Reproducimos a continuación el informe crítico que varios organismos y centrales obreras de Centroamérica prepararon, en relacion a las negociaciones que adelantan de los gobernos del area para firmar un Acuerdo de Asociacion con la Unión Europea (UE), el cual es un tratado de libre comercio con el imperialismo europeo.

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portada-ALOPI

Por Patricio Guzmán

Corrió el rumor que Grecia anunciaría la suspensión de pagos, y en todos los mercados bursátiles del globo se derrumbaron los indices.  Aun cuando la situación de la deuda nacional y el déficit fiscal en Grecia, y en España y Portugal parecen las más graves hoy, estamos ante una crisis de la deuda general, que viene a sumarse al problema del desempleo. Dos aristas de difícil manejo que amenazan con el retorno de la recesión global, tras una corta primavera de ‘brotes verdes’.

La crisis fiscal que apareció en Grecia, y se expande a España y Portugal, no es un problema del mar mediterráneo, ni siquiera puede limitarse a la zona del euro. En la zona del euro ha adquirido características especiales porque los países en crisis no pueden devaluar su moneda, y eso les cierra las alternativas para la brusca reducción del déficit que señala el FMI para que recuperen la estabilidad. Ni siquiera existe un mecanismo institucional para que estos países puedan abandonar la zona del Euro.

Los analistas ya anuncian que la crisis de la deuda fiscal, afecta a Irlanda, Gran Bretaña e Islandia, y que pasará el océano y golpeará a los Estados Unidos.

De acuerdo con el FMI para restablecer la estabilidad fiscal durante la próxima década, los países desarrollados: Japón y Gran Bretaña necesitarían un ajuste fiscal de 13% del PIB; Irlanda, España y Grecia necesitarían ajustar un 9% del PIB; y luego vienen los Estados Unidos que deberían ajustar el gasto fiscal en un 8.8% del PIB.

España: Desempleo al alza y deuda.

En España hace dos semanas se anuncio que el desempleo oficial había superado el 18%. Eso cuando las jubilaciones anticipadas han hecho retroceder el promedio de edad para pensionarme dos años, y mientras las metodologías para contar el desempleo oficial dejan muchos desocupados fuera. Los pésimos datos de desocupación se suman a los crecientes temores por el déficit público. El gobierno de Zapatero anuncio que aumentaría gradualmente la edad de jubilarse hasta los 67 años, desde los 65 actuales. El rechazo generalizado de la población le hizo retroceder rápidamente. Lo que señala los limites de maniobra que por ahora tienen los gobiernos.

Grecia y las amenazas de default en la zona del Euro.

Los funcionarios públicos griegos salieron masivamente a las calles para protestar contra los recortes (‘medidas de austeridad’), anunciadas por el gobierno.

El estallido de la burbuja especulativa inmobiliaria, y en general el impacto de la crisis capitalista global, han dejado a la economía griega como uno de las más afectadas de Europa Occidental. Los paquetes de salvataje y estímulo del gobierno, agravaron una situación de déficit y deuda nacional ya mala.

Se estima que el déficit fiscal griego fue de casi el 13% del Producto Interior Bruto el año 2009 y que la deuda pública llegará al 125% del PIB este año 2010. La cifras oficiales divulgadas durante el gobierno conservador anterior eran falsas, según se ha reconocido posteriormente, lo que ha sido un factor adicional en el descrédito y pérdida de confianza de la economía griega.

La cuestión es grave porque se habla cada vez más de la posibilidad de un ‘default’ (cese de pagos) soberano, es decir que Grecia entre en suspensión de pagos. Un rumor así provocó el desplome de las bolsas de comercio en el mundo la semana pasada. Desde entonces ha habido una recuperación en el valor de las transacciones, pero la caída dejó en claro tanto la volatilidad de las bolsas de comercio, como el fuerte componente de carácter especulativo de la recuperación de los últimos meses.

Grecia es parte de la zona del Euro. La posibilidad de cese de pagos de Grecia, cuestiona todo el edificio financiero de la zona del Euro de la Unión Europea. Al estar atada a la moneda común, Grecia no tiene la posibilidad de devaluar como un mecanismo para reducir los salarios reales, y los costos en moneda local.

El gobierno capitalista griego, está obligado a aplicar las medidas de reducción brusca del déficit exigido por sus socios, y la presión de no poder refinanciar la deuda, con un ataque frontal a los trabajadores, y los servicios públicos.  Con una alta conflictividad social, todo indica que los conflictos aumentaran en el futuro inmediato.

“Los líderes de los países de la zona del euro el jueves, se comprometieron a ayudar a Grecia si reduce su déficit presupuestario, diciendo que darían "decidida y coordinada acción, si es necesario para salvaguardar la estabilidad" en el bloque.

En virtud de un acuerdo elaborado en negociaciones de última hora en Bruselas, los 16 países de la zona euro se abstuvieron de proporcionar ayuda financiera inmediata para Grecia, pero dieron una garantía implícita de ayudar a Atenas si encontrara problemas en la refinanciación de su deuda pública a finales de este año.

A cambio, se espera que Grecia haga "lo que sea necesario como la adopción de medidas adicionales" para controlar su déficit.

Hablando antes de la apertura de una cumbre de la UE en Bruselas, Herman Van Rompuy, presidente permanente de la UE, dijo que los países de la eurozona, instaron a Grecia a "aplicar de manera rigurosa y decidida" su plan para eliminar su déficit presupuestario en 2012 y  "medidas adicionales”. Esto incluye reducir el déficit en 4 puntos porcentuales del producto interno bruto en 2010.” [1]

Estados Unidos en la lista de los países en riesgo

Las amenazas sobre el Euro tienen como consecuencia aparente el fortalecimiento relativo del dólar. Muchos inversionistas buscan un ‘refugio seguro’ en el dólar, pero por debajo de esa fortaleza aparente transcurren turbulentos los ríos de la realidad.

El artículo en el Financial Times que hoy advierte el peligro de una extensión global de la crisis de la deuda señala : “Para la mayor economía del mundo, los EE.UU., el día del juicio final aún parece tranquilizadora distancia. El empeora la situación en la zona del euro, más los mítines dólar de EE.UU. como los inversores nerviosos inviertan su dinero, en el "refugio seguro" de la deuda del gobierno estadounidense. Este efecto puede persistir durante varios meses, al igual que el dólar y los bonos del Tesoro se reunieron en las profundidades del pánico bancario a finales de 2008.

Sin embargo, incluso una mirada superficial a la situación fiscal del gobierno federal (por no hablar de los estados) tiene un sentido de la frase "refugio seguro". Deuda de gobierno de los EE.UU. es un refugio seguro el camino de Pearl Harbor fue un refugio seguro en 1941.

Incluso según las proyecciones de presupuesto de la Casa Blanca, la deuda federal bruta en manos del sector público exceda el 100 por ciento del PIB en tan sólo dos años. Este año, como el año pasado, el déficit federal será de alrededor de 10 por ciento del PIB. El largo plazo de las proyecciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso sugiere que los EE.UU. nunca volverá a ejecutar un presupuesto equilibrado. Así es, nunca.”[2]

Durante años funcionó un ‘circulo virtuoso’ entre la economía china y la de los Estados Unidos. Para asegurar la estabilidad de un sistema de comercio con déficit comercial permanente del lado de EE.UU., China invertía masivamente sus excedentes en compra de deuda norteamericana. Pero las cosas han cambiado. China que adquirió un 47% de la emisión de 2006, pasó a 20% en 2008 y a solo un 5% el 2009.[3]

Las economías desarrolladas están mostrando muy rápidamente que la política económica expansiva usada para impedir el colapso del sistema financiero, y estimular la demanda, tendrá un costo elevado. Desde un comienzo una parte de los dineros inyectados se evadieron hacia las inversiones especulativas, con lo que se reproducen las condiciones que crearon la crisis financiera en primer lugar, estimulando la especulación con dinero fácil y pocas restricciones. Pero además un déficit fiscal y un endeudamiento elevado terminan traduciéndose en alzas de las tasas de interés

Una situación recesiva en las economías desarrolladas, tendrá repercusiones en todo el planeta. China no tiene capacidad de reemplazar a estas economías que son el destino central de sus exportaciones, y tampoco se libraran los países dependientes exportadores de commodities mineras, del agro o del petróleo, que hasta ahora habían mostrado signos de recuperación gracias a la multiplicación del precio de sus exportaciones.



[1] FT.com   Jueves, 11 de febrero de 2010.

http://www.ft.com/cms/s/0/226231f0-16fd-11df-afcf-00144feab49a.html

[2] Niall Ferguson . A Greek crisis is coming to America

Financial Times, 11 de febrero de 2010

[3] Ibid.

Por Charles-André Udry

Editor de la Revista La Brèche. Traducción: Redacción de VIENTO SUR. Número 104/Julio 2009

Una desaceleración profunda golpea a las mayores economías capitalistas, multiplicando así los elementos de retroacción entre todos los factores motores de una crisis histórica.

Cuando ya ha empezado la segunda fase de la crisis económica mundial -una severa recesión golpea al conjunto de la economía mundial, en sus diversos compartimentos-, lo que apareció como una crisis financiera está lejos de haber terminado. No ha sido un simple sobresalto bursátil que permita hacer creer que el enfermo ha salido de un coma, atribuido por los medios de comunicación a una indigestión de “productos tóxicos” por banqueros demasiado “ávidos”.

Horizonte 2012

Dos imágenes norteamericanas ilustran, a su manera, el curso actual de esta crisis: las decenas de miles de carteles plantados delante de casas individuales con la inscripción Forclosure (embargo, luego venta por embargo) o For sale (en venta); y las colas de asalariados sin empleo, de la industria y de los servicios, ante las oficinas de empleo.

En febrero de 2009, había un total de 3,8 millones de casas familiares marcadas con esos carteles. Hay que añadir un stock dos veces superior si se tienen en cuenta todas las “unidades habitables”, desde el estudio al apartamento de lujo. El 40-45% de las ventas son consecuencia de embargos o de dificultades para hacer frente al servicio de los préstamos hipotecarios. Continúa la caída de precios en el sector inmobiliario, aunque con diferencias entre regiones. Durante los años 1920, los precios de la vivienda cayeron un 19%; a finales del 2008, el retroceso respecto al pico de 2006 es del 30%. Y no se ha acabado: se prevé una cifra del 40% (1). Como consecuencia del repliegue de los precios y la baja de los tipos de interés, muchas familias “entregan” las llaves. De esta forma no tienen que pagar las hipotecas. Pero con ello empujan a la baja los precios del stock inmobiliario en venta. La burbuja no se ha acabado de desinflar, ni mucho menos.

