Por Orson Mojica

La filmación del brutal asesinato por asfixia del negro George Floyd, a manos de un policía blanco, ha conmocionado a Estados Unidos y ha tenido repercusiones en el resto del mundo. No es la primera vez que ocurren este tipo de acontecimientos en ese país, plagado de abusos y violencia policiales contra sus indefensos ciudadanos.

El antecedente más inmediato ocurrió en 1992. Un video aficionado demostró que una patrulla policial en Los Ángeles, California, propinó una salvaje e injusta paliza al negro Rodney King. Los policías blancos fueron llevados a juicio, pero un jurado compuesto por blancos los absolvió, provocando una enorme rebelión de negros y de otras minorías, que dejo un total de 63 muertos y más de 2,000 heridos.

La gran diferencia entre 1992 y las actuales movilizaciones de protesta contra el asesinato de Floyd, es que están ocurriendo en el contexto de la recesión económica y la pandemia, convirtiéndose en la chispa que hizo explotar el enorme descontento social acumulado en Estados Unidos.

Para entender el alcance masivo de las protestas, tenemos que repasar, aunque sea rápidamente, la situación previa al asesinato de Floyd.

Arraigadas tradiciones racistas

El racismo es un problema histórico en Estados Unidos, forma parte de la cultura de ese territorio colonizado por blancos europeos, donde hubo poco mestizaje. Los colonos blancos aniquilaron a la población aborigen e importaron esclavos negros para realizar los trabajos mas duros en la agricultura.

El final de la guerra civil en 1865 no terminó con el racismo. La aprobación de la décimo tercera enmienda de la Constitución de Estados Unidos abolió formalmente la esclavitud, pero fue hasta la aprobación de la decimocuarta enmienda, en 1868, que estableció la igualdad de los ciudadanos ante la ley, al menos en el papel.

No obstante, en cada uno de los Estados se aprobaron leyes discriminatorias contra los negros, las que permanecieron vigentes un siglo más. El supremacismo blanco se convirtió en la ideología, discurso y actuaciones de las clases dominantes, que necesitaban oprimir y mantener bajo control a los trabajadores inmigrantes o de “color” provenientes de distintas partes del mundo. El racismo dominante sufrió un duro revés, aunque no desapareció, con las grandes movilizaciones por los derechos civiles en 1964. Se logró terminar con el apartheid y se establecieron mayores condiciones de igualdad.

Trump y el supremacismo blanco

Barack Obama ascendió a la presidencia de Estados Unidos (2009-2017) por que logró canalizar electoralmente el descontento social surgido por la crisis financiera del año 2008, especialmente de los jóvenes. Al no realizar los cambios que prometió en sus dos campañas, se produjo una enorme decepción y un contra fenómeno político derechista: el ascenso fulgurante del multimillonario Donald Trump.

En una pelea sin precedentes, Trump derrotó a todos sus competidores dentro del Partido Republicano, y ganó la mayoría de los colegios electorales en noviembre del año 2016, con un discurso visceral contra la inmigración, que resucitaba el tradicional racismo y la superioridad de la raza blanca de Estados Unidos. Y es que en las últimas décadas el crecimiento poblacional de las minorías, amenaza con convertir en minoría a los norteamericanos blancos de ascendencia europea.

El espejismo de la reforma tributaria de Trump

A pesar de su personalidad errática, Donald Trump representa y defiende los intereses de los grandes monopolios imperialistas. Logró engatusar a la clase trabajadora norteamericana, al prometer el regreso de los puestos de trabajo que se fueron a China, algo que no ocurrió.

La política económica de Trump no ha sido populista, sino clásicamente neoliberal: reducir impuestos a las grandes transnacionales, para que estas garanticen algún nivel de empleo. Estados Unidos es uno de los tres países con mas alta tasa de impuestos a las ganancias de las corporaciones: 35%. Con los impuestos de cada Estado llega casi al 39%. Pero cuando se incluyen las exenciones o beneficios fiscales, esa tasa se reduce al 27%. Las corporaciones se las ingenian para no pagar impuestos. Una forma de evadir al tío Sam, es trasladando sus cuentas a sus filiales al extranjero.

La reforma tributaria de Trump del año 2018, contempló reducir los impuestos a las ganancias hasta un 21%, también incluía recortes de impuestos para la clase media y familias de bajos ingresos. Trump se ufanaba que, gracias a los recortes de impuestos, unos 5 millones de trabajadores habían obtenido un aumento de salarios. Pero estos son una pequeña minoría en relación a la creciente pobreza de los trabajadores norteamericanos. Trump nunca mencionó que la reducción de impuestos a los ricos, aumentaría la deuda fiscal y, por lo tanto, la deuda interna de Estados Unidos en unos 1.4 billones de dólares en la próxima década, afectando visiblemente los gastos sociales, especialmente salud y educación.

Los estímulos fiscales a las grandes corporaciones, ayudaron a bajar la tasa de desempleo. Cuando asumió la presidencia en 2017, la tasa de desempleo andaba por el 4,8%. Para marzo de 2019, producto de la reforma tributaria, había bajado a 3,8%, cifras que los economistas consideran “pleno empleo”. No obstante, en este periodo, aumentó globalmente la pobreza y endeudamiento de la clase media, debido a que la mayoría de los trabajadores no recibieron aumento de salarios. El aumento de la productividad en Estados Unidos es inversamente proporcional al ingreso de los trabajadores.

Trump había prometido un crecimiento económico superior al 3% del PIB en su mandato, pero no lo logró: en 2017 el PIB creció 2,4%, en 2018 fue de 2,9% y en 2019 fue de 2,3%. El PIB per cápita fue 1,5% en 2017, 0,2% en 2018 y subió a 9,8% en 2019, probablemente por efecto el efecto desigual de la reforma tributaria que beneficia a la clase media alta, base social del trumpismo.

Este relativo bienestar de la economía, era la carta principal de Trump para obtener la reelección en noviembre del 2020, pero hubo un hecho inesperado que cambió todo el panorama económico y político en Estados Unidos: la pandemia del coronavirus y las repuestas erráticas de Donald Trump.

Pandemia y recesión económica general

La crisis económica que estaba oculta, y era maquillada por las políticas monetarias de la FED y la reforma tributaria de Trump, de pronto mostró toda su crudeza ante el embate del microscópico coronavirus

Al inicio Trump minimizó las posibilidades de contagio, refiriéndose burlonamente al virus chino de Wuhan, afirmaba que era una simple gripe, y que con el verano se disolvería el peligro. Las fanfarronadas de Trump impidieron que Estados Unidos se blindara contra el contagio masivo. Fueron los gobernadores de los Estados más poblados, California y New York, quienes comenzaron a tomar medidas de emergencia para contener la propagación del virus.

El resultado ha sido calamitoso para el pueblo norteamericano: Estados Unidos supera los 2 millones de contagios, y los 115,000 muertos por la pandemia. El centro de la pandemia, ya no es China, sino Estados Unidos. La pandemia desnudó un sistema de salud publica privatizado, incapaz de responder a las urgencias que provoca el coronavirus

Los efectos sobre la otrora economía más poderosa del mundo fueron catastróficos. Los economistas advierten que la caída en el PIB será de un 20% o 30% para el segundo trimestre de 2020, la caída más grave en un siglo, peor que la gran recesión de 1929.

Trump se vio obligado a cambiar su política económica neoliberal, y desde el estado intervino para regular la crisis económica. Desde el Congreso, en un acuerdo bipartidista, el Estado federal aprobó millonarios planes de rescate, ayuda financiera a empresas y subsidios directos a los trabajadores. Si no hubiera mitigado la crisis con miles de millones de dólares, Estados Unidos estaría siendo sacudido actualmente por una rebelión masiva de los trabajadores.

Para abril de 2020, mas de 40 millones de personas habían solicitado ayuda estatal para desempleados. La tasa oficial de desempleo llego hasta 14,7%, pero en mayo descendió un poco, hasta 13,3% lo que significo un repunte del empleo en la medida que muchos de los Estados reabrían sus economías. Pero estas fluctuaciones en el empleo no indican que la recesión pasará pronto. Al contrario, los economistas han elaborado los pronósticos mas oscuros para la economía mundial.

