Por Jose Rene Tamariz

El Poder Militar de los Estados Unidos

Desde el punto de vista estrictamente militar, los Estados Unidos constituye la nación aún hegemónica mundial, es decir, mantiene una hegemonía indiscutible. Rusia ocupa el segundo lugar en poderío militar, pero desde el punto de vista económico es una potencia mediana. China, en términos de poder militar ocupa la tercera posición, pero económicamente es la segunda superpotencia después de los Estados Unidos y en disputa por ocupar el primer lugar. Los Estados Unidos, según el Global Firepower 2024, posee un total de 13.209 aeronaves, 472 naves, 4.657 tanques, 360.069 vehículos, 1.595 unidades de artillería autopropulsadas, 1.267 unidades de artillería remolcada y 694 de artillería de cohetes.

Sin embargo, China tiene una ventaja sobre los Estados Unidos y Rusia para alcanzar y aventajar a esas dos potencias militares en ese terreno. China, desde hace décadas viene desarrollándose económicamente sin realizar gastos en intervenciones militares o participación en guerras, tal como lo ha hecho Estados Unidos o bien como lo hace Rusia, actualmente en Ucrania. China ha venido desarrollando, armando y fortaleciendo sus fuerzas militares en relativa “paz” nacional e internacional. China, de forma lenta pero sostenidamente en el tiempo ha venido incrementando y fortaleciendo su potencia militar, tanto en armamento nuclear como convencional y en las distintas ramas del ejército.

El desarrollo tecnológico avanzado de China le ha permitido llevarlo al terreno y aplicación en su avance de armas, naval, aviación y terrestre.

Armas nucleares. Rusia es la potencia militar mundial que tiene más ojivas o cabezas nucleares con aproximadamente unas 5.580, le siguen lo Estados Unidos con 5.044 y en tercer lugar se encuentra China con 600. El Pentágono ha estimado que China podría llegar a tener más de 1.000 ojivas nucleares para el año 2030. La política de China en el terreno de armas nucleares es procurar equilibrar con miles de armas nucleares a los Estados Unidos, es por ello que se niega a realizar y entrar a un acuerdo de armas nucleares con los EEUU, ya que para ingresar a un eventual acuerdo pone como condición que Estados Unido y Rusia reduzcan su armamento nuclear.

Armada. De acuerdo con diferentes informaciones de diversas fuentes informan que “China ha superado a Estados Unidos en número de buques de guerra, y su capacidad de producción naval es ya de 232 veces mayor. El dato -revelado en un informe filtrado de la Marina estadounidense y la Oficina de Inteligencia Naval (ONI)- no dejar lugar a dudas, a pesar de que el tonelaje chino todavía está algo por debajo del estadounidense y muchos de sus barcos tienen también funciones civiles”. (El Confidencial. 1 de octubre de 2024).

Es importante señalar que el poderío naval en proceso de desarrollo y ampliación de China tiene el claro objetivo de disputarle el control a Estados Unidos en todos los océanos, no solamente teniendo superioridad en el estratégico Pacífico. Respecto a ese tema se informa que “El número de buques chinos ya superó al de Estados Unidos en 2020, con 350 barcos frente a los 296 de la Marina estadounidense. Pero este crecimiento no ha parado y las previsiones alarmantes son alarmantes para Washington. El informe afirma que, para 2035, China habrá acumulado 475 navíos de guerra, incluyendo nuevos portaaviones de tipo 4, con motores nucleares. En esa fecha Estados Unidos puede tener entre 305 y 317, según proyecciones de la ONI”. (Ídem).

Es importante destacar que el poderío militar de las potencias mundiales se mide, en cierto modo, en el terreno de la armada y el control de los océanos. Algo semejante ocurrió entre Alemania y Gran Bretaña, previo a la primera guerra mundial. En esa época “… Alemania desafío el dominio británico sobre los mares al crear una gran armada, que complementaba al que ya era el ejército de tierra más poderoso del continente…”. (Kissinger, Henry: China.  Penguin Random House Grupo Editorial. España, 2022, páginas 73 y 74). Aunque la historia no se repite, existen ciertas similitudes entre el ascenso de Alemania en aquella etapa y potencia mundial que era Gran Bretaña, lo cual no quiere decir que se produzca una tercera guerra mundial como sucedió en 1914-1918. En un próximo artículo se analizará las políticas de bloques económicos y políticos para tratar de explicar los posibles enfrentamientos, alineación y realineación, entre fuerzas en eventuales guerras regionales.

Sin embargo, debemos plantearlo de forma clara. Actualmente, existe en curso un “conflicto estratégico” entre los Estados Unidos y China. La Estrategia de Seguridad Nacional del gobierno de Biden que denominaba y caracterizaba a China como el “único competidor que tiene la intención y, cada vez más la capacidad de redefinir el orden internacional”, demuestra la agudización de ese conflicto por la supremacía y hegemonía estratégica y mundial.

Aviación Militar. Según informaciones de los altos militares estadounidenses, China está superando a los Estados Unidos en la aviación militar. Al respecto “El general de brigada Doug Wickert, comandante de la 412ª división de prueba de la base de las Fuerzas Aéreas Edwards, aseguró en una charla durante la semana pasada que el Ejército Popular de Liberación (EPL) está modernizando su aviación a un ritmo que “no tiene precedentes”. Wickert sostiene que esta superioridad en la zona del Pacífico será en poco tiempo de 12 a 1 en el número de cazas modernos y de 5 a 1 en los aviones de quinta generación”. (El Confidencial. 14 de enero de 2025).

Desindustrialización y Tercerización de la Economía

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha proyectado para Estados Unidos en el año 2025 un Producto Interno Bruto (PIB) de $30.3 billones y para China de $19.5 billones. Los EEUU ocupan el primer lugar y el segundo lugar China. El PIB de China representará el 64,4% de la producción de EEUU, ubicándose como la segunda superpotencia mundial en el terreno económico. Para el año 2022 los sectores agropecuarios, industrial y de servicios en los Estados Unido representaban el 1,1%, el 18,6% y el 80,3%, respectivamente. Más o menos en esa misma proporción se distribuye el empleo en ese país. Con base en esos datos, es evidente que los EEUU es un país, principalmente, de servicios y, secundariamente, industrial.

El proceso de desindustrialización y, por ende, de tercerización de la economía lleva muchos años produciéndose. Dicho proceso ha representado la pérdida del empleo masivo en dicho sector, así como la destrucción de una parte de la economía nacional y de muchas comunidades. Esos sectores y empleos, abandonados en los EEUU, se trasladaron a países como China y otros. Entre los años 2000 al 2010 los EEUU perdieron el 36% del empleo en el sector manufacturero. En el año 1960, el sector industrial en los Estados Unidos era del 38% y, actualmente, apenas representa un 19% aproximadamente, es decir, una pérdida del 51,7%. En gran parte, la decadencia creciente de los Estados Unidos se relaciona con su proceso de desindustrialización. Es por eso que Donald Trump, en su discurso de toma de posesión de la presidencia de EEUU planteó la reindustrialización del país.

El Debilitamiento de los Sindicatos

La deslocalización de las industrias de los Estados Unidos y su traslado a otros países, producto del proceso de desindustrialización y globalización, ha conllevado a un debilitamiento estructural de los sindicatos y, por ende, a una pérdida de poder de los trabajadores. A su vez, también el declive de los sindicatos y de su fuerza, ha contribuido a la creciente desigualdad social en los EEUU. Este hecho ha sido unos de los cambios sociales más importantes en la sociedad estadounidense. Al respecto, Joseph Stiglitz, señala que “El cambio social más evidente es el declive de la afiliación a los sindicatos, desde un 20,1 por ciento de los trabajadores estadounidenses que ganaban un sueldo o salario por horas en 1980 hasta un 11,9% por ciento en 2010. Eso ha creado un desequilibrio de poder económico y un vacío político. Sin la protección que ofrecen los sindicatos, a los trabajadores les ha ido mucho peor que en otras circunstancias. Además, las fuerzas del mercado han limitado la eficacia de los sindicatos que quedan… Pero al igual que la promulgación de la Ley Wagner durante la presidencia de Franklin Delano Roosevelt fomentaba la sindicación, el Partido Republicano, tanto a nivel de la Unión como a nivel federal, ha trabajado por debilitar a los sindicatos. Cuando el presidente Reagan puso fin a la huelga de controladores aéreos en 1981 se produjo un hito histórico en la fragmentación de la fuerza de los sindicatos…”. (Ídem). Los trabajadores fueron despedidos y el sindicato fue destruido.

El declive de los sindicatos en los Estados Unidos ha sido de los más grandes que se han producido entre los países de la OCDE. Por otra parte, es importante destacar que el proceso de reducción de la sindicalización en los EEUU ha sido mucho más fuerte en el sector privado que en el público. Por ejemplo, “… el declive sindical se manifestó en mayor proporción en el sector privado; de hecho, la densidad sindical se ha mantenido más alta en el sector público, en 1980, era del 35.1 por ciento; en el año 2000, se había incrementado al 37.5 por ciento, y en 2015, había llegado al 35.2 por ciento; mientras que la densidad sindical en el sector privado era de 20.6 por ciento en 1980, en el año 2000 declinó a un 9 por ciento, y en 2015 se redujo al 6.7 por ciento…”. (Zepeda, Roberto: Determinantes del declive sindical en Estados Unidos. México, 2016). Lo anterior, representó una gran reducción de la afiliación sindical del 313,6% en el sector privado de los Estados Unidos. Actualmente, solamente el 6% de los trabajadores del sector privado se encuentran sindicalizados.

Sin embargo, pese a ese debilitamiento de los sindicatos, producto de fuertes derrotas de décadas pasadas y a los procesos señalados anteriormente, en los años recientes 2021-2023 se ha producido un reanimamiento del movimiento de los trabajadores mediante la realización de cientos de huelgas en diferentes sectores. Por ejemplo, en agosto del año 2023 se produjeron unas 900 huelgas. Según informaciones periodísticas. “La tendencia ya se había registrado en 2022. Un estudio de febrero del centro de estudios Economic Policy Institute reportó un aumento de casi el 50% en el número de trabajadores involucrados en grandes huelgas entre 2021 y el año pasado”. (BBC NEWS MUNDO. 17 de agosto de 2023).

La Inmigración y Deportación en los Estados Unidos

Los Estados Unidos es una nación formada y construida por migrantes. Las oleadas masivas de migraciones han sido constantes, aunque en determinadas épocas fueron mayores. Por ejemplo “La inmigración se convirtió en aluvión después de 1845, cuando una enfermedad provocada por un hongo llamado “la roya de la patata” hizo que la producción de estos tubérculos en Europa disminuyera notablemente”. (Asimov, Isaac: Los Estados Unidos desde final de la Guerra Civil hasta la Primera Guerra Mundial. Alianza Editorial. España, 1977). Alrededor de 1.5 millones de irlandeses emigró a Estados Unidos.

