Por Ernesto Fuertes

Una nueva oleada de proyectos progresivos o de izquierda en los llamados países ‘centrales’ del mundo, han creado grandes esperanzas y expectativas: el ascenso de Jeremy Corbyn en el Partido Laborista de Inglaterra, Pablo Iglesias con la agrupación Podemos en España, el ascenso al poder de Tsipras en Grecia, el discurso izquierdista de Bernie Sanders en Estados Unidos, etc. Se suele enmarcar estos movimientos o tendencias como un complemento de lo que tal vez haya sido el polo más fuerte de avance de proyectos reformistas en el mundo: los movimientos suramericanos o ‘bolivarianos’. La intención de ésta breve reseña es plantear que hay una gran diferencia entre el proceso bolivariano, y ésta actual nueva oleada europea y estadounidense, que se manifiesta todavía a través de la institucionalidad de la democracia.

Las economías de los países bolivarianos en momentos de bonanza

Las economías bolivarianas tienen como características generales el aumento de liquidez en el sector financiero (por lo menos en términos históricos muy generales, y con sus variaciones por país), una caída de los intereses generalizada y una reducción en el valor porcentual de las tarifas al comercio exterior (contrario a todo proteccionismo). Divergen en cuanto a la evolución histórica de los tipos de cambio (se reducen en Uruguay, Bolivia, Ecuador y Brasil, pero con aumentos hacia el final de sus procesos –especialmente posterior a la crisis del 2008-, mientras que países como Venezuela o Argentina mantienen una devaluación mucho más sostenida), las tasas de variación de la inflación (donde hay que tener cuidado de no confundir la tasa de variación con el aumento absoluto y en términos reales de los índices de precios al consumidor –los cuales nunca dejaron de aumentar en ninguno de los países-), y por último, sus posiciones divergentes con respecto a la nacionalización parcial de sectores productivos (en Argentina y Venezuela serán más fuertes, con una posición igualmente progresiva en Bolivia y Ecuador, y con una posición más bien contrareformista en Brasil, con la privatización de empresas de agua, telecomunicaciones y transporte al inicio mismo del gobierno de Lula da Silva, etc). En cuanto a los sistemas tributarios, tal y como lo publica en su último informe la CEPAL, son todos altamente reaccionarios: los pesos de los impuestos son indirectos (al consumo), mientras una minoría se basa en las ganancias y utilidades empresariales.

El segundo ciclo, marcado por la crisis capitalista

Una vez que termina ese primer ciclo de los movimientos bolivarianos, el hecho de que la inflación en términos absolutos no retroceda, la ausencia de reformas agrarias, y el que se reviertan los tipos de cambio o los superávits fiscales, obliga entonces a estos gobiernos a aplicar políticas de austeridad (recortes de gastos) o privatización como las que se viven en el segundo ciclo: la privatización que impulsa Evo Morales en la minería de Bolivia, la privatización de las gasolineras, las telecomunicaciones y el transporte en el Ecuador de Rafael Correa, de los sistemas ferroviarios en la Argentina de Cristina Fernández, o del petróleo en el Brasil de Dilma Rousseff, etc. Por supuesto que está la crisis y la caída de los precios del sector primario, pero ésta es una explicación ricardiana: el dependentismo habló siempre de los ‘términos de intercambio’ en términos de precio, y no de valor. Por eso el argumento de que el alza de precios produjo respectivamente la fortaleza de los países emergentes y su caída produjo su crisis, aunque es verdadera, es también altamente insuficiente: cualquier trabajo de historia económica latinoamericana demuestra que hubo muchos períodos de alzas y caídas en los precios mundiales del sector primario, que no produjeron períodos de auge como el que vivieron recientemente países como Brasil y otros países emergentes del mundo.

En todo caso, incluso en términos capitalistas, todas estas políticas que aumentan la demanda agregada de la sociedad y tienen como fin la creación de un mercado interno, tienen la triste paradoja de aumentar la inflación, que es la razón por la que tienen que crear políticas de contención de la liquidez en el sistema financiero para frenar la inversión y la productividad misma, y solo así evitar ciclos hiperinflacionarios (especialmente en Bolivia y Ecuador, y no en países como Venezuela o Argentina). Las reformas parciales al capitalismo, por más importantes que sean para la población (aunque pueden implicar una mejoría de sus condiciones de vida) caen en paradojas que solo pueden ser resueltas a través de la revolución. En ese sentido, ni siquiera las reformas progresivas del bolivarianismo o las que planteaba antes desde Syriza el Partido Socialista Portugués, o desde el Laborista inglés hasta Podemos en España, están condenadas al fracaso, y a la necesidad de ser superadas junto con sus liberales líderes.

Ni la crisis ni especialmente la caída de los precios del sector primario explican el giro (neo)liberal de los movimientos bolivarianos, ya que estas sociedades presentan todas estas tendencias económicas mucho antes de la caída mundial de los precios del sector primario, y se dan durante los segundos mandatos (Morales o Correa) o los recambios políticos (los Kirchner, Rousseff, Maduro, Mujica, etc) en los Estados latinoamericanos donde gobierna el supuesto “Socialismo del Siglo XXI”. Lo que nos interesa, que quede claro, es que hay en efecto una serie de conquistas progresivas, especialmente en temas monetarios que, al no tener políticas directamente reflejadas en la producción (reformas agrarias, industrialización productiva, la creación de un mercado interno propiamente dicho, etc), van (o iban) en esa dirección, y ahora empiezan a palidecer a través de contrareformas (neo)liberales.

