Por Leonardo Ixim

En medio de la propagación global de la infección del virus COVID-19, los conflictos entre las potencias tradicionales imperialistas, sobre todo Estados Unidos y las potencias ascendentes como Rusia y China, se muestran turbulentos en el horizonte. Esto en un escenario donde el Fondo Monetario Internacional pronostica tasas negativas de crecimiento para todas las economías, con una contracción de hasta el 3 por ciento, para economías tanto centrales como periféricas

Esta novedad, según los mismos voceros de tales instituciones, afecta a lo que ellos llaman economías avanzadas como emergentes, es decir a diferencia de la recesión de 2008, cuyo impacto no fue simultáneo, la actual sí. Esto va de la mano de la tendencia principal del capitalismo actual, el divorcio cada vez más grande entre la economía real y la especulación financiera; al grado que, con la crisis de 2008, los bancos centrales de todas las potencias (tradicionales y emergentes) inyectaron cuantiosas sumas de dinero a los principales conglomerados financieros.

La ilusión de la multipolaridad

En los albores del siglo XXI, después del periodo pos caída del Muro de Berlín, parecía que se configuraba un mundo multipolar, con la creación del BRICS; era la época de los precios altos de las materias primas consumidas por la locomotora China. El Brics, conformado por una alianza entre Beijing, Moscú y Nueva Delhi sobre todo y con el establecimiento del G-20 reclamaba mayor presencia en la toma de decisiones del Consejo de Seguridad, mientras que Europa bajo la égida de Berlín sin romper su dependencia con Washington, se acercaba a tales posiciones. Esto por supuesto, se reflejaba objetivamente en el crecimiento de las economías de estos países

Estados Unidos estaba empantanado, por su parte, en conflictos en el Medio Oriente, con la doctrina de Bush hijo de no perder hegemonía tras los atentados de 2001. Esto fue cambiando, con la llegada de Obama, al modificar la estrategia con el pivote hacia Asia y el fallido Acuerdo Transpacífico, ya con una finalidad, ir cercando a China por un lado y a Rusia, con acuerdos militares en Europa Oriental.

Pero con la crisis de 2008, se precipitaron los conflictos ínter-imperialistas. Este supuesto multipolar de competencia entre economías, tras la quiebra de Lehman Brothers y otros bancos, fue sustituido por una contienda cada más feroz entre las potencias; retrocediendo el proceso de globalización multilateral o más bien, dando paso a la disputa global de mercados.

Nacionalismos y rivalidades

Con la llegada de Trump al gobierno de Estados Unidos en 2017 y su racista American First, más cierta popularidad de otras corrientes ultra-conservadoras en Europa, esas rivalidades se vistieron de nacionalismo. Algunos analistas de esos países, señalaron que eran divergencias más culturales que políticas, entre globalistas y localistas. Siendo esto un velo para tapar cómo las distintas burguesías y sus Estados se disputan con los dientes áreas de influencia. Así Trump, tuvo el beneplácito de la burguesía gringa, con su retórica de recuperar las empresas que migraron hacia fuera y reconstruir la grandeza del capitalismo gringo.

China no se queda atrás, desde la llegada al gobierno y a la jefatura del Partido Comunista de Xi Jimping en 2013. Primero purgando las disidencias internas en el PCCH y después en el décimo-noveno congreso de ese partido, anunciando el “pensamiento Xi”, con el objeto de hacer a China una nación dominante en el orbe. Uno de los cambios mas notables fue la reelección interrumpida de la jefatura del partido y del Estado, rompiendo la tradición impuesta tras la muerte de Mao Tse-tung en 1975; recientemente Putin logro eso, reeligiéndose hasta 2038 en un plebiscito.

Si bien en 2018 en el Foro de Davos, Suiza, Jimping se presentó como el abanderado del multilateralismo, a diferencia de Trump que no asistió, en la práctica China presenta su propia agenda mundial con el respaldo militar respectivo, al grado que, de una década para acá, el gasto en esa rama ha aumentado, logrando medios tecnológicos y armas de punta, para disputar la hegemonía, junto a Rusia, al declive gringo.

Esa agenda se traduce en One Belt-One Road o la nueva Ruta de la Seda. Esta es la expansión del capitalismo chino, controlado por un denominando partido comunista, que necesita expandir su capital por medio de una serie de infraestructuras (ferrocarriles, puertos y carreteras) por todo Asia, África y Europa; más el tráfico marítimo en el Pacifico. Siendo América Latina y África, reservorio de materias primas y parte de los mercados de consumo, disputando estos mercados de forma intensiva más que extensiva, con otros imperialismos. En esta disputa, Europa y sobre todo la burguesía alemana, oscila entre mantener los jugosos negocios con China o someterse a Washington.

La restauración capitalista de China, iniciada en la década de los ochenta más o menos, configuró un tipo de capital que se nutre y se afianza en el control y apoyo estatal. Esta nación partió, de ser el taller del mundo -aunque la interconexión con capitales foráneos no desaparece- para crear sus propios capitales nacionales. La nueva ruta de la seda, por ejemplo, ha sido financiada con fondos soberanos chinos por medio de especulación financiera y el endeudamiento de los países, donde se construirá la infraestructura con bancos chinos.

Las áreas geográficas calientes

Esas disputas por mercados y recursos naturales se traducen en conflictos por áreas geográficas y en la actualidad estos son, el Océano Indico y en el Mar del Sur de China, apareciendo otros actores en este entuerto. Siendo la estrategia gringa, ir cercando a Rusia y China a partir de las enemistades de éstos con las naciones vecinas.

Con la llegada de Trump, EU dejó de ver a China como su competencia para, junto a Rusia, catalogarlos como rivales y amenazas, para su seguridad nacional. A esto se agrega los conflictos comerciales y la guerra tarifaría entre productos chinos y gringos, pese a una tregua que rige desde enero. Y más silenciosa, entre EU y Alemania.

