Por Olmedo Beluche

La aprobación por parte de la Asamblea Nacional de Nicaragua de la "Ley Especial para el Desarrollo de Infraestructura y Transporte Nicaragüense Atingente a El Canal, Zonas de Libre Comercio e Infraestructuras Asociadas", el pasado 13 de junio de 2013, ha causado resquemores en algunos sectores políticos y económicos de la sociedad panameña quienes sienten amenazados sus intereses cada vez que el hermano país pone el tema en la palestra.

Los medios de comunicación panameños se vieron sacudidos por todo tipo de opiniones, desde los que dicen que no hay que preocuparse puesto que los costos que conllevaría la obra (40 mil millones de dólares) la harían inviable financieramente, hasta quienes advierten de la amenaza de que los chinos pongan pie sobre el "patio trasero" de los Estados Unidos, pasando por toda clase de adjetivaciones contra el presidente Daniel Ortega.

¿En qué consiste la "Ley Especial" nicaragüense?

La "Ley Especial" que acaba de ser aprobada por la Asamblea nicaragüense, tiene su antecedente en la "Ley de Régimen Jurídico de el Gran Canal Interoceánico de Nicaragua y de creación de la Autoridad de El Gran Canal Interoceánico de Nicaragua", aprobada en julio de 2012. La Ley Especial refrenda el acuerdo marco alcanzado entre esa Autoridad, en nombre del Estado, con la Empresa Desarrolladora de Grandes Infraestructuras S.A. y con H K Nicaragua Canal Development Invest Co. Ltda, empresa constituida en Hong Kong. Se rumora, sin que haya nada concreto, que el gobierno de la República Popular de China sería el inversionista socio de esta empresa capaz de financiar las obras.

Apoyándose en una legislación que parte del artículo 98 de la Constitución Política de Nicaragua, que se refiere a la responsabilidad del Estado en impulsar el desarrollo económico, la Ley Especial hace una concesión por 50 años prorrogables a la referida empresa para que adquiera los capitales necesarios para (Art. 2, Descripción de Proyecto): la construcción de un canal (sin especificar la ruta), puertos en ambos mares, un oleoducto, un aeropuerto internacional, zonas de libre comercio, posible ferrocarril, etc.

Las preocupaciones financieras panameñas

Puede apreciarse que se trata de una reproducción en paralelo de lo que ha venido construyendo la burguesía panameña en asocio con capitales extranjeros, en especial desde que el Canal pasó a nuestra soberanía en el año 2000. De ahí las preocupaciones: ¿De hacerse realidad el proyecto nica, cómo afectaría al canal de Panamá y sus servicios conexos al comercio mundial? Recordemos que la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) inmiscuyó al país en un gran proyecto de ampliación del canal y la construcción de dos nuevos juegos de esclusas para barcos de alto calado y gran envergadura, con un costo superior a los 5.000 millones de dólares. Sin mencionar otras obras de infraestructuras y concesiones portuarias.

En Panamá, desde 2006 - 2007, cuando el proyecto de ampliación del canal se sometió a un referéndum (como establece nuestra Constitución), hubo mucho debate respecto a si era pertinente iniciar ese proyecto o se debían destinar los recursos a otras prioridades sociales; si las proyecciones de la ACP sobre el crecimiento del tránsito de barcos en las próximas décadas podían financiar la ampliación sin poner en riesgo la estabilidad financiera del país, etc. Luego de cuatro años de gobierno de Ricardo Martinelli, en que el endeudamiento público ha seguido escalando porque es usado como el principal resorte del crecimiento económico, hay quienes temen que a largo plazo los bancos pasen la factura, y quedemos como Grecia.

Las dificultades del canal nicaragüense

Pero existen ciertas dificultades para realizar el proyecto de Nicaragua: 1. El acuerdo marco aprobado no contiene ningún estudio técnico concreto, lo que hace suponer que previo a cualquier inicio de obras deberán superarse una compleja investigación social, ambiental, financiera. 2. No habiendo propuesta concreta, tampoco el proyecto cuenta con capital, menos en las magnitudes requeridas, aunque la empresa inversionista sí cuenta con importantes derechos y concesiones que la Ley del 13 de junio le ha otorgado; 3. Resueltos esos problemas, las obras se estima que tarden al menos diez años antes de entrar en pleno funcionamiento.