Por otra parte “En 1870, la población del país era de 38.558.371, un aumento del 22% respecto de 1860, pese a la sangría de la Guerra Civil. Gran parte de este aumento fue el resultado de la inmigración, que afluía a los Estados Unidos prácticamente sin restricciones. Entre 1860 y 1870, llegaron más de 3.000.000 de inmigrantes, más de una tercera parte de ellos provenientes de Gran Bretaña e Irlanda”. (Ídem). Se calcula que en el siglo XIX unos 4 millones de irlandeses entraron a los EEUU contribuyendo a “realizar las vastas obras de construcción, incluyendo canales y ferrocarriles, que marcaron la entrada de los Estados Unidos en la etapa de industrialización”. (Ídem).

Nuevamente entre 1880 y 1890 más de 5 millones de inmigrantes ingresaron a los Estados Unidos. Sin embargo, cambió el carácter de esa inmigración, ya que llegaron inmigrantes de Gran Bretaña, Irlanda, Alemania, Escandinavia, Italia, judíos rusos y otras nacionalidades. No obstante, en el curso de esos años se aprobó un decreto restringiendo la inmigración en términos generales. En esa época se produjeron disturbios en contra de la población china. (Asimov).

Para el año 1900, la población inmigrante en los Estados Unidos era de 10.3 millones para un 13,5% de la población total que, en ese momento, era de unos 76 millones; en el año 2010 dicha población migrante era de 40 millones. Actualmente, se considera que existen 47.8 millones de inmigrantes lo que constituye el 14.3% de la población total. De esa cantidad de migrantes unos 11 millones viven en condición irregular. Los EEUU es un país cosmopolita, ya que en el viven gente de todas las nacionalidades.

Donald Trump, en su discurso de toma de posesión declaró que deportaría a millones de inmigrantes. Las acciones de deportación de Trump ya iniciaron, pero de forma agresiva en contra de la población migrante, esposándolos y expulsándolos en aviones militares. Sin embargo, aunque Trump ha sido estridente en su discurso para expulsar a los inmigrantes, la realidad y datos demuestran que las administraciones de Obama, Bush, Clinton y Biden, detuvieron y expulsaron más inmigrantes que en la primera administración Trump (1.5 millones de deportados). Obama deportó 5 millones, Bush 10 millones, Clinton 12 millones y Biden 6.3 millones. Aún está por verse si la segunda administración superará esas cifras de deportaciones de pasadas administraciones. Entonces, como se puede observar las deportaciones de inmigrantes han sido una constante en las diversas administraciones de los Estados Unidos, produciéndose tanto en gobiernos demócratas como republicanos. Las deportaciones y expulsión de inmigrantes es parte de la política imperialista.

Sin embargo, los inmigrantes como mano de obra son indispensables en ciertos sectores (construcción, agricultura y otros) de la economía estadounidense. Por ejemplo “… No puede ignorarse que el estado de Texas depende del trabajo de millones de migrantes (documentados o no) que están integrados en el tejido de nuestras comunidades y que, obligados a marcharse, serían irremplazables”. (La Nación, 5 de noviembre de 2024). Y, así sucesivamente, sucede en otros estados. También en ciertos estados los inmigrantes viven una especie de “esclavitud moderna”. Al respecto “Una investigación federal del 2020 sobre trabajadores agrícolas con visa H2A en Florida, Texas y Georgia describió condiciones similares a la “esclavitud moderna”. Como resultado de la investigación, 24 personas fueron acusadas de trata, lavado de dinero y otros delitos”. (BBC NEWS MUNDO: El costo del “sueño americano”: los migrantes que mueren debido a las condiciones de trabajo extremas en EE.UU. 3 de septiembre de 2024).

La Cuestión de los Aranceles

Aunque Donald Trump no descarta utilizar su poderío militar para aplicar parte de sus políticas, tales como de tomar por la fuerza militar el canal de Panamá y la grande y estratégica isla de Groenlandia, parte autónoma de Dinamarca, sin embargo, hasta el momento su principal arma de presión y agresión internacional es de carácter económica y el chantaje diplomático, mediante el aumento de los aranceles, sanciones económicas, eliminación de visas estadounidense, como fue el caso en contra de Colombia y las amenazas de sancionar a Rusia si no detiene la guerra en Ucrania.

Desde que ganó las elecciones y posteriormente, Trump, ha planteado subir en un 25% los aranceles a México, Canadá y hasta de un 60% a los productos de China. La subida de aranceles a esos países se ha anunciado aplicar a partir del 1 de febrero.La política de Trump de subir aranceles tiene como objetivo compensar la gran reducción de impuestos a las grandes corporaciones de capitalistas que han conducido al gran aumento del déficit fiscal, así como reducir el gran déficit de la balanza comercial que Estados Unidos mantiene con México, Canadá y China, principalmente, aunque también existe con otros países. Por otra parte, esa política hacia China es debido a que este país le está ganando la competencia, producto de los bajos precios de sus carros eléctricos y muchos otros bienes, a los Estados Unido y, por ende, aumentar los precios de los productos chinos en el mercado estadounidense es para encarecerlos, frenando la importación de las mercancías chinas.

Según algunos analistas “El apoyo de Musk al cobro de aranceles altos puede deberse en parte a que seguirán protegiendo a Tesla de la competencia de los fabricantes chinos de vehículos eléctricos (que en China ya se venden por solo 15.000 dólares)”. (La Nación, 5 de noviembre de 2024).

No obstante, la imposición de aumentos de aranceles a las mercancías de esos países, principalmente, en el caso de China podría derivar en una gran guerra comercial entre las dos superpotencias. La aplicación de dicha política puede también tener repercusiones económicas para la población en los Estados Unidos y demás países. No es una política unidireccional, sino multidireccional que afectará la economía y las poblaciones de los países que la implementen. En el caso de los Estados Unidos llevaría a un encarecimiento de una diversidad de productos, lo cual podría conllevar al incremento del proceso inflacionario, al aumento de las tasas de intereses, así como una grave afectación de las empresas que venden en grandes cantidades en el gigantesco mercado chino. Todos estudios realizados por economistas sobre los efectos de los aumentos de los aranceles en la primera administración Trump, demuestran que los productos arancelados subieron de precios entre un 8% y 20%, redujeron la producción y el empleo en los Estados.

En el caso de China, el incremento de los aranceles podría infligir mucho daño, ya que este país pasa por un período de ralentización de su economía. El mercado inmobiliario tiene problema y es muy grande. Peor le podría ocurrir a México y Canadá con la subida de los aranceles.

Los Recortes del Gasto Federal

Elon Musk y Vivek Ramaswamy fueron elegidos por Donald Trump para dirigir el denominado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) que tiene como objetivo reducir y reestructurar al gobierno federal. Sin embargo, a los pocos días renunció Ramaswamy. Musk prometió, inicialmente, reducir en 2 billones de dólares el gasto federal, pero después señaló que sería una disminución de 1 billón de dólares, lo cual consideró que era muy bueno. Esta política de Trump-Musk, significará la reducción aún mayor del gobierno federal que, desde la época de Reagan, viene realizándose, lo cual conllevará a eventuales despidos masivos de trabajadores federales. Musk ha planteado las “reducciones masivas de funcionarios en la burocracia federal” a los cuales les prometió un despido “decente”.

Respecto ese tema en medios periodísticos se señala que “… en las décadas que han pasado desde la asunción de Ronald Reagan a la presidencia, al gobierno federal de los Estados Unidos lo han vaciado, y solo quedan dos lugares donde uno puede hallar un gran despilfarro”. (Ídem). Esos dos lugares son: el Pentágono y el pago de intereses de la gigantesca deuda pública. Entonces, el gobierno federal será reducido a su mínima expresión y miles de empleados sufrirán las consecuencias de esa política de motosierra al estilo Milei.

Régimen Político y Gobierno en Estados Unidos

Históricamente en los Estados Unidos ha existido un régimen político democrático burgués presidencialista con alternancia, cada cuatro u ocho años si se produce la reelección consecutiva, del poder de uno u otro partido, demócrata o republicano. El presidente de la República tiene amplios poderes, pero con fuertes contrapesos por parte del Congreso y el Poder Judicial. No obstante, es importante destacar que Donald Trump controla, de forma mayoritaria, las dos cámaras (Congreso y Senado), así como también el poder Judicial, en el cual existen un importante número de jueces conservadores que favorecen las políticas reaccionarias y represivas del gobierno. Ese régimen político tiene más de 200 años de existencia. Sin embargo, en las últimas décadas dicho régimen se ha venido deteriorando poniendo en peligro de existencia la democracia burguesa en el país. Al respecto Stiglitz plantea que “La pauta de la desigualdad creciente en Estados Unidos puede resultar particularmente perjudicial para nuestra democracia. Existe un acuerdo generalizado en que la clase media es la espina dorsal de nuestra democracia… Pero ahora todo es está cambiando… la polarización de nuestro mercado de trabajo ha ido vaciando la clase media, que está cada vez más desilusionada con un proceso político que, evidentemente, no le está prestando un buen servicio a sus integrantes”. (Stiglitz, Joseph: El precio de la Desigualdad. Ediciones Santillana. México, 2012).

Precisamente, las clases medias denominada como “espina dorsal” de la democracia se ha venido debilitando y reduciendo por diferentes factores, entre otros, como la pérdida de miles de empleos en la industria de los automóviles y manufacturera, el cambio tecnológico, la globalización, los bajos salarios y otros elementos. Ese proceso de declive de las clases medias en los Estados Unidos ha representado también el enriquecimiento extremo de un ultra reducido sector de capitalistas. En relación a ese tema, Paul Krugman, sostiene que “La concentración extrema de ingresos es incompatible con una verdadera democracia. ¿Acaso alguien puede negar sensatamente que nuestro sistema político se está deformando por culpa de la influencia de las grandes fortunas, y que la deformación va empeorando a medida que la riqueza de unos pocos se va haciendo cada vez mayor?”. (Ídem).

Esa “incompatibilidad” entre la “concentración extrema” de la riqueza y de la “verdadera democracia” se ha visto acentuada y profundizada con el nuevo gobierno de Donald Trump. Podemos caracterizar al gobierno de Trump como un “gobierno oligárquico” formado y dirigido por multimillonarios, hoy llamado “milmillonarios”, y que responde a los intereses del denominado “complejo tecnológico”, encabezado por el hombre más rico del planeta, Elon Musk y otros. Respecto a lo anterior, las informaciones periodísticas señalan que “La victoria de Donald Trump y el cierre de filas de las grandes tecnológicas apoyando al nuevo presidente, ha sido otro factor importante en el incremento de la previsión de que hasta cinco milmillonarios superarán el billón de dólares en la próxima década. El ya presidente de EEUU lo ha demostrado en sus primeros decretos, legislando para priorizar los intereses de estas compañías en todo el mundo y, por tanto, impulsando las fortunas de sus fundadores y CEOs”. (Xataka, 23 de enero de 2025). Por otra parte, Trump se define a su gobierno como de la “ley y el orden” que favorece a los grandes capitalistas.

