Por Melchor Benavente

Las verdaderas causas de la disolución del Estado federal en Centroamérica, que duro apenas 14 años, (1824-1838) es un tema que ha sido analizado por los sesudos profesores de universidades norteamericanas. No obstante, es un tema casi olvidado en nuestra academia. Acercándonos a los 200 años de la primera independencia (1821-2021), consideramos urgente y necesario retomar la discusión sobre la fallida experiencia del Estado Federal en Centroamérica

¿Morazán estableció una dictadura revolucionaria?

El general Francisco Morazán salió triunfador de la primera guerra civil centroamericana (1826-1829), pero los problemas de la república federal apenas comenzaban.

En cierta medida, Morazán desaprovechó la victoria militar de 1829 al no introducir los profundos cambios democráticos que la naciente república federal demandaba.

Al triunfar, Morazán restableció en sus cargos al Congreso y el Senado de la época de 1826, cuando estalló la guerra civil, a las cuales se les había vencido el mandato. No convocó a nuevas elecciones, sino que restableció a las viejas autoridades para que concluyesen su mandato inicial.

La Asamblea Legislativa de Guatemala declaro nulas las elecciones de 1826, 1827 y 1828, y decretó una amnistía parcial que fue cuestionada por la Asamblea Legislativa de El Salvador. Muchos funcionarios de la contrarrevolución fueron fusilados, otros fueron perdonados. La plata de los conventos fue confiscada para reactivar la economía, fueron declarados extintos los establecimientos de las órdenes religiosas de los dominicos, franciscanos, recoletas y mercedarios, pero los hospitales continuaron en manos de Bethlemitas, se desterró de Guatemala al arzobispo Casaus y otros centenares de curas, y os que quedaron no podían predicar en sus pulpitos sin la supervisión de los Jefes Políticos.

Pareció que Morazán estuvo dispuesto a ejercer una dictadura revolucionaria, pero estas decisiones revolucionarias se produjeron esencialmente en el Estado de Guatemala, y fueron aplicadas a medias. El resto de Centroamérica miraba expectante lo que ocurría en la antigua Capitanía General.

El error mas importante de Morazán fue no repartir las propiedades de la Iglesia y la oligarquía entre las masas indígenas y no elevar a estas a la condición de ciudadanos con todos los derechos.

El art 14 de la Constitución de 1824 estableció un concepto de ciudadanía muy restringido: “Son ciudadanos todos los habitantes de la República naturales de país, o naturalizados en él que fueren casados, mayores de diez y ocho años, siempre que ejerzan alguna profesión útil o tengan medios conocidos de subsistencia”. Con esta disposición quedaron por fuera la mayoría de la población de origen indígena y una buena parte de los mestizos.

En vez de impulsar la revolución democrática en el conjunto de Centroamérica, apoyándose en las masas indígenas, liberándolas del control religioso de la Iglesia Católica, devolviendo las tierras a las comunidades, Morazán estableció un gobierno cada vez más autoritario que, lejos de atraer al reducido número de ciudadanos (los que tenían propiedades), los empujaba al bando contrario de los conservadores.

Como rechazo al triunfo militar de Morazán, y a las políticas aplicadas entre 1829-1834, estallaron dos nuevas guerras civiles en Centroamérica en 1831-1833 y 1837-1839.

Primeros síntomas de desmoronamiento del Estado Federal

Paralelamente, a las guerras civiles regionales, también estallaron constantes guerras civiles dentro de los Estados, que a veces se extendían a sus vecinos, dependiendo de las circunstancias. Bajo este clima de zozobra e inestabilidad, el Congreso de Costa Rica aprobó el 1 de abril de 1829 la Ley Aprilia, convirtiéndose en el primer Estado en separarse temporalmente de la Federación. Esta ley fue derogada en 1831, pero fue el primer síntoma del desmoronamiento del Estado Federal.

