Por Maximiliano Cavalera.

El 6 de junio de 1993 se cierra uno de los capítulos más controvertidos en la historia reciente de nuestra Centroamérica. Todo inicia el 25 de mayo cuando el entonces presidente de Guatemala, Jorge Serrano Elías, se propina un autogolpe de Estado conocido popularmente como el “Serranazo”.  En ese lapso de tiempo Serrano disuelve al Congreso, toma el control de algunas instituciones del Estado e inicia la censura contra algunos medios de comunicación escrita como La Prensa. El proceso duraría 10 días y terminará con la salida de Serrano del poder exiliándose en Panamá. 19 años han pasado desde el golpe de Serrano y en esta edición del Socialista Centroamericano  daremos una breve reseña de los hechos que conmovieron por diez días a todo un país.

Jorge Serrano Elías nació en la ciudad de Guatemala: “Ocupó diferentes puestos como dirigente en sus años de estudiante, perteneciendo a la AEU (Asociación de Estudiantes Universitarios) en la Universidad de San Carlos de Guatemala.” (La Prensa Libre) Antes de llegar a la presidencia de Guatemala participó en el Consejo de Estado en 1982 con el genocida Efraín Ríos Montt. Participó en la Delegación Nacional de Reconciliación Nacional que se encargó de iniciar los acuerdos de paz con la guerrilla. Durante el gobierno de Vinicio Cerezo Arévalo fue miembro de la comisión de los partidos políticos de oposición de 1988 a 1990. Fechas en las que funda el partido Movimiento de Acción Solidaria (MAS) por el que fue candidato a la presidencia en 1990, elecciones en que le ganó en segunda vuelta a Jorge Carpio Nicolle.

El camino al autogolpe.

Para 1993 Guatemala tenía unos escasos 7 años de haber retornado a la democracia, pero con gobiernos corruptos y problemas de violencias que hasta el día de hoy siguen afectando a la población. En el mes de Marzo de ese año se realizaron movilizaciones en contra la escalada en los precios de la energía y el transporte. El movimiento estudiantil de estudios medios se moviliza contra el proyecto que uniforme para los estudiantes, estos miraban esta acción del gobierno como una señal de militarización, Jorge García dirigente magisterial declaraba: "El planteamiento global del gobierno es la privatización de los servicios públicos. La cédula estudiantil es para provocar y después para poder justificar la intervención militar y luego imponer la privatización, alegando que la educación pública no funciona. Los problemas estudiantiles son obvios. La falta de maestros, escritorios, material didáctico y edificios, y ahora la cédula. De una población de 5 millones apta para estudiar, el sistema sólo atiende a 1 millón 400 mil. O sea, 3 millones 500 mil jóvenes están sin educación. Y quieren cerrar institutos? Es que no quieren que la población pobre vaya a las escuelas" (Ídem).

La ola de protestas termina con el asesinato frente al Congreso Nacional del estudiante de 17 años Abner Adiel Hernández asesinado el 15 de mayo por los escoltas de un diputado. La situación en el país se estaba tensando, y para mediados del mes de mayo se había convocado a un paro general por el asesinato de tres estudiantes, el asesinato de un catedrático universitario y los altos problemas de delincuencia.

Por último, la Alianza Cívica realizó una marcha para que la Contraloría General de Cuentas investigase el mágico y precoz enriquecimiento del presidente Serrano Elías. En aquella época uno de los dirigentes de la Alianza Cívica declaraba: "Es vergonzoso que mientras nuestro Presidente se estén convirtiendo en un multimillonario, las escuelas y hospitales estén a punto de cerrarse, afectando a miles de guatemaltecos" (Ídem) Al día siguiente, las radios anunciaban el golpe de Estado que estaba llevando a cabo Serrano Elías.

Autogolpe: ¿un rayo en cielo sereno?

Fue un martes 25 de mayo que inicia todo: “los guatemaltecos se despertaron con los inesperados ritmos de marimbas que transmitía una cadena nacional de la radio. Enseguida supieron que algo había pasado. En los años 80, cuando había golpe de Estado, todos los canales ponían marchas militares. La voz del Presidente Jorge Serrano Elías les explicó lo sucedido.” (Revista Envió)

Esa mañana las radios anunciaban el golpe, las casas del Procurador de Derechos Humanos, del Presidente de la Corte Suprema y del Presidente del Congreso amanecieron militarizadas y rodeadas por la policía. La censura no se hizo esperar y los militares bloquearon la circulación de la casi todos los diarios. Las universidades fueron cercadas por tanques así como las salidas de las ciudades. Se asegura que en los barrios marginales los soldados raptaron y reclutaron por la fuerza a cientos de jóvenes en la primera semana del golpe. 

