Por Emilio Young

El mismo día que concluyeron las negociaciones de los gremios del sector salud con el gobierno, el 24 de Mayo, se inició un paro y marcha nacional de los gremios docentes, en protesta por los bajos salarios.

Asambleas de maestros

Una semana antes de la realización de la marcha nacional, mas de seis organizaciones docentes de las provincias de Veraguas, Coclé, Los Santos, Herrera y Panamá, se reunieron en la ciudad de Santiago, capital provincial de Veraguas, acordando el paro y la realización de la marcha de protesta en Ciudad de Panamá, dándole a la ministra de Educación, Lucy Molinar, un plazo hasta el 4 de Junio para iniciar la negociación y darle repuesta a las peticiones magisteriales

Leer más…PANAMÁ.- El magisterio también lucha por aumento salarial

Por Emilio Young

No hay duda que Panamá esta siendo sacudida por una oleada de luchas obreras, populares e indígenas. Ahora le toco el turno a los trabajadores de la salud, quienes juntos al magisterio constituyen los dos pilares fundamentales de los empleados públicos.

La Ley 349 y gran huelga del 2011

La última gran huelga del sector hospitalario se realizó en Octubre el año 2011, cuando los gremios de Médicos, Profesionales, Técnicos de la Salud y Administrativos al servicio del Estado en el Sector Salud, desarrollaron sendas movilizaciones contra la aprobación de Proyecto de Ley 349 sobre el régimen de Asociación Público-Privadas (APP).

En esa ocasión, la huelga de casi dos meses, obligo al presidente Ricardo Martinelli a convocar a sesiones extraordinarias de la Asamblea Nacional, para enviar el Proyecto de Ley 349 a la Mesa de Concertación Nacional. Con ello se evito la aprobación inmediata de la privatización parcial de los servicios de salud, incluido la seguridad social.

Leer más…PANAMÁ.- Concluyó exitosa huelga nacional de trabajadores de la salud

Por Emilio Young

A pesar de ser el país más estable de Centroamérica, y ostentar uno de los mayores índices de crecimiento económico en América Latina, Panamá no esta exenta de la lucha de clases. Una oleada de huelgas de trabajadores, reclamando sus derechos laborales, ha estallado durante la última quincena.

Huelga de estibadores

Por los puertos de Panamá pasa un intenso tráfico comercial. Los estibadores son un sector estratégico de la clase trabajadora. El pasado jueves 29 de marzo, los trabajadores de la empresa Panamá Ports Company (PPC) se fueron a huelga por aumento de salarios. Inicialmente fue un pequeño grupo pero después abarcó a casi la totalidad de los 5,200 trabajadores. La huelga fue levantada el 2 de abril, pero el forcejeo continuó.

Las principales reivindicación de los estibadores son el aumento de dos dólares por cada hora, asignación de 80 horas semanales y derogación de la Ley No. 34 que regula las operaciones en los puertos de Balboa y Cristóbal

Huelga en la construcción

El 17 de enero de este año, los obreros de la construcción que trabajan en la ampliación del Canal de Panamá, realizaron una histórica huelga exigiendo aumento de salarios y mejores condiciones de trabajo.

En esta ocasión, se fueron nuevamente al paro los trabajadores del consorcio Grupo Unidos por el Canal (GUPC), en el sector de Cocolí, en protesta por la muerte accidental del trabajador Luis Guardia, consecuencia directa de las escasas medidas de seguridad.

La presión de los trabajadores dio resultado, y la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) se involucró en el asunto, declarando que “para la Autoridad del Canal de Panamá el componente de seguridad laboral es pieza medular en todas sus operaciones y así se lo exige a todos sus contratistas" (La Prensa, 13/04/2012)

Huelga de técnicos de salud

El 11 de abril más de 5 mil trabajadores de la Asociación Nacional de Practicantes, Auxiliares y Técnicos de Enfermería (Anpate), desarrollaron un paro de 48 horas reclamando aumento de salarios. La mayoría de estos trabajadores gana el salario mínimo de 405 dólares y obviamente no ajusta para alimentar y vestir a los hijos.

