosí).

Esto por su parte, provocó una asonada de tipo policial, además de la sugerencia del alto mando militar amamantado por los gobiernos del MAS y del liderazgo de la Central Obrera Boliviana (COB) estructura  afín a este partido, la renuncia del gobierno Morales. Algunos actores de las fuerzas conservadoras,  maniobraron imponiendo a Añez y neutralizando, a Camacho y a Meza. Entre las primeras medidas del gobierno golpista, fue la cacería de brujas contra personajes afines al MAS.

Sin embargo para entender esto,  habrá que analizar las rupturas entre el MAS y buena parte del movimientos sociales y el punto de quiebre, que fue el referéndum constitucional para la reelección de la formula Morales y el vice-presidente Álvaro Linera de febrero de 2016; lo cual el partido oficial lo perdió con el 51.3 % de votos en contra y a favor voto el 48.7 %.

Pero eso tiene antecedentes, en su enfrentamiento con sectores conservadores sobre todo del oriente boliviano, termino en un  pacto con estas, para la aprobación de la Constitución Plurinacional en 2007 y garantizando los intereses de la gran burguesía sobre todo terrateniente, varios sectores populares fortalecieron al MAS; pero este actuó como un partido de conciliación de clases, donde la COB ha sido  factor de poder diluido y burocratizado. Recordemos que,  con las movilizaciones de los primeros años del siglo, el MÁS se puso a la cabeza de estas y las oriento por la vía electoral.

Por su parte se fueron registrando varios conflictos en torno a las empresas nacionalizadas del cobre y las cooperativas privadas, en materia ambiental y respeto a territorios indígenas, una reforma agraria limitada, en materia de pensiones, de industrialización del cobre, etc. Sectores de base de la COB trataron de organizar un partido clasista revolucionario y fue neutralizado por el mismo gobierno de Morales.  Todos estos factores,  debilitaron la base del MAS y eso se notó claramente, al momento del golpe, aunque en los días hubo protestas contra este, en general no se logró una movilización masiva, esto cambio en un año.

El objetivo de la burguesía que mantuvieron cierta tregua con Morales, posteriormente a la aprobación de la Constitución,  logran su cometido;  el desplazamiento de Morales y Linera del gobierno.

El gobierno de Añez

Una primera característica fue que el MAS no fue disuelto y siguió siendo una fuerza mayoritaria en el Legislativo. Sin embargo,  las acciones de los grupos fascistas contra militantes de ese partido o miembros de movimientos sociales fueron una práctica común o las actitudes racistas de Añez y elementos de la policía, quemando la Whipala, el símbolo de los pueblos autóctonos fue la tónica.

Con todo esto y el beneplácito del imperialismo, se plasmó el acuerdo de nuevas elecciones, las cuales el gobierno provisional postergo como moneda de cambio aduciendo la pandemia, tanto en su negociación con el MAS como en su intento de hegemonizar a la derecha. Añez lanza su candidatura presidencial postulado por Unidad Nacional, lo cual genero rupturas en el bloque anti-MAS, sin embargo la presión hace que renuncie a su candidatura y apoye a Meza.

La pandemia genero una crisis social y económica y las medidas para minimizar los impactos del COVID-19 fueron inútiles, provocando más pobreza en la población. Esto provocó,  que fuerzas sociales como la COB y las organizaciones campesinas e indígenas, cerraran filas con el MAS creando el Pacto de Unidad. Ejemplo de eso, fueron las movilizaciones de agosto pasado contra las intenciones de Añez de posponer nuevamente las elecciones, donde las bases buscaban neutralizar la  capacidad de imposición  del gobierno de Añez y las dirigencias, le apostaron nuevamente a una salida pactada.

Por otro lado,  las candidaturas fueron una disputa al interior de ese partido,  entre una línea más neoliberal dirigida por Arce ex ministro de economía en los gobiernos de Morales, partidarios del capitalismo andino difundido por Linera y una línea más cercana a las bases,  del ex canciller Choquehuanca. Lo cual termino en una candidatura de consenso entre estas facciones.

¿Un gobierno “neoliberal” de Arce?

El apoyo masivo a Arce y Choquehuanca como expresión de lucha de clases  canalizado por el MAS, ante una alternativa de izquierda revolucionaria. Así como los acuerdos y consensos con organismos financieros internacionales, ante la situación de crisis económica mundial agudizada por la pandemia, es posible que estructure un gobierno, si bien con algunas políticas progresistas y con mayor independencia política en el plano internacional; pero lejos de las posturas pos neoliberales y nacionalistas que asumieron los gobiernos de la marea rosada, a inicios del presente siglo.


Por Leonardo Ixim

La situación social cada vez mas aguda, que se refleja en la escasez de muchos productos básicos y en su alto costo, y en el aumento de la desigualad, se presenta como una espada de Damocles sobre el gobierno de Nicolás Maduro. Éste a su vez tiene la presión del imperialismo y de las diversas fracciones de la burguesía venezolana para que ceda el control político con que el gobierno ha contado en los últimos años.

