Por Armando Tezucún

La última encuesta sobre los resultados electorales, publicada unos días antes de la primera vuelta por el diario Prensa Libre, indicaba un predominio de la derecha en la intención de voto. Los resultados proyectados colocaban en primer lugar a Sandra Torres de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), con el 21.3% de respaldo de los votantes; en segundo lugar, figuraba Edmond Mulet, del partido Cabal con el 13.4%; y en tercer lugar Zury Ríos, de la coalición Valor-Unionista, con un 9.1%; el cuarto lugar lo ocupaba Manuel Conde, candidato del partido de gobierno, Vamos, con el 5.8%.

Sin embargo, el domingo 25 de junio, el voto de la población hizo saltar por los aires todas las predicciones, colocando en un segundo lugar al centroizquierdista Movimiento Semilla y su candidato presidencial Bernardo Arévalo. El primer lugar lo obtuvo, con el 98.78% de las mesas procesadas, y concordando con las encuestas, Sandra Torres con el 15.85% de los votos; Arévalo obtuvo el 11.78% de la votación; y en un tercer lugar se posicionó el oficialista Manuel Conde, con el 7.84% de los votos emitidos. Por tanto, la segunda vuelta electoral, a realizarse el 20 de agosto, enfrentará a Torres y Arévalo.

El voto de rechazo al sistema político, a la corrupción y al autoritarismo

Arévalo y Semilla ocupaban en las encuestas el octavo lugar, con menos del 3% de la intención de voto. Pero, contra todos los pronósticos, este partido de tendencia socialdemócrata, logró canalizar el descontento de la población contra las estructuras de corrupción y el creciente autoritarismo del régimen político. Semilla ha tenido mayormente el respaldo de capas medias urbanas de las principales ciudades, especialmente en la capital, y del voto joven. Sin duda, la exclusión de otras opciones que se definían como contrarias al sistema de estructuras corruptas lo impulsó como una alternativa de rechazo al establishment. Podemos mencionar principalmente la exclusión de la candidatura presidencial del Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP) como factor que pudo haber sumado los votos a favor de Semilla; no olvidemos que el MLP tuvo un cuarto lugar en las elecciones de 2019, y esos votantes posiblemente decidieron dar su respaldo a Bernardo Arévalo. Otras candidaturas que se proclamaban antisistémicas también fueron excluidas, en especial Roberto Arzú y Carlos Pineda; aunque estos candidatos no se ubican en el campo de las izquierdas, probablemente sus seguidores trasladaron su voto a Semilla.

Lo que queda claro es que el pueblo trabajador expresó en las urnas su negativa a continuar soportando un sistema político con rasgos cada vez más dictatoriales, diseñado para proteger negocios corruptos entre empresarios y funcionarios, y para perpetuar la opresión y la explotación. Y lo hizo dando su respaldo a un partido que no es anticapitalista, que propone cambios graduales al sistema, sin sobresaltos; pero si Semilla logra ganar la segunda vuelta, todas las fracciones de la burguesía confabularán contra su gobierno, y seguramente tendremos un proceso de radicalización de las luchas, de crecientes movilizaciones, que en gran parte dependerá de cómo maneje este gobierno el respaldo popular y su base social.

La votación del 25 de junio significó también el fracaso de la extrema derecha. La candidatura que representaba a la derecha más recalcitrante, Zury Ríos de la coalición Valor/Unionista, tuvo el 6.57% de los votos, quedando en séptimo lugar; esta es la segunda vez que Ríos logra participar en un proceso electoral, a pesar de la prohibición constitucional que tiene por ser hija de un exgobernante de facto, y su segundo fracaso. Esperamos que la hija del dictador aprenda la lección y se aleje definitivamente de la política. Los demás partidos de derecha con cierta importancia obtuvieron menos del 8% de los votos, aunque lograron colocar una cantidad significativa de diputados en el Congreso de la República, como veremos más adelante.

El voto nulo fue el ganador    

El descontento de la población no solo se manifestó en el respaldo a Semilla, sino en la anulación del voto. Ésta fue mayor que el porcentaje de votos obtenidos por Torres, llegando al 17.39%, un poco más de 950 mil votos, de casi 5 millones y medio de votos emitidos. En las encuestas del mes de abril el pronóstico de votos nulos era del 6.3%, mientras que en la del 22 de junio ascendió al 13.55%.

Si observamos los resultados electorales de eventos anteriores, podemos ver que este es el mayor porcentaje de votos nulos emitidos desde 1985, es decir en toda la era de relativa democracia iniciada en ese año. En las elecciones de 2019 el voto nulo llegó apenas al 4.1%. Varios de los candidatos cuya participación fue negada hicieron el llamado a anular el voto, en especial el MLP y Carlos Pineda.

Si bien la cantidad de votos nulos no es suficiente para anular la primera vuelta electoral (tendría que ser del 50% más 1), refleja la profundidad de la crisis del sistema político y la creciente falta de credibilidad que éste tiene entre la población.  

Los resultados para el Congreso de la República

Como mencionamos, la correlación de fuerzas en el seno de la próxima legislatura se inclinará hacia los partidos de derecha, continuando la situación actual. Si bien algunos de estos partidos ya no tendrán representación en el Congreso, como FCN-Nación o el PAN, otros resultaron fortalecidos y tendrán más diputados que en la presente legislatura. Este es el caso del partido Vamos, actualmente en el gobierno, que encabeza la alianza de derecha en el Congreso.

