Carmen María Torrebiarte, presidente del CACIF

 

Por Armando Tezucún

La decisión del gobierno de Bernardo Arévalo, de incrementar los salarios mínimos en un 10% para 2025, sin duda ha contrariado a un sector del bloque burgués que sostuvo buena relación y comunicación con el ejecutivo a lo largo de 2024. La propuesta de las organizaciones empresariales en la Comisión Nacional del Salario Mínimo se situó muy lejos de la decisión presidencial, un 3% de aumento para la región 1 y un 1.5% para la región 2.

El descontento lo expresó claramente la nueva presidente del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (Cacif), Carmen María Torrebiarte, al declarar que la política de salario mínimo de Arévalo “es un poco contradictoria” … “Él hablaba de atracción, de inversión, de generación de empleo y de alguna manera, esa política de salario viene a complicarlo, porque al final del día, estamos compitiendo con otros países vecinos” (Soy502 08/01/2025). Torrebiarte afirmó que esta política de incremento salarial, unida a otras carencias del país, como infraestructura o elevados impuestos, le resta competitividad al país (Íbid). La lideresa empresarial no pudo ser más clara y sincera al expresar que la cacareada creación de empleo y atracción de inversión que la burguesía plantea, se basa en la explotación de la mano de obra mediante bajos salarios y condiciones deplorables de trabajo.

Una de las cámaras que integran en Cacif, la Cámara del Agro, realizó un sondeo interno entre sus agremiados sobre la precepción del primer año de gobierno de Arévalo; el resultado fue que un 88.10% de los miembros calificó como “mala” la gestión del gobierno; más del 90% no estuvo de acuerdo con las políticas de apoyo al sector agrario, y opinó que la prioridad debe ser la infraestructura, la red vial, modernización de los puertos y resolver los problemas que hay en los aeropuertos. Carla Caballeros, directora de la Cámara del Agro, opinó que el aumento en el salario mínimos agrandará la informalidad laboral en el campo.

La molestia del Cacif se manifestó también en una acción de inconstitucionalidad parcial que presentó ante la Corte de Constitucionalidad (CC) contra el presupuesto de gastos del Estado para el presente año. La impugnación, presentada el 6 de enero, fue contra los artículos 118, 130, 135 y 137, que se refieren ampliaciones presupuestarias que afectarían la atención de emergencias por calamidades, a las clases pasivas, a los acuerdos de apoyo a veteranos militares, y transferencias de los Consejos Departamentales de Desarrollo para ejecución de obras. La esencia del argumento de la organización empresarial es que las ampliaciones no pueden quedar contempladas en el propio presupuesto, sino que deben ser posteriores a la aprobación del presupuesto y que es el Congreso de la República el que debe aprobarlas.

El 30 de enero, la CC suspendió provisionalmente los artículos impugnados por el Cacif, obligando al Ministerio de Finanzas a preparar una solicitud de ampliación presupuestaria que presentará al Congreso.

La llegada a Guatemala del emisario del nuevo gobierno imperialista de Donal Trump, el secretario de Estado Marco Rubio, cambió rápidamente la actitud del empresariado organizado. Diligentemente, las cámaras empresariales buscaron una reunión con Rubio, que no lograron, solamente pudieron reunirse con funcionarios de la embajada estadounidense previo a la llegada del emisario. En un comunicado del 4 de febrero, las organizaciones de la burguesía expresaron: “Reiteramos nuestra disposición de trabajar en conjunto con el sector público para convertir a Guatemala en un destino atractivo para la inversión, promoviendo el crecimiento económico y el bienestar de los guatemaltecos” … “instamos a las autoridades a dejar atrás las diferencias políticas y enfocarse en mejorar las condiciones de vida de los guatemaltecos…” (La Hora 04/02/2025).

Doblando reverentemente la espalda ante el emisario del imperialismo, la burguesía ahora, ante la inminente llegada de decenas de miles de migrantes retornados, promete planes de creación de empleo, atracción de inversiones, capacitación laboral para los migrantes, reinserción laboral, bolsas y ferias de empleo, y todas las cosas cuya inexistencia provocó que los trabajadores guatemaltecos optaran por migrar al norte. Y ahora la burguesía pretende sacarse todo eso de la manga, cuando el modelo de capitalismo que ha creado es el que impulsó la enorme migración de mano de obra.

Proponemos a los compañeros de las centrales sindicales que se acerquen a los migrantes retornados para iniciar su organización, para que estén preparados para los deficientes planes que para ellos tendrán el gobierno y los empresarios.