Los préstamos hipotecarios subprime -préstamos concedidos sin ninguna condición (2) van a ir reduciendo lentamente su carga explosiva: su total se estimaba hace un año en 1,3 billones de dólares. Se perfilan en cambio, con amenazas muy concretas hasta 2012, las renegociaciones de los préstamos Alt-A: préstamos concedidos a personas solventes, aunque “con perfil arriesgado”. Léase: que pueden perder su empleo, tener un problema de salud, etc. Su total se estima en un billón de dólares. Estas renegociaciones de préstamos alcanzarán sus volúmenes más importantes durante los años 2010-2012. Lo mismo que los préstamos “option adjustable rate” (préstamos cuyo tipo puede ser revisado), que también ocuparán un lugar de honor entre 2010 y 2012; su total se estima entre 0,5 y 0,6 billones de dólares. Ahora bien, según datos del Tesoro americano, durante las renegociaciones del último trimestre de 2008 se ha constatado una insolvencia de los deudores que alcanza el 55%. A finales de 2008, el 12% de los préstamos hipotecarios deban lugar a impagados o a embargos.

En una palabra: aún teniendo en cuenta la caída de los precios inmobiliarios, hay todavía centenares de miles de millones de dólares que se van a “convertir en humo” y que aumentarán la toxicidad de los activos adquiridos por diversos tipos de inversores a escala mundial. Al menos hasta 2012. Ya que el inmobiliario constituye el sustrato más importante de los diversos productos tóxicos, sobre todo los MBS (mortgage-backed securities: títulos obligatorios vinculados a préstamos hipotecarios).

Una parte -si los préstamos están garantizados por las agencias Fannie Mac y Freddie Mac- repercutirá sobre el presupuesto federal y por tanto, en última instancia, sobre los asalariados-contribuyentes. En efecto, ambas agencias, que se habían aventurado fuera de sus territorios reglamentarios de caza, han tenido que ser nacionalizadas en setiembre de 2008 (3). Otra parte pesará sobre los balances de los bancos, de los fondos de pensiones, etc. Lo que, por lo general, también recaerá sobre los asalariados contribuyentes, porque la “ayuda” de Estado a los bancos se ha vuelto moneda corriente y las pérdidas de los fondos de pensiones son pagados, cash, por los jubilados, hoy y mañana.

Para completar, en parte, este cuadro, hay que extenderlo al violento aplastamiento del sector inmobiliario comercial. Incluso ha proporcionado una base para la emisión de un volumen considerable de mortgage-backed securities. Un ejemplo: una de los edificios de prestigio de Boston -la John Hancock Tower- ha sido vendida en subasta por 600 millones de dólares; había sido comprada en 2006 por 1.300. No es difícil imaginar las sacudidas que el hundimiento de este segmento del mercado inmobiliario van a provocar en la cadena de los préstamos tituliza-dos [véase en recuadro la definición de titulización]. La regresión de este sector inmobiliario comercial se va a acentuar, bajo los efectos de una recesión larga y de una recuperación muy lenta. A esto se añaden los choques por venir en el segmento de los Credit Default Swaps [ver su definición en recuadro]. Según un estudio de la banca Morgan Stanley, los volúmenes de estos instrumentos cuando llegan a su madurez van a crecer fuertemente en 2012 y 2013, alcanzando los 3,2 y 3,3 billones de dólares respectivamente. En 2010 y 2011, estos volúmenes llegarán a 1,3 y 1,6 billones respectivamente. Nadie, ni siquiera a nivel de la Fed, es capaz de prever las sacudidas que pueden derivarse (Financial Times, 11/03/09). Va a continuar a degradación de los activos bancarios y del balance de algunas grandes empresas, incluso fuera del sector clave del automóvil. La retención del crédito ni mucho menos ha terminado. Los mecanismos de contagio, más allá de la volatilidad a corto plazo, van a manifestar todos sus efectos mórbidos.

El paro se instala

Este breve ojeada a una crisis inmobiliaria que va a continuar no tiene sentido si no se añade, seguidamente, la explosión del paro y sus consecuencias (4). The Economist (14/03/09) habla de una “crisis mundial” de empleos. No se puede ser más exacto.

Quedémonos en Estados Unidos. La recesión comenzó oficialmente en Estados Unidos en diciembre de 2007. La destrucción de empleos conoció un ritmo rápido, con una acentuación desde setiembre de 2008. El informe encargado por la OCDE -Perspectivas económicas, marzo 2009- confirma otros estudios. Se afirma: “El empleo ha bajado más que en el pasado”. Afirmación hecha en base a una comparación entre las seis últimas recesiones (5). Y en el capítulo dedicado a la economía de Estados Unidos, la OCDE prevé una tasa de paro del 10,5% para finales de 2009; puede resultar “optimista”.

Si se tiene en cuenta el trabajo a tiempo parcial involuntario (que alcanza los 9 millones en marzo de 2009), la tasa de paro y de “subempleo” alcanza ya el 14,8% en febrero de 2009 y el 15,6% en marzo de 2009. Sólo en el sector manufacturero se han liquidado 1,5 millones de empleos entre diciembre de 2007 y marzo de 2009, de los cuales un millón en los últimos seis meses. En la construcción, de febrero de 2007 (el pico) a marzo de 2009, se han destruido 1,3 millones de empleos.

Hay que llamar la atención sobre un dato alarmante de lo que está pasando en Estados Unidos y en general en el conjunto de países de la OCDE. En el marco de esta depresión naciente, se tensa la relación entre las ofertas de empleo y el número de desempleados. En Estados Unidos, en diciembre de 2007, era de 1,7 parados por cada oferta de empleo. En febrero de 2009 ha pasado a 4,1. Dicho de otra forma, había 9,5 millones de parados más que el número de ofertas de empleo (6). Por lo que engrosarán las filas de trabajadores y trabajadoras que caerán en el paro de “larga duración” (27 semanas al menos): 3,2 millones en marzo de 2009, con un aumento de 1,9 millones desde diciembre de 2007.

El efecto sobre el aumento de “desanimados” es casi mecánico. Son aquellos y aquellas que no buscan ya un empleo porque no creen que puedan obtenerlo. No son contabilizados entre los parados. La encuesta específica los evalúa en 685.000 en marzo de 2009, 284.000 más que un año antes (7). El consumo de los hogares domésticos no está próximo a recuperarse en marzo de 2009, ni después.

La confluencia entre la incapacidad de hacer frente a los pagos de la deuda hipotecaria, por una parte, y el choque del desempleo, por otra, se traduce en un alza de las quiebras personales (ante la justicia). Han aumentado un 118% -de 2006 a 2008- en los 16 Estados en que el declive de los precios de las casas uni-familiares (HPI) ha sido más pronunciado. A este factor hay que añadir, para comprender el rápido aumento de esta forma de destitución social: la pérdida del empleo, los “problemas de salud” (ruinosos) y los impagos en tarjetas de crédito. Para el Economie Policy Institute (Washington) éste es el índice de que la “red de seguridad social” para un período de dificultad debería estar vinculado a su casa, por lo menos a su valor supuesto (8). Esta es la traducción concreta de la reducción máxima del salario social en Estados Unidos.

Además, en 32 Estados, los trabajadores a tiempo parcial involuntario no cobran ningún subsidio. Estos son inferiores a los que había en los años 1970 (9) y el número de parados que no reciben indemnizaciones supera por poco el 50%. Fuera de algunos ajustes -considerados “escasos” por el semanario de la City- la política de la administración Obama funciona, de hecho, a favor de la “flexibilización” del mercado de trabajo.

Dos tests

Se anuncian dos pruebas. La primera: los aparatos sindicales -comprometidos financieramente en la campaña de Obama- esperan que se apruebe una ley que permita a los sindicatos, una vez reunidas las firmas del 51% de los asalariados de una empresa, que ésta deba firmar un acuerdo contractual en el plazo de 120 días, a falta del cual habrá un arbitraje “gubernamental”. Esto suprimiría los “votos con papeletas secretas” que han supuesto un gran debilitamiento de los sindicatos (aunque no sólo por esta razón). La patronal viene desarrollando desde hace años una verdadera “industria antisindical” y de intimidación. Pero distintas fuentes apuntan a un “compromiso” (10), esto es, que se mantendrán los obstáculos legales a la presencia sindical reconocida en el lugar de trabajo.

El segundo test tendrá lugar en la industria automovilística. Hay muchos indicios que hacen prever medidas para abrir la vía a una declaración de quiebra de GM. Esta empresa sería puesta -en su totalidad o en parte- bajo la “protección del capítulo 11”. Dicho de otra manera, una técnica que permite reestructurar una empresa -bajo la protección de un juez- imponiendo “sacrificios” a los asalariados, tanto en empleos como en salarios, tiempo de trabajo, jubilaciones, seguro médico. Es un dispositivo ya empleado en el pasado en la siderurgia, en las compañías de aviación y en algunos subcontratistas del automóvil. Dicha medida -estudiada por una task force especial- podría articularse con la cooptación material de la cúspide del aparato del sindicato (UAW) en el proceso mismo de “reestructuración”.

Si este plan sigue adelante, será la demostración de que para la administración Obama -y su entorno ligado al gran capital financiero- la respuesta a una crisis de superproducción estructural en un sector industrial clave pasa por alinearse con las condiciones de trabajo y de salarios más duras, por despidos masivos y la destrucción final de bastiones obreros con una larga historia, que se remonta a los años 1930, aunque el hilo rojo que conecta con el presente sea muy tenue. Al mismo tiempo, se mostrará la destrucción de capital ficticio (obligaciones, acciones desvalorizadas de GM, créditos podridos), de capital real (fábricas, máquinas, etc.) y de capital variable (asalariados echados al paro), como es propio de una crisis capitalista.

