Por Nicolás le Brun

La recién pasada cumbre del G-20 en la ciudad turística de Cannes, Francia, marcó un compromiso más fuerte por parte de los países participantes en llevar a cabo con más celeridad los planes de ajuste que el Fondo Monetario Internacional ha pedido desde hace tiempo atrás. Esto dentro de un contexto de gran inestabilidad de la Eurozona, provocado en mayor medida por la crisis griega que amenazaba de hacerla explotar financieramente.

Anteriormente a este evento, ya uno de los bancos de mayor fuerza en Bélgica, el banco Dexia, sucumbía a la crisis. Un plan de “salvamento” del mismo fue puesto en práctica para inyectar cerca de 4000 millones de euros.

Evidentemente, estos planes no tiene como objetivos la recomposición de los salarios, de las condiciones laborales ni de las condiciones de vida de los millones de trabajadores, desempleados y habitantes de estos países. Por el contrario, la receta es otra: la austeridad.

La austeridad aumenta las ganancias de los burgueses

Algunas personas podrán tener la idea que las deudas contraídas por los estados han sido deudas legítimas, como las que se contraen entre personas de igual condición.

Sin embargo eso no es así. Los países más poderosos del planeta, financiera y militarmente hablando, han dispuesto de formas de asegurar el control del resto de los países del mundo por medio de tratados, organismos y entidades que se expresan en diferentes campos.

La ONU, la OEA y otros similares aseguran que sus políticas puedan ser ejecutadas con “legitimidad”, como por ejemplo las invasiones a países que amenazan los intereses económicos y estratégicos de las potencias. Existen muchos ejemplos de estas, pero las más recientes en el Medio Oriente son parte de estas. Y cuando alguno de estos organismo no tocan la música que les conviene, pues les retira los fondos como el caso de la UNICEF con respecto al reconocimiento del Estado Palestino en su sede, lo que provocó que los Estados Unidos congelaran el dinero que entregan.

La OTAN asegura la supremacía militar de estos mismos países, liderados por los Estados Unidos, que sigue siendo la mayor potencia económica y militar del planeta. Otros países como Alemania, Francia, Inglaterra son potencias de segundo orden que la eurozona. Las dos primeras desde la Unión Europea, aseguran que la moneda única, el euro, sea el medio por el cual controlan a los países periféricos de la zona. Desde la implantación del euro como moneda única, el costo de la vida ha ido aumentando en los diversos países.

 Las deudas contraídas por los países periféricos en Europa tienen el mismo carácter que las deudas que contrajeron los países semi coloniales con los bancos imperialistas. Créditos negociados en condiciones ventajosas para los acreedores, como cualquier banco, no busca “ayudar”  al prójimo sino a obtener una jugosa ganancia. El problema se vino a profundizar cuando para hacer frente a los pagos de la deuda externa y a los gastos de la deuda externa estos países vieron que los bonos colocados en el mercado subieron y subieron producto de la especulación financiera. La misma especulación financiera que hizo estallar la bolsa en el 2008 y que arrastra todavía al conjunto del sistema financiero de crisis en crisis.

Concentración del capital

El capital no busca como dicen los ideólogos del liberalismo crear oportunidades para todos. Por el contrario, las grandes empresas buscan concentrar en sus manos la mayor parte del mercado y dirigir los hilos de las bolsas financieras.

Un estudio hecho sobre una base de datos de 2007, con 37 millones de empresas e inversores a nivel internacional de la que extrajeron 43.060 “empresas transnacionales” y la propiedad accionaria que las vincula. “Entonces construyeron un modelo de las empresas controladas a través de las redes de otros accionistas, junto con los ingresos de explotación de cada empresa, para cartografiar la estructura del poder económico." (New Scientist 22/10/11)

Lo que este ejercicio demostró es que un núcleo de tan sólo 1.318 empresas controlan efectivamente la mayoría de la actividad económica en el planeta. "Estas 1318 parecen apropiándose colectivamente a través de su participación en la mayoría de las empresas tecnológicas (blue chips) y las empresas manufactureras del mundo - la economía " real ". Ellas representan el 60% de los ingresos globales"

Pero los investigadores revelaron otro dato: “Una súper-entidad de 147 empresas aún más estrechamente interrelacionadas – que controla el 40% de la riqueza total en la red "

En otras palabras, sólo el 1% de las grandes corporaciones controlan efectivamente la economía mundial! "La mayoría eran entidades financieras. Las 20 más importantes incluyen Barclays Bank, JP Morgan Chase & Co y The Goldman Sachs Group."

Recesión a la vista

Las esperanzas de recuperación económica en Europa de hace seis meses se han desvanecido. El panorama que vislumbró ayer el vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Asuntos Económicos y Monetarios y del Euro, Olli Rehn, es que "el crecimiento en Europa se ha estancado y existe el riesgo de una nueva recesión". El grave deterioro de la confianza está afectando a la inversión y al consumo, al tiempo que el debilitamiento del crecimiento global frena las exportaciones y el ajuste presupuestario lastra la demanda interior.

La previsión de crecimiento para la zona euro para el próximo año es del 0,5% frente al pronóstico del 1,8% de la pasada primavera. El estancamiento europeo se acentuará en el cuarto trimestre de este año (en que la economía de la zona euro se contraerá) y en la primera mitad de 2012, lo que supondrá "la paralización del crecimiento de empleo". Esto se refleja en diferentes países que entran vertiginosamente a las medidas de “rigor” para alimentar a los especuladores bursátiles.