Otro problema es el "fantasma chino". Algunos en Panamá alegan que no hay que temer, pues el gobierno de Daniel Ortega, pese a la retórica sigue priorizando relaciones diplomáticas con Taiwán, como todos los países centroamericanos, salvo Costa Rica.

¿Es esto importante? Panamá, igual que Nicaragua, tiene relaciones diplomáticas con Taiwán, mientras que China sólo tiene una delegación comercial, pese a que ya es el segundo usuario del Canal, por detrás de Estados Unidos y por delante del Japón. A los chinos no parece que les molesten esas relaciones, pues parecen estar entendiéndose en el largo plazo con Taiwán.

¿Existiría una rivalidad China - Estados Unidos, la primera detrás del canal por Nicaragua y la segunda detrás del canal panameño? Hay que ver, pues entre ambas potencias hay un amor-odio, en el que se necesitan mutuamente, aunque compiten. Algún opinante panameño hasta ha insinuado que el intervencionismo yanqui se encargará de Daniel Ortega antes que se concrete nada.

Otro elemento a tomar en cuenta es la oposición interna en Nicaragua a la ley. Esta ley se aprobó abrumadoramente por 61 votos a favor, 25 en contra, 1 abstención y 2 diputados que no votaron. Al igual que en Panamá con la ampliación, seguramente la aspiración a una bonanza económica que el canal le pueda producir a la economía nica, le va a granjear un mucho apoyo popular.

Sin embargo, al día siguiente de su aprobación, una amplia gama de organizaciones, desde derechos humanos a políticas, desde la derecha liberal hasta la izquierda por fuera del FSLN, firmaron una declaración conjunta titulada: "Manifiesto por la Defensa de la Soberanía Nacional. ¡Nicaragua no está en venta!".

El Manifiesto acusa al gobierno de Ortega de hipotecar la soberanía del país en favor de una empresa de la que se le señala como partícipe: "El proyecto de ley enviado a la Asamblea... no es para construir un canal, sino para crear un enclave dentro del estado nicaragüense que sea propiedad del dictador, utilizando para ello a un vil testaferro, un individuo desconocido, con una empresa de maletín registrada en las Islas Caimán, que no tiene ni la capacidad ni el dinero para emprender ninguna obra de mediana envergadura y que no representa ni tiene vínculo oficial con el Gobierno de la República Popular de China".

Y agrega que la ley "no indica dónde será la ruta del susodicho canal, no hace ninguna referencia técnica, pero sí establece que se otorgan de forma ilimitada recursos nacionales, en exclusiva, al inversionista y sus concesionarios por un términos de 50 años, prorrogables por otros 50 adicionales, a elección del inversionista".

Panamá y Nicaragua, una competencia histórica

Es de larga data la rivalidad entre Nicaragua y Panamá por establecer en su territorio la ruta preferente del paso transístmico centroamericano. Tal vez se remonte al cuarto viaje de Cristóbal Colón (1501-1502), quien se informó de los habitantes originarios del Caribe panameño que estaba ante un Istmo, que cruzándolo en poco tiempo estaría ante otro mar, tarea que sería acometida diez años después por el Vasco Núñez de Balboa. Aunque la ruta preferente del imperio español se adoptó por Panamá, siempre se tuvo en mente las potencialidades de los grandes lagos nicaragüenses para el comercio.

Mientras que Simón Bolívar en su célebre Carta de Jamaica ya visualizaba la posibilidad de un canal por Panamá y, cuando hubo concretado la independencia de la Gran Colombia, hacia 1827, contrató al ingeniero británico John A. Lloyd y al sueco Maurice Falmarr, para realizar el primer estudio para una ruta por la que construir un canal o un ferrocarril, en el istmo panameño; paralelamente el Congreso Centroamericano, el 16 de junio de 1825, aprobó una resolución para tramitar la construcción de un canal por Nicaragua.

El embajador de la Federación Centroamericana, Antonio José Cañas realizó gestiones ese año ante el gobierno norteamericano para que asumiera la realización de la obra, lo cual no se materializó. Pero en 1826, se firmó un contrato con Aaron H. Palmer para la construcción de un canal por Nicaragua. Palmer en asocio con otros capitalistas norteamericanos fundó la Central American and United States Atlantic and Pacific Canal Co., pero fracasó en reunir los 5 millones de dólares que estimaba necesitaba para empezar las obras.

