Por Orson Mojica

Siria es un estratégico país que se encuentra entre Israel e Irán. Una caída abrupta del gobierno de Bashar Al Assad preocupa a las dos principales y antagónicas potencias regionales, por el peligro que representa una revolución dirigida por la mayoría sunita. Por eso todos los imperialismos intervienen desesperadamente, desde distintos ángulos e intereses, con diferentes métodos, para tratar de detener esa bomba de tiempo que amenaza con hacer estallar el statu quo que hace décadas estableció el imperialismo en Medio Oriente.

La izquierda se divide nuevamente

Nuevamente la izquierda centroamericana se ha dividido, pero esta vez en torno a la guerra civil en Siria. Un sector, ligado al castrismo y chavismo, defiende al régimen dictatorial de Bashar Al Assad, de los ataques verbales del imperialismo norteamericano y europeo, pero le claudica al emergente imperialismo ruso y chino, que vetan las resoluciones del Consejo de Seguridad, en aras de promover la negociación política que garantice sus intereses y su espacio como nuevas potencias.

Este sector prioriza la lucha antimperialista desligándola de la lucha popular que se libra en las principales ciudades de ese convulsionado país, como si estuviesen separadas. De esta manera, como el gobierno de Siria es atacado verbalmente y presionado militarmente por el imperialismo  norteamericano y europeo, entonces pertenece al bando de los “buenos”. En cambio, quienes se rebelan contra quienes son atacados por el imperialismo, entonces pertenecen al bando de los “malos”, es decir, de la contrarrevolución.

Este simplismo en el análisis, no aprecia las contradicciones de la lucha de clases. Los fenómenos políticos no se pueden apreciar en blanco y negro. El gobierno de la familia Assad se inauguró como gobierno antimperialista en 1963 pero en el transcurso del tiempo se volvió pieza clave del statu quo en Medio Oriente. Lo que antes era un gobierno antimperialista ahora ya no lo es.

Otro sector, como los socialistas centroamericanos, consideramos que hay una revolución popular en contra de la dictadura de Bashar Al Assad en Siria, que actualmente se ha transformado en  guerra civil, y el imperialismo norteamericano, europeo, ruso y chino, intervienen en el proceso, no porque les interese la democracia, sino por que tratan de sacar provecho político, condenando las masacres y amenazando con intervenir militarmente, para proteger sus intereses imperiales.

Y en toda guerra civil debemos apoyar militarmente y luchar al lado del sector más progresivo, incluso aunque sea dirigido por sectores burgueses. Precisamente los revolucionarios luchamos junto a las masas insurrectas, tratando de arrebatar la conducción reaccionaria. Una cosa es la dinámica de movilización e insurrección de las masas, y otra, muy diferente, el carácter o naturaleza de su actual dirección, que puede ser religiosa, burguesa y reaccionaria.

Las “khatibas”: organismos de poder popular

Las milicias populares o “khatibas” en Siria han proliferado como mecanismo de autodefensa de los jóvenes, ante la brutal represión desatada por el régimen dictatorial de Bashar  Al Assad.

A diferencia del ejercito regular de Al Assad, un cuerpo bien armado, bien entrenado y con una ferra disciplina, las “kathibas” son espontaneas, desorganizadas y mas apertrechadas. La única ventaja que tienen en el campo de batalla, es la masividad de sus tropas, pero su dispersión por todo el territorio nacional no permite concentrarlas en batallas semi regulares o regulares. Las  “kathibas” han llegado incluso a apoderarse de tanques, producto de las deserciones o del asalto directo, pero ello no lo permite enfrentar al ejercito regular en batallas de gran envergadura, como se demostró recientemente en la retirada rebelde en la ciudad de Alepo, sencillamente por que no podía combatir contra una fuerza militar superior.

Las “kathibas” mantienen el orden en los barrios liberados, evitando los saqueos, manteniendo el control de los precios. La policía y los tribunales han desaparecido en los barrios insurrectos, y las “kathibas” ejercen el rol de tribunales de justicia y de cuidadores del orden público, en medio del caos de los bombardeos y de la guerra civil.