Italia se comprometió a reformar el sistema de pensiones con el objetivo de incrementar gradualmente 65 a 67 años la edad mínima para comenzar en 2026.   Además, el 30 de noviembre se pondrá en marcha un plan de disposición de bienes públicos por lo menos 5 mil millones por año durante tres años. Las regiones tendrán que definir "con urgencia" un programa de privatización de las empresas que controlan. Estas medidas están encaminadas a reducir la enorme deuda del país, 1 900 millones (120% del PIB), lo que preocupa a los mercados.

Debilitado por la crisis de confianza en Italia por la crisis griega, el Reino es ahora la primera línea. El Primer Ministro David Cameron ha dicho luego de la cumbre: "Hay que prepararse para cualquier eventualidad y eso es exactamente lo que hacemos. "

Si Italia era insolvente, el Reino Unido sería el tipo de interés a pagar en el caso de los préstamos, el doble del 2,5% al 5%, según un estudio realizado por la consultora de Londres.  Los británicos podrían ver  el riesgo de quiebra en sus finanzas pasar del 9% actual al 22%, si los italianos dejan de pagar la deuda con los bancos de este país.

Que la crisis la paguen los millonarios y  los bancos

Pero la resolución de la crisis no es un asunto meramente aritmético, técnico. Es un asunto político y que depende de la clase donde nos ubiquemos.

Para los “expertos” y los presidentes la causa de la crisis son las conquistas de los trabajadores. Ellos para mantener su tasa de ganancia no dudan en meter mano y hacer desaparecer las conquistas adquiridas por la clase obrera durante años de luchas. Como hemos visto, el recorte de los salarios, el desempleo y la eliminación de los programas sociales les permiten salir momentáneamente de la crisis.

Pero para los trabajadores, que no hemos sido en ningún momento ni consultados ni tomados en cuenta en los planes económicos la única alternativa es la organización para enfrentar estos planes de ajuste.

Las huelgas generales en Grecia han mostrado el camino,  pero no se puede vencer al monstruo de mil cabezas del capitalismo aislados. En eso el movimiento de los Indignados es progresivo porque plantea una lucha global, pero es insuficiente porque no hace el puente con las organizaciones obreras para actuar en conjunto.

Mientras los millonarios y las grandes corporaciones evaden el pago de impuestos a vista y paciencia de los gobiernos de cada país, los trabajadores son castigados con más impuestos y menores salarios.

Por eso se debe llamar de conjunto a  jornadas de movilización que paralicen las labores y en este caso, los trabajadores europeos están en un desafío gigantesco. O la resistencia derrota estos planes o se imponen causando una gran derrota de la cual no podremos esperar más que un endurecimiento de las condiciones de vida para la mayoría y una mayor concentración de la riqueza en una minoría.

Por Orson Mojica

La guerra civil parece haber terminado en Libia con la toma de Sirtre, la captura, linchamiento y posterior ejecución del coronel Muamar Gadafi, el pasado 20 de Octubre, por parte de las milicias populares que le combatieron. La imperialista Organización del Atlántico Norte (OTAN), que bombardeó inclementemente el suelo libio, acaba de anunciar triunfalmente el cierre de las operaciones militares para el 31 de Octubre y su retiro del espacio aéreo libio.

Las banderas democráticas del imperialismo

La dinámica de la insurrección y guerra civil en Libia, así como las características de la intervención imperialista, deben ser analizadas por la izquierda centroamericana y latinoamericana.

Las manifestaciones opositoras en Bengasi, masacradas por la aviación de Gadafi, produjeron el estallido de la insurrección y el inicio de la revolución hace 8 meses, y con ello un cambio de posición de las potencias imperialistas, que anteriormente apoyaban a la dictadura de Gadafi.

Por razones muy particulares, por el hecho que Estados Unidos ha sido durante el último siglo el gendarme mundial que ha sostenido a todos los regímenes dictatoriales en el planeta, la mayoría de la izquierda centroamericana y latinoamericana no observó que la política “democrática” del imperialismo pretendía asaltar y destruir la revolución desde su propia e improvisada conducción.

La mayor parte de la izquierda,, viendo la realidad en blanco y negro, se solidarizó con  la dictadura de Gadafi, dando la espalda al proceso revolucionario y la guerra civil, que era parte indisoluble del terremoto revolucionario que se producía el norte de África y cuyas ondas expansivas golpean a Siria y al propio Israel.

Para detener el proceso revolucionario en Túnez, Egipto y Libia, Estados Unidos y la Unión Europea enarbolaron banderas democráticas, para engañar a las masas árabes que han soportado las dictaduras que las mismas potencias imperialistas han amamantado. Y en el país en donde la lucha adquirió rápidamente características insurreccionales y de guerra civil, como fue el caso de Libia, las potencias imperialistas decidieron primero imponer un ultimátum a Gadafi para que renunciara y se marchara del país, pero ante la resistencia de este, (por cierto parecida a la de Noriega en Panamá, a la de Sadam Hussein en Irak) optaron por apoyar la lucha insurreccional, pero de manera controlada, para evitar el desbordamiento revolucionario.

El “nuevo modelo” de intervención imperialista

La ejecución de Gadafi fue recibida con satisfacción por las potencias imperialistas. Barack Obama en su discurso resumió el triunfo de su política: “Hemos alcanzado nuestro objetivo sin poner a un solo soldado norteamericano sobre el terreno”.

El vicepresidente Joe Biden fue más categórico: “La misión de la OTAN en Libia funcionó tal y como estaba previsto, costó un total de 2.000 millones de dólares, no se perdió ninguna vida norteamericana y la responsabilidad fue compartida entre varios. Este es el modelo” (ElPaís 21/10/2011)

Si ese es el “nuevo modelo” de intervención imperialista, en el cual se utilizan banderas “democráticas” para engañar a las masas insurrectas, la izquierda centroamericana y latinoamericana, debe estudiar la fresca experiencia de la guerra civil en Libia y sacar las debidas lecciones. Es cierto que no logramos ponernos de acuerdo en torno a que bando apoyar militarmente en el transcurso de la guerra civil, pero ahora, de cara al futuro,  al menos debemos discutir y ponernos de acuerdo sobre cuáles son las principales tareas a impulsar para evitar que Libia se transforme nuevamente en una semicolonia del imperialismo norteamericano y europeo.