Creciente radicalización de jóvenes y trabajadores

Desde las internas y la campaña electoral del año 2016, la precandidatura de Bernie Sander reflejó un fenómeno de radicalización de la juventud, que llevó a Barack Obama a la presidencia.

Bajo su administración, se produjo el estallido juvenil del movimiento “Ocuppy Wall Street “ en el año 2011, el que no fue masivo pero simbólico de los cambios que ocurren en la conciencia de los jóvenes norteamericanos. Esta corriente de jóvenes a la izquierda volvió a apoyar la precandidatura de Sander en el año 2019

Así como Trump refleja a la clase media y un sector de trabajadores blancos, también existen otros sectores que luchan por defender y ampliar los derechos civiles y democráticos, en una creciente polarización política y social

El asesinato que cambió a Estados Unidos

El asesinato de Floyd ha sido la chispa que ha encendido la pradera estadounidense. La crisis económica se agudizó con la pandemia, y el rechazo pasivo a las políticas económicas y tributarias de Trump, hizo explotar a los jóvenes por el punto más sensible: la lucha contra el racismo.

Al inicio, las primeras marchas eran de jóvenes negros, pero estas marchas se fueron nutriendo de personas de diferentes razas, participaban blancos, negros, latinos y de otras minorías, todos repudiando el racismo pregonado por Trump, a quien consideran el inspirador intelectual de ese tipo de asesinatos.

En las principales ciudades de Estados Unidos se produjo una oleada de marchas espontaneas de decena de miles de personas, que perdieron el miedo al coronavirus y con mascarillas, pero sin guardar el distanciamiento social, marcharon una y otra vez, produciendo un conjunto de movilizaciones en defensa de los derechos civiles que fueron conquistados con las enormes movilizaciones de negros en 1964.

La importancia de estas marchas reside en que son multirraciales y se han dirigido contra los aparatos policiales de los Estados, pero también contra la administración de Donald Trump.

La marcha que llegó hasta la Casa Blanca y que fue reprimida con gases, es sintomática del estado de animo de las masas populares en Estados Unidos. Al comienzo de las movilizaciones se produjeron saqueos, que reflejan el odio contra el racismo, pero posteriormente las marchas fueron mas ordenadas y la policía tuvo que retroceder, y en algunos Estados hasta se sumaron a las marchas.

El Partido Demócrata quiere pescar en rio revuelto

Las protestas contra la violencia policial han provocado un deterioro político mayor de la administración Trump. Alas del partido republicano se han visto obligados a manifestar su apoyo a las protestas. Trump ha comenzado a descender en las encuestas. El mal manejo de la pandemia le está pasando factura.

Joe Biden, virtual candidato del Partido Demócrata, trata de vender su imagen de político moderado para aprovechar el momento, postulándose como posible sucesor de Trump, pero sin asustar a la clase media blanca, y como gran defensor de los derechos civiles. No confiamos en el Partido Demócrata. Muchas cosas van a cambiar por que los jóvenes y los trabajadores han comenzado a movilizarse. Solo en ellos confiamos.


Por Rómulo Sosa

Las primarias demócratas en los Estados Unidos han desatado un creciente interés por la pugna que se da entre los diferentes candidatos que aspiran representar al partido en la próxima campaña presidencial de noviembre contra el presidente en ejercicio Donald Trump.

En esta larga carrera, por el momento se encuentra en el primer lugar de los sondeos el senador demócrata Bernie Sanders, representante del Estado de Vermont desde hace casi cuarenta años.

Otros contrincantes al puesto es el antiguo vicepresidente de la administración Obama,  Joe Biden. Antes de las primeras votaciones, este aparecía como uno de los favoritos, pero su asociación con el clan Clinton y los negocios oscuros en Ucrania que dieron origen al procedimiento de “impeachement” en contra de Trump al condicionar la ayuda militar a Ucrania a cambio de informaciones sobre los negocios de los Biden en ese país.

En la contienda también se encuentra la senadora Elizabeth Warren, representante de Massachussets, ex asesora económica de la administración Obama y también representante de la denominada ala izquierda del partido. En los sondeos antes de las primeras votaciones, se encontraba casi en paridad con Biden. Luego de estas, la situación cambió favorablemente para el senador de Vermont.

Pero detrás de todo esto, la expresión de la superestructura, como son los partidos y las contiendas electorales, se encuentran subyacentes las divisiones que carcomen al sistema económico yanqui. Todo esto a pesar del papel hegemónico  que ocupa hasta el momento, lo que no lo deja exento de conflictos y el posible debilitamiento de este rol.

El sistema bipartidista resquebrajado

En tiempos de calma, el sistema bipartidista funciona como el regulador entre los diferentes sectores de la burguesía yanqui. Los Demócratas y los Republicanos se han repartido el poder desde hace mas de dos siglos sin que esto les haya impedido cerrar filas en los momentos donde tuvieron que hacerlo para aumentar su poderío externo. Durante la Primera y Segunda Guerra Mundiales, los Demócratas aseguraron en el plano militar y político los intereses imperialistas que le dieron a la postre el papel de mayor potencia planetaria a los E.E.U.U.

En el campo Republicano, la sacudida que significo la llegada a la Casa Blanca del presidente Trump, ha estremecido los cimientos del sistema bipartidista pero no solo eso, si no también el la infraestructura política e institucional del país. El reciente caso del impeachement demostró por ejemplo que los desmanes bonapartistas y ubuescos de Trump fueron acuerpados por los Republicanos en detrimento de casi todas las instancias previstas por la democracia burguesa para esos efectos.

El fenómeno de los outsiders está lejos de ser una novedad en la escena política mundial. El caso de Alberto Fujimori en Perú, abrió una especie de ciclo que fue llegando poco a poco a los países imperialistas y su periferia cercana. En todos estos casos, reflejan un descontento de las masas, fundamentalmente de la pequeño burguesía que ve en el sistema electoral la posibilidad de mejorar su condición de vida. Esta clase es la que generalmente conforma el batallón de activistas con el que se nutren los procesos electorales.

Casi de forma simultanea en Francia, el sistema bipartidista que venia dando la tónica en los procesos electorales, por un lado la burguesía agrupada en Los Republicanos y el otro sector agrupado en los Socialistas (socialdemocracia) se fueron de pique en las encuestas, empañados los primeros por escándalos de corrupción y los otros por las contra reformas laborales y sociales que durante el proceso electoral dijeron que iban a oponerse. Esto dio como resultado la fabricación de un candidato presidenciable para hacer frente a la ultra derecha de Rassemblement National, liderado por Marine Le Pen.

El resultado es el que conocemos, una cruenta contraofensiva contra los bolsillos de los trabajadores y el pueblo y la consecuente resistencia primero de los “chalecos amarillos” y en este momento de los trabajadores contra la reforma de la ley de pensiones.

En estos casos, los regalos fiscales para los millonarios no se han hecho tardar, en contrapartida a los aumentos de impuestos y desmejoramiento de los servicios públicos y otros derechos adquiridos por los trabajadores.

La reciente crisis con Irán, producto del ataque y asesinato del general Qasem Soleimani, pusieron en evidencia que aun mismo los compañeros de partido de Trump le guardan su distancia ante el manejo de los asuntos internacionales.

“El Senado votó este jueves a favor de una resolución para limitar el poder del presidente Donald Trump y que "ponga fin al uso de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en hostilidades contra Irán", salvo que el Congreso autorice tal uso.Con 55 votos a favor y 45 en contra, la resolución bipartidista para limitar a Trump a la hora de tomar medidas militares contra Irán es una suerte de regaño al presidente sobre sus pasos en política exterior. Varios republicanos se unieron a los demócratas para aprobar esta iniciativa a pesar de que el líder de la mayoría del Senado, el republicano Mitch McConnell, se opuso contundentemente a la resolución.” (Univisión 13/02/2020)

Sanders: un socialismo a tomar con pinzas

Como señalamos al principio,  el discurso de Sanders ha creado algunas expectativas en sectores de la población estadounidense así como en el exterior.

Su presentación como candidato “socialista” ha levantado elogios y adherencias dentro de alguna parte de la izquierda, inclusive dentro de corrientes denominadas trotskistas.