El panorama no era alentador los primeros días del golpe: “Algunos líderes estudiantiles se exiliaron, mientras otros dirigentes populares se preparaban para salir pidiendo asilo en diferentes embajadas. Otros dirigentes del movimiento popular y de organizaciones de derechos humanos dedicaron los primeros días a vaciar sus oficinas de documentos, anticipándose a cateos y a capturas. Los diputados del difunto Congreso y otros políticos empezaron a reunirse de tres en tres en bares y hoteles, ante la prohibición de cualquier reunión más de tres personas.” (Ídem)

La zozobra imperaba en todos los sectores sociales debido a la militarización y la disolución de los derechos constitucionales: “Entre las medidas anunciadas en cadena nacional se mencionaron la suspensión de más de cuarenta derechos constitucionales, así como de las Leyes de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad y de la Ley Electoral y de Partidos Políticos (…) las reuniones de más de tres personas fueron declaradas prohibidas si estas no contaban con autorización”. (Ídem)

Mucho se discute sobre las casas que provocaron el Serranazo hay varias hipótesis  entre ellas se dice que Serrano fue presionado por la cúpula del ejército y la burguesía para poner fin a los cambios democráticos del país. Otros afirman que la causa fue el retorno de los refugiados que estaban en el exilio, personas con más actividad política. Por último se dice que la aparición en la palestra pública de las Comunidades de Población en Resistencia que exigían su reconocimiento y en algunos casos se encontraba en zonas de conflicto del país.

Por nuestra parte consideramos validas estas hipótesis pero consideramos que la verdadera causa fue la agitación política exacerbada de los días previos al autogolpe. La radicalización de la juventud en medio de una disputa inter burguesa que por lado encabezaba Serrano y el otro estaba el procurador de derechos humanos Ramiro de León Carpio quien deseaba desaforar al presidente Serrano acusado por incontables casos de corrupción: “La sociedad civil, estaba emergiendo en el momento del golpe: Todos los grupos sindicalistas, religiosos, mayas, campesinos, de refugiados, de desplazados y otros, se estaban recuperando después de la represión de los 80.” (Ídem)

A esto le sumamos que Serrano no tenía un respaldo mayoritario en el parlamento, su gobierno era endeble en la medida que tenía que negociar para obtener sus objetivos políticos.

Autogolpe y Caída.

El golpe de Estado no duraría mucho tiempo, algunos dicen que Serrano se inspiró en el golpe exitoso perpetrado por Fujimori. El diría: "Dios, que me ha inspirado este golpe y me ha ayudado a ejecutarlo, los bendiga a ustedes si me obedecen, porque si no, ¡se los va a llevar la gran diabla!" (Ídem) Pero al que se llevó la diabla fue a Serrano, a quien el 1 de junio la Corte Suprema de Justicia declaró inconstitucional el autogolpe. La zozobra que impera en la población intensificó las protestas acompañado por el rechazo de la comunidad internacional. Siete días duró la intentona de Serrana quien se retiró de Guatemala y se exilió en Panamá. El vicepresidente Gustavo Espina Salguero tomó posesión del cargo por tres días. Pero el 6 de Junio de 1993 el congreso eligió al oponente político de Serrano, a Ramiro de León Carpio como nuevo Presidente de la República de Guatemala.

Fue bajo la presidencia de Serrano que Guatemala reconoce la independencia de Belice, se otorgó el Bono 14, se continuaron las reuniones de paz con el URNG terminando estrepitosamente con el último golpe de Estado que se dio en Centroamérica a finales del siglo XX.  Serrano se exilió en Panamá y aunque las acusaciones de corrupción siguen a la fecha, nunca se le enjuició ni por el golpe de Estado ni por los incontables casos que corrupción que se le adjudicaban. Actualmente vive en Panamá y es propietario y accionista de varias empresas vinculadas al sector de construcción y del entretenimiento. Pero el debió ser enjuiciado y enfrentar la cárcel por crímenes de lesa humanidad, pero es obvio que los tribunales y cárceles hechas por la burguesía son solo para alojar a los hijos del pueblo y los trabajadores. Se debe investigar los hechos acontecidos en Mayo y Junio de 1993, se deben enjuiciar a los responsables del secuestro y menoscabo de los derechos constitucionales de los ciudadanos.