Los llamados a la reconciliación nacional

Ahora que la guerra civil ha terminado, como era de esperarse, los representantes del imperialismo mundial comienzan a hablar de “paz”, “reconstrucción”, “democracia” y “reconciliación”.

Ban Ki Moon, secretario general de la ONU, ha dicho que “El camino para Libia y su gente será difícil y lleno de desafíos. Ahora es el momento de que se unan todos los libios (…) a través de la unidad nacional y la reconciliación. Los combatientes de ambos lados deben dejar las armas pacíficamente. Este es el momento de sanar las heridas e iniciar la reconstrucción, tiempo de ser generosos en espíritu y no de venganza”.

Rusia al final abandonó a Gadafi a su suerte, y apoyo la intervención imperialista sobre Libia hasta que fueron garantizadas sus inversiones petroleras. Dimitri Medvedev, presidente de Rusia, declaró que “Esperamos que haya paz en Libia, y que todos aquellos que están gobernando el estado, los distintos representantes de las tribus libias, alcancen un acuerdo final sobre la configuración del poder y Libia se convierta en un estado democrático moderno". (BBC Mundo 21/10/2011)

Incluso, hay sectores del imperialismo, organismos internacionales,  que piden una investigación sobre la ejecución de Gadafi, no tanto por que deseen saber lo que realmente pasó, sino porque quieren evitar juicios y ejecuciones contra los sectores del gadafismo que abandonaron al líder y a última hora se pasaron al bando de la revolución, sobre todos aquellos sectores provenientes de las fuerzas armadas y de seguridad.

Las milicias populares: la clave de la situación

Pero lo que más preocupa a las potencias imperialistas son la proliferación de milicias populares. El aparato represivo del Estado burgués en Libia, conformado por la Policía y el Ejercito, que por 42 años fueron leales a Gadafi, casi han desaparecido en la escena. Una parte se sumó a la revolución, la otra se disolvió discretamente, y quienes pelaron hasta al final junto a Gadafi, han sido derrotados en el campo de batalla.

El verdadero poder en Libia no es el gobierno pro imperialista del Consejo Nacional de Transición (CNT), una creación de último momento de la sofisticada intervención del imperialismo mundial, sino las milicias populares. Estas son desordenadas, indisciplinadas, reflejan el caos de la revolución, pero sobre todo reflejan una forma de auto organización superior: son organismos embrionarios de un nuevo poder popular.

En la lucha contra Gadafi, las masas libias obtuvieron, a costa de mucha sangre, dos grandes conquistas: las libertades democráticas y las milicias populares. Y ahora que la guerra civil ha terminado, la estrategia imperialista se concentra en un solo punto: desarmar a las milicias, y reclutar de entre sus miembros a los policías y soldados de las nuevas fuerzas armadas que quieren reconstruir.

El imperialismo y el CNT están desarmando las milicias

Mucho antes del ajusticiamiento de Gadafi, siguiendo los consejos de sus amos imperialistas, los títeres del CNT habían comenzado el proceso de desarme de las milicias, y de conversión de los milicianos en policías y soldados de las nuevas fuerzas armadas.

El Comité Supremo de Seguridad, que reúne a los principales líderes militares de las milicias, que reflejan en su composición a las diferentes tribus y etnias desparramadas por las ciudades libias, se había comprometido en disolver las milicias apenas terminara la guerra civil, y esta situación ha llegado. Ali Tarhouni, vicepresidente del CNT, ha declarado que “cuanto más las fuerzas policiales asumen el control, entonces la mayoría de las milicias se mueve fuera de la ciudad''.

Esta fuerza policial es la misma de la época de Gadafi, ahora nutrida con elementos provenientes de las milicias. Mohamed Ali, coordinador del grupo a cargo de la seguridad en el llamado Equipo de Estabilización del CNT, declaró que “Nuestra prioridad es unificar los cuerpos de seguridad en un solo comité. En Trípoli hay cuatro batallones bajo mando de cuatro comandantes. Pero también hay 5.000 shabab [jóvenes] de Misrata, 2.000 de las montañas de Nafusa [al suroeste de la capital] y 3.000 tripolitanos armados. Además tenemos la policía, que está regresando a las comisarías, y estamos formando la Guardia de Seguridad Nacional, recién creada por el Consejo Nacional Transitorio".

Hasta que se elija el Gobierno interino, los shabab conservarán sus armas porque esto no ha terminado todavía" Entonces se les ofrecerán empleos, dinero o cursos educativos para que entreguen el armamento. Quien quiera conservar un fusil, podrá hacerlo, pero tendrá que ser incluido en un registro. En ningún caso podrán mantener en su poder armas más potentes"(El País, 02/09/2011)

El problema tribal

Libia es una sociedad tribal, mantenida así, de manera artificial, por Gadafi para mantenerse en el poder largo tiempo. En la lucha contra la dictadura de Gadafi, de las cinco tribus principales, tres de ellas ( Warfalla, Zuwayya y Tuareg) se rebelaron, mientras que las tribus Khadafa (a la cual pertenecía el propio Gadafi) y Megarha le prestaron apoyo.

Estas dos últimas tribus son originarias de Tripolitania, la región costera oeste de Libia. Al desaparecer Gadafi, a unidad de acción que establecieron durante la insurrección y la guerra civil, puede generar tendencias centrípetas que pueden ser utilizadas por las  potencias imperialistas para debilitar la revolución, hasta aniquilarla.