 

 

Por Marcos Galicia

Vale la pena recordar y traer a la memoria el Levantamiento Popular del año 2023 en donde los pueblos indígenas lideraron una serie de protestas en defensa de la democracia, que estaba en riesgo debido a la persecución y criminalización del Ministerio Público -MP- de Consuelo Porras y sus aliados. Así como en esa ocasión logramos converger en las calles distintos sectores y organizaciones, nuevamente, el sector estudiantil y el sector sindicalista convergen en las calles el 15 de enero del presente año para denunciar las falencias de este gobierno:

El actual gobierno es producto de la movilización popular de octubre de 2023, y a doce meses de que el pueblo evitara que el MP robara las elecciones -aunque las papeletas electorales siguen secuestradas- es necesario hacer un balance de lo que se ha hecho bien y lo que no desde la visión de los sectores sindicalistas y estudiantiles.

La guerra judicial o “lawfare” sigue vigente contra estudiantes, docentes, trabajadores y otros sectores que se pronunciaron frente al fraude electoral del año 2022, en donde las mafias del país impusieron a Walter Mazariegos como rector de la Universidad de San Carlos de Guatemala -USAC- e incluso, hay miembros del movimiento Semilla que fueron perseguidos por el caso USAC. Buena parte del descontento de la población hacia Arévalo y su gobierno ha sido que no ha logrado expulsar a Consuelo Porras del MP y que eso mantiene en vigencia esta persecución injusta.

Es necesario comprender que la lucha anticorrupción no es tarea fácil, después de haber sobrevivido a los dos últimos gobiernos, no es de extrañarse que las estructuras criminales que se han enquistado en el Estado, luchen por sobrevivir. Y es en ese sentido que las principales figuras de la corrupción solo saldrán de sus cargos por medio de la movilización popular, pero Arévalo y compañía no han querido convocar nuevamente.

Pero para convocar a movilizaciones populares es necesario, primero, atender las demandas populares. Entre dichas demandas encontramos al sector sindical que demanda lo siguiente en un comunicado en conjunto con estudiantes universitarios: no permitir la injerencia del sector privado en los precios de la canasta básica, evitar el trato preferencial hacia los empleadores en la aplicación de la justicia laboral, la protección del gremio -especialmente en las municipalidades- y, por último, mantener el diálogo social con los sectores obreros/trabajadores.

A pesar de que estas son solamente algunas de las demandas también resonó el tema del aumento al salario mínimo que no fue lo mismo para todos los sectores y que, pese a que es el aumento más grande en muchos años, aún no es suficiente para cubrir la canasta básica. Pese a que el gobierno hace su mejor esfuerzo técnico para poner a funcionar un Estado formal institucional, debe dar el salto político y ser más combativo en la lucha anticorrupción.

Pero dentro de los reclamos estudiantiles también está la decepción hacia la política exterior servil y entreguista por parte de este gobierno, específicamente en lo siguiente: la falta de solidaridad para Palestina que vive el genocidio sionista y, por otro lado, las concesiones mineras a empresas de origen europeo o estadounidense, que en otros artículos exponemos acerca del riesgo de los proyectos extractivos para la sociedad guatemalteca y su impacto en los ecosistemas.

Y la lista es larga, pero no podemos dejar pasar el aumento salarial a los diputados, que fue un aumento sin justificación técnica y en una cantidad desmedida. Estas malas decisiones podrían eventualmente aislar a este gobierno, dejándolo vulnerable, aún más, a los ataques del MP y sus acusaciones en medio de la nueva era Trump, donde estos grupos corruptos de poder buscan cobija en el nuevo mandatario y en el Partido Republicano estadounidense para expulsar a Arévalo del poder y comenzar una represión brutal para evitar que el pueblo nuevamente se levante.

Si Arévalo y compañía, siguen depositando su mayor confianza en la comunidad internacional y sectores de la burguesía nacional, e ignorando las demandas y peticiones de los sectores organizadores y población en general, podrían quedarse solos sin la capacidad para resistir los siguientes ataques del MP y de la oposición que tienen replegada en todo el aparato del Estado. Esto acarrearía una grave crisis sin precedentes y habrá factura -consecuencias- contra todo aquel que fue incómodo para la oligarquía y sus vasallos. Se avecina otra tormenta política para el país. La iniciativa la deben tomar las organizaciones sindicales, estudiantiles y populares, y organizarse en una coordinadora para sacar a las estructuras corruptas mediante la lucha en las calles, dejando atrás toda confianza y esperanza en el gobierno burgués de Arévalo.