El segundo síntoma provino del Estado de El Salvador, tradicional aliado del general Morazán. En diciembre de 1831 el Congreso federal emitió los decretos del 6, 16 y 20 de diciembre de 1831, por medio de los cuales se autorizó al gobierno federal levantar un ejercito de 4,000 hombre, imponiendo prestamos voluntarios o forzosos a los diferentes Estados, además de autorizar el traslado de la capital federal de Guatemala a El Salvador. El traslado de la capital federal era una vieja reivindicación, ya que la sede en Guatemala creaba los mismos resentimientos y recelos de la época de la Capitanía General. Fue hasta 1834 que el distrito federal se trasladó a Sonsonate, El Salvador.

El traslado del ejército de Morazán provocó recelos y divisiones en la oligarquía salvadoreña y después de un tremendo forcejeo político, la Asamblea Legislativa de El Salvador declaró, el 7 de enero de 1832, igualmente suspenso el pacto federal. Los salvadoreños se convirtieron en los abanderados de la reforma a la Constitución Federal de 1824, la que casi todos miraban como causante de todos los males

Nicaragua apoyó a Morazán con soldados y dinero. Este finalmente invadió El Salvador, derrocando a sus autoridades. Cada triunfo militar de Morazán se convertía, irónicamente, en una derrota política para la causa unionista, y reducía constantemente el numero de aliados.

1835: fracasa la reforma a la Constitución Federal de 1824

Debido al estallido de la segunda guerra civil centroamericana, en el periodo 1831-1833, Morazán se vio forzado a aplicar algunas reformas a su gestión, y a aceptar la propuesta de reforma de la Constitución de 1824, la que fue finalmente aprobada por el Congreso Federal reunido en San Salvador, El Salvador, el 13 de febrero de 1835, pero no entró en vigencia debido a que solo los Estados de Nicaragua y Costa Rica ratificaron dicha reforma.

Las discusiones estuvieron centradas en un aspecto formal muy importante. El art. 203 de la Constitución de 1824 estableció que “cuando la reforma o adición se versare sobre algún punto que altere en lo esencial la forma de gobierno adoptada, el Congreso después de la aceptación de los Estados, convocará una Asamblea Nacional constituyente para que definitivamente resuelva”.

Morazán y los liberales de la época optaron por una vía mas corta, creando una Comisión Legislativa del mismo Congreso Federal encargada de impulsar el proyecto de reforma que incluía, entre otros aspectos, la reorganización del Congreso como órgano legislativo bicameral. De nada sirvió aprobar correcciones a las distorsiones del Estado Federal, ya que no se hizo a través de la convocatoria a una nueva Asamblea Nacional Constituyente. Había desaparecido la confianza de la mayoría de los pueblos de los Estados en el pacto federal de 1824.

Se debilitan los morazanistas en Nicaragua

En enero de 1825, la intervención del ejército federal puso fin a la primera guerra civil en Nicaragua, dando origen a un gobierno conjunto de las dos fracciones en pugna. Manuel Antonio de la Cerda y Juan Argüello, fueron electos Jefe y Vice Jefe del naciente Estado de Nicaragua. Pero los conflictos continuaron.

La primera guerra civil centroamericana tuvo su refracción en el Estado de Nicaragua, y el Jefe de Estado del momento, Manuel Antonio de la Cerda, fue fusilado en noviembre de 1828, abriéndose un periodo de hegemonía liberal o morazanista, cortado a veces por la elección de algún gobierno conservador o granadino que rápidamente era derrocado.

Dionisio Herrera, quien fue el primer Jefe de Estado de Honduras, ayudo a pacificar el país, sacudido por continuar guerras intestinas. El 21 de febrero de 1835 la Asamblea Legislativa de Nicaragua declaró popularmente electos al coronel José Zepeda como Jefe y al conservador José Núñez como vice Jefe de Estado. Zepeda había combatido junto a Morazán en La Trinidad, Gualcho, El Salvador y Olancho.

En enero de 1837, un sector del ejército, acaudillado por los coroneles Bernardo Menéndez y Casto Fonseca, dio un golpe de Estado y asesinó al Jefe de Estado, José Zepeda. Un año después, en enero de 1838, se produjo otro alzamiento militar que derrocó a ambos y que terminó en una transacción política entre liberales moderados y conservadores, y en la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. La bandera política que los unía era la revisión del pacto federal.

