Historia


Por Nassar Echeverria

Este 21 de agosto del 2020 se cumplen 80 años del asesinato de León Trotsky (1879-1940). Vladimir I. Lenin y León Trotsky fueron los dirigentes más destacados del Partido Bolchevique que, en octubre de 1917, instauró el primer gobierno obrero y campesino victorioso. A 80 años de su asesinato, vale la pena recordar su trayectoria y su legado teórico y político.

Discusiones sobre el tipo de partido

Al igual que Lenin, Trotsky perteneció a la primera generación de intelectuales revolucionarios que abrazaron el marxismo como guía para la acción revolucionaria en Rusia a finales del siglo XIX y comienzos del XX.

En el periodo de formación y de preparación para la toma del poder, hubo muchas amargas discusiones entre los revolucionarios rusos, sobre las estrategias y tácticas a seguir. Los primeros grupos marxistas, organizados en el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR) se dividieron en el congreso de 1902 en bolcheviques (mayoritarios) y mencheviques (minoritarios). Lenin encabezó a los bolcheviques. Una de las diferencias centrales era el tipo de partido que se debía construir bajo la autocracia zarista. Lenin insistía en un partido centralizado. Los mencheviques, en cambio, pretendieron construir un partido de masas, como en Europa, con el inconveniente que bajo la autocracia en Rusia no había libertades democráticas.

En las diferencias entre bolcheviques y mencheviques sobre el tipo de partido, Trotsky criticó el excesivo centralismo que proponía Lenin, pero nunca formo parte de los mencheviques, como han afirmado falsamente sus detractores. Desde 1902 hasta un poco antes de 1917, Trotsky creo una corriente intermedia que pretendió mantener la unidad imposible entre bolcheviques y mencheviques.

Discusiones sobre la naturaleza de la revolución

Otra diferencia sustancial entre bolcheviques y mencheviques estaba relacionada con el tema de la naturaleza de la revolución en un país atrasado como Rusia. La primera revolución rusa de 1905 puso sobre el tapete el problema de la toma del poder. Lenin estaba muy claro sobre el tipo de partido de combate, pero durante la revolución de 1905 levantó la consigna, un tanto confusa, sobre la “dictadura democrática revolucionaria de los obreros y campesinos”. Lenin no aceptaba que los obreros tomaran el poder para entregárselo a la burguesía, bajo el argumento que Rusia era un país atrasado y que, por tanto, le correspondía gobernar a la burguesía. Pero se quedó a medio camino, sin plantear claramente un gobierno de los trabajadores.

Los mencheviques, en cambio, desarrollaron una concepción reformista y etapista de la revolución. No solo rechazaban un partido centralizado para el combate, sino que, con el argumento que Rusia era un país atrasado económicamente, también rechazaban el planteamiento de un gobierno obrero y campesino, porque según ellos no se podía construir el socialismo en un país atrasado. En pocas palabras, los obreros debían limitarse a empujar a la burguesía a tomar el poder, o hacer gobiernos de coalición con la burguesía.

En 1905 Trotsky fue electo presidente del Soviet de Petrogrado, y en medio de los acontecimientos revolucionarios perfeccionó su teoría de la “revolución permanente”. Trotsky planteó que la burguesía rusa, igual que la burguesía de los países atrasados, ya no jugaban un papel revolucionario porque dependía del capital imperialista, y que por lo tanto correspondía a las masas obreras y campesinas encabezar la revolución democrática, tomar el poder, establecer su propio gobierno, realizar las tareas democráticas como la liberación nacional, la reforma agraria, y el otorgamiento de libertades democráticas, y en un proceso de revolución ininterrumpido avanzar hacia el socialismo. La revolución rusa sería apenas un primer capítulo de la revolución mundial contra el capitalismo. De esta manera, Trotsky enlazaba la revolución nacional en Rusia, como una parte de la revolución socialista europea. El socialismo solo se podría consolidar una vez que la revolución proletaria hubiese derrotado el capitalismo en el mundo

La revolución de 1905 sometió a prueba muchas de las discusiones teóricas del periodo anterior. No obstante, la primera revolución rusa fue derrotada en 1907. Lenin había acertado en la discusión sobre el tipo de partido, en cambio Trotsky había acertado al definir el carácter combinado de la revolución democrática y la revolución socialista al mismo tiempo.