Algunos dentro del movimiento obrero proponen una alternativa a este método. Se considera creíble y responde a las necesidades sociales y ambientales, apoyándose en una asunción directa de la reestructuración por parte de las instancias públicas y los trabajadores (11). Emprender semejante movimiento chocaría frontalmente con las decisiones de los sectores dominantes en Estados Unidos y plantearía de hecho la cuestión de la propiedad privada.

En el terreno del empleo, el gran capital -con dudas y ajustes- determina sus decisiones a partir de un “entorno productivo” mundializado. Una parte mayoritaria de las y los trabajadores debe estar sometida a relaciones de trabajo que obedecen -según normas militares modernas- a las exigencias de una profunda reorganización de las cadenas productivas transnacionalizadas, a un nuevo salto en la concentración y centralización de los capitales (fusiones, rescates, subcontratos, etc.), así como a un nuevo despliegue espacial de los “factores” productivos (relocalización / deslocalización).

Esta “guerra industrial y competitiva” entre grandes capitales se gana por “generales” que “despiden” y “reclutan” en campos de batalla mundiales, sobre todo en este contexto de crisis duradera y de paro persistente, que aún promete aumentar más en 2010-2011.

La publicación del informe de la OCDE sobre el reparto entre “empleo formal” -1.200 millones en todo el mundo- y el “empleo informal” -1.800 millones-supera el símbolo de la yuxtaposición. De hecho, la más estrecha imbricación entre estas dos formas de trabajo -complementarias en diversos aspectos, incluso en los países industriales- es una de las componentes del intento de reconfigurar los rasgos de la socialización del trabajo a escala mundial. Hay que entender la referencia a “lo informal” en todos sus degradados, desde las “incertidumbres” construidas de las relaciones de trabajo, pasando por su personalización/individualización, hasta las diversas modalidades del trabajo inmigrante (en Europa, en Estados Unidos, y también en China).

Crisis de sobreproducción y de sobreacumulación

La fase actual de la crisis del capitalismo mundializado hace resaltar la fuerza de las tendencias a la sobreproducción. De forma más o menos acentuada, estas tendencias existen desde hace mucho tiempo. Esta crisis de sobreproducción sale a la luz, ramo a ramo, con fuerza. Revela las interconexiones entre sectores, así como las nuevas disposiciones geográficas de la vasta red productiva internacionalizada construida en estos últimos 25 años. En Estados Unidos, las capacidades de producción en el conjunto de la industria manufacturera están siendo utilizadas a un nivel por debajo del 68%, la tasa más baja desde el establecimiento de la serie estadística en 1948. Otro ejemplo: la utilización de las capacidades europeas de producción de acero alcanza justo el 50% en enero de 2009, según la World Steel Association (WSA), deprimiendo la tasa de ganancia.

El retroceso mismo del comercio mundial -con un hundimiento sorprendente en el último trimestre de 2008 en casi todos los sectores y en todas las regiones- no puede ser sólo imputado a la contracción de los créditos a la exportación por bancos infectados. Este repliegue del comercio internacional muestra el peso adquirido en su seno por las cadenas mundiales de distribución. Éstas han estrechado las relaciones entre la actividad productiva y los intercambios a escala internacional.

Las dificultades para relanzar el “crecimiento” mundial, de hecho desde final de los años 1990, remiten a una crisis de sobreacumulación, esto es, a la dificultad de conseguir un proceso de acumulación de plusvalía que responda a las exigencias anticipadas de rentabilidad para las nuevas inversiones productivas. Esto ha conducido a masas de capitales hacia operaciones especulativas que, todavía ayer invisibles para algunos, estallan en forma de quiebras bancarias y de una extendida insolvencia. Por ello las necesarias intervenciones proteiformes de los Estados para reflotar bancos, aseguradoras, empresas y asegurar de esta forma las condiciones de reproducción del sistema.

En este contexto, el peso de las finanzas -con los múltiples instrumentos que se han desarrollado durante los últimos 25 años- refleja el doble movimiento de mundialización del capital (transnacionalización de la producción) y la necesidad conjunta de disponer de diversos medios para organizar este nuevo espacio productivo y los intercambios internacionales; en un momento en que la volatilidad monetaria no tenía comparación con el pasado, tras la desconexión de dólar del patrón oro, desde 1971 (12). Cubrirse (to hedge) ante “los riesgos” y disponer de instrumentos financieros para asegurarse derechos de emisión sobre la plusvalía futura han jugado un papel significativo en el desarrollo de la “industria financiera”

La ofensiva antiobrera en todas direcciones, así como la apertura de nuevos campos de inversiones (privatizaciones, etc.) han llevado a una desigualdad creciente del reparto de la riqueza producida entre capital y trabajo (13). Esto queda resaltado, bajo otro ángulo, si examinamos el reparto secundario de esta riqueza, la que se apropia el 0,1% de las familias más ricas. Es una ilustración de la concentración sin parangón de la riqueza (14). Ahora bien, este 0,1% de “verdaderos ricos” es un gran consumidor de productos financieros puestos a punto por los fondos de inversión (hedge funds).

La otra cara de la moneda es, lógicamente, la presión ejercida sobre las y los trabajadores para tener que acudir al crédito para sus diversas necesidades de consumo (viviendas, bienes duraderos, escolarización, salud, etc.). Para comprender su dimensión, es útil tener en cuenta dos datos:

1. La contribución de los gastos de consumo domésticos al crecimiento del PIB en Estados Unidos ha pasado del 66,0% en el período 1985-90, al 70,3% en 1990-95, a 74,1% en 1995-2000, para alcanzar el 77,3% entre 2000-2007. Una demostración del hecho de que Estados Unidos jugaba, a crédito, el papel de “consumidor mundial en última instancia”. Facilitaban así, por un ardid de la extensión desigual y combinada del capitalismo, el ascenso de China como “nuevo taller del mundo” y futura potencia de primer orden.

2. Esto ha sido posible gracias a un ratio deuda/renta de las familias que ha aumentado en 7 años tanto como en los 25 años anteriores. Durante este período, el “crecimiento a crédito” ha jugado un papel clave. Aunque el volumen de endeudamiento entre 2000 y 2007 ha sido muy grande en el 40% superior de las familias, el mayor aumento de la tasa de endeudamiento respecto a la renta corresponde al 20% de la parte inferior de la escala: +90% (15). “Hasta hace poco, las familias podían utilizar el crédito para resolver los problemas de consumo en los altibajos del mercado de trabajo. Esto ya no es el caso”, concluye el Mc Kinsey Global Institute. Dicho de otra forma, deuda y paro se conjugan para imponer una “disciplina de hierro” a los asalariados. No habría que olvidar, en ningún caso, que los grandes utilizadores de crédito -ocasionando la fragilización de toda la “arquitectura financiera”– han sido sobre todo los bancos y otros especialistas del capital inversión, que han hecho explosionar el endeudamiento cuya amplitud se muestra cada día más enorme, con efectos depresivos acumulativos.

Reorganizar poder y producción

Toda crisis de una dimensión semejante -más allá de la coyuntura- desemboca en una reorganización de las modalidades de intervención y de dominación de las clases dominantes y de su Estado. Desde luego, no disponen de planes elaborados hasta los menores detalles. Por ahora, chapucean, avanzan a base de ensayos, errores y rectificaciones. Pero lo hacen siguiendo una línea: salvar ante todo a los bancos e intentar acompañar las reestructuraciones industriales para amortizar algunos costes sociopolíticos, con un tipo de compromiso diferente según la situación social y política de cada país.

La tensión entre el espacio transnacionalizado de valorización del capital y las instituciones estatales nacionales -cuya importancia se mantiene- exige también restaurar instrumentos de “gobierno” internacional. Una operación delicada porque las contradicciones interimperialistas afloran y las urgencias “nacionales” llaman a la puerta.

Además, retomando una metáfora de David Harvey, el sistema productivo mundial y el de sus principales zonas se mueven como placas tectónicas. China y su zona de influencia representan un elemento clave de dichos movimientos profundos en marcha (16).

En fin, hay que tener en cuenta cómo se ha construido históricamente la salida de la crisis para el Capital: reforzando un fuerte poder estatal; combinando represión de las luchas sociales “incontroladas” y cooptación acentuada de los aparatos sindicales o asociados; multiplicando leyes liberticidas, ya puestas en pie frente a los inmigrantes “clandestinos”; consolidando las fuerzas armadas y llevando a cabo intervenciones militares que, en su mayor parte, tienen que ver con planes de “mantenimiento del orden interior”. Por poner un ejemplo, no se pueden disociar las guerras llevadas en Irak, en Afganistan y en Pakistan, de la militarización de la frontera Mexico-Estados Unidos.

De esta manera, deberán articularse “frentes amplios” para la defensa de los derechos democráticos e iniciativas que sirvan para dar credibilidad a respuestas socialistas y democráticas frente a un sistema que ha mostrado su agotamiento y su violencia social y simbólica contra la más amplia mayoría de la población.

El “ejemplo” Obama y General Motors

1. Indicábamos en nuestro artículo anterior que uno de los test del desarrollo de una crisis duradera -la recuperación será muy lenta y la destrucción de capitales enorme- se manifestará en el sector del automóvil en Estados Unidos. El lunes 1 de junio, GM (General Motors) se declaraba en quiebra.

De hecho, la crisis de sobreproducción existe desde hace años en el sector del automóvil, no sólo en Estados Unidos, sino a escala mundial. Incluso en el caso de recuperación económica, las capacidades instaladas mundialmente, que son actualmente de 70 millones de unidades, jamás serán utilizadas. Serán destruidas, según las exigencias de la ley del valor, tan eficazmente expuestas por Marx.

La generalización del leasing y la creación de múltiples bancos -controlados a menudo por los grandes constructores- debían asegurar la demanda a crédito. Esta demanda era estimulada por campañas publicitarias que movilizaban ingentes cantidades de dinero a escala mundial. A esto se añadía la obsolescencia acelerada de los modelos, en términos físicos y normativos.

En lo referente a la producción, la utilización de asalariados/as eventuales se había convertido en la regla a fin de debilitar la resistencia colectiva de los trabajadores y para asegurar “el ajuste más rápido del empleo” a las fluctuaciones de la demanda, con el pretexto de que el “cliente manda”.