 

Por Maximiliano Cavalera

Este 1 de mayo conmemoramos a los mártires de Chicago, pero al mismo tiempo en el Partido Socialista Centroamericano, rescatamos y conmemoramos una fecha olvidada para los historiadores burgueses. Fue un primero de mayo de 1857 cuando los filibusteros norteamericanos comandados por William Walker fueron expulsados de Centroamérica. La llamada Guerra Nacional fue la lucha contra el naciente imperialismo norteamericano y sus deseos de expansión en su patio trasero. En los hechos todos los ejércitos de la nación Centroamericana viajaron a Nicaragua y lucharon contra la amenaza imperialista, logrando expulsar a los filibusteros.

Al terminar la gesta cada uno de los ejércitos y sus generales regresaron a sus Estados y engavetaron la idea de la nación centroamericana como un viejo espejismo que debía solo estar plasmada en pequeños párrafos de las constituciones de los 5 hijos abortados por las oligarquías y burguesías centroamericanas. En este mes de Mayo conmemoramos y recordamos la gesta de aquellos patriotas que lucharon por expulsar a los filibusteros de nuestra Centroamérica. No solo a los generales, sino a los campesinos, indios flecheros y trabajadores que engrosaron las filas del ejercito centroamericano expulsando a los invasores.

La Ruta del Tránsito

Con las elecciones de 1854, en que el caudillo conservador Fruto Chamorro se reeligió presidente y fue acusado por las fuerzas liberales de León de amañar las elecciones e intimidar a la oposición, se desató una nueva guerra civil entre liberales y conservadores. En medio de la guerra los liberales decidieron a contratar la ayuda de mercenarios norteamericanos. El contrato se le conoce como el Tratado Byron Cole-Castellón y fue así como llegaron los primeros filibusteros a tierras centroamericanas. En esa época Nicaragua tenía un papel preponderante para el comercio con los Estados Unidos debido a la fiebre del oro en California, la Ruta del Tránsito constituía una vía segura y rápida para llegar al oeste de Estados Unidos, aprovechando el rio San Juan y las vías fluviales. La ruta fue explotada por mucho tiempo por un norteamericano llamado Cornelius Vanderbilt.

El arribo de William Walker

Como producto del acuerdo con los liberales de León, un filibustero llamado William Walker llegó a Nicaragua. Este mercenario: “nació en Nashville, Tennesee, el 8 de Mayo de 1824. Su padre fue James Walker, un Irlandés, y Mary Norvel”. En su juventud participó en incursiones en baja California proclamándola un Estado libre independiente de México. Como era de esperarse su incursión fracasó y regresó a los Estados Unidos. Al pasar los años se embarcó hacia Nicaragua para batallar en la guerra civil entre liberales y conservadores. Luego de una breve incursión en la ciudad sureña de Rivas, logró tomar por sorpresa la cuidad de Granada, en ese momento capital del bando conservador en Nicaragua. Se decidió que Patricio Rivas asumiera temporalmente la presidencia del país y Walker sería “nombrado” jefe del ejército. El caudillo conservador Ponciano Corral ocuparía el Ministerio de Guerra, siendo fusilado unos meses después por descubrirse una carta que éste dirigía en secreto a los generales hondureños Pedro Xatruch y José Santos Guardiola en las que solicitaba su intervención en el conflicto.

Por medio de la Ruta del Tránsito Walker y los filibusteros poco a poco trajeron mercenarios, municiones y pertrechos militares, hasta que se sintió con la fuerza suficiente para declararse presidente de Nicaragua, traicionando a Patricio Rivas: “El 12 de Julio de 1856, en la plaza de Granada, Walker prestó juramento Presidencial, después de haber “ganado” las Elecciones Presidenciales convocadas y organizadas por él mismo.” (Clemente Guido Martínez, La Rendición de William Walker)

Los primeros decretos de Walker como presidente fueron: “Legalizó el uso del idioma inglés. Se estableció el sistema registral de la propiedad inmobiliaria. Se establecieron equivalentes monetarios y se modificó el sistema de impuestos aduanales. Estableció penas para el peón que abandonase sus tareas, durante el término de su contratación; y el 22 de Septiembre (…) legalizó la esclavitud en Nicaragua, abolida por aquél. Creó una nueva bandera: Estrella roja rodeada de cinco puntos” (Ídem)

La Guerra Centroamericana

El 26 de febrero de 1856 Juan Rafael Mora, presidente de Costa Rica, le declaró la guerra a Walker, logrando llegar a Granada, pero siendo diezmado por una epidemia de cólera regresó a su país. La ambición de Walker no se detuvo en querer ser presidente de Nicaragua, proclamó a las 4 vientos que su intención era reconstruir la Federación Centroamericana, pero bajo el esclavismo y su égida. Las oligarquías centroamericanas pegaron el grito al cielo atemorizadas por perder sus tierras, bienes y sus privilegios ante el filibustero invasor.