El debilitamiento el control dictatorial del gobierno de Assad en los barrios y territorios liberados, ha permitido el surgimiento de comités y de milicias populares, que ejercen funciones de doble poder. Pero no todo este proceso de auto organización es lineal y ascendente.

Contradicciones para controlar el proceso

El Ejército Libre de Siria (ELS), es una guerrilla dirigida por oficiales desertores del ejército regular, que tiene su base de operaciones en el territorio de Turquía. El ESL es quizá la organización militar que mas ha aprovechado la proliferación de milicias populares, encuadrándolas dentro de su estructura militar verticalista, pero incluso en este proceso han surgido las naturales contradicciones entre quienes dirigen la lucha militar desde el exterior, y quienes están en las trincheras, dentro de los barrios y territorios liberados.

El coronel Riad Asad, unos de los principales jefes del (ELS), acuso a la dirigencia al interior de Siria de aprovecharse de la situación, y de desconocer las órdenes que llegan desde el exterior. Ante un inminente desmoronamiento del régimen de Assad, la dirigencia interior del ESL se ha mostrado proclive a intervenir en la transición política, al grado de discutir la conformación de una junta cívico-militar que gobierne Siria, ante una posible huida del tirano Assad. Por ello, el coronal Riad Asad acusa a la dirigencia interna de traicionar la revolución y la sangre de los mártires.

Continúan las renuncias y el desgranamiento

A la renuncia de una treintena de generales de alto rango, soldados y oficiales, diplomáticos, etc, ahora se agrega la renuncia del primer ministro Riad Farid Hijab, quien declaraciones publicas en el extranjero dijo sumarse a la revolución: “Hoy anuncio mi deserción del régimen terrorista y asesino y anuncio que me sumo a las filas de la libertad y de la dignidad de la revolución. Anuncio que a partir de hoy soy un soldado en esta revolución bendita” (El País, 06/08/2012)

El desgranamiento del gobierno es, por un lado, una consecuencia de las presiones internacionales que Estados Unidos, la Unión Europea y la Liga Árabe ejercen contra del régimen de Assad, pero también es una expresión de las presiones que la insurrección y la guerra civil ejercen desde abajo. Cuando el barco se hunde, michos pretenden salvarse pasando sus maletas a otra embarcación.

Irán enseña los dientes para negociar

Recientemente, en medio del fragor de la guerra, el gobierno chiita de Iran, envió a Said Jalili, secretario del Consejo Supremo de Seguridad de ese país, a entrevistarse en Damasco con el Basahr Al Assad, con un mensaje claro: “No permitiré bajo ningún concepto que se rompa el eje de la resistencia, del que Siria es un pilar fundamental (…) Lo que está ocurriendo en Siria no es un conflicto interno, sino un conflicto entre los ejes de resistencia, por un lado, y los enemigos regionales y globales de este eje por otro” (El País, 07/08/2012)

La influencia del gobierno de Irán sobre Siria es notable. Bashar Al Assad pertenece a la rama alauí del chiismo, con fuertes vinculaciones a Hesbolá en la vecina Líbano. No es casual que todos los gobiernos sunitas árabes están en contra de Bashar Al Assad, pero el problema no es solo religioso, sino de lucha entre las potencias árabes en Medio Oriente, siendo Irán una de ellas.

Pero la visita de Said Jalili era apenas la primera fase de la ofensiva diplomática iraní en torno a la guerra civil en Siria. Ali Akbar Salehi, ministro del Exterior de Irán, en una conciliadora visita a Turquía, declaró: “Sin ninguno de los actores principales [en alusión a Irán y Turquía], es muy difícil pensar en la estabilidad y al paz en la región”. (El País, 07/08/2012)

