Por Melchor Benavente

La Asamblea Nacional Constituyente (ANC) de las Provincias Unidas del Centro de América inicio sesiones el 24 de junio de 1823.  En diecinueve meses que trabajó dicha Asamblea, formuló 784 actas, 137 decretos, 1.186 órdenes y obviamente su obra principal fue la aprobación de la Constitución de la República Federal de Centroamérica, el 22 de noviembre de 1824.

De un total de cuarenta diputados presentes en la ANC, la mayoría eran representantes de las provincias de Guatemala y El Salvador. Los diputados provinciales y los jefes políticos de la época colonial y después con la anexión a México, permanecieron en sus puestos durante los diecinueve meses de duración de la A.N.C. los gobiernos siguieron los precedentes de las leyes coloniales. En ese sentido, fue una transición bastante ordenada.

Los legisladores utilizaron como borrador el documento llamado Bases de la Constitución Federal, durante los diecinueve meses que duraron los debates que darían lugar a la fundación del Estado nacional Centroamericano, inspirados, supuestamente, en la Constitución de Estados Unidos que en ese momento era un faro de libertad en América, contra las monarquías europeas.

El federalismo en Centroamérica fue adoptado por el enorme temor de los pueblos a la conformación de un Estado centralizado, era más bien el reflejo de las tradiciones de autonomía municipal heredadas de la colonia. Pero, en realidad, la Constitución de 1824 no es una copia de la de Estados Unidos, sino una distorsión o deformación de la misma, como trataremos demostrar, por el excesivo centralismo que incorporó.

1.- La Constitución de 1824

El preámbulo de la Constitución Federal de 1824 sostiene "los principios inalterables de libertad, igualdad, seguridad y propiedad; establecer el orden público, y formar una perfecta federación."

Estos cuatro principios fueron copiados textualmente del arto 2 de la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano del Año I, emitida el 26 de junio de 1793, (salvo la referencia al orden público y la perfecta federación) durante la fase más exaltada de la revolución francesa, cuando los jacobinos controlaban la Convención Nacional. Esta nueva Declaración de Derechos de 1793, inspirada fuertemente en el pensamiento de Rosseau, fue una repuesta revolucionaria a la moderada Declaración de 1789, que abrió el camino a la Constitución de 1791 en su esfuerzo fracasado por instaurar una monarquía moderada.

Pero la situación de Centroamérica en 1824 era completamente distintita a la Francia de 1793. En Centroamérica fueron las autoridades coloniales las que declararon la independencia, imponiendo una reforma del régimen político, pero en Francia había fracaso la instauración de una monarquía constitucional. Los cuatro principios no reflejaban la realidad política.

El arto 5 de la Constitución de 1824 estableció que el territorio de la nueva Republica era "el mismo que antes comprendía el antiguo reyno de Guatemala, a excepción de la provincia de Chiapas". La Constitución del Estado Federal aceptó como un hecho consumado la primera gran desmembración del territorio de la república, ya que Chiapas y el Soconusco fueron anexados a México cuando las tropas del general Vicente Filísola se retiraron de Centroamérica, al producirse el derrumbe del proyecto imperialista de Agustín de Iturbide.

No obstante, el articulo 6 reconoció que “(…) La provincia de Chiapas se tendrá por Estado de la Federación cuando libremente se una". Pero México siempre impidió por la fuerza de las armas que esto ocurriera

2.- Una forma particular de Federalismo al revés

El “federalismo” nunca fue un principio jurídico, sino una forma particular de Estado, adoptada por primera vez, en la era moderna, en la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica el 17 de septiembre de 1787, aunque ésta entro en vigencia hasta el 1 de enero de 1789. 

La adopción de la forma federal del Estado de las Provincias Unidas de Centroamérica fue, probablemente, la única influencia directa de la revolución e independencia de los Estados Unidos sobre países como México y Centroamérica en 1824, aunque hubo otros casos de federalismo en Colombia -que también fracasó-,  Argentina  y Brasil, que todavía existen como Estados Federales

La Enmienda X de la Constitución de los Estados Unidos, ratificada el 15 de diciembre de 1791, declaraba que "las facultades que esta Constitución no confiere a los Estados Unidos, ni prohíbe a los Estados, quedan reservadas a los Estados respectivos o al pueblo".

No obstante, en Centroamérica nuestros legisladores copiaron el modelo al revés. El artículo 10 de la Constitución de 1824, a pesar que no existan Estados sino provincias, estableció que cada uno de "los Estados que la componen es libre e independiente en su gobierno y administración interior; y les corresponde todo el poder que por la Constitución no estuviere conferido a las autoridades federales". Aparentemente, se retoma la esencia de la Constitución federal, respetando el "derecho de los Estados". 

Esta forma de organización estatal de la República Federal de Centroamérica, otorgaba a los Estados miembros, por la vía de la exclusión, la suficiente dosis de poder o autoridad que no le habían sido conferidas a las autoridades federales. Esta fue una fatal deformación del federalismo norteamericano, que se pretendió copiar.

Se invirtieron las prioridades. Mientras los legisladores constituyentes de Estados Unidos tomaron como punto de partida al Estado federal, establecieron prohibiciones y hasta después establecieron las facultades de los Estados, nuestros legisladores en 1824 tomaron como punto de partida los derechos de los Estados miembros. No obstante, como veremos más adelante, este postulado pletórico de buenas intenciones no contribuyó al sostenimiento del Estado federal.

3.- Igual que la colonia: un Estado confesional

El artículo 11 de la Constitución de 1824 fue una copia resumida del artículo 12 del texto de Cádiz, ya que confería al Estado federal un carácter confesional, al declarar que "su religión es: la católica, apostólica y romana, con exclusión del ejercicio público de cualquiera otra". La independencia sepultó para siempre la forma de gobierno monárquico, pero dejó intacta uno de sus pilares fundamentales: la confusión del Estado y la Iglesia Católica. En ese sentido, los liberales centroamericanos quedaron muy atrás de los liberales franceses que en 1793 que no solo proclamaron la separación del Estado y la Iglesia, sino que además confiscaron muchos bienes de ésta y ahorcaron o cortaron la cabeza de muchos curas, monjas y cardenales.

Incluso, una prueba de que la Constitución de 1824 no está inspirada realmente en la Constitución de los Estados Unidos, es que el carácter confesional de la república Federal de Centroamérica, copiado del texto de Cádiz, fue una absoluta negación de las tradiciones anglosajonas de libertad religiosa consagradas en el artículo 16 de la Declaración de Virginia, que afirmaba que "todos los hombres tienen el mismo derecho al ejercicio libre de la religión de acuerdo a los dictados de sus conciencia", y en la enmienda I de la Constitución de 1787, votada el 15 de Diciembre de 1791, la que literalmente dice que "el congreso no aprobará ninguna ley por la cual se establezca oficialmente una religión o se prohíba el ejercicio de alguna". La separación entre la religión y el Estado era un asunto clave para la sobrevivencia del federalismo. Así quedó demostrado por la experiencia negativa de Centroamérica.

4.- La abolición de la esclavitud

El artículo 13 de la Constitución de 1824, estipulaba que "todo hombre es libre en la República. No puede ser esclavo el que se acoja a sus leyes, ni ciudadano el que trafique en esclavos". A diferencia de la definición del principio de libertad, incluida en el arto 1 de la Declaración de Virginia de 1776, en el arto 1 de la Declaración de 1789, en el arto 6 de la Declaración de 1793 y en el arto 2 de la Declaración de 1795, los legisladores centroamericanos definieron la libertad en función de la permanencia en el territorio y no como algo natural e intrínseco al ser humano.

A pesar de la incongruencia de este principio centroamericano de libertad, esa definición constituyó una ruptura total con el texto de Cádiz que había legalizado por la vía de la omisión y en los hechos la esclavitud de los negros. Este postulado fue destrozado en mayo de 1825, escasamente un año después de la promulgación de la Constitución Federal, cuando un grupo de aproximadamente 100 esclavos negros se escaparon de Belice y solicitaron asilo en Guatemala.