Unas décadas después, coincidiendo con la "fiebre del oro de California", se firmaron en ambos países contratos para facilitar el trasiego de mercancías y gente de una costa a otra de los Estados Unidos. El 12 de junio de 1849, el gobierno la Nueva Granada (Colombia), de la que Panamá era una provincia, firmó un acuerdo con los empresarios William H. Aspinwall, John Lloyd Stephens y Henry Chauncey, quienes fundaron la Panama Railroad Co., que empezó a construir la línea férrea en 1850, inaugurándola en 1855.

En agosto de 1849, el gobierno de Nicaragua, ya fenecida la Federación Centroamericana, firmó un acuerdo con la Transit Company, para operar barcos en el río San Juan y el lago de Niacragua, empresa que fue adquirida Cornelius Vanderbilt, Joseph L. White y socios, quienes crearon la American Atlantic and Pacific Ship Canal Company. Entre 1850 y 1852, esa empresa contrató al ingeniero Orville W. Childs, quien hizo el primer estudio de factibilidad de una ruta para un canal o ferrocarril.

¿Nicaragua perdió el canal por culpa de los volcanes o de la tramoya de unos especuladores de Wall Street?

Pasando por alto muchos detalles, Panamá inició primero el proceso de construir un canal en acuerdo con una empresa francesa encabezada por Fernando de Lesseps, quien previamente construyó el Canal de Suez. El llamado "canal francés" empezó a construirse en 1880, pero 8 años más tarde ya se encontraba en crisis, en parte por problemas e diseño (un canal a nivel en vez de un canal a esclusas), en parte por problemas con las enfermedades tropicales que diezmaban a los trabajadores, y parte por malos manejos que derivaron en demandas y juicios.

El hecho es que luego de la guerra de 1898 contra España, con el control del Caribe y una nueva colonia en Asia (Las Filipinas) Estados Unidos urgía de un canal que le permitiera disponer su flota de guerra en ambos mares. Pero a fines del siglo XIX, y hasta principios de 1902, la ruta más factible para Estados Unidos era Nicaragua, dado el fracaso de los franceses en Panamá. A favor de la ruta nicaragüense abogaban la fracción demócrata del Senado y la Cámara de Representantes, con el senador John Tyler Morgan a la cabeza.

También se había pronunciado por Nicaragua una comisión especial de ingenieros (Comisión Walker) creada por el gobierno norteamericano, pesando a su favor la estimación los costos de la obra y la exigencia de los accionistas franceses de poco más de cien millones de dólares por sus derechos. El 10 de diciembre de 1901 se firmó un acuerdo con Nicaragua, y el 7 de enero la Cámara aprobó la llamada Ley Hepburn que avalaba el canal por Nicaragua. Sólo faltaba la aprobación en el Senado, y ahí saltó la liebre.

La Compañía Nueva del Canal de Panamá, cuyos dueños eran accionistas franceses interesados en traspasar sus derechos para recuperar parte de la inversión (entre ellos Felipe Bunau Varilla), contrataron en 1896 al abogado William N. Cromwell para que hiciera "lobby" en favor suyo ante el gobierno republicano. Parte del cabildeo fue una serie de conferencias dictadas por Bunau Varilla en Estados Unidos, incluyendo congresistas a quienes intentó convencer argumentado la existencia de una cantidad de volcanes en Nicaragua que pondrían en peligro el funcionamiento del canal.

En realidad, Cromwell quien tenía estrechas relaciones con grandes capitalistas de Wall Street financió con 60.000 dólares la campaña del Partido Republicano e nombre de la Compañía Nueva del Canal, entregados al senador Mark Hanna, jefe del partido y persona que tomó la defensa del proyecto del canal panameño ante el Congreso. Incluso creó un plan de "americanización del canal", por el cual accionistas norteamericanos compraron en secreto acciones devaluadas de los franceses seguros de revenderlas a su propio gobierno con buena ganancia. Por un tiempo, las negociaciones se estancaron por el alto precio que pedía la Compañía Francesa, hasta que estos aceptaron la cifra de 40 millones de dólares por sus propiedades en Panamá, lo que hacía viable el proyecto.

De modo que el 14 de enero de 1902, a poco de aprobarse el tratado del canal con Nicaragua, el senador Hanna, vocero del presidente Teodoro Roosevelt y "amigo" de Cromwell, paró el debate, que se reinició días después (en medio de una gran polémica) con otro proyecto de ley presentado por el senador Spooner, que favorecía condicionadamente la ruta panameña. La Ley Spooner fue la base para la negociación del tratado con Colombia (Tratado Herrán - Hay, firmado en enero de 1903) cuyo contenido fue rechazado en Colombia y generó la jugada de Cromwell que derivó en la separación de Panamá y la firma de un nuevo tratado (Hay - Bunau Varilla, noviembre de 1903).