El retorno del reformismo en Europa y Estados Unidos

Y es que la gran diferencia con lo que vemos actualmente con los movimientos reformistas de Europa o Estados Unidos, desde Syriza hasta el Partido Laborista, y desde Podemos hasta el Partido Demócrata, es que los movimientos bolivarianos, con todas las limitaciones de una orientación monetarista y mucho más modesta que la ‘sustitución de importaciones’ del siglo XX (en términos productivos), al menos consiguió hacer avanzar algunas de sus reformas. La ‘traición’ de Syriza en Grecia es tal vez el caso más emblemático de esta gran diferencia. Los movimientos bolivarianos lograron hacer avanzar unas cuantas reformas parciales, el gobierno de Tsipras retrocedió completamente, a pesar del aplastante triunfo electoral, y no logró hacer avanzar ni una sola reforma progresiva sustancial en términos macroeconómicos. Pero no es solo Syriza. En España, el partido Podemos de Iglesias ha dado un giro de 180° en cuanto a su manifiesto de 2014, dejando de lado la auditoría de la deuda, la salida de la OTAN, la reducción de la edad de pensión o el aumento de las pensiones, además de que ha realizado nombramientos sin discusión democrática de sus bases (haciendo que estas renuncien), y se ha acercado todavía más al viejo y decadente reformismo del Partido Obrero Socialista Español (PSOE). Asimismo, en Portugal el gobierno de Costa acaba de aprobar recortes presupuestarios y aumentos de impuestos indirectos (al consumo) de la población, además de la eliminación de la exención de impuestos a asalariados que tenía planeada, todo para complacer a la Troika europea. Por último, el propio Corbyn en Inglaterra ha empezado a aprobar los recortes presupuestarios por parte de representantes del Partido Laborista en distintas regiones inglesas.

Por lo tanto, mientras que el movimiento suramericano logró un primer ciclo para hacer avanzar reformas, y ahora está retrocediendo, los movimientos que han sido equiparados con el reformismo mundial y como acompañantes de ésta supuesta nueva oleada de anti-neoliberalismo y anti-austeridad, en realidad no han llegado tan siquiera al poder (salvo Syriza) y ya están retrocediendo sin hacer avanzar absolutamente nada (de nuevo: en términos macro, cuando menos). Otros como Sanders y Corbin mantienen un discurso radical para atraer al electorado, que quiere realizar cambios al sistema capitalista, y que todavía no se deciden por la revolución social.

Liberalismo y reformismo

La divergencia aquí no es entre reforma y revolución, como lo puede ser en Suramérica, sino entre liberalismo y reformismo en Europa y Estados Unidos. Y las diferencias son notables: mientras el movimiento bolivariano arrancó sus reformas en movilizaciones callejeras y a través de la deposición de facto de presidentes de gobierno, creando las condiciones de situaciones cercanas a una situación pre-revolucionaria (el Argentinazo, la Guerra del Agua en Bolivia, las incontables renuncias de presidentes en Ecuador, etc), los movimientos europeos y estadounidense en cambio se encargan de contener cualquier tipo de táctica anti-capitalista, alejarla de una situación que podría convertirse en pre-revolucionaria, y trabajan en completa calma y a través de la institucionalidad.

Creemos que precisamente esto es lo que los diferencia, no por términos tácticos (movilizaciones vs elecciones, por ejemplo), sino por razones políticas: los movimientos suramericanos tomaron la dirección del movimiento popular en confrontación frontal con la burguesía o fracciones de la burguesía de sus países, y en cierta medida se enfrentaron al imperialismo norteamericano. Esto los puso, como a todo reformismo, detrás de la burguesía, claro, pero solo de una manera indirecta. En cambio, los pseudo-reformismos europeos y estadounidense ya no simplemente culminan con la estabilización del capitalismo y la democracia, sino que son agentes propiamente de ella: representan a capas políticamente pequeño-burguesas y democráticas que en lugar de dirigir un plan de reformas transitorias movilizando al pueblo en oposición al Estado, se encargan simplemente de ganar la dirección del movimiento de masas como representantes de la democracia y la burguesía capitalista.

 

Por Orson Mojica

En su momento lo dijimos. El Plan Colombia tenía el objetivo de crear condiciones para el declive militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y con ello crear condiciones para su rendición política, a través de la mesa de negociaciones. El Plan Colombia ha logrado sus objetivos generales.

Un pasado glorioso

El triunfo de la revolución cubana en 1959, creó condiciones favorables para la creación de las FARC en 1964. En ese mismo periodo surgieron otros movimientos guerrilleros. El Ejército de Liberación Nacional (ELN), el 7 de enero de 1965 y el Ejército Popular de Liberación (EPL), de orientación maoísta, en julio de 1967, Movimiento indigenista Quintín Lame (MAQL) en 1984 y el M-19 en abril de 1970. Pero ninguna de estas guerrillas logró tener la fuerza militar de las FARC. Todas las guerrillas de Colombia, en diferentes procesos de negociación, entregaron sus armas, menos las FARC.

La guerrilla de las FARC ha sido la más antigua de América Latina, pero ahora está a punto de desaparecer y entregar las armas. Las FARC tienen su origen en el Bogotazo, una espontánea insurrección popular que sacudió a Colombia, como protestas ante el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, carismático líder del liberalismo, el 9 de abril de 1948. Las FARC lograron enraizarse en amplios sectores del campesinado liberal, distinguiéndose de la clásica guerrilla foquista que predomino en los años 60 del siglo pasado en América Latina. Fue ese apoyo de masas campesino lo que le permitió soportar las constantes embestidas militares del Ejército.

Los éxitos del Plan Colombia

Bajo el pretexto de combatir al narcotráfico, Estados Unidos impulsó el Plan Colombia en 1999 con el objetivo supuesto de combatir al narcotráfico, quitar fuentes de financiamiento a la guerrilla, debilitarla militarmente, fortalecer al ejército colombiano y las fuerzas de seguridad, para crear las condiciones para una negociación favorable con las FARC, la principal güerilla en ese momento.

Cuando Álvaro Uribe llegó al poder en 2002, las FARC controlaban una buena parte del territorio colombiano, especialmente la zona del Caguán, más de 300 alcaldías estaban cerradas, se combatía hasta en los barrios de Bogotá. Las FARC contaban con 19.000 guerrilleros repartidos en 70 frentes.

Durante largos años, el Ejercito no pudo derrotar militarmente a las FARC, teniendo que usar a los paramilitares en las zonas rurales, para exterminar a los dirigentes sindicales y aterrorizar a la base social de la guerrilla, en una guerra sucia que dejo decenas de miles de muertos y desaparecidos.