En el Océano Indico, el pasado 15 de junio se dio un enfrentamiento militar que terminó con puños, piedras y palos, entre soldados chinos e indios en el Valle del Galwan. Debido al diferendo fronterizo de 15 mil millas (en la región de Pradesh para la India y Tíbet del Sur para China) en la zona de Aksai Chin. Ya en 1962, ambos países tuvieron una breve guerra y el último conflicto fuerte fue en 1975, pero desde 2016 cada vez se suceden más escaramuzas, sin embargo, esta vez fue de mayor envergadura.

Con muertos de ambos lados, los altos mandos iniciaron pláticas para desescalar el conflicto, pero evidenciando que las alianzas entre ambos de la época del BRICS ya no tienen fuerza; agravándose con su cuota de chauvinismo planetario, por la victoria del nacionalismo hinduista en India, acercándose éste a EU.

A eso se agrega que China ahora apoya económica y militarmente, al ex aliado gringo Pakistán, al ser este parte de la nueva Ruta de la Seda, país con el cual India tiene un conflicto por la región de Cachemira, poblado por musulmanes los cuales, al igual que sucede en China con los uigures, sufren diversos tipos de discriminación. China por su parte, ha apoyado de diversa índole a los vecinos de India: Nepal, Birmania y Sri Lanka, con los cuales tienen diferentes tipos de conflictos herencia del colonialismo europeo.

En el Mar del Sur de China, además de los conflictos limítrofes para delimitar este mar de parte de China con sus vecinos, Corea del Sur, Filipinas, Vietnam, e Indonesia; Beijing ha militarizado y construido islas en este mar, generando escozor con estos países. Por su parte el ejercito gringo, alegando libertad para navegar en aguas internacionales, provoca a la armada china, registrándose ya varias escaramuzas entre navíos militares de ambos países

Además, está el espinoso tema de Taiwán, donde el movimiento independentista se ha envalentonando con la reelección de la presidente Tsan Ing-wen sobre el candidato apoyado por el PCCH, de sus antiguos enemigos del Kuomintang. Ante una declaratoria unilateral de independencia, los generales chinos prometieron aplastar esta isla.

Así como el conflictivo tema de Hong Kong, la perla del modelo de dos sistemas un pais, tras la devolución de esta ex colonia inglesa a China en 1997. Esta fue la puerta de la burguesía china para encontrar capitales frescos en su proceso de acumulación, ahora buscaría limitar la autonomía que se estableció, en la Ley Básica y el Acta sino-británica

Con el aparecimiento primero, del movimiento de los Paraguas de 2014, generado a partir de que Beijing evitó la elección directa del cargo de jefe de gobierno de este territorio isleño. Después, con la ley de extradición de 2018 para enjuiciar a ciudadanos de esta ciudad en el continente, provocando movilizaciones que se han mantenido, las cuales han ido menguando por su alejamiento a demandas sociales y democráticas, aunque los sindicatos del territorio han sido parte; así recientemente la Asamblea Nacional del Pueblo aprobó una ley de sedición contra este movimiento. El imperialismo por su parte, presiona a China con su discurso y medidas de defensa de los derechos humanos.

Estas movilizaciones en contra del autoritarismo de los magnates del partido, también se enfrentó a la mafia financiera -que ahora oscila entre apoyar a uno u otro imperialismo- en una ciudad donde los costos de vida son altísimos. Sin embargo, el giro pro-independentista y anti-chino de algunos sectores del movimiento, se vuelve un buen pretexto para que Beijing procure extirparlo y limitar aún más el territorio, el cual para los intereses de la burguesía china ya no le es conveniente demasiado autonomía


Por Joseph Manuel A. Herrera

Al cierre de esta edición han pasado casi tres mneses desde que el médico Li Wenliang, junto a su equipo alertaran a las autoridades chinas del posible brote de neumonía de 7 pacientes causado por un coronavirus nuevo, el que ahora conocemos como gripe de Whuhan o internacionalmente catalogado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), como el COVID-19, provocado por el virus SARS-CoV-2.

El propio Li Wenliang se topó con la aberrante naturaleza de la burocracia China, llegando a ser amenazado por las autoridades de ser encarcelado o deportado a un campo de trabajo por provocar el pánico social. Hace un mes murió Li Wenliang derivado de las complicaciones del COVID-19; se han contagiado desde entonces más de 110 mil personas en todo el mundo, muriendo unas 3.826 y curándose 62.074 de estas.

En el mundo el porcentaje de mortalidad de la enfermedad es mucho menor a la registrada en el epicentro de la epidemia en la ciudad en cuarentena de Whuhan, capital de la provincia de Hubei, la más importante de la China central; la mortalidad en estas fechas ha descendido en otros territorios de la China continental, registrándose menos contagios y muertes por el virus diariamente en relación al cenit más alto del contagio entre finales de enero y mediados de febrero.

En cambio en lugares como Japón, Corea del Sur, Irán, Estados Unidos y la vieja Europa el porcentaje se sigue disparado, y países como Italia presentan ya una crisis sanitaria sin precedentes, obligando a las autoridades a establecer una fuerte cuarentena en el norte del país, más precisamente en la Lombardía, con una población y concentración demográfica equiparable a la de Wuhan, región desde donde ha saltado el virus a otros países de la Unión Europea.

La OMS por su parte sigue plantada en la confusión propia de no declarar la epidemia de COVID-19 una pandemia, que ya tiene en crisis sanitaria a más de una veintena de países y casos confirmados en más de cien; dicha declaración podría acelerar la rápida caída que registran los precios del petróleo al verse el mayor importador de mundo –China– con una economía parcialmente paralizada.