Conforme el artículo 13 de la Constitución de 1824, los esclavos debieron recobrar su condición de hombres libres al pisar territorio Centroamericano. Sin embargo, las autoridades inglesas presionaron al Presidente José Manuel Arce y éste, a pesar de la oposición vacilante del Congreso y el Senado sobre si debían indemnizar a los ingleses, ordenó que la mayoría de los esclavos fueran devueltos a sus antiguo dueños.  Esta fue la primera gran violación al principio de libertad y un mal augurio para el futuro de la república Federal.

5.- Ciudadanía ligada al sexo y a los bienes materiales

Conforme el arto 14 de la Constitución de 1824, eran "ciudadanos todos los habitantes de la República naturales de país, o naturalizados en él que fueren casados, o mayores de diez y ocho años, siempre que ejerzan alguna profesión útil o tengan medios conocidos de subsistencia".

El nuevo concepto de ciudadanía incorporado en la Constitución de 1824, en realidad era el mismo viejo concepto de ciudadanía contenido en la Constitución de Cádiz: ciudadano es el varón mayor de 18 años, que tiene profesión o bienes propios, o medios para su subsistencia. Con esta definición que liga la ciudadanía al sexo masculino y a la propiedad, quedaban excluidos de la ciudadanía la mayoría de la población de origen indígena. Debemos recalcar que en la Constitución de 1824 no hay una sola mención sobre la población aborigen o indígena, una gravísima omisión de los liberales de la época.

Para 1820 la población de Centroamérica, era la siguiente: Guatemala tenía 595,000 habitantes, El Salvador 248,000 habitantes, Nicaragua 186,000 habitantes, Honduras 135,000 habitantes y Costa Rica Rica era el menos poblado con 63,000 habitantes. Pero los historiadores nunca indican si estas cifras incluían a la población indígena.

Es importante señalar la diferencia sustancial que hubo entre el ciudadano de los Estados Unidos y el de Centroamérica. El primero era un colono libre, pequeño o gran propietario, que arrastraba consigo la larga tradición de lucha por la libertad, iniciada siglos atrás por el parlamento inglés contra la monarquía absoluta. Los 13 Estados firmantes de la declaración de Virginia constituían, en relación a la época, una sociedad bastante igualitaria en derechos, probablemente por ello la Constitución de los Estados Unidos no contiene una definición de ciudadano. Las únicas personas que no tenían derechos eran los indios y los negros. Al momento de la promulgación de la Constitución en 1787, ya existía la esclavitud de los negros en esos territorios.  Existía, pues, igualdad solamente para las personas blancas de origen europeo.

En cambio, en Centroamérica existía una sociedad con profundas desigualdades en su estructura de clases. La economía descansaba fundamentalmente en el trabajo servil de los indios y en la esclavitud de los negros. Una minoría de "criollos", descendientes directos de españoles, eran los únicos que podían ejercer sus derechos como ciudadanos, tanto bajo la Constitución de Cádiz como bajo la Constitución de 1824. De esta manera, al introducir el concepto de ciudadano ligado al dominio de bienes, copiado de la Constitución de Cádiz, se restringieron enormemente los derechos civiles y políticos de la mayoría de los habitantes indios, mestizos o negros, que no reunían esos requisitos, y con ello se limitaba la participación popular contemplada en el artículo 8 de la Constitución de 1824.

6.- Ciudadanía centroamericana

Conforme el artículo 19 de la Constitución de 1824, una vez conquistado el statu de ciudadano, por ser natural o naturalizado, todos "los ciudadanos de un Estado tienen expedito el ejercicio de la ciudadanía en cualquier otro de la Federación", lo que contribuía a garantizar la igualdad de derechos de los ciudadanos ante la ley. La anterior definición fue copiada del artículo IV, sección 2, de la Constitución de los Estados Unidos, que establecía que "los ciudadanos de cada Estado disfrutarían de todos los privilegios y garantías de que gozan los ciudadanos de otros Estado".

7.- Sistema electoral, basado en el voto censitario

El sistema de elección de la Constitución de 1824 era exactamente igual al de la Constitución de Cádiz, cambiaron únicamente las denominaciones. La sección I, 2, 3 y 4 del Título III de la Constitución de 1824 conservó la misma estructura del sistema electoral indirecto, en base al sufragio censatario de los ciudadanos, inaugurado en España bajo la Constitución de Bayona.

El trasplante de este sistema utilizado en España, un Estado monárquico muy centralizado, aunque con ricas tradiciones de autonomía municipal, provocó grandes desajustes en el Estado Federal Centroamericano. En los Estados unitarios el voto de los ciudadanos era igual, en cambio en el Estado federal no podía serlo porque debía existir un equilibrio entre los Estados más poblados, como fueron el caso de Guatemala y El Salvador y los menos poblados, como fueron los casos de Honduras, Nicaragua y Costa Rica.

En Estados Unidos ese equilibrio entre Estados grandes y pequeños se logró mediante los "censos" que asignaba el número de habitantes que escogería a los representantes de cada Estado ante el Congreso de Estados Unidos. No hubo, pues, en Estados Unidos un voto igual, proporcional a la población, sino asignaciones o cuotas de representantes por cada Estado.

El artículo 1, sección 2 de la Constitución de Estados Unidos, estableció que “El censo efectivo se levantará a los tres años contados a partir de la primera asamblea del Congreso de los Estados unidos y en lo sucesivo cada diez años en la forma en qué éste lo dispusiere por ley. No habrá más de un representante por cada treinta mil habitantes pero cada estado tendrá por lo menos un Representante y hasta que se realice el censo el Estado de nueva Hampshire tendrá derecho a elegir tres representantes, Massachusetts, ocho; Rhode Island y las plantaciones de Providence, uno; uno; Connecticut, cinco; Nueva York, seis; Nueva Jersey, cuatro Pensilvania, ocho; Delaware, uno Maryland, seis; Virginia, diez; Carolina del Norte, cinco, Carolina del sur, cinco y Georgia, tres Cuando haya vacantes en la Representación de cualquier Estado, la Autoridad Ejecutiva del mismo ordenará la celebración de elecciones para cubrirlas”.

Con esta disposición, la Constitución de Estados Unidos estableció un equilibrio y protección para los Estados más pobres o pequeños, algo que no ocurrió con la Constitución Federal de 1824. El resultado de no apreciar ese detalle fue catastrófico, porque la representación proporcional, con base en la población de ciudadanos, condujo a la hegemonía de Guatemala, disputada por El Salvador, y al resentimiento y posterior rebelión de los otros Estados

8.- Regulación de las elecciones por el Estado Federal

Ya hemos analizado como el concepto de ciudadanía basado en el sexo y los bienes materiales, dejo por fuera de la actividad política a la mayoría de la población indígena. Pero la intervención del Estado Federal en los procesos electorales fue otra distorsión del modelo norteamericano

La Constitución de Estados Unidos priorizó los "derechos de los Estados", independientemente de su población, riqueza o tamaño, por encima, incluso, del mismo Estado federal. Incluso, la conformación y consolidación del Estado federal en Estados Unidos fue un proceso bastante complejo, en el que intervinieron muchos factores y que además tuvo diversas etapas.

La primera ocurrió el 14 de noviembre de 1777 cuando las 13 Colonias, convertidas en Estados recién independizados de Inglaterra el año anterior, firmaron el Tratado de la Confederación o "Liga de Amistad" cuyo órgano más importante fue el Congreso formado por una delegación igualitaria -dos a siete miembros cada uno- pero que al final se resumía en un solo voto por Estado. La segunda etapa se produjo después de amplio y largo debate político. En 1787 se constituyeron los Estados Unidos como Estado Federal aunque su Constitución entro en vigencia hasta el 1 de Enero de 1789. La tercera etapa ocurrió al finalizar la guerra de secesión en 1865, que permitió una mayor centralización del Estado federal, tal como lo conocemos en la actualidad.

En cambio, la Constitución de 1824 llevaba desde su inicio una fuerte dosis de centralización de funciones por parte del Estado Federal. Una de ellas era la fiscalización del proceso electoral de los diferentes Estados por parte del Congreso federal. Esta fiscalización operaba en dos fases. En la primera, conforme el artículo 45 de la Constitución de 1824, correspondía al órgano legislativo de cada Estado hacer el escrutinio y remitir "las mismas listas al Congreso, reservándose las que contiene la elección de senadores".

