Por Armando Tezucún

Finalmente, el Congreso de la República cumplió con la elección de nuevos magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSA) y de Corte de Apelaciones (CA), el 3 y el 8 de octubre, respectivamente. Esto disipó las dudas de que nuevamente se dieran atrasos en el proceso, a causa de maniobras provocadas por operadores de estructuras corruptas interesadas en impedir la elección, como sucedió en 2019. Los presidentes de las comisiones de postulación, encargadas de proponer los candidatos a magistrados, entregaron al legislativo los listados el 23 de septiembre; finalizado el proceso de elección, el 13 de octubre tomaron posesión los nuevos magistrados de las cortes para el período 2024 – 2029.

Al arribar los listados al Congreso, de inmediato iniciaron las negociaciones entre las diferentes corrientes y fracciones de los diputados, para lograr acuerdos en el apoyo que se brindaría a los candidatos a magistrados. En el caso de la CSJ, debían ser electos 13 magistrados, entre 26 candidatos; para la CA había 314 aspirantes, entre los cuales el Congreso debía elegir 156 magistrados titulares y 104 suplentes. Para resultar electos, los candidatos debían contar con un mínimo de 81 votos.

Tres grupos negociaron los listados, uno de ellos liderado por el diputado Luis Aguirre, del partido Cabal; otro liderado por Adim Maldonado, de la Unidad Nacional de la Esperanza; y el otro encabezado por el expresidente del Congreso durante el gobierno de Alejandro Giammattei, Allan Rodríguez, del partido Vamos. Los diputados oficialistas de Semilla tuvieron que consensuar sus candidatos con bancadas afines, evitando negociar con la oposición de extrema derecha, encabezada por Rodríguez.

En el caso de la elección a la CSJ, tres magistrados de la actual corte fueron reelectos, y el resto eran magistrados de Cortes de Apelaciones, que ahora pasan a la CSJ. La apreciación de los resultados varía según que se exprese. Para el jefe de la bancada de Semilla, Samuel Pérez, el resultado fue satisfactorio: “Me parece que hay una Corte Suprema de Justicia suficientemente independiente, con un mandato del Congreso que tiene representación y legitimidad mayoritaria, para detener la criminalización y persecución política…” (PlazaPública 07/10/2024), esto a pesar de que tres candidatos del oficialismo fueron sacados del listado en negociación para incluir a candidatos de la derecha. Esto contrasta con el entusiasmo de Allan Rodríguez y sus aliados de extrema derecha, que aplaudían y vitoreaban cuando eran electos sus candidatos, que también eran votados por Semilla. En el extremo se colocan otros personajes, como Ana María Méndez, de Wola, la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos, quien declaró: “Ganaron el pulso las mafias. El control de las cortes será clave para garantizar impunidad y seguir criminalizando a Semilla y a cualquier voz crítica del Pacto de Corruptos. Un trago amargo para Bernardo Arévalo” (Ídem). O un grupo de líderes indígenas que observaron presencialmente la elección, señalando que se dio de forma poco transparente, y calificaron el sistema de elección de obsoleto.

Si bien los candidatos más cercanos al Ministerio Público y la fiscal general Porras no obtuvieron ninguna magistratura, la mayoría de candidatos electos están vinculados a operadores con manipularon las elecciones a las cortes en 2019, y a actores que ejercen influencias para mantener la impunidad y la corrupción en los organismos de justicia. Entre ellos están los empresarios Gustavo Alejos y Gustavo López Villatoro, el magistrado Wilber Castellanos, el presidente de la Corte de Constitucionalidad Néster Vásquez y el exrector de la Universidad de San Carlos, Estuardo Gálvez. Siete de los nuevos magistrados están vinculados de alguna manera a estos personajes (ver El Observador, 04/10/2024).

Lo mismo sucedió con la elección de magistrados a Cortes de Apelación el 8 de octubre. La mayoría de magistrados, los reelectos y los nuevos, responden a los intereses de Vásquez o Gálvez. El elevado número de votos obtenidos por los candidatos, entre los 160 diputados, indica que hubo un consenso entre las bancadas mayoritarias, Vamos (39 diputados), UNE (28 diputados) y Semilla (23 diputados). Los diputados oficialistas tendrán que rendir cuentas de por qué votaron por candidatos vinculados a las mafias.