Uno de las reivindicaciones centrales de este sector, es el cumplimiento de la Ley No 53 que estableció la reclasificación de cargos y ordenaba implementar una escala salarial que beneficiaba a los técnicos de enfermería.

Como siempre ocurre, las autoridades del Ministerio de Salud aducen que no pueden cumplir con el aumento salarial por la falta de presupuesto. Estos aumentos implican una erogación de 3,5 millones de dólares, y que por ello hasta el año 2014 podrían cumplir con lo establecido en la Ley No 53, es decir, hasta dentro de dos años.

Franklin Vergara,  ministro de salud, justificó el retraso con las siguientes palabras: "A ellos se les ha aprobado 100% su petición salarial, pero con miras a un presupuesto venidero (ya que) este presupuesto ya empezó a funcionar y no podemos insertarlo allí" (La Estrella, 13/04/2012)

Este movimiento ha tenido que enfrentar la represión de las unidades del control de multitudes de la Policía Nacional, disolviendo con gases y palos los mítines  de protesta que organización los trabajadores.

Unidad y coordinación de las luchas

La clase trabajadora panameña es un pequeño gigante adormilado, pero que comienza a despertar por los golpes contra el bolsillo, que ocasiones la crisis mundial del capitalismo.

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llamamos a estos tres sectores en lucha a iniciar un proceso de coordinación y centralización de las luchas, ya que todas están dirigidas en contra del gobierno empresarial de Ricardo Martinelli.

Panamá históricamente no perteneció  a la Capitanía General Guatemala en la época colonial, sino a la Gran Colombia, de la cual fue desmembrada en el año 1903, pero después de un siglo de vida “independiente”, los tratados de libre comercio han anexado o fusonado Panamá a la nación centroamericana. Por ello los sindicatos en lucha deben coordinarse con nuestros hermanos del resto de Centroamérica

Por: Alexandra Concepción

Este 8 de marzo está  impregnado  del color  aceituna  de las pieles de las mujeres  indígenas, cual guerreras,  que han bajado de  la montaña con sus hijos e hijas detrás  de ellas, en pos de liberar a su pueblo  del yugo opresor de la codicia que generan sus  riquezas naturales, como otrora van a ser 520 años.

De pocas palabras, pero de actuar inclaudicable, el  silencio de sus bocas denota la fuerza interna acumulada que  es capaz de salir cuando de injusticias y  falsas promesas a sus hermanos y hermanas de la madre tierra se trata. Ellas, que han hablado alto y claro, actúan y van de frente sin ambages, ni poses,  sin miedo y sin temblor porque como antes, no tienen nada que perder, solo las cadenas coloniales  de la doble discriminación por ser mujeres e indígenas.

Hoy, en especial las mujeres ngäbes buglés, han dado una lección de dignidad y anticolonialismo cuando han sabido poner en jaque a un gobierno prepotente e ignorante de la historia y los derechos humanos. Un gobierno que desconoce las leyes, las viola reiteradamente y que desprecia  abiertamente a los indígenas. Un gobierno que sabe perfectamente la estela de atropellos y represión sangrienta que sus secuaces le hicieron a todo un pueblo. La cobardía de los gendarmes del gobierno fue tal que han sido públicos los desmanes que le hicieron a las mujeres indígenas que se enfrentaron a ellos, pero que contrario a lo que los nuevos piratas esperaban, a esas mujeres  les ha crecido el valor para seguir las luchas contra el nuevo saqueo colonialista.

El pueblo  ngäbe buglé, ha demostrado que las mujeres pueden dirigir con altruismo y valentía una nación, porque su representante máxima y primera mujer cacica, Silvia Carrera, a puesto las reglas del juego  a los magnates obligándolos a respetarla a ella  y a su comarca.  Ha sabido imponer un método correcto en la lucha contra la minería y las hidroeléctricas, basado en la consulta  y la movilización, como con el seguimiento y vigilia permanente en el proceso del diálogo que se sigue desarrollando en estos momentos.  A ella no le hacen falta más ropajes que su linda nagua y su sombrero de autoridad que lleva con dignidad y coraje.