Su programa se basa en una combinación de puntos que, con respecto al sistema liberal de los Estados Unidos, son progresivas pero no por eso socialista en la acepción revolucionaria sino más bien en la de la corriente liberal demócrata.

Su programa electoral tiene como principales puntos los siguientes:

Universidad gratis: adiós a las tasas en centros públicos

Estudiar en una universidad pública de EEUU cuesta de media 10.440 dólares al año –21.000 incluyendo alojamiento–, según los datos de la organización College Board. Sanders ha prometido eliminar esos precios y aprobar una ley que financie estas universidades con 48.000 millones de dólares.

Eliminar una deuda estudiantil

Como consecuencia de los precios actuales, 45 millones de personas acumulan hoy en día una deuda total de 1,6 billones de dólares (una cantidad superior al PIB de España). En 2018, los estudiantes graduados acumulaban una deuda de 29.200 dólares cada uno. El senador ha prometido cancelar toda esa deuda, lo que ahorraría, según la campaña de Sanders, unos 3.000 dólares al año a cada estudiante.

Sanidad gratuita para todos

"Les decimos a las aseguradoras privadas: os guste o no, EEUU se unirá al resto de grandes países del mundo y garantizará sanidad a todo el mundo como un derecho". Sanders quiere acabar con un sistema basado en seguros privados y que sea el Gobierno el que pague la sanidad de todos sus ciudadanos.

Eliminar los 81.000 millones de dólares de deuda médica

Al igual que en el caso de la educación, Sanders promete eliminar de golpe los 81.000 millones de deuda médica repartidos entre 79 millones de estadounidenses, según sostiene el programa.

Combate a la "extrema riqueza"

El impuesto a la "extrema riqueza" va destinado a los 180.000 hogares con un patrimonio superior a los 32,5 millones de dólares. Sanders quiere gravar con un 1% la riqueza por encima de los 32,5 millones de dólares, lo que supone un impuesto de 5.000 dólares. El porcentaje aumentaría al 2% para el patrimonio comprendido entre 50 y 250 millones; 3% de 250 a 500 millones; y así hasta el 8% a partir de los 10.000 millones. Esto no significa que el 8% se aplica sobre los 10.000 millones, sino solo al patrimonio que supere esa cantidad.

Congelar todas las deportaciones

La política migratoria de Sanders es otro de los puntos que más debate ha generado. Entre sus propuestas más notables está la congelación de las deportaciones "hasta que se complete una rigurosa auditoría de las prácticas y políticas actuales".

100% de energía renovable

Como parte de su 'Green New Deal', el objetivo de Sanders es alcanzar el 100% de la energía renovable para la electricidad y el transporte en 2030 y completar la des carbonización total del país para 2050. Para ello, Sanders promete regular por ley las emisiones de dióxido de carbono y de otros gases de efecto invernadero.

El senador promete una inversión de 16,3 billones de dólares y la creación de 20 millones de puestos de trabajo nuevos.” (El Diario.es 13/02/2020)

Este programa se inscribe también dentro de una lógica liberal, lo que correspondería a un ala izquierda de esta corriente, reformista hasta la médula. Todo apunta que, dentro de los marcos nacionales del capitalismo yanqui, los problemas podrían solucionarse. Una mision imposible.

Esta contradicción entre el marco interno y el marco exterior es uno de los puntos que muestran de mejor manera la fragilidad del programa “progresista” de Sanders que solo para citar uno de los ejemplos, en 1999 apoyó la intervención imperialista de la OTAN y del gobierno de Bill Clinton en la antigua Yugoslavia.

“No, no soy pacifista. Creo que la guerra debería ser el último recurso, pero tenemos el ejército más fuerte en la Tierra y deberíamos estar preparados para usarlo ”. (The Hill 19/11/2015) Casi al mismo tiempo, propugnaba por un reforzamiento de la OTAN con la inclusión de Rusia y de países de la Liga Árabe con el objetivo de combatir al Estado Islámico. En este sentido, las propuestas levantadas por Sanders no son nada novedosas. Son casi una copia la carbón de la s propuestas levantadas hace cerca de ochenta años por el entonces presidente Roosevelt, en el New Deal.

La construcción del partido obrero en los Estados Unidos

En este punto nosotros desde el PSOCA somos críticos de aquellas corrientes que toman el atajo de apoyar la campana presidencial de Sanders o bien de llamar a votar por el mal menor. Estos atajos, lejos de armar políticamente a la clase obrera, de por sí casi ausente  de los procesos electorales en el país del norte, la confunden y vienen a crear ilusiones en un candidato burgués.

Las movilizaciones que se han dado en los últimos tiempos son una prueba que el malestar en la clase obrera y la pequeña burguesía pauperizada aumentan. Las huelgas en el sector de la educación en diferentes estados de la Unión, la huelga de la General Motors, las movilizaciones de los afroamericanos en contra de las violencias policiales y de las mujeres por las políticas regresivas impulsadas por esta administración son una muestra.

Por otro lado la masa creciente de trabajadores pobres hace que el  combate por la obtención de un salario mínimo de  15 USD por hora sea de enorme relevancia. Por otro lado, la masa de jóvenes que adhiere su programa lo hace en este contexto en que la educación, uno de los pilares del “american dream” se transforma en pesadilla para millones entre ellos que se ven condenados, en el mejor de los casos, a pagar casi de por vida el crédito de estudios.

Ante estas situaciones el programa de Sanders se queda lejos de las expectativas y necesidades concretas de las masas. Ante el reclamo por los 15 dólares la hora, Sanders propone hacerlo viable dentro de unos dos años.

Toda esta bronca hace que el discurso de Sanders llegue a una nueva generación y a un sector de la población desencantada por lo la élite de millonarios que se reparte el poder desde hace décadas. Las dinastías de los Bush, la presencia del clan Clinton durante decenios en la Casa Blanca han sido fuertemente rechazadas por los votantes. De ahí que existen posibilidades para que pueda ser elegido como candidato, sin exceptuar la posibilidad que el aparato del partido fabrique un candidato “novedoso y  “moderado” más adaptado a sus pretensiones.

Independientemente del resultado de estas primarias dentro del partido demócrata, es importante que discutamos de lo que significa el socialismo, término tan manoseado por las corrientes reformistas. Tal y como sucedió en varios países donde, los candidatos de manera demagógica, levantaron durante la campaña electoral reivindicaciones del movimiento de masas, pero una vez llegados al poder, las concesiones a los industriales y a los diferentes lobbys, hicieron que abandonaran el programa con el que se presentaron. Cabe recordar que durante la pasada contienda electoral presidencia que enfrentó a Clinton contra Trump , Sanders llamó a votar por la primera, la representante de Wall Street.

La construcción del partido obrero de masas en los Estados Unidos pasará por la independencia de este con respecto a la burguesía y al combate encarnizado en contra de las corrientes reformistas y/o oportunistas. Esta tarea que pude ser el fruto de las movilizaciones que se han dado a lo largo del territorio de los Estados Unidos y que recogen los métodos y tradiciones de la clase obrera son el punto de partida para esta colosal tarea, que permitiría combatir al imperio desde sus cimientos.


Por José René Tamariz

La lucha actual inter imperialista entre los Estados Unidos de América (EUA) y China, encubierta bajo la forma de una guerra comercial e inicio de una nueva guerra fría, es en realidad un conflicto profundo e irreversible por el control político y hegemonía mundial, entre un imperialismo en descenso y decadencia, los EUA y un imperialismo emergente y en ascenso, China. El estudio de la cuestión del imperialismo adquiere y reviste una importancia capital y, asimismo, nos conduce al regreso de Lenin en este candente problema y reivindicar la vigencia actual de su pensamiento.