El podrido sistema de comisiones de postulación nuevamente ha fracasado en elegir cortes de justicia con magistrados honestos y probos. Por ello urge una reforma constitucional que ponga la elección de jueces y magistrados en manos de la población trabajadora, a través de elecciones libres y democráticas de los funcionarios de justicia, para cortar la corrupción e impunidad reinantes en las cortes.   

 

Por Leonardo Ixim

En los últimos días ha habido importantes movilizaciones de trabajadores de la administración pública, como salubristas, enfermeras y universitarios, que refleja un descontento por abajo sobre la situación económica.

Mientras por arriba hay una batalla a nivel superestructural en el proceso de selección de cortes entre candidatos vinculados a las mafias ligadas a los sectores conservadores y otros de orientación democrática, el cual es la apuesta del gobierno del Movimiento Semilla. Por abajo la presión económica obliga a las dirigencias sindicales a moverse.

Primero fue el Sindicato de Empleados del San Juan de Dios conformado por salubristas del sistema nacional de salud pública que realizaron una movilización de la sede del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social al occidente de la capital, al centro capitalino a la casa de gobierno.

Este sindicato había tenido un perfil bajo durante el actual gobierno, pues en los últimos años durante el gobierno de Giammattei se había movilizado exigido equipo de protección en el marco de la pandemia, descansos para trabajadoras embarazadas, mejoras salariales y traslado de plazas temporales a permanentes, en lo que se denomina renglón 011. Sobre esto último había el compromiso de diputados de la legislación pasada para presionar a las autoridades de salud del anterior gobierno.

Durante las elecciones parte de su dirigencia apoyó a la UNE un partido burgués enemigo de los trabajadores en parte por las promesas de los legisladores de esa bancada y en parte por intereses personales de algunos dirigentes en candidaturas.

Nuevamente se movilizan con un petitorio justo por las calles a lo cual saludamos y porque a diferencia de otros sindicatos no están peleando por control en cargos públicos como el STEG en educación, aunque concordamos en la defensa del pacto colectivo y su renovación para los docentes, algo que debe ser discutido en asamblea públicas de ese sindicato.

De igual forma Sindicato Nacional de Enfermería de Guatemala realizó un plantón en frente de la casa presidencial exigiendo reclasificación para técnico(a)s y licenciado(a)s en sistema público de salud. Además de mejoras salariales para este segmento de trabajadores.

Lo cual evidencia junto a las exigencias del sindicato de salubristas, sobre  las condiciones paupérrimas en que trabajan los empleados de salud, en algunos casos ganando menos del salario mínimo. Además de la poca inversión en que se encuentra la salud pública y que este gobierno ha prometido mejorar, centrándose en medidas anticorrupción pero sin decir nada de la necesidad de mejorar los ingresos fiscales.

Por último, también se han realizado movilizaciones y asambleas de parte del Sindicato de Trabajadores de la Universidad de San Carlos (STUSC), en el campus central de la U. Aunque la causa inmediata fue que la administración central se negó a dar el feriado correspondiente al 15 de septiembre que se conmemora la independencia, tal como establece el Pacto de Condiciones Laborales entre este sindicato y autoridades universitarias, realizándose una asamblea el jueves 11 donde fue abucheado el secretario académico de la USAC y achichincle del mafioso de Walter Mazareigos, las y los trabajadores y docentes se tomaron de hecho el feriado el día siguiente.

El fondo es que la negociación de ese pacto lleva desde el 2015, al cual el STUSC ha realizado acciones legales para encaminar a una huelga, el juzgado de trabajo que lleva el caso ha dado largas. Aquí hay una visión burocrática de parte de las últimas dirigencias de ese sindicato,  pero también un temor de parte de las bases a realizar una huelga salvaje, sin el aval legal.

Otra cuestión de fondo ha sido la desmovilización que la administración está ocasionando contra trabajadores, con amenazas de despidos y algunos casos con despidos ilegales por haber apoyado la lucha democrática contra el fraude electoral de Mazareigos. Pues en los meses de esa lucha se conformaron asambleas de trabajadores en distintas unidades académicas -pese a que la universidad no tenía actividades presenciales- que junto a la dirigencia sindical apoyaron las acciones estudiantiles.