Estas dos concepciones, el partido bolchevique centralizado y la teoría de la revolución permanente, se unirían finalmente en 1917, permitiendo el triunfo de la primera revolución proletaria y la instauración del primero gobierno obrero.

La revolución de 1917.

El gran error político de Trotsky en el periodo 1902-1916 fue que intentó vanamente unir a bolcheviques y mencheviques, recibiendo ataques de ambos lados. Sin embargo, después del triunfo de la revolución democrática de febrero de 1917, Trotsky comprendido que era imposible arrastrar al menchevismo al campo de la revolución socialista. La organización interdistrital de Trotsky ingresó al Partido Bolchevique en julio de 1917 e inmediatamente formó parte del Comité Central y del Buro Político. Era un reconocimiento a su trayectoria y capacidades. Lenin y Trotsky crearon una fórmula perfecta: los dos más grandes e influyentes revolucionarios rusos. Trotsky le dio la razón en Lenin en las discusiones previas sobre el tipo de partido, y Lenin, al escribir las Tesis de Abril de 1917, había aceptado como valida la teoría de la revolución permanente, planteando la necesidad de que los obreros y campesinos tomaran el poder y realizaran las tareas democráticas que la burguesía ya no podía realizar.

En noviembre de 1917, (octubre en el nuevo calendario) los bolcheviques, encabezados por Lenin y Trotsky, dirigieron la toma del poder, y la defensa militar de la revolución rusa. Los bolchevique fundaron en 1918 la Tercera Internacional, en lucha frontal contra el reformismo de la segunda internacional socialdemócrata.

El Ejército Rojo

Los bolcheviques hicieron realidad la utopía de tomar el poder en un país económicamente atrasado. En harapos, con hambre y frio, las masas rusas lograron defender la revolución contra 14 ejércitos imperialistas.

Las discusiones eran apasionantes: ¿cómo vencer al enemigo? Trotsky fue nombrado como responsable de organizar el Ejército Rojo, una tarea titánica que fue posible por el heroísmo de las masas rusas y por la acertada conducción de los bolcheviques y de Leon Trotsky en particular. La guerra civil (1918-1921) fue ganada por el Ejército Rojo. Los bolcheviques entregaron las tierras a los campesinos, y estos defendieron la revolución con sus vidas, pero en 1921 el país estaba arruinado, las masas estaban exhaustas, las condiciones de vida eran terriblemente deplorables.

La muerte de Lenin y la degeneración burocrática de la URSS

¿Cómo construir el socialismo en esas condiciones? En el preciso momento en que de discutían las políticas, Lenin falleció prematuramente en enero de 1924, dejando al partido Bolchevique sin su líder fundador y más experimentado dirigente.

El atraso económico de Rusia, el bloqueo imperialista y la destrucción creada por la guerra civil, crearon las bases para la degeneración burocrática de la primera revolución proletaria. Algo que no estaba contemplado en la teoría.

Igual que las revoluciones burguesas, la primera revolución proletaria sufrió un proceso de contrarrevolución interna, encabezado por una casta burocrática dentro del propio Partido Bolchevique. El máximo representante de la nueva burocracia era Stalin, un dirigente de poco renombre, pero que en un complejo proceso liquidó políticamente y físicamente a la vieja guardia del Partido Bolchevique.

Stalin utilizo el pasado no bolchevique de Trotsky para plantear que sus propuestas eran contrarias al leninismo. Esa era una ideología que justificaba la existencia de una nueva burocracia que se negaba a impulsar la revolución mundial, y que mas bien planteaba la “construcción del socialismo en un solos país”.