Así también profundizaría la caída libre de las bolsas de valores más importantes del mundo, caídas que se registran desde la semana pasada y que hace que este inicio de semana sea llamado LUNES NEGRO, reconociendo la caída más estrepitosa del mercado bursátil desde la crisis financiera desencadenada por la burbuja crediticia de las hipotecas en 2008.

Los magnates “comunistas” chinos: una cuarentena masiva y un hospital exprés

Occidente volvió la mirada plagada de prejuicios a China, hablando de ella y de sus más de 1,500 millones de habitantes como pobladores de Marte, acostumbrados a los ojos foráneos a comer cualquier animal rastrero, silvestre o exótico, incluso justificando el virus como un castigo divino contra un pueblo sin dios.

La xenofobia y el miedo al asiático se revivió en todo el mundo, incluso con impresionantes demostraciones de odio en los países desarrollados e industrializados. El virus ha manifestado la barbarie de la tribu que subyace en el ADN de los ciudadanos de Estados Unidos y Europa, cuando en buses, metros, plazas y parques han agredidos a sus propios compatriotas con la única excusa de sus rasgos asiáticos. El occidente capitalista y sus mayores agitadores en la prensa y la televisión de masas aprovecharon el momento para desdeñar a la dictadura de los magnates rojos que gobiernan el barbárico país de los hunos.

En los primeros momentos del virus, reconocido ya como epidemia por las autoridades chinas, se denunció en los medios occidentales la draconiana cuarentena que decretó la burocracia del Partido Comunista Chino (PCCH) para la zona de Wuhan, una ciudad de más de 40 millones de habitantes que quedaba aislada así del mundo –algo sin precedentes en la historia–, como una aberración que solo podía ser llevada adelante por una dictadura tenebrosa, como la que dirige los grandes talleres que fabrican la gran mayoría mercancías de la cadena de suministros que provee al mundo globalizado.

Los dirigentes chinos han restado aire a las críticas al interior del propio país donde la cuarentena y las medidas autoritarias para combatir el brote han derivado en conatos de revuelta y de ira de los ciudadanos a lo largo y ancho del territorio continental; la población ha acusado a la burocracia por sus amenazas y su inactividad cuando Li Wenliang advirtió de la epidemia a finales del 2019 y las autoridades solo pudieron ofrecerle la promesa siempre latente de la prisión o la horca, ante el miedo económico que generaría el cierre de las miles y miles de fábricas en China.

Ese miedo es ya una realidad; la economía China, motor industrial del mundo está parcialmente detenida, así como el comercio que ésta tiene con el mundo globalizado capitalista, del que es su mayor producto a costa de la propia libertad de los chinos, que viven estos días una suerte de neo-feudalismo donde son los trabajadores los que sufren la enfermedad y la arbitrariedad de la burocracia, incluso dándose casos donde los trabajadores han sido reducidos a cuarentena en las fábricas donde laboran, volviéndose en los hechos siervos la gleba moderna condenados a sufrir y morir de coronavirus en sus puestos de trabajo, mientras los ricos dirigentes del Partido se previenen con lujosas alternativas a la cuarentena.

Otro de los métodos de la burocracia del partido que se ha beneficiado de la explotación extensiva del trabajador chino llevándolo a un nuevo régimen neo-feudal, fue publicitar mundialmente la erección en tiempo record de un colosal hospital para tratar a los infectados de la zona de Wuhan.

Si bien es cierto que la construcción acelerada del hospital vuelve a mostrar los beneficios incontestables de la ECONOMÍA PLANIFICADA, así como el sacrificio heroico de los miles de trabajadores que de manera sobrenatural trabajaron en jornadas extendidas y agotadoras al servicio del propio pueblo chino, también es cierto que el virus no se hubiera propagado tan rápidamente y por lo tanto la necesidad del mega hospital estaría descartada, si la propia burocracia china hubiera hecho caso a los llamados de alerta de los trabajadores de la salud y no solo a sus ansias incontrolables por seguir acumulando riquezas a costa de la supervivencia de miles de ciudadanos chinos, demostrando una vez más el carácter retardatario y restrictivo que produce la burocracia como del capitalismo de Estado chino.

Des-globalización y un nuevo hundimiento económico

En medio de una crisis sanitaria mundial, las potencias imperialistas vuelven a mostrar los dientes. Poco duró la buena voluntad del Presidente de los Estados Unidos Donald Trump al firmar un acuerdo comercial que zanjara momentáneamente la guerra comercial entre su país y China, para que este último pudiera dedicarse a combatir el brote de COVID-19.

La draconiana cuarentena no ha podido detener la desaceleración de las maquinas en China y el virus hoy, ha vuelto a demostrar las frágiles bases en que descansa la globalización capitalista y el orden burgués en el mundo; el alto parcial de la industria China ha hecho caer el precio internacional del crudo, pues el más importante importador de petróleo está pasando por horas oscuras.

La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) presidida por Arabia Saudita se reunió primero para acordar la regulación de la producción, para evitar seguir inundando el mercado de crudo cuando los precios continúan bajando, teniendo una oferta que no corresponde a la demanda del mercado por el momento. Se volvió a citar entonces la OPEP, invitando esta vez al más grande productor que no forma parte de la organización, Rusia.

Esta reunión se saldó en las últimas horas con la negativa de Rusia de bajar la oferta de crudo que inyecta al mercado, los Saudís no pudieron dejar de lado este agravio que en las últimas horas ha llevado a la monarquía del Golfo Pérsico a iniciar una brutal guerra comercial contra la negativa de Rusia, guerra que seguirá bajando a sus mínimos históricos los precios del petróleo.

Por su parte Rusia no detendrá su producción petrolera, pues mientras el mundo sufre el COVID-19, los oligarcas rusos no ven mejor momento para destruir a sus rivales norteamericanos, cuyo negocio del crudo de esquisto, producido por el Fraking –mucho más caro, que la explotación tradicional– y quedarán rápidamente fuera del mercado ante la caída libre de los precios del oro negro.