Del imperialismo Clásico de Lenin al Imperialismo Actual

Según Lenin “… conviene dar una definición del imperialismo que contenga los cinco rasgos fundamentales siguientes: 1) la concentración de la producción y del capital llegada hasta un grado tan elevado de desarrollo, que ha creado los monopolios, los cuales desempeñan  un papel decisivo en la vida económica; 2) la fusión del capital bancario con el industrial y la creación, sobre la base este “capital financiero”, de la oligarquía financiera; 3) la exportación de capitales, a diferencia de la exportación de mercancías adquiere una importancia particularmente grande; 4) la formación de asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo, y 5) la terminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes. El imperialismo es el capitalismo en la fase de desarrollo en que ha tomado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido señalada importancia la exportación de capitales, ha empezado el reparto del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de toda la Tierra entre los países capitalistas más importantes”. (Lenin, 1961: 765). En términos generales, esas características del imperialismo descritas por Lenin se mantienen y tienen vigencia con cambios evidentes por el transcurso del tiempo y de desarrollo capitalista imperialista. Esa caracterización del imperialismo fue escrita por Lenin en 1916, es decir, hace casi 103 años, pero en lo fundamental tiene vigencia. Veamos.

1.- La concentración y centralización de la producción y, por ende, del capital y su centralización ha aumentado aún más que aquella época descrita por Lenin. Por ejemplo, en los años 70 “… El número de compañías internacionales importantes se estima actualmente en 800…” (Mandel, Ernest, 1971: 330). Esas grandes empresas eran de los Estados Unidos, Europa y Japón. Para finales de los años 90 e inicio del siglo XXI este número de empresas transnacionales y monopolistas había disminuido a unos 500 importantes y unas 100 más grandes. De acuerdo con “Un reciente estudio, del que dio cuenta el Financial Times (28 de enero de 1999), acerca de las mayores compañías basadas en la capitalización del mercado mostro que entre 500 empresas más grandes del planeta, los Estados Unidos se hallaban representados por 244, Japón por 44 y Alemania por 23. Aunque consideramos a todo Europa, el número total de sus firmas predominantes no rebasa las 173, todavía muy inferior al de las poseídas y controladas por los Estados Unidos…”. (Petras, James y Veltmeyer, Henry, 2001: 93). Este periodo del imperialismo es el que Samir Amin denominó “el nuevo imperialismo colectivo de la tríada” (Estados Unidos, Japón y Europa), en donde los Estados Unidos eran hegemónicos y, Japón y Europa, se plegaban al poder de aquel. Pero esa situación cambió hace mucho tiempo.

¿Cuál es la situación actual? Actualmente con base en capitalización bursátil, “Según países, Estados Unidos sigue siendo hogar de más de la mitad de las empresas más grandes del mundo, contando con 53 en el listado de las 100 empresas más grandes. China cuenta con 11 empresas entre las 100 más grandes del mundo, mientras que Reino Unido se sitúa en tercer lugar con un total de 9 empresas”. (Economipedia, 21 de febrero, 2019). Las empresas tecnológicas más grandes del mundo ocupan los primeros diez lugares dentro de las 100 compañías.

 

Posición

Empresa

País

Sector

Capital Bursátil

1

Microsoft Corp

Estados Unidos

Tecnología, software

   733,27 *

2

Apple Inc

Estados Unidos

Tecnología, hardware

709,69

3

Amazon. Com Inc

Estados Unidos

Tecnología y distribución

697,54

4

Alphabet Inc

Estados Unidos

Tecnología, internet

685,44

5

Berkshire Halth

Estados Unidos

Financiero

446,60

6

Facebook Inc

Estados Unidos

Tecnología, internet

409,59

7

Alibaba Grpdr

China

Tecnología y distribución

380,37

8

Tencent

China

Tecnología, internet

357,65

9

Johnson & Johnson

Estados Unidos

Farmacia

323,03

10

JPmorgan Chase

Estados Unidos

Banco

309,99

 

Es importante destacar que entre los años 1997 y 1998 “… entre las veintitrés primeras empresas, trece eran estadounidense y diez europeas; no había en la lista ninguna asiática ni latinoamericana…”. (Petras, James y Veltmeyer, Henry, 2001: 94). De esa lista, el primer lugar lo ocupaba Microsoft Corp y el segundo lugar era ocupado por General Electric. Actualmente de las 23 primeras posiciones de las grandes empresas, 16 son estadounidense, 3 son de China, 2 de Suiza, 1 de países bajos y 1 de Corea del Sur. Entonces, es evidente los cambios sustanciales que han operado en cuanto la concentración y centralización del capital, nuevos sectores de la actividad económica y nuevos países. Los Estados Unidos siguen ocupando el primer lugar, el segundo lugar lo ocupa ahora China, tercer lugar Suiza y cuarto lugar, Corea del Sur. Según el economista no marxista, Kenneth Rogoff “En realidad, las grandes tecnológicas son solo el ejemplo más visible de un significativo aumento del poder monopólico y oligopólico en una amplia variedad de sectores de la economía estadounidense…”. (La Nación, 08 de abril de 2019). Nosotros agregamos que no sólo en los Estados Unidos, sino a nivel mundial. Ellos reflejan los nuevos cambios en el control monopólico de las actividades principales de la economía en el mundo.

El desplazamiento de Japón y Europa, por parte de China, en la concentración de la producción y centralización internacional de capital, ha conducido a la bipolaridad mundial. Entonces, los anhelos sobre el surgimiento y la existencia de un mundo multipolar solo fueron deseos de muchos políticos y países. Ese tal mundo no existe. Más adelante analizamos la cuestión de la bipolarización.

2.- Es importante destacar que, en cuanto a los sectores de la actividad económica, el papel central y preponderante lo juegan y asumen las grandes empresas de tecnología, relegando a un segundo lugar al sector financiero-bancario y otros. Es decir que, aunque el capital financiero y, por ende, la oligarquía financiera, es aún muy importante, han sido desplazados por el de alta tecnología. Este se ha convertido en un sector estratégico y escenario de una dura pelea inter imperialista entre los Estados Unidos y China.

3.- Tanto en la exportación de mercancías como de capitales, China ocupa el primer lugar en el mundo por arriba de los Estados Unidos. Esta es una de las características que definen a China como un país imperialista, además de los otros rasgos apuntados por Lenin. Con la llamada Iniciativa de la Franja y la Ruta o Belt and Road Iniciative (BRI), en su sigla en inglés, las empresas chinas has realizado gigantescas inversiones de $10.500 millones en 55 países, asimismo involucra a 126 países y 29 organizaciones internacionales, mientras que el gobierno chino prevé invertir al final de ese proyecto político-económico la suma de 1,4 billones de dólares. Esa ruta conectaría Europa, Asia del Sur-Oriental, Asia Central y el Oriente Medio. Según el gobierno chino ese megaproyecto debe estar concluido en el año 2049, fecha en la cual, este país imperialista se ha impuesto convertirse en la primera potencia económica y política mundial. Por otra parte, es importante mencionar que China ha realizada gigantescas y millonarias inversiones en África, América Latina y otros países.

4 y 5. El reparto del mundo por parte de los monopolios y del territorio mundial por las dos potencias mundiales se encuentra en franca pugna. Es necesario señalar que, en la época de Lenin, existían las potencias imperialistas capitalistas más importantes. Ahora, en la situación actual, no podemos hablar de varias potencias imperialistas que se disputen el territorio del mundo, sino de dos solamente: Estados Unidos y China. Asia es el principal continente en disputa por el control territorial, económico, político y militar entre los Estados Unidos y China.

Recientemente se realizó la conferencia de seguridad en Singapur, denominada Dialogo Shangri-La, en la cual el jefe interino del Pentágano, Patrick Shanahan, “… instó… a China a “dejar de minar la soberanía” de sus vecinos y anunció que durante los próximos cinco años invertirá masivamente para mantener su supremacía militar en la región”. (La Nación, 02 de junio de 2019) y luego señala que la “La región Indo-Pacífica es nuestro escenario de operaciones prioritario. Invertimos en la región. Invertimos en ustedes y con ustedes”. (Ídem). Efectivamente, Asia será el escenario principal, no el único, del enfrentamiento entre los Estados Unidos y China, dado que ahí se desarrolla el principal megaproyecto de China que, de consumarse y concluirse, relegaría y disminuiría significativamente la supremacía económica y militar del imperialismo estadounidense. De ahí que los Estados Unidos prioricen inversiones masivas en esa zona para frenar el avance de China. 

El Poder de China Vs el Poder de los Estados Unidos

China es el principal exportador de mercancías en el mundo. Sus exportaciones llegaron en el año 2016 a $2.098,00 billones de dólares, le sigue los Estados Unidos con $1.471,00 billones de dólares y Alemania ocupa el tercer lugar con $1.283,00 billones de dólares. Asimismo, China es el principal exportador de capitales en el mundo, ya sea mediante inversiones y donaciones en cientos de países.

