Por Armando Tezucún

El Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) fue creado en octubre de 1946, durante el gobierno de Juan José Arévalo, el primero de los gobiernos de la década de régimen democrático de 1944 a 1954. La ley que lo creó especifica que es un ente autónomo del Estado, cuya finalidad es aplicar en beneficio del pueblo de Guatemala, un régimen nacional, unitario y obligatorio de seguridad social, de conformidad con el sistema de protección mínima. La constitución de 1985 señala que el Estado reconoce y garantiza el derecho a la seguridad social para beneficio de los habitantes de la nación.

Por muy buenas intenciones que hayan tenido los congresistas y constituyentes que aprobaron estas leyes, lo cierto es que los servicios del IGSS solamente benefician a las y los trabajadores en situación de dependencia con un empleo formal, que sabemos que es una minoría; para 2021 el dato es de 1,388,248 afiliados (https://www.igssgt.org/wp-content/uploads/2022/09/Boletin-EstadIstico-de-Afiliacion-2021-IGSS.pdf), el 18.74% de la población económicamente activa correspondiente a ese año (no hay datos globales disponibles para 2022).

Por otro lado, como toda institución del Estado burgués, el IGSS ha sido objeto de continuos saqueos y negocios turbios de parte de sus directivos. La extinta Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) investigó al menos dos casos de corrupción en torno al IGSS, el caso “IGSS-Pisa” y el caso “Negociantes de la Salud”; con el control de las cortes de justicia por parte de las estructuras corruptas de empresarios y políticos, la gran mayoría de los capturados por estos casos fueron absueltos y ahora gozan de libertad.

El acuerdo 1529

Con la intención de incrementar el número de afiliados y mejorar los ingresos de la institución, la Junta Directiva del IGSS emitió el acuerdo 1529, que fue dado a conocer a inicios del mes de febrero. Según esta disposición, todos los patronos que tengan al menos un trabajador deberán registrarse al IGSS y afiliar a sus empleados, eliminando el acuerdo 1123, según el cual el registro debía ser a partir del empleo de 3 trabajadores; la nueva disposición está vigente desde el 17 de enero, y según una vocera de la institución, la medida se tomó para incentivar la incorporación de las micro, pequeñas y medianas empresas, así como emprendimientos, al sistema de seguridad social (Prensa Libre 1/02/2023).  

De acuerdo a la nueva norma, los trabajadores podrán solicitar una inscripción de oficio, en caso de que los patronos no la hagan, media vez acrediten su relación laboral mediante un contrato de trabajo, considerándose suficiente la existencia de un contrato verbal válido. Entre otras novedades, en adelante se considerará como centro de trabajo la casa de habitación o domicilio, si el trabajo es ejecutado en la misma, y se podrán afiliar el dueño, accionista, representante legal o miembro del consejo de administración si figuran en la planilla. Quienes no están incluidos son las y los empleados domésticos, que tienen un programa específico en el IGSS.

Unos días después, el IGSS emitió un comunicado aclarando que la incorporación de nuevos patronos y afiliados se hará de forma gradual, seis meses después de la entrada en vigencia del acuerdo, para dar tiempo a que la institución incremente su capacidad tecnológica y administrativa, para lo cual elaborará un plan de trabajo. Además, señaló que “El acuerdo aplica solamente a las empresas formalmente constituidas, es decir, aquellas que cuentan con patente de comercio vigente y se iniciará con el Sector Comercio y Servicios, posteriormente se incorporarán otros sectores de la sociedad” (La Hora 5/02/2023). La institución espera incorporar a 380 mil nuevos afiliados en tres años, gracias a esta decisión.

La nueva disposición es insuficiente

El acuerdo 1529 deja muchas dudas. En primer lugar, su intención es incorporar al sistema de seguridad social a las mipymes y pequeños negocios, lo que nos recuerda el discurso de los grandes empresarios, cuando para oponerse a cualquier reforma fiscal que afecte sus bolsillos sostienen que son estas pequeñas empresas la que tienen que pagar impuestos para mejorar los ingresos fiscales del Estado ¿pretende el IGSS mejorar sus ingresos a costa del pequeño empresariado, para no enfrentarse los grandes tiburones que no cumplen sus obligaciones?

Indudablemente las y los trabajadores de las pequeñas empresas tienen todo el derecho de gozar de los beneficios del IGSS, y la institución tiene la obligación de incorporar a estos compañeros, facilitando a la vez a los pequeños empresarios el proceso, para afectar lo menos posible las finanzas de la empresa y su supervivencia.

Creemos que es un tema complejo, pues con mucha frecuencia las pequeñas empresas logran subsistir precisamente gracias a la informalidad, al pago de salarios por abajo del mínimo, al no pago de prestaciones sociales, y al irrespeto de horarios de trabajo. Y está también el caso de la tiendas y tortillerías de barrio, donde jovencitas y jovencitos traídos del interior, con frecuencia indígenas, trabajan en condiciones deplorables sin ninguna garantía social ni salarios decentes.