La subcontratación en cascada tomó una amplitud sin parangón. La ofensiva multiforme contra el sindicalismo -no necesariamente contra los aparatos sindicales- se ha convertido en una característica de esta rama, en paralelo con la intensificación y la densificación del trabajo.

La crisis de conjunto del capitalismo mundializado, lógicamente y fisiológicamente, debía estallar con una fuerza máxima en el sector del automóvil. Algunas cifras permiten comprender las dimensiones de esta crisis, que va a perdurar.

Tomemos el ejemplo del automóvil en Alemania, país que con Suecia es el más dependiente del automóvil. El retroceso de la rama del automóvil en Alemania participa en un 0,8% de la contracción del Producto Interior Bruto (PIB) alemán en el cuarto trimestre de 2008 (calculado según el valor añadido, no la demanda final). Hay que añadir el 0,1% si se incluye la compresión de los servicios ligados a la venta: los concesionarios. El cálculo es sencillo: esto equivale al 33% del retroceso del PIB en el último trimestre de 2008 en Alemania.

Siguiendo con Alemania, contrariamente a una imagen engañosa, los constructores no realizan más que el 26% de la producción (calculada a partir de una desagregación sectorial que tiene en cuenta los consumos intermedios del sector). Los subcontratistas, el 33%. El resto de la producción del sector, en el sentido amplio, corresponde a otros 24 sectores que intervienen en la producción: desde el equipamiento eléctrico y electrónico, los plásticos... hasta el trabajo de los metales, en la fabricación de máquinas y equipamientos para extenderse a las actividades inmobiliarias (salas de presentación de vehículos) y a la imprenta (publicidad). Se comprende, a partir de ahí, que las instituciones alemanas especializadas consideren que 2,6 millones de empleos estén ligados al automóvil. Esto sin tener en cuenta empleos ligados al “stock circulante”, es decir, a sectores como los seguros, las autoescuelas, la policía, la sanidad, la construcción de carreteras.

Existe un estudio para Francia que integra el total de los empleos inducidos por el automóvil (producción, venta, y “stock circulante”). Ha sido realizado por el CCFA (Comité de Constructores Franceses de Automóviles). El resultado es deslumbrante: el número de empleos inducidos por el automóvil en Francia representaría el 10,5% del total de los empleos. En Estados Unidos, el sector automóvil emplea directamente a 710.000 asalariados; según el criterio del empleo directo, el número de asalariados/as del automóvil es de 256.000 en Francia y de 860.000 en Alemania. Sin embargo, su parte relativa en el empleo disminuye más en Estados Unidos que en Alemania y en Francia.

En fin, no hay duda de que la crisis va también a golpear a los constructores japoneses (Toyota, Nissan-Renault, Honda) desde los meses de mayo-junio. El mito según el cual escaparían a la crisis del automóvil se basa sencillamente en un desfase en el tiempo y en una exageración de la tasa de reemplazo que proporcionaría Asia (China en primer lugar) a corto plazo, en relación al hundimiento de la demanda en Estados Unidos, en Europa y en el propio Japón.

No hay que proporcionar datos suplementarios para comprender el impacto de esta crisis generalizada sobre la explosión del paro y sobre la anticipación a la baja de los beneficios para diversos compartimentos del Capital. Es también fácil comprender por qué, en el momento en que los gastos llamados sociales son comprimidos, se han efectuado de forma generosa primas a la compra de nuevos vehículos, bajo la batuta del gobierno de “unidad nacional” (demócrata cristiano y socialdemócrata), en Alemania y en Francia.

2. Así pues, General Motors ha pedido al juez de quiebras aprobar el procedimiento de “cesión de sus activos más sanos” en un plazo de 30 días.

En la primera audiencia ante el juzgado de quiebras de Manhattan, el abogado del constructor automovilístico, Harvey Miller, ha “explicado” al juez Robert Gerber -que tiene todos los poderes gracias a este procedimiento- que una decisión rápida era necesaria para salvaguardar el valor (bursátil futuro) de GM. GM no estará ya listada en el DJIA (Dow Jones Industrial Average) -igual que el ex-primer banco mundial Citigroup- donde dominaba desde 1925 entre las 30 principales capitalizaciones bursátiles de Estados Unidos. Todo un símbolo de la dinámica declinante del capitalismo americano que, sin embargo, servía de modelo -hace menos de cuatro años- para economistas descerebrados que predicaban en lo que -fraudulentamente- se llama Universidad.

Para la Administración Obama y el lobby automóvil-financiero, hay que ir rápidamente al procedimiento de quiebra. Tan rápidamente como Chrysler, que ha sido autorizada a vender la casi totalidad de sus activos a un consorcio dirigido por Fiat.

El juez Gerber ha declarado que el procedimiento tenía por objetivo “salvar a la empresa, salvar tantos empleos como podamos, tantos subcontratistas y concesionarios como podamos”. Recupera así, para la galería, el discurso de Obama.

Sin embargo, GM cuenta con cerrar once fábricas y poner tres en paro técnico en Estados Unidos. La dirección de GM prevé, oficialmente, suprimir 21.000 de los 54.000 puestos de trabajo industriales sindicados actualmente ocupados en Estados Unidos.

En realidad, una cuenta más exacta, sobre la base de lo que aparece hoy en la prensa americana, muestra que 21.000 empleos (trabajadores pagados por hora) y 8.000 mensualizados (empleados) serán despedidos; los empleos suprimidos en los concesionarios -unos 2.100- son aún difíciles de estimar.

Sin embargo aquí es el término “sindicado” el más importante. La declaración de quiebra de GM marca el “último final” del sindicalismo americano de los años 30 y 40. El juez aceptará la validez de los planes de reestructuración de GM -como el de Chrysler- con la condición de que las concesiones ya hechas por los aparatos sindicales sean aún aumentadas.

Los fondos de pensiones de los trabajadores tanto de Chrysler como de GM -y mañana de Ford- se llenarán de acciones sin valor de Chrysler y de GM. Es seguro que esos fondos no podrán ya proporcionar rentas, a medio plazo. Y las rentas proporcionadas no han hecho más que bajar en términos de poder de compra.

El derecho de huelga será voluntariamente suspendido, como ya ocurre en Chrysler en el contrato en vigor hasta 2011. Una rama entera será des-sindicali-zada. Así llegaremos al momento en que el Estado es propietario de alrededor del 70% de GM (en contrapartida de una inversión que, en total, se eleva ya a 50 millardos de dólares) y el sindicato que ha aceptado comprar, con sus haberes y créditos de los fondos de pensiones, acciones de GM, de casi el 18%.

La Administración Obama es verdaderamente un ejemplo a seguir para los socio-liberales de Europa. Al menos es lo que piensa una fracción mayoritaria de la patronal en el mundo. Ha comprendido perfectamente que la capacidad de la nueva Administración estadounidense de envolver en un discurso patriótico una ayuda masiva a la oligarquía financiera es un medio eficaz de neutralizar las luchas de resistencia y de impedir que puedan desembocar en una puesta en cuestión de los derechos dictatoriales ligados a la propiedad privada.

Por otra parte, el anuncio de declaración de quiebra y de la utilización del “chapter eleven” [capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos: principalmente, permite al deudor mantener la administración de la compañía durante la reconversión] ha hecho subir 221 puntos de base la acción de GM que se arrastra en el fondo del cesto de las cotizaciones.

Esta subida es, ante todo, la traducción de la satisfacción de la “élite financiera” que considera que el obstáculo principal para un relanzamiento de la tasa de ganancia está constituido por los sindicatos, más exactamente, por sus conquistas históricas que no han podido ser aún totalmente liquidadas. Obama dando a un “equipo de especialistas” la gestión de GM da una señal clara: hay que atacar el obstáculo de un sindicalismo que no responde ya a las normas de la competencia mundializada.

Para esto, el estatuto de “propietario” dado a los sindicatos es útil. Como subraya un artículo de la CNBC, fechado el 2 de junio de 2009, “la Administración Obama ha estructurado los planes de GM y de Chrysler para reducir la voz de los sindicatos en la gestión”; a la vez que crean la idea de que “el gobierno y los sindicatos comen la misma manzana”. Son medidas así, con la ayuda del Estado burgués, las que deben dominar la escena económica y política a fin de asegurar la readecuación del capital que tiene su base en Estados Unidos en un futuro que verá reforzarse la competencia entre un número reducido de grandes grupos automovilísticos, que apuntarán también a mercados como el de China.

3. En lo que se refiere al compromiso de facilitar los procesos de sindicación en las empresas, todo indica que no serán mejorados por la nueva administración.

Un estudio de Kate Bronfenbrenner, fechado el 20 de mayo de 2009, -estudio hecho para el ala izquierda del Partido Demócrata, bajo los auspicios del Econo-mic Policy Institute (EPI, Friefing Paper, 24 páginas) y del American Rights at Work Education Fund- demuestra que incluso los trabajadores que han obtenido, después de un voto secreto, el derecho a un contrato, están sin contrato en un 52% un año después de ganar la votación. ¡Y sólo 53.000 trabajadores obtuvieron el derecho a una representación y a un contrato colectivo sindical en 2007!

Una comparación es suficiente para explicar mejor la situación sindical actual. En 1970, 276.733 trabajadores obtuvieron por medio de votaciones bajo el control del NLRB (National Labor Relations Booard) el derecho de organizarse sin-dicalmente en la empresa (es decir, de estar representados sindicalmente con reconocimiento patronal) y, por consiguiente, poder negociar para obtener un contrato colectivo. Hubo ese año 7.733 votaciones bajo el control del NLRB.

A esto se añadía el sindicalización en compañías aéreas que se organizaban según e Railway Labor Act. Desde entonces, tras las quiebras de compañías aéreas muy semejantes a la de GM (utilización del capítulo 11) el sindicato ha dejado de existir prácticamente en las compañías aéreas y los salarios han caído, empeorando a la vez las condiciones de trabajo.

Para comprender esta situación puede ser útil, y quizás necesario, recordar el sistema legal de sindicalización en EE UU. Según las leyes vigentes en EE UU para obtener el derecho a organizarse sindicalmente, ser reconocido por la patronal y poder firmar un contrato colectivo, hay que pasar por el proceso siguiente.