Estas luchas demuestran lo que siempre hemos planteado, la necesidad del frente único de organizaciones populares, como sindicatos, federaciones y centrales, juntos a organizaciones campesinas, asociaciones y grupos políticos estudiantiles, autoridades indígenas y comunitarias, etc, en lucha por una serie de reivindicaciones hacia el gobierno actual que pese a las ilusiones de muchos de estos organismos, está amarrado con facciones burguesas y de la oligarquía.

Por Armando Tezucún

Durante la primera semana de febrero se instalaron las Comisiones Paritarias de Salarios Mínimos, que deberán discutir y presentar propuestas sobre los salarios mínimos que regirán en el año 2025. Estas comisiones son tripartitas, es decir, están integradas por representantes del gobierno, de los sindicatos de trabajadores y de las organizaciones de empresarios. Los acuerdos a los que lleguen estas comisiones debían ser trasladados a la Comisión Nacional de Salario (CNS) el 15 de septiembre.

Desde que fue creado el Código de Trabajo de Guatemala en 1947, se estableció una diferencia entre el salario mínimo para actividades agrícolas y no agrícolas, en detrimento de los trabajadores del campo. En 2008 el entonces presidente Álvaro Colom decidió crear otra categoría, más baja que las otras dos, para salarios de actividades de exportación y maquila, con la obvia intención de favorecer a los empresarios exportadores y maquileros. En 2021 el presidente Alejandro Giammattei agregó otra diferenciación, creando dos “Circunscripciones Económicas”, la CE1, que corresponde al departamento de Guatemala, y la CE2, que corresponde al resto de departamentos del país; esta nueva clasificación cobró vigencia en 2023, fijándose salarios mínimos más elevados para la CE1.

De esta manera, existen seis comisiones paritarias, tres para la CE1 y tres para la CE2, que corresponden a actividades agrícola, no agrícola y de exportación y maquila, respectivamente. En diciembre de 2023, al no haber un acuerdo en las comisiones paritarias sobre los nuevos salarios mínimos, el entonces presidente Giammattei decidió incrementar en un 6.6% los sueldos para la CE1 y en un 3.6 para la CE2.

El actual gobierno de Bernardo Arévalo, en el cual las centrales sindicales pusieron sus esperanzas desde que asumió su mandato, continuó con la injusta modalidad de salarios diferenciados por actividad económica y circunscripciones. Esto levantó dudas entre los sindicatos; según declaraciones del dirigente sindical Francisco Mendoza: “Cuando escuchamos el discurso de las nuevas autoridades que hablan de justicia social, esperaríamos que haya cambios y no se establezcan regiones, porque lo que se va a hacer es tener salarios menores en algunas áreas” … “talvez nos estamos anticipando a algunas cosas, pero con este marco de referencia no creo que vayan a haber muchas cosas buenas para los trabajadores en particular” (Prensa Libre 13/02/2024). En cambio, el representante de los empresarios, Guido Ricci, se manifestó de acuerdo con las circunscripciones, insinuando que se debería crear otras (Idem).

Al vencer el plazo en que las comisiones debían presentar sus propuestas a la CNS, al igual que ha sucedido desde hace años, no hubo acuerdos entre los representantes de los trabajadores y los de los empresarios. Las propuestas de los capitalistas en las comisiones oscilaron entre cero aumento y un aumento de Q 200 en la comisión de exportación y maquila.

En cambio, las principales centrales sindicales, agrupadas en el Movimiento Sindical y Popular Autónomo Guatemalteco y los Sindicatos Globales de Guatemala, convocaron a una conferencia de prensa y publicaron un extenso comunicado dando a conocer su postura. En sus declaraciones los compañeros denunciaron los bajísimos salarios de los trabajadores del campo, el nivel de pobreza que afecta a la población según cifras oficiales (56%, incluyendo 16.2% de pobreza extrema), los salarios diferenciados y las circunscripciones económicas, el trabajo a tiempo parcial, el trabajo por productividad, la situación discriminatoria del trabajo de las mujeres y otras situaciones. Los compañeros demandan al presidente Arévalo que derogue los acuerdos que crearon los salarios diferenciados por circunscripciones y actividad económica, y la nivelación de todos los salarios a Q 200 diarios, es decir Q 6 mil quetzales mensuales (U$ 780 dólares).

