Por: Salvador Belloso


Ser dirigente sindical en El Salvador de hoy, pasa por interrogantes cuyas premisas históricas nos presentan un movimiento sindical  que fue fragmentado, discurrido entre el sindicalismo oficial, al que se les fue dada voz autorizada por los Gobiernos de turno para hablar en nombre de la clase trabajadora, y en el otro extremo el movimiento sindical independiente del Gobierno pero sin política  propia, de clase y de unidad.


Con la llegada del Bukelismo (entendiendo que su significado es la restauración de otra dictadura en este país alrededor de la figura de Nayib Bukele) este movimiento sindical fragmentado toma otra dinámica, donde las organizaciones sindicales oficiales se instituyen como la policía política volcada sobre la clase trabajadora, siendo un freno a cualquier expresión de lucha o reclamo, ahora solo sirve expresarse cuando es para aplaudir al dictador, a su espectáculo.

Agosto se tiñe de represion

El movimiento sindical independiente del Bukelismo resiste pero poco a poco su fuerza está siendo diezmada, ya no solo se trata de oponerse a las violaciones a la libertad sindical, ahora la lucha se torna más compleja cuando los ataques gubernamentales  llevan la intención de destruir no solo su espíritu de lucha, sino de apartarlos del camino; concretamente eliminarlos, por eso no resulta nada extraño que hayan sido encarcelados sindicalistas bajo el régimen de excepción, de los que incluso hay víctimas mortales perecidos en las cárceles, cuando no toca cárcel la violencia aplicada a manera de represalia es sencilla: despidos. Lo sucedido al sector de salud es precisamente esta última dosis de medicina amarga.

En el mes de agosto se han dado diferentes situaciones que es importante enumerar: en el  Sindicato de Trabajadores del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (SITMPAS), hay 23 dirigentes suspendidos; la suspensión de Arístides Pérez, secretario general del Sindicato de Técnicos, Profesionales y auxiliares de Enfermería del Ministerio de Salud de El salvador (SIGPTEES); la suspensión de Silvia Navarrete, secretaria general del sindicato de Trabajadoras y Trabajadores de la Salud (SITRASALUD); la suspensión de Ulises Escobar, secretario general del Sindicato de Trabajadores del Ministerio de Obras Públicas; y la suspensión de Jorge Calixto, secretario general del Sindicato de Trabajadores y Empleados del Ministerio de Obras Públicas (SIETMOP), todas estas se suman a la suspensión de Jesús López, secretario general del Sindicato General de Trabajadoras y Trabajadores de la Salud de El salvador (SIGTRADES), así como de  47 estudiantes de medicina. Todas estas suspensiones provienen de actos que tienen en común la misma causa: represión en contra del dirigente sindical no alineado, tienen en común el mismo guión donde las autoridades pretenden aplicar sanciones bajo supuestos legales de maneras totalmente arbitrarias, porque obvian el que estos dirigentes al realizar una acción de reclamo o de denuncia, lo hacen en razón del cargo sindical que ocupan, bajo el cual están protegidos en los Convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), como lo es el 87, 98 y 151, ratificados por El Salvador.

Sindicatos de USS rectifican su política

Los gobiernos de ARENA y del FMLN a la vez que buscavan  quitar prestaciones e incentivos económicos también  se encargaron de dividir  a los sindicatos sobre todos a los sindicatos de empleados públicos y a los de las instituciones autónomas. 

Bukele al llegar a la presidencia puso como Ministro de Trabajo a   Rolando Castro, quien fue un dirigente sindical y  este inicialmente instrumentalizó a  históricos dirigentes sindicales que habían sido golpeados en los gobiernos anteriores otorgándoles direcciones de sindicatos, apoyándose tácticamente sobre todo en los sindicatos del ISSS. Posteriormente maniobró para obligar o convencer a otros dirigentes sindicales y así lanzar una política unificadora de los sindicatos.  Creándose así entre unos de los organismos aglutinadores la Unidad Sindical Salvadoreñas (USS) la cual a partir de la popularidad de Bukele y poder negociar concesiones para sus bases  adoptó una táctica de apoyo al gobierno central pero críticos a los funcionarios del gobierno.

Nuevamente los sindicatos estaban divididos con el agravante del deterioro del régimen democrático burgués y la concentración de poder en el Ejecutivo, si en la última década del bipartidismo la crítica hacia el sindicalismo oficial contenía connotaciones más que todo éticas, ya en el gobierno de Bukele las amplias diferencias entre  las organizaciones sindicales, se hicieron más profundas, llegando a tal grado que parecían como si hubieran contradicciones antagónicas. 

La USS llego a ser un ente aglutinador cuya dirección funge como un comité político al frente de todas y cada una de las organizaciones sindicales, la USS era una de las cartas de presentación de  Rolando Castro ante Bukele. La fuerza  adquirida por la USS y el germen de independencia que se gestaba en su interior, unido a los intereses de los dirigentes sindicales era una amenaza  a los intereses económicos del gobierno por ello ha empezado una persecución, encarcelamientos y desprestigio de los dirigentes de esta unidad.