Suplantar la competencia por colaboración y la rivalidad por hermandad, imposible bajo el capitalismo

En esa historia escueta que hemos repasado, los ganadores siempre han sido intereses capitalistas foráneos y un puñadito de socios criollos. Ni el pueblo de Nicaragua, ni el pueblo panameño, se han beneficiado del usufructo de la zona de tránsito y la posición geográfica. Por ello debemos tener cuidado, en particular los panameños, de no ser peones de un falso nacionalismo al servicio de un puñado de capitalistas nacionales o extranjeros. De parte de los trabajadores y el pueblo, no debe haber suspicacias entre los pueblos hermanos. Así como nosotros aspiramos a una vida decente, los hermanos nicas igual. El problema es el sistema capitalista internacional y sus intereses.

Para suplantar la competencia capitalista por colaboración, la rivalidad por complementariedad, la fragmentación por la unidad, la miseria por la riqueza compartida y socializada, para superar los nacionalismos y las fronteras, debemos pugnar por un sistema donde no sean los intereses de empresas transnacionales los que se impongan, sino los de nuestros pueblos. Sólo así haremos realidad el sueño de Morazán y de Bolívar.

 

Por Olmedo Beluche

Hay veces que uno lamenta no ser un Shakespeare, o por lo menos, Corín Tellado, porque la política panameña es una tragicomedia que daría para varias telenovelas. La última semana de mayo, que ya venía un poco agitada por las primarias del Partido Revolucionario Democrático (PRD), ideológicamente social-liberal, y el más fuerte de la oposición al gobierno de Ricardo Martinelli, cuyo candidato presidencial Juan Carlos Navarro es favorito en las presidenciales de 2014, se sacudió con una grabación en la que un precandidato a la alcaldía de dicho partido, Roberto Velásquez, encargaba a un supuesto delincuente quebrarle las piernas y el mentón a su principal rival, José L. Fábrega, emparentado con el presidente y aparente candidato del poder económico.

Grabación de la que se supo por un "tuit" lanzado por el presidente Martinelli, antes de partir en un viaje a Europa, cuya primera parada (no anunciada) fue el Gran Premio de Mónaco de automovilismo, en la que sorpresivamente apareció Martinelli junto a Rainiero. El rocambolesco asunto se zanjó, momentáneamente, con la renuncia forzada de Velásquez y la victoria abrumadora de Fábrega en las primarias.

El incidente que, en otras circunstancias y en otro país, no pasaría de hecho aislado, en el Panamá actual es un síntoma de la podredumbre del sistema político y la corrupción generalizada que se desparrama por todos lados. Ya en las elecciones de 2009, los escándalos acompañaron el proceso electoral a la alcaldía de la ciudad de Panamá, el segundo cargo político en importancia. En ese momento, el propio Roberto Velásquez, que entonces era favorito para ganar el cargo, fue señalado de recibir un maletín con dinero de David Murcia, empresario colombiano acusado de lavado de dinero y de montar una pirámide financiera, hoy preso en Estados Unidos. Al principio Velásquez negó haberse reunido con Murcia, pero luego admitió la reunión pero no que recibiera el maletín preñado. Esas contradicciones lo desprestigiaron hasta hacerlo perder las elecciones. Desprestigio del que parecía haberse recuperado a la sombra de J.C. Navarro, hasta este nuevo tropezón.

El "queme" de Velásquez en 2009, propició la victoria electoral de Bosco Vallarino, postulado por Juan Carlos Varela, dueño de la principal empresa licorera del país, dirigente del Partido Panameñista y actual vicepresidente, en la oposición desde el 2011 cuando fue echado del gobierno por Martinelli. Pero resultó que el victorioso alcalde, Vallarino, a su vez violó la ley y la Constitución porque había renunciado a la ciudadanía panameña para acogerse a la de Estados Unidos (lo cual está prohibido por el Código Electoral), sin notificarlo y pese a ello participó en las elecciones. En una muestra de la suprema corrupción de valores la Asamblea Nacional mediante una ley le devolvió la ciudadanía con carácter retroactivo, después de las elecciones. Para colmo, el propio alcalde se vio forzado a renunciar luego de una reunión secreta con Martinelli, de la cual nunca se dijo oficialmente de qué trató (se rumoró de una grabación comprometedora).