Entre los años 2000 y 2005, el Plan Colombia recibió US$ 8,000 millones de dólares. Más de 500 oficiales de Estados Unidos se asentaron en pequeñas bases militares para dirigir los operativos contra las FARC, se utilizaron las más refinadas técnicas de rastreo electrónico, espionaje satelital, etc. Se priorizaron los bombardeos sobre el combate terrestre, al final las tropas intervenían solo en operaciones de aniquilamiento. Pero sobre todo se utilizó la táctica israelita de liquidar a los jefes militares, descabezando al movimiento guerrillero.

El secretariado histórico de las FARC fue aniquilado en una serie de operativos espectaculares de Ejercito, apoyándose en alta tecnología militar de los Estados Unidos, entre ellos podemos mencionar a Efraín Guzmán, Jacobo Arenas, Alfonso Cano, Jorge Briceño Suárez (Mono Jojoy), Raúl Reyes, Iván Ríos, incluido su fundador Manuel Marulanda Vélez (Tiro Fijo).

El aniquilamiento de la conducción histórica fue un golpe mortal contra las FARC, reflejaba los efectos del Plan Colombia sobre la vieja guerrilla.

Errores mortales de las FARC

En el proceso de lucha contra los efectos del Plan Colombia, la dirección de las FARC cometió errores fatales. Impulsaron una campaña de terror revolucionario, secuestrando a miembros de la oligarquía colombiana, exigiendo altas sumas de dinero para su liberación, pero sobre todo usaron un sistema de rehenes.

La burguesía colombiana movilizó a la clase media con consignas democráticas, contra los secuestros y uso de rehenes, consolidando una base social en las principales ciudades, cerrando con ello la posibilidad que las FARC se asentaran en los centros urbanos.

Cualquier táctica militar para que sea revolucionaria debe movilizar a las masas, pero la táctica de las FARC consistía en librar una guerra por medio de aparatos militares. En esas circunstancias, la utilización de rehenes, lejos de ser una táctica militar provechosa, se ha convertido en su contrario, porque ha descreditado ante la población los verdaderos objetivos de la guerrilla. La burguesía y su ejército tomaron ventaja política que rápidamente se transformó en ventaja militar.

Un largo y complejo proceso de negociación

Si algo caracterizaba la situación de Colombia en los últimos 50 años, era el inicio de procesos de negociación que terminaban en masacres. El 28 de Marzo de 1984 se firmaron los primeros grandes acuerdos entre el gobierno de Belisario Betancourt y las FARC, que crearon enormes expectativas sobre la posibilidad de terminar el conflicto armado.

El segundo proceso de negociación se produjo con el debilitado gobierno de Andrés Pastrana, entre 1998 y 2002. Nunca antes las FARC habían mostrado semejante poderío militar. Las FARC habían pasado desde hacía tiempo de la guerra de movimientos a la guerra de posiciones, que implicaba formaciones militares semi regulares.

El tercer proceso de negociación se inició bajo los efectos del Plan Colombia, cuando las FARC estaban de reculada. En septiembre de 2011, después de la liquidación de de Alfonso Cano, el presidente Juan Manuel Santos declaró triunfante: “Es la hora de desmovilizarse”.

El nombramiento de Rodrigo Londoño Echeverri, alias Timochenko o Timoleón Jiménez, como nuevo jefe militar de las FARC inició un febril proceso de negociación política con el gobierno de José Manuel Santos.

Las primeras declaraciones de Timochenko fueron muy conciliadoras: “Nosotros (las FARC) creemos que vale la pena intentar romper ese círculo maldito y apostarles más bien a la reconciliación y a la paz”. (El País, 28/08/2012).

La influencia del castrismo.

Ninguna guerrilla puede sostenerse sin tener una retaguardia segura donde abastecerse y planificar, sin la presión militar del enemigo, los nuevos ataques de la guerrilla. Durante mucho tiempo las FARC utilizaron clandestinamente el territorio de Estados vecinos, como Ecuador, Venezuela y Brasil, hasta que el Plan Colombia aniquiló dichos campamentos.

Cuba fue la última gran retaguardia de la guerrilla de las FARC. Con un factor determinante: desde hace tiempo, especialmente bajo la presidencia de Raúl Castro, Cuba negociaba secretamente con la administración Obama, la suspensión del bloqueo y embargo comercial. Sin lugar a dudas, para que esto llegara a concretarse, como ocurrió en julio del 2015, necesitan negociar uno de los puntos centrales que el imperialismo norteamericano le exigió a Cuba: el fin del apoyo militar a los movimientos guerrilleros en América Latina. Y las FARC eran la última guerrilla.

Aunque las FARC mostraron siempre autosuficiencia en el abastecimiento de su ejército guerrillero, la relación con Cuba siempre fue muy estrecha. Entonces, bajo las condiciones del Plan Colombia que impusieron la derrota militar de la guerrilla, y bajo el paraguas de las negociaciones globales entre Estados Unidos y Cuba, el destino de la guerrilla de las FARC estaba más que claro.

Las negociaciones en Cuba.

Las primeras negociaciones de esta última fase se produjeron en Oslo, Noruega, después la mesa de negociaciones se trasladó a Cuba, siendo el gobierno el gran anfitrión. El primer gran convenio fue el Acuerdo Marco de cinco puntos: “1) el desarrollo rural con equidad; 2) las garantías para el ejercicio de la oposición política sin temor a la violencia; 3) el abandono de las armas y la integración de las FARC a la vida civil; 4) el cese del narcotráfico como actividad principal de financiación y 5) la reparación de las víctimas y el reintegro de las tierras a los campesinos”.

En este proceso hubo forcejeos, rupturas del alto fuego, mas dirigentes guerrilleros liquidados, pero las negociaciones se mantuvieron, hasta que en septiembre del año 2015, el presidente Santos, anunció en La Habana, Cuba, que la paz seria firmada en seis meses y con ello se produciría la desmovilización y entrega de armas de las FARC, poniéndole punto final a una guerra de más de 50 años de existencia.