Pocas veces se menciona, pero la guerra contra los filibusteros nunca se pudo haber ganado sin el apoyo decidido de las fuerzas centroamericanas, que lucharon casi por todo el territorio nicaragüense contra los invasores. Precisamente por eso en Nicaragua se conmemora la batalla de San Jacinto, única batalla en que las fuerzas nicaragüenses lograron ganar sin el apoyo de las tropas centroamericanas. Para el 18 de Julio de 1856 se firmó en Guatemala una convención de liga y alianza avalando a Patricio Rivas como presidente de Nicaragua, quien al mismo tiempo nombró al general Salvadoreño Ramón Belloso como General en Jefe del Ejército de Nicaragua. Inmediatamente después de la firma de la convención tropas hondureñas, salvadoreñas y guatemaltecas reforzaron León para resguardar la ciudad del ataque filibustero.

Las intenciones de los aliados no se harían esperar, marchando sobre Managua. Walker reforzó la ciudad de Masaya, en donde esperaba derrotar a las fuerzas centroamericanas antes que marcharan sobre Granada. Las diferencias en armamentos eran abismales, los mercenarios norteamericanos eran soldados formados en las guerras contra México u otras incursiones militares con armas de repetición y el pico de la tecnología militar de época. En cambio las tropas centroamericanas eran tropas irregulares engrosadas con reclutamientos forzosos de campesinos.

El general Belloso abrió la guerra después de conocer el triunfo en San Jacinto. Planeó atacar Masaya y con tropas alternas de Honduras, Guatemala y Nicaragua atacar Granada, por lo que Walker tuvo que retroceder a Granada y no logró defender Masaya. Al mismo tiempo: “que Belloso marchaba de León hacia Granada, el Congreso costarricense le autorizó el 10 de octubre al Presidente Mora el reanudar la guerra contra Walker, ahora en unión con los aliados centroamericanos.”(Guerra Nacional, Alejandro Bolaños).

La derrota militar de los filibusteros

El cerco comenzaba a cernirse contra Walker y sus filibusteros: “Belloso envió al coronel Félix Ramírez con 300 leoneses de Masaya a Rivas, para distraer la atención de Walker y reforzar a Cañas; Ramírez ocupó Rivas el 30 de octubre tras una ligera escaramuza con el resguardo filibustero” (Ídem) Seguirían las batallas de Masaya en sus dos etapas en donde los filibusteros y las tropas centroamericanas tuvieron un impase, y al mismo tiempo se dieron combates en Granada donde las fuerzas aliadas fueron repelidas. A pesar de que las tropas Aliadas no lograron vencer a Walker en Masaya, dicha batalla marcaría el punto de inflexión.

Después las tropas de Walker quedarían diezmadas: “El hospital se atestó de enfermos y moribundos; las provisiones escaseaban cada vez más y los soldados apenas conseguían algo de comer” (Ídem). El 19 de Noviembre Walker ordenó la salida y quema de Granada. Desde esos días se apertrecharía en el sur del País y defendería la Ruta del Tránsito; esa era su única posibilidad de ganar la guerra. Ese es el momento clave en que se le tenía que dar la estocada, pero desavenencias hicieron que el general Belloso se retirara de los combates y no se le dio la estocada al ya herido Walker.

El general tico José Joaquín Mora tomó la comandancia, al apoderarse de los buques que utilizaban los filibusteros para traer mercenarios y aprovisionarse. La batalla de Rivas sería la última batalla que se dio en tierras nicaragüenses. El general Mora actuó erráticamente y fue repelido en muchas ocasiones, pero la suerte estaba echada, Walker estaba derrotado sin provisiones y acorralado, solo era cuestión de tiempo. La intervención del comodoro Charles Henry Davis, de la corbeta norteamericana St. Mary's, logró que Walker saliera vivo de Nicaragua, pero la indulgencia de los generales centroamericanos es algo que no se puede comprender: “En la última, el 1 de mayo en la mañana, los delegados filibusteros y el comandante de marina Davis firmaron un convenio que el propio Walker suscribió al calce en Rivas ese mismo día. Ni un solo centroamericano firmó el documento. Mora simplemente le envió una carta a Davis, expresándole su aprobación a los términos del convenio” (Ídem)

El 1 de mayo de 1857 los ejércitos centroamericanos derrotaron y expulsaron a las tropas de Walker y sus filibusteros. Sin embargo, el sabor de la victoria es amargo debido a que los generales no solo no llevaron a cabo su misión de derrotar y fusilar a Walker, sino que lo dejaron huir como rata acorralada pero no derrotada. En este mayo celebramos la derrota de los filibusteros, pero la labor sigue siendo derrotar a los modernos filibusteros y sus partidos políticos que venden siempre a los trabajadores centroamericanos al imperialismo. La tarea es la misma, unificar a la patria Centroamericana bajo el socialismo.