Además, el hecho de que el acuerdo aplique solamente a las empresas con patente de comercio, deja por fuera a una gran cantidad de compañeras y compañeros que trabajan en negocios informales bajo condiciones de sobreexplotación.   

Los empresarios le echan la culpa al Estado

Como respuesta a la disposición decretada por el IGSS, las cámaras de empresarios empezaron a pronunciarse, y lo primero que hicieron fue criticar el acuerdo 1529, reclamando que ahora las empresas con un empleado tendrán que inscribirse, mientras el Estado mantiene una deuda millonaria con el IGSS, y no paga lo correspondiente a sus más de 354 mil trabajadores.

La Cámara de Comercio Guatemalteca, en un comunicado del 7 de febrero, sostuvo que “es inadmisible que los organismos del Estado de Guatemala no cumplan ante el IGSS” con la cuota patronal; explicó que la deuda del Estado acumulada desde 1957 a la fecha es de más de Q 60 mil millones (unos US$ 7,600 millones) “aspecto que socava la estabilidad financiera del sistema y recarga de forma injusta el sostenimiento de los servicios que presta, sobre los aportes de los patronos privados y trabajadores…” (Prensa Libre 7/02/2023). En el mismo sentido se pronunciaron la Cámara del Agro y la Cámara de Comercio Guatemalteco-Americana.

Si bien es cierto el dato de la enorme deuda que tiene el Estado con el IGSS, los empresarios se hacen de la vista gorda con la evasión que muchos de ellos hacen con el pago de cuotas. De estos casos no hay cifras globales documentadas, pero los compañeros de los sindicatos conocen de sobra los numerosos casos en que los patronos descuentan de los salarios de los trabajadores las cuotas del IGSS, pero no trasladan el monto a la institución, ni pagan la cuota patronal, de modo que cuando los empleados necesitan ser atendidos, se les niega el servicio. Hacia marzo de 2022 la deuda de los empresarios con el IGSS ascendía a Q 2,797.9 millones (Prensa Libre 14/02/2023).

El Estado burgués afecta a las y los trabajadores

Del dato de la acumulación de deuda del Estado con el IGSS a partir de 1957 deducimos que, con la contrarrevolución de 1954, la oligarquía y los militares decidieron socavar una de las instituciones que constituyó uno de los logros de la década democrático que beneficia a los trabajadores. Los gobiernos reaccionarios no solo persiguieron, encarcelaron y asesinaron a sindicalistas, campesinos y dirigentes democráticos, sino que pretendieron hacer retroceder los logros institucionales del período democrático.

De acuerdo a la Ley Orgánica del IGSS, artículo 40, decreto 295, la cuota del Estado como tal y como patrono, “se debe financiar con los impuestos que se creen o determinen para tal efecto” (Prensa Libre 14/02/2023). La creación de este o estos impuestos es atribución del Congreso de la República, pero éste nunca se ha ocupado de crear estos gravámenes para cumplir las obligaciones del Estado con el IGSS; sin ello, los sucesivos gobiernos se han negado a reconocer la astronómica deuda. El Ministerio de Finanzas aclaró que, a pesar de no haber un impuesto específico para los pagos al IGSS, siempre se ha incluido un aporte en el Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado. En 2023 este aporte asciende a Q 1,400 millones, menos de la tercera parte del monto solicitado por el IGSS para el pago de las cuotas, Q4,500 millones; obviamente, la deuda del Estado no hace más que crecer cada año.

Por una reforma del IGSS en beneficio de las trabajadoras y trabajadores

La promulgación del artículo 1529 ha puesto de nuevo sobre el tapete el tema de la seguridad social en Guatemala y al IGSS como institución. Desde hace años se viene hablando de la crisis por la que atraviesa el instituto, la deficiencia en sus servicios, la baja calidad de las medicinas que prescribe, la privatización la atención en la medida en que recurre a la contratación de clínicas privadas para la realización de exámenes para los que no tiene el equipo necesario, etc.

Indudablemente que la culpa de la situación la tiene los manejos corruptos de los directivos, y la evasión del pago de cuotas por parte del Estado y los patronos. Exigimos al gobierno que elabore a la mayor brevedad un proyecto de ley que cree un impuesto a las ganancias de las grandes empresas para que se salde la deuda del Estado con el IGSS. Los sindicatos, en especial los de trabajadores del Seguro Social, tienen la tarea de denuncias a los patronos que no cumplen con la cotización y vigilar por el manejo transparente de los fondos de la institución. En el caso de las pequeñas empresas que deberán afiliar a sus trabajadores, proponemos que se les baje la cuota del 10% sobre los salarios que deben aportar al IGSS al 4%, y se compense aumentando sustancialmente la cuota que deben aportar las grandes empresas.

