Por Armando Tezucún

Después de la maniobra que dejó fuera del proceso electoral al candidato presidencial que las encuestas colocaban en el primer lugar de la intención de voto, Carlos Pineda del partido Prosperidad Ciudadana, el panorama para la primera vuelta de las elecciones aparece bastante despejado.

Pineda, un finquero y empresario, se promocionaba como un outsider de la política, y por medio de un manejo hábil de las redes sociales, había logrado una creciente popularidad; pero estaba rodeado de funcionarios de gobiernos anteriores y políticos de derecha, con frecuencia acusados de corrupción y narcotráfico. Al representar a un sector emergente de empresarios y estructuras del crimen organizado con un historial de control territorial en el departamento de Zacapa, Pineda no fue visto con buenos ojos por los grupos empresariales más poderosos, que utilizaron a sus operadores políticos para meterle zancadilla y anular su candidatura y la de todos los candidatos de Prosperidad Ciudadana.

Según la última encuesta, divulgada a finales de mayo y realizada por Cid-Gallup, los tres candidatos punteros son Sandra Torres de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), con el 23% de intención de voto; Edmond Mulet del partido Cabal, con un 21%; y Zury Ríos de la coalición Valor/Unionista, con el 19%. En un cuarto lugar se sitúa Manuel Conde, del partido oficial Valor, con un lejano 4%. Queda claro que una segunda vuelta sería entre dos de las tres candidaturas punteras.

La UNE y Sandra Torres

Sandra Torres, que encabeza la encuesta, reúne el grueso de su caudal electoral en el interior del país y el área rural. Su popularidad deriva de su desempeño como primera dama de la nación durante el gobierno de su exesposo Álvaro Colom (2008 – 2012), cuando organizó y lideró los programas sociales clientelistas de esta administración autoproclamada socialdemócrata. Pero en el área urbana tiene muchos anticuerpos, sobre todo entre las capas medias conservadoras influenciadas por las élites empresariales; de este modo, Torres logró llegar a segunda vuelta en los comicios de 2015 y 2019, perdiendo en ambos casos frente a Jimmy Morales y Alejandro Giammattei, respectivamente. A pesar de que Torres y su bancada en el Congreso se aliaron al oficialismo y a las estructuras corruptas, para librarse de las acusaciones por delitos electorales, que incluso la llevaron a prisión en 2019, su discurso populista aún cala entre los estratos más pobres de la población. Gracias a su alianza con el oficialismo, Torres se libró de los procesos judiciales en su contra y pudo lanzar su candidatura, aunque eso le costó la ruptura de su partido, del cual se desprendieron los elementos procedentes de los movimientos sociales, que crearon el partido Vos.

La representante de la derecha recalcitrante

Zury Ríos, con una intención de voto del 19%, tiene un largo historial de participación en política. Es hija del exdictador condenado por genocidio general Efraín Ríos Montt, quien llegó al gobierno por medio de un golpe de estado en 1982. Esta relación familiar le ha costado en más de una ocasión que su candidatura presidencial no sea aceptada por tener prohibición constitucional; tal fue el caso en los comicios de 2019, aunque por influencias en la Corte de Constitucionalidad logró ser candidata en 2015 y en este proceso 2023. Fue diputada al Congreso de la República por el partido de su padre, el Frente Republicano Guatemalteco, entre 1996 y 2012. En las elecciones de 2015 lanzó su candidatura presidencial postulada por el partido Visión con Valores, quedando en quinto lugar.

Ríos aglutina a los sectores más derechistas, vinculados al ejército, como la Fundación Contra el Terrorismo (cuya influencia en el Ministerio Público ha sido clave para la persecución de funcionarios de justicia vinculados a la CICIG), y a militares retirados; además, esta vez va en coalición con el Partido Unionista, bastión de un sector oligárquico que ha controlado durante décadas el gobierno municipal de la capital guatemalteca, recordemos que la CICIG abrió un caso por corrupción contra el fallecido patriarca del clan, Álvaro Arzú Yrigoyen y sus funcionarios municipales. Ríos no puede evitar proyectar una cierta imagen elitista en su campaña, lo que le aleja el voto rural.

Un candidato reciclado

Edmond Mulet es el candidato que más se ha beneficiado con el retiro de Carlos Pineda de la contienda. Según el informe de Cid-Gallup, “Con el anuncio de que Carlos Pineda está inhabilitado para participar en estos comicios, la mayor parte de sus seguidores se muestran indecisos con respecto a quién brindar su apoyo. No obstante lo anterior, entre quienes sí indican que respaldarían a otro aspirante, el más beneficiado es Edmond Mulet, al pasar de 16 puntos a 21 puntos de apoyo” (Citado por Crónica 25/05/2023).