Es evidente, que la Cacica Silvia Carrera, junto a todas sus congéneres, se ha ganado un lugar en la historia de las luchas sociales  que han protagonizado  y dirigido mujeres en todo el mundo,  que ha generado un gran respeto, simpatía, respaldo  y popularidad hacia su liderazgo natural, expresado a nivel nacional e internacional.

En el día internacional de la mujer trabajadora, nuestro homenaje a las indígenas, a sus líderes y a cada una de las dignas hijas de Abya Yala,  a quienes las ngäbes buglés han enaltecido en una lucha que tiene rostro de mujer originaria. Ellas nos han dado una lección digna de imitar para  seguir sus pasos en las luchas por la liberación de los pueblos y contra todas las formas de opresión y discriminación hacia las mujeres.

Por eso es tiempo de recoger las enseñanzas que nos da la historia y recordárselas a los nuevos colonialistas del siglo XXI, tal como nos los recuenta Eduardo Galeano en su  prosa “1542, Conlapayara: Las amazonas”, que relata:

“Pero peló los dientes la bruja. Aparecieron las mujeres guerreras, tan bellas y feroces  que eran un escándalo, y entonces las canoas cubrieron el río y los navíos salieron disparados, río arriba, como puercoespines asustados, erizados de flechas de proa a popa y hasta en el palo mayor.

Las capitanas pelearon riendo. Se pusieron al frente de los hombres, hembras de mucho garbo y trapío, y ya no hubo miedo en la aldea de Conlapayara. Pelearon riendo y danzando y cantando. Las tetas vibrantes al aire, hasta que los españoles se perdieron más allá de la boca del río Tapajós, exhaustos de tanto esfuerzo y asombro.”

Panamá, 8 de marzo de 2012

¡Viva, el día internacional de la mujer trabajadora, vivan  las mujeres indígenas!

Por Olmedo Beluche
 
A la lucha del pueblo Ngäbe-Buglé, que ha conmovido al país por estos días, le viene a pelo la frase de José Martí: “Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con una fuerza terrible contra los que roban a los pueblos sus libertades, que es robarle a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombres son sagrados”. Esos miles de hombres y mujeres que salieron a la carretera a defender su tierra, nuestra tierra, han dado muestras sobradas de decoro, dignidad y valor. Detrás de ellos y junto a ellos va la dignidad del pueblo panameño Mártires como Jerónimo Rodríguez  Tugrí y Mauricio Méndez, decenas de heridos anónimos, de niñas agraviadas con valor para señalar a sus verdugos y, por encima de todos, el ejemplo de dignidad y decoro mostrado por la cacica Silvia Carrera; frente al comportamiento indecente de Ricardo Martinelli, José R. Mulino, Gustavo Pérez y Marilyn Vallarino.
 
La lucha del pueblo Ngäbe-Buglé contra las mineras e hidroeléctricas resume en sí misma, no solo el decoro del pueblo panameño, sino el conjunto de sus demandas sociales, económicas y democráticas. La lucha de los Ngäbes-Buglés es a un mismo tiempo: una lucha agraria, una lucha de la clase obrera, una lucha étnica, una lucha ecológica, una lucha por los derechos humanos, una lucha democrática, una lucha antiimperialista, una lucha anticapitalista.
 
La demanda de los Ngäbes-Buglés es una lucha que recoge las aspiraciones del campesino pobre, del pequeño parcelista, contra los abusos centenarios de terratenientes que, apoyados en funcionarios venales y leyes injustas, le ha ido arrebatando el derecho de vivir de la tierra que cultivan. Despojo legitimado por un Código Agrario y entidades como la ANATI, que permiten a una vaca dos hectáreas de tierras tituladas, pero que le niegan a un modesto campesino legalizar el pedacito de tierra que cultiva.  Despojo que ha empujado al campesino pobre desde los llanos en que habitaba hacia las montañas con tierras menos productivas, y que ahora pretende arrebatarle eso, para beneficio de los grupos empresariales que lucran de la minería y la producción eléctrica.
 
