Clement Attlee, Harry Truman y Josep Stalin en el cierre de la Conferencia de Potsdam, en 1945

Historia

Por Nassar Echeverria

No hay duda que “la guerra es la continuación de la política por otros medios”, según Karl Von Clausewitz. Durante la segunda guerra mundial, se produjeron intensas negociaciones políticas en la conformación de bloques o alianzas militares. Hubo “tres conferencias de paz” en las que se definió el curso de la segunda guerra mundial y el nuevo orden internacional que surgió al finalizar la misma

Las principales batallas contra el nazismo se libraron en la URSS

En agosto de 1939, Stalin y Hitler firmaron un pacto de no agresión, conocido como Ribbentrop-Molotov (agosto de 1939), que les permitió repartirse Polonia.  Hitler primero invadió y controló Europa occidental y después, el 22 de junio de 1941, el ejército nazi inició la invasión contra la URSS, en la llamada operación “Barba Roja”. Utilizando el 90% de su mejores a tropas se volteó contra la URSS en una “guerra relámpago” con el objetivo de conquistar sus amplios territorios y riquezas naturales (trigo, metales y petróleo).

En pocos meses, las tropas nazis llegaron hasta las afueras de Moscú, pero el Ejército Rojo se reagrupó y las obligó a retroceder, centrándose los combates alrededor de Stalingrado. A raíz de la invasión nazi, la URSS estableció una alianza militar con Estados Unidos e Inglaterra, los viejos imperialismos que estaban en guerra contra los imperialismos emergentes de las potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón). Comprendiendo la importancia decisiva de los combates contra el ejército nazi dentro de la URSS, Estados Unidos brindó apoyo económico y material a través del Ártico y de puertos iraníes.

En el verano de 1943, el Ejército Rojo inició una contraofensiva contra el ejército nazi, recuperando las dos terceras partes del territorio perdido a raíz de la invasión. Los principales combates contra el ejército nazi se libraron en el territorio de la URSS. A partir de la contraofensiva soviética y de la liberación de Stalingrado, en 1943, la derrota militar del nazismo era inevitable.

Aunque existió una alianza militar con Estados Unidos e Inglaterra, Stalin, el dictador de la URSS, desconfiaba que en la etapa más álgida de la guerra, las potencias occidentales decidiesen firmar una paz por separado con Alemania, y después, juntas, iniciar una guerra contra la URSS. Stalin era paranoico, pero este temor tenía un fundamento real. En mayo de 1941, Rudolf Hess, lugarteniente de Hitler, voló secretamente a Londres con una propuesta de tratado de paz con Inglaterra, el cual fue rechazado y Hess fue desaparecido. Las conspiraciones estaban a la orden día, aunque Estados Unidos tenía muy claro que solo el Ejército Rojo podía empantanar al ejército nazi y debilitarlo, por eso el presidente Roosevelt, que tenía que enfrenar a Japón en el océano Pacifico, estaba muy interesado en mantener la alianza militar con la URSS.

En 1943, Roosevelt, sin consultar a Winston Churchill, primer ministro de Inglaterra, y al propio Stalin, anunció que Alemania debía rendirse “incondicionalmente”, como ocurrió al final de la primera guerra mundial. Stalin recibió con agrado el mensaje de Roosevelt. Los aliados comenzaron a discutir cómo se repartirían el cadáver de la Alemania nazi.

La Conferencia de Teherán, en noviembre de 1943

En diciembre de 1943, por primera vez los “tres grandes” (Roosevelt, Churchill y Stalin) se reunieron en Teherán, Irán, que estaba ocupada por tropas inglesas y soviéticas. En esa primera conferencia se discutió y planificó la invasión aliada (Estados Unidos e Inglaterra) para liberar Europa occidental de las garras del nazismo. Churchill abogaba por iniciar la invasión en Italia, mientras Stalin presionó para que fuese en Francia, porque quería mantener alejadas a las tropas aliadas de la zona de los Balcanes, donde operaría el Ejército Rojo. Los argumentos de Stalin finalmente se impusieron. Europa quedó militarmente dividida en dos campos. Estados Unidos e Inglaterra en la parte occidental, y la URSS en la parte oriental.

En Teherán, se definió la futura frontera ruso-polaca. Churchill aceptó que la llamada “Línea Curzón” (la misma que se planteó durante la guerra ruso-polaca de 1919-1920) fuese la nueva frontera entre Rusia y Polonia, abandonando al gobierno polaco en el exilio, que se encontraba en Londres. Los territorios en disputa quedaban bajo el control de la URSS. El elemento más importante, el futuro de Alemania, no fue resuelto en la conferencia de Teherán.

De la misma manera que lo hicieron los imperialismos ganadores de la primera guerra mundial, en esta ocasión la alianza militar entre Estados Unidos, Inglaterra y la URRS, comenzaron a repartirse el mundo. Fue Inglaterra, antigua potencia colonial e imperial, la que resucitó en junio de 1944 la teoría de las “zonas de influencia”. Rumania y Bulgaria estarían bajo la influencia de la URSS y Grecia bajo influencia británica. En diciembre de 1944 estalló la guerra civil en Grecia, y las tropas británicas masacraron a la guerrilla comunista, con el visto bueno de Stalin.

Roosevelt le presentó a Stalin el proyecto de los "Cuatro Gendarmes" —Estados Unidos, Rusia, la Gran Bretaña y la China —, que habrían de mantener el orden en el mundo.

El año de 1944, el Ejército Rojo avanzó arrolladoramente, dándole una enorme fuerza política a Stalin en la mesa de negociación de los “tres grandes”.

La conferencia en Yalta, febrero de 1945.