Por Armando Tezucún

El ataque contra las libertades y derechos democráticos por parte de las estructuras de poder conservadoras y corruptas, tiene como uno de sus principales pilares la persecución de funcionarios del sistema de justicia que en el pasado tuvieron a su cargo casos de corrupción, enjuiciando y encarcelando funcionarios, políticos, empresarios y militares; recordemos que alrededor de 36 jueces, fiscales, periodistas y defensores de derechos humanos se encuentran en el exilio, en la cárcel o enfrentan acusaciones espurias en los juzgados.

El 16 de enero inició un nuevo episodio de esta vengativa caza de operadores de justicia, esta vez con implicaciones internacionales. Ese día, el Ministerio Público (MP), a través del jefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI), Rafael Curruchiche, dio a conocer la emisión de una orden de captura contra cuatro personas relacionadas con el caso Odebrecht por los supuestos delitos de obstrucción de justicia, conspiración y abuso de autoridad. Estas personas son Thelma Aldana, ex jefa del MP y ahora en el exilio; Mayra Véliz, exsecretaria general del MP; el exmandatario de la extinta Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) Luis David Gaitán; y Juan Pablo Carrasco, presidente de la Cámara de Comercio Guatemalteco Americana (AMCHAM) y exasesor de la empresa constructora Odebrecht.

Además, Curruchiche manifestó que la FECI iniciará acciones legales para que “…respondan por sus actos ilegales, arbitrarios y abusivos el exjefe de la CICIG Iván Velásquez Gómez y la exfuncionaria de CICIG, Luz Adriana Camargo Garzón”, ambos de nacionalidad colombiana (Prensa Libre 16/01/2023). Pero sucede que Velásquez es ahora ministro de defensa del gobierno de Gustavo Petro, que asumió su mandato en Colombia en agosto de 2022, lo que lanzó el caso al terreno internacional.

Para que tengamos un atisbo de cómo está funcionando el sistema de justicia en Guatemala, diremos que la jueza que giró las órdenes de captura es Carol Patricia Flores Polanco, quien a solicitud de la CICIG perdió su inmunidad en 2015, acusada de los delitos de lavado de dinero u otros activos, enriquecimiento ilícito e incumplimiento de deber de presentar declaración jurada patrimonial. Además, en 2011 cerró el proceso que se seguía contra el actual presidente Alejandro Giammattei por el caso de ejecuciones extrajudiciales, cuando fue jefe del Sistema Penitenciario entre 2005 y 2007.

¿Cuál es la acusación?

De acuerdo a lo que Curruchiche afirmó, los acusados con culpables de haber negociado acuerdos de colaboración eficaz con los brasileños exdirectivos de la empresa Odebrecht, Marcos de Cerqueira Machado y Luiz Antonio Mameri. En virtud de estos acuerdos, los exdirectivos facilitarían la información sobre los sobornos que pagó la empresa a ministros, diputados y otros funcionarios del gobierno de Otto Pérez Molina (2012 – 2015), para que fuera aprobado el contrato de construcción de una carretera; a cambio, enfrentarían un proceso penal por cohecho activo y pagarían una multa de Q 500 mil. Estos acuerdos fueron legalmente aprobados en septiembre de 2017 por la jueza Claudeth Domínguez, de Juzgado de Mayor Riesgo A, y avalados por la Corte Suprema de Justicia.

El argumento del jefe de la FECI es que la negociación fue firmada en Brasil, donde los fiscales guatemaltecos no tenían la competencia para suscribir ese tipo de acuerdos de colaboración eficaz, y que el Estado de Guatemala perdió US$ 384 millones que Odebrecht recibió del Estado y debía pagarle como compensación el manejo corrupto del negocio. Curruchiche acompañó los cargos con epítetos como “oscuras y corruptas negociaciones”, “actos ilegales y corruptos que causaron un grave detrimento al Estado de Guatemala”, y más adelante acusó a Velásquez de ser parte de una “estructura criminal” que operaba dentro del MP (Prensa Libre 16-17/01/2023).

El caso de la empresa Odebrecht

Los manejos de la brasileña empresa constructora Odebrecht ejemplifican a lo grande el funcionamiento normal del capitalismo en todo el planeta, en mayor o menor medida, según cada país; deja en claro que los negocios de las empresas no marchan sin acuerdos fraudulentos y corruptos con los gobiernos, para obtener permisos, aprobaciones y sobre todo contratos para obra pública o fabricación de bienes para uso del Estado, es la naturaleza del orden burgués. 

Esta empresa pagó sobornos en al menos 12 países a funcionarios gubernamentales de todo tipo para obtener contratos de construcción de obras públicas. El Departamento de Justicia de Estados Unidos llevó a cabo la investigación a partir de 2016, en la que participaron fiscales de al menos 10 países. Entre los presidentes latinoamericanos implicados están Lula Da Silva, Dilma Rousseff, Álvaro Uribe, Gustavo Noboa, Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto, Juan Carlos Varela, Ricardo Martinelli, Alan García y Ollanta Humala.