Arévalo tendrá que decidir el monto de los salarios mínimos para 2025, y entonces verificaremos si está del lado de los empresarios con los que ha hecho pactos y acuerdos, o del lado del pueblo trabajador. Apoyamos totalmente la propuesta de las centrales sindicales, de un radical incremento que cubra las necesidades de las familias trabajadoras. Sugerimos a los compañeros que gestionen la incorporación de una nueva disposición en los salarios: que se den incrementos automáticos de acuerdo al ritmo de la inflación, que podrían ser bimensuales o trimestrales; de esta manera, el alza en el precio de los alimentos, por ejemplo, no afectaría a los trabajadores.

  

Por Marcos Galicia

Ligia Hernández fue diputada del Movimiento Semilla durante el periodo anterior, pero debido a desacuerdos a lo interno del partido, declinó su participación para una segunda legislatura. Después de la sorpresiva victoria electoral de Semilla, y el tortuoso camino para la toma de posesión, Ligia fue elegida para ser la directora del Instituto de la Víctima. Este instituto debería ser el encargado de brindar asistencia y atención a las víctimas de delitos, apoyándoles en el acceso a la justicia y a recibir una reparación digna.

Antes de que Ligia fuera elegida para dirigir dicha institución, Alejandra Carrillo, exdiputada del infame Partido Patriota, fue la directora. Carrillo utilizó al instituto como un botín y bolsa de empleo para familiares y amigos de políticos y magistrados cuestionables (Prensa Comunitaria 7/02/2024). Carrillo también fue muy cercana a la exvicepresidenta Roxana Baldetti, fue nombrada por el expresidente Jimmy Morales y, por si fuera poco, también es esposa de Felipe Alejos, sancionado por la ley Magnitsky de Estados Unidos por corrupto y antidemocrático.

Fue difícil remover a Carrillo de dicho puesto debido a que el sistema de justicia (al servicio de las mafias) y la Corte de Constitucionalidad impidieron durante varios días que el presidente Bernardo Arévalo la removiera del cargo. Finalmente, después de una larga batalla legal, Carrillo fue destituida y Ligia fue nombrada directora.

Pero ocho meses después del cambio de gobierno, en medio de ataques antidemocráticos por parte del Ministerio Público, Ligia fue detenida debido al caso “Corrupción Semilla” (Prensa Libre 13/08/2024), en el que se le acusa de la comisión del delito de financiamiento electoral no registrado. Este es otro de los ataques de un Ministerio Público cooptado por Consuelo Porras -sancionada internacionalmente por corrupta y antidemocrática- en contra del gobierno actual.

El presidente condenó esta detención “…actores antidemocráticos atrincherados en el Ministerio Público buscan atacar instituciones democráticas y afectar la seguridad nacional”. El gobierno de los Estados Unidos de América también condenó el arresto de Ligia "Condenamos enérgicamente el arresto de Ligia Hernández, un ejemplo flagrante de la continua instrumentalización del sistema judicial por parte del Ministerio Público de Guatemala", escribió en X, Bryan Nichols, subsecretario de Estado para Asuntos del hemisferio occidental de Estados Unidos.

Entonces, no solamente en Guatemala se denuncia que el actual sistema de justicia se está utilizando para perseguir a quienes denuncian la corrupción y a quienes fueron electos democráticamente en las urnas y motivo por el cual, el año pasado, se manifestó un levantamiento popular en defensa de la democracia liderado por los pueblos indígenas y originarios del país, a  quienes, paradójicamente, poco les ha beneficiado la escasa democracia de Guatemala.

Ligia indicó en su cuenta de X que “Este desesperado ataque de la fiscalía no representa más que el deseo perverso de callar, oprimir, extinguir, todo intento por recuperar nuestro país que sigue capturado por un grupito de criminales”. Y todo esto ocurre en medio de las elecciones del sistema judicial en donde se elegirá a los magistrados/as de la Corte Suprema de Justicia y Cortes de Apelaciones.

Nuevamente este contexto invita a cuestionar al sistema de justicia del país y no solamente hacia quienes lo manejan y dirigen a favor de las mafias criminales y la oligarquía, sino que también su proceso de elección, porque evidentemente no hay personas probas y honradas en esos puestos y si los hubo, ahora se encuentran en el exilio. El llamado otra vez es para que se elijan a jueces y magistrados por voto popular, pues Guatemala ya demostró que cada vez más está despertando.

Las consignas democráticas comienzan a sonar y eso podría abrir paso a plantear una revolución socialista con un futuro más seguro y libre de persecución judicial de este tipo o también una propuesta de Estado Plurinacional a través de una Asamblea Plurinacional, Popular y Constituyente en el que se tome en cuenta los sistemas de justicia de los pueblos indígenas.