El envío de las listas, exceptuando la de senadores, nos anuncia en la segunda fase una supervisión del resultado electoral por parte del órgano legislativo federal, lo que contradice el principio de igualdad y soberanía de los Estados consagrado en la Constitución de 1787.  Aunque esta contempla como medida excepcional la intervención del Congreso Federal, la Constitución de 1787 en ningún momento ordena la intervención o supervisión del Congreso federal en los procesos electorales de los diferentes Estados.

En cambio, el artículo 46 de la Constitución de 1824 permitía al Congreso federal "abrir y regular la votación por el número de los electores de distrito, y no por el de las juntas de departamento". Esta "regulación", aunque coincidiese con el acta de las Juntas de Departamento revisadas por los órganos legislativos de cada Estado, implicaba una injerencia sobre el radio de autonomía de los componentes de la Federación. Incluso, al momento de desatarse los conflictos políticos, que inevitablemente surgieron, daba lugar a irregularidades por parte del Congreso.

Inexplicablemente, el arto 47 cuestionaba en el fondo todo el procedimiento electoral anterior, al establecer que "siempre que resulte mayoría absoluta de sufragios la elección está hecha. Si no la hubiere, y algunos ciudadanos reunieren cuarenta o más votos, el Congreso por mayoría absoluta elegirá solo entre ellos. Si esto no se verificare, nombrará entre los que tuvieren de quince votos arriba; y no resultando los suficientes para ninguno de estos dos casos, elegirá entre los que obtengan cualquier número". De una u otra forma, el Congreso volvía a elegir a través de un mecanismo descendente, menoscabando la soberanía popular de los ciudadanos de cada Estado. Esta fue, sin lugar a dudas, una monstruosa distorsión del principio de autonomía de los Estados.

El mismo procedimiento de verificación era aplicado por las Asambleas de los Estados en la elección de senadores, conforme al artículo 48 de la Constitución de 1824. En este caso se trataba de una injerencia directa del órgano legislativo de cada Estado, contra la voluntad de los ciudadanos.

9.- No hubo principio de división de poderes

La Constitución de Estados Unidos no estableció la división de poderes como principio, pero si la consagró al crear un famoso sistema de pesos y contrapesos entre los diferentes órganos y poderes del Estado.

A diferencia del Título 2, capítulo III, de la Constitución de Cádiz que relaciona, aunque no muy claramente, la división y separación de poderes, los legisladores de 1824 no se refirieron directamente a ellos como las bases sobre los cuales se organizaría el Estado federal. Pues bien, nuestros legisladores tampoco establecieron el principio de división de poderes en la Constitución de 1824, pero si montaron un extraño y poco funcional sistema de cruce de funciones entre los poderes y órganos del Estado Federal

Consecuentemente, el artículo 55 de la Constitución de 1824 definió directamente que el "poder legislativo de la Federación reside en un Congreso compuesto de representantes popularmente elegidos, en razón de uno por cada treinta mil habitantes". Esta definición constituye una nueva distorsión de la definición que sobre el poder legislativo contiene la Constitución de los Estados Unidos de 1787.

En Estados Unidos existía un poder legislativo bicameral, donde la Cámara de Representantes se organizaba en base al principio de representación proporcional de los Estados, y el Senado con base al principio de igualdad de los Estados. Ambas cámaras constituyen dos partes indisolubles de una misma institución o poder del Estado, diseñada para equilibrar y aminorar las contradicciones que pudieran surgir entre ambas representaciones. Mientras la primera permite desarrollar las capacidades de cada Estado, la segunda, el senado, pretende igualarlos ante la ley suprema.  Es el clásico sistema de "pesos y contrapesos" en el seno mismo del poder legislativo. No eran dos entidades diferentes, sino una sola dividida en dos cámaras.

En cambio, los legisladores de 1824 se negaron a definir al Congreso de la misma manera que la Constitución de los Estados Unidos. No se trataba de hacer una burda copia de la definición, en todo caso, lo más idóneo hubiera sido imitar el contenido de la institución, para crear un mecanismo de balance al interior del poder legislativo federal. Esta diferencia aparentemente formal encerraba un profundo cambio en el contenido y funciones del Congreso.

No fue una casualidad que las atribuciones del Congreso estaban colocadas en el Título IV, y las atribuciones del Senado estaban colocadas en el Título VI. Aparece el Senado como un organismo diferente y al lado del Congreso, no como una parte de la totalidad que debió haber sido el órgano legislativo bicameral.

Además, el principio de igualdad y de proporcionalidad en las contribuciones fiscales de los Estados, fue combinado de manera contradictoria y con una redacción ecléctica, al permitir al Congreso "decretar y designar rentas generales para cubrirlos; y no siendo bastante, señalar el cupo correspondiente a cada Estado según su población y riqueza".- Esta inclusión del principio de proporcionalidad, condujo a un desequilibrio en la organización del Estado federal. En Estados Unidos, al menos en sus inicios, la recaudación de impuestos se basaba en una estricta igualdad de derechos y obligaciones entre los Estados. Cualquier pretensión de proporcionalidad violentaba ese principio de igualdad.

El artículo 1, sección 8, de la Constitución de 1787, en relación a las facultades del Congreso para decretar impuestos, estipulaba que "todos los derechos impuestos y exenciones serán uniformes en toda la nación."

La existencia del Estado Federal implicaba la coexistencia de Estados con desiguales cantidades de población y riqueza. Al incluir el principio de proporcionalidad, los Estados más poblados y con mayor riqueza terminarían siendo el soporte fundamental del sistema federal. En Centroamérica ello significaba la preeminencia de obligaciones fiscales de Guatemala y el Salvador. En cambio, en los Estados Unidos, al menos en el período 1789-1865, hubo un equilibrio en lo referente a las obligaciones fiscales de los Estados.

Fue hasta en el año 1868, recién finalizada la guerra de secesión con la derrota militar de los Estados del Sur, que se aprobó la enmienda decimocuarta, sección 2, la cual estableció la proporcionalidad en el pago de contribuciones y en el número de representantes ante el Congreso. Lo anterior era apenas, en el plano de las atribuciones del Congreso, una manifestación del excesivo centralismo del Estado Federal en Centroamérica.


Por Melchor Benavente

El primer gran desafío que tuvieron las oligarquías o elites criollas, al separarse primero de España y después de México, fue mantener la integridad territorial de la nueva república federal. Desde su nacimiento, debieron enfrentar en el plano regional la voracidad de los “hermanos mayores” (México y Colombia) y en el plano internacional a los imperialismos de Estados Unidos e Inglaterra. Esta última ya se había posesionado del territorio de la actual Belice. Estados Unidos reconoció la independencia de Centroamérica en 1822, pero Inglaterra, a pesar de tener cónsul en Guatemala a partir de 1823, nunca reconoció la existencia de la República Federal de Centroamérica como tal.

La disolución de la Republica Federal (1824-1838) fue producto de una combinación de factores locales, regionales e internacionales. Uno de los factores internacionales que incidieron en su disolución, y que ha sido muy poco estudiado, fueron los roles que desempeñaron México y Colombia, cuyas elites dominantes hicieron reclamos territoriales.

Las reclamaciones de México: Chiapas y el Soconusco

Las autoridades de la Republica Federal siempre sostuvieron que cada nuevo Estado, al independizarse de España, o en nuestro caso también de México, debía respetar la “utis posedetis juris”, es decir, mantener los territorios que estaban bajo la jurisdicción de cada quien. El problema fue que, en algunos casos, la corona española cambiaba constantemente las jurisdicciones de cada virreinato o capitanía general.

La anexión a México no fue pacífica ni aceptada por todas las provincias. El Salvador tuvo el honor de encabezar, en 1822, la resistencia militar contra el ejército interventor mexicano, al mando del general Vicente Filísola. En diciembre de ese mismo año, El Salvador proclamó su anexión a Estados Unidos, buscando el apoyo militar en la lucha contra el ejército mexicano. Obviamente, Estados Unidos nunca respondió a la propuesta, y el asunto quedó en el olvido porque el emperador mexicano, Agustín de Iturbide, fue derrocado en marzo de 1823 y México se reorganizó como una república federal. En esa época, Estados Unidos era visto, en toda América Latina, como una nación progresista y democrática, un ejemplo a seguir.