La inseguridad que genera en los inversores el futuro que depara las siguientes semanas, ante la creciente infección de COVID-19 en todo el mundo, el cierre parcial de la industria China que hace que ahora las potentes economías desarrolladas tengan quebrada actualmente la cadena de suministros que depende casi en su totalidad de la producción china, así como la nueva guerra comercial entre la OPEP y Rusia, augura que la caída de más del 50% del valor de las acciones de las diferentes bolsas financieras del mundo, pueda llevarnos de una resección prolongada a una profunda crisis, que reducirá a juego de niños la ya sufrida en 2008-2009, de la cual la economía mundial recién empezaba a recuperarse.

El orden capitalista descansa en bases efímeras

Dos meses de COVID-19 han refractado las bondades anunciadas por los panfletistas del capitalismo. Son los propios defensores de la globalización capitalista los primeros que ante el miedo sanitario han llamado a cerrar los mercados, a restringir las rutas comerciales y fronterizas. Dos meses son los que han hecho temblar a la burguesía, que en lugares como Estados Unidos no han parado de imprimir dinero sin ningún respaldo para menguar artificialmente la inseguridad financiera de la bolsa de Nueva York. Solo los días podrán ir demostrando la incapacidad de la clase dirigente mundial para hacerle frente coherentemente a una crisis sanitaria internacional.


Por Nicolas Lebrun

Desde el mes de abril, un poderoso movimiento de protesta sacude el territorio hongkonés. Este mismo goza de un estatuto especial, el de Región Administrativa Especial, luego que después de 1997, esta antigua colonia británica fuera reintegrada a Pekín.

El estatuto que el gobierno de Partido Comunista de China le ha conferido le ha permitido mantenerse como uno de los centros financieros internacionales, uno de los puntos neurálgicos que hace que la relación con Pekin sea a doble conveniencia, sobre todo en estos tiempos donde la guerra comercial desatada por la administración Trump tiene como objetivo minar la competencia que representa China en el mercado mundial.

Este estatuto que tendría fin en el 2047, le permite también tener su propia moneda, el dólar hongkonés una constitución independiente y un sistema electoral aparte, donde existe la posibilidad por ejemplo de presentar varios partidos a las elecciones.  Esto no quiere decir que el gobierno chino no tenga su palabra en los asuntos internos de la isla. Este estatuto le permite a China ejercer la “tutela” y eventualmente movilizar las tropas acantonadas en la península de Stanley. Recientemente durante las manifestaciones del presente año, las tropas del ejército se concentraban en Shenzhen, donde realizaban maniobras militares como un claro mensaje hacia los manifestantes. Cerca de 6000 hombres desplegados en este punto.

Pekín no descartaría en ningún momento la utilización de tropas militares  si la situación se volviera “incontrolable” tal y como le expresó el embajador chino en Londres “Pekín  no se quedará con los brazos cruzados” (Le Monde 15/08/2019) De forma más explícita, en la foto que mostraba las tropas acantonadas cerca de la frontera, el ejército chino publicaba que “ harían falta diez minutos para llegar a Hong Kong desde el estado de Chunjian… a 56 kilómetros del aeropuerto de Hong Kong” (Idem)

Dentro de este contexto, no todo es color de rosa para los habitantes del territorio. En el 2014, una primera ola de manifestaciones del denominado movimiento de las sombrillas sacudió las calles. Las sombrillas son un dispositivo defensivo empleado por las masas para protegerse de la lluvia de gases lacrimógenos enviados por las fuerzas represivas del gobierno hongkonés.

En este momento, los manifestantes cuestionaban el modo de elección del presidente del ejecutivo. Los manifestantes reclamaban el sufragio universal para su designación. En la actualidad, este es elegido por un sistema bastante complejo donde un colegio electoral compuesto por mil doscientos miembros, salidos de las 28 circunscripciones lo eligen. Estos son representantes dentro los cuales están los parlamentarios, “personalidades escogidas” y representantes de sectores profesionales. Este proceso no garantiza la transparencia del proceso y por eso las masas reclamaban el proceso del sufragio universal para evitar esta opacidad.  De la misma manera, trataban de evitar la prohibición del partido independentista “Partido Nacional de Hong Kong” el cual fue al final prohibido en setiembre del 2018.

Profesores y estudiantes se unieron a la huelga para exigir mayores libertades democráticas lo que significó un hito en la historia del movimiento de protesta. Hace cinco años de la misma manera, decena de miles salieron a las calles a protestar.

Las movilizaciones del mes de junio fueron monumentales. Cerca de un millón de personas se movilizaron el 9 de junio y días más tarde, el 16 de junio, luego del anuncio de la suspensión de la ley por parte de la jefa del ejecutivo Carrie Lam cerca de dos millones de personas de un total de 7,6 millones se movilizaron para exigir la renuncia de la presidenta del ejecutivo, acusada de ser pro Pekín. El pliego de peticiones que inicialmente era solo el retiro del proyecto de ley se ha aumentado con la incorporación de puntos como la dimisión del gobierno y la instauración del sufragio universal en el territorio, algo que era parte de las reivindicaciones del 2014(Ouest-France 14/08/2019)

Hong Kong es el respiradero de la China continental

A pesar de su exigua superficie, Hong Kong es el tercer centro financiero del planeta y ocupa el puesto número diez en la clasificación de las potencias económicas del mundo.

Las previsiones económicas no son nada halagüeñas debido a los efectos que conlleva la guerra económica de los E.E.U.U con el vecino imperial. EL crecimiento del PIB se verá según las estimaciones de los expertos a la baja para este año pasando de 3,8% en 2018 a 2,3% en 2019. (BNP PARIBAS,  www.tradesolutions.bnbpparibas.com).  La principal actividad de la zona es el sector de servicios representa el 88,1% del PIB y emplea casi el 87% de la población económicamente activa.