Por Leónidas Moreno.

El 29 de abril de 1954 inicia la huelga más grande que Honduras ha visto en su historia. Y porque no decir, que la gran huelga de 1954 fue, junto a las movilizaciones contra el golpe de Estado perpetrado por el ejército y Roberto Michelleti, los dos acontecimientos más importantes registrados por la lucha de clases en Honduras durante los últimos cien años. Esta gesta de los trabajadores bananeros no solo representa la lucha reivindicativa del sector más explotado de un país, sino la lucha en contra de la explotación trasnacional imperialista en nuestra gran patria Centroamericana. Las lecciones de la huelga del 54 siguen estando presentes, no como resultado inmediato de la huelga misma, sino por lo que logró demostrar a los trabajadores y las clases poderosas de Honduras, y es el poder de los trabajadores.

El enclave Bananero.

Desde inicios del XX la zona del caribe centroamericano es irrumpida por las grandes compañías bananeras Norteamericanas, compañías como la United Fruit Company y Standard Fruit Company se apoderaron del paisaje atlántico de nuestros países. En aquella época, las economías de Nicaragua, Honduras y Costa Rica dependían en gran medida de la exportación de bananos a los EUA: “En los años que precedieron a la crisis mundial de 1929-1930, los ingresos obtenidos del café y el banano representaban casi el 90% de los que producía la exportación en Costa Rica, Guatemala y El Salvador, y el 70% en Honduras y Nicaragua (donde la extracción de oro y plata seguía siendo importante).” (La Piel de Centroamérica: una visión epidérmica de setenta y cinco años de su historia / Edelberto Torres Rivas.)

Al finalizar la segunda guerra mundial los modelos económicos van cambiando paulatinamente en la región producto del boom de la post guerra, pero en el caso de Honduras la dependencia política de las trasnacionales bananeras impide que se dé un desarrollo estructural de la economía, es más, la dependencia económica y política de los gobiernos nacionalistas y liberales crea una simbiosis agradable para la oligarquía y las empresas bananeras imperialistas. Estos gobiernos ponían concesiones, disponibilidad de recursos naturales, inexistencia de leyes laborales como incentivos jugosos para las trasnacionales  bananeras.

La clase obrera de las Bananeras.

Todas estas concesiones dadas a las trasnacionales crean sujetos sociales que serán actores de la vida económica y política. En el caso de los enclaves bananeros en Honduras se puede contabilizar para 1953 alrededor de 35,000 trabajadores en las plantaciones bananeras. Desde 1916 en la Cuyamel Fruit Company hubo una huelga de trabajadores que brilló por el silencio de la prensa de la época. En agosto de 1920 en la Vaccaro Bros. Co. los trabajadores se declararon en huelga reclamando mejoras salariales. El Gobierno declaró el estado de sitio en la zona, para septiembre los trabajadores se reincorporan a sus labores. En 1925 hay una huelga en las plantaciones de caña de la Cuyamel contando con el apoyo de los trabajadores de las otras compañías bananeras.

Para 1930 en La Ceiba estalla una huelga que exigía mejoras en las condiciones de trabajo, como en otras ocasiones el gobierno declara el estado de sitio y reprime a los trabajadores. Las crudas condiciones laborales hacían que afloraran algunas luchas esporádicas en las zonas de enclaves bananeros. Poco a poco y a través de años de lucha en los enclaves se va madurando la conciencia de la clase trabajadora.

Las luchas obreras no paran durante la dictadura Cariista, aunque son reprimidas. En 1944 hay una gran manifestación en san Pedro Sula, la cual es tremendamente reprimida hasta convertirse en una masacre. La protesta estaba encaminada a denunciar los excesos de la dictadura exigiendo libertades democráticas. Durante la dictadura, liberales y comunistas eran asesinados y exiliados, la represión fue la antesala para que la huelga del 54 estallara con las magnitudes en que aconteció.

La huelga de 1954.

1954 fue un año bastante convulsivo en el norte de Centroamérica, en el caso de Honduras los partidos liberal y nacional llegan a un impase electoral al no obtener ninguno de los dos una amplia mayoría en las elecciones generales. En la segunda vuelta presidencial el fraude se hizo presente, dándole la oportunidad a Lozano Díaz, en ese momento presidente de la república, de disolver el parlamento apoyándose en las fuerzas armadas. Desde inicios de ese año la CIA planifica un golpe de Estado contra el presidente de Guatemala Jacobo Arbenz, para llevar a cabo sus planes la CIA necesitaba de la colaboración del gobierno hondureño que prestaría todo el apoyo posible a la invasión contra el gobierno de Guatemala.