Vamos es el partido que obtuvo más diputados, llegando a 39 curules, frente a 17 de la actual legislatura. Le sigue la Unidad Nacional de la Esperanza, con 28 diputados y luego Semilla, con 23. En el caso de la UNE, en 2019 obtuvo 51 diputaciones, siendo la bancada más grande, pero se fraccionó durante el período, dando nacimiento al partido VOS. Semilla logró aumentar sus diputados de 5 a 23, aunque eso sucede mientras otros partidos de izquierda perdieron curules: el MLP no ganó ninguna, y URNG/Winaq logró colocar solo una diputada, de 7 que tuvieron entre los dos partidos en la actual legislatura.  

Cualquiera de los dos partidos que gane en la segunda vuelta, tendrá que enfrentar en el Congreso a una posible alianza de los partidos que hicieron parte del oficialismo en el actual gobierno, que sumaría unos 79 diputados, de 160 que integran el legislativo.

Un gobierno de Sandra Torres y la UNE no tendría dificultades con esto, pues su bancada ya hizo parte del bloque oficialista en la actual legislatura, y con sus 28 diputados lograría una aplanadora de unos 106 legisladores. Claro, esto depende de las negociaciones que entable con la derecha.

Este no sería el caso de Semilla, pues sus propuestas legislativas se toparían con una sólida oposición de derecha. Sus 23 diputados posiblemente podrían contar con una alianza de los 4 diputados de VOS y la diputada de URNG/Winaq. No sabemos qué postura tendrán los 18 diputados de Cabal (el partido de Edmond Mulet) y los pertenecientes a partidos recién creados, como Azul o Elefante, que no suman siquiera 10.

Está por verse si la bancada y un gobierno de Semilla retrocederán en sus programas y harán concesiones a la derecha con tal de tener apoyo en algunas propuestas, o si se verán con las manos atadas sin hacer nada al respecto, o si finalmente, harán lo que declaró el diputado reelecto Samuel Pérez:  “si no construimos mayoría de votos dentro del Congreso vamos a salir a las calles a buscar el apoyo del pueblo de Guatemala que es lo más importante y a partir de eso trabajar con quienes quieran sumarse” (La Hora 26/06/2023); esta última postura podría desencadenar un ascenso generalizado de las luchas en las calles y en los centros de trabajo, ante el que habrá que estar preparados.

Hacia la segunda vuelta

Esta es la tercera vez que Torres pasa a segunda vuelta electoral; en 2015 compitió con Jimmy Morales, y en 2019 se enfrentó a Alejandro Giammattei. En ambos casos perdió la votación, y en ambos casos compitió con partidos de extrema derecha; esta vez, la exprimera dama tendrá que contender con un partido progresista democrático, lo que la obliga a cambiar su discurso.

Sandra Torres tiene un fuerte anti-voto entre las capas medias urbanas acomodadas, que constituyen la clientela política de los partidos de derecha. Estos sectores la recuerdan por su papel en el gobierno de su exesposo Álvaro Colom (2008-2012), durante el cual fue el poder detrás del trono, dirigiendo los programas asistencialistas que le granjearon la extensa base plebeya que apoya a su partido UNE. Estos programas fueron el toque distintivo de este gobierno auto nombrado socialdemócrata, que no fue capaz de resistir los embates de la oligarquía, que botó uno tras otros los tímidos planes de reformas que Colom trató de implementar. Las élites en el poder lo recuerdan y no perdonan.

Pero Torres ya dio un giro de 180 grados, y pactó con el gobierno de Giammattei. La candidata de la UNE ya representa a un sector de la burguesía emergente, y para ganar la segunda vuelta tendrá que recurrir al apoyo del capital oligárquico tradicional; y en el sentido contrario, el gran capital está claro que Semilla representa un peligro mucho mayor que la maleable Sandra Torres, y tendrá que darle su respaldo.

El 27 de junio, Torres lanzó sus primeros ataques contra Arévalo y Semilla, con un discurso de extrema derecha, acusándolos de ser títeres de Iván Velásquez (exjefe de la CICIG) y de la exfiscal general Thelma Aldana y de querer traer de nuevo a la CICIG; además de recibir financiamiento y votos de CODECA: “sabemos que ellos están en contra de la familia, en contra de la vida y en contra de la libertad religiosa”. “Es el robo de energía eléctrica, de allí está recibiendo los recursos para financiar su partido. Que no me vengan a poner cara de primera comunión los de semilla ni que me vengan a decir que no saben de dónde viene (el financiamiento)” (Prensa Libre 27/06/2023). Acusó a Arévalo de no ser guatemalteco por haber nacido en Uruguay, de querer convertir a Guatemala en Venezuela, y se presentó como defensora de la familia y los valores más conservadores contra las ideologías de género y LGTB.

Los próximos meses serán de extrema polarización. La campaña para la segunda vuelta despertará sin duda los peores resabios del rancio anticomunismo de la extrema derecha, que atacará con todo su poder la candidatura de Semilla. Llamamos desde ya a las organizaciones sindicales, campesinas, indígenas y populares a coordinar la oposición contra la derecha, pues ya sea que den su respaldo a Semilla o no, los ataques nos afectarán a todos.

 

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