Europa

Por Armando Sosa

Luego de ser reducidos casi la mínima expresión, los sindicatos británicos han ido tomando la iniciativa y la delantera con respecto a los demás sectores de la clase trabajadora del viejo continente.

Una ola de huelgas contra el aumento desmedido de los precios de los alimentos y de la energía en primer lugar, ha ido haciendo el efecto de bola de nieve en medio de un caliente verano, no solo en el aspecto meteorológico sino también en el terreno social.

Las mil y una razones del descontento

Desde 1926 no se produce una huelga general como tal en este reino. A pesar de las huelgas y movimientos sociales que se han producido a lo largo de las décadas pasadas en contra de la inflación como en lo fue hace 30 años  contra el primer ministro laborista James Callaghan o bien el movimiento contra el poll tax impulsado por la primer ministra Margareth Thatcher , el llamado a una huelga general no se ha producido por parte de las direcciones burocráticas de los sindicatos.

Este oscuro personaje de las catacumbas liberales aprovechando la derrota de los mineros en 1984, impuso severas restricciones al derecho de huelga, las cuales no han sido casi modificadas desde entonces. Esto no ha impedido por lo tanto que ahora los trabajadores de muchos sectores se hayan lanzado a protestar por sus precarias condiciones.

“A par de los numerosos paros de las décadas de 1970 y 1980, el Reino Unido no ha vivido una huelga general desde 1926, y solo la federación nacional de sindicatos TUC tiene poder para convocarla.

“"Hay una oleada de reacción entre la clase trabajadora ante el modo como están siendo tratados. La gente se está haciendo más pobre cada día que pasa"“

Durante un piquete en la estación londinense de Euston, el secretario general de esa organización, que agrupa a cerca de medio centenar de sindicatos y tiene más de 5 millones de afiliados, ha sido preguntado este jueves por la posibilidad de dar ese paso histórico. "Creo que habrá acciones generalizadas y sincronizadas", ha afirmado, admitiendo que las medidas no necesariamente adoptarán la "forma tradicional" de una huelga general.” (Rtve.es)

Sin embargo las razones sobran. En la demagógica campaña por el Brexit, los partidos conservadores y nacionalistas vendieron la idea que con este proceso, las condiciones de vida irían a mejorarse al retomar según los mismos el “control” de sus destinos. Nada más falso como argumento debido a lo que se ha demostrado ahora con crudeza. La interdependencia de nuestras economías hacen que los discursos nacionalistas y xenofóbicos queden cada vez más desarticulados ante las verdades que impone el mercado liberalizado.

En lugar de ver mejorías, los trabajadores británicos han visto como el nivel de vida. La inflación que comenzó a dispararse desde el 2021, llegando a 5,1% en noviembre del mismo año. Por otro lado, los intereses de la banca también empezaron a aumentar después de un periodo de relativa estabilidad, llegando a alcanzar un 0,25%. El crecimiento de la economía también se vio ralentizado no solo por la pandemia sino también por los problemas derivados de los tramites aduaneros impuestos por las negociaciones del tratado, además de la gran dificultad para encontrar mano de obra que haga funcionar los diversos sectores de la economía. Esto ultimo es consecuencia de las leyes xenofóbicas impuestas por el gobierno que hicieron huir a miles de trabajadores temporales provenientes del este del continente y otras latitudes.

Con el estallido de la guerra en Ucrania, las cosas no han hecho que empeorar. La inflación ha llegado a sobrepasar el 10% mientras que los aumentos propuestos han sido por menos de la mitad.

En el Reino Unido se han establecido toda una serie de reformas liberales que han golpeado enormemente el nivel de vida de la clase trabajadora. Los famosos contratos de 0 h por ejemplo, que devuelve más de cien años atrás las condiciones con los que muchos empleados tienen que soportar. Al mismo tiempo, las privatizaciones de los servicios públicos como el transporte ferroviario han hecho que las condiciones de los trabajadores se hayan degradado.

Pero el hecho no solo es un frio recuento de números y estadísticas. Con la vorágine inflacionaria actual, se calcula que casi dos tercios de los hogares británicos no puedan hacerle frente a los costos de la factura energética y que por lo tanto no lleguen a poder calentar sus casas en el invierno que se avecina.

Las huelgas se extienden como un polvorín

La semana pasada fue el turno de los trabajadores ferroviarios.

“45.000 trabajadores ferroviarios del  Reino Unido han convocado este jueves una huelga que ha paralizado la red ferroviaria del país. En sus protestas piden mejoras en los salarios y las condiciones laborales ante el aumento del coste de la vida.