Y estas declaraciones conciliadoras de Irán  comienzan a ser bien recibidas en Europa, a pesar el conflicto abierto por el programa nuclear iraní. El general Robert Mood, ex jefe militar de la fracasada misión de observadores de la ONU en Siria, declaró: “No veo que una intervención militar sea una buena solución. Creo en la necesidad de activar las políticas para buscar cualquier solución con la implicación de potencias regionales como Turquía e Irán, eso es crucial. La otra es apoyar el proceso dentro de Siria. Los sirios deben decidir su propio futuro, vivir juntos y proteger a sus minorías. Una intervención externa no es una buena solución; el apoyo interno, sí”. (El País, 08/08/2012)

La Conferencia de Teherán

Como un mecanismo para contrarrestar los efectos de las resoluciones de condena de la Asamblea General de la ONU sobre Siria, los representantes diplomáticos de 29 países, entre ellos los países del ALBA (Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua) participaron en una conferencia internacional sobre Siria en Teherán, llamando a la realización de un “dialogo nacional” en ese país. Al parecer, Rusia y China han bajado el perfil en torno a las negociaciones en Siria, dejándole el protagonismo a Irán, por el momento.

Ali Akbar Salehi, ministro del Exterior de Irán, declaró: "Queremos que ellos (los opositores) se sienten con el gobierno sirio y cooperen con él para instaurar reformas (…) es un error creer que presionando (al régimen sirio) va a cambiar" (AFP, 09/08/2012)

Pero las propuestas conciliadoras de Irán, fueron duramente criticadas por Susan Rice, embajadora norteamericana en la ONU, al declarar que "no hay duda de que Irán tiene un papel nefario, no sólo en Siria sino más ampliamente en la región, a través de su apoyo activo al régimen de (el presidente sirio Bashar) Al Asad (…) la situación en el terreno evolucionaba claramente a favor de la oposición siria (…)Vamos a seguir presionando al régimen de Al Asad hasta que se derrumbe" (AFP, 09/08/2012)

Masacrar para negociar

Todo indica que la estrategia de Bashar al Assad ha sido resistir y masacrar para negociar en mejores condiciones. Esta estrategia ha sido aceptada por todos los imperialismos, que toleran las masacres en aras de debilitar la insurrección, y lograr una transición ordenada en Siria. La revolución está en peligro.

Por Orson Mojica

La oleada de revoluciones democráticas que sacudió el mundo árabe, tradicionalmente plagado de dictaduras, reinados y regímenes totalitarios, ha terminado cambiando el mapa político en Medio Oriente. Siria ha sido, por el momento, la excepción a la regla.

El peso de Siria en Medio Oriente

El régimen de los Assad comenzó como un movimiento nacionalista revolucionario en los años 60 del siglo XX, y en el transcurso del tiempo, igual que Gadafi en Libia, se transformó en una dinastía familiar. El gobierno Sirio ha sido un aliado incondicional de Rusia, y  una pieza clave para la estabilización del convulso Medio Oriente.

Siria tiene fronteras con Israel, Líbano, Irán, y tradicionalmente ha sido un área de influencia, primero de la URSS y ahora de Rusia, siendo el único país del mediterráneo que alberga una base naval militar rusa.

Estas vinculaciones internacionales, el hecho de ser aliado de Irán, así como la heterogeneidad étnica y religiosa en Siria, dividida en alauitas, sunitas, kurdos, chiitas, cristianos, etc, complican cualquier salida negociada, pactada y decidida por el imperialismo, y le dan cierto margen de maniobra al régimen de Bashar Al Assad, quien aprovecha cada instante para aplastar a sangre y fuego la rebelión popular

Diferentes momentos

La rebelión popular en Siria ha pasado por varios momentos. Las iniciales manifestaciones de protesta fueron brutalmente reprimidas, convirtiéndose rápidamente en insurrección y en una guerra de guerrillas, que se defiende con las uñas de las incesantes masacres y del genocidio, hasta convertirse en una abierta guerra civil, en una lucha a muerte por el poder político. El temor al triunfo de la insurrección popular, es decir, que se repita la experiencia de Libia, hizo que el imperialismo norteamericano y europeo, junto a las burguesías árabes, buscaran salidas negociadas a la guerra civil, aceptando incluso la sobrevivencia del régimen dictatorial, bajo el compromiso de realizar ciertas reformas políticas.