Cuando se produjo la segunda independencia de Centroamérica, en julio de 1823, al romperse la anexión con México, este país cobró la factura por su corta intervención (1821-1823): Chiapas fue anexado a México el 14 de septiembre de 1824, y con ello la población indígena perteneciente a la etnia maya quedó dividida por artificiales fronteras nacionales.

La República Federal de Centroamérica ofreció vanamente a Estados Unidos otorgar una concesión para construir el canal interoceánico por Nicaragua, con el objetivo de obtener su apoyo para neutralizar las pretensiones territoriales de México e Inglaterra.

No obstante, unos meses antes, en Julio de 1824 el Soconusco se había separado de Chiapas, y mediante el Acta de Tapachula, solicitó su anexión a las Provincias Unidas de Centroamérica. Cuando se creó el Estado de Los Altos en 1838, el Soconusco solicitó su anexión al mismo. El conflicto territorial se resolvió finalmente en 1842 cuando México anexó militarmente el Soconusco, bajo la protesta del entonces Estado de Guatemala.

Las reclamaciones de Colombia: la costa caribe de Centroamérica

Por intrigas de poder de la oligarquía colombiana, el rey de España emitió la Real Orden del 30 de noviembre de 1803, por medio de la cual estableció que “(…) "las islas de San Andrés y parte de la Costa de los Mosquitos desde el cabo Gracias a Dios inclusive hasta el río Chagres quedan separados de la Capitanía General de Guatemala y dependientes del Virreinato de Santa Fe (actual Colombia)."

Las autoridades de la Capitanía General de Guatemala, solicitaron al rey una revisión de la decisión tomada, y el resultado fue que la Real Orden Real de 1803 fue derogada por el Real Decreto de 1806, y trasladó la defensa militar de la isla de San Andrés y cayos adyacentes a la Capitanía General de Guatemala.

La gran Colombia de constituyó en 1821-1822, casi al mismo tiempo de la primera independencia de Centroamérica. Proclamada formalmente la independencia de Colombia, en 1822 tomó posesión de la isla de San Andrés y cayos adyacentes, en el caribe centroamericano, con la clara intención de convertirse, igual que México, en una potencia regional.

El Estado de Costa Rica, parte de la República Federal de Centroamérica, limitaba al sur con Colombia, puesto que Panamá en ese momento no existía como país, sino que era una provincia más de la gran Colombia.

En 1825 la República Federal de Centroamérica firmó un tratado de “Liga y Amistad Perpetua” con Colombia, pero los reclamos territoriales de esta última siempre quedaron pendientes, mientras ocupaba en los hechos las costas y mares que reclama Centroamérica.

Fracasó la gestión diplomática

Desde noviembre de 1823, las autoridades de las provincias unidas de Centroamérica, propusieron la realización de una Asamblea Americana, encabezada por Estados Unidos, con el objetivo de promover la unidad de las naciones recién independizadas en el continente, y de paso discutir los reclamos territoriales sobre los territorios que Centroamérica reclamaba como suyos.

La propuesta de una Asamblea Americana fue retomada por Simón Bolívar, quien convocó a un Congreso Anfictiónico, que se instaló el 22 de junio al 15 de julio de 1826 en la Sala Capitular del antiguo convento de San Francisco de la ciudad de Panamá. Estuvieron presentes delegados de la Gran Colombia, República de Centro América, México y Perú. Bolivia, que había sido creada en 1826 con la Constitución aprobada por el Congreso de Chuquisaca, envió delegados, pero estos no llegaron a tiempo. Gran Bretaña y Holanda mandaron una delegación de observadores. Estados Unidos fue invitado por Santander, en ese momento presidente interino de la Gran Colombia.

Como era de esperarse, México y Colombia se negaron a discutir el problema de los territorios de Chiapas, Soconusco y del mar y costa caribe de Centroamérica, y con ello fracasaron los intentos por promover un arbitraje sobre los diferendos territoriales. Estos conflictos territoriales quedaron en el olvido con el estallido de la guerra civil centroamericana,  a pesar que en 1836 el gobierno del general Francisco de Paula Santander se apoderó violentamente de Bocas del Toro y de sus islas, que eran parte del territorio de Costa Rica, lugar donde  se establecieron algunos colonos extranjeros tomando en cuenta antiguas concesiones otorgadas por el gobierno federal.

Morazán triunfó militarmente, pero ¿Por qué se destruyó la Federación?

A pesar de los triunfos militares del general Francisco Morazán en la guerra civil centroamericana (1826-1829), la Republica Federal fundada en 1824, estaba exhausta, dividida, rodeada de enemigos internos y externos, casi fragmentada al iniciarse la década de los años 30 del siglo XIX.

José Cecilio del Valle (1777-1834) fue electo presidente de la República Federal en 1833, pero murió en 1834, debiendo realizarse otra elección, en la que salió electo el general Francisco Morazán para un segundo periodo presidencial. Las pasiones y rencores que se consideraban sepultados por el fin de la guerra civil, volvieron a encenderse.

Las tendencias localistas eran muy fuertes, debido a que con la corta vigencia de la Constitución de Cádiz, se le otorgó mucha autonomía a las municipalidades en todas las provincias. Esta tradición de autonomía municipal hubiese sido el verdadero soporte de un federalismo autentico, pero no lo fue. Se proclamó el federalismo, pero en realidad lo que hubo siempre fue la hegemonía de Guatemala sobre el resto de las provincias. Quienes disputaban esa hegemonía era la oligarquía salvadoreña que fue precisamente la única base de apoyo real del general Morazán

El debate en todos los pueblos se encendió en torno al federalismo y al cobro de excesivos impuestos. Guatemala era el Estado de mayor población y, por lo tanto, tenía mayoría en el Congreso Federal. El gobierno federal tenía su sede en Guatemala y por eso se identificaba al federalismo con la vieja hegemonía colonial de Guatemala. El cobro de impuestos era para sufragar los gastos del gobierno federal, que siempre era identificado con el control de la oligarquía guatemalteca sobre el comercio y las aduanas.

Las reformas “liberales” de Morazán, a pesar de sus ataques a la Iglesia Católica, nunca tomaron en cuenta a las masas indígenas, las que eran reclutadas obligatoriamente para participar en guerras civiles de criollos. Nunca se otorgó a los indígenas, que eran la mayoría de la población, el status de ciudadano, ni se les garantizó la propiedad de sus tierras comunales, las cuales eran desmembradas por terratenientes añileros y cafetaleros. Los indígenas eran seres humanos de segunda categoría.

Y se produjo una enorme contradicción: la oligarquía y la Iglesia Católica encontraron en las oprimidas masas indígenas el apoyo necesario para destruir el experimento del Estado Federal.

Hace falta realizar un estudio más exhaustivo de las verdaderas causas de la destrucción de la federación centroamericana.

1838: se separan Nicaragua, Honduras y Costa Rica

Hubo muchas presiones para reformar la Constitución de 1824, y sobre la necesidad de construir un Distrito Federal para que la sede del gobierno federal no fuese en Guatemala, ni en el capital de ningún otro Estado. Pero la reforma constitucional no llegó a producirse.

El 30 de abril de 1838, por medio de un pacto entre liberales y conservadores de la época, se reunión en León, Nicaragua, una Asamblea Nacional Constituyente, asestó la primera puñalada a la agonizante república federal, mediante el siguiente decreto legislativo: “1°. El Estado de Nicaragua es libre, soberano e independiente sin más restricción que la que se imponga en el nuevo pacto que celebre con los otros Estados de Centro-América, conforme a los principios de un verdadero federalismo.

2°. Nicaragua protesta del modo más solemne pertenecer a la nación de Centro América, por medio del pacto indicado. 3°. Corresponden al Estado las rentas que concentraba la nación, administrándose por ahora como hasta aquí en todo lo que no se oponga al presente decreto. (…) 9°. Nicaragua guardará la mejor armonía con los demás Estados del Centro, i les prestará los ausilios que le sean posibles para la defensa de su independencia i libertad. (..)”.