Un trabajador pide un documento de adhesión a un sindicato (card check). Lo hace firmar por sus compañeros de trabajo. Una vez que ha reunido la firma del 30% de los trabajadores de una unidad de trabajo (una empresa) existe formalmente una estructura para negociar un contrato. En ese momento, la patronal puede exigir un voto secreto para saber si los trabajadores de la empresa quieren o no la sindicalización de la empresa. La táctica de los militantes -frente a esta votación, controlada de hecho por la patronal- consiste en hacer firmar la lista sindical (card check) por más del 50%, o mejor aún, por el 60% de los trabajadores, con el fin de asegurarse un voto superior al 50%.

La patronal, desde que conoce el proceso de sindicalización, empieza campañas de amenazas que van del chantaje con el cierre de la empresa si hay sindicalización hasta el despido de los activistas sindicales, pasando por la intervención de grupos de profesionales (psicólogos, juristas, etc., que se dirigen a asambleas de trabajadores, que están obligados a escucharlos) especializados en campañas antisindicales. Es una práctica floreciente en EE UU. Su objetivo: obtener una mayoría contraria a la sindicalización de la empresa cuando tenga lugar la votación controlada por el NLRB.

El comité ejecutivo de los dos organismos que pidieron el estudio concluye así su resumen introductorio: “Si las tendencias recientes continúan, no será necesario mucho tiempo para que no exista ya un mecanismo legal que proteja efectivamente el derecho de los trabajadores del sector privado a organizarse y negociar contratos colectivos” (p.3). Esta tendencia no será invertida por la administración Obama y por la política presente de los aparatos sindicales.

La crisis del capitalismo americano desemboca en una nueva ola de ataques contra las y los asalariados. Esta constatación, realista, debería reforzar la determinación de los socialistas-revolucionarios a exponer en qué una crisis de época del capitalismo, en su radicalidad, da de nuevo una validez razonada a un combate decidido por un socialismo democrático.

2 de junio de 2009.

NOTAS:

1.- Fuente: Credit Suisse.

2.- Ver a este respecto el destacado documental House of'Cards, de David Faber, para la cadena económica CNBC-WSJ.

3.- Ver Aglietta, M. y Rigot, S. (2009) Crise et rénovation de la finance. París : Odile Jacob, págs. 111-116.

4.- Ver en la página web alencontre.org el artículo de fecha 16 de marzo de 2009, sobre la evolución del desempleo en Estados Unidos.

5.- Ver el informe de la OCDE, capítulo 2, Estados Unidos, pág. 69.

6.- Economic Policy Institute, 7/04/2008, estudio de H. Shierholz.

7.- Bureau of Labor Statistics, “The Employment Situation: March 2009”, 3/04/2009.

8.- Economic Policy Institute, “Housing collapse drive up consumer bankruptcies”, estudio de N. Mahalia, 8/04/2009.

9.- The Economist, 14/03/2009, pág. 66.

10.- Business Week, 23/03/2009, pág. 24. Este tema se amplía en el 2º capítulo de este artículo, pp21 y sgs.

11.- Sobre este tema, ver las contribuciones alternativas de Sam Gindin, economista y antiguo asesor del presidente del Sindicato canadiense de trabajadores del automóvil, profesor en la York University (“The Auto Crisis: Placing Our Own Alternative on the Table”, publicado por Socialist Project); así como las de Mark Brenner, Misha Gaus, Jane Slaughter (“Restructure the Big 3, but not with Bancrupty”, publicado en Labor Notes). De hecho, proponen hacerse cargo de las fábricas y de los subcontratistas y su reorganización productiva, bajo control de los trabajadores, en el marco de proyectos que respondan a las necesidades de los asalariados y de la población y a las exigencias medioambientales (transportes públicos, renovación de infraestructuras, producción de equipos para energías renovables).

12.- Ver McNally, D. “From Financial Crisis to World Slump. Accumulation, Financialisation and the Global Slowdown”, texto que aparecerá en Historical Materialism.

13.- Ver los artículos de M. Husson en la revista La brèche, nº 3 y 4.

14.- Ver el suplemento de The Economist, “Spare a dime? A special report on the rich”, 4/04/2009.

15.- McKinsey Global Institute, “Will US consumer debt reduction cripple the recovery?”, marzo 2009.

16.- Ver las notas sobre China disponibles en la página web alencontre.org, desde el 5/5/ 2009.

Michel_Husson

Michel Husson es economista, integrante del Instituto de Estudios Económicos y Sociales (IRES) de Francia, autor de numerosos libros que analizan la dinámica de la acumulación de capital. Es uno de los marxistas más consultados sobre la crisis mundial. Husson ha sido miembro del Comité Central de la Liga Comunista Revolucionaria (LCR) ahora transformada en el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA). Sus libros más recientes son Le Grand Bluff Capitaliste (2001) y Les casseurs de l'Etat social (2003).

P. ¿Cuál es la característica de la crisis actual?

R. Se trata de una crisis sistemática global, lo que significa que afecta a todos los sectores de la economía mundial y que pone en cuestión los fundamentos mismos del modo de producción capitalista. La crisis comenzó como una crisis financiera, pero, fundamentalmente, remite a la separación creciente entre la búsqueda de una híper rentabilidad y la satisfacción de las necesidades sociales.

Las transformaciones del sistema financiero deben ser analizadas en base a dos tendencias esenciales que ocurren desde principios de los años '80. La primera, es el alza tendencial de la tasa de explotación: en casi todo el mundo, la parte de la riqueza producida que corresponde a los asalariados está en baja, y los países emergentes no son la excepción a esta tendencia. Incluso el FMI o la Comisión Europea lo constatan. Esta baja de la parte salarial permitió una recuperación espectacular de la tasa media de ganancia a partir de mediados de los '80. Sin embargo, la segunda tendencia, muestra que la tasa de acumulación continuó fluctuando a un nivel inferior al previo a la crisis. Dicho de otra forma, la punción sobre los salarios no ha sido utilizada para invertir más. El "teorema de Schmidt" enunciado por el canciller alemán Helmut Schmidt, a principio de la década de 1980 ("las ganancia de hoy son las inversiones de mañana y los empleos de pasado mañana"), no funcionó.

Esta masa creciente de plusvalía no acumulada fue distribuida principalmente bajo la forma de ingresos financieros, siendo la fuente del proceso de financiarización. La diferencia entre la tasa de ganancia y la tasa de inversión es de por sí un buen indicador del grado de financiarización. También podemos verificar que la suba del desempleo y de la precariedad laboral se encuentra a la par del crecimiento de la esfera financiera. Incluso aquí, la razón es simple: el sector financiero logró captar la mayor parte de los aumentos de la productividad en detrimento de los asalariados, reduciendo los salarios y sin reducir de forma suficiente, incluso aumentando, la duración de la jornada laboral. La relación entre capital productivo y capital financiero se modificó profundamente y las exigencias de una híper rentabilidad pesan, por un efecto feedback, sobre las condiciones de explotación.

Sin embargo, no podemos aplicar al capitalismo contemporáneo una lectura "financierista" que consistiría en distinguir una tendencia autónoma hacia la financiarización que vendría a parasitar el funcionamiento normal del "buen" capitalismo industrial. Esto vendría a disociar artificialmente el rol de las finanzas y el de la lucha de clases por el reparto del valor agregado. Se debe articular correctamente el análisis de los fenómenos. A partir del momento en el cual la tasa de ganancia aumenta gracias al retroceso salarial, sin producir oportunidades de acumulación rentable, las finanzas empiezan a jugar un rol funcional en la reproducción procurando salidas alternativas a la demanda salarial: el consumo de los rentistas y el sobreendeudamiento de los obreros.

Esta aproximación se refuerza cuando se tiene en cuenta la mundialización. En la progresiva constitución de un mercado mundial, las finanzas juegan hoy un papel que consiste en abolir, dentro de sus posibilidades, las delimitaciones de espacios de valorización. La gran fuerza del capital financiero es ignorar las fronteras geográficas o sectoriales, porque se da los medios para pasar de una zona económica a otra muy rápido, y de una rama a otra: los movimientos de capitales pueden, a partir de ahora, desarrollarse a una escala considerablemente ampliada. La función de las finanzas es endurecer las leyes de la competencia al hacer más fluidos los movimientos del capital. Parafraseando lo que Marx dice del trabajo, podríamos esbozar que las finanzas mundializadas son el proceso de abstracción concreto que somete a cada capital individual a una ley del valor, donde el campo de aplicación se extiende sin cesar. La característica principal del capitalismo contemporáneo no reside entonces en la oposición entre un capital financiero y un capital productivo, sino en la híper competencia entre capitales como resultado de la financiarización.

Fundamentalmente, esta crisis es una crisis de la forma capitalista de satisfacer las necesidades sociales. Existe una brecha creciente entre la demanda social y lo que el capitalismo puede producir de acuerdo a normas de rentabilidad más y más exigentes. El ensanchamiento creciente entre la tasa de ganancia (creciente) y la tasa de acumulación (estable) se explica de esta forma: las oportunidades de inversión rentables se vuelven más raras en detrimento de necesidades insatisfechas. Un economista francés llegó a decir que la verdadera regulación del capitalismo supondría que éste aceptase funcionar con una menor rentabilidad. Es a la vez cierto, en este sentido, que la búsqueda de maximizar la ganancia aleja del óptimo social. Pero al mismo tiempo es ingenuo, porque, retomando una expresión de Marx, esta reivindicación es completamente ajena al capital.

P. ¿Es comparable con la crisis de 1930? La salida de la crisis mundial del ‘30 precisó de la segunda guerra mundial para relanzar la acumulación, ¿el capital puede relanzarse sin destruir el capital sobrante y aumentar la tasa de explotación como en ese entonces?

R. Este tipo de comparaciones es un poco académica y tiene el riesgo de ser un obstáculo al análisis concreto. Hay ciertos puntos comunes, pero puede ser útil insistir sobre las principales diferencias. La primera es que se trata, hoy en día, de una crisis que golpea a todos los sectores de una economía mucho más mundializada. La segunda, es que los gobiernos aprendieron y evitaron los errores de política económica que agravaron los efectos de la crisis en los años ‘30. Luego, está la historia: el mundo no pudo salir de esa crisis sino a partir del estruendo y la furia (fascismo y guerra mundial) en un contexto dominado por el enfrentamiento entre "bloques". Después de la segunda guerra mundial, se instaló hasta principios de los '80 un capitalismo más regulado, calificado, para ser simples, de keynesianismo.