Un programa para la revolución Libia

No se puede desde la distancia incidir en los acontecimientos revolucionarios, aunque si podemos discutir lo que conforme a las experiencias de la revolución centroamericana, recomendaríamos a los revolucionarios en Libia.

1.- Una vez finalizada la guerra civil, el enemigo número uno es el gobierno proimperialista del CNT. Abajo los burgueses y gadafistas conversos dentro del CNT, por un gobierno provisional de las milicias populares!

2.- No al desarme de las milicias populares, por la centralización democrática de las milicias populares. Por la disolución completa del ejército, los servicios de seguridad y la policía de la época de Gadafi. Juicio y castigo ejemplar a los asesinos del pueblo.

3.- por la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, libre, soberana y democrática, que represente a toda la población, tribus y etnias, y que discuta una nueva Constitución y como explotar la riqueza petrolera en beneficio del pueblo, y no de las transnacionales.

Por Leonardo Ixim

La marcha de comunidades autóctonas que habitan el área protegida y territorio indígena,  Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS)  (a través del cual el gobierno de Evo Morales pretende construir un tramo de una carretera)  pone en evidencia  la necesidad de revolucionar el actual proceso revolucionario, los límites de clase del nacionalismo burgués y el amarre de éste con la burguesía paulista.

Ubicado entre los departamentos de Beni y Cochabamba, el parque es un bosque serrano lluvioso de poca altura en las  proximidades de los Andes por un lado  y por el otro, sobre grandes llanuras  de excesiva pluviosidad, (es decir es una región de enlace entre serranías y llanuras, con mucha fragilidad ecológica), con  una extensión de 1.091.656 hectáreas reducido por la colonización de campesinos cocaleros,  Tiene doble categoría esta área protegida, como parque nacional y como territorio indígena comunitario, ahí habitan los grupos moxeños, yurakarés y chimanes.

Hegemonismo Brasileño

Brasil se ha vuelto un actor de relevancia mundial y, si a nivel Latinoamericano era una potencia regional bajo la égida estadounidense, últimamente se está consolidando a nivel mundial como potencia emergente, aunque con más independencia del imperialismo pero sin romper con él. Esta consolidación en el campo de la economía se debe a los procesos de industrialización que vive ese país, que han beneficiado a la ya consolidada burguesía de Sao Paulo. La industria brasileña entonces necesita materia prima, gas y petróleo,  Bolivia posee eso.

Una  de las exigencias de la agenda de octubre que el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) retomó parcialmente,  fue la nacionalización e industrialización del gas boliviano; pero a seis años de haber asumido la presidencia, se ha incumplido. Pese a que hubo una nacionalización parcial de la exploración y explotación de gas, creando asociaciones de capital mixto entre la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), aduciendo la necesidad de inversión de capital (la estatal brasileña Petrobrás es socia con YPFB en muchos yacimientos de gas), la otra demanda de la industrialización no se ha cumplido, y las ganancias siguen siendo extraídas con poco beneficio para Bolivia.

Petrobrás prometió invertir en plantas industrializadoras. Pero ahora que se ha desenmascarado las verdaderas intenciones de la burguesía paulista, dicen que Bolivia no tiene la suficiente producción por yacimiento para generar tal proceso y por medio del gasoducto que une ambos países, se prefiere proporcionar gas a distintos proyectos industriales de producción de fertilizantes en el estado de Mináis Gerais, entre otras industrias.

La burguesía paulista por su parte tiene la necesidad de sacar la producción de sus mercancías hacia los codiciados mercados asiáticos, pero para eso necesita acelerar el proceso de interconexión  conocido como Iniciativa Para la Integración de Infraestructura Regional Sudamericana (IRSA) y es ahí donde entra el tramo que cruzara  el TIPNIS ubicado en una de las biosferas más importantes del planeta, amenazando con la reducción del bosque virgen y la destrucción de varios ecosistemas.

Esta carretera conectará la ciudad de San Ignacio de los Moxos en Beni,  con la población de Villa Tunari en Cochabamba. En Beni enlazará una gran cantidad de proyectos carreteros, hidroeléctricas e hidrovías que por su cercanía a la frontera con Brasil lo ligan a proyectos del IRSA en ese país y a la construcción del complejo hidroeléctrico binacional sobre el río Madeira,  existiendo oposición de los pobladores de ambos lados.

Mientras que en Cochabamba se enlaza con las principales vías que atraviesan de este-oeste el país.  IRSA no busca una integración de los pueblos, porque está orientada por la lógica capitalista, buscando únicamente la conexión de regiones específicas con los mercados globales independientes de la totalidad de los territorios, además de vincularlo a una lógica de acumulación que beneficia a los centros mundiales tradicionales o emergentes como China, y nivel regional sólo beneficia a las clases capitalistas locales específicamente la brasileña.

Los proyectos están financiados por varias instituciones financieras internacionales entre ellas el estatal Banco Nacional de Desarrollo (BNDES), brazo financiero de la burguesía brasileña. El proyecto en cuestión está financiado por éste, pero debido a la resistencia indígena, fue suspendido temporalmente. La política del BNDES implica que desde la presentación del proyecto, consultorías, construcción y remodelamiento, todas las obras sean ejecutadas por empresas con capital brasileño. Y sobre este contrato en específico a cargo de la empresa OAS, existen informes de la Contraloría General del Estado de sobreprecio en la oferta y por lo tanto denuncias penales. Pese a esto, el Estado, contrayendo la deuda, aprobó el préstamo y los requerimientos.

La lucha por TIPNIS

En los últimos años en toda Nuestra América los pueblos originarios y la clase campesina han iniciado importantes procesos de defensa de los territorios ante la apropiación de las empresas transnacionales, tal es el caso de las comunidades indígenas del TIPNIS.