El 30 de mayo de 1838 el Congreso Federal, antes de cerrar sus sesiones ordinarias, emitió un decreto que manifestaba: “son libres los Estados para constituirse del modo que tengan por conveniente, conservando la forma republicana popular representativa y la división de poderes”. Con este decreto, se produjo la segunda estocada mortal contra la agonizante república federal que en ese momento estaba formada solo por El Salvador y el recién fundado Estado de Los Altos, que se había separado recientemente del Estado de Guatemala

El desmoronamiento continuó cuando una Asamblea Nacional Constituyente, reunida en Comayagua, Honduras, el 27 de octubre de 1838, proclamó lo siguiente: “El Estado de Honduras es libre, soberano e independiente”. El 5 de noviembre reafirmó la decisión: “El Estado de Honduras es libre, soberano e independiente del antiguo gobierno federal, del de los demás Estados y de todo otro gobierno o potencia extranjera”, ocasionando un tercer golpe mortal al Estado Federal

El 27 de mayo de 1838 se produjo el primer golpe militar en el Estado de Costa Rica, propinado por Braulio Carrillo contra Manuel Aguilar y Juan Mora, Jefe y vice Jefe de Estado, y convocó a una Asamblea Nacional Constituyente que en su corto funcionamiento emitió el decreto del 14 de noviembre de 1838 declarando que Costa Rica asumía la plenitud de su soberanía y formaba un Estado libre e independiente, aunque siempre seguía perteneciendo a la familia centroamericana. Esta fue la cuarta cuchillada contra el federalismo.

Es interesante observar como el asesinato del Estado Federal, por parte de los Estados de Nicaragua, Honduras y Costa Rica, se hizo en aras de un nuevo federalismo y un nuevo centroamericanismo que las oligarquías jamás impulsarían.


Por Lic. Josué Sevilla

El año de 1917, estallo la revolución social más importante del siglo XX: la revolución bolchevique. Las ondas mediáticas de tal hazaña cruzaron todo el orbe de norte a sur, de este a oeste. No obstante, las ideas comunistas de Marx y Engels, habían implantado toda una tradición al pensamiento de izquierda en el siglo XIX. Para 1910, tenemos los primeros debates en Honduras, sobre las ideas exóticas del socialismo, del comunismo y el anarquismo entre el profesor de Olanchito, departamento de Yoro Enrique Nuila, y el líder de seminario religioso en Tegucigalpa José Nieoborosky.

No obstante, tras diez años transcurridos de la gran hazaña del pueblo ruso, comandado por Lenin y Trotsky,  es decir,  la revolución bolchevique, un joven de apenas 21 años se adjudicaba la fundación del Partido Socialista Hondureño en 1927. Nos referimos a la figura de Manuel Calíx Herrera (1906-39), un muchacho de Juticalpa, departamento de Olancho, que decepcionado de los partidos políticos tradicionales, levantara las banderas del comunismo internacional en Honduras.

Las ideas comunistas en Centroamérica, antiimperialismo y las transnacionales bananeras

El debate sobre la introducción de las ideas comunistas en Honduras es un eslabón que esta por esclarecerse. Lo cierto es que algunos estudios nos hacen intuir que la década de 1920, es el preámbulo de la expansión de la ideología comunista, para Honduras y Centroamérica. La ideología predominante desde las independencias en Centroamérica, había sido la liberal. No obstante, en 1923 se funda el Partido Comunista de Guatemala.

 Siguiendo la secuencia fundacional de los partidos comunistas del vecindario Centroamericano y México, tenemos el siguiente resultado: México 1919, Guatemala 1923, Honduras 1928 (Villars, 2010, págs. 53-55), El Salvador 1930, Costa Rica 1931, Nicaragua 1931-34 (Jiménez, 2005, pág. 175). En efecto, aunque 3 de los Partidos comunistas son fundados en la década de 1930, lo cierto es que, el flujo de las ideas comunistas, comenzaron a generalizarse en varias partes de Centroamérica a través de agitadores, propaganda contestaría y más de algún agente comunista, en la década de 1920 por distintos medios. El emblemático dirigente comunista salvadoreño, Miguel Mármol, nos narra en su biografía como desde Panamá  les llegaba el periódico Submarino bolchevique (Dalton, 1982).

Manuel Calíx Herrera, encontró las ideas comunistas, posiblemente, en la propaganda que ya circulaba en la costa norte hondureña, donde se marchó, desde su natal Olancho, a engancharse en las compañías bananeras, como era casual a principios del siglo XX en Honduras. No obstante, el capitalismo que se expandió en la costa norte, no solo vino acompañado de ferrocarriles, la agroindustria bananera, y el trabajo asalariado, sino también, ideas disimiles al liberalismo, como el comunismo.

La Centroamérica de 1920 era polvorín. EUA mantenía una fuerte campaña por consolidar su hegemonía. En 1924, interviene bajo pretexto de cuidar los ciudadanos norteamericanos en nuestro país, generando bombardeos en Tegucigalpa. Nicaragua es sometida a una fuerte ocupación de años, pero encontraran resistencia por las huestes comandadas por Augusto Cesar Sandino. En antiimperialismo será asumido por varios sectores beligerantes en el istmo. Los comunistas hondureños, serán uno de los tantos grupos que aglutinaran fuerzas para combatir las pretensiones yanquis en territorio nacional. Nos encontramos frente a  una era, marcada por la hegemonía yanqui, imperialismo y antiimperialismo.

Manuel Calíx Herrera, comunismo y movimiento obrero

Es momento que nos centremos en el análisis del joven Manuel Calíx Herrera. Primero, me gustaría rescatar los estudios que nos aproximan a tener el perfil de Calíx Herrera. Un trabajo inicial se lo debemos a Mario Posas, en su trabajo Notas sobre las sociedades artesanales y el movimiento obrero hondureño. Aquí nos encontramos a Manuel Calíx Herrera, irrumpiendo en el seno del movimiento obrero, y generando polémicas en la primera organización obrera artesanal de Honduras –Federación Obrera Hondureña (FOH) – anarquizando sus concepciones de ayuda mutua y cooperativistas (mutualismo), por las ideas clasistas de organización sindical. ¿De dónde provenían estas ideas? Evidentemente de la ideología comunista. El segundo trabajo serio en tratar a Manuel Calíx Herrera es Lealtad y Rebeldía de Rina Villars. En este texto, la autora tuvo que debatir sobre la vida, y desde luego, la incidencia del trabajo comunista de Calíx Herrera. ¿Cómo se vinculó al Manuel Calíx Herrera al movimiento comunista internacional? ¿Cuál fue su papel dentro incipiente movimiento obrero hondureño? ¿Qué incidencia tuvo en el primer Partido Comunista de Honduras? Iniciemos por contestar la primera interrogante. Según el testimonio de Felipe Calíx Turcios, primo hermano de Manuel Calíx Herrera, él se hizo comunista en la costa norte.

Al respecto nos dice: “Cuando Manuel Calíx se fue a la costa norte, no era ningún comunista, pero cuando vio el manejo de las compañías que vinieron aquí a repartirse de las riquezas de Honduras y hacer lo que ellas querían, se hizo socialista; el sintió odio y veneno al ver como esas compañías saqueaban las riquezas del país y compraban al gobierno con cuatro fichas”. (Villars, 1991, págs 333-34)

En efecto, Manuel Calíx Herrera, sentira odio, al ver el poderio Yanqui en la costa norte, pero tambien, desde muy joven sintió animadversión, por la complaciente clase política hondureña, frente al imperialismo estadounidense. La percepción de Calíx Herrera era la siguiente al considerar “que esos partidos políticos históricos han entrado ya a la más vergonzosa descomposición y están en plena bancarrota moral.” Se refería a los partidos tradicionales de Honduras: el Partido Liberal (1891) y el Partido Nacional (1923-24). En el año de 1924, siguiendo el testimonio de Felipe Calíx Turcios, él se habia involucrado en la guerra civil, siguiendo a Tiburcio Carias Andino. Dos aspectos son medulares a estas alturas. Por un lado conoció la prisión verde de la costa norte, y el pusilámine accionar de los partidos hondureños.