En Guatemala resultó implicado el gobierno de Otto Pérez Molina y el Congreso en funciones en esa época, que autorizó la construcción, por Odebrecht, de una carretera de cuatro carriles y cien kilómetros de longitud entre Suchitepéquez y San Marcos. El gobierno destinó el pago US$ 384 millones a la empresa por el proyecto, que no se concretó debido a las investigaciones realizadas por la FECI de ese entonces. Entre 2012 y 2013 se dieron las negociaciones entre Odebrecht y el entonces ministro de comunicaciones Alejandro Sinibaldi, que culminaron con el acuerdo de un pago de US$ 9.9 millones para el ministro a cambio de que avanzara el proyecto; el Congreso aprobó el primer borrador del contrato sin hacerle modificaciones, y del primer anticipo de la obra, por US$ 38 millones, salió el pago de coimas para los funcionarios, incluyendo diputados del Congreso. Entre los beneficiados por los sobornos están el exdiputado Manuel Baldizón, jefe del extinto partido Lider y excandidato presidencial en 2011 y 2015, y el exsecretario privado de la vicepresidenta Baldetti. Baldizón fue capturado en Estados Unidos en enero de 2018 bajo cargos de lavado de dinero y conspiración; en noviembre de 2019 fue condenado a cuatro años de prisión, pero fue liberado y deportado a Guatemala en junio de 2022, donde fue encarcelado por el caso Odebrecht.

El MP y la FECI manipulan el caso Odebrecht

Las estructuras de poder antidemocráticas y corruptas están empeñadas en revertir los procesos legales impulsados por los organismos de justicia cuando aún eran independientes. Así, en noviembre de 2022 el juzgado de Mayor Riesgo D dejó sin materia legal la audiencia desarrollada el 8 de septiembre de 2017, en la que los exdirectivos de Odebrecht rindieron declaración implicando a una serie de funcionarios en actos de corrupción, poniendo en práctica el acuerdo de colaboración eficaz firmado por la FECI de ese momento, perdiendo validez su testimonio. Así, el caso iniciaría desde cero y el acuerdo de colaboración quedó anulado.

La primera consecuencia fue que Baldizón se vio beneficiado con arresto domiciliar y una multa, y lanzó su candidatura a diputado por el partido Cambio. Sinibaldi también fue beneficiado con medida sustitutiva, pero no puede dejar la cárcel porque pesan sobre él acusaciones por otros casos. Y Curruchiche quedó con las manos libres para iniciar una nueva persecución contra los exfuncionarios del MP, la FECI y la CICIG.

El gobierno colombiano reacciona

La administración del presidente Gustavo Petro reaccionó vivamente al anuncio de que el MP guatemalteco iniciaría acciones legales contra su ministro de defensa. La primera medida fue llamar a consulta a la embajadora colombiana en Guatemala, Victoria González Ariza. Petro defendió airadamente a su ministro: “Jamás aceptará la orden de captura de nuestro ministro Velásquez. Demostró luchar contra la corrupción y no permitiremos que la corrupción lo persiga. Nuestro embajador se llama inmediatamente a consulta” (Prensa Libre 16/01/2023).

Por su parte, Velásquez afirmó que contaba con “la tranquilidad de que el trabajo en Guatemala se realizó con total transparencia y dentro del marco legal que amparó el funcionamiento de la CICIG” y que aún no había sido notificado sobre algún requerimiento de las autoridades guatemaltecas (La Hora 16/01/2023).

En respuesta, el gobierno de Giammattei reaccionó llamar también a consulta a su embajadora en Colombia, Reagan Vega. En un comunicado el Ministerio de Relaciones Exteriores expresó que “lamenta que el gobierno de Colombia vuelva político un tema de orden legal, tomando decisiones abruptas sin seguir los pasos diplomáticos correspondientes … hemos decidido por reciprocidad llamar a la embajadora de Guatemala en Colombia a consultas” (Prensa Libre 17/01/2023).

En los siguientes días se dio un agrio intercambio de declaraciones, Petro y su vicepresidente Francia Márquez defendiendo a Velásquez: “Si Guatemala insiste en apresar hombres justos, bueno nosotros nada tenemos que hacer con Guatemala”, “Expresamos nuestra solidaridad y respaldo al ministro de defensa … un ser humano ejemplo de dignidad y entereza…” (Prensa Libre 17/01/2023). Curruchiche acusando en entrevistas a radios colombianas a Velásquez de ser parte de una estructura criminal, aunque reconoció que no tiene pruebas de que haya recibido dinero por la negociación de los acuerdos de colaboración eficaz.

El presidente guatemalteco Giammattei intentó llamar a la cordura y a una solución diplomática, pero con su habitual imprudencia declaró: “voy a dejar que el presidente Petro siga cometiendo el error de un guerrillero, pero que es poco político” … “En este caso le diría al señor Petro -tal vez el problema es que después de haber sido perseguido y traficante y todo no comprenda mucho la situación…”. A esto el mandatario colombiano respondió: “Cordura en política significa luchar contra la corrupción. Quienes permiten que la mafia se apodere del estado solo conducen a la sociedad al genocidio” (Prensa Libre 17/01/2023).