Mulet se presenta como un candidato que ha estado fuera de las estructuras de corrupción que controlan el Estado, denunciando los ataques contra la libertad de prensa y la impunidad; ha denunciado a sus principales rivales, Torres y Ríos, como “candidatas del oficialismo”, pues sus respectivos partidos, Valor y Une, han votado en el Congreso junto a la alianza oficialista.

Edmond Mulet Lesieur se postuló a la presidencia por el partido Cabal, que fue fundado por él mismo. En las elecciones de 2019 se presentó como candidato presidencial del Partido Humanista, cuyo líder es Rudio Lecsan Mérida, vinculado al antiguo Frente Republicano Guatemalteco de Ríos Montt. En esa ocasión Mulet obtuvo un tercer lugar, con el 11.2% de los votos válidos, logrando colocar a 6 diputados en el Congreso; sin embargo, estos diputados se unieron a la coalición oficialista, por lo que Mulet, crítico del gobierno de Giammattei, rompió con el Partido Humanista y decidió crear su propio partido.

Mulet, de 72 años, es un abogado, periodista y diplomático que ha participado en política con diversos partidos de derecha desde 1985. Fue nombrado embajador en Washington por el gobierno de Jorge Serrano Elías. Cuando Serrano dio el autogolpe de 1993, Mulet se opuso al mismo desde la sede diplomática, participando en el movimiento para la restauración del orden constitucional. Luego mantuvo una carrera diplomática durante más de 20 años, teniendo a su cargo embajadas en varios países europeos, y llegando a la Organización de Naciones Unidas, donde fue jefe de varias misiones de paz y desempeñó diversos cargos. El candidato de Cabal carga con el estigma de haber participado en 16 casos de adopciones ilegales, habiendo sido capturado a finales de 1981 junto a mujeres canadienses y guatemaltecas, aunque fueron liberados pocos días después.

En octubre de 2020, luego de romper con el Partido Humanista, Mulet fundó Cabal. Si bien critica a Torres y Ríos de pactar con las estructuras corruptas, el partido de Mulet está plagado de personajes que han participado en los últimos gobiernos; sus principales asesores son: Luis Enrique Monterroso, ministro de salud durante el gobierno del Partido Patriota; Julio Héctor Estrada, ministro de finanzas del gobierno de Jimmy Morales; y Nery Rodas, que fue diputado por el extinto partido Libertad Democrática Renovada (Lider), de Manuel Baldizón. Además, muchos otros personajes vinculados a Cabal y Mulet han tenido vínculos con el gobierno de Otto Pérez Molina y el Partido Patriota, con la UNE, el viejo FRG, FCN-Nación y otros.

Mulet ha suavizado su discurso beligerante contra la corrupción después de que en marzo el Ministerio Público solicitó el retiro de su inmunidad por “obstrucción de la justicia”, luego de que públicamente protestara contra la persecución a jueces, fiscales y periodistas. Al mejorar su posición en las encuestas, se ha acercado, en busca de apoyo, a viejos caciques de lugares del interior del país, convencido de que es la única manera de ganar las elecciones. No le ha importado que estos personajes hayan estado vinculados en el pasado a partidos de la más diversa calaña, y que sobre muchos de ellos pesen acusaciones que van desde malversación de fondos, narcotráfico, violaciones a mujeres o abuso de autoridad. Sus rivales lo han acusado incluso de haber llegado a componendas con el gobierno de Giammattei. Lo cierto es que, si la segunda vuelta se efectúa entre Torres y Mulet, es probable que este último sea el ganador.

Las élites y sus favoritos

Los diferentes grupos de poder económico, al igual que en todos los procesos electorales, han movido sus piezas para impulsar y financiar las candidaturas que favorecerían sus intereses. De acuerdo a algunos analistas, cada uno de los tres candidatos punteros es respaldado por diferentes sectores de las clases dominantes. Zury Ríos sería respaldada por el capital oligárquico tradicional; Sandra Torres tendría el favor de grupos emergentes, que son bastante heterogéneos, y una parte del capital tradicional; y Mulet sería apoyado por el capital corporativo más modernizante, entre otros, la Corporación Multi inversiones.

En todo caso, cualquiera que sea el ganador, creemos que las élites llegarán acuerdos, bajo la orientación general de endurecer cada vez más el régimen político, en prevención de movimientos de protesta generalizados contra un modelo capitalista que cada vez representa mas pobreza y miseria para el pueblo trabajador. Torres, Mulet, Ríos y otros de su calaña, son peones maleables que avienen a los mandatos de los amos del capital y la riqueza.

El Partido Socialista Centroamericano reitera su llamado al voto crítico por los candidatos presidenciales de la coalición Urng/Winaq, y a elegir como diputados y alcaldes a los luchadores populares que se han destacado en la defensa de los derechos del pueblo trabajador.

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