El producto interno bruto (PIB) de China es el mayor del mundo en números absolutos llegando a $25 billones de dólares, mientras que el PIB de los Estados Unidos llegó a los $20 billones dólares. Sin embargo, si se comparan el PIB per cápita de los Estados Unidos es el primero con $60.000, mientras que China apenas alcanza los $17.000, siendo parecido al de un país intermedio.  

El déficit comercial de Estados Unidos con respecto a China es muy grande. Según el economista Kaushik Basu “… En el 2018, Estados Unidos exportó bienes por un valor de $120.300 millones a China, una cantidad sustancial, pero pequeña en comparación con los $539.500 millones de bienes que se importaron de China…”. (La Nación, 08 de junio de 2019). Es decir que el déficit comercial de los Estados Unidos con China fue de $419.200 millones el año pasado. Pretender disminuir y resolver semejante déficit mediante la política de Trump de aumentar los porcentajes de los aranceles a los productos chinos sería contraproducente para los Estados Unidos e ilusorio. De acuerdo con el economista citado anteriormente, “… una guerra arancelaria tendría consecuencias mucho peores a largo plazo para la economía estadounidense porque un gran porcentaje de las importaciones estadounidenses de China son insumos de producción. Los aranceles más elevados harán que esos insumos sean más caros o más escasos, lo cual afectará la productividad y la competitividad de Estados Unidos y erosionará el potencial de crecimiento económico”. (Ídem).

A nivel de las más grandes empresas transnacionales, efectivamente, los Estados Unidos están en primer lugar que China, pero China tiene un desarrollo vertiginoso y es vanguardia en el desarrollo de la tecnología 5G e inteligencia artificial, realizando inversiones multimillonarias en esos campos. Es por ello que se ha producido la ruptura de Google con Huawei.

China es el mayor acreedor de los Estados Unidos y, por tanto, el mayor deudor de China. Para el año 2018, China tenía en bonos estadounidense invertidos $1,178 billones de dólares. Por esa deuda los Estados Unidos transfieren a China miles de millones de dólares. Si China, eventualmente e hipotéticamente, recurriera a una guerra monetaria con semejante deuda de los Estados Unidos sería catastrófico y peligroso para la economía de los Estados Unidos y el mundo.

Los Estados Unidos tienen una gran ventaja comparativa con respecto a China en cuanto a que controla la moneda de uso internacional para los intercambios mundiales globales, así como para presionar a otros países. Asimismo, presiona con otros medios como los arancelarios y militares, tal como sucede con las presiones hacia Irán, Turquía, México y otras naciones. Sin embargo, el reciente de los acuerdos, entre otros, entre China y Rusia de realizar todos los intercambios comerciales entre sus dos monedas, el yuan y el rublo, apuntan en la dirección de debilitar esa supremacía del dólar como moneda internacional. Es muy probable que avancen en esa dirección en las negociaciones comerciales con otros países.

Sin duda alguna es en el terreno militar que los Estados Unidos mantienen la actual supremacía mundial. China es la segunda potencia militar, pero muy por detrás de los Estados Unidos aún.  El presupuesto militar de los Estados en el año 2016 Unidos fue de $600 mil millones de dólares, mientras que el de China fue de $200 mil millones de dólares, es decir, el 33.3% del presupuesto de los Estados Unidos. Sin embargo, China tiene desarrollos militares en diversas áreas militares. Los próximos conflictos militares entre los Estados Unidos y China se podrían producir en el mar de China meridional, por ello la mayor inversión de China es en su fuerza naval.

Resurgimiento de la Bipolarización Mundial

El surgimiento de China como una potencia emergente y en pleno ascenso, aunado a las profundas y crecientes pugnas comerciales, arancelarias y tecnológicas entre ambos polos, los Estados Unidos y China, reflejan que el sistema mundo, prácticamente, se ha partido en dos grandes bloques de poder, en disputa abierta, por la hegemonía y control del mundo.  China se ha convertido en la segunda potencia económica, tecnológica y militar. Tiene como objetivo y meta convertirse en la primera potencia en el año 2049. De hecho, en cuanto a desarrollos tecnológicos ha superado a los Estados Unidos, no así aún en el terreno militar.

El grave y profundo conflicto entre los Estados Unidos por la tecnología 5G condujo a la ruptura de la cooperación entre las empresas Google y Huawei, en cuanto al uso de software y otros componentes electrónicos. De hecho, “En el primer trimestre, Huawei vendió 59,1 millones de teléfonos inteligentes, un 19% del mercado mundial y más que la estadounidense Apple, aunque todavía por detrás de la empresa líder, la surcoreana Samsung”. (La Nación, 21 de mayo de 2019). La tecnología 5G desarrollada por China será la que dominará el uso de la inteligencia artificial y los aparatos electrónicos y otros. Entonces, es una batalla que los Estados Unidos están perdiendo frente a China.

Muchos analistas abrigaban las esperanzas que el conflicto y contradicciones de los Estados Unidos y China se resolvieran mediante la “cooperación”, “dialogo” y “negociaciones” inter imperialista entre las dos grandes potencias mundiales. Sin embargo, esas falsas ilusiones saltaron en mil pedazos. A estas alturas del conflicto, no existe posibilidades de solución por la vía diplomática y pacífica. El conflicto, lejos de disminuir, ha escalado a niveles mayores y altísimos de una mayor confrontación. ¿Cómo se resolverá esa lucha inter imperialista entre los Estados Unidos y China? Lo más probable, dado que ambos se juegan al control político y hegemonía mundial, derive en más guerra comercial, conflictividad política, guerra monetaria y, eventualmente, en ciertos enfrentamientos militares convencionales en algunas regiones en disputas y conflictos. Ninguno de los dos va a ceder, sin guerrear, el control y reparto del mercado mundial y territorial. Nos encaminamos a una gran confrontación entre gigantes, las consecuencias son imprevisibles.


Por Orson Mojica

Las elecciones de medio periodo o periodo intermedio no tuvieron los resultados que esperaba el Partido Demócrata, pero tampoco el Partido Republicano logro obtener la victoria que esperaba. Pareciera que hubo un empate, pero tras analizar los resultados contradictorios, detrás de las cifras se oculta un creciente movimiento anti Donald Trump.

Las elecciones de medio periodo

La Constitución de Estados Unidos, aprobada en 1787, conserva mucho de sus originales planteamientos democráticos. Uno de ellos, es la renovación total de la Cámara de Representantes (diputados) cada dos años, y la renovación parcial de un tercio del senado, a mitad del periodo presidencial de cuatro años. Los patriarcas que fundaron Estados Unidos no establecieron el derecho de destituir a sus representantes y senadores, pero establecieron las elecciones intermedias como un mecanismo de control de control del electorado cada cierto tiempo.

De esta manera, las elecciones de medio periodo en Estados Unidos se convierten en una especie de plebiscito, no solo para los representantes y senadores, sino también para el Presidente.

Este importante postulado de control democrático, como son las elecciones de renovación de los poderes legislativos, ha sido abolido en muchas de las Constituciones de los países centroamericanos, con la única excepción de El Salvador, que renueva la Asamblea Legislativa cada 3 años en un periodo presidencial de 5 años. Esta falta del control de los electores, ha permitido sentar la tradición de que el poder ejecutivo compra y corrompe a los diputados, desnaturalizando a la democracia.

Polarización bajo la era Trump

Antes de las elecciones legislativa de medio periodo, la población estadounidense está dividida y polarizada en torno a la administración de Donald Trump, quien conquistó la presidencia en las elecciones del 2016 sin haber ganado la mayoría de votos, apelando a la conciencia imperialista, de supremacía blanca, prometiendo recuperar el primer lugar como potencia imperialista a nivel mundial, descargando el odio racista contra mexicanos, musulmanes e inmigrantes en general, etc.

El gobierno de Trump está compuesto por militares y agentes de los multimillonarios, a quienes representa. Impulsó una reforma fiscal en beneficio de las grandes corporaciones, con el pretexto de garantizar los puestos de trabajo en Estados Unidos. Atacó el sistema de seguridad social conocido como Obamacare pero no pudo derogarlo. El discurso machista de Trump ha provocado la ira de millones de mujeres.