El debilitamiento, declive y reducción de las clases medias, producto de las desigualdades crecientes, han visto reducidas sus capacidades de consumo y, por tanto, ha creado un alto nivel insatisfacción, desilusión y desencanto de esos sectores con el proceso y sistema político democrático. Ese fenómeno económico, político y sociológico ha inducido a un profundo giro político hacia la extrema derecha de las masas de la pequeña burguesía estadounidense. Ello explica el triunfo electoral y el gobierno de Donald Trump. Las masas pequeño burguesas, principalmente, los estadounidenses blancos, desesperados por su situación de ruina, creen en el discurso demagógico, creador de falsas ilusiones, de Trump de que con su gobierno se va a producir una nueva “edad dorada” en los Estados Unidos, similar a la etapa de ascenso del capitalismo imperialista de los EEUU

Entonces, con base en los elementos antes anotados podemos caracterizar y sostener que el régimen democrático presidencialista ha venido teniendo un proceso de cambio, producto de las extremas desigualdades sociales y decadencia imperialista, cada vez más acentuada, como un presidencialismo con fuertes rasgos bonapartistas. Donald Trump, se siente muy cómodo y todopoderoso gobernando a diestra y siniestra mediante decretos; es un “régimen personalista”, elevado por encima de la democracia y la institucionalidad democrática; Trump, aparece como el “salvador” del imperialismo estadounidense decadente; para implementar sus políticas está dispuesto a violentar, pasar por encima, la Constitución Política y así, sucesivamente. El bonapartismo de Trump es el bonapartismo de la etapa de la decadencia del imperialismo estadounidense que, producto de las contradicciones internas e internacionales, principalmente, con el imperialismo emergente de China que le disputa la supremacía y hegemonía mundial, podría derivar, en algún momento, ya sea con Trump u otro personaje, en un régimen dictatorial bonapartista.  El coqueteo de Elon Musk con las agrupaciones de ultraderecha y pro nazis de Europa es un síntoma e indicador hacia donde apunta y dirige el movimiento político de Donald Trump.

Por José René Tamariz

El triunfo electoral y el regreso el 20 de enero de 2025 de Donald Trump a la Casa Blanca ha causado el regocijo de millones de personas y de sectores de ultraderecha tanto en los Estados Unidos como fuera de él. Asimismo, también ha provocado el nerviosismo y temores internos y en diversos gobiernos, países, sectores productivos y millones de migrantes por las declaraciones y, eventuales, políticas que plantea implementar Trump en diferentes campos como alzas de aranceles, expulsión masiva de migrantes, reducción del Estado y otras medidas. Por otra parte, sus declaraciones pomposas sobre la recuperación del canal de Panamá, la compra de Groenlandia, la anexión de Canadá como el Estado 51 de los Estados Unidos y llamar al primer ministro, Justin Tradeau, como “gobernador”, han provocado el rechazo internacional de las mismas. Sin embargo, aún está por verse hasta donde puede llegar la administración Trump en la aplicación de sus planteamientos y sus declaraciones expansionistas y neocolonialistas.

El Proceso de Decadencia de los Estados Unidos

Sobre la decadencia de los Estados Unidos se viene hablando y escribiendo en cantidades desde los años setenta hasta la fecha. El ascenso de Japón como potencia mundial en su momento y la recuperación de Europa después de la devastación y destrucción de la segunda guerra mundial, así como por sus contradicciones económicas, hizo creer a diversos sectores que ese país y el bloque de países iban a superar a los Estados Unidos. Eso no ocurrió. Tanto Japón que, ahora ocupa el cuarto lugar de la economía mundial, como ahora Europa que conforma el bloque de la Unión Europea (UE) y se encuentra en tercer lugar, después de China, se han estancado y retrocedido en el terreno económico, perdiendo mucho poder y hegemonía mundial. Esos dos imperialismos, Japones y europeo, se encuentran subordinado al imperialismo hegemónico de los Estados Unidos. No existe el tal “imperialismo colectivo de la tríada” (EE.UU., Japón y Europa) del que escribieron muchos intelectuales y analistas políticos en una época.

El mundo bipolar de las dos superpotencias, ex URSS y Estados Unidos, desapareció a inicios de los años 90 cuando cayó la URSS producto de sus propias contradicciones y de las políticas de la casta burocrática del PCUS. En ese momento, de forma coyuntural, los Estados Unidos se erigió como la superpotencia dominante en un mundo llamado unipolar. No obstante, ese status de los Estados Unidos se mantuvo por poco tiempo, ya que China surge y se erige como segunda potencia económica mundial a partir del año 2010. Actualmente, existen dos superpotencias: Estados Unidos y China. Ahora, el nuevo y presente conflicto inter imperialista que existe es el sino-estadounidense. Sin embargo, tanto desde el punto de vista económico como militar, los Estados Unidos, aún continúan siendo la superpotencia e imperialismo dominante y hegemónico. El ascenso de China como superpotencia emergente cuestiona y relativiza el poder de los Estados Unidos. Existe una profunda lucha, conflictos y contradicciones irreversibles entre ambas superpotencias para continuar siendo la hegemónica, Estados Unidos, y para ocupar el lugar hegemónico mundial, China. Ese constituye el gran conflicto mundial del siglo XXI. En algún momento, ese conflicto podría resolverse por la vía militar.

Los Estados Unidos se erigen como potencia mundial en los años 1900 aunque no era reconocida como tal por las potencias europeas. Su rol como superpotencia mundial y hegemónica, de forma apabullante y abrumadora, se produce tras su intervención triunfal en la segunda guerra mundial que le permite, posteriormente, asumir mediante el monopolio del dólar, una supremacía única. Sin embargo, esas ventajas comparativas y privilegios que habían tenido -tienen- los Estados Unidos se ha venido deteriorando de forma continua en las últimas décadas y años. Veamos algunos datos y hechos que manifiestan el proceso de decadencia hegemónica en que se encuentran los Estados Unidos más allá las bravuconadas, pretensiones neocolonialistas e ilusiones de regresar a la “edad de oro” por parte de Donald Trump.

Déficit Fiscal y Deuda Pública de los Estados Unidos

En un informe la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), sostiene que en los Estados Unidos el “…  déficit fiscal sostenido ha contribuido a elevar la deuda pública como porcentaje del PIB a su nivel más alto desde la Segunda Guerra Mundial, con perspectivas de un nuevo aumento sustancial en las próximas décadas a medida que la población envejece…”. (Estudios Económicos de la OCDE: Estados Unidos 2024). El déficit fiscal fue del 8% del PIB en el año 2023 y, probablemente, haya aumentado para el año 2024. Dicho déficit, según la OCDE se “ha visto agravado por unos ingresos fiscales menores y un gasto mayor al previsto en programas sociales obligatorios”. (Ídem). La disminución de los ingresos fiscales de los Estados Unidos se agravó por la política de la primera administración de Trump de reducir los impuestos a las grandes corporaciones y grandes capitalistas.

Actualmente, los Estados Unidos, se encuentra entre los países más endeudados del mundo tanto desde el punto de vista nominal tiene la deuda más grande y gigantesca del mundo. En el año 1980 la deuda de EE.UU. era aproximadamente de un billón de dólares constituyendo el 41% de su Producto Interno Bruto (PIB); para el año 2010, treinta años después, esa deuda había pasado a ser de 14,7 billones de dólares y el 98,6% de su PIB y, ahora, para el año 2024, catorce años después, dicha deuda había brincado a 34,7 billones de dólares, representando el 124% del PIB. En el año 1980, los Estados Unidos pagaba 52,5 millones de dólares en intereses por su deuda, mientras que en el año 2024 pagó 1,026 billones de dólares, constituyendo el segundo mayor gasto del presupuesto del Estado después de la seguridad social y superando el gasto de defensa. El pago de intereses de esa deuda consume más del 13% del presupuesto federal.

En diciembre la secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen, le advirtió al Congreso que ese país alcanzaría el 14 de enero el límite de la deuda. Al respecto señalo que “El Tesoro espera actualmente alcanzar el nuevo límite entre el 14 y el 23 de enero, momento en el que será necesario que el Tesoro empiece a tomar medidas extraordinarias”. (actualidad.rt.com). Año tras año, el Congreso de los Estados Unidos debe discutir y aprobar el aumento del techo o límite de endeudamiento en ese país. Este proceso del aumento de la deuda es como una espiral ascendente y se está convirtiendo en un fenómeno insostenible, más allá de las ventajas que tiene los EEUU por el dólar como divisa universal.

El déficit fiscal sostenido conlleva al endeudamiento creciente de los Estados Unidos. A su vez “El gobierno de EEUU emitió una gran cantidad de deuda con el fin de estimular la recuperación económica, provocando que el crecimiento fuese más rápido de los esperado…”. (Estrategias de Inversión). Sin embargo, ambos problemas graves, comprometen de forma simultánea, cada vez más, la estabilidad económica del imperio. Estados Unidos es un país que vive, en cierto modo, de a prestado. El pago de los intereses de la deuda pública comienza a estrujar el presupuesto del Estado y, ese problema, va estallar en algún momento. Entonces, el alto déficit fiscal ha sido provocada, principalmente, por la reducción de los impuestos a la parte más alta de los capitalistas y, por ende, ese déficit ha conllevado a la creciente deuda pública, convirtiéndolo en un gigantesco y grave problema de los EEUU. Esas reducciones de los impuestos al 1% más rico de los EEUU ha sido una constante de diversas administraciones como la de Reagan, Bush, Trump y otras. Este problema gemelo, déficit fiscal y gran deuda pública, ha conllevado a una creciente desigualdad en los Estados Unidos que se analiza más adelante.

Déficit de la Balanza Comercial

Los Estados Unidos tienen una balanza comercial deficitaria que es un problema estructural: en el año 2018 fue de -878.7 mil millones de dólares y para el año 2022 se ubicó en -1.2 billones de dólares, siendo este monto el 3,7% del PIB. Si se incluyen los sectores de servicios el déficit de esa balanza llega a -951.2 mil millones de dólares. Los EEUU mantiene un déficit comercial con China, México, Canadá, Vietnam, Japón y otros países. Como se puede observar los Estados Unidos tienen una balanza comercial deficitaria con los países del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá conocido como T-MEC, además de China con el que tiene el mayor déficit comercial. Esto como se sabe significa que EEUU importa más de lo que exporta, ya sea en bienes como en servicios.  

Principales Países Productores del Mundo

El país que tiene el mayor volumen de la producción industrial mundial es China con un volumen del 28,7%, seguido de los Estados Unidos con un volumen mundial del 16,8% y en tercer lugar se ubica Japón con un volumen mundial de producción industrial del 7,5%. Como se puede observar los EEUU han sido desplazado en ese terreno por China.

Producción de Vehículos

China se convirtió en el principal productor de automóviles en el año 2023 con una cantidad de 30,2 millones de unidades producidas, Estados Unidos produjo la cantidad de 10,6 millones de vehículos y en tercer lugar le corresponde a Japón con la producción de 9 millones de autos. En el año 2005, los EEUU producían más vehículos que China, pero a partir del año 2008 China comenzó a superar a los Estados Unidos en la producción de vehículos.