Se calman las aguas

Con los días, las cosas se fueron calmando. La ONU, organismo al que perteneció la CICIG, aclaró que los exfuncionarios de la misma gozan todavía de impunidad, a pesar de que el ente ya no existe; por tanto, Velásquez no puede ser sujeto de persecución penal. Ambos gobiernos acordaron que sus cancilleres se reunirían durante la cumbre de la CELAC realizada en Buenos Aires, donde ambos funcionarios tuvieron una reunión cordial para empezar a normalizar las relaciones bilaterales.

El gobierno de Petro, un exguerrillero cuyo gobierno de centro se propone “desarrollar el capitalismo colombiano”, ganó las elecciones de 2022 con el apoyo de organizaciones populares y sociales, capitalizando el descontento de las masas manifestado en el Paro Nacional del primer semestre de 2021. Las acusaciones del gobierno guatemalteco contra el ministro Velásquez fueron aprovechadas por la extrema derecha para atacar acremente al gobierno de Petro.

La burguesía colombiana tiene un importante papel en la inversión extranjera de la economía guatemalteca, y podemos afirmar que existe una identidad de intereses entre la oligarquía conservadora guatemalteca y los capitalistas colombianos que se expresan a través de la extrema derecha adversaria de Petro.

Es de primera importancia reforzar la lucha contra el avance del autoritarismo y el ataque a las libertades democráticas por parte de las fuerzas conservadoras representadas por el gobierno de Giammattei. Reiteramos nuestro llamado a las organizaciones sindicales, campesinas indígenas populares a que nos movilicemos incansablemente por la defensa de los derechos democráticos y frenemos la creciente instauración de un régimen dictatorial.

 

Por Ricardo Patzán

En mayo del año 2022 Walter Mazariegos, en complicidad con el Pacto de Corruptos de Guatemala, pretendió imponerse como rector de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC) a través del fraude electoral y el uso ilegal de las fuerzas policiales. Esto desató una crisis institucional sin precedentes en la USAC, obstruyendo la excelencia académica, debido a su incompetencia para el puesto y sus intenciones de privatizar esa casa de estudios, la única universidad pública del país.

Como parte de las medidas para resistir al fraude, el estudiantado organizado tomó las instalaciones de la USAC: el Campus Central, el CUM y la mayoría de Centros Regionales del país, para evitar que Mazariegos y su jauría tomaran el control de la administración. Esta medida tuvo buenos resultados, sin embargo, es necesario llevar la lucha hacia otro escenario: hacia la presencialidad.

En diciembre de ese mismo año, la Coordinadora General de Estudiantes, organización que lidera procesos de resistencia contra el fraude, solicitó un diálogo al máximo órgano universitario, el Consejo Superior Universitario (CSU), para resolver la crisis institucional que afronta la universidad. El diálogo fue rechazado por los usurpadores que pretenden administrar la USAC, visibilizando una vez más, que obedecen a intereses espurios y no a los intereses del estudiantado y la sociedad guatemalteca en su conjunto.

El fraude electoral ocurrió en el contexto de las clases virtuales, debido a la pandemia de Covid-19, y es necesario reconocer que la USAC no estaba preparada para impartir clases virtuales al no contar con la actualización tecnológica necesaria ni los medios ni los recursos educativos adecuados. En este contexto, el desarrollo científico, que ya venía sufriendo una fuerte decadencia, se vio interrumpido y boicoteado una vez más.

A tres años del inicio de la pandemia en el país, el regreso a clases presenciales está rodeado de incertidumbre, pero el proceso de privatización está en marcha a través de la tercerización de servicios otorgados a empresas privadas afines a los usurpadores y el pacto de corruptos. El descontento del estudiantado crece cada día, pero no lo suficiente aún para generar un levantamiento fuerte y coordinado en contra del fraude para expulsar a los usurpadores y convocar a nuevas elecciones universitarias y vislumbrar la posibilidad de una transición a actividades presenciales.

El problema puede extenderse aún más si no se resuelve la crisis institucional y la única solución viable es convocar a nuevas elecciones universitarias y fortalecer la autonomía universitaria a través de la participación de la comunidad universitaria que está comprometida a construir conocimiento en conjunto para promover la ciencia y los beneficios que podemos obtener de esta.

A pocos meses de las elecciones generales en el país, el pacto de corruptos necesita de estos usurpadores para acallar las voces críticas y fortalecer sus mecanismos de exclusión para mantener a flote al actual régimen autoritario.

El lunes 23 de enero la Coordinadora General de Estudiantes y la Asociación de Estudiantes de Medicina, en conferencia de prensa, anunciaron la entrega del Centro Universitario Metropolitano, sede de la Facultad de Medicina y la Escuela de Psicología. Los representantes estudiantiles dieron una semana de plazo al CSU para ser atendidos, de lo contrario se tomarán medidas de hecho.