Por Armando Tezucún

Tal como había sido anticipado, el 22 de diciembre, en un mensaje pregrabado, el presidente Bernardo Arévalo, acompañado de la ministra de trabajo Miriam Roquel, anunció un incremento de los salarios mínimos del 10% para el año 2025. Lo que no estaba anticipado es que, para las actividades de exportación y maquila, el aumento será menor, alcanzando solo el 6%. Según el mensaje, al no haberse dado un acuerdo entre los sectores representados en el Comisión Nacional del Salario (empresarios, trabajadores y gobierno), el presidente tomó la decisión en base a análisis de informes del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social y el Banco de Guatemala (la banca central del país). De esta manera, se tomó en cuenta la evolución de la inflación, el mercado laboral y el producto interno bruto (PIB) de 2024, que creció un 3.7%.

Así pues, los nuevos salarios mínimos, que entrarán en vigencia el 1 de enero de 2025, quedaron de la siguiente manera:

Para la circunscripción económica 1 (el departamento de Guatemala), los salarios mensuales serán, (incluyendo el bono-incentivo de Q 250): para las actividades agrícolas Q 3,843.50 (unos US$ 499.15 a la tasa de cambio del 29 de diciembre); para las actividades no agrícolas, Q 3,973 (unos US$ 516); para las actividades de maquila y exportación Q 3,651 (unos US$ 474).

Para la circunscripción económica 2 (el resto de departamentos del país), serán: para las actividades agrícolas, Q 3,686 (unos US$ 478.7); para actividades no agrícolas, Q 3,880.6 (unos US$ 504); y para actividades de exportación y maquila, Q 3,464 (unos US$ 450).

La decisión del presidente Arévalo estuvo lejos de la propuesta inicial de las centrales sindicales, que planteaban un incremento de más del 70% en todas las categorías, para unificar todos los salarios en Q 200 diarios, llegando a Q 6,000 mensuales (casi US$ 780). La propuesta de los compañeros sindicalistas trataba de que los salarios mínimos se acercaran a cubrir las necesidades alimentarias y de pago de servicios de las familias trabajadoras; esto si tomamos en cuenta que, para el mes de noviembre, la canasta básica ampliada (que cubre alimentación y pago de servicios) ascendió a Q 10,806 (US$ 1,403,37) en el área urbana, y a Q 6,793.75 (US$ 882.3) en el área rural, para familias de 5 miembros. Estos son datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística. Los compañeros planteaban también la eliminación de las dos circunscripciones y de la diferenciación entre trabajo agrícola, no agrícola y de maquila/exportación. Todas estas categorías de salarios mínimos son artilugios para favorecer a los diferentes sectores de la burguesía, en especial a los poderosos oligopolios de exportación agrícola, como los azucareros, palmeros y a los maquileros.

Lamentablemente, los compañeros sindicalistas retrocedieron en su planteamiento, y aceptaron la propuesta del gobierno de un incremento del 10%, con el argumento de que sería el mayor aumento salarial de los últimos años. Aún no conocemos algún pronunciamiento oficial de los sindicatos sobre el decreto gubernamental de los nuevos salarios mínimos, en especial sobre la inesperada deferencia de Arévalo hacia los empresarios exportadores y maquileros, al haber otorgado un incremento menor a sus trabajadores.

La propuesta de los representantes de la burguesía en el seno de la Comisión del Salario Mínimo era de un mísero aumento del 3% en el departamento de Guatemala, y un más mísero aún 1.5% para el resto de departamentos.   

A pesar de que la burguesía exportadora reconoció que “afortunadamente el gobernante escuchó la recomendación” y no fue tan duro con este sector (Prensa Libre 24/12/2024), el conjunto del empresariado se rasgó las vestiduras y anunció la llegada del apocalipsis con los nuevos salarios mínimos. “Incrementar el salario mínimo sin criterios técnicos adecuados compromete el aparato productivo principal de Guatemala, representado por las micro, pequeñas y medianas empresas y la fuerza laboral trabajadora”, declaró la coordinadora de cámaras empresariales, CACIF (Ídem). La Cámara de Industria declaró “Solamente el 30% de los guatemaltecos trabaja en la economía formal y esta medida ocasionará que la cifra se reduzca, teniendo un impacto en los beneficios de un empleo formal para miles de guatemaltecos” (Ídem). Todas las cámaras empresariales pronosticaron incremento de precios e inflación como producto de los nuevos salarios mínimos.