Muchas conquistas obtenidas gracias a la movilización popular de finales de la década de los noventa e inicios de la primera década del siglo actual y gracias a los altos precios del petróleo en el presente siglo, se han ido perdiendo. La disminución de estos precios, el agotamiento de un modelo económico que sigue dependiendo del petróleo y las sanciones económicas estadounidenses fueron revirtiendo importantes avances sociales.

En el manejo de la pandemia, si bien podría considerarse oportuno, el país reporta para septiembre 79,117 casos; 69,832 recuperados y 658 fallecidos. El gobierno aduce la fortaleza del sistema de salud, con capacidad de atender a todos los infectados, pero médicos y trabajadores de la salud, en diversos momentos cuestionaron tal situación. Es que producto de todos estos factores, los hospitales carecen de condiciones básicas, comenzando con la saturación y la falta de camas, pese a que el gobierno construyó hospitales de campaña.

Descontento social

Paradójicamente en un gobierno que se autodefine de izquierda, la situación de la clase trabajadora es grave. Ésta manifiesta su repudio ante la situación de escasez de productos, el deterioro de los servicios básicos, los salarios insuficientes que se come la inflación, el aumento de los índices de pobreza y desnutrición. La respuesta ha sido la migración y la protesta, las cuales son respondidas por el gobierno con represión.

Es importante conocer cómo el proyecto de la revolución bolivariana se fue deteriorando. Comenzando con el origen del chavismo, en cuanto dirección pequeño burguesa nacionalista, conformada por sectores progresistas del ejército, partidos de izquierda reformista, así como buena parte de la organización popular generada posteriormente a la insurrección popular de 1989, conocida como el Caracazo, contra los programas de ajuste estructural.

Chávez conquista el gobierno en 1999 con el Gran Polo Patriótico, creando una nueva Constitución con contenido distributivo e inaugurando la V República. En 2006 se crea el Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) fusionándose algunos partidos chavistas, mientras se va controlando todo este tejido social, con el fin de evitar un desborde revolucionario, creando un régimen político cada vez mas bonapartista. Si bien se logra reducir la pobreza, esto se hace con programas sociales de corto alcance, algunos clientelistas, y con una que otra medida redistribucioncita, como ciertas nacionalizaciones de empresas privatizadas; sin embargo, nunca se quiso tocar los intereses de la gran burguesía. Ésta, acostumbrada sobre todo a la importación vía transferencia de divisas producto de la exportación petrolera, poco fue tocada; y si bien a partir de un sector de la tecnocracia que controlaba la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) realizan un golpe de estado en 2002 derrocando brevemente a Chávez, el cual fue respondido por los sectores populares con su retorno, nunca se tocó los intereses principales de la burguesía. El modelo económico no fue modificado, pese a las promesas de emprender la industrialización, con lo que llamaron la siembra de petróleo.

Durante y después del golpe de estado, uno de los sectores obreros más combativos fue el de los sindicatos de PDVSA y otras empresas estatales industriales; estos, influenciados por sectores de izquierda críticos como el Partido Socialismo y Libertad, lograron importantes conquistas laborales. Pero con el deterioro de las condiciones de vida, en los últimos años el gobierno se ha negado a renegociar los pactos colectivos y ha perseguido líderes sindicales, encarcelando a algunos como Rodney Álvarez, cooptando además a varios sindicatos.

Para muestra un botón, recientemente la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela ha realizado una jornada de protesta por salarios caídos, así como despidos. En 2019 por ejemplo, trabajadores del metro de Caracas, salubristas, médicos y maestros realizaron una serie de huelgas, lo cual posibilitó la creación de un frente de organizaciones populares tanto del control gubernamental, como de los partidos derechistas pro-imperialistas, sin embargo, la presión de estos dos polos terminó desgarrando este intento independiente de la clase trabajadora. Recientemente también, en 22 estados se ha protagonizado protestas contra la escasez de gasolina, gas domestico, el corte de los servicios, etc.; estas protestas han sido fuertemente reprimidas por la Guarda Nacional Bolivariana.

Presión Imperialista

En ese escenario, se ha convocado a elecciones para la Asamblea Nacional el 5 de diciembre. El imperialismo presiona para que estas elecciones permitan a la oposición mantener un margen óptimo de votos, como lo consiguió en 2015; así como evitar cualquier manipulación de los resultados por parte del oficialismo. En 2015 la oposición de derecha, en ese entonces agrupada la Mesa de Unidad Democrática, logró desbancar al oficialismo, dejando de ser una fuerza marginal y logrando cierto apoyo de masas de sectores descontentos con el rumbo asumido por el gobierno.  Esto llevo al oficialismo a convocar una Asamblea Constituyente cuya elección fue calificada de fraudulenta y cuya función no ha sido renovar la Constitución Bolivariana, sino aprobar medidas gubernamentales.