Toda la cuestión es saber si existe un escenario similar en la crisis actual. En términos absolutos, podríamos imaginar que la debacle del neoliberalismo puede desembocar en un retorno a este tipo de capitalismo regulado. No obstante, y es sin duda la lección que nos da la gran crisis precedente, eso no será posible sino por medio de choques económicos, sociales y políticos de una amplitud comparable. Estamos autorizados a pensar que incluso podrían implicar una puesta en cuestión de la lógica capitalista. Sin esta presión social, el escenario más probable es bastante sombrío: una regresión social gestionada de forma autoritaria por las clases dominantes, con formas de repliegue nacional o regional, en un clima de guerra económica generalizada y de dislocación social. Esta visión pesimista corresponde a una apreciación realista de la profundidad de la crisis y de la violencia que las clases dominantes están preparadas a ejercer para mantener el orden establecido y sus privilegios. La dictadura de la economía sobre las aspiraciones sociales va, por lo tanto, a volverse todavía más brutal.

P. La crisis ha tenido un particular impacto en Europa, con un fuerte aumento del desempleo y una contracción industrial. ¿Por qué Europa es una de las más afectadas, si el epicentro es en EE.UU.?

R. La transmisión de la crisis nacida en los EE.UU. al resto del mundo, y por lo tanto a Europa, se produjo en tres tiempos. En el primer tiempo los productos financieros tóxicos tenían una vocación de expansión a escala mundial y lograron colocarse en las carteras de los bancos, incluidos los europeos. De allí que las quiebras o casi quiebras bancarias y los derrumbes de los mercados financieros e inmobiliarios golpearon a países como el Reino Unido o aún más a España, donde el boom inmobiliario se interrumpió brutalmente. En un segundo tiempo, las restricciones del crédito (credit crunch) pesaron sobre la actividad de las empresas y el consumo. Para el tercer tiempo, el descenso de la actividad se convirtió en una bola de nieve a través del comercio internacional. En Alemania, donde las exportaciones representan el 45% del PBI, la recesión es particularmente severa.

P. ¿Qué efectividad tendrán los planes anti-crisis de los gobiernos de EE.UU. y Europa?

R. Los planes de relanzamiento plantean dos tipos de problemas: su tamaño y sus posibles efectos. Los planes europeos están sub-dimensionados en relación al de los EE.UU. Pero el principal déficit es la falta de coordinación que muestra la inadecuación de las instituciones europeas a esta coyuntura de crisis, evidenciado en un presupuesto europeo insuficiente. Algunos países, como Italia y en menor medida Francia, se juegan a la opción del "pasajero clandestino", que consiste en esperar que los vecinos relancen su propia demanda. Otros esperan relanzar su mercado interno contra los demás países a partir de medidas fiscales como la baja del IVA en el Reino Unido. La crisis no es entonces la ocasión de solucionar esta falta de coordinación lanzando, por ejemplo, programas de inversión pública social y ecológicamente útiles. No existe una política de cambio con respecto al dólar y el único acuerdo alcanzado se basa en la necesidad de profundizar las políticas neoliberales de privatización y flexibilidad del mercado de trabajo.

En cuanto a los EE.UU., están enfrentando un dilema. Si los hogares se desendeudan y aumentan su tasa de ahorro, se va a reducir el consumo y el crecimiento no podría volver a arrancar. Si el gasto público toma la posta, el déficit comercial exterior se va a profundizar otra vez y el flujo de capital necesario para su financiamiento puede convertirse en un problema. Es una gran incógnita qué va a pesar sobre la trayectoria de la economía mundial.

P. Dichos planes están llevando a una expansión del déficit fiscal, ¿estamos ante una nueva "burbuja" de capital ficticio, pero ahora en el Estado? ¿Cuáles son las perspectivas frente a esta expansión de la deuda estatal?

R. Como no fue tomada ninguna medida seria de regulación, el riesgo es, en efecto, una huída hacia adelante en una nueva burbuja. Podría ser de nuevo en torno a las materias primas como el petróleo o incluso el llamado "capitalismo verde", como se observa en el nuevo campo especulativo que se abre con los mercados de permisos de emisión de CO2. Lo que es seguro, es que los países van a acumular enormes déficits presupuestarios. Para 2010, la OCDE prevé que alcanzaran el 7% del PBI en la zona Euro y el 12% en los EE.UU. Al mismo tiempo, la destrucción de empleos hará aumentar la tasa de desempleo. Según la OCDE, se pasará entre el 2008 y el 2010 de un 7,5% a un 11,7% en la zona Euro y de un 5,8% a un 19,3% en los EE.UU. La cuestión de la vuelta al crecimiento después de 2010 se planteará entonces en un contexto marcado por objetivos contradictorios: mejorar la competitividad creando empleos y relanzar la demanda efectuando nuevos golpes en los presupuestos sociales con el fin de reducir los déficits fiscales.

P. En una entrevista usted señalaba que la crisis puede llevar a un crecimiento más autocentrado de los países emergentes, incluido China, poniendo como ejemplo la ISI en América Latina. Incluso afirmaba que es posible que el impacto de la crisis no sea tan fuerte. Sin embargo, la base de acumulación de estos países, incluso en el período de la llamada ISI, siguió siendo la exportación de materias primas y sus economías estuvieron atadas a fuertes ciclos en función del mercado mundial. En efecto, lo favorable no fue la crisis, sino la segunda guerra mundial, que hizo subir los precios de las commodities. En este sentido, ¿por qué una crisis puede ser "favorable" para los países de América Latina?

R. Durante un tiempo, sostuvimos la tesis del desacople: los países emergentes escaparían en parte de la crisis y podrían mantener el ritmo de crecimiento. No ocurrió por la interdependencia de las diferentes economías nacionales en el seno de la economía mundial. La crisis no ofrece entonces un desenlace mecánico para los países emergentes. Sin embargo, la contracción del sector externo puede dar impulso a un doble proceso de focalizarse sobre la demanda interna y de la regionalización de los intercambios sobre los principios del ALBA.

Con todo, esta reorientación no tiene nada de mecánico y se enfrenta a dos tipos de obstáculos. El primero es social y resulta de la resistencia de los intereses sociales dominantes cuyo proyecto es volver al business as usual que les conviene. Es la oportunidad de insistir sobre un punto general pero muy importante: toda salida de una crisis impone un cuestionamiento de intereses sociales dominantes. El segundo es de orden económico: la relativa rigidez de la división internacional del trabajo instalada por la mundialización vuelve incierta una transición de este estilo que no podrá ser inmediata.

P. ¿Cuál es el rol que jugará China, teniendo en cuenta que su expansión reside en la exportación de mercancías a EE.UU. y que un aumento de su poder adquisitivo interno implicará una pérdida de competitividad?

R. El modelo de crecimiento chino no puede continuar indefinidamente porque es aberrante: un peso excesivo de las exportaciones (43% del PBI en 2007) y de las inversiones (42,7%) y parte decreciente del consumo privado y público en los gastos (49,6% del PBI en 2007). Por lo tanto, está expuesta a riesgos de sobreacumulación y, simétricamente, de subconsumo. El excedente exterior jugó un rol durante los últimos años, pero está amenazado por el menor crecimiento de las exportaciones y, en un plazo mayor, por la dependencia energética creciente.

En lo inmediato, China necesita centrarse sobre su mercado interno bajo la presión de las tensiones sociales. Estas preocupaciones sociales y energéticas están, de hecho, muy presentes en las medidas de estímulo tomadas por el gobierno chino. Sin embargo, esta reconversión del modelo de crecimiento se enfrenta de la misma forma que en los EE.UU. al cuestionamiento de las desigualdades sociales que implica.

P. La magnitud de la crisis plantea serios problemas para la acción de la clase obrera, marcando serios límites para cualquier reivindicación reformista por la incapacidad del sistema de resolverla. ¿Cómo ve las perspectivas revolucionarias, en particular en Francia?

R. De forma un poco abstracta, podríamos decir que, a los efectos de la crisis, la estrategia revolucionaria debe buscar organizar el movimiento de la resistencia hacia una perspectiva anticapitalista. Toda situación de crisis es, desde este punto de vista, profundamente contradictoria: el desempleo debilita a la clase obrera, el miedo al caos puede engendrar conservadurismo o resignación. Pero al mismo tiempo hay una profunda debacle no sólo de la economía sino también de la ideología dominante: el capitalismo nos da hoy la demostración de no poder responder a las necesidades básicas de la mayoría de la humanidad. La crisis cuestiona todos los preceptos neoliberales y hace caer muchos tabúes. Que podamos tener hoy una gran respuesta al proponer la nacionalización de los bancos es un síntoma entre muchos otros. La crisis hace también nacer un profundo sentimiento de injusticia frente a la violencia de los propietarios por defender sus privilegios.

Por todo esto, hay que respaldar reivindicaciones transitorias fundadas en la idea de control: control sobre los fondos públicos entregados a los bancos y las empresas y control sobre el empleo a través de la lucha contra los despidos. De esta idea de control, podemos pasar a un cuestionamiento concreto a la propiedad privada. Esta perspectiva se enfrenta, en Europa, a los proyectos socialdemócratas y a la dificultad de una salida política. En Francia, las luchas de resistencia son por el momento dispersas y podríamos decir que los países oscilan entre la resignación y la explosión social. Para la izquierda radical, la agenda consiste en poner adelante la perspectiva de un movimiento de unidad, construyendo frentes de lucha que permitan la expresión de una radicalización de las masas.

Fuente: Observatorio Marxista de Economía - boletín Nº 12 - Julio de 2009

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Por Manuel Freytas

IAR Noticias

Los números y el análisis estructural de la economía capitalista globalizada demuestran claramente que la  teoría del "fin de la era del dólar" y de la supremacía imperial norteamericana que sostienen analistas de izquierda y de derecha, es falsa e impracticable. Y hay una razón central que desarrollamos y fundamentamos en este informe: Si colapsan el dólar y EEUU, se derrumba el sistema capitalista a escala global.