Esta acción inicia un proceso de finalización de las tomas, y una nueva etapa de la lucha desde la presencialidad. Según los compañeros sancarlistas “buscamos regresar a las prácticas presenciales, buscamos regresar a los laboratorios presenciales, a los exámenes presenciales, y tener una educación más digna y de calidad” (Prensa Libre 23/01/2023), anunciando que la resistencia contra el fraude será ahora desde las aulas.

Este es un paso crucial y un giro importante en la lucha contra el fraudulento proceso de elección de Mazariegos. La nueva resistencia desde las clases presenciales, deberá tomar en cuenta las dificultades que encontrarán los estudiantes al regresar a clases presenciales, como la falta de recursos, falta de espacios, desorden administrativo, etc. Recordemos que durante la pandemia la administración de la USAC inscribió para clases virtuales una cantidad de estudiantes mayor que la que podrá atender ahora de forma presencial. Esta situación generará conflictos y problemas en las unidades académicas. Es necesario elaborar un plan de lucha para movilizar al estudiantado en torno a la problemática que se avecina, que servirá de base para continuar la resistencia contra Mazariegos y su pandilla. Las asociaciones estudiantiles deberán tomar la iniciativa realizando asambleas de base para discutir la situación y las acciones a tomar.

Por Armando Tezucún

El 27 de diciembre recién pasado las autoridades en materia económica de Guatemala presentaron un resumen de los principales indicadores del desempeño de la economía en el año 2022. El producto interno bruto (PIB) tuvo un crecimiento del 4%, una notable diferencia con el de 2021, que tuvo un incremento del 8%, como resultado de la recuperación de la economía respecto al retroceso del -1.8% de 2020, resultado a su vez de la crisis económica provocada por la pandemia del Covid-19; como era de esperarse, y contra los pronósticos de ingenuos que se entusiasmaron con el 8% de crecimiento de 2021, el pasado año el desempeño de la economía regresó a los índices normales que ha sostenido durante al menos 15 años, un crecimiento de entre el 3 y 4%, que evidentemente ha sido insuficiente para resolver los múltiples problemas de desempleo y pobreza que afectan al pueblo trabajador.

Una vez más, el monto del apoyo económico que las y los trabajadores migrantes envían a sus familias tuvo un crecimiento notable, representando un 17.9% con respecto a 2021, y llegando a un total de US$ 18 mil 40.3 millones. Las remesas que envían los migrantes se ha convertido en un apoyo importante al consumo de las familias pobres, y en menor medida a la inversión en construcción y pequeños negocios. Paradójicamente, el capitalismo guatemalteco, incapaz de crear suficiente empleo decente y formal, es salvado de una debacle aún mayor por los propios trabajadores que expulsa al extranjero. 

Un aspecto particular y alarmante del desempeño económico de 2022 fue el aumento de la inflación, que llegó al 9.24%; según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), este ha sido el más alto incremento inflacionario desde 2008, cuando llegó al 9.4% (Prensa Libre 9/01/2023). El gobierno y las autoridades económicas han explicado, a manera de excusa, que la inflación se debió a factores externos, entre ellos la guerra entre Rusia y Ucrania, que provocó el alza en los combustibles.

Para el pueblo trabajador, las principales alzas fueron en alimentos y transporte, que han deteriorado su nivel de vida. El costo de la canasta básica alimentaria llegó en diciembre a Q 3,634.18 (unos US$ 463), mientras que la canasta básica ampliada, que incluye gastos en servicios, recreación, salud, educación, vivienda, vestuario, transporte, etc., llegó a Q 8,391.09 (unos US$ 1,069).

En este contexto de aumento inusual de la inflación, el 23 de diciembre el gobierno publicó los nuevos salarios mínimos para 2023, mediante el acuerdo gubernativo 353-2022. Por primera vez se definió salarios diferenciados por circunscripciones económicas, un planteamiento que durante varios años las organizaciones de la burguesía habían insistido que se implementara. Si bien para 2023 se delimitaron solo dos regiones, la esperanza de los empresarios es que en un futuro haya más, para implementar salarios cada vez más bajos. El supuesto del que parten el gobierno y los capitalistas para implementar salarios diferenciados por regiones, es que en el interior del país el costo de la vida es menor que en la capital; esto es refutado por el mismo INE, que reportó una inflación mayor al promedio nacional en algunos departamentos llegando al 10 u 11%. 

Las circunscripciones definidas son, la región 1 que corresponde al departamento de Guatemala, donde se ubica la capital, y la región 2 que corresponde al resto de departamentos. Para la región 1 el gobierno definió un incremento del 7% al sueldo mínimo, para la región 2 un aumento del 4%, ninguno de los cuales, a pesar de que es el incremento salarial más alto en varios años, cubre la inflación del 9.24%. En cada región hay salarios distintos para actividades agrícolas, no agrícolas y actividades de exportación y maquilas. El salario mínimo más elevado será de Q 3,416.38 mensuales para actividades no agrícolas en la región 1 (unos US$ 435); el más bajo será Q 3,062.63 para actividades de exportación y maquila en la región 2 (unos US$ 390). Como vemos, ni el más elevado de los salarios mínimos cubre el costo de las canastas básicas. Los que salen más beneficiados son los grandes magnates de las empresas agroexportadoras del azúcar, aceite de palma, etc., cuyos trabajadores tendrán un aumento salarial magro.