Bashar Al Assad aprovecho el impasse y los temores, para reconquistar el terreno perdido. Las masacres en Siria han contado con la complicidad de todas las potencias imperialistas, que hipócritamente derraman lágrimas de cocodrilo por los civiles muertos. Los grupos insurgentes pelean con el poco armamento clandestino que llega desde Qatar y Arabia Saudita, dos reinos sunitas que son enemigos mortales del régimen de Bachar Al Assad, de confesión alauita (un desprendimiento del chiismo)

Después de superar muchas contradicciones, se produjo un acuerdo secreto entre Estados Unidos y Rusia de evitar el derrocamiento revolucionario de la dictadura de Bashar Al Assad, siempre y cuando impulsara las reformas y se lograra un cambio pacifico de gobierno y régimen. Este acuerdo dio origen a la Misión de Observadores de la ONU, la que se mostró impotente ante las sistemáticas masacres

Poco a poco, la intensidad de la rebelión popular, a pesar de las continuas masacres, fue creando una situación militar adversa al ejército sirio, que ha tenido que combatir en el propio Damasco.

Las deserciones debilitan al ejército sirio. Han desertado miles de soldados, que pasan a formar parte del campo contrario. Al menos una treintena de generales y altos oficiales han desertado, siendo la más relevante la del general Manaf Tlass, quien comandaba una unidad de la temible Guardia Republicana. Tlass es visto por la oposición siria y por los imperialismos como una persona que puede dirigir un gobierno de transición.

La Oposición burguesa en Siria

Dentro del campo de la oposición siria se distinguen dos ramas: una política, compuesta por el Consejo Nacional Sirio (CNS) y el Comité Nacional por el Cambio Democrático (CNCD), y otra militar, el Ejército Libre de Siria (ELS), compuesta por oficiales y soldados desertores del Ejército sirio, mas milicianos que se les suman, que dirige el coronel Riad al Asad, asentado en territorio turco.

Después de muchas diferencias, presionados por la Liga Árabe, se inició un proceso de unificación de la oposición política que comenzó en junio del 2011, en la ciudad turca de Antalya. El CNS a principios de diciembre del 2011 se  alió con el ELS.

El CNS, liderado por Burhan Ghalioun y considerado la oposición en exilio -tanto por su composición como por tener su base en Estambul, Turquía-, agrupa a una serie de partidos políticos, al grupo de intelectuales de la llamada “Declaración de Damasco”, a los Hermanos Musulmanes y a una serie de activistas kurdos y caldeos. Las minorías alauitas, cristianos y drusos apenas tienen representación.

Por su parte, el CCNS, un bloque de la oposición interna compuesto por trece partidos políticos de tendencia secular y nacionalista, está presidido por Hassan Abdel Azim y apoyado por históricos opositores como Michel Kilo, Fayez Sara y Samir al Eitta. El CCNS también cuenta con el respaldo de tres coaliciones dentro del país, derivadas de los originarios comités locales creados por los activistas para publicitar el levantamiento: el Consejo Superior de la Revolución Siria (de tendencia islamista), la alianza Ghad y la Comisión General de la Revolución Siria.

Hasta hace poco, el principal punto de división era el dialogo con el régimen de Bashar Al Assad y la composición del futuro gobierno. El CCNS maneja una postura mucho más “pragmática”, se ha mostrado dispuesto a dialogar con el régimen siempre y cuando retire a sus tropas de las calles, cese todo ataque contra los manifestantes y libere de las cárceles a los prisioneros políticos. El CNS ha manejado una posición mas dura, pero estas diferencias parecen haber desaparecido después de la reciente reunión de El Cairo.