En ese marco nacional y regional y a medida que avanzaba el año de 1954 las relaciones entre las compañías bananeras y trabajadores sulfuraban poco a poco. Por toda la costa norte los aires que exigían aumento salarial se encontraban con el calor de la explotación. Desde algunos años atrás se difundía en la zona bananera la propaganda de los periódicos Voz Obrera y Vanguardia Revolucionaria editada por el Partido Democrático Revolucionario Hondureño (PDRH). La propaganda de izquierda lograba distribuir 7,000 periódicos semanales. En estos se llamaba a organizar sindicatos, se exigían jornadas laborales de 8 horas, seguridad social y pago doble de días festivos. Como es de suponer el trabajo estructural era clandestino, en términos de la época se hacía trabajo de hormiga.

Los anales de la huelga los podemos rastrear hasta el 28 de abril de 1954, cuando trabajadores de carga presentan una lista de reivindicaciones laborales a la compañía bananera. La Tela Railroad Company, subsidiaria de la United Fruit Company, rechazó el pliego petitorio ocasionando que el 29 de abril se realizara una asamblea de trabajadores, que fue acompañada por la solidaridad de trabajadores delegados por otros departamentos. Al día siguiente la asamblea de unos mil trabajadores decidió hacer una manifestación pública para conmemorar el día internacional de la clase trabajadora.

La movilización no esperó mucho, en la mañana del 1ro de mayo los trabajadores salieron a desfilar para congregarse en el parque Ramón Rosa donde se pronunciaron los más acalorados discursos. Fue en ese mitin que se leyó la declaratoria de huelga de los trabajadores. La suerte estaba echada. Al igual que el calor del Caribe le da fuerza a los huracanes, así el calor del primero de mayo inició el vendaval, poco a poco otros sectores se van sumando a la huelga de los trabajadores bananeros. El 5 de mayo la tormenta llegaba al otro monopolio bananero, la Standart Fruit Company en donde los trabajadores se suman al paro general plegándose a las demandas de los huelguistas. Para Julio las los paros se habían propagado por toda la Costa norte Hondureña en fábricas, aserraderos, ingenios de azúcar y minas. Desde 7 de mayo los estudiantes de la Federación de Estudiantes Universitarios de Honduras (FEUH) se habían adherido a la huelga y trabajan en solidaridad a la misma.

El 17 de mayo se constituye el COMITÉ CENTRAL DE HUELGA que se encargarían de coordinar alrededor de 35,000 trabajadores con representantes de distintos distritos bananeros: Tela, Cortes, El Progreso, La Lima y Batán. En el caso de la cuidad de Progreso se creó el fenómeno pre embrionario de poder dual, es decir que se formaron comités de apoyo, de vigilancia es decir, los trabajadores gobernaban la localidad.

Caída y enseñanzas.

A pesar del gran movimiento que significó la huelga bananera, la falta de una dirección consecuente fue mermando la lucha de los trabajadores. En la Lima la intervención de la compañía  y el gobierno, favoreció que quedase electo el maestro Manuel de Jesús Valencia, dirigente de formación anticomunista. En La Ceiba la compañía logró un acuerdo separado con los trabajadores que se reincorporaron al trabajo. Siendo el Progreso el pico más álgido en lucha, la compañía y el gobierno combinaron represión con negociación para debilitar y derrotar la huelga. Para el 9 de Julio los trabajadores acosados por la traición, represión agotamiento terminan firmando un acta que no cumplía con las exigencias de los trabajadores bananeros.

Las consecuencias de la huelga no fueron inmediatas, pero la huelga demostró la fortaleza de los trabajadores bananeros. La respuesta del régimen fue modificar la estructura de dominación por el temor de una revolución social organizada por la clase obrera. En 1956 el régimen da un nuevo golpe militar preventivo que termina flexibilizando la leyes del Estado otorgando conquistas como el código del trabajo: “Fue, además, el punto de partida de la promulgación de leyes laborales y de seguridad social, así como de la creación del Ministerio de Trabajo.” Asimismo el enclave bananero comienza su declive en el país: “Un efecto negativo de la huelga en el mercado de trabajo fue que redujo el empleo en las plantaciones de 35,000 trabajadores en 1953 a 16,000 en 1959” (Ídem) Pero más que la flexibilización que tiene que hacer el Estado a favor de los trabajadores, la premisa más grande que deja la huelga bananera de 1954 consiste en heredar a la clase trabajadora y campesina una tradición organizativa y combativa: “Más adelante, el campesinado pobre y sin tierra se activó como fuerza política autónoma, un hecho decisivo en el marco de una sociedad agraria atrasada” (Ídem)

Por Leonardo Ixim

A 50 años de las jornadas de marzo y abril de 1962 es oportuno desde el pensamiento marxista revolucionario hacer unas valoraciones de tan importantes luchas.