En este contexto donde la economía china se ha visto impactada por la política de la administración Trump, Hong Kong puede jugar un rol importante. El mantenimiento de la “excepcionalidad” de la zona le serviría a Pekín para  salir un poco del atolladero en vista de un  recrudecimiento de las sanciones que por el momento representan el aumento de aranceles cercano al 25% a todas las importaciones chinas en territorio yanqui.

Esta crisis no deja de tener sus consecuencias “ los hechos en curso va en contra del aumento del poder de las empresas chinas y de la estrategia de las rutas de la seda (los nuevos itinerarios comerciales que China desea desarrollar) Hasta ahora las empresas chinas iban a financiarse en los Estados Unidos, en la bolsa de New York principalmente. Pero Pekín desea hacer de Hong Kong el centro de financiamiento de China en lugar de New York” (Le Parisien 11/08/2019)

El proyecto de ley sobre la extradición que ha sido el detonante de esta crisis solo pone en evidencia las serias contradicciones entre los diferentes sectores burgueses que interactúan en el mercado oriental. Por un lado la “paradisiaca” Hong Kong, casi a la cabeza de los índices de libertad económica gracias a su modelo igualado casi a las legislaciones británicas y estadounidenses, prototipo de la liberalización; y por otro lado los sectores imperialistas representados por la banca que se opone a la mayor participación de Pekín en los asuntos internos de la isla. 

Desde entonces a pesar de las amenazas del gobierno de Xi Ji Ping, las movilizaciones han continuado. La represión ejercida por las autoridades ha sido feroz, empleando desde la policía anti motines hasta las bandas de lumpenes mafiosos para tratar de aplacar las protestas. En los días que antecedieron la publicación del presente artículo, tiros con balas reales fueron hechos por la policía sobre los manifestantes.

Una salida revolucionaria a la crisis

China ha dejado de ser un estado obrero desde hace décadas. El giro de la burocracia china fue muy particular con respecto a los otros aparatos burocráticos en el este de Europa que implosionaron y desaparecieron fruto de las movilizaciones de las masas cansadas por la dictadura estalinista y la crisis económica. En estos países el movimiento fue capitalizado por la reacción democrática e impidió que se avanzara en lo que los socialistas revolucionarios desde la época de la oposición de izquierda, denominamos como la revolución política. Los burócratas de la antigua URSS  y de los países del Este se vieron reconvertidos en burgueses tal y como Trotsky lo había advertido en su libro “La Revolución Traicionada”.

La burocracia de Pekín, bajo la conducción de Deng  Xiao Ping  reprimieron salvajemente las manifestaciones de Tiananmen causando un baño de sangre y el encarcelamiento de los dirigentes sobrevivientes al mejor estilo del dictador Chang Kai Chek cuando aplastó la revolución china en los años treinta del siglo pasado.

La repartición del territorio chino durante la ocupación de las potencias imperialistas tuvo fin luego del triunfo de la revolución de 1949. Solo algunas excepciones se produjeron, dentro de ellas Hong Kong, Macao y Taiwan. Esta última es la sede del régimen derrotado del Kuomintang  por  los revolucionarios en el 1949.

Como en el siglo pasado, en la víspera de la gran guerra imperialista nosotros no tomamos bando por ninguno de estos pillos que pretenden subyugar a los pueblos bajo la bota de la dominación económica o militar. Las masas en Hong Kong al igual que en el territorio chino pelean por mayores libertades democráticas que no son garantizadas por el todo poderoso régimen de Pekín.

Nos manifestamos en contra de la represión que puedan ser objeto las masas hongkonesas.  Llamamos a los luchadores y revolucionarios a repudiar cualquier intento del ejército chino por intervenir en el territorio.

A la vez, la reunificación del territorio solo puede ser abordada desde la más amplia discusión y con las más amplias garantías para las minorías para expresarse. Tal y como Lenin, Trotsky y los bolcheviques lo hicieron luego de la revolución del 1917. Ese legado fue borrado con  las reaccionarias políticas  de la burocracia estalinista, de la cual Pekín hereda muchos de sus principios.


Por Nicolas Lebrun

A finales del mes pasado, el 28 y 29 de junio el denominado grupo del G-20 se reunía en Osaka, Japón para discutir y llegar a acuerdo sobre los principales aspectos económicos, políticos y ambientales del planeta. En medio de una tensa situación  con señales de desaceleración económica en varias de las potencias mundiales, conflictos abiertos y muchas contradicciones en el seno del grupo, la cumbre terminó sin mayores sobresaltos. Esto por supuesto no quiere decir que, para las masas trabajadoras, los desempleados, los migrantes, las minorías étnicas y sexuales, el resultado de lo acordado por el G-20 vaya en el sentido de mejorar sus condiciones de vida ni mucho menos.

EL G-20: pesos pesados de la economía mundial en un fondo de crisis

Este grupo reúne en su seno a las principales economías del planeta. Por el continente americano participan los Estados Unidos, Canadá, México, Argentina y Brasil. Por Europa el Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y la Unión Europea. El resto de los países son Turquía, Arabia Saudita, Rusia, India, China Corea del Sur, Japón, Sudáfrica, Indonesia y Australia.

Establecido en 1999 como una ampliación  del G7 como una forma de coordinar entre las principales potencias económicas ante las repetidas crisis capitalistas.

Estos países en términos absolutos representan el 85% del PIB mundial, 80% de las inversiones mundiales, 75% del comercio internacional y el 66% de la población mundial. (www.capital.fr 27/06/2019)

En diciembre del 2018, se reunían en Buenos Aires. En ese momento, las amenazas de Trump de aumentar los aranceles a las importaciones chinas ya envenenaban el ambiente de la cumbre. Estas mismas ya se habían concretizado entre los meses de julio y agosto del mismo año. Un arancel de 25% sobre 50 millardos de dólares fue impuesto sobre las importaciones de automóviles eléctricos, herramientas y otros productos mas.(Correo Internacional n° 1495) Los chinos por su lado replicaron por su lado imponiendo también los respectivos aranceles sobre los automóviles, la soya y otras mercancías.

