Por Isyoli Mafú

¿Dónde está la presidente Xiomara Castro? Son muchos ya los incidentes y conflictos en las diferentes Secretarías de Estado que nos orillan a preguntas como las siguientes: ¿estará confiada en que todo va de viento en popa? ¿La tendrán engañada sus funcionarios?

Muchos sectores críticos del gobierno, principalmente los de oposición, reiteradamente manifiestan que la presidente no manda. Ellos aducen y gritan por los cuatro ángulos que quien manda es su esposo, el ex presidente Manuel Zelaya. Hasta ahora, desde esta trinchera se le ha dado el margen de la duda a la presidente Castro; sin embargo, ya han pasado dos años de gobierno, y quedan otros dos para culminar con el mandato de cuatro años.

Hay que diferenciar entre los conflictos que arrastra el Estado desde hace varias décadas sin ser solucionados por ningún gobierno, y aquellos que son ocasionados por los mismos funcionarios del gobierno actual.

Aquí se abordarán algunos de los conflictos más sonados, los cuales han sido ocasionados por  funcionarios de confianza de la presidente, y que, de no resolverse seguirán profundizándose hasta causarle un gran daño al gobierno. Ya es muy común escuchar las quejas de personas que han luchado en las calles, y que fielmente votaron por el Partido LIBRE. Sus constantes lamentaciones y expresiones de frustración son muy válidas, y se irán acrecentando en la medida que el presente gobierno no tome los correctivos pertinentes.

Los sinsabores para la base del Partido LIBRE

Son muchos los conflictos que no debieran existir en las Secretarías de Estado, pues indefectiblemente constituyen una bomba de tiempo, y por lo tanto, deben eliminarse, o al menos, minimizar sus efectos nocivos. Por ejemplo, la Secretaría de Derechos Humanos se encuentra tomada desde hace varios días por los mismos empleados que denuncian reiteradamente a la titular Natalie Roque por violaciones a los derechos laborales, abuso de autoridad e irrespeto constante a los empleados. Como consecuencia de esta permanente crisis y de fricciones irreconciliables, el Subsecretario de esta Secretaría, Guido Eguigure, le presentó su renuncia a la presidente Castro.

Entre los pocos funcionarios que fueron separados de sus cargos a inicios de este año, figura el  ingeniero Mauricio Ramos, titular de la Secretaría de Infraestructura y Transporte (SIT). Hasta ahora se ha especulado mucho sobre esta destitución, y el mismo ingeniero Ramos ha preferido mantener silencio. Lo cierto es que Mauricio Ramos venía con un perfil en ascenso como posible candidato presidencial, así que no es de extrañar que su despido haya sido parte de una estrategia para detener su avance agigantado como responsable de la construcción y reparación de calles en todo el país. También se rumora mucho en torno al nombramiento de una persona confiable, a fin de asignar las millonarias licitaciones a grupos o empresas allegadas al círculo presidencial.

La Secretaría de Culturas, Artes y Patrimonio (SECAPPH), desde el año 2022 ha venido arrastrando conflictos entre las autoridades y los artistas, situación que orilló a estos últimos a tomarse las instalaciones físicas, exigiéndole a la presidente Castro que destituya a la ministra Anarella Vélez. Al parecer, la situación por ahora está en calma, después de un acuerdo temporal entre las partes.

En la Secretaría de Educación, como ya se ha dicho en ediciones anteriores, la situación es muy deplorable, ya que  esta le fue entregada a un grupito selecto de docentes que venía controlando los colegios magisteriales desde hace unos veinte años. Se especula que el diputado Edgardo Casaña colocó como Secretario de Educación al profesor Daniel Esponda Velásquez, y como Sub Secretarios a los profesores Edwin Hernández y a Jaime Rodríguez. En la tercera Subsecretaría fue nombrada la Phd Marisela Figueroa, maestra que renunció en el primer año de gobierno, aparentemente por fricciones muy fuertes con su jefe inmediato y los otros dos Subsecretarios.

El problema más triste en educación ha sido la injerencia en las elecciones de los colegios magisteriales, estrictamente en el caso del COPEMH. Según una Auditoría Forense realizada en dicho Colegio Magisterial, aparece un faltante de 63 millones de lempiras, por lo que connotados líderes de esta organización interpusieron la denuncia ante el Ministerio Público. Los principales señalados en tal auditoría son los profesores Jaime Rodríguez, Eulogio Chávez, Oscar Recarte, Leonel Escoto, Sergio Rivera, y otros. Al parecer, de los antes mencionados, el único que acudió a las audiencias de descargo convocadas por el COPEMH para desvirtuar el señalamiento fue el profesor Sergio Rivera; los demás han hecho caso omiso del señalamiento. Paradójicamente, todos los antes mencionados forman parte del gobierno de Xiomara Castro, y están ubicados en altos cargos.

La injerencia desde la SEDUC para controlar a los docentes es para mantener inmovilizado al gremio, y en el caso del COPEMH, para enterrar la denuncia de los 63 millones, todo esto producto de todo tipo de componendas entre dirigentes y autoridades.

¿Se hará un examen de conciencia la presidenta Castro?

Si la presidente Xiomara Castro continúa sin escuchar, sin ver y sin oír el lamento de los sectores que han luchado en las calles desde el Golpe de Estado y que aspiran a la construcción de una nueva Honduras, sin duda alguna que la vuelve cómplice de las arbitrariedades, violaciones a derechos humanos y triquiñuelas sin fin por parte de sus subalternos; todo lo anterior, sin duda que en su momento será muy bien utilizado por toda la oposición en contra del actual partido gobernante, sobre todo cuando se dé inicio al siguiente proceso electoral.

Hasta ahora, en los innumerables círculos de tertulias citadinas y pueblerinas, de lo que más se habla es acerca de la pésima gestión de altos funcionarios del gobierno, severamente cuestionados incluso por las bases de LIBRE, quienes argumentan que estos, intencionalmente o no, han ido enterrando la esperanza de la “Refundación” tantas veces prometida en años anteriores por la familia Zelaya y sus más fervientes allegados en el muchas veces oscuro mundo de la política vernácula.

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