El fracaso del Plan de Kofi Annan

La inoperante Liga Árabe ha emitido varias declaraciones de condena a las masacres perpetradas por el ejército sirio contra la población civil, pero no realiza ninguna actividad real para detenerlas. Todos claman al cielo, pero permiten las masacres. Al final, todas las burguesías árabes se alinearon con el Plan de Paz promovido por Kofi Annan, que alentaba una transición ordenada, es decir, esperarían que Bashar Al Assad pacificara el país e impulsara desde arriba la reforma democrática del régimen político.

El Plan de Paz de Annan de 6 puntos, apoyado por Rusia, incluían el cese de la violencia, ayuda humanitaria, apertura política y liberación de preses políticos, libertades democracias, liberta de prensa, etc. Lo más que llegó a hacer la ONU, fue renovar por tres meses mas la Misión de Observación en Siria, a pesar de que las masacres han adquirido ribetes apocalípticos

Los intereses estratégicos de Rusia

A diferencia de Libia, en donde el imperialismo norteamericano en pocos meses logró formar un consenso mundial contra el régimen dictatorial de Gadafi, arrastrando a Rusia y China,  dos países con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, en el caso de Siria la situación se ha tornado mucho más compleja.

Pero la actitud de Rusia, que denunció a posteriori el engaño sufrido en Libia, cuando el nuevo gobierno libio no reconoció sus anteriores concesiones petroleras, ha dificultado los planes imperialistas de pacificación y estabilización de Siria. Rusia, al igual que China, como imperialismos emergentes, no solo han vetado en dos ocasiones (febrero y julio 2012) dentro del Consejo de Seguridad de la ONU cualquier intervención militar en Siria, sino que ha mostrado con firmeza que no esta dispuesta a abandonar a su suerte a su aliado incondicional, Bashar Al Assad, sin antes garantizarse la salvaguarda de sus intereses geopolíticos en Siria.

Sergey Lavrov, ministro de relaciones exteriores de Rusia, ha defendido vehementemente su veto en la ONU: “Aprobar una resolución en este momento supondría dar apoyo directo al movimiento revolucionario. Si esto es una revolución, el Consejo de Seguridad de la ONU no tiene nada que hacer en ella”. (El País, 18/07/2012).

Pero debido a la firmeza, intensidad y prolongación de la rebelión popular en Siria, Rusia ha comenzado a deslizarse suavemente hacia un distanciamiento de su antiguo aliado Bashar Al Assad. Recientemente Rusia comenzó a hablar de limitaciones en la entrega de armas al ejército sirio. Vyacheslav Dzikaln, vicepresidente del Servicio Federal de Cooperación Técnico Militar de Rusia, anunció que “hasta que la situación no se estabilice [en Siria] no habrá nuevas entregas de armas”. (El País, 09/07/2012)

En un inusual movimiento político, Serguei Lavrov, ministro ruso de Asuntos Exteriores, recibió a una delegación del opositor Consejo Nacional Sirio en el exilio.

China busca áreas de influencia

China, otro imperialismo emergente, mantiene fuertes lazos económicos con Irán. Este es un vital abastecedor de gas y petróleo a China. Las empresas chinas impulsan proyectos eléctricos y de carreteras en Irán. Por ello, la diplomacia China sirve de mediadora entre Irán y las potencias imperialistas occidentales, sobre el tema nuclear.

En ese contexto, la caída abrupta del régimen Bachar Al Assad, dejaría un camino abierto para posibles incursiones militares en Irán, algo que China quiere evitar a toda costa. Esta diplomacia contrarrevolucionaria no es nueva, es la misma que se aplicó en vida de Mao Tse Tung, cuando China reconoció diplomáticamente al régimen de Pinochet, en 1973.

Buscando la “transición pacifica”

A pesar de las decenas de miles de civiles masacrados por el ejercito sirio, todas las potencias imperialistas, incluidas Rusia y China, ante la radicalización de la insurrección popular, buscan desesperadamente evitar lo que ocurrió en Libia, cuando la intransigencia de Gadafi hizo que la rebelión se generalizara, triunfara y la proliferación de milicias populares terminara desarticulando al Estado burgués.