1838: un año decisivo.

Producto de los errores políticos de Morazán, los liberales guatemaltecos perdieron el poder, ascendiendo un gobierno conservador encabezada por Pedro José Valenzuela, claramente secesionista. El 2 de febrero de 1838 se constituyó el Estado de Los Altos (comprendía a los departamentos de Quetzaltenango, Totonicapán y Sololá), una desmembración de Guatemala y aunque permanecía dentro de la Federación, era otro síntoma de la desintegración de la misma.

Nicaragua se retira de la Federación: comienza el desplome

Mediante un acuerdo político se convocó a elecciones de Asamblea Nacional Constituyente, la que se instaló solemnemente el 10 de abril de 1838 en la villa de Chinandega. En estas elecciones no había voto universal, sino que solo los ciudadanos con propiedades podían votar.

En poco tiempo, el consenso existente se tradujo en el decreto del 30 de abril de 1838, mediante el cual la Asamblea Nacional Constituyente de Nicaragua resolvió lo siguiente: “(…) 1º. El Estado de Nicaragua es libre, soberano e independiente sin más restricción que la que se imponga en el nuevo pacto que celebre con los otros estados de Centro América, conforme a los principios de un verdadero federalismo. 2º. Nicaragua protesta del modo más solemne pertenecer a la nación de Centro América por medio del pacto indicado. 3º. Corresponden al Estado las rentas que concentraba la nación, administrándose por ahora como hasta aquí en todo lo que no se oponga al presente decreto. (…) 7º. No tendrán efecto los decretos federales que en lo sucesivo se dieren; i los dados hasta hoy sólo regirán en la parte que no se opongan a la presente ley. (…) 9º. Nicaragua guardará la mejor armonía con los demás estados del Centro, i les prestará los auxilios que le sean posibles para la defensa de su independencia i libertad. 10º. La Asamblea dirigirá a la mayor brevedad posible una exposición vigorosa a la legislatura federal, detallando los motivos que la han impulsado a dar el presente decreto, reclamando su anuencia; i de la misma exposición se dirigirán copias a las asambleas i gobiernos de los estados, para que tomando en consideración las grandes causas de conveniencia nacional que han movido al Estado para segregarse de la Federación, secunden la conducta de Nicaragua, i promueva cada uno por su parte la formación de un nuevo pacto federativo más análogo a las peculiares circunstancias de Centro América”.

Este decreto fue enviado al Congreso Federal que todavía se reunía en El Salvador, y este, acongojado, soltó las riendas de la federación al emitir un después, el 30 de mayo de 1838, un escueto decreto que resolvía lo siguiente: “Son libres los Estados para constituirse del modo que tengan por conveniente, conservando la forma republicana popular, representativa y división de poderes”.

La agonía de la Federación llegaba a su fin. Una Asamblea Nacional Constituyente, reunida en Comayagua, Honduras, el 27 de octubre de 1838, proclamó lo siguiente: “El Estado de Honduras es libre, soberano e independiente”. El 5 de noviembre reafirmó la decisión: “El Estado de Honduras es libre, soberano e independiente del antiguo gobierno federal, del de los demás Estados y de todo otro gobierno o potencia extranjera”, ocasionando un tercer golpe mortal al Estado Federal

El 27 de mayo de 1838 se produjo el primer golpe militar en el Estado de Costa Rica, propinado por Braulio Carrillo contra Manuel Aguilar y Juan Mora, Jefe y vice Jefe de Estado, y convocó a una Asamblea Nacional Constituyente que en su corto funcionamiento emitió el decreto del 14 de noviembre de 1838 declarando que Costa Rica asumía la plenitud de su soberanía y formaba un Estado libre e independiente, aunque siempre seguía perteneciendo a la familia centroamericana. Esta fue la cuarta cuchillada contra el federalismo

En Granada y León, ciudades tradicionalmente enfrentadas, se celebró con alegría la ruptura del pacto federal y la proclamación de Nicaragua como un Estado unitario e independiente. Hasta la invasión filibustera en 1854, en Nicaragua se celebraba la independencia de Nicaragua los días 30 de abril y 15 de septiembre.

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