Países con Mayores Polos de Ciencia y Tecnología

Según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) las cinco principales economías que tienen los mayores polos de desarrollo en Ciencia y Tecnología en el orden principal son los siguientes: China con 24 polos, los Estados Unidos con 21 polos, Alemania con 8 polos, Japón con 4 polos y Canadá también con 4 polos. Como también se puede observar en este segmento importante China se encuentra a la cabeza de ese segmento.

Sin embargo, hay que mencionar que entre los países tecnológicamente más avanzados se encuentran los siguientes: Japón, Corea del Sur, Estados Unidos, Alemania y otros. Igual se puede notar que los EEUU son superados por dos países asiáticos.

En la segunda parte de este artículo se analizará la situación de los Estados Unido en el terreno donde es hegemónico aún: en el sector militar. También se abordarán las eventuales repercusiones y consecuencias de las anunciadas políticas de Trump en cuanto al incremento de los aranceles, migración y la reducción de un billón de dólares en el gasto federal propuesto por Elon Musk que encabezará la denominada “comisión de eficacia gubernamental”, lo cual podría conducir al despido masivo de empleados federales.

El Grave Problema de la Desigualdades

El denominado “sueño americano” del cual los estadounidenses se sentían orgulloso y al cual aspiraban -aún aspiran millones de migrantes- se ha desvanecido a lo largo del tiempo, convirtiéndose en una pesadilla para millones en las últimas décadas. Según el escritor Jeremy Rifkin “Hasta la década de 1960, la movilidad social ascendente era la esencia del sueño americano. Luego, el sueño comenzó a desmoronarse, primero lentamente, pero cada vez con más claridad a lo largo de las décadas de 1970, 1980 y 1990. Actualmente, América ya no puede pretender ser el modelo de movilidad ascendente para el resto del mundo. Eso no significa que no haya oportunidades, tanto para los nativos como para los recién llegados. Pero ya no existe aquella movilidad sin trabas que convirtió a América en la envidia del mundo”. (Rifkin, Jeremy: El Sueño Europeo. Ediciones Paidós Ibérica, S.A. España, 2004).

La desigualdad en el período de la crisis financiera de años 2007-2008 y de la gran recesión de los siguientes años pegó un salto espectacular. Aumentó la desigualdad de los salarios, de la riqueza y de ingresos de capital, la pobreza aumentó, el nivel de vida disminuyó. Con esa crisis financiera, gran recesión y años posteriores, según Joseph Stiglitz, se dan los siguientes hechos: “a) El crecimiento de los ingresos en los Estados Unidos en los últimos años se produce principalmente en el 1 por ciento más alto de la distribución de los ingresos; b) Como consecuencia de lo anterior, existe una desigualdad creciente; c) Y lo que están en la parte inferior y en el parte media en realidad están peor económicamente que a principio de sigo; d) La desigualdad en el patrimonio son aún mayores que la dos desigualdades en los ingresos; e) Las desigualdades son evidentes no solo en los ingresos, sino en diversas variables que reflejan la calidad de vida, como la inseguridad y la sanidad; f) La vida es especialmente difícil en la parte más baja, y la recesión ha provocado que sea mucho más dura; g) Se ha producido un vaciamiento de la clase media; h) Existe muy poca movilidad de ingresos -el concepto de que Estados Unidos es una tierra de oportunidades es un mito-. I) Y Estados Unidos tiene más desigualdad que cualquier otro país industrializado avanzado, hace menos por corregir esas diferencias y la desigualdad está aumentando más que en muchos otros países”. (Stiglitz, Joseph: El precio de la Desigualdad. Ediciones Santillana. México, 2012)

Para el año 2014, la situación de desigualdad descrita en el párrafo anterior continuaba y aumentaba, al respecto “… Obama explicó… que la desigualdad era “el principal desafío de nuestro tiempo”, fue ante todo porque el aumento de las desigualdades ha sido infinitamente más masivo en los Estados Unidos. En un primer momento, asistimos a un despegue sin precedente de las remuneraciones de los superejecutivos. Ahora, la concentración creciente de los patrimonios está pasando a ser el problema principal. La parte que el 1% de los más ricos posee en el capital nacional norteamericano se acerca peligrosamente a los picos observados en la Europa del Antiguo Régimen y de la belle époque. Para un país que se construyó en gran medida como la antítesis de las sociedades patrimoniales europeas, el impacto es fuerte”. (Piketty, Thomas: La Crisis del Capital en el Siglo XXI. Editores Siglo XXI. Argentina, 2015).  

Sin embargo, para el año 2022 los graves problemas sociales y desigualdades continuaba, pues, la tasa de pobreza era del 11,5% lo que en números absolutos significaba 37,9 millones de ciudadanos; en diez de las grandes ciudades la pobreza  es de un 50%; millones de personas tienen que tener dos trabajos para sobrevivir; los precios de la vivienda han subido alrededor del 60% en la última década; 12 millones de personas gasta más del 50% de sus salarios en vivienda; EEUU tiene el sistema de salud peor que de los 10 países más ricos. (France 24. 23 de octubre de 2024). Según un informe de la organización Oxfam “… Estados Unidos ocupa el último puesto entre los países de la OCDE en proporcionar salarios adecuados, protección y derechos para millones de trabajadores y sus familias”. (15 de junio de 2023).  

Por Orson Mojica

Contrario a los pronósticos, y a los deseos de mucha gente honesta, Donald Trump regresará a la presidencia de Estados Unidos. Vamos a un periodo de intensa lucha política, cambios económicos y conmociones sociales en Estados Unidos y resto del mundo. ¿Cómo fue posible que el odiado Trump volviera por la puerta grande? Te lo explicamos en el siguiente análisis.

Decadencia imperialista y cambio de mentalidades

Estados Unidos, la potencia hegemónica del viejo orden surgido al final de la segunda guerra mundial, tiene varias décadas de sufrir periódicas crisis económicas, que han debilitado el funcionamiento de su régimen democrático burgués. Sin condiciones materiales para hacerle concesiones a las masas trabajadoras, la democracia comienza a perecer.

Esta decadencia económica se manifiesta cotidianamente en menos empleos, deterioro de los salarios y niveles de vida, endeudamiento insoportable de los hogares, aumento de la delincuencia y un desborde en la migración hacia Estados Unidos. Este panorama ha producido cambios importantes en la mentalidad y en la cultura política de los norteamericanos, especialmente en las masas de origen anglosajón.

El “sueño americano” era la creencia de que cualquier persona, independientemente de su origen, si trabaja duro y perseveraba, podía alcanzar el éxito en los Estados Unidos: comprar una casa, comprar su auto y proporcionar una vida decente a su familia. Ese “sueño americano” ya no existe, ahora es una pesadilla.

En momentos de crisis de los valores tradicionales, el prototipo del “héroe” ya no es el ciudadano común que logra con esfuerzo llegar a las alturas del poder, sino que ahora la mayoría de norteamericanos se sienten atraídos por esa mafia de multimillonarios, como Donald Trump, Jeff Bezos y Elon Musk, quienes son presentados como los nuevos héroes a seguir.

La democracia norteamericana, con su otrora elegante sistema de pesos y contrapesos, en donde el ciudadano tiene la oportunidad de corregir los errores de los gobernantes cada dos años, por medio del Congreso, se ha debilitado al grado de que comienzan a sentir la necesidad de un gobierno mas fuerte, que resuelva los problemas.

Quienes fundaron los Estados Unidos detestaban a la nobleza y la oligarquía, vivían obsesionados en evitar una tiranía, por eso diseñaron una presidencia con ciertos límites en su actuación. Este paradigma democrático de hace 250 años se desmorona rápidamente en el mundo actual sacudido por la crisis crónica del capitalismo.

El proyecto bonapartista de Trump

La historia siempre crea a los sujetos para determinadas coyunturas. El caos y la decadencia del imperialismo norteamericano, la impaciencia y desesperación de las masas norteamericanas, que no encuentran una salida, crearon como contrapartida el fenómeno político de Donald Trump, el personaje que devoró en poco tiempo al viejo Partido Republicano y que se postuló como un nuevo Bonaparte que puede restablecer el orden y la grandeza de Estados Unidos.

Existe una relación dialéctica entre el caos y la desesperación popular y la necesidad que surja un líder que devuelva la tranquilidad y la prosperidad. Estas son las bases sociales y psicológicas que se combinan para la consolidación del proyecto bonapartista de Trump, que pretende superar las debilidades y la crisis de la democracia norteamericana

Con obvias diferencias sobre la intensidad de la crisis capitalista y el actual contexto internacional, el fenómeno político de Trump es el mismo que reflejó Adolf Hitler en su momento, con ardientes discursos para sacar a la Alemania derrotada y humillada de la postración en que se encontraba en 1933.

Vale la pena insistir: el surgimiento de Donald Trump ha sido una casualidad. La primera presidencia de Trump (2017-2021) reflejó esa necesidad de la camarilla de multimillonarios de dotarse de una presidencia fuerte que les permita superar la crisis interna de Estados Unidos para hacerle frente a la feroz competencia de las potencias emergentes (en realidad son viejos imperialismos) como Rusia y China, cuyas clases dominantes no pierden el tiempo en discusiones democráticas, sino que toman rápidas decisiones por la concentración de poder propia de los regímenes autoritarios.

Una fuerte pugna entre los grupos de poder, más los efectos de la pandemia, le impidieron continuar en la presidencia. En medio de la enorme polarización política, Biden ganó las elecciones de 2020 por el apoyo de las minorías, especialmente de negros y latinos, quienes fueron cruciales para el triunfo de los demócratas.

Trump avanzó un poco, pero fracasó en el primer intento de imponer una presidencia fuerte, por encima de los controles del Congreso, pero ahora que ha ganado las elecciones del 2024 tratará de avanzar mucho más en su objetivo.

La resistencia de Trump

Trump intentó mantenerse en el poder a cualquier costo, alegando un gigantesco fraude electoral que no pudo demostrar, rompiendo a pedazos el principio del ciego respeto de los resultados electorales. Los demócratas aprovecharon el asalto al Capitolio, por parte de una muchedumbre trumpista el 6 de enero del 2021, para iniciar una serie de juicios y acusaciones contra Trump. Pocos pensaban que Trump podría resistir los embates legales, pero no estaba solo. Una parte de las instituciones y del electorado estaba con él.

En mayo del 2024, Trump fue finalmente condenado por un tribunal de Nueva York por 34 delitos, pero al mes siguiente la Corte Suprema de Justicia emitió una sentencia que ratificó la inmunidad de los actos del presidente. Fue la primera gran señal de inicio de la contraofensiva de Trump.

Los demócratas, fetichistas de la legalidad, creyeron que los juicios podrían detener un proyecto que tiene profundas raíces sociales en Estados Unidos. Desde las acusaciones contra Bill Clinton en 1998, por su romance con Mónica Lewinsky, se demostró que los escándalos sexuales no hacen mella sobre los políticos.

Cuando el presidente Joe Biden fue forzado a renunciar a la nominación presidencial, en julio de este año, ya las encuestas perfilaban a Donad Trump como un posible ganador de las elecciones. El golpe palaciego que impuso a Kamala Harris como nueva candidata, sin haberse sometido al escrutinio de las elecciones internas, fue un desesperado e infructuoso intento de frenar el ascenso de Donald Trump.