Leon Panetta, ministro de defensa norteamericano, declaro recientemente que la situación en Siria se “está descontrolando rápidamente y, por ello, es muy importante que trabajemos con los demás países para ejercer la mayor presión posible sobre El Asad con el fin de que abandone el poder y permita una transición pacífica (…).

El ministro ruso Lavrov, por su parte ha declarado que “En vez de calmar a la oposición, algunos socios están fomentando una escalada mayor. Es una política de callejón sin salida para apoyar a la oposición. El Assad no se marchará por su propia voluntad y nuestros socios occidentales no saben qué hacer”. (El País, 18/07/2012)

Apoyar militarmente a la insurrección popular

El deber de todos los revolucionarios antimperialistas y socialistas del mundo, es apoyar militarmente a la insurrección popular en Siria, para que derroque al gobierno de Bashar al Assad, y con ello mandar al basurero los acuerdos secretos de Estados Unidos y Rusia, quienes conspiran para evitar el triunfo de la revolución.

 

Por: Charles-André Udry

Estos días 26 y 27 de mayo de 2012, basta con ver -por ejemplo en la cadena de noticias BBC News- a la población de Hula, cerca de Homs en el centro de Siria, precipitarse en dirección de los llamados observadores de la ONU, rodearles para mostrarles fotos de los miembros de su familia que han desaparecido o han sido asesinados, para comprender qué guerra realiza la dictadura de Bachar al-Assad contra la población.

Basta con mirar -con un sentimiento de horror- los videos que tratan sobre la masacre, cometida durante la noche del 25 al 26 de mayo, de más de 100 personas, entre ellas 49 niños de menos de 10 años, para comprender en qué esas matanzas, esos crímenes son consustanciales a la estructura del poder del clan Assad, a sus métodos de dominación y de opresión (por tanto a su historia) así como a su energía fanática por salvaguardar sus diversos privilegios. Y con ellos los de una clientela lumpenizada (llamados, aquí, los chabihas), una fracción social que ha formado cuerpo siempre con las dictaduras más feroces.

Leer más…MEDIO ORIENTE.- Siria: Una revolución despreciada contra una tiranía implacable

Entrevista a Tariq Alí

[El escritor y activista dice que una intervención externa en Siria sería desastrosa y conduciría a un enorme baño de sangre. Afirma que China y Rusia están en una posición fuerte para conseguir un cambio sin acciones violentas.]

El presidente Assad parece estar aferrado al poder en Siria. ¿Piensa que existe alguna hipótesis de que salga en un futuro próximo?

Parece improbable que salga por voluntad propia. Necesita ser empujado. El pueblo sirio evidentemente está haciendo todo lo posible, dentro del país. Lo que es más peligroso son las presiones externas, especialmente en Estambul y de la OTAN, para intentar organizar una intervención. Eso sería desastroso y conduciría a un enorme baño de sangre. Mucho, mucho peor de lo que sucedió en Libia.

La mejor forma sería la presión eterna de países que no son vistos como hostiles a Siria, como Rusia y China, y otros. Y es preciso que la presión se mantenga internamente. Es preciso decirle a Assad, en términos claros, que él tiene que irse, que si su padre derramó mucha sangre en Siria, él está haciendo lo mismo, que esta familia es inaceptable y que este país precisa de un gobierno nacional no sectario que prepare una nueva Constitución.

Los líderes árabes están defendiendo el envío a Siria de una fuerza de mantenimiento de la paz de la Liga Árabe y de la ONU. El presidente Assad ya rechazó esta propuesta. ¿Qué piensa de la idea?

No pienso que sea una buena idea el envío de cualquier denominada “fuerza de mantenimiento de la paz”. Primero, tenemos que ver lo que es la Liga Árabe. La Liga Árabe es esencialmente una organización moribunda a la que se le da vida cuando Occidente precisa de ella. No tuvo ningún papel activo, en los últimos 25 años, en cualquier sentido positivo, en la región. No impidió la guerra en Iraq, apoyó la guerra en Libia, y va a ser probablemente usada como representante para intentar empujar a tropas extranjeras a una intervención en Siria, a la cual me opongo totalmente. Si hay una cosa que pienso que Siria no necesita es de ejércitos extranjeros. Vimos lo que eso significó en Iraq, vimos lo que sucedió en Libia.