La presidencia de Trump es una ruptura con las profundas tradiciones democráticas de Estados Unidos. Trump representa un renovado intento de quebrar el sistema político de pesos y contrapesos de la democracia imperialista norteamericana, y la búsqueda de una presidencia con más fuerza y poder que el Congreso de Estados Unidos. La tasa de aceptación popular de la administración Trump ronda el 40%, muy baja en relación a otros presidentes.

Objetivos de Republicanos

Los republicamos aspiraban a repetir el triunfo obtenido en el año 2016, sobre todo porque la economía de Estados Unidos se encuentra en un buen momento, aunque la mayoría de los economistas serios alertan que la burbuja volverá a explotar en cualquier momento. Mientras tanto, el partido Republicano se revitaliza, y buscaba como cosechar los mejores frutos. El objetivo central era mantener el control en el Senado y la Cámara de Representantes, garantizando condiciones para la reelección de Donald Trump.

No obstante, las primeras encuestas reflejaron hasta 13 puntos de diferencia a favor de los candidatos demócratas. Sonó la alarma. Olfateando el peligro, Trump intervino directamente en la campaña electoral, auxiliando a los candidatos republicanos. Resucitó la xenofobia y el discurso imperialista de la campaña electoral del 2016, pero esta vez con un eje más específico contra la “invasión” de la caravana de migrantes centroamericanos que marchan rumbo a la frontera de Estados Unidos. Incluso, Trump llego al extremo de abogar por anular la nacionalidad norteamericana de los hijos de inmigrantes ilegales, de manera que la nacionalidad pueda transferirse por el derecho de la sangre, es decir, que solo sea producto de padres norteamericanos. La frágil mayoría blanca, de origen europeo, es la base social tradicional de los republicanos. El discurso de Trump la cohesiona y la hace soñar con la grandeza de antaño.

En cierto sentido, la intervención de Trump, con sus tuits, mentiras y exageraciones, dio algunos frutos: Ted Cruz, un anterior acerbo critico de Trump, pudo reelegirse como senador en Texas, derrotando a Beto O'Rourke, favorito candidato demócrata, por escaso margen. Los republicanos son fuertes en las áreas rurales, pobladas por blancos, en el centro de los Estados Unidos.

Los republicanos lograron mantener el control del Senado, pero fracasaron en retener la mayoría de la Cámara de Representantes: el control del Senado es crucial para cualquier presidente, porque todos los nombramientos de altos funcionarios, secretarios o magistrados, deben ser ratificados por mayoría calificada en el Senado.

Objetivos de los Demócratas

El Partido Demócrata vio la oportunidad de canalizar el sentimiento anti Trump que se gesta en la mayoría de los norteamericanos. Y diseño su campaña electoral para provocar una avalancha de votos a su favor, en la llamada “ola azul”, que pretendía motivar el voto masivo de los jóvenes (tradicionalmente apáticos ante las elecciones al Congreso), quisieron reeditar el mismo fenómeno que permitió a Barack Obama ganar dos elecciones. Pero la gestión de Obama desacantó a estos jóvenes, quienes se resisten a votar.

Uno de los primeros objetivos de esta campaña era quebrar el control republicano sobre el Congreso, fenómeno ocurrido en los últimos 8 años. Mientras los republicanos hicieron énfasis en combatir la inmigración ilegal, los demócratas esquivaron el tema, y centraron su campaña en la defensa de las reivindicaciones sociales que han sido atacadas o anuladas por la administración Trump, como la defensa del sistema sanitario, la defensa de los derechos de las minorías, el problema de la reducción de los salarios, un tema muy sensible para los trabajadores norteamericanos.

La campaña de los demócratas, también arrojó buenos resultados, pero no se produjo la ola azul. En todo el país, los demócratas recibieron un 7 por ciento más de votos que los republicanos, unos tres millones, en una elección que tuvo un mayor porcentaje de votantes que cualquier otra elección de periodo intermedio desde 1966. Esos votantes cambiaron siete gobernaciones y dieron 367 escaños legislativos estatales a los demócratas, otorgándoles mayorías en siete Cámaras estatales. Fueron elegidos 42 latinos como representantes, incluyendo a la primera legisladora musulmana.

Los demócratas ganaron en 312 distritos (de un total de 435). Los demócratas se han fortalecido en los grandes centros urbanos e industriales de las costa este y oeste.

Pero el triunfo de los demócratas fue parcial, al no lograron imponerse en el Senado. Al no haber un triunfo total, tampoco ha quedado bien posicionados de cara a la elección presidencial del 2020.

La ola feminista

La planificada “ola azul” terminó siendo un fuerte oleaje feminista, que posibilitó el triunfo parcial de los demócratas. El discurso machista de Trump y las constantes provocaciones y burlas contra las mujeres, provocó un alza en el voto femenino a favor de los candidatos demócratas.

El oleaje feminista se tradujo en un alza de la cantidad de mujeres electas para la Cámara de Representantes, y para las cámaras estatales.

Las amenazas de Trump y el fantasma del impeachment

Como era de esperarse, el cambio de la correlación de fuerzas dentro de la Cámara de Representantes, provocó reacciones airadas y contradictorias de Trump. Primero amenazó y después se mostró conciliador.

Sobre Trump penden una serie de investigaciones, sobre la supuesta confabulación con Rusia para ganar las elecciones, sobre su declaración de impuestos y otras mas, que no han podido avanzar por el control que tenían los republicanos sobre la Cámara de Representantes, pero esa situación acaba de cambiar.

Por ello, Trump, en conferencia de prensa, primero amenazó: "Si eso ocurre (y me investigan), vamos a hacer lo mismo (contra los demócratas desde el Senado), y el gobierno se paralizará, y les echaré la culpa(..) Y eso probablemente será mejor para mí políticamente. Creo que sería extremadamente bueno para mí políticamente, porque creo que soy mejor en ese juego que ellos" (Excelsior, 07/11/2018)

Y después, en un tono más conciliador, le tiró flores a Nancy Pelosi, a quien destrozó durante la campaña electoral: “Le doy un crédito enorme a Pelosi, ha trabajado muchísimo para conseguir las cosas. Espero que podamos trabajar juntos" (Excelsior, 07/11/2018)

En Estados Unidos existe un movimiento denominado “Impeachment Now” que ha reunidos 6,2 millones de firmas solicitando a la Cámara de Representantes, abrir un juicio político contra Donald Trump.

Crisis latente en el partido republicano

Trump en su mensaje consoló a los republicanos que le han sido fieles: “El partido republicano ha desafiado a la historia al expandir su mayoría en el Senado al tiempo que superamos ampliamente las expectativas en la Cámara de Representantes (…) Tenemos una larga lista de gente que fue fantástica, pero hubo otros, otros que prefirieron mantenerse al margen” de su estrategia electoral “y les ha ido muy mal. No sé si alegrarme o no, la verdad” (Reuter, 07/11/2018)

No todos los republicanos apoyan la gestión de Trump, no todos le son fieles. En el futuro inmediato es muy probable que los demócratas hagan frente común con los republicanos disidentes, para liquidar políticamente a Trump.

El problema de fondo

Las excentricidades y malacrianzas de Donald Trump no solo reflejan la mentalidad pedante de un multimillonario acostumbrado a imponer su voluntad, sino que en el fondo representa un denodado intento por modificar, por la vía de los hechos, y en medio de la crisis y decadencia del imperialismo norteamericano, el régimen político en Estados Unidos, rompiendo con el sistema de pesos y contrapesos, es decir, imponiendo también su control sobre el Congreso de Estados Unidos, liquidando las tradiciones democráticas que han imperado por más de 200 años.


Por Orson Mojica

La segunda caravana de migrantes hondureños y centroamericanos que salió de San Pedro Sula, Honduras, rumbo a Estados Unidos, el pasado 13 de octubre, refleja no solo las desgracias y la decadencia de las sociedades de Centroamérica (decenas de miles emigran por la falta de trabajo decente y oportunidades de superación), sino que, irónicamente se ha convertido en uno de los temas centrales de la actual campaña electoral para la renovación parcial del Congreso de Estados Unidos.