Economía, deuda e inflación bajo Trump y Biden

Durante el mandato de Trump (2017-2021), el PIB anual creció promedio un 2.3%, una cifra similar a la de su antecesor Barack Obama. No obstante, bajo el mandato de Trump la inflación alcanzó apenas el 1,9% anual. Por eso existe la sensación que bajo la administración Trump las cosas estaban mejor.

Cuando Trump asumió la presidencia en 2017, la deuda de Estados Unidos era de 19 billones de dólares, pero la rebaja de impuestos del 35% al 21% a las grandes corporaciones, redujeron los ingresos fiscales e hicieron que esta aumentase hasta 28 billones de dólares, un significativo aumento del 41%.

Bajo la administración Biden, como efecto del fin de la pandemia, en 2021 el PIB creció hasta 6,5% pero en los años subsiguientes se mantuvo en promedio en 2,6%

La deuda paso de 28,13 billones a 34 billones de dólares en diciembre de 2023, un crecimiento del 20,86%. A pesar que la tasa de desempleo se mantuvo baja, en un 4%, la inflación, producto de los miles de millones de dólares emitidos bajo la pandemia, llego hasta casi el 10% durante los dos primeros años de Biden.

Aunque los datos macroeconómicos muestran una relativa mejoría de la economía bajo la administración Biden, las masas trabajadoras captaron la realidad de otra manera por los elevados índices de inflación, por eso existía un profundo malestar social que Trump supo aprovechar al máximo.

La elevada inflación, factor clave

Vale la pena recordar que en 1979 y 1980 la tasa de inflación en Estados Unidos fue del 13,3% y el 12,4% respectivamente, reduciéndose hasta 8,9% en 1981. Esta elevada inflación le costó la reelección a Jimmy Carter en 1980, siendo derrotado por Ronald Regan.

Al parecer, Trump aprendió la lección de lo ocurrido con Jimmy Carter, y por eso su discurso electoral se centró en el deterioro de la economía, algo que calaba profundamente entre los votantes. Reagan es recordado como un buen presidente, es probable que, por los efectos de la inflación en la reducción del nivel de vida, las masas norteamericanas hayan hecho una comparación y paralelismo entre Reagan Y Trump.

La campaña de Harris: defensa abstracta de la democracia

Habiendo entrado a última hora a la lucha electoral, sin una trayectoria de líder de masas, con escasa aceptación popular, arrastrando el lastre de ser vicepresidenta de un gobierno desprestigiado, teniendo únicamente en su haber el título de Fiscal de California, Kamala Harris centró su campaña en aumentar los impuestos a las grandes corporaciones (un viejo planteamiento de los demócratas), en la lucha por el derecho del aborto y teniendo como eje de campaña, restregarle a Donald Trump que era un delincuente convicto.

Además, todo su discurso era un llamado abstracto a defender la democracia, obviando las críticas al gobierno del cual formaba parte.

Harris logró reunir más dinero que la campaña de Trump. Tenía más propaganda en los grandes medios de comunicación. Artistas famosos como Taylor Swift, Bayonce, Daddie Yanqui, Ariana Grande, los Tigres del Norte, etc., una lista muy larga de personalidades, incluso un ala del Partido Republicano, llamaron a votar por Kamala Harris.

La campaña de Trump: economía, inmigración e inseguridad

A pesar de que, en el primer y único debate entre Kamala Harris y Trump, este salió mal parado, el triunfo de Harris no tuvo mayor en efecto en las encuestas.

Aunque Trump mantuvo su discurso burlón y caustico contra sus oponentes, a diferencia de la campaña del 2016, basada en “fake news”, en esta ocasión redujo las noticias falsas (salvo la mas grande de todas: que los haitianos se comían a los perros y los gatos), mantuvo las exageraciones para centrarse en tres ejes de campaña: economía, inmigración e inseguridad.

En agosto del 2024, Trump declaró que “Nuestro país se encuentra ahora mismo en la posición más peligrosa en la que ha estado desde un punto de vista económico y de seguridad. Tenemos muchas cosas malas por delante, podríamos acabar en una depresión como la de 1929, que sería devastadora, tardaríamos muchos años, décadas en recuperarnos de ella y estamos muy cerca de eso y estamos muy cerca de una guerra mundial”. (Ámbito Financiero 8/08/2024)

Trump mantuvo durante toda la campaña electoral un discurso catastrofista y apocalíptico, que aterraba a las masas trabajadoras que venían de soportar dos años de alta inflación. El redito político fue fabuloso.

En relación a la inmigración, tradicional bandera de lucha de Trump, dijo que no solo estaban envenenando la sangre de Estados Unidos, sino que al día siguiente de tomar posesión iniciaría la deportación de un millón de indocumentados, de los 11 millones que viven de manera ilegal en Estados Unidos. Deportar a 11 millones de personas costaría al gobierno de Estados Unidos la bicoca de 315 mil millones de dólares, dejando sin mano de obra barata a la economía.

Pero, ni tonto ni perezoso, consciente del efecto que podría tener en los latinos, Trump matizó su discurso sobre las deportaciones en posteriores mítines, concentrándose en deportar a los criminales.

A finales de octubre del 2024, Trump en el mitin de cierre de campaña en el Madison Square Garden de New York, dijo lo siguiente: “En el Día 1, lanzaré el programa de deportación más grande en la historia de Estados Unidos para sacar a los criminales. Rescataré cada ciudad y pueblo que ha sido invadido y conquistado, y pondremos a estos criminales viciosos y sedientos de sangre en la cárcel, luego los sacaremos de nuestro país lo más rápido posible”.

El candidato a vicepresidente en la fórmula de Trump, James David Vance, denunciaba en octubre que por los migrantes el costo de la vivienda se había encarecido: “Tenemos viviendas que son totalmente inasequibles porque trajimos a millones de inmigrantes ilegales para competir con los estadounidenses por viviendas escasas”.

Entre mentiras y medias verdades, la campaña de Trump fue haciendo ajustes en su discurso para atraer al electorado, prometiendo incluso reducción de impuestos para los trabajadores.

El paquete económico y fiscal de Trump

La política económica y fiscal de Trump en esta campaña electoral fue diferente a la del año 2016, cuando el eje de su discurso fue la necesidad de rebajar los impuestos a las grandes corporaciones, para fomentar el empleo y el consumo de los norteamericanos.

En la reciente campaña electoral del 2024, Trump volvió a repetir lo mismo, que es necesario rebajar los impuestos a los ricos, pero esta vez dijo que también deben rebajarse los impuestos a los trabajadores y la clase media. ¿Y cómo podría financiar el gasto público? La propuesta de Trump es elevar entre el 10% al 20% los aranceles de los productos importados y en el caso particular de China elevarlos hasta el 60%. Es una clásica ruptura con el globalismo neoliberal de las administraciones anteriores, tanto demócratas como republicanos, y que prevaleció en los últimos 40 años. De esta manera, con aranceles proteccionistas se produciría un renacimiento del poderío industrial de Estados Unidos y se recuperarían millones de empleos.

Pero no es asunto se soplar y hacer chimbombas. Durante su primer mandato, Trump impuso aranceles al acero y al aluminio, lo que provocó una repuesta reciproca de Canadá y la Unión Europea, dando lugar a conflictos comerciales y demandas ante la Organización Mundial del Comercio (OMC)

Trump planea financiar el gasto público, combinando una reducción de impuestos a las grandes corporaciones, del 21 al 15%, incluidos impuestos a la seguridad social, con el establecimiento de aranceles a los productos extranjeros.  Con esta reducción de impuestos, Trump cree que se fomenta el desarrollo de pequeñas y medianas empresas, creando nuevos empleos. Este discurso sedujo a muchos.

Proteccionismo y aislacionismo

En realidad, Trump está intentando contener el declive industrial de Estados Unidos con medidas proteccionistas, políticas que ya implementó durante su primera administración, pero que ahora va más allá, tratando de crear una zona de comercio en el mundo con exclusiva hegemonía norteamericana, obligando a países pobres a un intercambio comercial con Estados Unidos, so pena de imponer aranceles a todos los productos.

Con el agotamiento de la globalización, el mundo se está dividiendo en zonas económicas, por eso los BRICS han tomado auge. Trump quiere construir su propia zona económica con intercambio comercial desigual a favor de Estados Unidos, en detrimento de los países menos desarrollados, dentro de su área de influencia.

El proteccionismo es la contraparte económica del aislacionismo a nivel político e internacional, algo que ha sido una tradición en Estados Unidos. Para recuperar la fuerza industrial, Trump pretende aislarse de los grandes conflictos, como Ucrania, pactar temporalmente con Putin, para concentrar los esfuerzos en la reconversión industrial, concentrar esfuerzos contra China para posteriormente salir a disputar nuevamente la hegemonía mundial.

El voto castigo contra los demócratas

La campaña de Trump fue exitosa porque logró explotar al máximo los tres principales problemas de la población, adecuándose a cada paso en conquistar a las decisivas minorías de negros y latinos.

El desplome de los votos demócratas reforzó las teorías conspiracionistas de los republicanos, de que en la elección de 2020 Joe Biden se impuso por medio del fraude, pero en realidad las cosas transcurrieron de manera diferente

Donald Trump obtuvo 75,581.082 votos populares (el 50,5%) y Kamala Harris obtuvo 71,708,435 votos (47,92%).

Los republicanos ganaron mayorías en 31 de los 50 estados del país con sus mayores victorias en Wyoming (72,3 por ciento), Virginia Occidental (70.1 por ciento), Dakota del Norte (66,5 por ciento), Idaho (66.8 por ciento) y Oklahoma (66.1 por ciento).

En tanto, los demócratas ganaron 19 estados, así como la capital DC, donde recibieron el 92.4 por ciento de los votos, seguidos por Vermont (64.3 por ciento), Maryland (61.5 por ciento), Massachusetts (61.2 por ciento) y Hawai (60.6 por ciento).

Trump aseguro su victoria al ganar la mayoría en 7 Estados claves, considerados bisagras, que sumaron 93 votos electorales a su favor: Pensilvania (19), Georgia (16), Carolina del Norte (16), Michigan (15), Arizona (11), Wisconsin (10) y Nevada (6).

La debacle electoral de los demócratas se debió fundamentalmente a dos grandes factores. El primero, el rechazo a la alta inflación hizo que los republicanos no solo conservaran su votación, sino que latinos y negros votaran mayoritariamente a favor de Trump, garantizando la victoria en los Estados bisagras.