Este espacio ecológico es un lugar para la reproducción de la vida comunitaria indígena, que ahora ve amenazadas sus formas de vida con la construcción del tramo vial. A esto se agrega,  como en muchos lugares ricos en biodiversidad la existencia de reservas petroleras. De hecho el gobierno de Morales ha declarado con potencial para la exploración y explotación de ese mineral un 27.5 % (358 mil hectáreas) del territorio, beneficiando a Petrobras, la francesa Total y a  Petroandina (conformada por YPFB y la estatal venezolana PDVSA), junto a concesiones forestales a empresas privadas de 25 mil hectáreas.

Además existe el irresuelto problema del latifundio, a lo cual el gobierno no ha dado solución sino sólo medidas paliativas, que obligan a muchas familias campesinas cocaleras a ocupar tierra de este parque, deforestando y destruyendo ecosistemas. Por su parte el gobierno como medida fácil prefiere otorgarles terrenos ahí, que realizar una verdadera expropiación a los grandes latifundios, sobre todo en propiedad de la golpista burguesía agraria.

Ante esta situación las comunidades indígenas emprendieron una marcha hacia la sede del gobierno en La Paz con el apoyo de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDB), sin embargo fueron violentamente reprimidos por la policía hace más de una semana, sin embargo la misma población que ha sido solidaria en apoyar a las necesidades de los marchistas, realizó cortes de carreteras por donde pasaban los marchistas y lograron detener la represión.

La prensa y partidos de derecha aprovecharon para desprestigiar aún más al gobierno, sacando una serie de campañas mediáticas justificando un posible derrocamiento a Morales. Ante eso las comunidades en marcha negaron cualquier vinculación con estas campañas, pero manifestaron que es el mismo gobierno con sus medidas antipopulares quien da pie a eso.

Por su parte la Central Obrera Boliviana (COB) realizó un paro y bloqueos por 48 horas, en repudio a la represión, que el gobierno considero parcial; a estas movilizaciones se unieron estudiantes y juntas vecinales de las principales ciudades. Tales acciones obligaron a que renunciaran varios funcionarios, como la ministra de defensa, la directora de migración, el ministro de gobierno y el vice ministro de orden interno; estos dos últimos señalados de ser responsables de la represión. Posteriormente el gobierno pidió perdón y suspendió la construcción del tramo vial; de igual forma se justificó diciendo que la orden de reprimir no vino de las altas esferas de ejecutivo. Se conformará una comisión independiente con presencia de la OEA, Unasur e instancias de Naciones Unidas de derechos humanos.

La marcha sigue hacia La Paz, mientras organizaciones críticas al gobierno como la COB y el Consejo Nacional de Ayllus y Markas, planean llamar a concentraciones en apoyo a los marchistas. Por su parte organizaciones sociales afines al MAS como la Conferencia Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), con una base de cocaleros, anuncian acciones en defensa del gobierno. Existen señalamientos de parte de muchos sectores de la sociedad civil de que el gobierno sólo privilegia a estos productores rurales en su mayoría aymarás y no a otros sectores, saliendo a relucir diferencias entre las nacionalidades indígenas. Recordemos que Morales fue líder cocalero; pero atrás de todo,  lo real es la falta de voluntad de expropiar a la burguesía agraria.

Por un nuevo instrumento del pueblo

El Partido Socialista Centroamericano (PSOCA), denuncia la cruel represión, en la que por acción u omisión existe responsabilidad del gobierno. Se suma a la peticiones indígenas de suspender totalmente el proyecto carretero por medio de una ley tal como lo exigen las comunidades del TIPNIS y que cualquier consulta sobre la continuidad del proyecto vial u otros relacionados con exploración y explotación petroleros, esté bajo lo estipulado por la Constitución Política del Estado Plurinacional y no por otro instrumento como pretende el gobierno.

Es también importante nuevamente reconstruir un instrumento político que defienda los intereses de todas las clases populares, pues el gobierno del MAS, por su limitación burguesa nacionalista y por continuar bajo el modelo desarrollista, no lo puede hacer. Pero es también necesario que las organizaciones sociales no caigan en la trampas de la derecha y el imperialismo que buscan sacar raja de la situación, y no repetir el guión  de intervención que le aplicaron al pueblo libio en su lucha contra el tirano de ese país y que pretenden aplicar en Siria.

Por Orson Mojica

La lucha contra el régimen dictatorial y monárquico de Moamar Gadafi el Libia, el posterior estallido de la insurrección y la guerra civil, y la intervención imperialista de la OTAN a través de bombardeos, ha provocado la división de la izquierda en Centroamérica y el mundo.

División en la izquierda

Por un lado, están quienes apoyaron incondicionalmente al régimen de Gadafi, por considerar que los ataques de la OTAN confirmaban la teoría de una gran conspiración del imperialismo en su contra, para apropiarse del petróleo en detrimento de la nación libia. Por el otro lado, están quienes apoyaban la rebelión y la lucha por derrocar el régimen dictatorial y monárquico. En este amplio sector encontramos las más variadas posiciones, desde quienes apoyaron incondicionalmente la rebelión, cerrando los ojos ante los bombardeos de la OTAN y el carácter burgués y pro imperialista de la dirección del Consejo Nacional de Transición (CNT), hasta quienes consideraron un triunfo contra el imperialismo la derrota militar del sector gadafista.

Esta última posición no resiste la menor crítica, puesto que no se puede considerar un triunfo contra el imperialismo la caída calculada del régimen dictatorial y monárquico de Gadafi, planificada e implementada magistralmente por la alianza imperialista.