Uno de los puntos que más había atrasado las negociaciones había sido el tema de la reparación de las víctimas y el la impunidad. Indudablemente, que en el transcurso de la guerra el Estado de Colombia cometió genocidio en determinadas áreas, y la guerrilla de las FARC también cometió algunos abusos. Al final, bajo la influencia del Papa Francisco, y de Raúl Castro, la dirigencia de las FARC aceptaron la creación de un jurisdicción especial para juzgas a las personas, de uno y otro bando, acusado de cometer crimines de guerra y violación a los derechos humanos.

Una burla para las victimas

La propuesta salomónica en realidad es una burla para las víctimas. La nueva jurisdicción, con jueces internacionales, establecería penas máximas de 8 años para las personas acusadas y que se declaren culpables, las que serán recluidas en “centros especiales”. No quedan claro como serian estos centros especiales, y tampoco si después de algún tiempo serán puestos en libertad bajo fianza o palabra.

Después de tantos años de guerra y violencia paramilitar, la conciencia de las masas colombianas es proclive a aceptar los acuerdos de paz con las FARC, una reciente encuesta muestra que el 82% de los colombianos se muestran proclives al perdón y la reconciliación.

Asuntos pendientes

A pesar de la euforia existente sobre la inminente paz y el desarme de las FARC, hay grandes temas pendientes: el narcotráfico, la propiedad de la tierra en las zonas de conflicto y siempre el tema de la indemnización de las víctimas. Durante la larga guerra, decenas de miles de campesinos fueron desplazados y sus tierras fueron ocupadas por la cúpula militar, que ha creado grandes haciendas en las mismas.

A las FARC siempre se le acuso de financiar su ejército con el dinero del narcotráfico. Si aceptamos esta hipótesis, al abandonar esta lucrativa actividad, otros grupos se harán cargo del jugoso negocio, como se ha demostrado cuando un cartel es aniquilado y surge inmediatamente otro que se hace cargo del mercado de las drogas.

Y el tema de las victimas será una llaga eterna en el alma de los colombianos.


Por Leonardo Ixim

Asistimos al fin de ciclo, es decir del proceso en que los denominados gobiernos pos neoliberales afrontan el fin del crecimiento económico vía exportaciones a mercados emergentes, especialmente China, y el afianzamiento del llamado estancamiento secular.

Escenario mundial

Estancamiento que no es más que la agudización de la crisis mundial capitalista, donde los ciclos de crecimiento de la economía mundial son cada vez más cortos. De esa forma, desde inicios de 2008 acudimos a una crisis inicialmente con el estallido de burbujas financieras e inmobiliarias que afectaron duramente a las naciones más industrializadas, provocando fenómenos como la estanflación o el casi nulo crecimiento de los precios junto al poco crecimiento de los salarios. Por otra parte la crisis afecta a las naciones emergentes. De esa forma en China, que es el principal destino de las exportaciones latinoamericanas, las tasas de crecimiento han descendido de 12 % a 7 %.

Hacemos este preámbulo porque los efectos de la crisis mundial afectan los índices de crecimiento económico que la región latinoamericana gozó durante buena parte de la década pasada. De ahí que se hable de fin del ciclo de la década ganada y con ello se desnuda las flaquezas de este ciclo. En este periodo ascendieron al poder una serie de gobiernos de centro-izquierda o de izquierda, con distintos matices, que elaborando medidas anti ajuste, fortalecieron nuevas elites gracias a la mejora de los términos de intercambio comercial, permitiendo satisfacer algunos derechos sociales de la población.

En Brasil y Argentina, la década ganada y las políticas económicas que se impulsó exaltaban los concretos beneficios sociales que se impulsaron, pero escondiendo realidades tales como el mantenimiento de la dependencia externa solo que en condiciones multipolares y la pervivencia de estructuras fiscales regresivas. Un ejemplo de esto fue el “proceso de re industrialización” que fue más formal que real, pues en ambos países, al calor de los altos precios de las materias primas se reprimarizó. De esa forma este proceso industrial a lo sumo avanzó en Brasil, donde de por sí siempre ha existido cierto nivel industrial pero que buena parte es de capital extranjero y en Argentina limitándose a auto partes, que por su parte dependen de la producción de vehículos en el vecino país que como dijimos, es controlado por capital imperialista.

Argentina

De las naciones gobernadas por fuerzas progresistas esta es la más afectada por la crisis mundial. Después del levantamiento popular de 2001 que debilitó el sistema de dominación formándose una serie de organismos populares de los denominados piqueteros, del seno del Partido Justicialista (PJ) o Peronista emerge una fuerza dirigida por los esposos Kirchner, ex funcionarios del gobierno del ultra liberal Carlos Menen, que reorganizan el Estado con un programa calificado por estos como de nacional y popular, que no es otra cosa más que el reimpulso a una economía capitalista regularizada por el Estado a la imagen del proyecto del General Perón

De esa forma el gobierno de Cristina Fernández, sucesora de su esposo difunto Néstor Kirchner, trata, cuando se visualiza la caída en los términos de intercambio, de aplicar una serie de impuestos a los exportadores de oleaginosas, a la par que se exoneraba fiscalmente y se entregaba subsidios a otras empresas. Todo esto de la mano de programas sociales para madres solteras, jubilados, trabajadores, como Asignación Por Hijo o leves aumentos salariales, que atenúan los niveles de pobreza extrema.

Sin embargo, la agudización de la crisis provoca que los ingresos de las exportaciones disminuyan, se devalúe el Peso argentino, provocando mayor inflación pese a los denominados programas de precios cuidados y con esto mayor endeudamiento por la poca capacidad de conseguir divisas. A la par de esto, la deuda, que ha crecido de 140 millones a 160 millones.

En ese sentido, el clima social afectado por la reducción del poder de compra debido a la inflación y la existencia de un impuesto al salario que afecta los trabajadores con ingresos formales, más el creciente nivel de desempleo y de trabajo precario (más del 30 % de la fuerza de trabajo), generan descontento en el proletariado. Si bien en un primer momento de la década ganada el kichnerismo coopta la organización popular, ésta va adquiriendo más independencia con respecto al gobierno, sobre todo con la existencia de sindicatos de base o combativos cercanos a partidos de izquierda trotskista y otros, que impugnan ésta deteriorada situación.