El segundo fue la alta abstención entre los votantes demócratas, se calcula que el 12% no fue a votar en protesta contra su propio partido. Además, 13 millones de personas con derecho a votar no se inscribieron

Donald Trump, obtuvo 312 de 538 votos de los Colegios Electorales, convirtiéndose en el 47 presidente de Estados Unidos

La crítica de Berni Sanders

Por medio de un comunicado, el senador Berni Sanders, máximo exponente del ala izquierda del Partido Demócrata, expresó una crítica publica:

No debería ser una gran sorpresa que un partido demócrata que ha abandonado a la gente de la clase trabajadora descubra que la clase trabajadora le ha abandonado. Primero fue la clase trabajadora blanca, y ahora son también los trabajadores latinos y negros. Mientras el liderazgo demócrata defiende el status quo, el pueblo estadounidense está enojado y quiere un cambio. Y tienen razón. (…) Hoy en día, mientras que a los muy ricos les va fenomenalmente bien, el 60% de los estadounidenses viven al día, tenemos más desigualdad de ingresos y riqueza que nunca. Increíblemente, los salarios semanales reales, descontada la inflación, para el trabajador estadounidense promedio son en realidad más bajos ahora que hace 50 años"

(…) ¿Habrán aprendido alguna lección de esta campaña desastrosa los grandes intereses económicos y los consultores bien pagados que controlan el partido demócrata? ¿Comprenderán el dolor y la alienación política que están experimentando decenas de millones de estadounidenses? ¿Tienen alguna idea sobre cómo podemos enfrentarnos a la cada vez más poderosa oligarquía que tiene tanto poder económico y político? "Probablemente no" (Clarín, 7/11/2024)

Mas claro, imposible.

La auto consolación de Nancy Pelosi

En una reciente entrevista, Nancy Pelosi, influyente dirigente del Partido Demócrata, justificó las causas de la derrota electoral por la tardanza de Biden en renunciar a la candidatura, y devolvió golpes a Sanders.

“(…) Bernie Sanders no ha ganado. Creo que el mensaje que ha lanzado Bernie Sanders no es el mensaje ganador para el pueblo estadounidense. Lo amo. Creo que es genial. Ha sido un maravilloso defensor de su punto de vista, digamos, pero su punto de vista no es correcto cuando dice que los demócratas han abandonado a las familias trabajadoras”.

(…) Bueno, no fue una buena noche para los demócratas (…) Ya hemos empezado a organizarnos para el futuro. No nos angustiamos por lo que pasó. Nos organizamos para lo que viene después.

Si el presidente hubiera salido antes, podría haber habido otros candidatos en la carrera. Kamala, creo, igualmente habría ganado, pero podría haber sido más fuerte, al haber llevado su caso al público antes.

La expectativa era que, si el presidente se hacía a un lado, habría una primaria abierta (…) Eso no sucedió (…) Si hubiera sido mucho antes, habría sido diferente. Pero no es así, no estamos aquí para sufrir. Estamos aquí, nuevamente, para organizar cómo seguir adelante”.(TNYT, 9/11/2024)

Evidentemente, el discurso de Pelosi le echa la culpa a la tozudez de Biden y no al deterioro del nivel de vida, que correctamente señala Sanders

Urge un Partido de los Trabajadores

Ya hemos analizado los factores que posibilitaron que Trump recuperara la presidencia de Estados Unidos. Hay muchas expectativas de que Trump cumplirá sus promesas y que Estados Unidos volverá a ser grande otra vez. Una cosa es la demagogia populista e imperialista de Trump, que promete todo, y otra diferente es si podrá cumplir y satisfacer las expectativas de sus votantes.

Se avecina un periodo de luchas obreras por la defensa del salario y por la defensa de las libertades democráticas en Estados Unidos, algo que Trump tratará de reducir al mínimo. Los trabajadores norteamericanos, las minorías y los migrantes, son victimas del discurso engañoso de demócratas y republicanos.

Las centrales obreras y los sindicatos deben romper con el Partido Demócrata y el Partido Republicano, y crear su propio partido político que defienda los intereses económicos y sociales de los trabajadores. De lo contrario, la mafia de multimillonarios continuara avanzando desmantelando conquistas históricas de los trabajadores.

Por Orson Mojica

A pesar de la evidente decadencia económica y militar de Estados Unidos, sigue siendo el gendarme del mundo. Todos los acontecimientos políticos dentro de Estados Unidos, tienen repercusiones en el resto del mundo. Por eso debemos prestar especial atención al desarrollo del actual proceso electoral

El relevo forzado de Joe Biden

Dentro del gobernante partido Demócrata se gestó una conspiración palaciega con el objetivo de sustituir al anciano Joe Biden, quien había desempeñado un desastroso papel en el primer debate con Donald Trump, a finales de junio pasado.

Biden fue forzado a renunciar a la candidatura presidencial, siendo sustituido por  Kamala Harris, una vicepresidenta anodina.

El debate Harris-Trump

Antes de la renuncia de Biden, Trump salió como seguro vencedor en las diferentes encuestas, pero la situación cambió con la postulación de Kamala Harris. Trump presionó por un debate con ella, pensando que podía limpiar el piso con Kamala, pero resultó un hueso duro de roer. Ahora Kamala Harris aparece como posible vencedora, pero muchos consideran que existe un empate técnico.

Ahora, Trump rehúye a los debates, no se arriesga a sufrir otra derrota y argumenta que ya no habrá otro cara a cara con Harris.

Recaudación de fondos

Apenas fue confirmada como candidata presidencial demócrata, la campaña de Harris recaudó en un mes la fabulosa cantidad de 540 millones de dólares. A mediados de septiembre, a campaña de Harris recaudó 361 millones de dólares, el triple de los 130 millones de dólares recaudados por Trump, quien arrastra un déficit de 110 millones de dólares. Harris gastó 137 millones de dólares en agosto en medios de comunicación, frente a los 47 millones que gastó la campaña de Trump.

La semana anterior al primer debate, Kamala Harris gastó 20 a 1 más que Trump en Facebook e Instagram. Desde que fue proclamada candidata, Harris duplicó el gasto de Trump, de 25,7 millones de dólares a 12,8 millones de dólares, en los siete principales Estados en disputa.

Recientemente, en una reunión con ejecutivos de Wall Strett, Harris recaudó 27 millones de dólares. Este apoyo financiero a Harris significa que el stabilishment, es decir, los grupos de poder que controlan Estados Unidos, se inclinan mayoritariamente por una continuidad de los demócratas en el poder.

El debate sobre el aborto

En el debate con Trump, Kamala Harris defendió el derecho al aborto, que fue cercenado por una sentencia de la Corte Suprema de Justicia, en junio del 2022, con mayoría de jueces conservadores, entre ellos los que propuso Trump. El tema del aborto toca la sensibilidad de millones de mujeres en Estados Unidos. Harris prometió promulgar una ley que restablezca el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo.

En este debate, aunque Trump defendió la sentencia de 2022, reculó y al final dijo que este espinoso tema debía resolverlo cada Estado.

El sensible tema de los impuestos

Debido al auge de la candidatura de Kamala Harris,  y que un gran eje político del Partido Demócrata es aumentar los impuestos a las grandes corporaciones, para obtener fondos para el gasto social, Trump ha realizado un viraje en relación a su tradicional tema de recortes de los impuestos: plantea no solo reducir los impuestos a los ricos, sino que ha extendido su propuesta de recortes de impuestos a la medida de cada sector social.

Para los empleados de restaurantes y hoteles de Nevada, Trump ofreció “ningún impuesto sobre las propinas”. Para los jubilados que votan en gran número, dijo que eliminaría los impuestos sobre las prestaciones de la Seguridad Social. Para los ejecutivos de empresas, ofreció un recorte en la tasa de impuestos corporativos del 21 al 15 por ciento para los fabricantes nacionales.

A los residentes de Nueva York, Pensilvania y Nueva Jersey”, ofreció restablecer una apreciada deducción de los impuestos estatales y locales, conocida como SALT, una exención fiscal que limitó en el año 2027 bajo su mandato.

En esta campaña electoral, Trump ha modificado su tradicional propuesta de recortar impuestos a los ricos. Hace poco, en una visita a los lideres republicanos en el Congreso, Trump insinuó, a puertas cerradas, que se debía modificar el sistema tributario: ya no debía cobrarse impuestos con base a las rentas, utilidades o ganancias, sino cobrar altos aranceles a los artículos importados y un impuesto amplio sobre los bienes que los estadounidenses compran. En pocas palabras, financiar el gasto federal ya no con el impuesto directo sobre la renta (IR) sino con el impuesto indirecto al consumo o valor agregado (IVA) y con aranceles proteccionistas a los productos extranjeros. En Estados Unidos no se cobra el IVA

Evidentemente, se trata de propuestas económicas que tocan el bolsillo de los votantes. Karoline Leavitt, portavoz de Trump, lo resumió en estas palabras: “Si los estadounidenses quieren menos impuestos y más dinero en sus bolsillos, la única opción es votar por el presidente Trump”.

La pelea por ganar la mayoría en el Congreso

Mientras la atención se centra en los candidatos presidenciales, Nancy Pelosi aclara que el Partido Demócrata tiene la pretensión no solo de ganar la presidencia, sino también la mayoría dentro del Congreso.

 “Estoy buscando una trifecta: ganamos la Casa Blanca, Chuck Schumer sigue como líder de la mayoría (en el Senado) y Hakeem Jeffries se convierte en el speaker de la Cámara Baja. Tiene que ocurrir de este modo. Pensad en lo que hubiera pasado si el 6 de enero del 2021 yo no hubiera tenido el mazo (de presidenta de la Cámara). Ese día, Hakeem debe tenerlo en sus manos (…) A diferencia de la carrera presidencial, somos muy discretos, reptiles, y tenemos sangre fría. Sabemos cuáles son las carreras que tenemos que ganar, mientras otros se enfocan en ganar todo el país” (La Vanguardia 08/09/2024)

Lideres Republicanos a favor de Harris

Más de 100 ex funcionarios de seguridad nacional de administraciones republicanas y ex miembros del Congreso respaldaron la candidatura de Kamala Harris, concluyendo que Donald Trump, "no es apto para servir nuevamente como presidente".

En una carta pública, estos republicanos argumentaron que, si bien podrían “estar en desacuerdo con Kamala Harris” en muchos temas, Trump había demostrado “cualidades peligrosas”. “Como presidente promovió el caos diario en el gobierno, elogió a nuestros enemigos y socavó a nuestros aliados, politizó a los militares y menospreció a nuestros veteranos, priorizó su interés personal por encima de los intereses estadounidenses y traicionó nuestros valores, la democracia y los documentos fundacionales de este país (…) cualquiera que se ponga a sí mismo por encima de la Constitución nunca debería ser presidente de los Estados Unidos”.

Trump contra la invasión de migrantes

El tema de la inmigración divide al electorado estadounidense, a pesar que Estados Unidos se conformó como un país de inmigrantes. Muchos olvidan que sus abuelos descendieron de los barcos en harapos y con hambre. Debido a que la población blanca, de origen europeo, disminuye paulatinamente y en sentido inverso aumenta la población inmigrante que obtiene la ciudadanía, especialmente de la población de origen latinoamericano, y los hijos de estos que también tienen derecho a votar, el partido republicano, con Trump a la cabeza, es el abanderado de mantener la supremacía política de los blancos, y de evitar que un aumento de los ciudadanos con derechos políticos, cambia la composición de los distritos electorales y con ello disminuya la representación de los republicanos dentro del Congreso de los Estados Unidos. Es una pelea a muerte por mantener el statu quo del sistema electoral.