Rebelión y guerra civil

Obviamente, no se puede levantar una política revolucionaria en Libia, si no colocamos en un correcto orden las piezas de la realidad. En el último periodo, Gadafi mantuvo excelentes relaciones con los Estados Unidos y con todos los gobiernos de la Unión Europea, pero fue a raíz de la rebelión en Bengasi que las potencias imperialistas decidieron romper su amistad con su antiguo pero ahora incomodo aliado.

Gadafi se sintió, con justa razón, traicionado por sus aliados, pero este es el hecho fundamental que marcó la diferencia en la situación en Libia. Gadafi dejo de representar a la nación Libia, porque existían dos bandos que se enfrentaban a balazos por la conquista del poder. Cuando una guerra civil estalla, los revolucionarios no podemos hacer como el avestruz, ocultar nuestra cabeza en las calientes arenas del desierto libio. Obligatoriamente, tenemos que tomar una postura, y siempre nos inclinamos por el bando más progresivo, aquel que significaría un avance en relación a la monarquía de Gadafi. Obviamente, el secreto de la política revolucionaria es mantener la independencia política.

Pero en este punto fue donde precisamente muchas organizaciones izquierda cayeron en el pantano del oportunismo. Y no nos referimos a las que abiertamente o solapadamente apoyaron la intervención del imperialismo en Libia, sino a las organizaciones que le claudicaron a la monarquía de Gadafi, al hacerse del lado del dictador en contra de la rebelión popular.

La famosa cita de Trotsky

Algunas de estas organizaciones, para justificar su claudicación a la monarquía de Gadafi, se aferraron a una famosa expresión de Trotsky, en su discusión con el sindicalista mateo Fosa, en septiembre de 1938.

En esa ocasión, Trotsky afirmo lo siguiente: “(…) En Brasil reina actualmente un régimen semifascista al que cualquier revolucionario sólo puede considerar con odio. Supongamos, empero, que el día de mañana Inglaterra entra en un conflicto militar con Brasil. ¿De qué lado se ubicará la clase obrera en este conflicto? En este caso, yo personalmente estaría junto al Brasil "fascista" contra la "democrática" Gran Bretaña. ¿Por qué? Porque no se trataría de un conflicto entre la democracia y el fascismo. Si Inglaterra ganara, pondría a otro fascista en Río de Janeiro y ataría al Brasil con dobles cadenas. Si por el contrario saliera triunfante Brasil, la conciencia nacional y democrática de este país cobraría un poderoso impulso que llevaría al derrocamiento de la dictadura de Vargas (Getulio, 1883-1954). Al mismo tiempo, la derrota de Inglaterra asestaría un buen golpe al imperialismo británico y daría un impulso al movimiento revolucionario del proletariado inglés. Realmente, hay que ser muy cabeza hueca para reducir los antagonismos y conflictos militares mundiales a la lucha entre fascismo y democracia. ¡Hay que saber descubrir a todos los explotadores, esclavistas y ladrones bajo las máscaras que se ocultan!”.

La cita de Trotsky es impecable. A simple vista, pareciera darles la razón a quienes apoyaron políticamente a la dictadura de Gadafi, contra la “conspiración” de las democracias imperialistas, pero si analizamos más detalladamente la situación veremos que no es así. Evidentemente, una situación concreta no se parece nunca a otra, aunque tenga similitudes.

En primer lugar, Trotsky se refería a una hipotética guerra de la nación-estado Brasil contra la potencia colonial e imperial de Inglaterra, no a un país desgarrado por la guerra civil que, por cierto, en el caso de Libia no la inició el imperialismo, sino la rebelión de las masas, y que los imperialistas se vieron obligados a romper con su incomodo aliado, para poder mantener el control político sobre el proceso insurreccional. La diferencia sustancial reside en que Gadafi dejó de representar a la nación en Libia en lucha contra el imperialismo, porque muchos años atrás él se había convertido en aliado del imperialismo mundial.

En segundo lugar, Trotsky está polemizando contra la idea falsa de un enfrentamiento entre “fascismo” y “democracia”, es decir, desechaba el análisis superficial de otorgarle extremada importancia al régimen político con el cual domina la burguesía en los países atrasados o en las metrópolis imperialistas. Para Trotsky lo fundamental era la lucha real de las naciones atrasadas contra el imperialismo. En el hipotético caso que el Brasil semicolonial triunfara sobre la Inglaterra imperialista, esto significaría un avance de la lucha contra el imperialismo. El ejemplo está planteado de manera abstracta, para fines didácticos, pero bajo ninguna circunstancia Trotsky podía considerar el ejemplo de un país desgarrado por una guerra civil, porque evidentemente la repuesta política seria otra.

En tercer lugar, y esto es quizás lo más importante, Trotsky llamó a descubrir  “a todos los explotadores, esclavistas y ladrones bajo las máscaras que se ocultan”. Por ello, quienes apoyaron políticamente a Gadafi, embellecieron la máscara de la dictadura. Tanto Gadafi como la conducción del CNT se peleaban para convertirse en el agente oficial de las potencias imperialistas, la diferencia radicaba en que en este último caso, las masas insurrectas se agrupaban, ante la ausencia de una dirección revolucionaria, bajo el traicionero manto del CNT.

Intervención imperialista y milicias populares

Una característica esencial y determinante de la guerra civil en Libia fue el surgimiento de milicias populares, compuesta en su mayoría por jóvenes.  Los líderes militares del CNT, ex gadafistas conversos, se quejaron muchas veces del desorden imperante en las milicias populares.

Gadafi siempre tuvo ventaja militar sobre las milicias, creadas al calor de la insurrección. Gadafi contaba con un ejército regular, disciplinado y con mucho armamento proporcionado por las potencias imperialistas europeas. Por eso Gadafi siempre confió en la posibilidad de derrotar militarmente la rebelión, y con ello renegociar su amistad con las potencias imperialistas.