En los últimos años ha habido diversos intentos de diálogo promovidos por varios gobiernos europeos, para que el gobierno liberalice el control sobre las instituciones políticas, sobre todo el Consejo Nacional Electoral (CNE). Pero el gobierno, pese al descontento social, se ha mantenido incólume gracias al apoyo del ejército, cuyos jerarcas administran parte del sector económico estatal y de algún apoyo de masas con que aun cuenta, además que la mayoría de partidos opositores, por su origen burgués, contemplan programas claramente neoliberales.

La MUD dejó de existir y la oposición se dividió en varias fracciones después de la aventura del títere Juan Guaidos, que como se sabe se autonombró presidente en una operación lanzada por los gringos, siendo reconocido por varios gobiernos del mundo y que contó con intentos de realizar operaciones militares a partir de algunos elementos sublevados del ejército. Por ende, existen fracciones cada vez mas minoritarias que apoyan intervenciones militares, mientras que otras negocian desde distintos ángulos varios aspectos con el gobierno. Ejemplo de eso fue la liberación de varios presos políticos cercanos a partidos de derecha, negociando con el ex gobernador del estado de Miranda y ex candidato presidencial, Enrique Capriles.

En ese sentido el gobierno, por medio del canciller Jorge Arriaza, negocia una misión de observación electoral de la Unión Europea (UE), aunque pareciera que ésta pide concesiones que el gobierno se niega a dar. Por otro lado, Washington amaga la presencia militar con buques de guerra en el Caribe; acusaciones contra los altos jerarcas del gobierno de implicaciones en narcotráfico; el bloqueo de barcos con combustible procedentes de Irán y sanciones económicas sobre los fondos de PDVSA, que afectan aun mas la maltrecha economía. Aunque al estilo de la zanahoria y el garrote exige la renuncia de Maduro, a cambio aceptar al madurismo como fuerza política; esta situación refleja los amarres del oficialismo con sectores del ejército, a los cuales los gringos no quisieran enfrentarse.

En este marco, la ONU emitió un Informe de Derechos Humanos donde se destaca graves violaciones, lo cual el gobierno obviamente negó y el imperialismo lo usa como otro instrumento de presión.

Una de las características que denota el devenir cada vez más reaccionario de este gobierno,  es la recién aprobada Ley Anti-Bloqueo por la Asamblea Constituyente. Argumentando que es una medida necesaria para hacerle frente al bloqueo impuesto por el imperialismo, pretende legalizar el proceso de saqueo, en manos de empresas trasnacionales, que tendran mayor participación en empresas mixtas o aun peor, implicara abrir un proceso de privatización, es decir una forma de transferencia de capital a una buguesia que nace bajo el control del Estadol.  Y por último, aduciendo que garantizara estabilidad laboral, se esconde el hecho que la composición de las empresas que sufran este proceso, implicara recortes salariales y de planta.

Un reacomodo en el tinglado político

Para las elecciones de diciembre se han reacomodado las fuerzas políticas. Además de la fragmentación de la oposición de derecha, existen otras expresiones que algunas veces estuvieron ligadas al oficialismo, pero lo mas destacado es el aparecimiento de una coalición de izquierda que se desprendió de aquel, denominada Alternativa Popular Revolucionaria. Este no es el primer desprendimiento por izquierda, pero si el mas grande, porque está encabezado por el Partido Comunista Venezolano (PCV), otras fuerzas menores y hasta antiguos militares que estuvieron con Chávez, denominándose chavismo crítico; esta coalición denunció que el CNE les ha bloqueado la inscripción de listas, ha interviniendo en dos partidos dividiéndolos, Patria Para Todos y Tupamaros, así como que la policía política (el SEBIN) ha perseguido y agredido físicamente a sus militantes, antiguos aliados del oficialismo.

Participará también Alianza Democrática, conformada por los partidos Acción Democrática y COPEI, quienes formaron el bipartidismo de la IV República; Avanzada Progresista, del ex militar antiguo aliado de Chávez y gobernador de Zulia, Henry Falcón; Venezuela Unida, conformada por Primero Justicia y Voluntad Popular, de raigambre ultraconservadora; Soluciones de Venezuela entre la que destaca el Movimiento al Socialismo, un histórico partido reformista que proviene del PCV y parte del chavismo en el inicio; y el oficialismo, del que prácticamente queda el PSUV y un nuevo partido creado por Maduro, Movimiento Somos.

Estos elementos, consideramos importantes para que la izquierda continental debata acerca de temas como el régimen político y el modelo económico de estos gobiernos nacionalistas que, si bien se han enfrentado al imperialismo, no rompen con el orden burgués neo-colonial.

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