Hacemos un llamado a los compañeros de las centrales sindicales a que se quiten la venda de los ojos y rompan con sus ilusiones sobre el gobierno de Arévalo y Semilla, que tuvo preferencias hacia los maquileros y exportadores, en detrimento de este sector de trabajadoras y trabajadores. Las dirigencias sindicales tienen la tarea de enfrentar las amenazas de los empresarios de aumentar los precios, exigiendo al gobierno que tome medidas de control de precios, creando almacenes populares con productos de primera necesidad a bajo costo en los centros de trabajo y barrios populares, en coordinación con organizaciones comunitarias. Los sindicatos deben luchar por nuevos pactos colectivos que contemplen aumentos salariales mayores que el decretado por el gobierno.

Por Marcos Galicia

En medio de luces y sombras se aprobaron en el Congreso de la República 4 reformas a la ley que regula a la Policía Nacional Civil (PNC). Cambios que recuerdan a los abusos contra los derechos humanos cometidos por la extinta Policía Nacional (PN) durante el conflicto armado. Precisamente para evitar que se repitan dichos abusos, se reformó a la PN durante los acuerdos de paz, y derivado de esa reforma se creó a la actual PNC.

Dentro del planteamiento de la lucha de clases, la policía ha sido, históricamente, el brazo armado modernizado de las élites. Guatemala no ha sido la excepción. Desde el PSOCA hemos denunciado los violentos desalojos a manos de la PNC y el ejército a favor de finqueros, terratenientes y empresas extractivistas -incluyendo hidroeléctricas-.

La primer reforma, y la que más preocupación ha generado, ha sido el artículo 60, el cual establece que “siempre que los integrantes de la PNC, en el ejercicio de sus funciones dentro del servicio y en el pleno cumplimiento del deber, deban utilizar sus armas de fuego y como consecuencia el agresor resultare herido o falleciere, se presumirá que ejecutaron un acto ordenado o permitido por la ley, en el ejercicio del cargo público que desempeñan, de la profesión a la que se dedican, de la autoridad que ejercen o de la ayuda que presten a la justicia”.

Desde sectores indígenas y campesinos se denunció que esta modificación blindaría a la policía quitándoles toda responsabilidad en caso de que hagan uso de armas letales para reprimir desde delincuentes hasta población civil. Hay momentos de la historia reciente que nos demuestran que la policía ha utilizado la letalidad para imponer el actual sistema económico y social que empobrece a la mayoría de la población, principalmente a los pueblos indígenas y campesinos, a quienes se les despoja de sus territorios.

Tal es el caso de las represiones del 21N en 2020 en donde la población se manifestó en contra del presupuesto nacional del año 2021, en donde el expresidente Alejandro Giammattei y su régimen se recetaron un presupuesto que iba destinado a la corrupción. Durante esa manifestación hubo uso excesivo de la fuerza policial, que dejó a personas con lesiones graves en los ojos y a otras detenidas injustificadamente. Pero la represión en las áreas rurales es mucho más brutal, como los desalojos contra comunidades indígenas en los departamentos de Izabal, Alta Verapaz, Huehuetenango, entre otros.

Esta modificación representa una gran amenaza para el país ¿por qué? Si Consuelo Porras y su camarilla logran expulsar al gobierno de Movimiento Semilla, será un momento de represión y persecución más amplio. Y si no fuere ese el caso, el retorno de una derecha extrema al país después de este periodo presidencial también podría aprovecharse de esta modificación para reprimir toda protesta o manifestación.

El otro artículo es el 10 en su inciso b: que establece que la PNC podrá “investigar la comisión de hechos constitutivos de delitos o faltas e informar al MP sobre el curso de investigación por iniciativa propia, denuncia o a requerimiento del MP”. Curiosamente esto fue muy mal visto por el Ministerio Público y la oposición del ex partido oficial VAMOS. Luego tenemos la adquisición de cámaras para policías para que se pueda grabar qué hacen durante el tiempo que estén en funciones, pero esto solo aplica para los policías de a pie y excluye a los medios y altos mandos, que tampoco están exentos de corromperse.

Y, por último, está el aumento salarial con un bono para la PNC. El aumento salarial, sumado al bono de mil quetzales, es un pequeño avance, pero sigue siendo poco frente a una canasta básica que casi duplica el salario mínimo. Este esfuerzo por dignificar el trabajo policial es algo que fue bien recibido por dicha institución y otros sectores vinculados a la prevención de las violencias. Existen testimonios que relatan que la precariedad salarial de la PNC propicia actos de corrupción y soborno, este paso podría ser un experimento que podría salir mal porque esto va adjunto a la reestructuración de la PNC con reformas en donde se concentra aún más el poder en los altos mandos.