Trump volvió a la carga, esta vez disminuyó la importancia de construir el muro en la frontera con México, pero prometió ejecutar deportaciones masivas de millones de inmigrantes que se encuentran ilegales, “la mayor deportación en la historia de nuestro país”. Para calentar los ánimos, en un mitin en Carolina del Norte, Trump comparó la afluencia de migrantes con una “invasión”. “Vamos a detener totalmente esta invasión. Esta invasión está destruyendo el tejido de nuestro país. Todos los empleos que se crearon en este país en los últimos dos años y medio han ido a parar a manos de inmigrantes ilegales, todos los empleos”.

Esta es otra de las mentiras, que sus partidarios toman como afirmaciones reales. Las estadísticas demuestran lo contrario: los inmigrantes hacen los trabajos más duros, en el campo y las ciudades, que los blancos no quieren o no pueden hacer. Si no fuera por el flujo de migrantes, Estados Unidos perdería la competencia ante el surgimiento de nuevas potencias industriales o manufactureras como China e India, que disponen de una amplia masa de trabajadores que ganan salarios bajísimos.

En el debate con Kamala Harris, la mentira más fabulosa fue la denuncia de Trump de que en Springfield, una pequeña ciudad de Ohio, los haitianos se comían a los perros y gatos, dejando sin mascotas a sus ciudadanos, información que fue desmentida por su alcalde.

James David Vance, candidato a vicepresidente y compañero de fórmula de Trump, ha llegado al extremo de afirmar que el aumento en el precio de la vivienda es por los migrantes, son “gente que no debería estar aquí, gente que compite contra ustedes y sus hijos para comprar las casas que deberían estar en manos de los ciudadanos estadounidenses. Nuestro mensaje a Kamala Harris es: deje de darles casas estadounidenses a extranjeros que no deberían estar en este país, comience a dárselas a ciudadanos estadounidenses que merecen estar aquí”.

La moneda está en el aire

Con la candidatura de Harris esta ocurriendo el mismo fenómeno de la campaña del 2019, cuando la mayoría de los grupos de poder giraron a favor de Joe Biden, y le dieron la espalda a Donald Trump. Ella parece ser la ungida, para mantener la continuidad de los demócratas en el poder. Harris tiene un apoyo descomunal de los grandes medios de comunicación, pero todavía no lograr encandilar a las masas, como lo hizo Obama en su momento.

La situación se complica debido a que en Estados Unidos el presidente no se elige por voto directo de los ciudadanos, sino por voto indirecto por medio de los Colegios Electorales de cada Estado. No hay  duda, la moneda sigue en el aire.

Por Orson Mojica

Desde que fue forzado a abandonar la presidencia en enero del 2021, Trump ha tenido que afrontar muchos costosos juicios civiles y penales, que amenazaban con dejarlo por fuera de una próxima campaña electoral. Las acusaciones estatales y federales sumaban casi una centena de varios tipos de delitos. Una condena por delitos automáticamente sacaría del juego a Donald Trump, porque lo enviaría a la cárcel. El Partido Demócrata ha creído, hasta el momento, que los jueces y el sistema judicial de Estados Unidos pueden detener a Trump, e inhibirlo políticamente.

En enero del 2024, un jurado civil de Nueva York  condenó a Trump a pagar 83,3 millones de dólares en daños a la columnista E. Jean Carroll, por haberla difamado repetidamente durante años. En febrero, Trump fue condenado por un juez de Nueva York a pagar una multa de 350 millones por  defraudar durante una década a bancos y aseguradoras, mediante la Organización Trump, inflando el valor de sus propiedades.

A pesar de la presión judicial, la estrategia de Trump ha sido retrasar al máximo la culminación de estos juicios, mientras iniciaba una nueva campaña por la presidencia de Estados Unidos. Cualquier sentencia condenatoria quedaría anulada por la inmunidad presidencial, si Trump llegase a ganar la presidencia en noviembre del 2024.

La percepción sobre los delitos cometidos por Trump, ha comenzado a cambiar entre la población. Cada vez es menor la cantidad de votantes demócratas o independientes que piensan que Trump es un criminal. Este fenómeno está asociado al desencanto político con la gestión y administración del presidente Biden. Los votantes republicanos siempre han cerrado filas en relación a la inocencia de Trump.

Vanos intentos de aplicar la enmienda 14

El principal argumento utilizado por los demócratas, con el objetivo de inhabilitar políticamente a Trump, es que este fue el promotor de una turba enfurecida que tomó el edificio del Capitolio el 6 de enero del 2021, con el objetivo de evitar que el Congreso declarase la victoria de Biden en las elecciones de noviembre del 2020.

Algunas cortes estatales, como las de Maine y Colorado, emitieron sentencias prohibiendo a Trump presentarse a las elecciones internas. Trump se anotó la primera victoria legal al obtener una sentencia favorable de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, con mayoría de magistrados conservadores, incluyendo los nombrados por el. En esta sentencia, los magistrados argumentaron que “(…) los estados pueden inhabilitar a las personas que ocupan o intentan ocupar un cargo estatal. Pero los estados no están facultados por la Constitución para aplicar el artículo 3 en relación con los cargos federales, especialmente la Presidencia (…) Nada en la Constitución delega en los estados la facultad de aplicar el artículo 3 a los titulares de cargos y candidatos federales” (CNN, 4/03/2024)

La 14 enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, fue aprobada en julio de 1868, después de finalizada la guerra civil. El numeral 3 contiene una prohibición para optar a cargos federales: “Ninguna persona podrá ser senador o representante en el Congreso, ni elector del presidente y vicepresidente de los Estados Unidos, u ocupar cargos, civiles o militares, en los Estados Unidos, o en cualquier estado, si, habiendo prestado juramento previamente como miembro del Congreso, o como oficial de los Estados Unidos, o como miembro de cualquier legislatura de algún estado, o como oficial del poder ejecutivo o judicial de ese estado, para defender la Constitución de los Estados Unidos, ha incurrido en insurrección o rebelión contra los mismos, o ha dado auxilio o consuelo a sus enemigos. Pero el Congreso puede, por voto de dos tercios de cada Cámara, retirar tal inhabilidad.

Esta norma fue adoptada para evitar una nueva secesión. Los demócratas han depositado todas sus esperanzas en que los tribunales finamente condenen a Trump por haber promovido una “insurrección o rebelión” con la toma del Capitolio por sus partidarios.  En realidad, la protesta violenta  de los partidarios de Trump no llega a la categoría de “insurrección o rebelión”. Incluso, no cubre al presidente, por ser inconcebible que el presidente organice una “insurrección o rebelión” contra su propia administración.

Es poco probable que, sin un juicio previo que condene a Trump por “insurrección o rebelión”, la mayoría de magistrados conservadores emita una sentencia condenatoria que impida a Trump ser candidato a la presidencia, aplicando el numeral 3 de la enmienda 14 de la Constitución de Estados Unidos.

La gestión económica de Biden

A la administración Biden le tocó lidiar con un fenómeno inflacionario que ha provocado mucho descontento social. Durante la pandemia, Trump imprimió billones de dólares para subsidiar a los hogares que fueron afectados por la parálisis económica. El apoyo económico y militar a la guerra en Ucrania, también ha sido financiado con dinero recién impreso.

Si bien es cierto que Biden logró evitar una recesión económica, los votantes perciben la realidad de otra manera. Las cifras macroeconómicas indican un moderado crecimiento de la economía en Estados Unidos, pero el deterioro económico de la clase media y de los trabajadores, es espeluznante.

Las ultimas encuestas reflejan que Biden tiene apoyo únicamente en el 36% de los votantes, es decir, dos tercios de la población desaprueba la gestión de Biden, sobre todo en lo relacionado a la economía y la pérdida del poder adquisitivo.

Paul Krugman, premio Nobel de Economía en 2008, defiende a capa y espada las políticas de Biden, y se queja amargamente que la percepción de la ciudadanía sea otra. “(…) En septiembre del 2023, los precios al consumo eran aproximadamente un 19% más altos que justo antes de la pandemia. Los salarios medios también habían subido, aproximadamente en la misma proporción, y los sueldos de los trabajadores no supervisores (la mayor parte de la mano de obra) habían subido bastante más. Pero como la naturaleza humana es como es, resulta lógico que la gente tenga la sensación de que, a pesar de haber obtenido más ingresos, la inflación se los ha arrebatado”. (El País, 11/11/2023)

Krugman ha perdido la seriedad científica, no aporta datos sobre cuanto aumentaron realmente los salarios, el malestar de la población no es gratuito. Y continúa reprochando a los trabajadores, que la economía anda muy bien. ““El desempleo sigue cerca de su nivel más bajo en 50 años, y a pesar de ello, la inflación ha descendido rápidamente; los precios al consumo no subieron nada en octubre, aunque eso fue en parte ruido estadístico. (…) Sin embargo, las encuestas sobre la confianza de los consumidores y los sondeos políticos siguen mostrando que los estadounidenses tienen una visión muy negativa de la economía durante la presidencia de Joe Biden. (El País, 25/11/2023)

La inflación ha descendido y la tasa de desempleo se encuentra en el 4%, pero esto no es suficiente. Por su parte los republicanos, explotan ese sentimiento “pesimista” en la gente. La política de la Reserva Federal para combatir la inflación por medio de altas tasas de interés, dificulta la adquisición de nuevas viviendas. Ante el deterioro de los salarios, la población recurre a un mayor endeudamiento, por eso ha aumentado el descontento social contra la administración Biden.

Auge en la sindicalización y huelgas

Y es que la inflación y el constante deterioro de los salarios en el tiempo, provocaron un inusitado aumento de la sindicalización y de las peticiones laborales. Mas de 16,2 millones de trabajadores estaban organizados en sindicatos, extendiéndose la organización al sector de servicios. El auge en el surgimiento de sindicatos trajo también un aumento de huelgas por aumento de salarios

En 2023, 458,900 trabajadores participaron en implicados en 33 grandes paros o “paros laborales importantes”, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS). El número de trabajadores involucrados en paros laborales mayores aumentó un 280% en 2023, volviendo a los niveles vistos por última vez antes de la pandemia COVID-19. En el año 2022, los trabajadores en huelga fueron apenas 120,600. Este renacer de luchas sindicales abarcó a la industria automotriz, enfermeras, profesores de escuelas públicas hasta guionistas y actores de Hollywood.

En marzo de 2023, unos 2.200 trabajadores de la Universidad de Michigan se declararon en huelga durante cinco meses. La huelga concluyó con un rotundo triunfo laboral: un nuevo contrato de tres años que incluía importantes aumentos salariales en los tres campus, protecciones contra el acoso, baja por parto remunerada, cobertura del seguro médico para la atención sanitaria de afirmación de género y una bonificación por firma de 1.000 dólares

Entre 2013 y 2023, las ganancias de los tres gigantes de la industria automotriz (Ford, General Motors y Stellantis) habían aumentado en 250.000 millones de dólares, mientras que los miembros de la United Auto Workers (UAW) no habían visto un ajuste salarial desde 2009.