Siguiendo en 2009, las controvertidas relaciones con el Sr. David Murcia alcanzaron a la candidata presidencial del PRD, Balbina Herrera, y al mismísimo Ricardo Martinelli. Él la acusó a ella de recibir su maletín, ella lo acusó a él de que sus supermercados eran parte de la pirámide de Murcia. Por supuesto, como siempre pasa en Panamá, pasadas las elecciones, las investigaciones murieron en algún archivador del Ministerio Público.

Volviendo a 2013, el domingo 2 de junio, el PRD hizo una gran demostración de fuerza al mover el 60% de su electorado a las primarias, faltando un año para las presidenciales. Aunque no hubo grandes cambios, pues alcanzaron la postulación 15 de los 17 diputados actuales de dicho partido, y mantuvieron el control los clanes habituales. Es decir, "más de lo mismo".

Seguramente Martinelli sintió el golpe en la boca del estómago, porque haciendo ante los medios su evaluación del hecho, dijo: "No hay una persona más corrupta en este país que Juan Carlos Navarro. Pronto van a empezar a salir todas las bellezas de la corrupción de Navarro" (La Prensa, 4/6/13). Y la gente con algo de lógica se pregunta: ¿El presidente que conoce de un delito pero no lo ha denunciado ante las justicia, está a su vez cometiendo otro delito? ¿O sólo se trata de una calumnia, que también es delito?

Al día siguiente de las elecciones misteriosamente apareció otra grabación en "yu-tú" en la que se dice que se escucha al diputado del PRD, Raúl Pineda, ofreciendo dinero por votos en las primarias. La pregunta es, si estamos de nuevo ante una excepción o ante una práctica corrupta generalizada de la política panameña. La otra pregunta es: quién realiza todas estas grabaciones que, convenientemente sólo ponen al descubierto a opositores y a ningún oficialista, en un país en el que sólo se puede hacer escuchas por orden judicial. Según un wikileaks, el gobierno pidió en 2010 asesoría a la embajada norteamericana para instalar un sistema de escuchas telefónicas.

En este ambiente, es natural que cada vez más personas consideren a la política y los políticos panameños como el sector más corrompido de la sociedad. En un país en el que, según el Tribunal Electoral, la campaña de Martinelli de 2009 informó haber gastado casi 20 millones de dólares y Balbina Herrera otros 10 millones, en el que el candidato a alcalde de un pueblito se gasta en campaña 200 mil dólares y un candidato a diputado unos 300 mil dólares, por lo menos, la compra de votos y el pago de contraprestaciones luego de las elecciones debe ser lo común. Para no hablar de ciertas relaciones dudosas de representantes y diputados con las mafias locales y las pandillas (maras).

Todo es parte de la podredumbre del sistema capitalista que en Panamá está llegando a su paroxismo. En ese marco, corren el peligro de ahogarse electoralmente las campañas del nuevo partido de izquierdas FAD, que ha completado sus firmas, y diversas candidaturas independientes, si no hay unidad en un Frente Electoral de Izquierdas, Popular y Sindical.

Como el poder político da acceso a un jugoso erario público para repartir en concesiones a empresas amigas, hay muchos dispuestos a romper huesos con tal de ganar a todas costa, por lo que cabe esperar muchos más escándalos ante de mayo de 2014. Por lo pronto, al igual que Horacio (personaje de Hamlet), cabe concluir: "A qué determinado punto he de dirigir mi pensamiento, es cosa que no sé, pero según el lógico sentir de mi entender, esto augura una extraña conmoción en nuestro Estado".

 

Por Emilio Young Barría

El gobierno de Martinelli, enfrentó a finales de abril una poderosa huelga de 96 horas del gremio de enfermeras e inmediatamente después comenzó la huelga de 48 horas convocadas por los trabajadores del sector salud.

Hasta ahora, el gobierno ha logrado evitar que estos dos colosos, enfermeras y trabajadores de la salud, luchen unidos o negocien en una sola mesa.

Huelga de CONAGREPROTSA

Tras un largo forcejeo y tensas negociaciones, en la noche del 1 de Mayo finalizó la huelga encabezada por la Coordinadora Nacional de Gremios de Profesionales y Técnicos de la Salud (CONAGREPROTSA), que reúne a 33 organizaciones de los trabajadores de la salud.