Al final de la misma, con bombos y platillos los Estados Unidos anunciaron una moratoria de noventa días para la entrada en vigor de estas sanciones comerciales. Trump twiteaba que había sido “una reunión increíble y productiva que abría posibilidades ilimitadas para China y los Estados Unidos” (RTBFf 3/12/2018)

En el mes de abril del 2018, Washington bloqueaba ya las ventas de los fabricantes de smartphones y de las redes para la tecnología 5G Huawei y ZTE, argumentando que estas compañías representaban una amenaza para la seguridad de los Estados Unidos. Un año después el gigante del internet Google anunciaba que su sistema de explotación Android estaría fuera de alcance para los usuarios de teléfonos Huawei. Estos representan cerca de un 20% del mercado de teléfonos, con un total de 59,1 millones de unidades vendidas.

La escalada de sanciones y contra sanciones económicas entre las dos principales potencias económicas del orbe no han cesado muy a pesar que en el mes de mayo del presente año se anunciaba una ronda de negociaciones que se desprendía del “espíritu de la cumbre de Buenos Aires.

Sin embargo, Trump no solo hizo declaraciones en contra de sus rivales chinos. Lejos de eso, no se cortó para lanzar sus dardos en contra de las políticas aduaneras de la India, la política de defensa japonesa, de la misma manera criticaba a los alemanes que los calificó de socios “defectuosos” para seguir luego con otros ataques más. “Casi todos los países en este mundo se aprovecha mucho de los Estados Unidos”(El País 28/07/2019)

Las pugnas económicas van adquiriendo también forma en la ideología de la burguesía imperialista yanqui. Así como en el siglo pasado los ideólogos de las principales potencias imperialistas que luego se enfrentaron entre 1914 -1918 y posteriormente entre 1939 y 1945, la fundamentación de esta guerra económica obedece a otros factores.

Kiron Skinner, directora del polo de reflexión estratégica del Departamento de Estado son elocuentes. Para esta funcionaria de alto nivel la rivalidad con Pekín obedece a factores de “una lucha de contra civilización y una ideología muy diferentes y los Estados Unidos no han conocido nada así hasta ahora” Luego continuaría diciendo que es “la primera vez que estarían confrontados a una gran potencia rival no caucasiana” (Financial Times 4/06/2019)

Esta visión no es casual. En la lógica del grupo que ocupa el poder en la Casa Blanca la retorica racista e imperialista se entrelazan. El discurso que se esparce desde la  pasada campaña presidencial yanqui y que sigue su curso en la actual apuntan a ganar fundamentalmente al electorado “blanco”. Dentro de esta retórica, la presentación del conflicto comercial, por el momento, seria avalada por los electores de Trump y esta lucha “civilizacional” encabezaría el discurso para justificar un conflicto armado en el futuro. De la misma forma  los trabajadores y las masas populares han sido arrastradas a pelear guerras que han tenido como objetivo la repartición y la rapiña de los mercados.

El estilo de Trump es de evitar los acuerdos multilaterales. Estos desde la óptica de los halcones de la Casa Blanca no tienen en cuenta el peso de los Estados unidos como principal potencia económica. Sin embargo, este panorama no es de tan fácil solución como para resolverlos en un abrir y cerrar de tweets.

Las sanciones yanquis han levantado roncha más allá de las fronteras chinas.  No en balde, la cumbre fue calificada por algunos analistas como una de las difíciles desde la crisis mundial del 2008. Los países periféricos al gigante chino se han visto afectados. La desaceleración de la producción industrial ha sido de las más fuertes en países como Japón y Corea del Sur. En ese sentido “la OMC espera una desaceleración este año con un alza de 2,6% de los intercambios comerciales contra más de 3% el año pasado” (Lecho 28/06/2019)

La tegua que se dio como resultado de la cumbre provocó una respuesta inmediata de los mercados financieros, principalmente en los de estas dos potencias. El Shanghái Composite Index subió en un 1,88%, el S&P 500 lo hizo en 1% y el Dow y Nasqad en 0,9% y 1,7%. (Latinamercan Post 9/07/2019)

Sin embargo, esto no garantiza que, en el futuro cercano, la tendencia se mantenga. Los aranceles siguen vigentes y el conflicto sigue abierto.

Los otros frentes

En el plano ambiental los acuerdos fueron mínimos. Una pírrica declaración sobre la defensa de los acuerdos de Paris del 2015 sin la firma de los Estados Unidos pone en relieve que la catástrofe ambiental en la que nos tiene sumido el modo de producción capitalista no se detiene.

La UE luego de la cumbre anunció efusivamente la conclusión de un acuerdo comercial con el Mercosur. Sin embargo, los “arduos defensores” del medio ambiente les ha importado un bledo si los cereales o los productos agrícolas provenientes de Brasil son el resultado de la destrucción de la selva amazónica.

Por otro lado,  el conflicto por las sanciones contra Irán por parte de los yanquis toma nuevos ribetes. Uno de los problemas que tienen las potencias secundarias como la UE o China, es que al final, el patrón dólar de la economía es prácticamente imposible de eludir. Para eso tendría que darse un enfrentamiento a gran escala para que uno de estos imponga su moneda. Los europeos han ido con cuidado para no desatar las sanciones que incurren del embargo a Irán, y puesto en marcha algunos mecanismos   compensatorios. Sin embargo, el tiempo para los iraníes es muy lento.  Por un lado los gringos buscan negociar un “mejor acuerdo”  y por otro lado el presidente iraní Hasan Rohani declaraba ya el 8 de mayo que  todo envio del caso de Irán al Consejo de Seguridad de la ONU enfrentaría una “ reacción firme de Teherán ( La-Croix 9/07/2019)

Las amenazas de aumentar la producción de uranio enriquecido y salir del acuerdo firmado hace cuatro años han movilizado tanto a la diplomacia francesa como a los yanquis. Esta nueva escalada puede ser el detonante de una nueva crisis que haría que los mercados empezaran de nuevo en una dinámica de desaceleración.