Solo el 20% de los trenes habituales estaban programados durante la jornada, todos ellos entre las 7:30 y las 18.30 horas, y en algunas líneas se ha parado la circulación por completo en la sexta huelga del sector desde el pasado mes de junio.

Ciudades con importante actividad portuaria como Swansea (Gales) y Portsmouth (Inglaterra) han quedado incomunicadas por tren a raíz del paro, que volverá a repetirse este sábado.

Además de empleados de 14 compañías ferroviarias, participan en los paros miles de trabajadores del operador Network Rail, responsable de las vías y la señalización.

El secretario general del sindicato del transporte RMT, Mick Lynch, ha asegurado que el sector está dispuesto a mantener de manera "indefinida" la disputa.” (Rtve.es)

Este movimiento se ha extendido en sectores como el metro de Londres, los trabajadores postales y otros más

“Los trabajadores británicos están fundamentalmente subpagados" agrega el sindicalista, para quien el movimiento "no cesará" y puede en cambio extenderse "a cada sector de la economía".

De hecho, los paros se multiplican en el país. El viernes, el conjunto de la red de transportes de Londres estará casi paralizado y seguirá perturbada todo el fin de semana, mientras se prevé otro día de huelga ferroviaria el sábado.

El domingo, los estibadores del puerto de Felixstowe (este de Inglaterra), iniciarán una huelga de ocho días, amenazando con detener gran parte del tráfico de mercancías.

Acciones similares están previstas o se han producido en los depósitos de Amazon, entre abogados penalistas o entre los recogedores de basura.

Estos movimientos sociales podrían durar más allá del verano y extenderse a los funcionarios de la educación y de la salud, donde los sindicatos han calificado de "miserables" las ofertas de aumentos salariales de un 4%.

En todas partes, la consigna es la misma: los trabajadores reclaman alzas de salarios correspondientes a la inflación, que llegó en julio al 10,1% en doce meses y podría superar el 13% en octubre, según las previsiones del Banco de Inglaterra.” (France 24)

En todos estos sectores, la votación para lanzarse a la huelga ha reunido porcentajes muy altos, llegando a 90% de los trabajadores de la base. En el correo y los puertos se ha producido de esta manera. Los famosos dockers, todo un símbolo de la clase trabajadora británica, no se habían ido a huelga desde hace casi 30 años, lo que le da ese carácter histórico a este movimiento.

Pero los burgueses británicos no se quedan contemplativos. Por un lado, en varias empresas las amenazas de recurrir a esquiroles o bien a intimidar a los trabajadores no se han hecho esperar como en el caso de la tienda “Harrods”, que ha utilizado los mecanismos que le permite la nefasta ley de la época Thatcher. Por otro lado el partido conservador, que naufraga en una crisis política después de la caída del primer ministro Boris Johnson, tiene como su principal candidata a su sucesión a lo que los medios denominan una nueva versión de la Thatcher, la ex ministra de relaciones exteriores Liz Truss que promete una nueva ola de medidas ultra conservadoras acompañadas de más privilegios para los ricos como la baja de impuestos y más miserias para los trabajadores.

Estas medidas podrán ser enfrentadas en buenas condiciones si los trabajadores salen airosos de esta lucha contra la inflación.

Sigamos el ejemplo de los trabajadores británicos

Queda demostrado que el único medio que tenemos los trabajadores para hacer valer nuestro derechos es la organización y la lucha combativa. Ante la lluvia de aumentos de precios y las escandalosas ganancias de las compañías de energía, de los especuladores de toda calaña que se llenan los bolsillos a costillas de la miseria de la clase obrera, la respuesta tiene que ser contundente.

Las bases de los sindicatos británicos han señalado la vía que los demás trabajadores del continente deben seguir sin tardar para así lograr que estos primeros ganen su movimiento y de paso en el resto de los países podamos frenar la carestía del costo de la vida con aumentos de salarios que cubran la inflación real. No podemos aceptar migajas.

El otoño que se avecina debe ser acompañado de asambleas de base que voten un plan de lucha que permita llegar a la huelga general para defender los salarios.

Para los trabajadores centroamericanos, la lección es la misma, así como los gobiernos se unen por arriba para implementar los planes de austeridad y el recorte de los presupuestos de la salud y la educación entre otros y ofrecen aumentos ridículos, la unidad en la lucha a partir de los sindicatos es imprescindible.

Desde el PSOCA saludamos la valiente lucha de la clase obrera británica  símbolo y referente de la lucha de la clase obrera internacional.

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