La medida de protesta fue un éxito a pesar de las amenazas de aplicar descuentos salariales a los trabajadores que se sumaran el paro. La huelga fue una repuesta de los trabajadores ante el incumplimiento de los acuerdos alcanzados el año pasado. Fue una fabulosa medida de presión, pero finalizó sin resultados prácticos, abriendo nuevamente un proceso de negociación con el Ministerio de Salud (MINSA) y las autoridades de la Caja del Seguro Social (CSS)

Nuevo incumplimiento

Los sindicatos de trabajadores de la salud, declinaron continuar con la huelga, esperanzados en las negociaciones, pero el gobierno de Martinelli volvió a engañarlos, incluso aplicando descuentos salariales contra los dirigentes. El resultado fue que de las nuevas negociaciones no salió nada.

Por ello, Carlos Peralta, presidente de la Asociación Nacional de Practicantes, Auxiliares y Técnicos en Enfermería (ANPATE), interpuso una querella penal, por abuso de autoridad, contra altos funcionarios del MINSA y CSS.

Después de dos semanas de tregua, el malestar en los hospitales volvió a crecer y las bases exigen la convocatoria a un nuevo paro nacional. Álvaro Lozano, vocero de CONAGREPROTSA, declaró que “el panorama no ha cambiado; ellos tomaron la determinación de no darle seguimiento... buscamos los acercamientos, y luego de tratar por casi dos semanas el resultado es el mismo. Es lamentable porque dijeron que se iba a presentar el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y una contrapropuesta, pero no ha sido así". (La Estrella, 15/5/2013)

El gobierno de Martinelli ha utilizado la misma táctica dilatoria con las enfermeras agrupadas en la Asociación Nacional de Enfermeras de Panamá (ANEP), que protagonizaron un paro nacional a finales de Abril, en demanda de mejoras salariales.

Utilización de extranjeros como esquiroles

En este contexto de presiones de los trabajadores y engaños por parte del gobierno, ministro de Salud, Javier Díaz, con el apoyo del Consejo de Gabinete, resucitó una Resolución No 2 del 15 de abril de 1985 que abre el “concurso plazas para contratar profesionales y técnicos extranjeros de la medicina, odontología, enfermeras y auxiliares de enfermería hoy técnicos en enfermerías”. (La Prensa, 16/5/2013)

Aunque el ministro Díaz juró que se priorizaría a profesiones y técnicos panameños, en realidad la medida está destinada a utilizar a extranjeros para debilitar la huelga de trabajadores y enfermeras.

Carlos Peralta, presidente ANPATE denuncio que existen 4,000 profesionales panameños que están esperando el nombramiento, lo que confirma la maniobra intimidatoria del gobierno de Martinelli.

Esta noticia sobre la contratación de personal extranjero se dio a conocer simultáneamente cuando las autoridades declararon que no existen fondos para aumentar los salarios en el sector salud. El ministro Díaz declaró que “habría que esperar hasta el próximo presupuesto del año 2014 para incluir un aumento en el caso de que se llegue a un acuerdo” (La Estrella, 16/5/2013)

La posible contratación de personal no panameño es una táctica utilizada por los diferentes gobiernos. Cuando se produjeron las huelgas en el sector de la construcción, la patronal amenazó con traer obreros de Honduras, que ganan salarios inferiores.

Esta noticia hizo reaccionar al gremio médico organizado en la Comisión Médica Negociadora Nacional (Comenenal), quienes se opusieron tajantemente a la contratación de personal no panameño.

Unificar las luchas en un solo frente

Sin habérselo propuesto, la política antiobrera del gobierno de Martinelli va a terminar uniendo a médicos, enfermeras y trabajadores de la salud en solo frente de lucha, por la defensa del salario y las conquistas laborales.

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llamamos a todas las organizaciones sindicales y gremiales del sector salud, a unificar las luchas en un solo frente común. Cualquier negociación por separado favorecer el triunfo de los planes del gobierno, eso es lo que ha ocurrido últimamente, y eso es lo que debemos evitar, para poder triunfar.