Cabe mencionar que estas reformas forman parte de acuerdos políticos entre el gobierno oficial de Semilla y la oposición para garantizar maniobrabilidad política y gobernanza en medio del descontento de la población, que tenía muy altas expectativas para este nuevo gobierno. Nuevamente los acuerdos excluyen a las clases trabajadoras y campesinas y demuestran el carácter burgués del gobierno, que no desafían a la oligarquía si no que se acomoda al status quo.

Por Leonardo Ixim

Los juicios contra personajes involucrados en prácticas represivas en la guerra interna se encuentra en un dilema, en lo que respecta a  ex militares responsables por graves violaciones a los derechos humanos en el marco contra población civil desarmada.

En el contexto que se están llevando a cabo, partimos os procesos de justicia transicional están agotados, esto tanto al hecho que no existe una movilización en torno a la exigencia por verdad y justicia; como por el hecho que tales juicios se están llevando en un sistema de justicia controlado por fuerzas que provienen de la contrainsurgencia desde la década de los 90s del siglo pasado.

La justicia transicional generó  esperanzas para las víctimas de que durante el régimen político que se conformó tras la firma de la paz entre el Estado y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG ) y la implementación de los Acuerdos de Paz, se iba lograr la democratización del Estado burgués. Sin embargo, esa implementación no solo fue limitada, sino tampoco tenía como horizonte esa transformación.

Uno de los casos es por genocidio contra el pueblo maya ixil contra Benedicto Lucas García en 1981 que era jefe del Estado Mayor Conjunto y inicio una serie de campañas militares en el occidente del país para la recuperación territorial contra zonas bajo algún tipo de control de parte del Ejército Guerrillero de los Pobres, integrante del otrora frente político-militar 

Esto a raíz que los magistrados de la Sala Primera de Apelaciones Marco Tulio Pérez Lemus, Jorge Emilio Morales Quezada, presididos por la magistrada Miriam Regina Brolo Salazar de Córdova, con su resolución del 28 de noviembre de 2024, ordenaron que el Tribunal Primero de Sentencia Penal por procesos de Mayor Riesgo grupo A, detenga la fase final del juicio al general retirado (Notas de Coyuntura por El Observador, 03/12/2024)

Esto porque según El Observador citando a la Asociación para la Justicia y la Reconciliación evitaron la sentencia que estaba por emitirse por la comisión de genocidio y la responsabilidad directa 19 masacres, desaparición forzada, tortura y violación sexual ha 1800 víctimas menciona esta asociación (Ídem).

Los acusados fueron además de Benedicto Lucas,  César Octavio Noguera Argueta (fallecido durante el juicio, en enero de 2020) y Manuel Antonio Callejas y Callejas (apartado del caso por motivos de salud, en enero de 2024). Los dos últimos fueron condenados en el 2018 por la desaparición forzada del niño Marco Antonio Molina Theissen y la detención y violación sexual de su hermana Emma Guadalupe.

Por otro lado otro caso es el de la desaparición forzada de la base militar de Coban – al norte del país- ahora denominada CREOMPAZ . Sobre este caso la Sala Segunda de Mayor Riesgo, integrada por los magistrados Miguel Enrique Catalán, Eva Recinos y Jaime Amílcar González Dávila, emitió un fallo que anula, desde su inicio, lo actuado en el caso y también las órdenes de captura emitidas en contra de los militares, la prisión preventiva en su contra y la apertura de juicio (Prensa Comunitaria 05/11/24).

Aquí nuevamente es beneficiado Lucas García, junto a Raúl Dahesa Oliva quien era jefe de esa base cuando ocurrieron los hechos, y otros militares como Carlos Garavito, Cesar Cabrera, Byron Barrientos quien fue ministro de gobernación, Edgar Ovalle ex diputado del desaparecido FCN Nación que llevo a Jimmy Morales a la presidencia y otros. Ante eso la Asociación de Familiares Desaparecidos de Guatemala (FAMDEGUA) apelo la decisión.

De igual forma la Corte de Constitucionalidad avalo la resolución del Juzgado de Mayor Riesgo B que anulo las órdenes de captura contra Tarso de León Maldonado y Edgar Eugenio Méndez, ex agentes del cuerpo de detectives de la desaparecida Policía Nacional y miembros encubiertos de la inteligencia militar, por el caso Diario Militar, que fue un operativo en el ámbito urbano contra miembros del Partido Guatemalteco del Trabajo, en 1984.

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