Los representantes sindicales en la Comisión del Salario Mínimo rechazaron la división por circunscripciones y propusieron un salario mínimo único de Q 180 diarios, Q 5,400 mensuales (unos US$ 688). Esta era la propuesta más sensata. Proponemos a los compañeros sindicalistas que se empiece a plantear la escala móvil de salarios, es decir, que los salarios aumenten al mismo ritmo de la inflación, de forma automática; de esta manera los trabajadores no tendremos que esperar un año para ver una mejora en sus precarios sueldos.

Por Leonardo Ixim

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) hará la convocatoria a elecciones generales el próximo 20 de enero, y los partidos políticos se apresuran a realizar asambleas nacionales, municipales y departamentales para presentar sus candidatos.

Con 29 partidos legalmente conformados, y 19 comités pro formación de partidos políticos, de los cuales por lo menos unos siete tendrán la posibilidad de sobrepasar el umbral mínimo requerido para convertirse en partidos políticos, Guatemala es uno de los países a nivel regional con mayor fragmentación político partidaria electoral.

¿Partidos políticos o grupos electoreros?

Sobre esas características extremas del escenario de partidos políticos en este país se manejan varias hipótesis; con las que más coincidimos es con las que sostienen que estos grupos se reflejan como maquinarias electorales y no partidos en sintonía con planteamientos teóricos de las ciencias políticas. Estos partidos reflejan los intereses de capas sociales, en su mayoría de la pequeña burguesía o de algunas fracciones burguesas, que buscan beneficiar sus intereses a partir del control del Estado, del gobierno y los gobiernos municipales y el manejo privatizado de la acción pública.

Es más, algunos centros de pensamiento afines al estatus quo, bien los han calificado como franquicias electorales, manejadas por intereses caudillistas y bajo modalidades clientelares, en una especie de armazón entre cabezas visibles a nivel nacional y líderes locales que garantizan el voto a los partidos.

Así, en los últimos 20 años no ha habido ninguna expresión orgánica unitaria de la burguesía; los últimos intentos fueron la Gran Alianza Nacional (GANA) y el Partido de Avanzada Nacional (PAN) un poco antes, entre la década de los noventa del siglo pasado y la primera del siglo XXI. Eso es reflejo no solo de la disimilitud de intereses entre las fracciones del gran capital, sino del surgimiento de grupos emergentes de la burguesía ligados al aparato estatal y al poder que los militares adquirieron durante la época contrainsurgente; así también del aparecimiento de los sectores ligados al crimen organizado, aunque no exista una clara frontera entre burguesía tradicional, burguesía emergente y actividades ilegales.

Los partidos de la izquierda electoral

En cuanto a la izquierda, su participación fue perseguida durante las dictaduras de seguridad nacional y su democracia anticomunista, con esfuerzos heroicos como el de la socialdemocracia de izquierda del Frente de Unidad Revolucionaria en la década de los setenta. La primera participación electoral de la izquierda se dio en los años ochenta con el Partido Socialista Democrático, y en 1994 con el Frente Democrático Nueva Guatemala, un instrumento conformado por fuerzas sociales, algunas vinculadas a la insurgencia y a las organizaciones que conformaron el frente político-militar insurgente Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG).

Después de la firma de los Acuerdos de Paz en 1996 entre la URNG y el gobierno del PAN, se intentó mantener cierta unidad en el plano formal y electoral, al momento que la insurgencia acepta incorporarse al sistema político de la burguesía con la Alianza Nueva Nación para las elecciones de 1999, fragmentándose después en una gran cantidad de pequeños partidos. Eso fue de la mano de dos problemáticas asumidas, un electoralismo excesivo de los partidos de izquierda y una sectorización y oenegización de los métodos de trabajo de los organismos sociales.

Las candidaturas de izquierda y de derecha

Para estas elecciones participaran como parte de ese espectro, la URNG que mantiene algunos sectores que provienen del pasado insurgente, el Movimiento Winaq, que reivindica algunos elementos mayenses, el Movimiento Semilla, más cercano a posiciones socialdemócratas. Estos partidos irán en alianza en algunos municipios, como en la Ciudad de Guatemala donde el candidato alcalde será ex superintendente de administración tributaria, Francisco Foppa, y están discutiendo lanzar un binomio en común.

Por otro lado, está el Movimiento de Liberación de los Pueblos (MLP), ligado a la organización Comité de Desarrollo Campesino, con vínculos también en la antigua insurgencia, que ya presentó a su binomio, con Thelma Cabrera, dirigente histórica de esa organización para candidata a presidente y como vicepresidente, a Jordan Rodas, ex procurador de los derechos humanos y ex candidato a rector da la universidad pública por el grupo SOS USAC, víctima de un fraude electoral en esa casa de estudios.