Su lucha e incidencia en el movimiento obrero la definimos como tenaz y llena de sufrimientos. En 1927, no solo fundara el Partido Socialista Hondureño (FSH), sino el primer periodico de corte izquierdista el Forjador, junto a Zoroastro Monte de Oca, en la ciudad de la Ceiba. Por ello, sera victima de su primer apresamiento. Es decir, por “formar un partido socialista y un periódico semanal radical” según un reporte de la embajada (Villars, 2010, pág. 67 ). El 11 de Mayo 1928, Manuel Calíx Herrera es expulsado de la FOH por la publicacion de un manifiesto del grupo Izquierda proletaria. Aquí Manuel Calíx, increpo a la directiva de la FOH, por una jugada debajo de la mesa con el gobierno de Miguel Paz Barahona,  quien ofrecio terrenos para colonizar la mosquitia y denunciar la provocación de una guerra entre Honduras y Guatemala, por parte de las United y Cuyamel Fruit Company. La nota fue publicada el 1 de mayo de 1928. En la memoria de la FOH resa lo siguiente, otrora a la expulsión de Calíx Herrera “El consejo no podía permanecer indiferente, pues era el primer brote comunista que se presentaba para la desorganización del obrerismo hondureño.” Mas que detener el brote comunista fue la expansión del comunismo en Honduras, según Rina Villars.

En el informe presentado a la V congreso de la Internacional Sindical Rojo (ISR), Felipe Armando Amaya (hermano de Graciela García), manifesto que el PCH, fue fundado en 1928. El informe no proporciono más pistas al respecto. Nosotros intuímos que posiblemente que hay dos fechas posibles de fundaciòn del PCH; primero, mayo de 1928 cuando se organizo el grupo Izquierda proletaria y octubre de 1928 en conmemoración a la revolución bolchevique.

Por esa razón, en este pequeño escrito, buscamos reinvidicar a Manuel Calíx Herrera como fundador –junto a otros camaradas– del primer Partido Comunista de Honduras y los 90 años del PCH. Entre 1928 y 2018 hay toda una historia de luchadores abnegados. Manuel Calíx Herrera, tenía 22 años cuando se fundó el PCH. A falta de una memoria histórica consolidada, dentro de la izquierda del siglo XXI, buscamos subsanar este terrible olvido.

 Pero la historia de Manuel Calíx Herrera, no se detuvo en 1928. A causa de sus actividades subversivas, fue a dar a la cárcel en octubre de 1928. En prisión, escribió el folleto Verdad. Dicho documento,  salio a la opinión publica en mayo de 1929, para sostener el periódico el Martillo fundado en la ciudad de Tela, por Manuel Calíx Herrera. Ese año fue prolífico para el movimiento comunista hondureño, pues lograron formar la Federación Sindical Hondureña (FSH) en mayo de 1929. Su organo de difusión  fue el Martillo. Mis investigaciones sobre este periódico comunista se han visto fustradas. En el archivo nacional de Honduras, se encontraban algunas copias, pero misteriosamente desaparecieron. Fueron consultados en su momento por el sociologo Mario Posas, el historiador Marvin Barahona y la lingüista Rina Villars. Que lamentable sería el hecho que estos documentos esten en manos privadas.

Una vida abnegada y su legado al movimiento obrero

Durante su efímera vida, Manuel Calíx Herrera, fue un personaje sin fronteras. Las pesquizas de su labor como agitador social son las siguientes: estuvo preso en en 5 ocasiones entre 1927-32. Fue editor de los periodicos manejados por los comunistas: el forjador (1927), Martillo (1929), El trabajador Hondureño (1929-30), Justicia (1932). Escribio el folleto Verdad en la cárcel entre 1928 a 1929 (22 páginas). Al PCH, del cual Calíx Herrera fue secretario general, y la FSH, le debemos las siguientes propuestas en la decádas de 1920 y 1930: introducción de la organización sindical clasista, un código laboral propuesta en 1930, la fundaciòn del PCH, establecimiento de las relaciones con la internacional comunista y el buro del Caribe en 1930. Ademas de la participación en las elecciones de 1932.

El mayor legado de Manuel Calíx Herrera, consistio en fomentar una agitación de propaganda antiimperialista en la costa norte hondureña, cuando nuestros políticos entregaban a los yanquis, nuestros recursos naturales y grandes consesiones. En una ocasión manifesto que “siempre que hubieran gringos en la tierra escribiría contra ellos.” La bulla antiimperialista que hicieron los comunistas frente a las compañias bananeras, vasto para ser estigmatizados. Un reporte del gerente general de la Tropical Banana Divisions de la UFCO, Arthur A. Pollan lo describe como “agitador de la peor especie, anti- americano, extremista, dado a escribir y a predicar propaganda roja, bolchevique y comunista.” (Villars, 2010, págs. 107-108)

La última gran hazaña de los comunista, antes de entrar en decadencia en 1935, fue su participación en las elecciones de 1932. Honduras era una olla hirviendo, pues aquellas elecciones terminarían en una cruel guerra civil, antes de la llegada al poder del dictador Tiburcio Carias Andino (1933-49).

Para 1934 el PCH, ha sido perseguido por Carias Andino. Manuel Calíx Herrera reportaba sobre su enfermedad en febrero de ese año. Los años que prosiguen entre 1934-39, serán los últimos,  de Manuel Calíx Herrera a causa de una severa tuberculosis que le arrebatara la vida, al incansable muchacho que fundo el PCH en 1928 junto con otros camaradas. El PCH, perdera entre 1932-1935; sus principales cabecillas. En 1932 muere Juan Pablo Wainwright en Guatemala, en 1935 Felipe Armando Amaya en Tegucigalpa, en 1939 Manuel Calíx Herrera.

Manuel Calíx Herrera regreso en 1936 a Juticalpa, el lugar que dejo de adolescente, para enganchar trabajo en la costa norte hondureña. Según Felipe Calíx paso sus últimos años en una ranchita que el le regalo. Murio el 11 de Julio de 1939 a las siete de la mañana. Sus unicas riquezas que se llevo a la tumba fueron los libros marxistas que adquirio, en sus años en la costa norte, los que por cierto, leía disciplinadamente.

Todavía resuena en mi interior las frases del joven Manuel Calíx Herrera. “La desgracia de esta patria burguesa, patria para los ricos, nos cohíbe pensar libremente, pero las ideas no es posible detenerlas, ni encarcelarlas, porque las ideas no tienen jurisprudencia.” (Villars, 2010, pág. 101).

¡Las ideas no tienen jurisprudencia, las ideas no tienen jurisprudencia! Me imagino a Manuel Calíx Herrera, repartiendo periódicos entre los trabajadores bananeros, discrepando con el estado por su sumisión a los gringos. No ha cambiado mucho la Honduras de aquellas decádas a la actual.

He querido rescatar la firmeza del joven Manuel Calíx Herrera, para traerlo de vuelta, a las nuevas y desorientadas generaciones del siglo XXI, que al igual que ayer, seguimos viviendo del desdén, de quienes nos gobiernan, seguimos desorganizados frente a una clase pudiente bizarra. Levantar las banderas por la justicia y la dignidad, como lo hizo en su momento Manuel Calíx Herrera, es un imperativo frente al enorme caos social en que esta Honduras.

A la memoria del joven Manue Calíx Herrera y los noventa del PCH, van estás líneas. Hasta la victoria siempre.

Bibliografía

Dalton, R. (1982). Miguel Marmol los sucesos de 1932 en el Salvador. Centroamérica: EDUCA.

Jiménez, I. M. (2005). La participación del Partido Comunista de Costa Rica en la decáda de 1930: el caso de los comicios de 1934. Historia y Política , 175-200.

Villars, R. (1991). Porque quiero seguir viviendo: habla Graciela García. Tegucigalpa, Honduras. : Guaymuras .