Estas, por su parte, diseñaron una estrategia militar basada en el debilitamiento de la capacidad ofensiva del ejército de Gadafi, por ello diseñaron una campaña de bombardeos muy puntuales, sobre aeropuertos, sistema de radares, bodegas militares, destrucción de armamento, etc. Al bombardear las posiciones de Gadafi, las potencias imperialistas dieron oxígeno a la rebelión, pero con ello, al mismo tiempo, comenzaron a copar su conducción, subordinándola a sus planes de contener la revolución desde adentro, es decir, desde su conducción. Esta estrategia no es nueva, ya la han aplicado en otros procesos como en Afganistán, cuando apoyaron las guerrillas en contra de la intervención militar soviética, las cuales eran dirigidas por direcciones fundamentalistas islámicas, solo para citar uno de los ejemplos más relevantes.

CNT: conducción contrarrevolucionaria

Sin lugar a dudas,  la dirección del CNT es una dirección burguesa, contrarrevolucionaria, que se ve obligada a ponerse al frente de la lucha contra Gadafi, por la rebelión de las masas. Eso implicaba una contradicción enorme, por un lado una dirección que se convirtió rápidamente en agente del imperialismo,  y por el otro, más abajo en la sociedad libia, una enorme presión de masas, que quería derrocar a la dictadura monárquica de Gadafi.

Nunca, jamás, podemos confundir la dinámica de un proceso revolucionario con la naturaleza de clase de su dirección. Es casi una ley de la historia que las revoluciones estallan casi siempre bajo la conducción de direcciones burguesas, pequeño burguesas u oportunistas, y es en el desarrollo de la lucha que las direcciones revolucionarias, bajo una feroz lucha política, conquistas a las masas y encabezan conscientemente el proceso revolucionario. Libia no ha sido la excepción pero ha sido quizá uno de los casos más trágicos.

Ahora la lucha es contra el CNT

Aunque la guerra civil no ha terminado, y todavía se desconoce el paradero de Gadafi y su camarilla, todo indica que estamos ante un triunfo militar de los rebeldes sobre los gadafistas. La rápida caída de Tripoli en manos de los rebeldes, inclino el curso de la guerra a favor de la revolución.

Ante el bombardeo de la OTAN y el avance de la revolución, sectores de las fuerzas armadas de Gadafi se fueron pasando lentamente y en silencio al bando de la revolución. Este era el principal objetivo del imperialismo, y en cierta medida lo ha logrado: El Ejercito, Policía, fuerzas de seguridad de Gadafi, están intactas.

El principal objetivo del CNT es desarmar a las milicias populares, para retornar a la normalidad. Por ello, una vez concluida la guerra civil, la tarea número uno de cualquier revolucionario en Libia, es iniciar la lucha contra el gobierno pro imperialista del CNT. El enemigo principal ahora es el gobierno del CNT, el nuevo agente del imperialismo, pero sin aliarnos a los gadafistas, buscando siempre la independencia política de los trabajadores libios en la consumación de la revolución democrática

Por Adrián Laurel

Las movilizaciones de los estudiantes universitarios y de secundaria, realizadas en casi todo el territorio chileno, son las manifestaciones de lucha más encarnizadas que un sector de la población ha llevado a cabo desde la caída del régimen dictatorial de Pinochet. Desde el mes de mayo del corriente año, decenas de miles de estudiantes de secundaria se han tomado las calles de la capital Santiago, para hacer ver al presidente Sebastián Piñera, su rechazo al actual sistema educativo chileno y al financiamiento privatizado de la educación, exigiendo una reforma de fondo y no una salida superficial a los verdaderos problemas relacionados con la educación pública.

Los estudiantes secundarios y universitarios de Chile, cuentan con antecedentes de ser un sector combativo contra las políticas gubernamentales concernientes al tema de la educación. En 2006, al comienzo de su gestión, la antecesora de Piñera, Michelle Bachelet, también debió enfrentar enormes protestas de alumnos secundarios en lo que se conoció como “La revolución de los pingüinos” (por el color del uniforme de los jóvenes). (BBC, 10/08/2011)

Camila Vallejo, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh) y Giorgio Jackson, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Chile (FEUC), han desempeñado el papel de voceros y máximos impulsores de las protestas en las calles. Los estudiantes han sido atacado como criminales por las “fuerzas del orden” en la capital Santiago. Posteriormente los estudiantes secundarios se tomaron sus respectivos colegios en respuesta a lo que sucedía con sus iguales en la educación superior. La Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios (CONES) y la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES) agrupan a los estudiantes de la educación media. Después fue el turno de institutos profesionales y universidades privadas el incorporarse a las movilizaciones.

Breve descripción de los principales hechos

Tomando como antecedentes los hechos de abril y mayo, donde la Universidad Central de Chile detuvo sus funciones académicas por las modificaciones que sufrió en los reglamentos internos. El 12 de mayo de 2011 la Confederación de Estudiantes de Chile (CONFECH) convocó a una manifestación en Santiago que aglomeró a 15.000 estudiantes para manifestar su presencia e inconformidad ante los anuncios que realizaría horas después el presidente Piñera, sobre los cambios que pretendía introducir a la educación superior.

20.000 estudiantes en Santiago, con la presencia  de representantes de la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), del Colegio de Profesores y a los rectores de la Universidad de Santiago (USACH), y de la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM), hicieron un llamamiento a paro nacional el 1 de junio y a la toma de las calles en son de protesta.