Por Leonardo Ixim

 El estructural problema de tenencia de la tierra, donde se mantiene una dinámica acaparadora por parte de grandes terratenientes, para aumentar sus siembras, industrialización y exportación de cultivos como la palma africana, caña de azúcar, banano y otros frutos, por un lado, o para la exploración y extracción de minería por el otro, se vuelve mas agudo.

 Eso ha generado, en lo que va de este gobierno, 20 desalojos de grupos campesinos en su mayoría de origen maya en el norte del país, donde la concentración de la tierra es mayor, pues muchos de estos grupos viven en tierras que fueron arrebatas hace más de un siglo – tras las reformas liberales de 1871 – quedando en algunos casos como colonos dependientes de los terratenientes.

Otras comunidades en otras partes del país padecen persecución por el derecho a la tierra, según Prensa Comunitaria la comunidad Nueva Esperanza, Barberena, Santa Rosa está acusada de usurpación agravada tipo penal que es usado para criminalizar al campesino. Este medio también denuncia que, en El Estor, Izabal, la empresa productora de palma africana Naturaceites amedrenta a campesinos mayas Keqchies de la comunidad Chapin Abajo por medio de hombres armados, esta comunidad esta cercada por las plantaciones de palma.

De igual forma en el municipio de Livingston de ese mismo departamento, según las Notas de Coyuntura de El Observador,  se intentó desalojar a la comunidad Keqchi de Rio Tabernal a orillas del lago de Izabal por orden de una jueza   de ese municipio, en dicho intento de desalojo se iba realizar con 500 policías, pero la jueza la suspendió al no tener transporte para las familias campesinas; en 2019 la comunidad indígena ocupo  la tierra propiedad de la familia Motta Vidauri, que se cree tiene interés de realizar exploraciones minera; las y los campesinos alegan que fueron despojados de esas tierras por esa familia finquera

El gobierno de Semilla por medio de la Comisión Presidencial para Paz y los Derechos Humanos emprendió una mesa de discusión con organizaciones campesinas, pero esto no ha parado la represión y el desalojo. Estos son acompañados de efectivos de la Policía Nacional Civil adscrita al Ministerio de Gobernación; el ministro por su parte aduce que son órdenes de juez, pero estas órdenes son ilegales, además de que se ventila en la justicia penal y no civil, donde los abogados al servicio de los terratenientes logran criminalizar a la clases campesina; pero por el otro ha habido desalojos extrajudiciales por medio de guardias privados de los dueños de las fincas, sin que la policía ni la Procuradora de los Derechos Humanos haga algo.

El Comité de Unidad Campesina (CUC) y el Comité Campesino del Altiplano (CCDA) que son parte de esa mesa montada por el gobierno, han denunciado esto atropellos y desalojos, amenazando con romper tal mesa, pero las ilusiones en el nuevo gobierno pesan más. Solo el Comité de Desarrollo Campesina (CODECA) que de hecho ya no se autodefinen como organización campesina sino como movimiento sociopolítico lo ha denunciado en una movilización que realizó en julio en la ciudad capital, además de denunciar el alto costo de la vida y los compromisos de Arévalo con sectores empresariales.

Por su parte el Movimiento Autónomo Sindical Guatemalteco (MASG) que aglutina a dos centrales sindicales y a varias federaciones sindicales, que tibiamente han exigido al gobierno y al Ministerio de Trabajo que cumpla con la legislación laboral, en materia de salarios, prestaciones, eliminar la terciarización, así como el control de los precios de la canasta básica, pesa más la ilusión que este gobierno detendrá el abuso patronal, en lugar a organizar a los trabajadores para luchar por sus demandas. En Guatemala el despotismo de la fábrica y la empresa es voraz y cuando se quiere formar sindicatos en la empresa privada son rápidamente destruidos por las patronales.

 En otro orden si bien se puede manejar representaciones en organismos como el Fondo de Tierras que es una instancia paritaria de lo queda de la institucionalidad de la paz para repartir tierras, esta no debe ser comparsa de los intereses terratenientes, sus representantes debe asumir las banderas de lucha de la clase campesina.

Es vital la organización obrera, campesina, comunitaria y popular, creando una frente de unidad de lucha con independencia del actual gobierno y que también denuncie las acciones golpistas del nuevo gobierno.

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