Necesitamos un nuevo orden socialista

El capitalismo no hace más que reproducir sus crisis cíclicas y con ellas arrastra a millares de seres humanos a la miseria, el hambre y demás consecuencias del deterioro de las condiciones de vida.

A la par de esto, en los diferentes países, la burguesía empieza a movilizar a las huestes fascistas y demás grupos de extrema derecha en todas las presentaciones.

Por otro lado la resistencia de la clase obrera y de las masas populares se lleva a cabo de manera heroica pero atomizada. En muchos países, las masas enfrentan los planes de austeridad que salen de estas cumbres a través de los organismos financieros internacionales. En otros combaten las dictaduras como la de Ortega y Maduro que siguen recibiendo la bendición del imperialismo.

Es imperativo que los luchadores sin distingo de etnia, género o nacionalidad construyamos el partido de la revolución y cambiemos de faz al planeta.


Por Vu Quoc Ngu

El 9-10 de junio, decenas de miles de vietnamitas han salido a las calles en todo el país para protestar contra dos proyectos de ley sobre la seguridad cibernética y la creación de nuevas zonas económicas especiales, o ZEE. La protesta se inició con la participación de alrededor de 50.000 trabajadores de la fábrica de calzado Pouchen en la zona industrial de Tan Tao, en Ciudad Ho Chi Minh, el mayor centro económico de esta nación del sudeste asiático.

Miles de personas se concentraron en Hanoi, Ciudad Ho Chi Minh, Da Nang, Nha Trang y otras ciudades, cantando consignas y portando pancartas que decían “No a la ley sobre la ZEE”, “No al arrendamiento de terrenos a China, ni siquiera por un día”, y “La ley de ciber seguridad significa amordazar a la gente”.

Las protestas mostraron hasta que punto se ha extendido el descontento por la corrupción sistémica, la grave contaminación del medio ambiente, la profunda desigualdad social y la débil respuesta del gobierno a las violaciones de la soberanía de Vietnam en el Mar de China, rico en recursos naturales.

En un artículo para la publicación de la Asociación de Periodistas Independientes de Vietnam  [2], Dung señala que las protestas son “la primera vez desde 1975 [cuando los comunistas asumieron el control de Vietnam del Sur] que hay un desafió directo al gobierno de turno”.

Las manifestaciones tuvieron lugar una semana después de que la Asamblea Nacional, máximo órgano legislativo del país, difundiese su plan para discutir y aprobar los dos proyectos de ley el 12-15 de junio, durante sesión de un mes de duración que comenzó el 20 de mayo.

El llamamiento instando a la gente a manifestarse circuló en las redes sociales como Facebook y Twitter. Más de 60 millones de vietnamitas están en línea, y Facebook - con más de 40 millones de usuarios en Vietnam - es la red social más popular en el país.

Las fuerzas de seguridad de Vietnam respondieron agresivamente a la convocatoria de las manifestaciones pacíficas. Las autoridades enviaron agentes de civil y a la milicia a las residencias privadas de activistas locales para impedirles participar en las protestas. Muchos activistas dijeron que tuvieron que abandonar sus casas antes del fin de semana y pasar a la clandestinidad para evitar ser detenidos por las fuerzas de seguridad.

El 10 de junio, un gran número de policías, milicianos y matones fueron desplegados para reprimir las manifestaciones  [3], deteniendo a cientos de manifestantes y golpeando a los demás. Aunque la policía suprimió con éxito pequeñas protestas en Hanoi ese mediodía, las manifestaciones en Ho Chi Minh y Nha Trang, duraron hasta las primeras horas del lunes. La policía de Ho Chi Min desplegó dispositivos acústicos de largo alcance comprados a los Estados Unidos para equipar los barcos patrulla de la Guardia Costera de Vietnam, que generan un sonido intenso que puede causar un dolor físico extremo y dañar de forma permanente la audición.

En Phan Thiet y Phan Ri, en la provincia central de Binh Thuan, la policía utilizó cañones de agua y gas lacrimógeno contra los residentes locales. Después de que uno de los manifestantes fue golpeado hasta quedar inconsciente por la policía, los manifestantes atacaron a las unidades antidisturbios de la policía con piedras y ladrillos, y ocuparon edificios gubernamentales. La policía se rindió [4] y se quitaron sus equipos y volvieron a casa. Sin embargo, el gobierno recuperó el control por completo en la mañana del 12 de junio.

La policía detuvo a más de 500 manifestantes, según los medios estatales y filtraron información de la policía  [5]. Los manifestantes fueron interrogados durante horas. Durante su detención fueron golpeados y se confiscaron sus teléfonos celulares y otras pertenencias. La policía liberó a muchos detenidos, pero todavía mantienen arrestados a decenas más, amenazando con enjuiciarlos por violar las normas nacionales de seguridad y “causar desórdenes públicos”.

Según los expertos legales, el proyecto de ley sobre seguridad cibernética dará nuevos poderes a las autoridades vietnamitas, obligando a las empresas de tecnología a entregar al estado grandes cantidades de datos, incluyendo información personal, y a censurar publicaciones de los usuarios de Internet. Según los activistas, la ley pretende amordazar a los disidentes y podría conducir a la acusación penal de los usuarios de Internet por ejercer su derecho fundamental a la libertad de expresión. Human Rights Watch  [6] y Amnistía Internacional  [7] han pedido a Hanoi no aprobar el proyecto de ley. Los Estados Unidos y Canadá, sin embargo, sólo han instado a Vietnam a aplazar la votación del proyecto de ley para garantizar que se adecua a las normas internacionales.