Estas jornadas contaron con la participación amplia de las masas urbanas, obreros, estudiantes, amas de casa, profesionales, pobladores y se registró sobre todo en la ciudad de Guatemala y en menor medida en ciudades como Quetzaltenango y Escuintla. Jugaron un papel detonante del movimiento los estudiantes organizados tanto universitarios en la Asociación de Estudiantes Universitarios como de educación media en el Frente Unitario Estudiantil Guatemalteco Organizado y sindicatos obreros. Estos organismos tenían algún tipo de orientación de parte del Partido Guatemalteco de Trabajo.

Se contó además con la participación de otro pequeño partido  socialdemócrata Unión Revolucionaria Democrática, escisión del Partido Revolucionario y de elementos radicalizados de la Democracia Cristiana Guatemalteca.  Entre sus principales demandas estaban la renuncia del dictador de turno Miguel Ydigoras Fuentes y la convocatoria de una asamblea nacional constituyente que derogara la anticomunista constitución de 1958.

Aunque participaron organizaciones sociales y políticas que jugaron un papel de aglutinadores y orientadores de las acciones, fue importante la participación espontánea de las masas, creando por medio de barricadas organismos de doble poder que se enfrentaron con la represión y militarización que el régimen impuso tras el estado de sitio.

Las causas que llevaron a este levantamiento se encuentran en la corrupción y represión del dictador de turno por un lado; la existencia de un movimiento popular que heredó el espíritu de lucha de la revolución democrática interrumpida por la invasión yanqui de 1954.

Hubo otros factores, como las elecciones municipales fraudulentas de 1961, donde las fuerzas democráticas y de izquierda no habían podido participar por la falta de libertades básicas prohibidas por la constitución. Pero también por los alegatos de fraude de la oposición conservadora aglutinada en una alianza que lo conformaban el Movimiento de Liberación Nacional, PR y la DCG.

Un elemento vital de desestabilización dentro del mismo régimen fueron los distintos levantamientos militares que se dieron desde el mismo momento de la contrarrevolución, muchos de ellos protagonizados por militares imbuidos de un espíritu nacionalista heredado de la revolución y que se cristalizaron en el intento de golpe de estado de 1960 dirigido por oficiales medios con Turcos Lima y Yon Sosa a la cabeza. Esto tuvo como causa el hecho que el gobierno cedió unas fincas en la costa suroccidental para que se preparara y entrenara la derrotada invasión a Cuba en 1961.

Al fracasar en su intentona golpista debido a una traición al interior del movimiento, estos militares  decidieron reagruparse e iniciar una guerra de guerrillas. Ésta, tras el fracaso de las jornadas de marzo y abril, se nutrió de civiles tanto de miembros de las organizaciones populares como del PGT y la URD, además de la incorporación de trotsquistas del Partido Obrero Socialista (POS) de línea posadista. En ella influyó la revolución cubana con su política de apoyar la vía guerrillera identificando a direcciones revolucionarias pequeño-burguesas como vanguardia hacia el socialismo.

A la falta de libertades democráticas se agregaban otros factores como la carestía de la vida que se sentía fuertemente en las ciudades y en el campo, afectando aun más a la clase trabajadora y empobreciendo a sectores medios. Todo esto llevó a que la población urbana se alzara en contra del régimen, Sin embargo ¿que faltó para que estos organismos de doble poder y el movimiento popular organizado y los partidos de izquierda tomaran el poder? burdamente algunos justifican que vino la semana santa y eso desinfló las movilizaciones o que las causas tenían que ver más con el reclamo territorial con Inglaterra sobre Belice y otras justificaciones mas.

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) creemos que faltó coordinación desde los organismos de doble poder, el movimiento guerrillero de militares alzados y los partidos de izquierda, que podrían haber tornado la situación en insurreccional y terminar de romper al ejército burgués. Creemos que el PGT tuvo cierta responsabilidad ya que en su calidad de orientador podría haber determinado la dirección hacia la toma del poder y el quiebre del régimen, pero terminó cediendo cuando el gobierno pidió negociar, prometiendo elecciones libres y ofreciendo que el expresidente Juan José Arévalo pudiera ingresar al país y participar como candidato de los sectores democráticos.