Por ello, el 15 de septiembre de 2023, más de 12.000 trabajadores, organizados en UAW se declararon en huelga en General Motors, Ford y Stellantis tras expirar su contrato

En total, participaron en el paro unos 53.000 trabajadores. Era la primera vez que la UAW hacía huelga en los tres fabricantes de automóviles al mismo tiempo. La histórica huelga terminó con un aumento del 33% para los trabajadores

Las huelgas también se extendieron a los empleados públicos, especialmente sanidad y educación. En octubre de 2023, más de 75.000 trabajadores sanitarios de Kaiser Permanente representados por una coalición de múltiples sindicatos protagonizaron la mayor huelga sanitaria registrada en la historia de Estados Unidos, que abarcó a enfermeras, técnicos médicos y personal de apoyo en cientos de centros de Kaiser en siete estados y el Distrito de Columbia, con los mayores grupos de trabajadores de Kaiser en huelga en California. Tras tres días de huelga, los trabajadores alcanzaron un acuerdo provisional que incluía un aumento salarial general del 21% en cuatro años, primas adicionales y remuneración por rendimiento compartido, así como nuevas iniciativas de formación, educación y contratación para aumentar la plantilla. El acuerdo también fijó un nuevo salario mínimo para los trabajadores sanitarios de Kaiser.

El 16 de noviembre de 2023, más de 5.000 trabajadores de las cafeterías Starbucks se declararon en huelga en protesta por la negativa de la empresa a negociar de buena fe para alcanzar un primer contrato. Los trabajadores de 43 estados, en 391 de las tiendas propiedad de Starbucks, votaron a favor de la sindicalización

El ascenso sindical en Estados Unidos es una consecuencia directa del deterioro de los salarios y de las condiciones de vida de los trabajadores. Las cifras oficiales no registran las luchas ni el malestar de los trabajadores en las empresas pequeñas o medianas

El resultado de las elecciones primarias

En el bando republicano el discurso agresivo de Donald Trump se ha impuesto en detrimento de sus competidores que, uno a uno, fueron retirándose de la contienda. El principal oponente de Trump, pero que maneja un discurso similar a este, fue Ron Di Santis, el popular gobernador de Florida, en enero de 2024 tuvo que anunciar su retiro de la nominación presidencial republicana.

“(…) Ahora, tengo claro que la mayoría de los votantes de las primarias republicanas quieren darle otra oportunidad a Donald Trump. Trump es superior al actual titular, Joe Biden. Eso está claro. Firmé un compromiso para apoyar al candidato republicano y cumpliré ese compromiso. Tiene mi respaldo porque no podemos volver a la vieja guardia republicana de antaño, una forma reenvasada del corporativismo recalentado que representa Nikki Haley” (El Pais, 21/01/2024)

Los rivales menores también quedaron tirados en el camino. Al final, después del supermartes, el dia en que hubo elecciones primarias en 15 Estados, Trump había acumulado 1078 delgados, frente a 94 delegados de Nikky Haley. Trump necesita 1215 delegados para obtener la nominación, de hecho, ya la tiene en la bolsa de su pantalón.

Nikky Haley tuvo que retirarse de la contienda, en silencio, sin dar su apoyo publico a Trump, sus declaraciones fueron breves: “Ahora es responsabilidad de Donald Trump ganarse los votos de aquellos en nuestro partido y fuera de él que no lo respaldan, y espero que lo haga (…) La política se trata de atraer a la gente a tu causa, no de rechazarlos. Nuestra causa conservadora necesita urgentemente a más gente. Este es el momento de que él (Trump) elija". (DW, 06/03/2024)

Biden no tuvo contrincantes serios.

La crisis debilita a Biden

En la campaña electoral del 2020, después de las intensas jornadas contra el racismo, desencadenadas por el asesinato de George Floy, un segmento importante de jóvenes, blancos y negros, así como latinos, estaban muy entusiasmados con la candidatura del senador Bernie Sander, pero al final, este, presionado por la cúpula del partido demócrata, declino a favor de Joe Biden.

Este segmento, junto con los independientes, decidió la victoria a favor de Biden. Las ultimas encuestas rebelan que este segmento de jóvenes y latinos esta decepcionado con la administración Biden.

En diciembre de 2023, una encuesta de Bloomberg News/Morning Consult encontró que “en conjunto, 58 por ciento de los votantes en estados importantes –Arizona, Georgia, Pensilvania, Wisconsin, Michigan, Carolina del Norte, Nevada– tienen una percepción negativa de Biden”. (La Jornada, 15/12/2023).

La principal critica se centra en que Biden y los demócratas no escuchan el clamor popular.

Muchas encuestas son tendenciosas, pero la última encuesta nacional de New York Times (un medio de comunicación asociado al Partido Demócrata) revela algo sorprendente: “En general, el 40 por ciento de los votantes dijo que las políticas de Trump los habían ayudado personalmente, en comparación con sólo el 18 por ciento que dice lo mismo sobre las políticas de Biden. En cambio, el 43 por ciento de los votantes dijo que las políticas de Biden los habían perjudicado, casi el doble de la proporción que dijo lo mismo sobre las políticas de Trump” (The New York Times, 4/03/2024).

En resumen, la encuesta New York Times/Siena College lanzó una estruendosa señal de alarma, de que las cosas no andan bien para Biden. Paralelamente, el debilitamiento de Biden se traduce lentamente en un fortalecimiento de Trump. Dada la polarización entre demócratas y republicanos, la batalla la decidirán los independientes. Pero algo es innegable: Biden ha perdido apoyo entre quienes se movilizaron contra el racismo en 2020, ahora agravado por el apoyo incondicional a Israel que masacra al pueblo palestino en Gaza.

Trump a la ofensiva

Uno de los puntos que Trump más explota en sus discursos, es la crisis migratoria en la frontera con México, y la “invasión” de migrantes. Trump se quejó de que “Estas son las personas que están entrando en nuestro país, y vienen de cárceles y vienen de prisiones y vienen de instituciones mentales y vienen de manicomios y son terroristas. Los están introduciendo en nuestro país. Y es horrible. Estados Unidos está siendo invadido por el crimen migrante Biden. Es una nueva forma de violación viciosa a nuestro país. Es el crimen migrante”. Y prometió que si ganaba la presidencia, ejecutaría “la mayor deportación de inmigrantes sin papeles”. (El País, 1/03/2024)

Mientras Trump ataca la política migratoria de Biden, que ha sido desbordada por centenares de miles de migrantes que se agolpan en la frontera con México, este se limita a quejarse de que los republicanos no aprueban los fondos necesarios para reforzar la vigilancia militar de la frontera sur.

El discurso del Estado de la Unión

El 7 de marzo, el presidente Biden rindió su cuarto informe ante el Congreso, sobre el estado de la Unión, en el cual sobresalieron algunos ejes políticos de su campaña presidencial.

Para Biden, Estados Unidos se encuentra ante “momentos sin precedentes en la historia de la Unión. (…)  la libertad y la democracia están siendo atacadas al mismo tiempo en el extranjero y en nuestro país. En el extranjero, Putin de Rusia sigue adelante invadiendo Ucrania y sembrando el caos en Europa y otros lugares (…)”

Sin decirlo claramente, insinuó que los seguidores de Trump que se tomaron el Capitolio el 6 de enero del 2021, “colocaron a la democracia estadounidense bajo amenaza”. El enemigo externo es Putin y Rusia, y el enemigo interno es obviamente Donald Trump y el Partido Republicano.

En relación a la derogación del derecho al aborto, Biden criticó a “(…) aquellos que alardean de haber revocado Roe v. Wade no tienen idea del poder de la mujer en Estados Unidos. (…) Se dieron cuenta cuando la libertad reproductiva estaba en la papeleta y ganó en el 2022, 2023 y se darán cuenta de nuevo en 2024”.

El derecho al aborto será una de los ejes centrales de la campaña de Biden, Sobre la buena marcha de la economía, dijo lo siguiente: “(..) Heredé una economía al borde del abismo. (…) Quince millones de nuevos empleos en tan solo 3 años. ¡Eso es un récord! La menor tasa de desempleo en 50 años. (…) ¡Los salarios continúan aumentando y la inflación disminuye!. La inflación se ha reducido de un 9 % a un 3 %, ¡la menor en el mundo!”.

Los trabajadores y la clase media perciben la realidad económica de otra manera. Sienten, y están en lo correcto, que han perdido poder adquisitivo, que todo está más caro, y eso le pasará factura a Biden en las próximas elecciones.

Una de las banderas de los republicanos ha sido la lucha contra el déficit fiscal, por eso insisten en recortar programas sociales y reducir los impuestos. Biden, en su ultimo año, ha insistido en lo inverso: “La última administración estableció un recorte tributario de dos billones de dólares que beneficiaba extremadamente a los muy acaudalados y a las grandes corporaciones y que hizo explotar el déficit federal. (…) Agregaron más cantidad a la deuda nacional que ningún otro término presidencial en la historia de Estados Unidos (…)  hay 1.000 multimillonarios en Estados Unidos.

¿Saben cuál es el promedio de tasa tributaria federal para estos multimillonarios? ¡Es 8,2 por ciento! Esto es bastante menos de lo que la gran mayoría de los estadounidenses paga.”

Del discurso de Biden, y también de los discursos de Trump, se pueden apreciar algunos ejes políticos de la campaña electoral que se avecina. Biden retomará la consigna de 2020, de que los ricos paguen mas impuestos, para atraer votos. Trump, por su parte, vuelve a insistir en la rebaja de impuestos a los ricos. No obstante, de nada sirve plantear más impuestos a los ricos, si continúan los recortes a los programas sociales y si la gente no se siente directamente beneficiada. Este será un tema central de la campaña electoral.

Una revancha entre ancianos

En términos generales debemos guardar respeto por las personas de la tercera edad. Sin embargo, Trump, que tiene 76 años, se burla constantemente de las capacidades de Biden, de sus caídas, de sus olvidos, de sus lapsus, etc, convirtiendo la burla en un eje de ataque contra Biden, el primer presidente en tener 80 años de edad, y que lucha por su reelección.

En una reciente entrevista, Hilary Clinton, reconoció que, efectivamente, Biden es un hombre viejo. “Alguien me dijo el otro día... 'Bueno, pero, ya sabes, Joe Biden es viejo'. Le dije: '¿Sabes qué? Joe Biden es viejo. Sigamos adelante y aceptemos la realidad. Joe Biden es viejo'. Así que tenemos una contienda entre un candidato que es viejo, pero que ha hecho un trabajo efectivo y no amenaza nuestra democracia. Y tenemos otro candidato que es viejo, apenas tiene sentido cuando habla, es peligroso y amenaza nuestra democracia” (Fox News, 5/03/2024)

De esta manera, adelantándose y reconociendo la vejez de Biden, los demócratas tratan de amortiguar los golpes de Trump, sobre la avanzada edad y la supuesta incapacidad de Biden para gobernar, neutralizando el principal eje de ataque de los republicamos hasta el momento.

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