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GUATEMALA.- El triunfo de Giammattei y la heroica lucha de estudiantes de la USAC

Guatemala sigue siendo el país clave de Centroamérica. Mientras el conjunto de la región está siendo sacudidas por rebeliones, insurrecciones, protestas, caravanas migrantes, crisis económica, endeudamiento y bancarrota de todos los Estados—sin excepciones—el resultado de las recién finalizadas elecciones presidenciales de Guatemala puede nublarnos la visión.

 

En Centroamérica se están eligiendo gobiernos de derecha. Estos resultados políticos no coinciden con la enorme crisis y la rebelión social. En El Salvador, las masas desesperadas por la crisis y cansadas de la demagogia del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) terminaron votando por Nayib Nukele, tan derechista como ARENA. En Panamá, ganó las elecciones con una votación minoritaria el ala más derechista y neoliberal del torrijista Partido Revolucionario Democrático (PRD).

En Guatemala, la derecha ligada a los militares y la oligarquía ha vuelto a ganar las elecciones, en aparente contradicción con la dinámica de crisis y degradación de los niveles de vida. Sin mayores sorpresas, el eterno candidato Alejandro Giammattei logró al fin su sueño de ser electo, en segunda vuelta, como nuevo presidente de Guatemala, con 1,907,696 votos, apenas el 23.4% del padrón electoral de 8,150,221 votantes. Aunque todavía no hay datos oficiales, la abstención ha sido superior al 60%, la cifra más alta desde la firma de los Acuerdos de Paz de 1996, un síntoma que refleja la desilusión de la mayoría del pueblo en los procesos electorales.

La campaña electoral del 2019 estuvo marcada por la judialización de la política. Los grupos de poder enquistados en las diferentes instituciones del Estado, hicieron todo tipo de maniobras legales para sacar del juego a los principales candidatos, entre ellos a Thelma Aldana y Zuri Ríos, inhibiendo también a otros candidatos. De esta manera, en medio de la matanza de los principales candidatos presidenciales, la oligarquía guatemalteca le preparó la cama a Giammattei, para que se enfrentara contra Sandra Torres, líder del partido UNE, que arrastraba el desprestigio del gobierno de Álvaro Colom (2008-2012).

Estas elecciones reflejaron nuevamente el mismo fenómeno político: la zona metropolitana del departamento de Guatemala, con un gran peso de la clase media urbana, es la que decide en última instancia los resultados electorales. A su vez este fenómeno político refleja otro: una enorme desigualdad social entre las principales ciudades y el campo, donde campea el hambre y la miseria de las masas campesinas e indígenas.

El gobierno de Giammattei, sin lugar a dudas, como todos los anteriores, será la continuidad de todos los anteriores, pero sobre todo será el gobierno de una minoría (cerca del 75% se abstuvo o votó en contra).

Mientras ocurría esta farsa electoral, un puñado de estudiantes de la Universidad San Carlos (USAC), la más grande de Centroamérica, se tomaron las instalaciones para protestar contra los procesos de privatización de la educación superior, y entre otros puntos, contra el acuerdo migratorio suscrito por el gobierno de Jimmy Morales y la administración de Donald Trump, que convierte a Guatemala en “un tercer país seguro” en donde los migrantes deberán permanecer hasta que se resuelvan sus solicitudes de asilo. En pocas palabras, Guatemala se convertirá en ante sala del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (U.S. Immigration and Customs Enforcement, ICE), cediendo su soberanía al control de los funcionarios norteamericanos.

La acción heroica de los estudiantes de la USAC ha gozado de las simpatías de la mayoría de la población (cerca del 80% de los guatemaltecos se opone a ese miserable acuerdo). Esta lucha de los estudiantes de la USAC tiene el enorme desafío de incorporar a las masas estudiantiles en esta lucha que, por el momento, es sostenida por una aguerrida vanguardia que defiende con las uñas la USAC y la soberanía nacional de Guatemala y del conjunto de Centroamérica.

El triunfo electoral de Giammattei puede generar una dinámica de confrontación contra los estudiantes de la USAC, y la tentación de intentar desalojarlos por la fuerza. Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llamamos a todas las fuerzas de izquierda, sindicatos, organizaciones estudiantiles, populares, campesinas e indígenas, a cerrar filas contra las inminentes acciones de esta derecha, que se siente envalentonada con su triunfo electoral. Y la primera acción unitaria debe ser rodear de solidaridad activa y militante a los estudiantes de la USAC, para evitar o detener cualquier golpe traicionero en su contra.

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