El calvario de los migrantes

La derrota de la revolución en Centroamérica (1979-1996) y la ofensiva neoliberal no trajeron ni la democracia ni el bienestar económico, sino todo lo contrario: la decadencia y barbarie carcomen a las sociedades de Centroamérica, especialmente al llamado Triángulo Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras), los países en donde la revolución fue estrangulada a sangre y fuego.

Las personas que huyen de la miseria en Centroamérica y se ven forzadas a emigrar, lo hacen de manera individual: venden sus pocos enseres domésticos, solicitan algún préstamo que no podrán pagar, o reciben fondos de familiares, para costear los gastos de travesía hasta Estados Unidos.

En el camino, dependiendo de la nacionalidad de origen, los migrantes son víctimas de las autoridades migratorias, que generalmente cobran coimas para dejarlos pasar por las diferentes fronteras. Para ingresar a México y llegar hasta la frontera de Estados Unidos, deben auxiliarse de los “coyotes”, verdaderas bandas del crimen organizados que cobran entre 2,000 y 5,000 dólares por persona.

En muchos casos, los coyotes no cumplen el contrato y miles de migrantes quedan varados en el camino, a expensas de las corruptas autoridades mexicanas, siendo extorsionados o reclutados, según el caso, por los carteles del narcotráfico. Y quienes logran llegar a la frontera de Estados Unidos, para poder llegar a su meta, deben vencer los controles que, con alta tecnología, aplica el ICE (Servicio de Inmigración y Aduanas), adscrito a la poderosa NSA (Agencia de Seguridad Nacional) que tiene como una de sus prioridades frenar la inmigración ilegal a ese país.

La primera caravana migrante

Las caravanas de migrantes hacia Estados Unidos son una novedad. Anteriormente, las caravanas migrantes eran organizadas por personas que habían ingresado ilegalmente a Estados Unidos, habían trabajado en ese país, y por la presión y persecución del ICE, habían decidido regresar a sus países de origen, con todos sus enseres. Para protegerse de los asaltos que ocurren a la luz del día en las carreteras de México (sobre todo en la ruta más corta, la carretera que bordea el Golfo de México), a veces organizados por la propia Policía mexicana, viajaban en caravanas como una protección colectiva.

Una de las primeras caravanas que marcharon en sentido inverso, es decir, hacia Estados Unidos, fue la de madres centroamericanas, en el año 2013, que luchaban por aclarar la situación de sus hijos desaparecidos. Hubo otras marchas anuales que pasaron desapercibidas.

Pero en marzo del año 2018, salió de San Pedro Sula, Honduras, la “caravana de refugiados” rumbo a Estados Unidos, agrupando a unas 1,000 personas, quienes solicitarían asilo conforme a las leyes de Estados Unidos. Esta caravana fue impulsada por la organización norteamericana sin fines de lucro “Pueblos sin Fronteras”. La noticia desato la furia imperial de Donald Trump, que descargaba sus Tuits como si fuese rayos desde el Olimpo, presionando a las autoridades mexicanas para que detuviesen la marcha, amenazando incluso como no aprobar la revisión del NAFTA, ahora convertido en DACA.

En esa ocasión, Trump declaró “Tenemos muy malas leyes para nuestra frontera y vamos a hacer algunas cosas militarmente (…) Hasta que podamos tener un muro y seguridad fronteriza, vamos a vigilar nuestra frontera con nuestras Fuerzas Armadas. Ese es un gran paso" (El País, 01/04/2018).

Al final las presiones dieron resultado, la caravana como tal renunció llegar hasta la frontera de Estados Unidos. Trump brincó de alegría: “Acabo de escuchar que la caravana [de inmigrantes, organizada por una ONG] que venía desde Honduras se ha disuelto y que México lo hizo (…) Lo han hecho porque, francamente, les dije que de veras tenían que hacerlo. (Les dije que) vamos a tener una relación en el TLCAN, y que vamos a tener que incluir seguridad en el TLCAN" (EL País, 01/04/2018)

La segunda caravana migrante

La segunda caravana migrantes no fue organizada por “Pueblos sin Fronteras” sino por movimientos sociales ligados o influenciados por el Partido Libertad y Refundación (LIBRE) de Honduras, que dirige el expresidente Manuel Zelaya.

Obviamente, como era de esperarse, el imperialismo norteamericano centró sus ataques contra LIBRE. La embajadora Heide Fulton releyó en Tegucigalpa las acusaciones de Mike Pompeo, Secretario de Estado de los Estados Unidos, contra Zelaya y el partido LIBRE.

En una larga entrevista a Radio La Voz de Estados Unidos de América (VOA), el secretario Pompeo declaró: “(…) estamos observando lo que ocurre con estas caravanas, que por cierto no son orgánicas, están siendo creadas por fuerzas externas y apoyadas por ellas. (…) Opositores políticos hondureños están promoviendo la caravana. Si analizas lo que está ocurriendo, esto no es sólo un grupo de personas que casualmente se juntan para formar un grupo grande". (VOA, 19/10/2018)

Estados Unidos ha señalado como principal organizador de la segunda caravana migrante a Bartolo Fuentes, periodista y director de la revista Vida Laboral, y también ex diputado de LIBRE. Desde el programa radial “Sin Fronteras" alentó la formación de la segunda caravana migrante y la noticia se volvió un polvorín. Bartolo Fuentes ratifica: “Nadie esperaba esta avalancha humana (..) La gente vio la oportunidad de dirigirse hacia el norte con mayor seguridad en números y sin tener que pagar un coyote, que puede costar hasta $ 7,000 (…) En Honduras, el gobierno quiere minimizar por qué las personas se van, saben que se van a ir y quieren decir que lo están haciendo por las mentiras y la oposición, no por las condiciones que crearon”. (The Daily Beast, 23/10/2018)

A través de un comunicado oficial el partido LIBRE no negó ni confirmó la versión, más bien respondió con un altisonante discurso antiimperialista, denunciando que Pompeo fue parte de la CIA y que Estados Unidos avaló el fraude electoral del año 2017, concluyendo que “si el gobierno de Estados Unidos quiere encontrar soluciones verdaderas a la cadena interminable de tragedias, atraso y miseria que vive nuestra Patria, debe entender que el proceso de reconstrucción de la democracia hondureña no es negociable, deben cesar su política de injerencia y su complicidad con esta nefasta dictadura que hipócritamente vive de las remesas de los migrantes que ahora criminaliza”. (21/10/2018)

El hecho de que LIBRE promoviese (¿o no?) la organización de la segunda caravana migrante no es un delito, más bien sería una medalla en el pecho, lo que si sería reprochable es que promueva este tipo de iniciativas solo para halarle el ruedo de los pantalones a Trump, en la búsqueda de forzar una negociación con el gobierno de JOH. En las próximas semanas sabremos la verdad.

El resurgimiento del racismo en Estados Unidos: el odio a los inmigrantes

El racismo es intrínseco a la historia de Estados Unidos. Desde su formación, aunque en el Acta de Independencia del 4 de julio de 1776, se proclamó “que todos los hombres son creados iguales; que están dotados por su creador con ciertos derechos inalienables; que entre estos, está la vida, la libertad, y la persecución de la felicidad”, en realidad este hermoso postulado se aplicaba solo a los colonos blancos. Los nativos eran perseguidos y aniquilados, mientras que los negros traídos forzosamente de África, permanecieron como esclavos hasta el estallido de la guerra civil (1861-1865).

La guerra civil terminó con el triunfo de los Estados del norte, contra los Estados esclavistas del sur. La esclavitud fue formalmente abolida en 1865, pero la discriminación contra los negros continuó bajo múltiples formas, hasta que el movimiento por los derechos civiles logró imponer la igualdad un siglo después, en 1960.

El boom de la economía mundial, después de la segunda guerra mundial, permitió a Estados Unidos convertirse en una superpotencia, y conceder a su población mas derechos democráticos, debido a que el Estado contaba con suficientes recursos mteriales. Pero esa situación llegó a su fin en la década de los años 70 del siglo pasado. Actualmente, producto de la crisis del capitalismo, la decadencia de Estados Unidos como potencia mundial ha reavivado, entre otros, el fenómeno del racismo bajo nuevas formas. El eje de ataque ahora no son los negros, sino la “inmigración ilegal”. Según Trump, son los inmigrantes ilegales los que quitan el trabajo a los obreros blancos en Estados Unidos, y no el hecho que la economía de Estados Unidos ha quedado rezagada ante el surgimiento de otras potencias imperialistas como China y Rusia.