Por Marcial Rivera

La década de los 60´s está marcada por acontecimientos históricos que tuvieron incidencia en la configuración de las fuerzas políticas que se verían involucradas en el conflicto armado salvadoreño. Es el triunfo de la Revolución Cubana el hecho que marca esta década. Frente al fracaso de los métodos de los partidos comunistas estalinistas, la gesta armada de los revolucionarios cubanos se constituyó en el motor principal del impulso que tuvieron otros pueblos en América Latina para aspirar a construir procesos que tuvieran como fin la liberación.

En el contexto Centroamericano, las diferencias  a nivel económico por el tema del Mercado Común Centroamericano (MCCA) originaron una seria disputa entre las oligarquías salvadoreña y hondureña  que condujeron a una guerra –de las “cien horas” o “del fútbol”-  que buscaba por medio del nacionalismo exacerbado generar una cortina de humo que ocultara las graves crisis en ambas naciones. Este nacionalismo fue apoyado por el Partido Comunista Salvadoreño, quien llamó a organizarse para defender el territorio salvadoreño.

Es este uno de los hechos  que termina de evidenciar las posiciones reformistas y sectarias del Partido Comunista Salvadoreño (PCS). A mediados de los 60´s surgen debates en el seno del PCS respecto a los métodos de lucha que debían utilizarse para lograr las transformaciones necesarias. Se dan dos corrientes principales: la que considera la lucha armada como salida única -aparejada de la movilización popular- y la otra corriente que propone el diálogo y la salida de forma pacífica a través de la participación electoral. Al final se impone esta última, y Salvador Cayetano Carpio, hasta entonces Secretario General del PCS, decide renunciar al partido y el primero de abril de 1970 junto con otros compañeros fundan las legendarias las Fuerzas Populares de Liberación, con una línea revolucionaria que propugnaba la movilización de masas y la organización como forma de impulsar las luchas populares. Las FPL posteriormente se convirtieron en una de las cinco fuerzas político-militares que conformaron el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional FMLN, durante el conflicto armado.

Tomando un papel protagónico dentro del conflicto y las movilizaciones populares, se impulsa la creación del Bloque Popular Revolucionario, que abarcaba distintos sectores de la sociedad y se convirtió en un movimiento de masas que adquirió enorme importancia en la izquierda revolucionaria, además de la vinculación y el trabajo político que posteriormente también se lleva a cabo con otras organizaciones populares.

Sin lugar a dudas, Salvador Cayetano Carpio -Comandante Marcial- es su máximo representante, no únicamente por ser su fundador sino por ser su máximo dirigente. Posteriormente surgieron las Fuerzas Armadas Populares de Liberación como brazo militar de las FPL, por el giro reformista y electorero del PCS. Es esta la característica de las FPL: haber combinado la lucha armada y la movilización popular, pues además las condiciones topográficas del territorio salvadoreño no facilitaban las condiciones para una guerrilla eminentemente rural. Marcial responde con el título de su libro "Nuestras Montañas son las Masas" en torno a la pregunta que dónde se desarrollaría la lucha si en El Salvador no existían las condiciones topográficas. Este componente político-militar es justamente el hilo conductor de la vida política de las FPL.

En El Salvador el movimiento guerrillero dio un giro negativo desde la incorporación del PCS, que siguiendo una nueva táctica del estalinismo, se unió al movimiento guerrillero para controlarlo, inculcarle un programa reformista y propiciar la derrota del movimiento revolucionario. De ahí las consecuencias desastrosas que se tuvieron al firmar los Acuerdos de Paz, en términos que dejaban a un lado, las causas por las que se impulsaron las distintas movilizaciones y acciones armadas. Es este el triunfo del estalinismo en El Salvador.  En este proceso cayó el máximo dirigente de las FPL Salvador Cayetano Carpio, muerto en un confuso incidente. Después de su muerte, las FPL entrarían en la peor de sus crisis, originando serias divisiones a lo interno e imponiéndose distintas posiciones reformistas y conciliadoras. Sus posteriores dirigentes no solo carecerían de liderazgo político e ideológico, sino además de visión política y aunque pretendieron opacar el legado de Marcial y sustituirlo, nunca lo lograron.

En este abril el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) rinde el justo y merecido homenaje a las Fuerzas Populares de Liberación y el Comandante Marcial, pues el aporte que hizo al proceso revolucionario salvadoreño, es sin duda digno de imitar por las generaciones actuales y venideras.

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