La lucha de los Ngäbes-Buglés también es una lucha obrera, pues ellos constituyen el grueso de la mano de obra agrícola de Panamá. Ellos demostraron su fuerza paralizando a Chiquita Brands en Changuinola y la zona hortícola de Volcán-Cerro Punta. Ellos son los peones mal pagados que laboran en la zafra de la caña de azúcar y del café, en el cultivo del banano, el arroz y la horticultura de las tierras altas. Este proletariado agrícola que labora de sol a sol para recoger los frutos de la tierra, recibe salarios miserables: mientras la mediana salarial nacional, en 2011, era de 464,90 dólares, la del sector agrícola apenas llegaba a 204,80, es decir, 44% por debajo de la mediana salarial nacional, y 29% por debajo de la Canasta Básica Alimenticia, estimada en ese momento en 287,50 dólares.
 
La lucha de los Ngäbes-Buglés también es una lucha contra la injusticia social de un sistema capitalista y modelo económico cada vez más inequitativo (el peor del continente americano), que los condena a vivir en la miseria más indigna. Ellos son los más pobres entre los pobres. El Ministerio de Economía y Finanzas, responsable de toda esta injusticia, reconoce que la población indígena panameña vive en un 84,1% por debajo de la línea de pobreza, y que el 61,0% vive por debajo de la línea de pobreza extrema. Entre los Ngäbes-Buglés, los más pobres entre los pueblos indígenas panameños, estos datos sobrepasan el 90 y el 80 por ciento y la desnutrición infantil afecta al 62% de los niños y niñas. ¡Escandaloso!.
 
La lucha del pueblo Ngäbe-Buglé es también una lucha étnica contra 500 años de atropellos colonialistas e imperialistas. Ellos, al igual que los otros 7 grupos étnicos del país, son verdaderas naciones que ocupaban este istmo antes que llegaran los europeos, quienes han pretendido arrebatarles no sólo su tierra, sino el derecho a su lengua, a su cultura, a sus tradiciones, a sus formas de gobierno, a su organización social y familiar. Esa opresión nacional ha sido llevada a cabo bajo el manto de la religión y la “civilización” desde la llegada de los conquistadores españoles hasta el actual estado republicano controlado, por la oligarquía heredera de los encomenderos. Algunos “marxistas”, deformando a Mariátegui, han pretendido el reduccionismo economicista, al decir que “el problema del indio, se reduce a la propiedad de la tierra”. Es la tierra, pero también es la autodeterminación nacional. Por eso, contrario a las voces colonialistas que hoy se levantan contra los derechos comarcales, sugiriendo que se “independicen”, nosotros sostenemos que una nueva Constitución Política debe reconocer lo que se ha negado por cinco siglos: Panamá es un estado plurinacional y multiétnico, que reconoce y respeta esos derechos.
 
La lucha de los Ngäbe-Buglés es una lucha por los derechos humanos para todos: por el respeto a la vida y a una vida digna. Es un principio humano universal reconocer la igualdad de todos, por ende, el racismo descarado que reiteradamente han mostrado los funcionarios del actual gobierno (y los anteriores) debe ser repudiado y condenado (penalmente). El derecho a la vida significa el derecho a poder sostener tu familia, darles de comer, lo cual se viola si a quienes viven de la tierra se les arrebata para cavar minas, para anegar embalses. Los derechos humanos implican el derecho a opinar y a protestar, sin que las fuerzas policiales te disparen, hieran y asesinen. Es el derecho de las mujeres a participar, opinar y dirigir, derechos en los que el pueblo Ngäbe-Buglé ha mostrado avances significativos, mientras que Matinelli se ha mostrado como un vulgar machista frente a la dignidad de Silvia Carrera.
 
La lucha de los Ngäbe-Buglés es una lucha por la defensa de la naturaleza que embona con los movimientos ambientalistas y ecologistas que se desarrollan en todo el mundo, y en particular en América Latina, que denuncian cómo la voracidad irracional de la industria capitalista amenaza al planeta Tierra y a todos los seres humanos que lo habitamos. Ellos suman su voz a la de los millones que en todo el mundo están señalando que “bienestar” no es sinónimo de “mercado”, que “desarrollo humano” no es sinónimo de “crecimiento económico”, que no se puede sacrificar la vida humana concreta en función de la “ganancia” abstracta, que no hay dinero que reemplace una vida humana que se apaga, una especie que se extinga, un río que se contamine y una tierra que se esterilice.
 