El sindicalismo cercano al peronismo tiene tradición de peso y a la vez de corrupto y cercano a los intereses patronales. La histórica CGT está dividida en tres, la de Moyano, ex aliado a Cristina, la de Barrionuevo crítico a ésta y la de Calo, del lado del kichnerismo; CTA está dividida en dos, la de Yasky cercano al gobierno y la Michelli opuesto a éste. Este sindicalismo cupular tiene la presión de los sindicatos combativos o las bases de los sindicatos oficiales realizando una serie de paros, el último de los cuales se dio el 31 de marzo, parando la actividad económica casi en su totalidad.

Todo esto en un ambiente electoral donde los distintos partidos de la derecha, como la fragmentada UCR, el PRO del intendente bonaerense Mauricio Macri y la oposición conservadora dentro del PJ que abandera Sergio Massa, buscan acercarse al sindicalismo cupular, quien promete paz social a cambio de puestos en los partidos derechistas. La derecha por su parte, tras el asesinato del fiscal Alberto Nisman, acusando al gobierno sin pruebas, han querido movilizar a sectores de la pequeña burguesía sin mucho éxito. En el seno del Frente Por la Victoria, el ala del kichnerismo dentro del PJ, compiten varias corrientes, siendo la de Daniel Scioli gobernador de la provincia de Buenos Aires la que más posibilidad tiene de abanderar la candidatura oficialista. Scioli es cercano a los intereses capitalistas que han emergido con el kichnerismo.

En ese escenario, la existencia del Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT), conformado por los partidos trotsquistas como PST-PO-IS-PSTU, al que recientemente se han agregado grupos de izquierda independiente como el Frente Popular Darío Santillán y otros, participan cada vez más con gran posibilidad de ser una fuerza importante en el legislativo federal, las intendencias municipales y los legislativos provinciales, con pocas posibilidades para la presidencia.

Brasil

Desde el 2003 gobierna el Partido de los Trabajadores (PT), cuyo exponente principal, el ex obrero metalúrgico y dos veces presidente Ignacio “Lula” Da Silva, ha sido una fuerza hegemónica en el movimiento popular. Igual que en Argentina, después de la tormenta neoliberal del ahora opositor Psdb, el PT llega al gobierno con un programa anti-austeridad que se caracterizó por generar una serie de programas sociales como Bolsa Familia y mejoras leves en los salarios, pero al igual que en todos estos gobiernos post neoliberales, se mantiene la estructura fiscal que beneficia a grandes empresas.

De igual forma, pese a la nombrada re industrialización, la economía se basa en la exportación de soja, maíz, producción petrolera con poco niveles de procesamiento, etc., pese a que como dijimos existe cierto know-how acumulado que le permite a Brasil producir algunos bienes tecnológicos como industria de aviación y espacial en menor medida. En ambos países los mayores ganadores han sido el capital financiero, que se ha visto beneficiado por el cada vez mayor endeudamiento vía bonos y tras la devaluación de Real por la pérdida de los niveles de intercambio. Además de provocar mayor inflación que licúa los salarios.

Al igual que Argentina, estos partidos se han visto involucrados en casos de corrupción, como la red de sobornos de parte de empresas tanto para el PT y la oposición o el caso de Petrobras que ha inflado los costos de producción de varios proyectos. En ese sentido, se muestra la verdadera cara del PT, que junto a su aliado derechista el Pmdb y la oposición de derecha del Psdb, acaban de aplicar un programa de ajuste que reduce los beneficios a desempleados y de seguridad social, más la aprobación en la Cámara de Diputados a la espera del Senado de una ley que regula y fomenta el trabajo tercerizado (ley 4330), además de un plan para privatizar puertos, aeropuertos y carreteras.

En las reñidas elecciones donde se reeligió Dilma Rosself, ésta prometió un gobierno más social, para diferenciarse del Aecio Nieves del Psdb, pero en la práctica ha sido lo mismo y si la oposición ha tratado de movilizar a sectores de la pequeña burguesía con el slogan de la corrupción, buscando en un primer momento la destitución de la presidente, posteriormente se echó atrás. La crisis ha provocado una serie de huelgas obreras en una gran cantidad de industrias, de profesores y empleados públicos, obligando a la central obrera pro petista CUT y otras centrales pro patronales a realizar movilizaciones junto a la combativa Conlutas, cercana al Pstu y realizar un gran paro nacional el 15 de abril, que sin embargo poco influyó en la aprobación de la ley 4330.

En ambos países con el fin de buscar financiamiento, ha habido un acercamiento con los imperialismos emergentes. Recientemente se aprobó un intercambio de monedas entre Argentina y China conocido como Swap, para permitir mayor financiamiento chino para promover inversiones chinas en infraestructura, pero generando endeudamiento hacia ese país. De igual forma, la instalación de una base militar china en la Patagonia, genera entre los empresarios desde posturas falsamente nacionalistas hasta competencia por ser socios de los inversionistas chinos. Lo mismo el caso de Malvinas, donde Argentina denuncia con razón la pervivencia del colonialismo pero mantiene negocios con empresas británicas.

Por último, en Brasil las fuerzas de izquierda como el Pstu, el Psol, PCB, Praxis, etc., tienen menos posibilidades de llegar a puestas en común. Los socialistas centroamericanos consideramos que el FIT en Argentina es un ejemplo positivo de la necesidad de que las fuerzas de izquierda revolucionaria se aglutinen y aunque no ha pasado de ser un frente electoral con el riesgo de perderse en los vericuetos de la estatalidad burguesa, es un buen modelo para generar alternativas revolucionarias a la derechización de los gobiernos pos neoliberales y la agudización de la crisis mundial.


Por Leonardo Ixim

La decisión del presidente estadounidense Barak Obama de anunciar que Venezuela es un riesgo para la seguridad nacional de ese país, alegando violaciones a los derechos humanos, cuando en el suyo se criminaliza a la juventud, a los trabajadores y a las minorías, muestra el carácter guerrerista y contradictorio de la política exterior gringa.