Mientras tanto, con la ley de zonas económicas especiales, el gobierno de Vietnam quiere establecer tres nuevas zonas - Van Don, Phu Quoc y Bac Van Phong - en lugares estratégicos, donde los inversores extranjeros podrían obtener el usufructo de los terrenos por 99 años. Los activistas sospechan que este proyecto de ley es el primer paso para permitir a los inversores chinos adquirir tierras y traer a trabajadores chinos sin formación a estos ZEE.

Muchos economistas de alto nivel, entre ellos el veterano economista jefe Pham Chi Lan, sostienen que Vietnam - que ya ha firmado una serie de acuerdos de libre comercio con la Unión Europea, Estados Unidos y otros países - no tiene ninguna necesidad de establecer más zonas económicas especiales para atraer inversión extranjera.

Además de las cuestiones de seguridad nacional - con la potencial inversión de China - estas zonas económicas especiales permitirían a las empresas pagar impuestos más bajos o quedar exentos de ellos, de acuerdo con el empresario Le Hoai Anh  [8].

En una entrevista con Radio Free Asia  [9], el veterano novelista y ex soldado comunista Nguyen Ngoc dijo “me decidí a unirme a las protestas [porque] la ley sobre las ZEE afectaría severamente la seguridad nacional, y la ley de seguridad cibernética acabaría con el derecho a la libertad de expresión de la gente, la libertad de hablar. Ello asfixiaría la creatividad de la nación. Volveríamos al pasado, cuando lo que necesitamos es avanzar hacia el futuro”.

En respuesta a la presión pública, el parlamento y el gobierno de Vietnam, bajo control del PCV, anunciaron que se pospondría la discusión y la aprobación del proyecto de ley sobre zonas económicas especiales hasta la próxima sesión de la Asamblea Nacional, prevista en octubre. La ley de seguridad cibernética fue aprobada el 12 de junio, y entrará en vigor el 1 de enero de 2019. A pesar de la represión del gobierno, se espera que continúen las protestas contra la aprobación de la ley y la reanudación de los trabajos parlamentarios sobre el proyecto de ley de zonas económicas especiales en octubre.

Una preocupación central sobre el proyecto de ley s de nuevas zonas económicas especiales es cómo afectará a la soberanía del país en el Mar del Este. Vietnam y China tienen una larga historia de disputas territoriales. China ha enviado sus ejércitos a atacar Vietnam 22 veces en los últimos mil años, según el historiador Dao Tien Thi. En 1979, China atacó con una fuerza invasora de 60.000 soldados las seis provincias septentrionales de Vietnam, matando a decenas de miles de soldados y civiles vietnamitas y destruyendo toda la infraestructura de la región.

En 1988, China también invadió varias islas y arrecifes, conocidas como las Islas Spratly, que Vietnam reclama como propias. En los últimos años, China ha convertido estos arrecifes e islas en estructuras artificiales para el despliegue de misiles modernos y otros equipos militares, en un intento de convertir el Mar del Este en su propio lago.

El gobernante Partido Comunista de Vietnam, con el fin de mantener su poder en el país, trata a China como su aliado político más cercano. El gobierno de Hanoi ha protestado verbalmente ante las violaciones de China en lugar de tomar acciones más decididas, tales como llevar el caso ante los tribunales internacionales, como las Filipinas.

Hanoi ha suprimido sistemáticamente las protestas contra China y perseguido a los activistas anti-chinos. Muchos de ellos han sido declarados culpables y condenados a largas penas con acusaciones falsas por motivos políticos.

Sin embargo, esta represión sólo puede aumentar el número de personas que disienten con el gobierno. A medida que más personas se interesan por la política, el gobierno de Vietnam necesita llevar a cabo reformas políticas drásticas para permitir elecciones libres y respetar los derechos humanos, buscando soluciones a la insatisfacción social. El gobierno debe utilizar el diálogo, y las organizaciones locales de la sociedad civil podrían mediar entre los manifestantes y el gobierno. Si los dirigentes insisten en gestionar el país con un régimen de partido único y recurriendo a la represión, las reivindicaciones populares no encontrarán satisfacción y la nación se sumirá en luchas internas.

“El gobierno tiene que ocuparse de lo que preocupa a su gente”, concluye Nguyen Si Dung, ex subdirector de la oficina de la Asamblea Nacional  [10].

Notas:

[1] http://www.vietnamthoibao.org/2018/06/vntb-10-thang-sau-ngay-toan-quoc-xuong.html

[2] http://www.vietnamthoibao.org/2018/06/vntb-lan-au-tien-tu-1975-bung-phat-tong.html

[3] http://danlambaovn.blogspot.com/2018/06/can-canh-ca-ap-anh-o-mau-nguoi-bieu.html

[4] http://danlambaovn.blogspot.com/2018/06/binh-thuan-noi-day-chong-luat-ac-khu.html

[5] http://www.vietnamhumanrightsdefenders.net/2018/06/14/hcm-city-police-detain-310-protestors-leaked-information/

[6] https://www.hrw.org/news/2018/06/07/vietnam-withdraw-problematic-cyber-security-law

[7] https://www.amnesty.org/en/latest/news/2018/06/viet-nam-proposed-cybersecurity-law-threatens-to-stamp-out-online-freedom/

[8] https://www.rfa.org/vietnamese/news/reportfromvn/mass-protests-06102018122127.html

[9] https://www.rfa.org/vietnamese/news/reportfromvn/mass-protests-06102018122127.html

[10] https://www.reuters.com/article/us-vietnam-protests-analysis/in-vietnam-distrust-of-governments-china-policy-fuels-protests-idUSKBN1JF0VU

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