 

Pero la implicación de la Liga Árabe, que es una especie de grupo regional, ¿no sería mejor que la implicación de la ONU o de la OTAN, que son organizaciones externas?

Es bueno tener observadores, siempre que hagan su trabajo correctamente. ¿Pero tropas extranjeras? ¿Quiénes serán las tropas extranjeras enviadas por la Liga Árabe? ¿saudíes o cataríes? ¿Son esos los grandes ejemplos de democracia en la región? Ridículo, no tiene ningún sentido. Pienso que es necesario mantener la presión externa sobre Assad. Una presión eterna no violenta que le diga que tiene que irse ya. Pienso que chinos y rusos están ahora en posición de fuerza para hacer esto, diciendo: nosotros evitamos efectivamente una intervención en Siria, pero Assad tiene que irse ahora. Y poner de pie un gobierno nacional.

Los otros que evidentemente son capaces de presionar a Assad son los iraníes y Hezbolá. Todas estas fuerzas deberían ahora ver que es imposible que Siria continúe siendo gobernada por esta familia, la camarilla sectaria que gobierna. Cuanto antes salgan, mejor para Siria.

En términos de fuerzas externas, la Liga Árabe decidió suspender todas las relaciones económicas y políticas con el gobierno sirio. ¿Piensa que eso tendrá algún efecto práctico?

Probablemente no. Porque otros países no lo van a hacer, los iraníes no van a hacer lo mismo y son un importante socio comercial, y Líbano tampoco creo que se vaya a implicar a ese nivel. Así, no va a tener gran impacto. Pienso que el único idioma que entiende el clan Assad y los militares que le rodean es una postura muy firme de China y de Rusia. Creo que están en una posición muy fuerte para conseguir un cambio sin acciones violentas.

¿Ve a Siria quedándose crecientemente aislada en la región, y que efecto tendrá ese aislamiento en Irán?

Pienso que están quedando aislados. Pienso que los iraníes son un Estado independiente, uno de los pocos Estados soberanos en la región y que saben cuidar de sí mismos. No creo que la caída de Assad afectase a Irán, porque sería un interés del gobierno sirio, si fuese democrático y representativo, mantener buenas relaciones con todos estos países.

Yo tengo que decir que cuando observamos lo que Occidente hizo en relación al levantamiento y a la crisis en Yemen, donde la matanza continúa, lo que está haciendo en Siria no se sostiene. El ex-presidente yemení está teniendo tratamiento médico en los Estados Unidos. Esta duplicidad de criterios levanta muchas sospechas sobre los motivos de Occidente. Y los principales países que están presionando por una intervención externa en Siria son Arabia Saudí y Qatar. Esencialmente, a ellos les gustaría tener una versión siria de los Hermanos Musulmanes que gobernase el país. Ese es el nuevo acuerdo para la región árabe, y los Estados Unidos van a seguirlo, como hicieron en el pasado.

Dice que China y Rusia están ahora en una posición negociadora muy fuerte. Con todo, la visita del ministro Lavrov a Siria parece no haber tenido ningún efecto hasta ahora.

Pienso que si continúan así, y el clan y la familia Assad se niegan a salir y a abandonar su mano de hierro sobre el país, tarde o temprano alguna cosa desastrosa va a suceder. Posiblemente incluirá alguna forma de intervención externa. ¿Y cómo va a acabar eso? No creo que quieran acabar como Gadafi o Saddam Hussein, linchados por la multitud o por tropas extranjeras. Ese es el futuro que tienen de frente, no hay otro.

Vamos a hablar de la complejidad de fuerzas presentes en Siria en este momento. Tuvimos informaciones de que hay fuerzas británicas y de Qatar operando clandestinamente en Siria. ¿Piensa que puede ser verdad?