Esa contradicción formal es producto del carácter bipolar de la administración Obama; es a su vez reflejo de su debilidad para gobernar y de la puja entre actores formales de la política interior gringa, como los partidos Demócrata y Republicano, y actores fácticos como el complejo militar-industrial y otras facciones burguesas imperialistas del bloque en el poder.

Por un lado, se restablece relaciones diplomáticas con Cuba, se negocia el acuerdo para el uso de energía nuclear con Irán, ambos países combaten coordinadamente junto al ejército iraquí contra los yihadistas sunitas, molestando a aliados como Turquía y Arabia Saudita y se exige al Estado israelí que reconozca el establecimiento del Estado palestino. Pero por el otro Estados Unidos cerca a Rusia, contra el deseo total de sus aliados europeos y arremete con sanciones a funcionarios venezolanos, haciendo eco a la oposición de derecha de ese país, amenazándolo militarmente además.

De la década ganada ¿hacia un escenario difuso?

La década pasada fue calificada como ganada, por el hecho de que una serie de gobiernos progresistas llegaron electoralmente a los ejecutivos respectivos, algunos abanderando transformaciones constitucionales de masas que posibilitaron importantes reformas en los regímenes políticos, todo ello resultado del fracaso de las políticas neoliberales aplicadas en la última década del siglo pasado y el rápido desgaste de la democracia liberal.

El más conspicuo fue el liderado por el teniente coronel Hugo Chávez, un militar procedente de una ala nacionalista del ejército venezolano identificada con el ideal bolivariano, que asumió tales posiciones ante la rebelión de masas de finales de los 80s contra el neoliberalismo.

Ya en el poder, sobre todo el chavismo y el masismo de Evo Morales, con un programa de medianas nacionalizaciones de los bienes estratégicos como el petróleo, el gas y otros recursos naturales, consiguen la tan ansiada independencia política por lo menos momentáneamente, a la par del declive de la economía estadunidense, declive que no es total ni absoluto. Mientras, las economías China e India lideran durante un tiempo el crecimiento capitalista mundial. Junto a eso aparecen los Brics -conformado por economías llamadas emergentes-, un actor de peso en el reparto de las ganancias a nivel mundial y en la conformación de un mundo con varios polos capitalistas.

En la región se genera un escenario donde irrumpe la organización popular, que plantea verdaderas revoluciones democráticas, a la par que se va perfilando la tendencia hacia la concentración de poderes, cooptando mucha de esa organización hacia corrientes que representan intereses de nuevas élites burguesas. Como gobiernos bonapartistas, éstas buscan equilibrar entre el cumplimiento de las demandas sociales que han beneficiado a la población y mantener las ganancias de los sectores oligárquicos, así como el control de las disputas interburguesas.

En esa tónica, en Venezuela han sido una constante las leyes habilitantes que otorgan al presidente la potestad de emitir leyes sin autorización de la Asamblea Nacional -aunque ésta otorga la potestad- que en algunos momentos son instrumentos necesarios para hacer frente a las arremetidas de la derecha, pero que a cada paso se vuelven un acumulado que reduce el margen y la independencia del movimiento popular. Con la muerte de Chávez, Nicolás Maduro ganó las elecciones de diciembre de 2012 por estrecho margen sobre la oposición de derecha. Al interior de la coalición gobernante, el Polo Patriótico (PP) y el Partido Socialista Unido de Venezuela, se empiezan a dar desavenencias en la forma de conducción gubernamental, evidenciando que Maduro no puede ejercer el mismo papel de bonapartismo que Chávez.

Crisis real

Durante toda esta llamada década ganada se ha podido invertir en el acceso a derechos como salud, educación, vivienda y otros, de la población, nivelando los ingresos de los más pobres con aumento de los salarios, gracias a la recuperación de la estatal de petróleos Pdvsa y otras empresas de industria básica, el consecuente ingreso de divisas y una mejora en los términos de intercambio. Pero a la par de eso no se han tocado los intereses que conforman el sistema capitalista, las ganancias de la banca han sido extraordinarias vía endeudamiento, el empresariado ha mantenido su carácter parásito al ser beneficiado por la renta petrolera, otorgándoseles divisas para importaciones. De esa forma, el modelo rentista (pese algunas acciones para generar industria estatal ligera, producción de alimentos y de distribución de estos en los últimos años) se ha mantenido.

Con la baja de los precios del petróleo, del cual depende tanto el presupuesto nacional del Estado como la economía, al seguir siendo rentista, el endeudamiento de la economía venezolana debido a la baja tasa impositiva, junto con una pensada estrategia de desabastecimiento de algunos productos de parte de los mismos sectores empresariales que se han beneficiado con el subsidio de más de 20 mil millones de dólares en los últimos años, los niveles de inflación se han disparado, licuando los ingresos del proletariado.

Algunas medidas, como el combate al contrabando hacia Colombia en donde participan funcionarios corruptos, la confiscación de bodegas donde se acaparan productos, han querido parar los altos niveles de inflación. Por otro lado la reforma agraria (vital para impulsar la producción de alimentos) se ha estancado, y los terratenientes atentan contra la vida de líderes campesinos sin que el Estado intervenga.

De esa forma, en febrero del año pasado, la oposición aglutinada en la Mesa Unificada Democrática (MUD) convocó a manifestaciones aprovechando el descontento de algunos sectores de la población, sobre todo de la pequeña burguesía, descontento que de parte del proletariado se demuestra en el abstencionismo en las elecciones y en el hastío tanto de la MUD como del gobierno. Un sector de extrema derecha de la MUD dirigido por el hoy preso Leopoldo López y la ex diputada María Corina, protagonizaron acciones violentas en las famosas guarimbas, que eran campamentos más o menos permanentes conformados por estudiantes de capas medias y mercenarios, que aterrorizaban a la población con acciones fascistas; por otro lado las fuerzas de seguridad reprimieron en algún momento con fuerza las manifestaciones. El saldo de esto fueron casi 40 muertos entre partidarios de la derecha, del gobierno, fuerzas de seguridad y personas sin afiliación, así como el arresto de elementos de las fuerzas policiales por uso indiscriminado de la fuerza.