Bukele no quiere negociar con viejos dirigentes sindicales seguramente iniciará con la legalización de nuevos sindicatos, con dirigentes jóvenes y en dependencia  directa del gobierno.

Bukelismo ataca a todos los sindicatos por igual

La misma situación financiera que atraviesa el estado y sus ansiosos planes de concentración de capital no le ha permitido al gobierno de Bukele hacer grandes concesiones a los sindicatos  de la USS, solo les ha prometido pero sus funcionarios no han cumplido.

Mientras tanto USS por la misma politica adoptado en ese momento se mantuvo en silencio en la última reforma al SAP, no refutandole el que se continúe el negocio de las AFP y que el Gobierno pueda utilizar el fondo de pensiones de manera oscura, tampoco ha logrado que se eleve el salario según el coste de vida,etc.

Sindicatos de la USS han comprendido los verdaderos intereses del gobierno los cuales están muy lejos de los intereses de la clase trabajadora es por ello que se le están sublevando  y cuestionando su accionar.

Sindicatos de trabajadores públicos de cultura y turismo son reprimidos

La persecución sindical por parte del  gobierno no para, en el mes septiembre han sido los miembros del Sindicato de Trabajadores del Ministerio de Cultura (SITRASEC)  y del Sindicato de Trabajadores de la Industria Turismo Hostelería y Similares (STITHS) quienes han sido víctimas del accionar antisindical mediante el despido de miembros de sus Juntas Directivas.

En el caso de SITRASEC desde meses anteriores han denunciado incumplimiento  del  Contrato Colectivo de Trabajo 2023-2025 por  los responsables de dicho Ministerio, así mismo denunciaron irregularidades en dicha institución ante lo anterior  las autoridades procedieron el 1 de septiembre  al despido del  secretario general de SITRASECC Basilio Ayala y demás miembros  del sindicato y la  intervención   a la sede sindical, el Sindicato señaló como uno de los principales responsables de la inestabilidad y violación de derecho al viceministro, Eric Doradea.

Para el caso de  STITHS el 6 de septiembre fue despedido el  secretario de finanzas de la junta directiva, lo cual ha sido usado para aterrorizar a los demás miembros del sindicato y trabajadores  quienes han manifestado: “el despido fue el miércoles como a las 2:00 pm., el jueves los titulares junto con su equipo salieron a todos los parques de la institución a notificar y dar por enterada a toda la gente, que habían despedido a un miembro de la junta directiva del sindicato, que esta era la suerte que todos podían seguir”  (EDH. 09/09/2023). Al momento los sindicalistas están dando lucha legal, manifestando: “nosotros lo que hemos tratado de hacer es emprender la lucha jurídica porque de hecho tomar acciones a estas alturas con la situación del régimen está bien complicado, ya lo hemos analizado”. (EDH. 09/09/2023).

 Por una coordinadora de sindicatos de empleados públicos    

Bukele ha intensificado la aplicación de los dictados de los Organismos financieros internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) quien en evaluación señala que “… A pesar de algunos esfuerzos por contener el gasto salarial en el presupuesto de 2023, se prevé que el gasto en remuneraciones siga superando el 11 por ciento del PIB. Por ello, debería considerarse la derogación de los mecanismos especiales de indexación salarial y una reforma del servicio civil que refuerce el vínculo entre cualificaciones y retribuciones, así como el redimensionamiento del empleo público.” Lo anterior significa un congelamiento al aumento de los salarios, reducción del aparato del estado, ataques directos a prestaciones de los trabajadores públicos y eliminar Contratos Colectivos de Trabajo. Prueba de ellos ha sido el poner techo al escalafón de salud para reducción de gastos y a la vez dividir a los trabajadores.

El pasado 1 de mayo del 2023 la clase trabajadora dio muestras de su capacidad de movilización aunque marchó dividida tuvo demandas en común. la oposición política y el oficialismo buscaron de sacar ventajas.

Tanto los sindicatos de la USS, que en su momento  Rolando Castro desvío hacia el oficialismo, como los demás sindicatos su verdadero objetivo es defender los intereses de la clase trabajadora,  es por eso que la tarea inmediata es forjar la unidad de acción e integrar una Coordinadora de sindicatos de empleados públicos municipales y de instituciones autónomas. Debiendo prevalecer la más amplia democracia en la toma de desiciones y mantener a las bases informados de todo el que hacer.

Se debe luchar  en contra de todo aquello que constituya el ejercicio de políticas que no obedezcan a intereses legítimos de la clase trabajadora, manteniendo total independencia de los partidos

Ante tantas violaciones a los Derechos laborales y libertades sindicales es de dar lucha legal a nivel nacional e internacional a sabiiendas que el oficialismo tiene control total de los órganos de justicia nacional. Ademas se deben  recobrar los legítimos  métodos de lucha y defensa de la clase trabajadora.     

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