Es perfectamente posible. Las fuerzas británicas y de Qatar actuaron clandestinamente en Libia, mucho antes de que eso fuese hecho público, y ahora lo sabemos. Esto es lo que ellos hacen, intervenir en estos conflictos para desviarlos en la dirección que pretenden. No tengo pruebas de eso, pero no me sorprendería nada que lo estuviesen haciendo.

¿Y en cuanto a los iraníes? Hubo informaciones, que fueron desmentidas, de que habría 15 mil soldados iraníes camino de Siria.

Eso no lo se. Creo que ante las presiones que Irán está sufriendo, de momento, de Occidente, con la Unión Europea imponiendo sanciones, los americanos realizando amenazas y los israelíes queriendo bombardear, sería muy extraño que estuviesen enviando tropas fuera del país. Pero no tenemos pruebas, ni de las tropas británicas y cataríes, ni de las iraníes. Si yo digo que una es posible, la otra también puede ser posible; ambas serían una locura.

 

Vimos la violencia expandirse de Homs a una segunda ciudad, Alepo, y los Estados Unidos dicen que Al Qaeda está implicada en eso. Si Siria está sustancialmente infiltrada por terroristas, ¿qué piensa que va a suceder? ¿Dará a Occidente un pretexto para promover algún tipo de operación militar en el país? ¿O, por otro lado, dejarán a los terroristas hacer su trabajo de derribar al presidente Assad?

Pueden hacer eso, Al Qaeda es actualmente muy débil, es usada esencialmente para asustar a los niños en casa. Tiene muy poca fuerza militar. Su líder, Zawahiri, hizo pública una declaración diciendo que él es parte de la lucha para derribar a Assad. Pero tiene muy poca fuerza y no creo que debamos darle mucha credibilidad a las palabras de Al Qaeda o exagerar la amenaza que ella representa. El hecho es que la abrumadora mayoría del pueblo sirio quiere que la familia Assad salga. Esa es la cuestión clave que debemos comprender y que él tiene que comprender.

Muchos comentaristas, refiriéndose a la Primavera Árabe en general, han dicho que la violencia y la incertidumbre de sus resultados van a permitir que los Hermanos Musulmanes aparezcan como la única organización que tiene capacidad de tomar ventaja de ella. ¿Teme que eso suceda en Siria?

Bien, yo no los apoyo políticamente, no creo que sea del interés de Siria tener un gobierno islamista, moderado o extremista. Parece que el patrón ahora es decir que el modelo turco, el del gobierno turco, es el mejor modelo para el mundo árabe. Discrepo fuertemente de esto. Por otra parte, ni creo que sea un buen modelo para Turquía. Pero el hecho es que si fuese el único poder en el país y hubiera elecciones, va a llegar al poder, como sucedió en Túnez y en Egipto. Tenemos que afrontar eso. Veo estos grupos como partidos musulmanes semejantes a la democracia cristiana, organizaciones conservadoras socialmente, pero perfectamente satisfechas de seguir las tendencias económicas que dominan Occidente y por mantener relaciones con los Estados Unidos. Lo hicieron antes –los turcos son un miembro fuerte de la OTAN– y estos países probablemente seguirán el mismo camino.

Ahora, si esto es lo que realmente quiere el pueblo árabe, eso es una cuestión muy diferente.

 

Eso hace aparecer a los Hermanos Musulmanes como una alternativa benigna. ¿Piensa que las minorías cristianas y otras tienen algo que temer de ellos?

Siempre hay en el interior de los partidos islámicos moderados una corriente que piensa que no pudiendo ofrecer al pueblo lo que realmente quiere, que es un patrón de vida decente, una red de seguridad social, desvían las atenciones atacando minorías. Los Hermanos Musulmanes ya lo hicieron en relación a los coptos en Egipto y no es imposible que, si apareciesen en Siria, acabasen haciendo lo mismo. Eso no es de forma alguna una cosa buena, pero tenemos que esperar y ver. Si fuese lo que realmente la mayoría del pueblo quiere, entonces va a acabar por suceder.

Más artículos…

Hemeroteca

Archivo