Villars, R. (2010). Lealtad y rebeldía: la vida de Juan Pablo Wainwright. Tegucigalpa, Honduras: Guaymuras.

 

Por Francisco-Ernesto Martínez

Revista de Temas Nicaragüenses

No. 114 - Octubre 2017 -

Adolfo Rogelio Zamora Padilla nació en Masaya, el martes 1 de enero de 1907. Hijo de don Francisco Zamora y de doña Dolores Padilla Torrealba.

En su adolescencia se trasladó a México, en donde se bachilleró en Ciencias y Letras. Estudió Leyes en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), graduándose de Abogado y Notario Público. Su hermano Rigoberto, lo apoyó financieramente para que estudiara Economía en Francia. Como ensayista, poeta y prosistas, colaboró desde París, para el año 1928, con la revista literaria Actualidad, de la ciudad de León, Nicaragua, remitiendo artículos y traducciones de cuentos franceses, uno de ellos titulado Apollinaire.

Fue uno de los firmantes, el 14 de septiembre de 1932, del manifiesto de fundación del Partido Autonomista de Nicaragua, que fue organizado en México con objetivo de apoyar la causa de su coterráneo, el general Augusto C. Sandino.

Luego de graduarse, obtuvo un empleo en el Banco Nacional Hipotecario Urbano y de Obras Públicas S.A., de México; al cual representó, en 1938, en el XVI Congreso Internacional de Planificación y de la Habitación; en el que pronunció un discurso que se publicó en la Revista Mexicana de Ingeniería y Arquitectura, número 17, en abril de 1939.

Él y su hermano Francisco fueron miembros de la Cuarta Internacional, establecida en un congreso de delegados en París, 3 de septiembre de 1938; que fue una organización de partidos comunistas seguidores de las ideas del famoso político y revolucionario ruso León Trotsky, de quien Adolfo Zamora fue estrecho amigo y representante legal, con amplios poderes, en México. Y tanta fue la confianza que el ruso tuvo en el masayense que, de hecho, le solicitó fuese el tutor de su nieto Esteban Volkov, a quien, por cierto, Zamora le seleccionó su nombre latino.

También fue miembro del Comité Panamericano, de partidos afines al comunismo, y como tal fue el Director de la revista teórica Clave, con la colaboración de Francisco Zamora, José Ferrel y León Trotsky, quien usó el seudónimo de "Crux", para evitar el cargo de interferir en los asuntos internos de México.

En el Gobierno del Presidente Miguel Alemán, del 1 de diciembre de 1946 al 30 de noviembre de 1952, fue nombrado Gerente del Banco Nacional Hipotecario Urbano y de Obras Públicas S.A.; siendo así, un funcionario clave y uno de los responsables de la adecuada administración de un capital mayor a ciento veinte millones de pesos. Dicho banco había sido fundado en 1933 como una institución de crédito de derecho común, al amparo de una concesión otorgada por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, pero con la participación del Estado, con el objetivo de realizar obras y servicios públicos, el desarrollo de industrias de interés nacional y la construcción de viviendas populares.

Cabe destacar que en esa época dirigió la revista Estudios, órgano del Banco Nacional Hipotecario; y también fue director del boletín El Trimestre Económico, en que publicaba la situación y estructura de dicha entidad, y que era publicado por el Fondo de Cultura Económica.

Bajo su gerencia, el 31 de diciembre de 1946, se promulgó una nueva Ley Orgánica, en la que se introdujeron modificaciones importantes en el régimen de la institución, puesto que se eliminó su objetivo de crédito industrial y se le dio las funciones de Banco Central de los de Ahorro y Préstamo para la Vivienda Familiar e inclusive se le otorgó facultades para actuar también como Institución Bancaria para ese rubro. Tres años después, el 8 de diciembre de 1949, se publicó una nueva Ley Orgánica, con otras reformas significativas para el crecimiento económico.

Así, Adolfo Zamora logró tener una significativa fortuna adquirida con honradez y colaboró financieramente con los movimientos en contra de la dictadura del Gral. Anastasio Somoza García.

Además, participó en campañas de educación sexual y fue impulsor del Premio Xavier Villaurrutia, el cual es un reconocimiento literario mexicano, establecido en 1955 por iniciativa de Francisco Zendejas Gómez, y que se otorga cada año al mejor libro editado en México.

Como no tengo forma de confirmarlo, expongo lo siguiente: En la foto inserta en esta biografía, Adolfo Zamora posiblemente sea el ciudadano cabizbajo, de traje y chaleco, que se encuentra detrás de León Trotsky, quien a su vez se observa dando una declaración ante las autoridades. Esto se puede deducir por cuatro cosas específicas:

1) Como era su abogado y representante legal, debió estar presente en esa entrevista, poniéndole atención.

2) Tiene parecido físico con el joven que se observa a la derecha de la foto, con unos papeles en las manos; el cual debió ser su hermano Francisco Zamora.

3) Ambos personajes, que se suponen Adolfo y Francisco, de hecho, tienen rasgos similares a los de su primo hermano el Dr. Hernaldo Zúñiga Padilla (ver foto en Por la senda abrupta, 1942), así como también de su sobrino en segundo grado Dr. Hernaldo Zúñiga Montenegro, y de sus sobrinos nietos en segundo grado Armando, Aníbal y Hernaldo Zúñiga Gutiérrez.

4) La foto original se encuentra en el archivo del nieto de Trotsky, Esteban Volkov, quien como se ha mencionado tuvo como tutor a Adolfo Zamora, de quien la ha de haber heredado.

Falleció en la Ciudad de México, Distrito Federal, a sus 86 años de edad, el domingo 8 de mayo de 1994.

Valoración:

El connotado ruso León Trotsky en carta dirigida a James Cannon, el 15 de abril de 1938, expresó:

"En mi opinión, la Conferencia Panamericana no debe reconocerlos, sino designar una comisión para la reorganización de la sección mejicana. Pero es necesario enviar un camarada responsable que pueda permanecer aquí al menos dos o tres meses. Mientras más pronto lo manden, mejor. Usted sabe que el proyecto de una revista teórica en español no debe ser, por lo menos al principio, un órgano oficial de la Cuarta Internacional, sino el órgano de un bloque de los integrantes de la Cuarta Internacional con algunos simpatizantes como los hermanos Zamora y otros, con el objeto de proteger a la revista de los intentos de los grupos y pandillas locales. Debe ser organizada no como una revista mejicana, sino latinoamericana bajo el control oficial del Comité Panamericano, que puede designar a Diego (Rivera) y a su representante (Curtiss) como directores de la revista. Tal decisión es muy urgente."


Por Maximiliano Cavalera.

En Centroamérica, Nicaragua tiene una historia muy particular, sin lugar a dudas, es un país con grandes epopeyas, y actores sacados como de una novela. Su peculiaridad estriba en su posición geográfica y la sombra del canal interoceánico. Ese sueño que ha trastocado su realidad, y llevó a que, en agosto de 1912, los marines norteamericanos desembarcasen en Nicaragua para sofocar una revolución contra el hasta entonces presidente Adolfo Días. La invasión norteamericana no fue fortuita, fue parte del desarrollo y expansión del imperialismo del coloso del norte, que buscaba como saquear nuestras tierras, pero sobre todo, mantener su zona de protectorado. Nicaragua sigue siendo una pequeña nación, hoy sometida a una nueva dictadura, pero bajo la sombra del imperialismo ya sea, chino, norteamericano u europeo, por lo que dar la batalla contra la dictadura Ortega Murillo también significa construir una nación libre y soberana.

Dictadura y nacionalismo de José Santos Zelaya.

José Santos Zelaya ha causado mucha polémica para los historiadores nicaragüenses, amado por unos cuantos y detestado por otros. Llegó al poder por medio de una revolución que triunfa en 1893, trajo la modernidad y el capitalismo a Nicaragua, creando una constitución tan garantista que fue bautizada como la libérrima, organizando el ferrocarril, creando los códigos liberales, pero sobre todo, cambió el centro político de Centroamérica pasándolo al sur, a Managua en detrimento de la antigua capitanía de Guatemala.