En el mes de junio los estudiantes radicalizaron las protestas y su modo de actuar, ante la falta de una respuesta clara por parte del gobierno. El 16 de junio, con casi todas las instalaciones del sistema educativo en toma de los manifestantes, se concentraron en Santiago unas 80.000 personas, lo que tuvo un fuerte un impacto en todo el territorio nacional al registrarse marchas estudiantiles en otras ciudades importantes como Valparaíso y Concepción.

La respuesta del gobierno fue una propuesta endeble. Se centró en la formación del proyecto Gran Acuerdo Nacional de la Educación (GANE) y en el Fondo de la Educación. El primero depende de las ganancias económicas que obtiene el Fondo de la Educación, para la ejecución de las propuestas formuladas por el GANE. Los manifestantes rechazaron el anuncio ya que no tenía concordancia con sus deliberaciones. El Congreso Nacional  de Chile sacó flote nuevas propuestas conciliadoras que no han solucionado en nada la condición de las protestas, y solo han contribuido a que los estudiantes y trabajadores reivindiquen su postura y ejemplifiquen a la juventud como bastión incansable en la lucha contra la bota del sistema capitalista chileno, opresor que intenta ahogar y sofocar la voz de la masa obrera e intelectual.

Una educación privatizada, herencia de la dictadura de Pinochet

El trasfondo de las reivindicaciones que proponen los estudiantes, trabajadores y profesores parte  del hecho actual donde el 25% del sistema educativo es financiado por el Estado y el 75% está supeditado a  los aportes económicos de los mismos estudiantes. Por ende el proceso educativo no está garantizado por el Estado. Los supuestos funcionarios que velan por la formación de la sociedad, se lucran de un servicio que por naturaleza  debe ser suplido en su totalidad, en términos  de gastos, por el Estado.

Una vez finalizado el nivel básico, en el sistema educativo chileno, las universidades, públicas y privadas, se ven en la posición de cobrar una serie de aranceles que corren a cuenta de los mismos estudiantes, los cuales en gran medida son pertenecientes a sectores sociales que no poseen los medios necesarios para cumplir  con gastos económicos, en beneficio de su educación. Así también se encuentra, en el gremio estudiantil,  un sector de técnicos que en este sistema financiero globalizado del capitalismo ve sus planes frustrados y sus habilidades ninguneadas ante la valía monetaria, optando por protestas de gran intensidad ante la incapacidad o displicencia de los regímenes políticos de turno.

El actual sistema educativo de Chile, es una de las tantas herencias legadas por la dictadura de Pinochet. A inicios de los 90 proclamó la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE), que dejo al Estado solo como un ente de regulación y lo relegó de su responsabilidad funcional de subvencionar una educación gratuita y eficiente. En este sentido la educación pasó a formar parte de los negocios del sector privado, casi en su totalidad, convirtiéndola en un industria factible. En los últimos 30 años hubo un boom de escuelas privadas o subvencionadas (público-privadas), que hoy día acogen al 60% de los alumnos primarios y secundarios. Las escuelas públicas pasaron a la órbita de las municipalidades. En tanto, en el nivel terciario también surgieron una treintena de universidades privadas que hoy representan el 60% del sector. (Europapress.com)

Los efectos inmediatos a este acéfalo sistema educativo son el endeudamiento de los estudiantes universitarios, que cuando obtienen su primer trabajo dentro de este modelo burocrático de relaciones sociales impulsado por el mercantilismo capitalista, están ligados a un crédito universitario que funcionó para el pago de las necesidades estudiantiles y ha de ser una cuenta a saldar desde que se obtiene el primer trabajo.

La educación debe ser gratuita, pública y de calidad

El escenario que se vive en Chile es un reflejo palpable de las contradicciones sociales que promueve la superposición del capital sobre las condiciones humanas. Los mandatarios, de izquierda como de derecha, prefirieron mantener la misma lógica neoliberal que convirtió a Chile en un país rico y dejaron que el mercado regule el sector educativo. (BBC 10/08/11).

Es inconcebible fijar una sociedad bajo la institucionalización de los procesos educativos y sus expresiones, donde se promueven y divulgan los valores, conocimientos, modos de acción. El cambiar los métodos naturales de coacción inherentes del individuo es uno de los principales acápites que engloba como modelo ideológico el capitalismo en todas sus vertientes manifiestas. En función de sistema económico opta por la súper producción de divisas, dejando atrás la formación cultural del intelecto, a nivel político, crea espacios de ocios fútiles, para conquistar el pensamiento obrero y sobre todo de los jóvenes estudiantiles.

Este último sector es un enemigo público de los funcionarios y dirigentes corruptos que lideran las “democracias” a nivel mundial. Los jóvenes estudiantes, universitarios, en toda la esfera mundial son participes y principales orquestadores de manifestaciones activas que tienen como propósito reivindicar sus derechos como individuos, ante los atropellos fluctuantes de las políticas gubernamentales, apoyar, en colaboración con sindicatos de trabajadores, reformas en beneficios laborales y de condición social, denunciar con una voz clara y pronunciada que el sistema actual en toda su expresión, exige un cambio.

La educación no se vende, reza contundentemente un slogan que relucía sobre el mar de personas que se aglutinaron en sentido de una causa común, en Santiago de chile, que reclama un sistema educativo más justo que con lleve a la configuración de una sociedad igualitaria  impulsada por la fuerza del intelecto. Apoyamos la movilización de los estudiantes y sindicalistas de Chile y respaldamos su posición al rechazar las migajas de propuesta ofrecidas, para salir de paso, por el presidente Piñera.

Esperamos que en todas partes del mundo, este hecho no quede como un acto aislado y particular, sino como una gesta que simpatiza con todas las personas, jóvenes, obreros, intelectuales que se ven sumidos en la rutina de masa y reciben a diario salvajemente el puño del capitalismo sobre sus vidas, y conciben e intentan forjar sus experiencias en una realidad mejor.

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