Profundizar la revolución

Consideramos que los síntomas de la crisis son reales y eso se demuestra con una serie de huelgas y paros obreros en industrias estatales y privadas en los últimos años, donde indistintamente tanto el gobierno central y los gobiernos estaduales y municipales ya sean del PP o de la MUD, han reprimido con la Guardia Nacional Bolivariana o las policías locales estas acciones. De igual forma las burocracias sindicales, cercanas al gobierno como CBST o de la oposición en la moribunda CTV, han buscado cooptar el poco sindicalismo independiente vinculado al Partido Socialismo y Libertad y a la C-Cura, a la Unete y a otras, negociando pactos colectivos no enteramente beneficiosos para los trabajadores. En los últimos meses éstos han impulsados Encuentros Sindicales en varios estados para aglutinar a estas fuerzas, sin embargo consideramos que estos tienen que proclamar la independencia tanto de gobierno como de la MUD, para volverse un polo atractivo para la clase trabajadora.

En ese contexto, el imperialismo gringo hipócritamente muestra su preocupación por los derechos humanos, cuando es el campeón de la violación de estos. De esa forma los sectores reaccionarios gringos, presionando al débil Obama, organizaron acciones de desestabilización para provocar un golpe de estado, aprovechando a elementos desafectos dentro del ejército venezolano; pero rápidamente el servicio de inteligencia (Sebin), desmanteló el plan y arrestó a militares y a civiles como el ultraderechista Antonio Ledesma, alcalde mayor de Caracas. A la par de eso el ejército venezolano movilizó en todo el territorio piezas de infantería, antiaéreas y elementos de tropa, realizó ejercicios militares con buques de guerra rusos y marchas cívico-militares en las principales ciudades. Las acciones unilaterales gringas provocaron el repudio de buena parte de la población, al grado que hasta miembros de la MUD salieran diciendo que estas medidas son contraproducentes.

El peligro de golpe de Estado y de acciones desestabilizadoras es real, pero consideramos que solo pueden ser detenido si se mantiene la independencia de parte del proletariado, los sectores revolucionarios chavistas y no chavistas, las amplias capas de la población afectadas por las políticas de ajuste, creando un polo propio, combatiendo el acaparamiento vía estatización y el control obrero en la industria y el comercio principal.

En la coyuntura actual se podrá mantener la unidad entre el Estado y el ejército, pero es importante tener claro que los altos mandos y los altos funcionarios siempre reproducirán los estilos de vida burgueses, buscando formas de acumulación capitalista. Por tanto es fundamental la alianza entre soldados, trabajadores públicos, obreros, campesinos y sectores medios, que obligue al Estado a presionar a EU si es necesario vía el comercio del petróleo o cortar acuerdos con empresas estadunidense donde el chavismo gustosamente ha continuado y a fiscalizar en todo momento los acuerdos comerciales y militares con Rusia y China, rompiendo estratégicamente con la boliburguesia.


Por Leonardo Ixim

Hace seis semanas desaparecieron 48 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos en la localidad de Ayotzinapa en el sureño estado de Guerrero, muy cerca de la capital estadual Chilpancingo, y fueron ejecutadas seis personas más, hecho criminal llevado a cabo por policías municipales del municipio de Iguala y miembros de la banda delincuencial Guerreros Unidos.

Tal suceso fue ordenado por el alcalde de Iguala José Luis Abarca y su esposa María de los Ángeles Pineda, posteriormente detenidos en la capital mexicana. Ambos son cómplices de la agrupación criminal mencionada y miembros del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Esto videncia aún más los vínculos del crimen organizado con las instituciones de seguridad del Estado mexicano en su conjunto, siendo la causa del crimen, el hecho de que la organización estudiantil y popular, en una nefasta pero para nada extraña relación entre Estado y crimen organizado, es considerada una amenaza para los intereses del capitalismo, pues el crimen organizado es consustancial a éste y hegemonizante en el tejido social, evidenciando la crisis de la sociedad capitalista.

Escalada de violencia

En los últimos años la violencia ha adquirido inusitada fuerza, desde el momento que el ilegitimo gobierno de Felipe Calderón del PAN propagandísticamente le declaró la guerra al narcotráfico, utilizando para eso al ejército mexicano. Con más de 70 mil muertos en el gobierno de Calderón, 20 mil con Enrique Peña Nieto, la violencia política cobro más fuerza, sobre todo contra elementos de las organizaciones populares quienes en distintos puntos del país se han opuesto a megaproyectos relacionados a la apropiación de recursos naturales o que defienden derechos básicos conculcados por políticas neoliberales. En esa lógica, la intromisión del ejército y la marina en tareas de seguridad pública, ha provocado una mayor deslegitimación del Estado, mostrando su verdadera cara contrainsurgente.

El combate al narco, caballo de Troya de la intromisión imperialista gringa, materializada en la Iniciativa Mérida -cuyos éxitos en materia de fortalecer el Estado de derecho para enfrentar el crimen organizado ha sido ínfimo- evidencia la crisis del régimen político que se enmarca en la denominada transición democrática, que tal como la conceptualiza Moreno como reacción democrática, buscó detener la movilización de masas que se dio en ese país a inicios de los 90s pos fraude electoral de 1988 y que se corona con el alzamiento zapatista de 1994.

Movilización que puso en jaque la llamada dictadura perfecta, nombre que recibieron los sucesivos gobiernos del PRI que administraron el Estado desde finales de la década de los 20s, auge y ocaso de la primera oleada de nacionalismo revolucionario burgués antecesor del chavismo, que terminó cediendo al capital internacional con las políticas neoliberales de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo.

Esta transición pactada entre los partidos principales del régimen, PRI-PAN y como segundón el PRD (que después de ser víctima del fraude de 1988 se reacomoda al régimen) se pone en entredicho con la movilización popular por los normalistas desaparecidos y adquiere nuevamente fuerza, después de la movilización comunal y localista en Oaxaca, el fracaso de la Otra Campaña del EZLN, de los dos fraudes contra Andrés Manuel López Obrador, la salida institucionalista de ese descontento popular ante los fraudes, sus intentos de recuperar el PRD y la fundación de otro partido electorero como Morena, que tiene la disyuntiva de acomodarse como su ex partido o de ser por lo menos una fuerza opositora reformista.