 

Por Olmedo Beluche

Por primera vez desde 2008, el movimiento sindical panameño conmemoró de manera unitaria el 1 de Mayo, día de la clase trabajadora en todo el mundo. Más de 10 mil trabajadores y trabajadoras se dieron cita en la ciudad de Panamá para marchar desde el Parque Porras hasta la Plaza 5 de Mayo, donde realizaron un mitin, en el que se escucharon las denuncias del movimiento sindical contra las consecuencias de las políticas neoliberales del gobierno empresarial de Ricardo Martinelli y sus antecesores. Se reportaron también marchas multitudinarias en la ciudad de David, provincia de Chiriquí, y en Changuinola, corazón de la producción bananera nacional.

La movilización en la capital panameña estuvo encabezada por la confederación de gremios de la salud, CONAGEPROTSA (auxiliares de enfermería, laboratoristas, archivadores clínicos y administrativos), quienes se encontraban en huelga exigiendo mejoras salariales incumplidas por la autoridades del Ministerio de Salud y la Caja de Seguro Social. Sólo faltó el gremio de las enfermeras que, como siempre, se restó de este tipo de actividades por culpa de su elitista directiva.

Detrás de los gremios de la salud marcharon las centrales sindicales y federaciones afiliadas al Consejo Nacional de Trabajadores Organizados (CONATO), como CGTP, CTRP, CNTP, UGT y otras. También tuvo una importante delegación la Federación Auténtica de Trabajadores (FAT) y seguidamente los gremios afiliados a la Confederación de Unidad Sindical (CONUSI) y FRENADESO, cuya columna central fue el Sindicato Único de la Construcción (SUNTRACS). En horas de la mañana, protestando contra el "día puente" del lunes 29 de abril decretado por el gobierno, realizó una nutrida manifestación y piqueteo al Ministerio de Trabajo, el Sindicato Industrial de Trabajadores de la Fabricación y Comercialización de Refrescos, Bebidas, Gaseosas, Cervezas, Licores y Similares (Sitrafcorebgascelis) o sindicato de la Coca Cola, que sacó a la calle a más de 200 trabajadores de la planta de Tumba Muerto.

En la manifestación de la tarde, también hubo importantes delegaciones de los dos principales proyectos político electorales en proceso de inscripción para las elecciones de 2014, el Frente Amplio por la Democracia (FAD) y quienes a poyan a Juan Jované como candidato independiente. Además de algunos precandidatos de izquierda por libre postulación a diversos cargos.

Al respecto, es destacable que en el mitin central, el secretario general del SUNTRACS, Saúl Méndez, señalara que en 2014 la clase trabajadora no debe darle el voto a ninguno de los partidos de la patronal (CD, PRD, Panameñista, Molirena o Popular) y que podrá votar por un candidato salido del movimiento social. A lo que sólo habría que agregar lo señalado por el editorial de nuestro periódico del Movimiento Popular Unificado (MPU), Voz Popular, y que circuló masivamente en la manifestación: que se requiere para asegurarlo un Frente Electoral, Sindical, Popular y de Izquierdas.

La masividad de los actos en todo el país, confirma el fracaso del gobierno empresarial y la patronal que pretendía que, al decretar el "día puente" el lunes anterior, y laborable el 1 de Mayo, la fecha iba a decaer quitándole fuerza al movimiento obrero. Por el contrario, el movimiento sindical panameño lució saludable. Lo cual obliga a otra reflexión: ¿Por qué han decaído las luchas en los últimos meses? ¿Por qué los conflictos que se dan permanecen aislados y atomizados? ¿Por qué las comunidades que protestan por la falta de agua, de calles o de transporte público deben luchar solas sin que exista un organismo que las aglutine y unifique? Probablemente la respuesta a estas preguntas esté en la actitud de la propia dirigencia sindical.


Por Olmedo Beluche

El nombramiento de tres nuevos miembros de la Junta Directiva de la Autoridad del Canal de Panamá por parte del presidente Ricardo Martinelli ha desatado una pequeña guerra verbal entre el oficialismo y la oposición. La lucha política y periodística es una expresión del conflicto entre dos  fracciones de la oligarquía financiera, las cuales disputan el control de la administración del principal recurso económico del país. Ambos sectores son fácilmente identificables, por un lado está el sector tradicional, vinculado al Banco General, que tuvo en Alberto Alemán Zubieta, ex administrador de la ACP recién retirado del cargo, a su pieza clave en el corazón de la ACP, y un sector emergente con poderes económicos y políticos crecientes, que gira en torno al presidente y Globalbank.