A raíz del triunfo soviético en Stalingrado y del arrollador avance del Ejército Rojo en el este de Europa, cuando ya era evidente la inminente victoria militar de los aliados sobre el nazismo, estos decidieron reunirse nuevamente para diseñar el nuevo orden internacional, una vez finalizara la segunda guerra mundial.

Los aliados se reunión en Yalta, Crimea, territorio de la URSS, en febrero de 1945, cuando la victoria militar sobre Hitler ya se tocaba con las manos. Por esta razón, para evitar una división al borde del triunfo, los aliados actuaron con mucha cautela. El Ejército Rojo avanzaba en Europa oriental, por el este, en su marcha hacia Berlín, mientras el ejército anglo-norteamericano que había desembarcado en Normandía, Francia, avanzaba en Europa occidental hacia Alemania, por el oeste.

En Yalta se discutió la formación de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que sustituiría a la inservible Liga de las Naciones. En el borrador de  sus estatutos, las naciones vencedoras se reservaron el derecho al veto. Stalin se opuso a que las naciones pequeñas tuvieran el mismo derecho que las grandes potencias.

En Yalta se decidió el asalto final sobre la Alemania nazi, y se delimitaron los territorios que serían ocupados militarmente por cada potencia. Alemania se dividió en cuatro zonas: una ocupada por la URRS, una segunda por Estados Unidos, una tercera por Inglaterra y una cuarta por Francia.

En Yalta se discutió centrar esfuerzos militares en la guerra contra Japón, en la cual participaría la URSS. Stalin quería recuperar los territorios que Rusia había perdido durante la guerra ruso-japonesa de 1904-1905, según los términos del Tratado de Portsmouth. Stalin llegó a un acuerdo secreto con Roosevelt, para recuperar no sólo el ferrocarril de la China oriental, cedido al Japón unos diez años antes, sino también la parte sur de la isla de Sajalín, las islas Kuriles y Puerto Arturo.

La conferencia de Potsdam en julio de 1945

En mayo de 1945, el Ejército Rojo tomó Berlín y con ello finalizaron los combates en Europa, aunque la guerra continuaba en Asia. Japón se mantenía luchando y resistiendo los embates de Estados Unidos.

En Yalta se finiquitaron muchos de los temas que ya habían sido discutidos de manera general en las conferencias de Teherán y Yalta. En esta última, Stalin había propuesto, como indemnización por los daños de la guerra, que el 80 por ciento de la industria alemana fuera desmantelada en los dos años posteriores a la finalización de la guerra. La URSS reclamó la cantidad de diez billones de dólares como reparación por los daños causados por la invasión nazi, pero en Potsdam no se fijaron montos. Entonces Stalin ordenó desmantelar en silencio la industria alemana en la parte oriental y trasladar esas fabricas a la URSS, adquiriendo preciosa tecnología.

Poco antes de la Conferencia de Potsdam, Stalin había desempolvado el sueño nunca realizado de los zares: la demanda de instalar una base militar en los Estrechos de Turquía, demanda que no fue aceptado por los otros aliados.

La gran discusión en Potsdam fue el futuro de Alemania. Stalin era temeroso de la pronta recuperación de Alemania, como había ocurrió en las dos décadas posteriores al final de la primera guerra mundial. El plazo de la ocupación militar y el establecimiento de bases militares en Alemania no fue establecido, por lo tanto quedó ad infinitum. En esa conferencia no se decidió la partición de Alemania, sino en mantener su unidad territorial, bajo administración de las potencias vencedoras.

Los vencedores se comprometieron a mantener la unidad de Alemania y a ejercer, con ese fin, el control conjunto sobre sus asuntos. En Potsdam proclamaron ese compromiso con gran énfasis, y en efecto establecieron la Comisión de Control Aliado, a la que se confirió la soberanía teórica sobre todo el territorio alemán. La posterior división de Alemania en dos fue uno de los principales motivos de la guerra fría

El 24 de julio, en una de las sesiones de la conferencia de Potsdam, el presidente Truman informó a Stalin sobre la existencia de la bomba atómica. Los servicios secretos de la URSS ya habían informado a Stalin sobre la existencia del “proyecto Manhattan”, de creación de la bomba atómica, pero no tenía la más mínima idea de la importancia que adquiriría esta nueva arma.

A inicios de agosto de 1945 Estados Unidos dejo caer la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki, momento que Stalin aprovechó para declararle la guerra al imperio japones, que se encontraba enormemente debilitado. Japón se rindió en septiembre de 1945, y así finalizó la segunda guerra mundial.

Stalin fue el único de los “tres grandes” que sobrevivió a las tres conferencias (Teherán, Yalta y Potsdam). Roosevelt murió en abril de 1945, y Winston Churchill fue removido del cargo de primer ministro, siendo sustituido por Clement Attlee, líder del Partido Laborista.

El derrumbe de la URSS y de los acuerdos de Yalta y Potsdam

La finalización de la segunda guerra mundial dio paso a la llamada “guerra fría” en la que las dos principales potencias vencedoras se enfrentaban desde sus respectivas áreas de influencia, acordadas en Teherán, Yalta y Potsdam.

La “guerra fría” dio paso a los conflictos regionales, a la amenaza de una guerra nuclear, a las guerras de baja intensidad, a la guerra de las galaxias, etc. Durante 46 años el nuevo orden mundial se rigió por los acuerdos de Yalta y Potsdam, hasta que el derrumbe de la URSS en 1991, dio paso a un mundo unipolar, que ha entrado en crisis con la irrupción de Rusia y China como nuevas potencias mundiales. La actual guerra en Ucrania es solo un episodio por la reconfiguración de un nuevo orden mundial, cuyo diseño se está negociando a veces en caliente, a veces discretamente.

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