Trotsky, quien fue jefe del Ejercito Rojo hasta 1925, pudo dar un golpe de Estado y tomar todo el poder, pero eso hubiera implicado la instauración de una dictadura militar, que se impondría por encima de las masas. Lo que muchos vieron como una vacilación de Trotsky en realidad fue una decisión política de principios: las masas debían corregir el rumbo, conducidas por la Oposición de Izquierda, para restablecer la democracia dentro del Partido Bolchevique y la URSS

La degeneración de la Internacional Comunista

Stalin expulso a Trotsky de la URSS en 1927. El stalinismo llegó a controlar a la Internacional Comunista, convirtiéndola en un instrumento de la política exterior del Estado soviético. El triunfo de la revolución en otros países fue sacrificado en aras de salvar a la URSS. De esta manera, se perdieron grandes oportunidades con la Huelga General en Inglaterra en 1926, el stalinismo promovió la división de los partidos obreros (socialdemócrata y comunista) en Alemania, permitiendo el triunfo del fascismo. Hitler llegó al poder por medio de votos. La revolución china de 1927 fue aplastada por las erróneas políticas de Moscú. La revolución en España fracasó (1931-1939) porque el stalinismo estranguló la revolución desde adentro, la GPU (posteriormente KGB) persiguió y fusiló a miles de militantes de izquierda (anarquistas, socialistas y trotskistas). La revolución en Francia fue sofocada con la política de los frentes populares, es decir, de alianzas políticas entre los partidos comunistas con sectores “antifascistas” de la burguesía. ¡¡La misma política de los mencheviques en Rusia en 1917!!

Al mismo tiempo que liquidaba la revolución en el mundo, Stalin fusiló a la vieja guardia del partido Bolchevique.

La fundación de la Cuarta Internacional

Desde el exilio, y bajo una tenaz persecución, Trotsky alentó a la Oposición de Izquierda dentro de la URSS y a nivel internacional. En 1933, cuando la desastrosa política de Stalin permitió el triunfo de Hitler, Trotsky llamó a construir la Cuarta Internacional, lo que fue posible hasta septiembre de 1938 que fue fundada oficialmente. Trotsky fue el primero que alertó sobre una nueva guerra mundial, y que Alemania terminaría haciendo la guerra contra la URSS, a pesar que Hitler y Stalin firmaron un acuerdo de paz en 1939.

El asesinato de Trotsky

El 21 de agosto de 1940, un agente stalinista, Ramon Mercader, logró infiltrarse en la casa de Trotsky en Coyoacán, México, y lo asesinó mientras leía un artículo. Con este crimen, Stalin liquidó físicamente al último representante de la generación de experimentados revolucionarios que tomaron el poder en 1917. Después de cumplir su condena, Mercader fue condecorado como héroe de la URRS y vivió en Cuba hasta su muerte en 1978.

Pronóstico sobre la restauración capitalista

En su libro “La Revolución Traicionada” (1936), Trotsky describió el fenómeno de la burocracia stalinista y como esta, de continuar el aislamiento de la URSS, conduciría inevitablemente a la restauración capitalista. El triunfo militar contra el nazismo en 1945 atrasó ese proceso, y mas bien se ampliaron los países que estarían bajo el control de la URSS. Después se produjo el triunfo de la revolución china en 1949: un tercio de la humanidad estuvo organizada en sociedades postcapitalistas. Esta extensión de la revolución en el mundo le dio respiro a la URRS, hasta 1990 cuando se desplomó.

Con algunas décadas de retraso, los llamados países socialistas sobrevivieron algún tiempo más, pero finalmente el pronóstico de Trotsky demostró su validez: el socialismo no puede construirse en un solo país, será posible solo con la derrota del capitalismo a nivel mundial. Todos los estados obreros han desaparecidos, Rusia es un imperialismo emergente, igual que China. Vietnam es una pequeña potencia capitalista. Cuba languidece por el bloqueo imperialista, pero también marcha hacia el capitalismo. Las revoluciones del siglo XX retrocedieron.

Rendimos homenaje a León Trotsky, un revolucionario tenaz e inclaudicable que luchó contra el stalinismo y que nos heredó las herramientas teóricas y políticas para continuar la lucha contra la actual barbarie capitalista.

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