
Por Carlos Alberto Funez Licona
Una mañana aparentemente normal y fresca, sin embargo, ya son muchos los que amanecen detenidos a consecuencia de la suspensión de las garantías individuales, los empleados que salen tarde de laborar son detenidos y llevados a bartolinas donde llevan a los delincuentes. ¡Pobre pueblo pobre! La convocatoria es para el Parque Obelisco, este se encuentra entre la sede del Partido Nacional (avalador del golpe de estado) y el Estado Mayor.
Antes de las ocho de la mañana ya se encuentra acordonado todas sus entradas, la gente que va llegando se toman el puente Guacerique y comienza la obstaculización del tráfico, uno de los encargados del ejército se acerca al grupo que ya es de más de 50 personas y trata de convencerlos de que dejen la vía libre por que interrumpen el paso vehicular, alguien le grita; ¡fueeeeeeera golpistas!, la multitud repite la consigna una y otra vez y no obedecen al militar, este se enoja y le ordena a uno de sus subalternos que lance una bomba lacrimógena, la lanzan y también lanzan gas pimienta al grupo, la gente sale corriendo, los que van en buses se bajan con sus ojos cegados, ardiendo y llorosos, los vendedores ambulantes corren tropezando con los postes de luz, los que van en carros particulares cierran las ventanas y luego abren la puerta y la cierran, no saben qué hacer; si dejar el carro o avanzar atropellando todo lo que tienen enfrente.