Martinelli ha propuesto para su ratificación por la Asamblea Nacional a Alberto Vallarino, Henri Mizrachi y a Lourdes Castillo. Estos nombramientos darían al grupo de Martinelli una mayoría de miembros en dicha directiva, cuyas atribuciones constitucionales (Art. 319) incluyen: nombrar y remover al Administrador y Subadministrador del Canal; fijar tasas, peajes y derechos sobre el uso del canal y sus servicios conexos; contratar empréstitos; otorgar concesiones, etc.

Alberto Vallarino, el único de estos tres que no es criticado por la "oposición", es un conspicuo banquero perteneciente a otro de los grupos tradicionales de la oligarquía panameña, la familia Lewis que, hasta 2004, estuvo asociada a Banistmo cuando fue traspasado a HSBC. Vallarino tiene la ambivalencia de ser miembro del Partido Panameñista, dirigido por el vicepresidente J.C. Varela, ahora en oposición, pero cuyo suegro Samuel Lewis Galindo es uno de los pilares detrás de Martinelli. El poder de este grupo representado por Vallarino es tal que, aunque podría ser cuestionado por múltiples razones, entre ellas el haber sido beneficiario de una ley que le exoneró el pago de 400 millones de dólares por la venta del banco bajo el gobierno de Martín Torrijos (PRD), todos miran para otro lado.

Los más cuestionados son Henri Mizrachi, directivo de la Editora El Panamá América S.A. (EPASA), empresa editorial controlada por el grupo de Martinelli, y la Sra. Lourdes Castillo, representante legal de la empresa Naves Supply S.A., subcontratista de Panamá Ports (Evergreen) que controla el puerto de Balboa en la entrada del canal en el sector Pacífico. A Mizrachi se le acusa de ser peón de Martinelli, pero tampoco le atacan tanto, pues mal que bien es miembro de la importante comunidad empresarial judía de Panamá cuyas ramificaciones trascienden a ambos sectores en disputa. Por lo cual el ataque más furibundo se cierne sobre Castillo, a quien Martinelli ha presentado como hermana del mártir de la Gesta del 9 de Enero de 1964 por la soberanía en el canal, Ascanio Arosemena. Aunque el diario La Prensa la ha cuestionado esa afirmación, pues no es hermana sino hermanastra, el problema no es ese, sino que ella nunca ha sido parte de los sectores antiimperialistas que lucharon contra el enclave colonial y que han tenido en Ascanio un símbolo de esa lucha.

Se le cuestiona a Castillo que, como representante legal de Naves Supply S.A., tiene conflicto de intereses por ser beneficiaria de un contrato para dar servicios subsidiarios al canal, pero los ministros de Martinelli han respondido que, si así fuera, Alemán Zubieta tenía peores conflictos de intereses ya que su familia es dueña de Constructora Urbana S.A. (CUSA), empresa que tiene contratos directos con la ACP como parte del Grupo Unidos por el Canal, que construye el tercer juego de esclusas en la ampliación y que hizo la autopista de acceso al Puente Centenario.

Desde el punto de vista de los intereses de los sectores populares y asalariados, esas disputas por el control de la ACP no significan nada, pues como se dice en el refrán popular: "ellos son blancos, y entre ellos se entienden". El problema para la mayoría del pueblo panameño es que toda la estructura administrativa de la ACP está diseñada para que sea controlada por la oligarquía financiera y las empresas inmobiliarias, quienes son los principales beneficiarios del canal revertido a manos panameñas, por la vía de jugosos contratos, pero que en cien años de lucha anticolonialista nunca pusieron un mártir, ni movieron un dedo para rescatar la soberanía y acabar con el enclave de Zona del Canal, que sus abuelos le entregaron al imperialismo norteamericano.

 ¿Quién en la Junta Directiva de la ACP representa a los sectores obreros y populares? Nadie. Todos son representantes directos del capital financiero. ¿Quién representa la voz de nuestras comunidades originarias que claman para que los millones del canal se traduzcan en desarrollo humano para los más pobres entre todos los panameños? Nadie.

Así que, "la fiebre no está en la sábana". El problema no son los socios ungidos de a dedo por el presidente. El problema de fondo es el Título XIV de la Constitución Nacional y la Ley Orgánica de la ACP, impuestos por acuerdo entre Estados Unidos y la oligarquía criolla, para mantener al canal como una "zonita" sin gringos, pero sobre la que el verdadero pueblo, que peleó por la soberanía, no puede opinar ni decidir.

Panamá 6 de febrero de 2013.

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