Movilización popular

Bajo la consigna de ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos¡ se han desarrollado una serie de expresiones de repudio, demostrando la desconfianza de la sociedad mexicana con el Estado, pese a la salida criminalista forense (independiente de su necesidad para esclarecer el crimen) que le quieren dar a esta crisis política.

Primero con la renuncia del gobernador de Guerrero Ángel Aguirre, un ex priista postulado por el PRD, asumiendo en sustitución de este, otro peredista Rogelio Ortega. La sociedad civil guerrerenses muestra su descontento ante los pocos avances de las investigaciones pidiéndole también su renuncia y realizando una gran movilización en la turística ciudad de Acapulco. Así como la quema de las instalaciones del ministerio público denominado Procuraduría General de la República en la capital del estado de Guerrero, pese a que esta institución anuncia la captura del alcalde de Iguala y su esposa.

Desde los lamentables hechos, ha habido tres jornadas mundiales en repudio al crimen, plantándose frente a las embajadas mexicanas en varias partes del mundo, algunas en las capitales centroamericanas. En México han sido los estudiantes universitarios y de educación media los que por medio de la Asamblea Interuniversitaria realizaron dos tomas de recintos universitarios de la UNAM, la UAM y la UACM en la capital mexicana, paros en universidades en Jalisco, Querétaro, Oaxaca, Guanajuato, Chiapas, Zacatecas, San Luis Potosí, Chihuahua, Coahuila, Michoacán, Morelos, Nuevo León, Puebla, Sonora, Tlaxcala y Veracruz, actos de repudio en escuelas nacionales como la de Música, Maestros, en diversas preparatorias del Ciudad de México (dependientes de la UNAM), distintas escuelas normales rurales de varios estados, en centros de estudios superiores como el Cinematográfico, el Colegió de México de posgrados y caracterizado por cierto conservadurismo, Trabajo Social, institutos tecnológicos superiores de varios estados y acciones en universidades privadas como la Iberoamericana y el Tecnológico de Monterrey.

Ha habido también acompañamiento del sindicato de maestros del CNTE, de la central sindical UNT, de Morena, la Organización Política de los Trabajadores (OPT), Movimiento de Socialistas Trabajadores (MST), de sindicatos de trabajadores universitarios como el de la UNAM, de Guerrero, Tlaxcala y de otras, del sindicato de telefonistas, adherentes de la Otra Campaña zapatista y del EZLN, en tranques de calles, autopistas, carreteras, casetas de peaje, además de acciones de propaganda de grupos guerrilleros como el EPR, FARP y el ERPI.

Muchas de estas acciones han tenido su culminación con la movilización del pasado cinco de noviembre en la Ciudad de México, en una gran manifestación de 150 mil personas en el Paseo de la Reforma, desde la residencia presidencial en Los Pinos hasta el Palacio Nacional en el centro de la capital, bajo la consigna de renuncia de Peña Nieto; además de acompañarse de acciones en varios estados del país. En Guerrero por su parte, estudiantes universitarios, de educación media, organizaciones campesinas y de autodefensa, trabajadores universitarios y maestros de la CETEG, han tomado la sede del poder judicial estadual en Chilpancingo, Acapulco y anuncian una megamarcha próximamente en esta última ciudad, conformando una asamblea popular.

A la par de esto, los estudiantes del Instituto Político Nacional, una institución de educación superior que depende directamente del gobierno federal, que fue parte del proyecto inconcluso de industrialización reducido por las políticas neoliberales, han tomado su centro ubicado al norte del Distrito Federal, no solo en repudio por Ayotzinapa, sino exigiendo la no incorporación de los bachilleratos industriales dependientes de esta institución al sistema nacional y exigiendo un congreso universitario de reforma de carácter incluyente. Las negociaciones con la Secretaria de Educación Pública no han avanzado.

Hacia la movilización general

El epicentro de estas movilizaciones ha sido el combativo estado de Guerrero, uno de los más pobres y con presencia importante de población indígena que vive en total exclusión, además de que es terreno fértil para la impunidad del crimen organizado. Estado que ha sido la cuna y el campo principal para el accionar de grupos guerrilleros, desmovilizados y actuales.

Las normales rurales fueron parte de un proyecto instaurado en el gobierno de Lázaro Cárdenas que buscaba mejorar las condiciones de la población campesina y que adoptó una currícula de orientación socialista, algo que la Normal Isidro Burgos mantiene. Ésta también es donde los maestros Lucio Cabañas y Genaro Vázquez fundaran la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas que mantiene su accionar y el extinto grupo guerrillero Partido de los Pobres en los 60s. Por tal razón la oligarquía financiera siempre ha buscado eliminarlas o realizar contrarreformas educativas con tintes mercantilistas, tales como las del sistema educativo público o la laboral que busca seguir tercerizando el trabajo.

Con la caída de los precios del petróleo, del que la economía mexicana depende y la reforma privatizadora de la estatal de petróleos Pemex, la crisis del régimen se hace patente; la transición democrática y sus partidos demuestran su fracaso ante la constante violación a los derechos humanos. Es necesario reproducir el ejemplo de las asambleas en Guerrero y la Interuniversitaria, pero cuidando no caer en el error del localismo como fue la APPO en Oaxaca, además de no confiar en la dirección reformista de Morena -que ya tuvo un revés en la negativa de la Suprema Corte de Justicia con respecto a realizar una consulta buscando parar las contrarreformas privatizadoras en el campo energético- además de encarar con el zapatismo su peligrosa política anti-poder. UNT, OPM, los sindicatos independientes por su parte deben orientar para la conformación de un congreso nacional de Asambleas Populares que levante un programa democrático y socialista que entre otras cosas demande la renuncia de Peña Nieto. Los grupos guerrilleros deben limitar su accionar militar a las orientaciones de este posible congreso de asambleas.

Recuerden camaradas que su ejemplo de lucha es siempre rescatado aquí más al sur en Centroamérica.

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