El proceso de reformas liberales adjudicadas a Zelaya, fueron iniciadas por los gobiernos conservadores, y también abanderadas por los gobiernos de Centroamérica que buscaban como incorporarse al mercado capitalista mundial. Su forma de gobernar fue polémica, ya que representaba a la nueva burguesía cafetalera de Carazo y desplazó tanto a la oligarquía conservadora como liberal. A pesar de las libertades proclamadas en la libérrima, su gobierno se caracterizó por la centralización del poder la constante represión a sus opositores, así como sus incursiones militares contra Honduras y El Salvador.

El conflicto por el canal interoceánico.

La historia de Nicaragua ha sido moldeada por el sueño de construir un canal interoceánico, y muchos gobiernos han jugado con esta panacea. La verdad es que, desde la época de la colonia hasta el presente, se les ha planteado a los nicaragüenses la empresa. Sin embargo, fue con Zelaya cuando el proyecto fue realizable, primero con los Estados Unidos, luego con Japón, Inglaterra y hasta con Alemania. Pero, el proyecto del imperialismo norteamericano en Panamá vuelve una empresa irrealizable sin el apoyo de otra potencia, es en este momento que el gobierno de Zelaya busca ejecutar el proyecto con las potencias emergentes y que estarían envueltas en la futura gran guerra.

La nota Knox.

Negociar la construcción del canal con otras potencias fuera de la norteamericana, sus campañas en Centroamérica, y la creciente preponderancia regional de Zelaya hicieron que el imperialismo Yanqui decidiera sacarle del poder y mandar la tristemente célebre nota Knox:  “El día 16 de noviembre de 1909 fueron fusilados los norteamericanos Lee Roy Cannon y Leonardo Groce, (…) Esta decisión del general Zelaya marcaría el destino de su gobierno autoritario de casi diecisiete años y lo llevaría a renunciar a la presidencia el 16 de diciembre de dicho año (treinta días que conmovieron a América) y ser expulsado de su país poco después.” (La Nota Knox: Salida del Poder del Presidente José Santos Zelaya. Luis Vega Miranda)

La nota del secretario de Estado norteamericano y la posterior invasión de los marines marcarían una nueva época para el país y la región, ya que el imperialismo norteamericano aplicaba la llamada política del gran garrote y la diplomacia del dólar. Es decir, gobernarían Centroamérica a punta de pistola y saquearían a través de empréstitos que los gobiernos afines pidieran a la banca gringa.

La caída de Zelaya significó un periodo complejo, en donde los gobiernos fueron impuestos por el departamento de Estado, en Nicaragua ese ejecutor fue trasmutado a la personalidad de Adolfo Diaz, el que había creado toda una ideología para justificar su gobierno cimentado por el poder extranjero: “la política norteamericana se apoyó en la callada pero obsesiva tesis ideológica del americanismo sustentada por la dirigencia del Partido Conservador y exitosamente impuesta por Adolfo Díaz, su creador, líder civil de la llamada revolución conservadora de octubre de 1909 y presidente de la república en dos ocasiones: 1911-1916 y 1926-1928.” (La Tesis Americanista de Adolfo Díaz. Aldo Díaz Lacayo)

La guerra de Mena.

En 1911 es proclamado presidente de Nicaragua Adolfo Diaz, fungiendo como ministro de guerra el general Luis Mena Vado, bajo la supervisión de buques norteamericanos en ambas costas de Nicaragua.  En 1912 se proclama una asamblea constituyente que elige presidente para el periodo de 1913 a 1917 al entonces ministro de guerra, el general Mena Vado, haciendo que Adolfo Diaz pidiese apoyo de los Estados Unidos, pero, sobre todo, intenta detener la nueva constitución política que limitaba el saqueo que el gigante del norte estaba haciendo en Nicaragua. La nueva constitución política en su artículo 2 establecía: "no se podrá celebrar pactos o tratados que se opongan a la independencia e integridad de la Nación, o que afecten de algún modo su soberanía." El arto 55: "Sólo el Congreso puede decretar empréstitos o imponer contribuciones directas o indirectas, y sin su autorización se prohíbe a toda autoridad decretar aquellos o imponer estos, salvo las excepciones que establece la Constitución." Estos artículos no se establecieron arbitrariamente, buscaban restringir la diplomacia del dólar, materializada en los pactos Dawson firmados por Adolfo Diaz, que habían llevado el centro económico de la nación a Nueva York: “Pero el más importante, porque expresaba fielmente la política exterior de los Estados Unidos, era el financiero: negociar un empréstito con los banqueros de Nueva York garantizada por las rentas aduaneras y bajo el estricto control de un Recaudador de Aduanas, nombrado por Washington, que debía ser ciudadano estadounidense”.” (Los Pactos Dawson de 1910. Luis Vega Miranda)

El derrumbe del Estado.

Las intervenciones norteamericanas tendrían enormes repercusiones para Nicaragua, ya que, en los hechos, los gobiernos fueron impuestos por el departamento de Estado, haciendo que algunas instituciones y negocios estuviesen en Nueva York, provocando que por más de 16 años Nicaragua fuese una colonia sin tener oficialmente ese estatus.

Esta nueva constitución sería la expresión de la lucha nacionalista más elemental para que el Estado nación pudiese existir. El 22 de julio de 1912 Adolfo Díaz pacta con el caudillo conservador Emiliano Chamorro y destituyen a Mena en el mando del ejército, abriéndose las puertas de una nueva revolución.

La revolución libero-conservadora.

Ese 22 de julio comienzan los primeros combates en Managua, en donde el general Mena aborda el ferrocarril y se traslada a Granada en donde organiza la lucha, enviando armas a Masaya y León. Los liberales no esperaron mucho para reorganizarse, regresando al país los exiliados políticos y tomando alianza con Mena, al que consideraban un caudillo conservador nacionalista. Desde la ciudad de Granada se aborda Masaya que es ocupada sin resistencia. El 1 de agosto es derrotado el general Calixto Talavera en Tipitapa, sin embargo, el general Benjamín Zeledón ocupa el poblado al día siguiente.

Los generales liberales Marcelo Castañeda y Horacio Portocarrero no perderían tiempo y se abalanzarían a la conquista de Jinotepe. El 3 de agosto Adolfo Díaz solicita el auxilio de los Estados Unidos, lo que hace pensar a Mena que lo mejor es una solución tajante a la guerra, marchando sobre Managua. El ataque a Managua inició el 5 de agosto y se prolongó por 3 días, en los que las tropas conservadoras de Mena, abandonaron sus posiciones dejando el mando de la lucha a las fuerzas liberales comandadas por Benjamín Zeledón.

En occidente, de tradición liberal no se hicieron esperar los combates, desde Honduras fue enviado el general Juan Manuel Durón al mando de 1000 soldados. Sin embargo, la ciudad se insurrecciona apoyada por pertrechos que fueron enviados desde Granada, Jinotepe y los ya existente en la ciudad universitaria. Las batallas recorrieron toda la ciudad hasta que fueron derrotadas las tropas afines al gobierno y murió el general Durón. Chinandega y Nueva Segovia también serían tomadas por las tropas revolucionarias.

La invasión norteamericana.

La intervención de los 1500 marines que desembarcaron en Corinto le salvaría la campaña a Díaz ya que gira completamente la balanza hacia sus tropas. EL 14 de agosto de 1912, las tropas norteamericanas, al mando del general Butler, ocupan las calles de su capital, Managua

En occidente los revolucionarios deciden no hacer frente a los invasores, en Jinotepe decidieron entregar las armas, es en la legendaria Masaya que se da otra de esas escenas pocas vistas en la historia, el general Benjamín Zeledón se atrinchera en el cerro Coyotepe siendo abatido, y sus tropas aniquiladas.

Las consecuencias de esa derrota fueron funestas para Nicaragua que vería como sus recursos, patrimonio y Estado estarían empeñados a los gobiernos norteamericanos. Emiliano Chamorro y Adolfo Diaz fueron los gobernantes responsables de entregar el Estado a manos extranjeras trayendo grandes lecciones para Nicaragua y sus ciudadanos, y es que el imperialismo norteamericano nunca es un buen amigo, solo el ejecutor, que tarde o temprano cobrará con creces.

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