A) La teoría del "desacople"

Hay un mito generalizado y puesto de moda (que abarca por igual a pensadores de izquierda, analistas del sistema, periodistas, y hasta a reconocidos especuladores financieros sionistas como George Soros) que sostiene que el imperio del dólar como moneda patrón de las transacciones internacionales ha llegado a su ocaso como producto de la crisis financiera global generada, entre otros factores, por la debacle del sector inmobiliario en EEUU.

Por "efecto dominó intelectual", esta percepción mitificada del derrumbe del dólar lleva a otra conclusión:

La crisis de la economía mundial capitalista referenciada en el dólar posibilitará el declive de la supremacía imperial de EEUU  poniendo en el centro de la hegemonía económica mundial a China y al resto de los países emergentes (en crecimiento acelerado) de Asia o América Latina.

Según esta teoría del "desacople", la crisis global obligará a China y a los países emergentes (en crecimiento) del Sur a una menor dependencia del mercado externo, por lo que que tendrán más posibilidades de reponerse de la crisis, al poder orientar sus inversiones al sector productivo, en función de su propio desarrollo.

Este proceso marcaría el "fin del reinado del dólar",  y el ascenso de naciones como China, India y algunos países exportadores de petróleo y de materias primas que sustituirían a EEUU y a Europa como motores centrales de la economía mundial capitalista.

De acuerdo con la teoría del "desacople", la era del EEUU como potencia locomotora del capitalismo a escala global habría llegado a su ocaso por el desprendimiento de sus vagones, pero el sistema capitalista quedaría a salvo y se reciclaría  gracias a la inyección de sangre joven proveniente de las potencias nacientes de la periferia.

Liderando la teoría del "desacople", el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, dijo en noviembre pasado, en una conferencia de prensa junto al presidente de Irán Mahmud Ahmadineyad en Teherán,  que "el imperio del dólar está derrumbándose", al día siguiente en que su país y su aliado antiestadounidense Irán impulsaran (sin suerte)

durante la cumbre de la OPEP en Riad medidas que atendían al debilitamiento del dólar solicitando que el precio del barril de crudo pasara a nominarse directamente en euros.

"Pronto dejaremos de hablar de dólares porque el valor del dólar está cayendo y el imperio del dólar está derrumbándose", dijo a periodistas en Teherán, junto a su homólogo iraní, Mahmud Ahmadineyad.

"Naturalmente, con el derrumbe del dólar, se derrumbará el imperio de Estados Unidos", agregó el presidente venezolano.

Pero lo que Chávez no explicó (así como tampoco explican los que sustentan la misma teoría) es qué pasaría con el resto del sistema capitalista si se caen el Imperio norteamericano y el dólar como moneda patrón de las transacciones económicas y financieras a escala global.

B) El mito del "desacople"

Hay seis razones principales por las cuales ninguna potencia (central o emergente) podría "desacoplarse" del actual modelo  funcional del sistema capitalista estructurado alrededor del dólar como moneda patrón y de la hegemonía de EEUU como primera potencia imperial:

1)  El dólar es la moneda de cambio y de reserva internacional, y los países de todos los continentes (Europa, Asia, Latinoamérica y África) la utilizan en sus transacciones comerciales y  tienen la mayoría de sus reservas en dólares, por lo que el fin del dólar implicaría un derrumbe mundial generalizado del sistema capitalista de la que ningún país estaría a salvo. Según el Banco Mundial y el FMI, más de un 70% de las reservas mundiales están en dólares, frente a un 25% en euros de la Unión Europea, que también utiliza el dólar. China, la tercera economía mundial, después de EEUU y la UE, tiene sus reservas en dólares (US$1,3 billón), le siguen Japón con US$ 987,93 mil millones, Rusia con US$ 300 mil millones, Taiwán con US$ 261, 82 mil millones y Corea del Sur con US$229,5 mil millones, India con US$ 200 mil millones, y Brasil está cerca de los US$ 100.000 millones de dólares. Curiosamente, la Venezuela de Chávez, el impulsor número uno de la teoría de la "muerte del dólar, tiene sus reservas en dólares, las que suman US$ 33 mil millones. Y mas curiosamente aún, los países señalados por los teóricos del "desacople" como los que van terminar con la vigencia de la economía "dolarizada" (China, Rusia, Brasil, India, Corea del Sur y Taiwan, etc) lideran la acumulación mundial de las reservas en dólares.

Si solamente China, Rusia, y los otros países que lideran las reservas en dólares decidieran desprenderse de la moneda estadounidense, estallaría no solamente el Imperio norteamericano sino todo el sistema capitalista con ellos adentro. Por lo tanto, la teoría del "desacople" sería un suicidio económico para quien lo intentara.

2) Un 80% de las transacciones internacionales, un 70% de las importaciones mundiales y la casi totalidad del comercio petrolero se realizan en dólares, según el Banco Mundial y el departamento de Comercio de estadounidense. EEUU, la primera economía mundial (un 22% del PBI mundial), Europa, la segunda economía mundial (un 21% del PBI mundial) y China, la tercera economía mundial (un 6% del PBI mundialL) realizan la mayoría de su comercio en  dólares. Si la divisa estadounidense colapsara, colapsarían EEUU, la Unión Europea y China (los mayores vendedores y compradores del mundo), que juntos suman casi la mitad de la economía mundial. Esto explica porque el gobierno chino, en pleno declive del del dólar frente al euro, ratificó su decisión de mantener sus reservas en dólares, y explica porqué la UE y el banco central europeo salieron a contener el avance del euro frente al dólar.

3) Los países emergentes y las potencias económicas desarrolladas generan más del 75% del PBI mundial en dólares (el resto se genera en euros y otras monedas) , según el Banco Mundial. La mayor economía mundial es EEUU con un PBI de U$S 12, 980 billones. En un segundo lugar se encuentra la Unión Europea con U$S 12,820 billones, y en tercer lugar China con U$S 10 billones. Les siguen Japón, con U$S 4.220 billones, e India con U$S 4.042 billones. Además, salvo la UE que también opera con el euro, las primeras potencias económicas tienen sus reservas en dólares y su comercio exterior, junto con sus sistemas financieros, operan con la divisa estadounidense como moneda patrón. Si colapsara el dólar, se derrumbarían, como efecto inmediato, las primeras cinco economías capitalistas (la mitad del PBI mundial) que arrastrarían en su caída a todo el sistema capitalista globalizado. En este escenario real, y en una economía mundial interdependiente y globalizada, la teoría del "desacople" no tiene aplicación posible, y es solo un puñado de expresiones "efectistas" carentes de  análisis científico y de verificaciones que la sustenten.

4) Las empresas y los grupos financieros transnacionales que controlan los sistemas financieros especulativos  y los sistemas económicos productivos a escala mundial (por encima de los gobiernos) realizan mayoritariamente sus volúmenes de negocios, inversiones y tomas de ganancias en dólares, por lo cual un colapso terminal de la moneda estadounidense (como vaticinan los partidarios de la teoría del "desacople") produciría una parálisis de la actividad económica mundial en cuestión de horas. Además, como el dólar tiene las funciones de reserva internacional, sirve de respaldo para la mayoría de las monedas, y hace de medio internacional de pago, su caída libre significaría el fin del patrón dólar, y generaría una mundialización de la crisis en la que ningún estado capitalista podría sobrevivir.

5) EEUU es el mayor deudor en dólares y la quiebra de su moneda produciría una cadena de quiebras generalizadas en el sistema financiero internacional, tanto en Europa como Asía y América Latina. La deuda pública norteamericana en dólares ronda los US$ 9 billones, y si a la misma le sumamos las del resto de sectores públicos y privados se llega a los US$ 50 billones (equivalente casi al Producto Bruto Mundial). Esa sola razón explica porqué si se desplomara el dólar, se derrumbaría todo el sistema mundial de la economía capitalista globalizada e interdependiente que hoy funciona con el dólar como moneda patrón.

6) El sistema financiero especulativo internacional está "dolarizado", y las bolsas y los mercados internacionales del dinero operan mayoritariamente con la divisa estadounidense a través de las acciones y bonos desparramadas a escala global por los grandes bancos y fondos de inversión que tiene su central operativa en Wall Street, EEUU. La Bolsa de Nueva York, o NYSE,  es el mayor mercado de dinero del mundo y concentra el mayor volumen de operaciones financieras en dólares que realizan  empresas trasnacionales cotizantes a escala global. Wall Street, la catedral mundial del dinero capitalista sin fronteras cuenta con un volumen de transacciones que superan largamente los 20 billones de dólares, incluyendo los 7 billones de compañías no estadounidenses. En su recinto cotizan las principales empresas trasnacionales  de los EEUU y del mundo, y si colapsara el dólar como divisa, estallaría Wall Street y arrastraría consigo a todos los mercados del dinero a escala global.

Estos seis factores centrales de la interrelación capitalista alrededor del dólar explican porqué cualquier oscilación o desequilibrio económico-financiero que tenga a EEUU como protagonista, impacta y se esparce inmediatamente por todo el "sistema".

C) El dólar, la moneda patrón

El dólar, más que una moneda, es el instrumento oficial de cambio, reserva y transacciones de la economía internacional regida por el sistema capitalista en niveles de interdependencia nunca vistos.

Por otra parte, en Asia, Europa y América Latina operan las mismas trasnacionales y grupos financieros que establecen a Wall Street como cabecera central de sus operaciones especulativas financieras con el dólar y utilizan los bonos del Tesoro de EEUU como refugio ante cualquier desequilibrio mundial.

Esto torna imposible pensar que el dólar desaparezca como moneda patrón sin un derrumbe generalizado del mundo capitalista en su conjunto.

Aquellas potencias emergentes que quisieran "desacoplarse" del sistema hegemonizado por el dólar y el Imperio estadounidense desprendiéndose de sus reservas en la divisa norteamericana se convertirían en las víctimas y (a la vez) victimarias del descalabro del sistema mundial capitalista que producirían.

Especulación financiera, comercio exterior, armamentismo, tecnología, están sujetos a operaciones a escala global con el dólar como moneda de transacción y cambio.