Otra expresión política es el partido Voluntad, Oportunidad y Solidaridad (VOS), una escisión de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) conformada por elementos provenientes de la izquierda y que formaron parte del gobierno social-liberal de Álvaro Colom entre 2008 y 2012.

El MLP ha dicho que no acepta ninguna alianza con los demás partidos de izquierda, argumentando que es una izquierda “neoliberal”, pero lo cierto es que todas las expresiones de izquierda mantienen un programa reformista desde antes de la firma de los Acuerdos de Paz. Y si bien el MLP tiene elementos más de carácter rupturista anti neoliberal, como la nacionalización de bienes comunes hoy privatizados, no escapa del fetichismo campesino de la propiedad privada, así como es positivo que plantea un nuevo modelo de Estado, no clarifica si este tiene características anti capitalistas o no.

En la derecha por lo menos 13 partidos han hecho asambleas nacionales, postulando sus binomios. Aquí mencionaremos los principales, que tienen vínculos con algunos grupos de la oligarquía y otras fracciones burguesas.

El partido de gobierno VAMOS ya presentó su binomio en alianza con lo que queda del PAN histórico, presentando al diputado por este último partido Manuel Conde y como candidato a vicepresidente el actual decano de la Facultad de Ciencias Económicas Luis Antonio Suarez, vinculado con los grupos empresariales de la agro-industria cañera y que fue candidato a rector de la USAC, acoplándose al fraude que se realizó en la universidad.

Otra candidatura es alianza entre el Partido Unionista y Valor que postularon a ex diputada del extinto Frente Republicano Guatemalteco (FRG) e hija del general golpista acusado de crímenes de genocidio contra el pueblo maya-ixil en la guerra interna, Zuri Ríos Sosa. A ésta, según la Constitución Política se le prohíbe participar en elecciones al ser hija de un caudillo que dio golpe de Estado. El candidato a vice es Héctor Cifuentes ex diputado y ex ministro de trabajo del gobierno de Álvaro Arzú del PAN en 1997.

Esta es una alianza que vincula a dos partidos que son producto de intentos partidarios de aglutinar a las expresiones de derecha tras la llamada apertura democrática, el PAN y el FRG; el primero un intento de aglutinar las expresiones tradicionales de la oligarquía como ya se dijo, y el segundo las burguesías emergentes; hoy no son más cono expresiones venidas a menos.

Otra expresión más es la que postula nuevamente a la ex primera dama del gobierno de Colom, Sandra Torres y al pastor evangélico –situación que es prohibida por la ley electoral pero no es la primera vez que se da- Romero Guerra para la vice presidencia. Esto después de una dura lucha con la facción que formó VOS por la ficha electoral del partido UNE, que al final el gobierno y los grupos de poder ligados a Alejandro Giammattei por medio del control que tienen dentro del TSE le entregaron a Torres ese partido, esto bajo la lógica de que esta candidata genera un anti voto que es instrumentado a favor de partidos de derecha, tal como sucedió en las elecciones de 2019 cuando llegó al gobierno Giammattei,

Otra candidatura importante es la de Edmund Mulet, que realiza un segundo intento por ser presidente, ahora con el partido Cabal hecho ad hoc para su candidatura pues en las elecciones pasadas fue postulado por el Partido Humanista, cuyos diputados en esta legislatura se desligaron de este y postulan al diputado por ese partido, Rudio Lecsan Mérida, ex director de la Policía Nacional Civil, como candidato presidencial. Lo que tienen en común es que estas expresiones provienen del extinto FRG; Mulet fue diputado y presidente del Congreso por ese partido en los noventas y recordemos está señalado de adopciones ilegales durante los gobiernos militares; el candidato vicepresidencial de Cabal es el diplomático Máximo Santa Cruz.

Faltará por ver otras expresiones de la derecha ligadas a facciones burguesas como el partido Visión con Valores (que usa un discurso fundamentalista evangélico) y fue el partido que intento postular a Ríos Sosa en las elecciones pasadas, hecho denegado por anti constitucional. Así como el partido Compromiso, Renovación y Orden que provienen de la GANA y ha expresado un accionar dizque ético de los grupos de poder burgués anti corrupción, en la actual legislatura.

Contra el creciente endurecimiento del régimen político, frente único obrero y popular

Los gobiernos en Guatemala desde la firma de la paz han cambiado, pero la naturaleza del régimen político conservador y neoliberal no ha cambiado, a final reflejo del modelo capitalista contrarrevolucionario.  La crisis global capitalista, los efectos destructivos sobre la economía del istmo centroamericano como la migración, la miseria, las pandillas etc., han hecho reaccionar a los grupos de poder hacia un endurecimiento del régimen político ahora cada vez más dictatorial.  

Consideramos que urge la articulación a partir de un frente único de organizaciones campesinas, obreras, indígenas, estudiantiles, de mujeres, de las diversidades sexuales, ambientales y populares para hacerle frente a ese escenario represivo y exigirles a los partidos de izquierda que sus candidaturas reflejen las luchas sociales organizadas.

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