Por José René Tamariz

La manada de neoliberales, incluyo al poder ejecutivo, el poder legislativo, las diferentes cámaras empresariales, tecnócratas de INCAE y otros centros de investigación al servicio del capital, está alborozada por la invitación girada por la OCDE a Costa Rica para ingresar a ese organismo internacional.

Muchos altos funcionarios del gobierno consideran ese ingreso como la pomada canaria para superar los graves problemas estructurales del funcionamiento del Estado y del país. Sin embargo, la realidad y los grandes desafíos y problemas ponen a prueba a las instituciones y organismos sean nacionales o internacionales. Por ejemplo, la Unión Europea (UE) se demostró inservible para ayudar a sus países miembros para enfrentar la pandemia del COVID-19, ahí están los trágicos casos de Italia y España, miembros de la UE y también de la OCDE.

Pregunta ¿Cuál ha sido la política de la OCDE para que sus miembros enfrenten de forma exitosa la enfermedad COVID-19? ¡No se conoce! ¡Se escondieron! Como diría Marx los hechos son tozudos. Más bien el manejo y enfrentamiento de esa enfermedad por parte de los países miembros de la OCDE ha sido desastrosa. El sistema de salud de Italia está destruido y, por ello, fue incapaz de atender correctamente la pandemia. El caso de Estados Unidos es peor. Entonces, los miembros destacados de la OCDE no dieron la talla para enfrentar el "desafío global" de la pandemia. Ahí están los casos de los países europeos, los Estados Unidos, así como Chile y México en Latinoamérica.

La ilusionista, parecida a las películas del mismo nombre, ministra de comercio exterior, Dyalá Jiménez, plantea que con el ingreso a la OCDE "Hacia afuera nos va a hacer un país más atractivo para invertir, un país con más renombre en los foros internacionales, un país con una voz en un foro importante, en un foro de peso, donde se discuten los desafíos más grandes de la humanidad, globales; y un país que tiene sello de calidad de ser una nación que respeta el estado de derecho, que respeta el medio ambiente, que forja políticas para el bienestar de los ciudadanos y un país muy serio". (La Nación, 16 de mayo de 2020). Y agrega, para que no haya duda, que "Y en lo interno, va a significar que el país va a ir mejorando cada vez más la manera en que funcionan las instituciones del Estado, la educación, la salud, el medio ambiente, las finanzas". (Ídem).

En América Latina los países miembros de la OCDE son Chile, Colombia y México. En Chile el sistema de salud es un desastre, así como el sistema de pensiones y otros problemas de desigualdad social, igual sucede en Colombia y México. Esos países no han mejorado en nada con su pertenencia a la OCDE.

Entonces todas esas "grandezas" enumeradas por la ministra de comercio exterior que alcanzará Costa Rica con su membresía a ese organismo internacional son fantasías que solo existen en la mente de los neoliberales. En realidad, esa institución lo que va a hacer es imponer medidas y contrarreformas para desmantelar los vestigios que aún quedan del estado social. En otras palabras, se va a profundizar ese proceso de desmantelación, por ello están alegres todos los neoliberales.

Estos tipos/as recién llegados al poder del Estado, por ejemplo, Carlos Alvarado, Pilar Garrido, Dyalá Jimenez, Geannina Dinarte y otros sujetos, se sienten que han tocado el cielo y la gloria. Sin embargo, son unos simples siervos y empleados del capital nacional y transnacional. Ellos deben obedecer, de una u otra forma, a los intereses de esos capitales, aunque intenten ocultarlo. Pobres diablos, son esclavos de sus amos nacionales y extranjeros, pero ellos creen que son los "grandes dirigentes nacionales". ¡Pura ilusión!

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