La lucha de los Ngäbe-Buglé es una lucha antiimperialista porque son los intereses de trasnacionales mineras norteamericanas, canadienses y coreanas las que están deseosas de meterle el diente a Cerro Colorado, como han hecho en Petaquilla y van a hacer en Donoso. El gran negociado que lucra con la minería a cielo abierto en todo el mundo responde a un puñado de empresas transnacionales que especulan con las riquezas naturales de los países subdesarrollados. Incluso, detrás del negocio eléctrico se esconden los intereses de Estados Unidos, pues en el Plan Puebla – Panamá está proyectado que la producción de energía se redirija al norte con la interconexión.
 
La lucha de los Ngäbe-Buglés es también una lucha democrática, porque “democracia” significa “gobierno del pueblo”, es decir, es una lucha respecto a quién debe tomar las decisiones. La democracia no se trata de votar cada cinco años y que luego el gobierno electo haga lo que le da la gana, rompiendo sus promesas y sin consultar a los afectados. La democracia que los Ngäbes-Buglés, y todo nuestro pueblo aspira, es una democracia activa, participativa, en la que las decisiones trascendentales se discutan y se decidan por los afectados.  Lo que defiende Martinelli y sus ministros no es democracia, sino una oligarquía, el gobierno de una élite enriquecida que utiliza el control del gobierno para beneficio propio. Por eso el presidente ha convertido en algo de principios la construcción de la hidroeléctrica en el río Tabasará, porque allí están los intereses de sus socios Virzi y Btesh, no los intereses de los habitantes de la cuenca. Como decía el dirigente campesino Ricardo Barría, candidato del PST en 1984: ¡no hay democracia con hambre!
 
La lucha del pueblo Ngäbe-Buglé es una lucha anticapitalista porque confronta un sistema construido para salvaguardar “la propiedad privada” y el “derecho a la ganancia” por encima de la vida de las personas. Por eso, el mismo día que reprimían duramente al pueblo en San Félix, y asesinaban a Jerónimo, el pleno del Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP) se reunía en la Presidencia para darle su espaldarazo a Martinelli. Por eso, los líderes de los partidos de la falsa “oposición”, como el PRD, el Panameñismo y el Partido Popular han sido cuidadosos en sus declaraciones, no han apoyado incondicionalmente la lucha de los Ngäbes y, por el contrario, se han puesto del lado del gobierno con las hidroeléctricas (que además ellos concesionaron). Se equivocan  quienes, con una miopía sectaria, pretenden poner en duda a la dirigencia de la Coordinadora de Lucha insinuando que tienen relaciones con el PRD. Aunque alguno de ellos esté afiliado a ese partido, su lucha ha rebasa y confronta a la política de las direcciones de los partidos empresariales, cuyas cabezas visibles se la pasaron haciendo llamados a la moderación a la dirigencia indígena. Además, el funcionamiento asambleario de la Coordinadora, no sólo la constituye en uno de los organismos populares más democráticos que existen en Panamá, también es una garantía contra quien pretenda traicionar.
 
El gobierno de Ricardo Martinelli, ha intentado infructuosamente dividir la opinión pública del pueblo panameño de la lucha de los Ngäbe-Buglé. Primero, tratando de hacerlos responsables de las consecuencias económicas del cierre de la Interamericana, mientras él se negaba a negociar y planeaba la represión. Ahora, Martinelli ha pretendido hacerse el “democrático” proponiendo que el tema hidroeléctrico sea decidido en un referéndum. Nosotros señalamos que sí queremos un referéndum, pero un REFERÉNDUM REVOCATORIO, en el que el pueblo panameño decidida si quiere seguir con los desmanes del presidente Martinelli hasta 2014.  Exijamos un referéndum entre Ricardo Martinelli y Silvia Carrera. Sin duda, ganaría la cacica que ha demostrado la democracia, la dignidad y el decoro de los que carece este gobierno.
 
Panamá, 16 de febrero de 2012.

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