Los Tuits venenosos de Donald Trump

Apenas tuvo conocimiento, Trump puso en marcha la maquinaria estatal y diplomática de Estados Unidos, para evitar que los migrantes pisen suelo norteamericano, al mismo tiempo que impulsaba la campaña ideológica para revivir el sentimiento antiinmigrante, en el contexto de las elecciones legislativas que deben realizarse en noviembre de este año.

No debemos olvidar que Trump ganó las elecciones presidenciales en el año 2016, apelando al profundamente arraigado sentimiento de supremacía blanca. El eje de su campaña fue la lucha contra la inmigración ilegal, asustando a los blancos de ascendencia anglosajona y europea que, de continuar las cosas como están, la frágil mayoría blanca se convertiría en minoría en las próximas décadas.

Sobre la segunda caravana migrante, Trump tuiteó lo siguiente: "Lamentablemente, parece que la policía y los militares de México no pueden detener a la Caravana en dirección a la frontera sur de los Estados Unidos. Criminales y oriente medio desconocidos están mezclados".(NYT, 15/10/2018)

A los dos días, volvió a la carga: "Espero que México detenga este ataque en su frontera norte" (…) ¡Todos los demócratas tienen la culpa de leyes débiles! (…) Estoy viendo cómo el Partido Demócrata dirigió (porque quieren Fronteras Abiertas y leyes débiles existentes) asalto a nuestro país por parte de Guatemala, Honduras y El Salvador, cuyos líderes están haciendo poco para detener este gran flujo de personas, INCLUYENDO MUCHOS CRIMINALES, de ingresar a México a los Estados Unidos" (NYT 18/10/2018)

Sin descansar un instante, Trump casi llora: "Eso es un asalto a nuestro país y en esa caravana hay gente muy mala y no podemos permitir que eso le pase a nuestro país (…). "Creo que los demócratas tuvieron algo que ver con eso". (NYT, 22(10/2018)

La insistencia de Trump de echarle la culpa a los demócratas, y la de Mike Pompeo, de señalar a LIBRE como el principal impulsor de la segunda caravana migrante, nos indican que Trump ha aprovechado para sí y para el partido republicano, la dramática situación que refleja la segunda caravana migrante, exacerbando los odios hacia los migrantes centroamericanos descalzos y en harapos.

Los demócratas: ocultan la cabeza como el avestruz

No cabe la menor duda que la estrategia mediática de Trump ha metido en aprietos a los candidatos del Partido Demócrata, quienes bajo la administración de Barack Obama se llevaron el record de deportaciones de migrantes centroamericanos.

Nancy Pelosi y Chuck Schumer, los líderes demócratas en el Congreso, mediante un comunicado declararon: "El presidente está desesperado por cambiar el tema de atención médica a inmigración porque sabe que la atención médica es el problema número uno que preocupa a los estadounidenses. Los demócratas están enfocados como un láser en la atención médica y no serán desviados". (NYT 23/10/2018)

Ante el peligro, el avestruz oculta su cabeza en la arena, pero en política puede ser fatal, ya que favorece las maniobras mediáticas de Trump, que ha convertido el tema de la segunda caravana migrante en el tema central de las elecciones de medio periodo.

Los atentados terroristas contra demócratas

Trump afirmó que en la segunda caravana migrante hay terroristas, apoyándose en las declaraciones del presidente guatemalteco, Jimmy Morales, quien, en una conferencia de prensa en el Departamento de Estado, informó sobre los logros de su gobierno: “(…) Hay otro tema que me gustaría mencionar. Hemos arrestado a casi 100 personas altamente vinculadas a grupos terroristas, específicamente a ISIS. No solo los hemos detenido en nuestro territorio, sino que también han sido deportados a sus países de origen. Todos ustedes aquí tienen información al respecto”. (Conferencia de prensa en el Departamento de Estado, 11/10/2018)

Pero mientras Trump afirmaba que había terroristas caminando hacia Estados Unidos, una seria de paquetes enviados por correo, que contenían artefactos explosivos, fueron enviados a las casas de los expresidentes y vicepresidente, Barack Obama y Joe Biden,  contra la familia Clinton y le multimillonario judío George Soros.

Esta situación vuelve a colocar sobre el tapete existencia de grupos terroristas de supremacistas blancos, que son la proyección de una nueva forma del racismo que tiene sus orígenes en el esclavismo de la confederación. El racismo sureño es parte de la actual conciencia imperialista de los blancos de origen anglosajón y europeo.

Los demócratas aprovecharon los fallidos atentados terroristas, acusando a los partidarios de Trump, y pasaron a la contraofensiva política en un intento de mantener o superar la actual correlación de fuerzas dentro del Congreso de Estados Unidos.

En ese contexto se produjo un ataque armado contra una sinagoga judía en Pittsburg, Estado de Pensilvania, en la que hubo 11 muertos. El terrorista no era musulmán, sino un ciudadano norteamericano, un supremacista blanco. El agresivo discurso antinmigrante y anti judío de Trump puede volverse en su contra.

Tensiones con los gobiernos del Triángulo Norte

La crisis que ha originado la segunda caravana migrante ha tensionado las relaciones de la administración Trump con los gobiernos del Triángulo Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras)

Sumamente enojado, Trump tuiteó lo siguiente: "Guatemala, Honduras y El Salvador no pudieron hacer el trabajo de impedir que las personas salgan de su país y vengan ilegalmente a los Estados Unidos. Ahora comenzaremos a reducir, o reducir sustancialmente, la ayuda externa masiva que se les da habitualmente".

Con la arrogancia que la caracteriza, Trump amenazó al gobierno cipayo de Juan Orlando Hernández: "Estados Unidos ha informado enérgicamente al Presidente de Honduras que si la gran Caravana de personas que se dirigen a los Estados Unidos no se detiene y se regresa a Honduras…¡No se dará más dinero o ayuda a Honduras, con efecto inmediato!"

Según datos publicados en The New York Times, para el próximo año se espera que Guatemala reciba $ 69.4 millones, Honduras $ 65.8 millones y El Salvador $ 45.7 millones, unos $ 180 millones, aproximadamente el 0.6 por ciento de los $ 27.7 mil millones en ayuda externa que Estados Unidos planea proporcionar en el año fiscal 2019. La ayuda de Trump a los gobiernos del Triángulo Norte, y que amenaza con cortar, en realidad es una gota de agua que se evapora en una plancha caliente

La no gubernamental Oficina de Washington para América Latina (WOLA, en inglés), que monitorea la asistencia para América Central, destacó que la ayuda para todo el istmo en 2016 alcanzó US$750 millones y cayó a US$655 millones.

En Guatemala, la asistencia norteamericana pasó de US$254,3 millones en 2016 a US$177,8 millones en 2017. El Salvador recibió US$153,1 millones en 2016 y cayó a US$149 millones en 2017. Honduras, recibió US$209,2 millones en 2016, y cayó a US$181,7 en 2017.

La interrelación de Centroamérica con Estados Unidos

Centroamérica es el patio trasero de Estados Unidos, lo que pasa en nuestra región incide más temprano que tarde en la agenda política interna de Estados Unidos. La segunda caravana de migrantes desesperados y descalzos, sin habérselo propuesto, ha encendido el debate sobre la inmigración en Estados Unidos.

Es difícil prever el resultado de las elecciones nuevamente polarizadas. La última encuesta demuestra que la anterior ventaja que tenían los demócratas, los únicos contendientes al partido republicano, ha disminuido, aunque todavía tienen una leve ventaja sobre su rival.

Lo que, si está claro es que, gane quien gane, la pobreza extrema, la violencia y la falta de trabajo y oportunidades, harán brotar nuevas y masivas caravanas de personas desesperadas por la crisis del capitalismo en Centroamérica. Y por ello  debemos defender el derecho fundamental de migrar. La historia de la humanidad no solo es la historia de la lucha de clases, sino también de las constantes migraciones.

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