EEUU es la mayor potencia militar (convencional y nuclear) mundial, y su presupuesto armamentista de US$1,2 billones se concreta con créditos y efectivo en moneda estadounidense, por lo cual una caída del dólar terminaría con la supremacía del poder militar del Imperio norteamericano, algo imposible de pensar sin que antes vuele todo  el planeta.

La exportación e importación de equipos de computación y sistemas informáticos que mueven el mundo desde el polo norte al polo sur, se realizan principalmente en dólares, y un derrumbe de la moneda estadounidense produciría un colapso mundial de los sistemas financieros y económico productivos, administrativos, informáticos y de comunicaciones a escala mundial.

En el centro del modelo imperial-económico capitalista globalizado , y a modo de protagonistas centrales, se encuentran EEUU y la Unión Europea (los principales compradores mundiales), y China (el principal vendedor mundial), cuyas economías entrelazadas se proyectan como claves y dominantes en el funcionamiento de todo el sistema capitalista a escala global. Las operaciones se realizan mayoritariamente con el dólar como moneda de transacción. Además, China tiene el 70% de sus reservas en valores y títulos del Tesoro de EEUU.

Como se sabe, EEUU es el principal comprador de productos chinos en dólares, y el gigante asiático, a su vez, es el principal importador de petróleo y materias primas de los "países emergentes" en dólares, con lo que se puede deducir que si la divisa y el Imperio estadounidense colapsan (tal como vaticinan los garúes del "desacople")  el impacto se va a proyectar inevitablemente en una crisis de China proyectada a los "países emergentes" y a los países centrales.

Si China, Japón, India, Rusia, Tailandia y Corea del Sur (los mayores tenedores de reservas en dólares) resolvieran desprenderse de la divisa estadounidense, como vaticinan los teóricos del "desacople,  el mundo se llenaría de papeles norteamericanos sin respaldo (el producto de la especulación financiera y la deuda USA por casi un PBI mundial), estallaría una recesión mundial proyectada desde EEUU y el dólar colapsaría junto con el comercio exterior, el sistema financiero y el sistema económico productivo, tanto de los países centrales como de los periféricos y emergentes.

En resumen: Hay que "salvar al sistema"

Los números y el análisis estructural de la economía capitalista globalizada demuestran claramente que la  teoría del "fin de la era del dólar" y de la supremacía imperial norteamericana es falsa e impracticable.

La afirmación de que la crisis de la economía mundial capitalista referenciada en el dólar posibilitará el declive de la supremacía imperial de EEUU poniendo en el centro de la hegemonía económica mundial a China y al resto de los países emergentes (en crecimiento acelerado) de Asia o América Latina, es un mito que no resiste ningún análisis.

Si se cayeran EEUU y el dólar, sería como si una bomba nuclear estallase en la economía capitalista a escala planetaria y nadie podría escapar con vida de la radiación que se desataría por efecto encadenado.

Por lo tanto, los más interesados en salvar al dólar y a EEUU del colapso son Europa y las potencias centrales, además de China y las potencias emergentes, cuyo desarrollo económico depende de EEUU y de Europa y del entramado de la economía que tiene al dólar como moneda patrón.

Esto explica porque  la Reserva Federal y los bancos centrales europeos, asiáticos y latinoamericanos luego de estallar la crisis financiera con las subprime y de devaluarse el dólar por efecto de la especulación con los precios del petróleo, han corrido al rescate de la divisa norteamericana.

Según The Economist, al desatarse la crisis en EEUU, además de los bancos centrales de Europa, los países emergentes (incluida China) han inyectado más de 69 mil millones de dólares para "salvar al dólar y a los bancos del Norte".

Las propias  autoridades monetarias de EEUU y Europa, así como los principales analistas y voceros periodísticos del sionismo financiero (como The Wall Street Journal, The Economist y The Financial Times)  advirtieron que  la caída del dólar estadounidense, y en su inter-relación con la suba de los precios del petróleo y los conflictos geopolíticos y militares, desataría un proceso recesivo con detención de la producción y de los márgenes de rentabilidad del actual modelo de desarrollo y "crecimiento capitalista" a escala global.

Los expertos y analistas bien informados del sistema (aunque no lo digan por complicidad interesada) saben que las decisiones de  la economía mundial no la toman los gobiernos (gerencias de enclave del capitalismo transnacional) sino la Reserva Federal de EEUU y los grupos sionistas que controlan los bancos centrales de Europa, Asia y América Latina, y que extraen su principal tasa de rentabilidad capitalista de la especulación financiera y de la economía dolarizada a escala global.

En la era del "capitalismo sin fronteras", el imperialismo ya no es el imperialismo de los monopolios estatales (que se repartían el mundo a través de las guerras) que estudiaba Lenin, sino grupos súper-concentrados de bancos y trasnacionales que controlan países, economías  y gobiernos despojándolos de su soberanía y convirtiéndoles en gerencias de enclave de sus operaciones comerciales a escala global.

Los bancos y grupos financieros así como las transnacionales que operan en Europa y EEUU, son las mismas que operan en Asia, África y América Latina, y han convertido al mundo en un sistema de economía de enclave cuya gerencia central funciona en Nueva York protegida por el arsenal nuclear y convencional del Pentágono.

Protegidas por el paraguas nuclear-militar del Estado imperial norteamericano (su gendarme mundial) las trasnacionales sionistas capitalistas extraen (roban)  las riquezas y recursos naturales de los países dependientes, que luego transfieren y reciclan en forma de capital especulativo en el sistema financiero internacional con central operativa en Wall Street y la Reserva Federal de EEUU que controla el dólar.

En resumen, su pertenencia "territorial" al Estado norteamericano (donde generalmente se encuentran sus casas matrices) les permite, protegidas por el poder militar del Imperio, operar con total impunidad con sus gerencias de enclave extendidas a través de todo el mundo dependiente.

Este es el punto central que explica porqué esas trasnacionales (con activos e ingresos que superan al de decenas de estados dependientes juntos) protegidas por la bandera y  las embajadas estadounidenses, amparadas en el poderío de la maquinaria militar-nuclear de EEUU, cosechan el grueso de sus ganancias fuera de los EEUU y las transfieren impunemente a los países centrales.

Eso bancos y corporaciones transfieren sus ganancias y activos (cosechados en el mundo dependiente) y los convierten en bonos y acciones de la catedral mundial del capital  imperial parásito y especulativo: Wall Street, la "casa matriz" del sistema financiero sionista internacional.

En resumen, los que toman las decisiones y manejan la economía mundial capitalista "dolarizada" (tanto en EEUU y los países centrales como en Asia, África o América Latina) son los grupos financieros sionistas y las corporaciones trasnacionales "sin fronteras" que tienen como baluarte principal de sus operaciones a la Reserva Federal de EEUU y a Wall Street, y controlan los resortes decisivos del FMI, el Banco Mundial, los bancos centrales de los cinco continentes, Silicon Valley, y el Complejo Militar Industrial norteamericano.

Son los dueños reales del dólar y del mundo capitalista.

En este escenario de economía globalizada e interdependiente, con el dólar como principal instrumento de transferencia de recursos y de especulación financiera, con los grupos financieros y trasnacionales sionistas tomando decisiones por encima de los gobiernos, con el poder nuclear de EEUU como el garante de la explotación y de la conquista de mercados a escala global, la teoría del "final de la era del dólar" y de la irradiación de la hegemonía del poder mundial a China y los países emergentes (controlados por las trasnacionales del dólar), es solo un absurdo voluntarista.

La "guerra final"

Todas las señales indican que se aproxima otra crisis capitalista a escala global detonada por el cóctel  recesión-petróleo-conflictos geopolíticos y militares, y que también (casi con seguridad) va a proyectarse al plano de los conflictos sociales poniendo en riesgo la "gobernabilidad" del sistema capitalista a escala global, principalmente en el mundo dependiente y postergado.

Una crisis que seguramente será "controlada" por el sistema con la utilización de la represión militar complementada con la maquinaria de control cerebral masivo de las grandes cadenas sionistas que hoy sustituyen a los ejércitos en la era de la  Guerra de Cuarta Generación.

Y seguramente la nueva crisis global servirá para que el sistema capitalista (que utiliza alternativamente las "crisis" y las "burbujas" para concentrar riqueza y crear nuevos ciclos de ganancia) se recicle en otro proceso de acumulación y expansión donde el pez grande se coma al chico.

El sistema capitalista se ha quedado sin enemigos estratégicos, y su dinámica irreversible de destrucción histórica solamente llegará de la mano de sus propias contradicciones (íntercapitalistas) dentro de una dialéctica de "autodestrucción" donde nada quedará en pie, ni siquiera el sistema.

Pero nada indica que esa "autodestrucción" del sistema capitalista se vaya a producir en esta nueva crisis global que se avecina: Todavía tienen el control, tanto en lo económico como en lo geopolítico, militar y social, y se autorregulan entre ellos.

Los conflictos económicos, geopolíticos, militares y sociales que se avecinan a escala global serán otro proceso de lucha por la supervivencia de los grupos sionistas que controlan el mundo presentada como "conflictos entre países" (Irán vs. EEUU-Israel).

Pero luego el sistema (con los ayatolas o sin los ayatolas) seguirá estructurado alrededor del dólar y del poder nuclear norteamericano. Hasta que estalle, en su fase final de decadencia.

Y seguramente (así lo indican las proyecciones inteligentes) ese estallido se producirá por confrontación nuclear intercapitalista por la supervivencia y el control de los recurso vitales del planeta (Rusia-mundo islámico vs. EEUU-Europa mundo occidental).

Pero todavía no es la hora de esa "guerra final : Por ahora todavía controlan (y se auto controlan) , hasta que llegue la hora del  agotamiento de los recursos naturales estratégicos y el petróleo.

En ese escenario, la "guerra final" será por la supervivencia del más "fuerte", no en el plano económico como ahora, sino en el militar-nuclear.

Y al final de esa guerra, por primera vez, el capitalismo (si algo de él sobrevive)  no tendrá nada para ganar ni conquistar, salvo las ruinas del planeta.

Será la "guerra final", la de la "autodestrucción": La que está escrita en la dinámica histórica y funcional  del sistema capitalista sionista que ha reducido al ser humano al tamaño de un microchip.

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